Qué relación hay entre consensos y procesos de dominación? 1

Transcripción

1 Qué relación hay entre consensos y procesos de dominación? 1 Deisy Yuliana Ríos Castro 2 Resumen En este texto se plantea un acercamiento a la relación existente entre los conceptos de consenso y dominación, desde autores como Hobbes, Rousseau, Abrams y Bourdieu, con el fin de aportar a la comprensión de las relaciones que se dan entre Estado y Sociedad. Palabras clave: consenso, dominación, estado, sociedad. Este escrito trata de dar cuenta de la compleja relación existente entre Estado y Sociedad, atravesando la condición de dominación en la que las diferentes formas de Estado se han sustentado a través de la historia, ya sea de manera impuesta, es decir a través del uso de la fuerza física, o más sutilmente, como en el consenso implícito, el cual utiliza mecanismos como la violencia simbólica, donde no se sabe de dónde o de quién surge la dominación, pues las personas, a través de la interiorización de normas y pautas, están produciendo y reproduciendo determinadas categorías de pensamiento. Este texto por lo tanto trata de dar cuenta de la forma como a través de los consensos se llega a procesos de dominación. Empieza planteando las formas de consenso que son aceptadas de manera más explícita en autores como Rousseau y Hobbes, y cómo éstas conducen a formas de dominación, luego pasa por autores como Abrams y Bourdieu, quienes plantean diferentes maneras de dominación que se dan en un consenso implícito. En Hobbes el consenso o el pacto, como él lo llama nace de la tendencia de los seres humanos hacia la autoconservación, es decir hacia la protección de la vida como bien 1 Ensayo elaborado para el curso de Seminario de sociología política con la docente Marta Domínguez. 2 Deisy Ríos Castro, estudiante de quinto semestre de sociología, correo: deisy086@gmail.com

2 supremo, en la cual la naturaleza humana que es orgullosa, agresiva y competitiva, según el autor pueda estar bajo el control de un ente superior que se encarga de brindar seguridad. El pacto se da entre cada hombre y sus semejantes, en pro de los intereses colectivos, que conllevan a elegir un hombre o una asamblea de hombres que represente su personalidad (Hobbes, 1983: 179), sometiendo las voluntades individuales de cada persona a la de un soberano que las dirige hacia lo colectivo. Es así como mediante el pacto se da la consolidación del estado. El estado en Hobbes ejerce la dominación a través del monopolio de las armas y de la imposición de la fuerza física, pues de acuerdo con este autor los pactos que no descansan en la espada no son más que palabras, sin fuerza para proteger al hombre en modo alguno (Hobbes, 1983: 175). Asimismo, tiene la legitimidad del control sobre las armas bajo el pretexto de peligro y temor de invasión, o de la asistencia que puede prestarse a los invasores, justamente se esfuerzan cuanto pueden para someterse o debilitar a sus vecinos, mediante la fuerza ostensible (Hobbes, 1983: 176), considerando ésta última como un elemento importante, a través del cual podrá controlar y asegurar la paz de sus súbditos, convirtiéndose el estado en el soberano, el cual se constituye a través del pacto. Hobbes define el estado como una persona de cuyos actos se constituye en autora una gran multitud mediante pactos recíprocos de sus miembros con el fin de que esa persona pueda emplear la fuerza y medios de todos como lo juzgue conveniente para asegurar la paz y defensa común (Hobbes, 1983: ). Este enunciado puede dar cuenta de la dominación a la que se llega a través del pacto en este autor, pues el soberano, una vez instituido podrá utilizar los medios que considere necesarios así éstos no sean los más apropiados para el pueblo con el fin de garantizar la seguridad de sus súbditos, y éstos no podrán cambiar de forma de gobierno, ni realizar protestas de ningún tipo, así mismo el soberano es el autor de todas las leyes civiles. Es decir el poder del soberano es absoluto e indivisible, y concentra la totalidad de los poderes (incluido el religioso).hobbes justifica este tipo de Estado absoluto y superior al individuo, bajo el argumento de la naturaleza humana, pues apunta que si nos dejaran a nuestro libre albedrio, nos mataríamos los unos a los otros.

3 De igual forma, la dominación en Hobbes se puede ver en la concepción que tiene de libertad, ya que esta se percibe en la sumisión del súbdito al soberano para el logro de la seguridad y la paz elementos establecidos en el pacto pues de acuerdo a lo pactado, la libertad del individuo se encuentra asociada a la voluntad del soberano, en la medida en que las decisiones de este último son las mismas del súbdito. Lo que ratifica al estado como un poder absoluto y legítimo a la hora de ejercer la dominación sobre sus súbditos. A diferencia de Hobbes, Rousseau no considera la implantación de la fuerza física como elemento importante de coerción y coacción en una sociedad, pues piensa que la naturaleza humana no es violenta, en este sentido la fuerza (entendida como capacidad física) que imprimen unos para dominar a otros, es catalogada como una contrición y no como el deber ser de la obediencia social, puesto que esta surge de la misma sociedad. Es decir, la fuerza es entendida, por este autor, como un limitante a la libertad natural, que se puede preservar mediante una convención o contrato que funde la comunidad política. A este respecto Rousseau apunta: convengamos, pues, que fuerza no constituye derecho, y, que no se está obligado a obedecer sino a los poderes legítimos (Rousseau, 1988). Para establecer este nuevo orden social (ya político) el único elemento que formaría los fundamentos de la obediencia, en clave de derecho, sería la construcción de una convención legitimada por la suma de las diferencias entre los hombres, lo cual nombra el autor como voluntad general. Este autor apunta que el problema fundamental al cual da solución el contrato social es el de encontrar una forma de asociación que defienda y proteja de toda fuerza común a la persona y a los bienes de cada asociado, y por virtud de la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y quede tan libre como antes (Rousseau, 1988). En Rousseau a diferencia de Hobbes el pueblo es el fundamento de la sociedad. Es decir, es el que realiza la convención y el que pone en manos de la voluntad general todo el poder, al cual, cada individuo debe acogerse. Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y nosotros recibimos además a cada miembro como parte indivisible del todo (Rousseau, 1988). Es en este sentido donde se puede ver el carácter de dominación que trae consigo el contrato social

4 propuesto por Rousseau, puesto que cada persona debe acogerse y participar de esa voluntad general, autolimitándose a sí misma, ya que se está privando, o se encuentra cediendo algunos de sus intereses, por el interés colectivo, es decir esta plegada al contrato por una conveniencia, que no en todos los casos es la expresión de su libertad. En estos dos autores podemos ver que se llega a un consenso, en el cual cada uno de los miembros de una sociedad, acepta voluntaria y/o conscientemente la representación de alguna forma de estado como máximo garante de autoridad y orden. Así mismo se puede apreciar una línea divisoria fuerte entre Estado y Sociedad, pues plantean que el pueblo está por un lado y es el que llega a un consenso, a través del cual se define una autoridad que cohesiona y coacciona, denominada Estado. En este sentido es importante traer a colación un autor como Philip Abrams, que en el artículo Sobre la dificultad de estudiar el estado (1977) plantea un desdibujamiento de la línea divisoria entre Estado Sociedad, ya que según el autor es el Estado el que crea los referentes de sociedad, estableciéndose a sí mismo como una construcción ideológica. Es decir, se configura en un mito que hace existir lo inexistente (Abrams, 2000: 88), constituyéndose, a la vez, como una creación históricamente construida por los sujetos, en la cual son estos los que participan consciente e inconscientemente en esa idea de realidad. Abrams considera al Estado como un artefacto ideológico, ya que se encuentra constantemente permeando a la sociedad y está a su vez, produciéndolo y reproduciéndolo, haciéndose difícil vislumbrar la existencia de un consenso explicito, puesto que, desde que se nace, se asume la permanencia a un consenso determinado que es de carácter implícito, el cual establece pautas y parámetros de comportamiento a cada individuo, a través de instituciones (como los manicomios, las escuelas, las cárceles, etc.) que se encargan de normalizar y disciplinar a los seres humanos, desde las relaciones cotidianas que se nos presentan como algo natural (Hansen y Stepputat); donde la dominación es más sutil que en Rousseau o Hobbes, ya que no se presenta directamente, sino a través de la implantación de las diversas formas de ver y actuar en el mundo, las cuales asumimos como naturales.

5 En este orden de ideas, Bourdieu plantea en el texto Espíritus de Estado, que existe un proceso de hegemonización de la sociedad, debido a la implantación de ciertas categorías a través de las cuales percibimos, pensamos y actuamos en el mundo de forma natural. Frente a esto apunta uno de los poderes mayores del Estado, es el de producir y de imponer (principalmente por medio de la escuela) las categorías de pensamiento que aplicamos espontáneamente a cualquier cosa del mundo y al Estado mismo (Bourdieu, 1993:49). Concretamente, nacemos y crecemos en condiciones de consenso, pues tanto el Estado como los individuos, a través de relaciones de poder, producen y reproducen unas condiciones para la no cuestionabilidad del orden existente: el Estado me ha hecho entrar en él por la fuerza, como por otra parte a todos los demás, y me ha vuelto dócil a él, el Estado, y ha hecho de mí un hombre estatizado, un hombre reglamentado y registrado y dirigido y diplomado, y pervertido y deprimido, como todos los demás (Bourdieu, 1993: 49). En Bourdieu la dominación no es sólo aplicada a través de la fuerza física (como en Hobbes), ni a través de la voluntad general (como en el caso de Rousseau), sino que la interiorizamos en forma de categorías de pensamiento, mediante normas que van cambiando a través del tiempo. Esta dominación se ve claramente en el concepto de violencia simbólica, donde el lenguaje es un elemento estructural y tiene una acción directa sobre la acción, pues a través de este vamos interiorizando las categorías de pensamiento, y al utilizarlas las estamos reproduciendo. En conclusión los consensos no encierran un proceso participativo en el que todos los miembros de una sociedad están representados, donde exista una decisión que pueda ser apoyada por todos, pues aquellos, ya sean explícitos o implícitos, conducen a procesos de dominación, que reflejan claramente las relaciones de poder existentes en la sociedad. Estas relaciones de poder son más graves aún, en la medida en que se desdibuja la línea entre Estado Sociedad, cuando es el Estado el generador de las condiciones y los patrones de comportamiento, que nosotros mismos, a través de nuestro accionar diario (natural), reproducimos y producimos. Entonces, hay que estar muy atento para poder conocer finalmente quién es el dominado y quién es el que domina.

6 Bibliografía ABRAMS, Philip. (2000, marzo). Sobre la dificultad de estudiar el estado. Virajes. (2): BOURDIEU, Pierre. (1993). Espíritus de Estado. Génesis y estructura del campo burocrático. Actes de la Recherche en Sciences Sociales. (96-97): HOBBES, Thomas (1983). Del Estado. En: Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. Madrid: Sarpe, pp ROUSSEAU, Jean-Jacques. (1988). Libro I y Libro II. En: El Contrato Social. Barcelona: ediciones Altaya, pp. 2-53