LA FAMILIA EN LA INICIACIÓN CRISTIANA Y EN LA CATEQUESIS

Transcripción

1 LA FAMILIA EN LA INICIACIÓN CRISTIANA Y EN LA CATEQUESIS En el fondo de esta reflexión está el convencimiento de que podemos contar aún con la familia para la educación de la fe. 1- OPORTUNIDADES PASTORALES QUE NOS OFRECE LA FAMILIA PARA LA INICIACIÓN CRISTIANA Y LA CATEQUESIS; EN DEFINITIVA, PARA LA PROPIA EVANGELIZACIÓN. Cito un párrafo de la Carta Pastoral de los Obispos de Baleares, 2000: Históricamente la familia ha sido una institución altamente valorada. Repleta de virtudes humanas y cristianas, la familia ha sido soporte de la economía y del progreso, célula dinamizadora de la sociedad, y ha desempeñado siempre un papel importante en la misión de transmitir los valores, la identidad y la cultura Ha subsistido impregnada de cristianismo durante siglos y su función socializadora ha tenido una relevancia especial en el campo de la transmisión y educación de la fe. Es importante, para el futuro de la fe cristiana en nuestro pueblo, que la familia continúe siendo un lugar genuino donde se viven las experiencias fundamentales de la vida y, entre ellas, la experiencia religiosa. Nada ni nadie podrá sustituir a la familia en esta misión. Ante esta cita resulta inevitable preguntarse: Familia hoy tal como la propone la Iglesia, es que existe todavía? Hasta cuando? Tiene futuro el modelo de familia? Afirmamos que en este campo, lo bueno abunda más de lo que parece. Emergen nuevos elementos positivos en la cultura actual sobre la familia, incluso no siempre relacionados

2 directamente con ámbitos creyentes que hemos de interpretarlos como signos del Espíritu en medio de nuestro mundo. Se trata de posibilidades que podemos convertir en oportunidades de evangelización para la familia y desde la familia. Así en nuestra experiencia diaria de evangelización nos encontramos con un cierto número de personas que esperan algo de la Iglesia y que lo manifiestan al entrar en relación con ella: al solicitar algún sacramento con ocasión de acontecimientos especiales -alegres o tristes- encuentros ocasionales con algún grupo más o menos informal Encuentros de este tipo nos deben llevar a optar por una mentalidad de misión que valore la eficacia de la tarea diaria, sencilla del tú a tú. Optar por el ponernos decididamente, del lado de las personas, como lo hacia Jesús, al lado de las familias, para acompañarlas en sus gozos y esperanzas, en sus tristezas y angustias, y preguntarnos también que tiempo les dedicamos en nuestra agenda pastoral y en nuestro trato personal, en sus casas, ambientes Estas personas que esperan algo de la Iglesia no deben considerarse pura y llanamente como clientes de la Iglesia, dispuestos a consumir pasivamente lo que tenemos que proponerles. A su manera, a veces desconcertante, nos recuerdan que el terreno fundamental de la evangelización es el de la existencia humana, con todos sus entresijos. Supuesto esto, en la diversidad de grupos y personas con los que nos relacionamos, estamos llamados a ejercer no solo una acogida amplia y desinteresada, sino también una vigilancia activa, porque se trata de percibir las señales de lo imprevisto de Dios a través de estas múltiples y a veces, variopintas demandas.

3 Y un paso más. Si queremos proponer la fe no podemos conformarnos con esta actitud de vigilancia activa. Hay que hacer que resuene lo más explícitamente posible la llamada del Evangelio al cambio de orientación en la vida a la conversión. 2- LA ACOGIDA, LA VIGILANCIA Y LA PROPUESTA DE FE EN LA PASTORAL PARROQUIAL CON LA FAMILIA Contemplando la familia, podemos contar con muchas posibilidades a nuestro alcance, si nos proponemos un trabajo serio de acogida en el sentido antes descrito. Pueden surgir las nuevas oportunidades que buscamos. Atención pues: - A las familias que acuden para la iniciación cristiana de sus hijos, inscribiéndolos año tras año en la catequesis parroquial. - A las parejas que piden el Sacramento del matrimonio. - A los adolescentes, jóvenes o adultos que quieren recibir el Sacramento de la Confirmación. - A los inmigrantes, con sus particulares situaciones familiares y religiosas (bautizos de adultos, de niños, catequesis ). - A todo aquel que toca a la puerta. Ahí están las posibilidades. Dependen de nosotros, de nuestra actitud misionera y de la Comunidad Parroquial. Podemos aprovechar estas posibilidades para planteamientos pastorales con acciones concretas de especial incidencia en la familia. Por ejemplo: a) Optar por la catequesis familiar, que entiende la catequesis como aquel proceso que asume toda la familia para ser llevado a término por ellos mismos (C.T. 68). b) Insistir a los padres en la inscripción de los niños/as a la catequesis en la necesidad de que sus hijos concluyan todo el proceso de la iniciación cristiana, (2º- 6º de Primaria). c) Dedicar una etapa de la Catequesis a la preparación del Sacramento de la Confirmación, a la reapropiación de la identidad cristiana de los adolescentes, centrada en el Bautismo:

4 Qué aporta a mi vida personal y social el hecho de tener fe? Por qué es bueno que haya cristianos en el mundo? Incluir en esta etapa la renovación Solemne del Bautismo con participación de padres, padrinos y familia. d) Asegurar la mejor preparación posible al Sacramento del Matrimonio. Seguramente habrá en muchos casos, que revisar los materiales y formas de cursillos prematrimoniales, dadas las situaciones de indiferencia religiosa o alejamiento de la vida eclesial de un gran número de parejas que piden este Sacramento. e) Propuesta de acompañamiento a matrimonios jóvenes por medio del seguimiento postsacramental: jornadas de convivencia; tardes de formación; cursillos de formación permanente; propuestas de participación en la comunidad parroquial f) Preparación del Sacramento del Bautismo. No sólo la preparación inmediata al Sacramento, sino una prolongada formación sobre los significados, responsabilidadcompromiso de padres y padrinos, vida nueva a la que sus hijos/as serán incorporados para aquellos matrimonios en espera de la paternidad y maternidad. g) Procurar potenciar el Domingo como día del Señor, para toda la familia, preparando especialmente la Eucaristía con la participación de los niños/as en compañía de sus familias, en vez de Misa con niños, (con todos los matices que sabemos). h) Regalar a los niños/as y padres materiales para la oración en familia que pueden ser utilizados en algún momento de la Eucaristía Dominical o en casa, o en la sesión de catequesis. i) Fomentar grupos de matrimonios y movimientos de espiritualidad matrimonial que promuevan y potencien la Pastoral Familiar. j) Facilitar encuentros entre las familias cristianas que viven en zonas donde abunda la indiferencia religiosa o escasa relación con la Parroquia. Familias cristianas que no conviven normalmente ni reciben apoyo de otras familias cristianas (no se conocen) y que viven su fe y pertenencia eclesial de forma casi heroica. k) Animar a la participación activa en otras instancias sociales, culturales, educativas con un acompañamiento serio desde la Parroquia.

5 Por supuesto que junto a estas oportunidades pastorales, habrá que descubrir las otras oportunidades que provienen de cualquier relación humana, laboral, parroquial en todas las múltiples circunstancias que proporcionan la vida de cada día. Con los obispos de la Conferencia Episcopal Francesa decimos: Vayamos al corazón de la fe. Vayamos allí donde está el corazón de nuestra comunidades. Que los catequistas se mantengan firmes en la misión que les ha sido confiada. Que todos los miembros del Pueblo de Dios asuman su parte en el servicio y la responsabilidad. Id, dice el Resucitado. Id, yo estoy con vosotros todos los días. Vayamos pues con confianza (Proponer la fe en la sociedad actual). Antonio Ruiz Pozo. (Sobre textos de Proponer la fe hoy. Sal Térrea 2006 y Actualidad Catequética, nº 209)