PAUTAS DE CONVIVENCIA DE LA POBLACIÓN MAYOR DE 55 AÑOS SEGÚN SU RELACIÓN CON LA ACTIVIDAD. Pau MIRET GAMUNDI. Pilar ZUERAS CASTILLO

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1 PAUTAS DE CONVIVENCIA DE LA POBLACIÓN MAYOR DE 55 AÑOS SEGÚN SU RELACIÓN CON LA ACTIVIDAD Pau MIRET GAMUNDI Centre d Estudis Demogràfics (CED), Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) pmiret@ced.uab.cat Pilar ZUERAS CASTILLO Centre d Estudis Demogràfics (CED), Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) pzueras@ced.uab.cat Resumen El hogar ha sido siempre una unidad para la obtención y distribución de recursos, tanto a nivel productivo como reproductivo. La crisis económica ha provocado un incremento del desempleo y mayores dificultades para acceder a una pensión en caso de que no se haya llegado a la edad normativa de jubilación o no se cuente con los suficientes años de cotización. Todo ello hace que los adultos mayores de 55 años, otrora garantía de protección si era necesaria, ya no retengan esta función con la misma intensidad. Este trabajo se centra en los hogares en que algunos de sus miembros tiene más de 55 años utilizando los datos del censo de 2011: la muestra se compone de individuos enmarcados en hogares. El objeto de estudio es si estos hogares obtienen sus recursos a través del mercado de trabajo (con una ocupación laboral), mediante una pensión de jubilación, de ambas fuentes o de ninguna de ellas. Así descubrimos que un 39% de los hogares están compuestos sólo de pensionistas y en ellos residen un 25% de la población, y que le siguen en importancia numérica los hogares en que cohabitan pensionistas y otras personas que no son ni pensionistas ni están ocupadas: 16% de los hogares y 18% de la población. La importancia central de las pensiones de jubilación se completa con los hogares en que conviven pensionistas y ocupados (12% de hogares, 14% de la población) y aquellos que contienen los tres grupos que hemos establecido: 10% de hogares, 19% de la población. En general, entre los hogares con alguien de más de 55 años tres cuartas partes de la población reside con algún pensionista, así como más de la mitad lo hace con algún ocupado. Finalmente, un 4% de los hogares no obtienen recursos ni por ocupación ni por pensión, y en ellos residen un 5% de los individuos de la muestra. 766

2 Qué características tiene la población que convive en hogares con alguien mayor de 55 años en función de la fuente en que obtiene los recursos el individuo y los demás miembros del hogar? Palabras clave: adultos mayores; composición hogar; recursos 1. INTRODUCCIÓN Uno de los cimientos de la resiliencia ante la severa crisis económica que padecemos desde hace un lustro radica en la solidaridad familiar: suele ocurrir cuando el Estado se desentiende de algunas de las funciones protectoras para las que había sido diseñado. Aquí nos centraremos en un grupo poblacional que habitualmente es protagonista de esta solidaridad, a saber, los y las mayores de 55 años. Además, analizamos un mecanismo fundamental en el ejercicio de esta ayuda: la convivencia en el mismo hogar. De ahí la pregunta de investigación: Quién y de dónde se obtienen los recursos en los hogares con mayores de 55 años? Con todo, hay que decir que específicamente para este grupo poblacional, la presencia del Estado no parece que haya disminuido, sino que incluso se ha incrementado a través de las pensiones públicas de jubilación, y ello ha supuesto que la importancia de los recursos familiares, otrora fundamentales, pasen a un segundo término, e incluso que la población mayor haya pasado de receptora a donante de ayuda familiar. Para analizar todo ello utilizamos como fuentes de datos dos muestras censales realizadas por el Instituto Nacional de Estadística, la de 2001 y la de Sus amplias muestras es una de las ventajas de tratar con estas fuentes, constituyendo un inconveniente el hecho de que no es posible conocer quien está recibiendo una prestación de desocupación y con ello también aportan recursos al hogar: sólo identifica a quien está ocupado, por lo que se le supone un salario (aunque nada sabemos de su monto), o es pensionista, por lo que asumimos que dispone de una prestación pública (tampoco conocemos su alcance). Ello nos va a permitir evaluar la importancia de cada forma de captación de recursos considerados, así como la magnitud de los hogares en que nadie tiene empleo ni pensión REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA En la década de los noventa se ha venido observando un aumento de la proporción de convivencia en pareja entre las personas mayores, a lo que ha contribuido de manera importante las mejoras de supervivencia a edades avanzadas y el consiguiente retraso de la

3 eventual defunción de uno de los cónyuges (Tomassini et al., 2004). Igualmente, ha crecido la proporción de vida en solitario en detrimento de la convivencia con hijos, así como de la coresidencia con otras personas más allá de la propia pareja (Pérez Ortiz, 2006; Abellán et al., 2007), favorecida en este caso por las mejoras en las condiciones de vida de los adultos mayores y el mayor acceso a pensiones (López Doblas, 2005; Zueras y Miret, 2013). Por otro lado, la convivencia es uno de los principales mecanismos mediante los que se hace efectiva la solidaridad intergeneracional en los países meridionales, tanto en dirección ascendente como descendente (Albertini y Kohli 2013), y parece ser sensible a coyunturas económicas desfavorables (Isengard y Szydlik 2012), lo que podría reflejarse en las proporciones de convivencia entre los mayores de 55 años en el último censo analizado. En este sentido, el análisis de las pautas de convivencia de la población mayor de 55 años en función de su relación con la actividad nos permitirá entrever posibles mecanismos de solidaridad intergeneracional, así como intrageneracional en el seno de la pareja. El mercado laboral presenta una importante división por género en España y las trayectorias laborales de estas generaciones difieren sustancialmente entre hombres y mujeres (Garrido, 1992). La discontinuidad de las trayectorias laborales femeninas conlleva que, para aquellas que han participado del mercado laboral hasta una edad avanzada, la salida de la ocupación se produzca más tardíamente que entre los hombres, que han acumulado mayor tiempo de cotización lo que les permite gozar de la pensión contributiva a edades más tempranas (Radl, 2013). La edad de jubilación está asociada también al capital humano, siendo más tardía entre los que disponen de mayor nivel educativo (Garrido, 2005). Asimismo, las mujeres, que para estas generaciones han tenido un menor acceso a la educación y en especial a los niveles superiores, se han visto afectadas por las estructuras de oportunidad del mercado laboral (Radl, 2013), así como por la diferencia salarial de género, que se traduce en pensiones de menor monto para ellas que para ellos (Ginn y Arber, 1993) METODOLOGÍA La muestra censal de 2001 es directamente representativa de la población residente en España (no es necesario aplicar ponderadores). Se compone de personas en el seno de hogares, de los cuales un 99,9% se ubican en viviendas principales convencionales, es decir, no viven en alojamientos, viviendas secundarias o viviendas

4 colectivas. Para poder comparar los datos con el censo de 2011 se selecciona únicamente a la población que vive en viviendas principales convencionales, pues en la muestra censal de 2011 sólo se incluyen estas últimas. Además, se observará únicamente a quienes conviven con alguien mayor de 55 años, que en 2001 son un total de personas (de las cuales un 59% son mayores de 55 años), que viven en hogares. En comparación, la muestra censal de 2011 contiene información sobre personas enmarcadas en hogares, representativas de las personas residentes en España en el seno de hogares privados. La población mayor de 55 años en 2011 corresponde a un 27% del total de la población y se inscribe en un 46% del total de hogares. Clasificamos a un individuo en función de su situación personal y del tipo de hogar en que convive. A nivel individual, consideramos si se está ocupado, se es pensionista o no se encuentra en ninguna de estas dos categorías. Esperamos que en esta primera década del siglo XXI la pensión de jubilación se haya extendido fuertemente entre la población considerada, así como que también lo hayan hecho las tasas de ocupación, en especial entre la población femenina. De hecho, comprobamos que la situación de actividad de los varones mayores de 55 años ha variado ligeramente entre 2001 y 2011, pero la de las mujeres lo ha hecho sustancialmente. En definitiva, para juzgar los cambios acaecidos en España en la década que discurre entre las dos operaciones censales hay que considerar fundamentalmente la variable de género. Por ejemplo, los hombres pensionistas entre los 55 y los 65 años han descendido cinco puntos porcentuales, manteniéndose esta proporción a partir de los 60 años (la edad normativa en que se inician las prejubilaciones). También ha caído la proporción de ocupados entre los menores de 65 años. En conclusión, entre los varones ha crecido la proporción de mayores de 55 años que ni gozan de pensión ni tienen trabajo, es decir, que dependen de la ayuda familiar, un aumento de diez puntos porcentuales entre los hombres de 55 a 60 años, que va siendo menos sustantivo pasados los 60 años gracias a las prejubilaciones y que desaparece pasados los 65 años gracias a las jubilaciones. Es decir, tal como se advertía al principio, el incremento en los varones que dependen de la ayuda familiar se debe al descenso de las prejubilaciones entre los menores de 60 años y a la crisis del mercado de trabajo entre los 55 y los 64. En definitiva, la ayuda familiar llega donde la ayuda pública se retrae, pues la mayor precariedad masculina entre esta población se debe al paro entre los años, pero también a que este paro en la última etapa del 769

5 curso laboral se puede transformar cada vez menos en una pensión de jubilación, a causa de las restricciones legislativas al respecto. Pero el cambio ha sido mucho más profundo entre las mujeres, pues ha caído en 20 puntos porcentuales la proporción de las que no tienen ni pensión ni trabajo en el rango de edad 56-70, siendo esta distancia significativa a todas las edades, aunque menor cuanto mayor es la edad. Ello se debe al considerable incremento de las ocupadas a los años, al significativo aumento de las ocupadas y las pensionistas entre los 60 y los 64 años, y al mayor acceso a la pensión a partir de los 65 años, suponemos que gracias al mucho mayor acceso a la pensión de jubilación. Gráfico 1. Proporción de mayores de 55 años según su relación con la actividad y sexo ,00 90,00 80,00 70,00 60,00 50,00 40,00 30,00 20,00 10,00 0,00 100,00 90,00 80,00 70,00 60,00 50,00 40,00 30,00 20,00 10,00 0,00 hombres pensionistas, 2001 hombres pensionistas, hombres cupados,2001 hombres cupados, hombres ni ocupados ni pensionistas, 2001 hombres ni ocupados ni pensionistas, mujeres pensionistas, 2001 Mujeres pensionistas, mujeres ocupadas, 2001 mujeres ocupadas, mujeres ni ocupadas ni pensionistas, 2001 mujeres ni ocupadas ni pensionistas, Fuente: censos de 2001 y 2011 La segunda dimensión que consideramos es la estructura del hogar. La configuración de los hogares prácticamente no ha variado en la década observada (tabla 1), pues sólo se ha intercambiado la importancia de los hogares en que un mayor de 55 años reside en pareja con aquellos en que además de la pareja también residen sus hijos. Así, aquellos hogares con sólo una pareja han aumentado cinco puntos porcentuales, los mismos que han

6 disminuido los formados con una pareja más sus hijos (sin otras personas). Entre ambos suman el 52% de los hogares entre los mayores de 55 años: son, pues, mayoría. Lo mismo ha ocurrido con la población en el seno de estos hogares, incrementándose del 27 al 34% los que viven sólo con su pareja, y disminuyendo del 33 al 27% la población que convive en un núcleo formado por una pareja más hijos. En definitiva, la parte más voluminosa de los hogares con algún mayor de 55 años en su seno es la de los que conviven en pareja y, en consecuencia, comparten los recursos que obtienen entre los dos. En 2011 un 18% de los mayores de 55 años vivían solos, representando un 27% de los hogares; unos porcentajes que diez años antes eran del 16 y el 24% respectivamente. Una situación que imposibilitaba tanto el recibir como el prestar ayuda a nadie en el hogar. La monoparentalidad se ha mantenido prácticamente constante al inicio y final de esta primera década del siglo XXI, involucrando a un 10% de los hogares y de la población. Han decrecido aquellos hogares con 3 o más generaciones (del 9 al 6%) y se han mantenido los hogares complejos, no clasificados en ninguna de las categorías anteriores, en un 5%. Tabla 1. Tipo de hogar y población residente en función de su edad POBLACIÓN HOGARES mayores 55 años hasta 55 años total Sólo en pareja 28,87 34,02 36,55 42,67 12,88 16,97 26,87 33,80 Unipersonal 24,40 26,77 15,88 17,68 9,39 11,58 Pareja e hijos 23,33 18,24 26,21 20,77 41,63 38,52 32,51 26,89 Monoparental 9,81 9,89 7,04 7,36 11,69 13,96 8,94 9,64 3 o más generaciones 8,60 6,18 9,15 6,57 28,63 24,62 17,11 12,80 Otros (complejos) 5,00 4,90 5,18 4,95 5,16 5,94 5,17 5, Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 Fuente: censos de 2001 y RESULTADOS La combinación del tipo de hogar y la situación de actividad de las personas que lo componen nos permite una composición de cómo han variado las familias en que alguno de sus miembros tiene más de 55 años entre 2001 y 2011 en España. En los hogares unipersonales (tabla 2) el incremento más significativo ha sido en el colectivo de pensionistas, que ha caído seis puntos porcentuales entre los varones y tres puntos y medio entre las mujeres. Entre los primeros la caída se explica mitad y mitad por el incremento de la ocupación y el de las personas que ni están ocupadas ni reciben pensión alguna. Entre

7 las mujeres se explica exclusivamente por el incremento de la ocupación. En definitiva, en los hogares unipersonales entre los mayores de 55 años se percibe un aumento de la precariedad, que no se observa entre las mujeres gracias a su incorporación al mercado de trabajo. Tabla 2. Relación de actividad de los hogares unipersonales según sexo y año observado. HOMBRES variación (puntos porcentuales) Pensionistas 80,89 74,94-5,95 Ocupados 13,81 17,15 3,34 Ni ocupados ni pensionistas 5,29 7,91 2,62 Total 100,00 100,00 MUJERES variación (puntos porcentuales) Pensionistas 88,21 84,74-3,47 Ocupadas 4,56 8,34 3,78 Ni ocupadas ni pensionistas 7,23 6,92-0,32 Total 100,00 100,00 Fuente: censos de 2001 y 2011 Tabla 3. Relación de actividad de los miembros que viven en pareja, según sexo y año. variación HOMBRE MUJER (puntos porcentuales) pensionista pensionista 30,93 50,67 19,73 pensionista ocupada 3,11 6,93 3,82 pensionista ni una ni otra situación 49,97 23,18-26,79 ocupado pensionista 1,07 2,12 1,05 ocupado ocupada 3,33 6,31 2,98 ocupado ni una ni otra situación 7,12 5,86-1,26 ni una ni otra situación pensionista 1,58 1,19-0,40 ni una ni otra situación ocupado 0,42 1,35 0,93 ni una ni otra situación ni una ni otra situación 2,45 2,39-0, TOTAL 100,00 100,00 Fuente: censos de 2001 y 2011 Pero la parte más voluminosa de los hogares con mayores de 55 años en su seno es la de quienes viven en pareja y, en consecuencia, comparten los recursos que obtienen entre los dos (tabla 3). Aquí la caída más espectacular en esta década se ha dado en las parejas en que él era pensionista y ella no tenía ningún tipo de recursos provenientes del trabajo o pensión: esta proporción es 27 puntos porcentuales menor en 2011, lo que se explica fundamentalmente por el fuerte incremento de las parejas de pensionistas (en 20 puntos

8 porcentuales). Estos datos nos hacen pensar que la entrada en el mercado de trabajo de las mujeres está mejorando notablemente la situación de las parejas, pues se han incrementado tanto aquellas compuestas por dos pensionistas o la combinación de pensión y ocupación (aumentan en cuatro puntos porcentuales las parejas con un pensionista y una ocupada) o en que están ambos trabajando (que se incrementa tres puntos porcentuales). Gráfico 2. Pirámide de co-residencia en hogares con alguien mayor de 55 años, parejas con hijos (sin otras personas) según relación laboral, España, Fuente: censo de 2001 Gráfico 3. Pirámide de coresidencia en hogares con alguien mayor de 55 años, parejas con hijos (sin otras personas) según relación laboral, España, Fuente: censo de 2011 Al contraponer las pirámides de coresidencia de las parejas con hijos en 2001 y 2011 (gráficos 2 y 3) observamos una serie de fenómenos que creemos necesario investigar más en profundidad. En primer lugar, observamos cómo van desapareciendo la proporción de

9 mujeres más mayores que carecen de pensión, así como aumenta considerablemente la población femenina entre 55 y 64 años ocupada respecto a quien ni tiene trabajo ni goza de pensión alguna: aunque en este último caso aún queda un largo camino por recorrer, pues en 2011 el volumen de mujeres de años conviviendo con su pareja e hijos que eran inactivas o desocupadas era muy significativo. Finalmente, destacar para este tipo de hogares que se ha incrementado el porcentaje de quien ni está ocupado ni tiene pensión y reside en posición de hijo. Gráfico 4. Pirámide de coresidencia en hogares con alguien mayor de 55 años, monoparentales (sin otras personas) según relación laboral, España, Fuente: censo de 2001 Gráfico 5. Pirámide de coresidencia en hogares con alguien mayor de 55 años, monoparentales (sin otras personas) según relación laboral, España, Fuente: censo de 2011

10 La población que vive en hogares monoparentales también presenta cambios entre 2001 y 2011 que merecen ser comentados (gráficos 4 y 5). En 2011 hay una mayor proporción de personas de entre 55 y 64 años en estos hogares, que corresponden a la denominada generación sándwich. Entre estos, lo más destacable es el significativo incremento de ocupación entre las mujeres así como el leve aumento de hombres que no disponen de ocupación ni pensión. Por otro lado, se ha producido una dispersión de las edades adultas más jóvenes. Los adultos que en 2001 formaban parte de estos hogares, ya sea en calidad de progenitor o de hijo, se concentraban en las edades comprendidas entre los 25 y los 40 años, mientras que en 2011 el rango de edades se ha ampliado desde los 25 a los 50 años. Además, entre la población de estas edades, y en particular entre los hombres, ha aumentado considerablemente la proporción de los que no están ocupados ni perciben pensión. La composición de los hogares en que conviven 3 o más sugiere una importante división de género del trabajo productivo y reproductivo (gráficos 6 y 7). Tres son los principales cambios observados entre 2001 y 2011 en la distribución de la población que reside en estos hogares. En primer lugar, la mayor presencia femenina entre las personas mayores de 65 años que, además, han visto reducida la proporción de las que no disponen de recursos económicos provenientes de la renta del trabajo o de pensiones. En segundo lugar, el incremento de ocupación entre las mujeres en edades comprendidas entre los 45 y los 65 años. Finalmente, se vuelve a observar un aumento notable de la proporción de hombres que entre los 30 y los 65 años no están ocupados ni reciben pensión. Gráfico 6. Pirámide de coresidencia en hogares con alguien mayor de 55 años, de 3 o más generaciones según relación laboral, España, Fuente: censo de 2001

11 Gráfico 7. Pirámide de coresidencia en hogares con alguien mayor de 55 años, de 3 o más generaciones según relación laboral, España, Fuente: censo de 2011 Por último, la composición de los hogares complejos en 2011 respecto a 2001 (gráficos 8 y 9) también refleja la expansión de las pensiones entre las mujeres más mayores y de la ocupación entre las que están en edades maduras, aunque todavía una notable proporción de las mujeres en edades entre 55 y 70 no están ocupadas ni son pensionistas. Esta proporción ha aumentado también entre los hombres que tienen entre 55 y 65 años debido al menor acceso a las prejubilaciones en este período. Los coresidentes menores de 55 años muestran bastante simetría por sexos, habiéndose reducido considerablemente la presencia de varones ocupados en las edades adultas jóvenes. Gráfico 8. Pirámide de coresidencia en hogares con alguien mayor de 55 años, complejos según relación laboral, España, Fuente: censo de 2001

12 Gráfico 9. Pirámide de coresidencia en hogares con alguien mayor de 55 años, complejos según relación laboral, España, Fuente: censo de CONCLUSIONES La principal conclusión que puede extraerse de este análisis es que el aumento de la participación laboral femenina ha contribuido notablemente a ampliar los recursos de los hogares, no sólo a través de la renta obtenida de la ocupación entre las mujeres menores de 65 años sino también gracias a un mayor acceso a las pensiones, probablemente derivadas de la propia trayectoria laboral, entre las mayores de 65 años. El hecho que una mayor parte de las mujeres disponga de recursos propios con los que afrontar la transición a la vejez no sólo las beneficia a ellas en el futuro sino que probablemente ha contribuido a compensar la precariedad de los hogares, en los que los hombres se han visto más perjudicados por la destrucción de empleo, así como por la reducción del acceso a las prejubilaciones en las edades maduras. Aunque en términos generales se ha reducido la proporción de mayores que conviven con hijos, en estos hogares (ya sean de pareja con hijos, monoparentales o constituidos por 3 o más generaciones) ha aumentado la proporción de hijos coresidentes que ni están ocupados ni perciben una pensión, de manera más notoria entre los varones. Esto sugiere que la reducción de convivencia responde a un cambio entre las pautas residenciales de los mayores, favorecidas por la mejora de su bienestar material, mientras que la coresidencia en un mismo hogar opera como mecanismo fundamental de solidaridad intergeneracional como respuesta a la incertidumbre económica que refleja los efectos de la coyuntura adversa de

13 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ABELLÁN, A. et al. (2007): A propósito de las condiciones de vida de las personas mayores. Madrid: IMSERSO. ALBERTINI, M. Y MARTIN K. (2013): The generational contract in the family: an analysis of transfer regimes in Europe European Sociological Review 29(4): GARRIDO, L. (1992): Las dos biografías de la mujer en España. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales/Instituto de la Mujer. GARRIDO, L. Y ELISA C. (2005): Ocupación, formación y el futuro de la jubilación en España. Madrid: Consejo económico y Social. GINN, J. Y SARA A. (1993): Pension penalties: The gendered division of occupational welfare, Work, Employment & Society, 7(1): 47-70). ISENGARD, B. Y MARC S. (2012): "Living apart (or) together? Corresidence of elderly parents and their adult children in Europe". Research on Aging, 34(4): LÓPEZ DOBLAS, J. (2005): Personas mayores viviendo solas. La autonomía como valor en alza. Madrid: IMSERSO. PÉREZ ORTIZ, L. (2006): La estructura social de la vejez en España. Nuevas y viejas formas de envejecer. Madrid: IMSERSO. RADL, J. (2013): Por qué las mujeres en España se jubilan más tarde que los hombres?, Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 142: TOMASSINI, C. et al. (2004): Living Arrangements among Older People: An Overview of Trends in Europe and the USA. Further Release of 2001 Census Data, 1329: ZUERAS, P. Y PAU M. (2013): Mayores que viven solos: una panorámica a partir de los censos de 1991 y Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 144: