Colección Nuestra Patria

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Rosario Parra Soto
hace 6 años
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nuestra pat r i a guerra de harina en tucumán Faustino era un morenito de apenas seis años que vivía en un ranchito cerca de la ciudad de San Miguel de Tucumán.

Una tarde de fiesta, una tradicional batalla de harina se desató en la plaza de la ciudad.

Los espías de El Plumerillo: el cruce de los Andes Cuando el general San Martín organizaba el cruce de la Cordillera de los Andes, un grupo de niños, varones y mujeres, emprendió una aventura.

1 nuestra pat r i a guerra de harina en tucumán Faustino era un morenito de apenas seis años que vivía en un ranchito cerca de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Desde que su padre fue a la guerra, sin moverse de su cama vigilaba durante las noches si venían los rilistas, quería ser valiente como su papá. Una tarde de fiesta, una tradicional batalla de harina se desató en la plaza de la ciudad. Con su hermana, su amigo Olegario y Gertrudis Bazán disfrutaban el festejo cuando alguien gritó: Viva la Patria! Ese día, 9 de julio de 1816, se declaró nuestra independencia. Los espías de El Plumerillo: el cruce de los Andes Cuando el general San Martín organizaba el cruce de la Cordillera de los Andes, un grupo de niños, varones y mujeres, emprendió una aventura. Los chicos se animaron a acercarse al campamento de El Plumerillo. Allí el ejército de los Andes estaba preparándose para la guerra. Ellos espiaban lo que sucedía en el campamento. Cañonazos, corridas, sustos y... juegos. Eran un grupo de niños seguro de que había juegos. Aunque suenen los cañones y silben las balas. Para disfrutar con los niños luego de la lectura, proponiéndoles convertirse en protagonistas de estas novelas cortas. Pueden repartir roles, preparar ropa de época, decorar la escenografía y sacar fotografías convirtiendo los relatos en fotonovelas. Pueden hacer una exposición para los actos patrios relacionados. Ejemplar de promoción TP Mi Patria (mini).indd 1 Colección Nuestra Patria Esta colección invita al lector a familiarizarse con la historia del país desde la cotidianidad, desde la realidad y mirada de niños y familias que fueron parte de una época fundacional. 18/10/16 11:49

2 Guerra de harina en TucumAn Los rilistas Las ruedas gigantes Camino a la Plaza La guerra de harina Perdido en la fiesta La danza de los tambores El ruido de los cañones los espias del plumerillo Un juego junto a la montaña... 5 Los espías del plumerillo Siesta en la Cordillera El puma Vuelta a casa. Historias mayores Siempre hay tiempo para jugar Soñando cuesta arriba

3 nuestra patria Guerra de harina en TucumAn 9 de Julio de 1816 Fernando Onetto Ilustraciones: Anahí Mac Donagh

4 2 / fernando onetto

5 Los rilistas Eran las diez de la noche. Los enormes ojos negros de Faustino asomaron al borde de la frazada india. El negro de los ojos no se veía porque se confundía con la oscuridad. Tenía unas hermosas y grandes pestañas. Faustino siempre esperaba esa hora porque en la ciudad de Tucumán, que no estaba lejos de su ranchito, se apagaban todos los faroles. Un silencio pesado parecía tener metidos a todos en la cama. No se escuchaban los carros, ni pisadas, ni voces, ni nada. Silencio. Su madre roncaba en el catre de al lado. Parecía un tambor redoblando. Paulina, su hermana mayor, dormía a su lado, tenía quince años. Sufría pesadillas. Ella había estado en la batalla de Ayohuma. Paulina, Paulina llamó Faustino en voz baja mientras vigilaba que su mamá no se despertara. Paulina se dio vuelta hacia la pared de barro del rancho y se llevó media frazada con ella. Doña Flor, la mamá, guerra de harina en tucumán / 3

6 seguía roncando. Faustino fue recuperando de a poco su parte de la frazada. No importa! Yo ya sé que la ciudad se calla a las 10 de la noche porque tenemos miedo a que vengan los rilistas, pensó Faustino sin saber si se decía así porque nunca le salía la palabra. Todos hablaban de los rilistas. Algunos decían que iban a volver y a quemar la ciudad. Daban miedo los rilistas. Yo voy a vigilar y cuidar el rancho pensó Faustino. Si vienen los rilistas, agarro el palo grande y los peleo. Pero, al ratito, ya estaba dormido. Apenas le salía un poco la cabecita redonda de la manta. 4 / fernando onetto

7 nuestra patria los espias del plumerillo El cruce de los Andes Fernando Onetto Ilustraciones: Anahí Mac Donagh guerra de harina en tucumán / 5

8 6 / fernando onetto

9 Un juego junto a la montaña Era la primavera de Todo se había puesto oscuro. Amador sentía detrás de sí las manos de Baltasar, haciendo un nudo con el pañuelo que le tapaba los ojos por completo. Los seis chicos jugaban en el rancherío de los Peñalba, a media legua del campamento militar del Plumerillo en Mendoza. Eran tres ranchos: uno grande y dos más chicos. En el medio, un patio de tierra, donde habían formado una ronda. Amador estaba con los ojos vendados en el medio y los demás alrededor, moviéndose en ronda y en silencio. Quién soy? dijo Rosario con voz gruesa. Amador extendía las manos sin ver nada. Le tocaba la cara a Rosario, trataba de adivinar. Por la altura Amador sabía que tenía dos nombres para elegir: Rosario o Lucrecia. Todos los chicos se rieron y se tapaban la boca. Caía la tarde. El sol se despidía para irse detrás de las enormes montañas. guerra de harina en tucumán / 7

Vos sos. Lucrecia! dijo Amador sonriente. No... contestó la voz ronca en tono bajito. Rosario corrió para que Amador no la agarrara. Pero quién sos? insistió Amador, tanteaba el aire con las manos.

10 Vos sos. Lucrecia! dijo Amador sonriente. No... contestó la voz ronca en tono bajito. Rosario corrió para que Amador no la agarrara. Pero quién sos? insistió Amador, tanteaba el aire con las manos. Silencio. Los otros cinco chicos se llamaban Lucrecia, Rosario, Francisquita, Simón y Baltasar. Simón y Amador eran negros, Baltasar y Francisquita, mulatos. Rosario y Lucrecia, blancas. De nuevo, todos corrieron alrededor de Amador. Las reglas del juego eran que no podían irse más allá del pequeño patio. Amador se acercaba al lugar del que le parecía escuchar ruidos. Caminaba con las manos por delante para no chocar. 8 / fernando onetto

11 Sobre el autor: fernando onetto. *. Nací en Buenos Aires el primer día de Julio. Fui el último de cuatro hermanos. Todos varones. Mi hermanito mayor que tenía solo once meses más que yo fue siempre mi compañero de juegos y mi mejor amigo. Un día mi mamá me llevaba a la escuela. Calles empedradas! Íbamos conversando. Yo tenía seis años. De pronto, nos paramos. Me miró sonriendo y dijo:- qué bien que hablás! qué buen vocabulario! Esa frase de mi madre se grabó en mí para toda la vida. Ella descubrió temprano que mi vida iba estar ligada a las palabras. Llegué a ser un obrero de la palabra. Un día encontré a Diana y me enamoré. Nos casamos. Tengo tres hijos que viven conmigo y se llaman Mariana, Lautaro y Lisandro. Veinticinco, veintidós y quince años. Me encantaba enseñar. Para enseñar tuve que estudiar en la universidad. Estudié mucho y le encontré el gustito. Con mucho esfuerzo logré tener tres diplomas universitarios. Mis alumnos se fueron grabando en mi corazón. Tenía una costumbre rara: todo lo que enseñaba primero lo escribía. Escribía las clases de principio a fin. Las clases escritas se convirtieron en apuntes. Los apuntes en libros. Ya llevo escrito ocho libros. Y se agotaron todos!! Mis hijos todavía no leyeron ninguno de mis libros Les parece? Claro, yo soy filósofo. Personas raras los filósofos... Buscan un secreto: qué es lo que hace que las personas sean felices? Son aburridos porque nunca encontraron la respuesta.

12 nuestra pat r i a guerra de harina en tucumán Faustino era un morenito de apenas seis años que vivía en un ranchito cerca de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Desde que su padre fue a la guerra, sin moverse de su cama vigilaba durante las noches si venían los rilistas, quería ser valiente como su papá. Una tarde de fiesta, una tradicional batalla de harina se desató en la plaza de la ciudad. Con su hermana, su amigo Olegario y Gertrudis Bazán disfrutaban el festejo cuando alguien gritó: Viva la Patria! Ese día, 9 de julio de 1816, se declaró nuestra independencia. Los espías de El Plumerillo: el cruce de los Andes Cuando el general San Martín organizaba el cruce de la Cordillera de los Andes, un grupo de niños, varones y mujeres, emprendió una aventura. Los chicos se animaron a acercarse al campamento de El Plumerillo. Allí el ejército de los Andes estaba preparándose para la guerra. Ellos espiaban lo que sucedía en el campamento. Cañonazos, corridas, sustos y... juegos. Eran un grupo de niños seguro de que había juegos. Aunque suenen los cañones y silben las balas. Para disfrutar con los niños luego de la lectura, proponiéndoles convertirse en protagonistas de estas novelas cortas. Pueden repartir roles, preparar ropa de época, decorar la escenografía y sacar fotografías convirtiendo los relatos en fotonovelas. Pueden hacer una exposición para los actos patrios relacionados. Ejemplar de promoción TP Mi Patria (mini).indd 1 Colección Nuestra Patria Esta colección invita al lector a familiarizarse con la historia del país desde la cotidianidad, desde la realidad y mirada de niños y familias que fueron parte de una época fundacional. 18/10/16 11:49

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