Santiago, 12 y 13 de junio de 2001

Transcripción

1 PALABRAS DEL SECRETARIO EJECUTIVO DE LA CEPAL, DR. JOSÉ ANTONIO OCAMPO DURANTE LA INSTALACIÓN DEL SEMINARIO REGIONAL CEPAL-GTZ-UNIFEM "HACIA LA INSTITUCIONALIZACIÓN DEL ENFOQUE DE GÉNERO EN LAS POLÍTICAS ECONÓMICO-LABORALES EN AMÉRICA LATINA" Santiago, 12 y 13 de junio de 2001 Me es muy grato darles la más cordial bienvenida a la CEPAL y a este importante seminario organizado por la Unidad Mujer y Desarrollo, que ha contado con el apoyo de la GTZ y UNIFEM. Durante estos dos días tendremos oportunidad de analizar las actividades adelantadas dentro del proyecto Institucionalización del enfoque de género en la CEPAL y en los ministerios sectoriales ejecutado por la Unidad Mujer y Desarrollo de esta Comisión con el apoyo financiero de la GTZ, conocer en detalle los resultados de los estudios de caso adelantados dentro del marco del proyecto en Argentina, Ecuador y El Salvador y discutir las estrategias de institucionalización del enfoque de género, impulsadas por el proyecto, en los diferentes ministerios sectoriales en estos países. **** Hoy, después de muchos años de debate, existe en nuestra región un mayor consenso acerca de la necesidad de utilizar un nuevo enfoque de desarrollo más integrado que incluya la democracia, la equidad social y de género y la sostenibilidad ambiental. La CEPAL, igualmente promotora de esta nueva visión del desarrollo, reafirma, como lo ha hecho en documentos institucionales, entre otros en el Documento del Período de Sesiones de 2000 Equidad, desarrollo y ciudadanía, que la agenda de desarrollo debe incluir la equidad, la sostenibilidad y el ejercicio de la ciudadanía como elementos cruciales para asegurar el verdadero progreso de América Latina y el Caribe. En la década de los noventa, las economías latinoamericanas mostraron avances de enorme importancia en materia de gestión macroeconómica, reducción de la inflación y recuperación parcial del crecimiento económico. Frente a estos avances, es poco o nada el progreso en términos de pobreza o

2 desigualdad. Terminamos la década con niveles relativos de pobreza superiores a los de 1980, las condiciones en los mercados laborales se deterioraron en la mayoría de los países y ostentamos hoy un vergonzoso primer lugar como la región con la peor distribución del ingreso en el mundo. Avanzar hacia el pleno reconocimiento de que el desarrollo tiene objetivos más amplios que el crecimiento económico es entonces indispensable. Este planteamiento exige nuevas orientaciones de políticas y acciones claras encaminadas a mejorar los encadenamientos sociales, dentro de lo cual la equidad de género y la institucionalización de este enfoque dentro de las políticas económicas y laborales es indispensable. Son muchos los argumentos en favor de políticas económicas, sociales y laborales diseñadas con la perspectiva de equidad de género. Los análisis económicos y laborales muestran claramente que los sistemas productivos dependen, cada vez más, de fuerza laboral femenina. Es más, en algunos sectores productivos predomina el empleo femenino asalariado. Por otra parte, es indudable que el sistema económico, como un todo, se sustenta en gran parte en el trabajo reproductivo no remunerado generalmente realizado por mujeres, con alto valor social agregado. Igualmente, los cambios en las estructuras tradicionales de convivencia han afectado la conformación de los hogares y los esquemas de dependencia, siendo cada vez más numerosos los hogares con jefatura femenina, cuya supervivencia depende del trabajo asalariado de las mujeres y en los cuales encontramos altos niveles de pobreza. Para avanzar en el diseño de políticas equitativas, es aún necesario avanzar en la generación de estadísticas e información analítica que dé cuenta de la contribución económica y social del trabajo femenino tanto productivo como reproductivo. Así mismo, es indispensable lograr la construcción de sistemas económicos y laborales que rompan con el paradigma tradicional del hombre jefe de familia, único o principal perceptor de ingresos del hogar. Igualmente, es indispensable vincular y compatibilizar las políticas económicas y sociales. Las anteriores son tareas en las cuales tanto la CEPAL como otros organismos internacionales están plenamente comprometidos, al igual que buena parte de los Gobiernos y la sociedad civil de nuestra región. A través de los acuerdos y resoluciones regionales y mundiales, como el Programa de Acción Regional para las Mujeres de América Latina y el Caribe y la Plataforma de Acción Mundial de Beijing, los gobiernos han asumido el compromiso de integrar e institucionalizar la preocupación por la igualdad 2

3 de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres en todas sus políticas sectoriales. Teniendo como norte el Informe del Secretario General de las Naciones Unidas al Consejo Económico y Social (ECOSOC), en 1997, todos estamos comprometidos a examinar las implicaciones, para hombres y mujeres, de cualquier tipo de acción pública planificada, incluyendo legislación, políticas y programas en cualquier área, no solamente en el área social sino también en sus políticas económicas, laborales, comerciales y financieras. Por su parte, nosotros, como una demostración fehaciente de este compromiso, nos encontramos trabajando al interior de la casa en la incorporación de la perspectiva de género en los proyectos y actividades de asistencia técnica que adelantamos, no como un tema de mujer o política social exclusivamente, sino como un concepto que debe permear cada uno de nuestro programas de trabajo. Es un principio que guía las actividades de cooperación al desarrollo que realizamos en los países miembros, así como nuestras investigaciones, análisis y documentos institucionales. Las autoridades de la región son, también, cada día más conscientes de la necesidad de estrechar la colaboración entre diferentes ministerios y entidades sectoriales con el fin de llegar a políticas e intervenciones públicas más integrales que se refuercen entre ellos y que apunten a objetivos comunes, negociados y acordados de manera democrática, dentro de los cuales la equidad social y de género sea una clara prioridad. Igualmente, las organizaciones de la sociedad civil, agentes cada vez más importantes para desarrollo económico y social de los países, se están moviendo en esta dirección. Los anteriores son avances que se deben aprovechar para continuar progresando, pero aún estamos lejos de la meta. Varios actores sociales y económicos de enorme importancia, entre otros las mujeres, aún no están en condiciones ni posiciones ideales en cuanto a oportunidades, recursos y poderes para hacer sentir sus necesidades y valer sus derechos. En este orden de ideas, es para la CEPAL y para la región una gran oportunidad poder ejecutar, con el apoyo del Gobierno de la República Federal de Alemania a través de la Agencia de Cooperación Técnica Alemana (GTZ), el proyecto Institucionalización del enfoque de género en la CEPAL y en ministerios sectoriales, precisamente como vía para brindar apoyo en este campo. **** 3

4 El proyecto enfoca sus intervenciones en el ámbito de la política laboral, espacio privilegiado para lograr la articulación entre los aspectos económicos y sociales del desarrollo, de una manera productiva y no asistencialista, como fue característico en la atención a las mujeres en el pasado. El diseño e instrumentación de políticas laborales eficientes constituye uno de los mayores desafíos para la región, siendo el mercado de trabajo un sitio donde claramente se visualizan los obstáculos y oportunidades para garantizar un acceso equitativo de las personas a los beneficios del desarrollo. Dadas las mayores responsabilidades económicas que asumen cada día las mujeres y la importancia de éstas en la búsqueda de soluciones a la pobreza y la inequidad que vive la región, superar los fenómenos de discriminación de género que todavía existen en el mundo laboral y económico, es una condición sine que non para alcanzar el desarrollo económico equitativo y sostenible que buscamos. Esta es una tarea que debemos realizar de manera conjunta las autoridades de los países, las organizaciones de la sociedad civil y los organismos internacionales. El proyecto cuya estrategia y actividades serán presentados y discutidos en estos días es un ejemplo de este tipo de trabajo conjunto para beneficio de todos los países de nuestra región. Es indudablemente innovador en la medida en que impulsa el trabajo multidisciplinario y la coordinación intersectorial e interinstitucional. Y debo confesarles que también es innovador al interior de la casa, frente al tipo de trabajos y proyectos que tradicionalmente llevamos a cabo. Como ustedes saben, el proyecto partió de una estrategia intersectorial en busca de soluciones a la extrema compartimentación sectorial de la que adolecen tanto los análisis como la formulación de políticas, que dificulta en gran medida el desarrollo integrado y el bienestar de los habitantes de nuestros países. Otro aspecto de gran importancia de este proyecto, es lograr que una investigación seria y crítica como ésta, tenga de inmediato repercusiones prácticas en la elaboración y negociación de políticas, mediante intervenciones consensuadas y concretas. Así mismo, es de sumo valor el compromiso de las distintas instituciones y sectores del Estado y de la sociedad civil en la formulación, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas para que éstas sean realmente eficientes y equitativas, activo con el que ha contado ampliamente el proyecto. La presencia de todas y todos ustedes en este Seminario es una manifestación clara de este compromiso. 4

5 Para satisfacción de todas y todos, en los tres países donde se ha llevado a cabo, Argentina, Ecuador y El Salvador, ya se han creado mecanismos interinstitucionales liderados por las oficinas de la mujer y con representación de ministerios sectoriales, organizaciones académicas, empresariales, sindicales y organizaciones no gubernamentales, donde se han negociado prioridades de investigación y de políticas, con base en los hallazgos de los estudios diagnóstico sobre el empleo en los sectores de la salud, el turismo y la maquila. Para finalizar, les reitero que la equidad social y de género no debe ser solamente preocupación de las oficinas o unidades de las mujeres, sino que debe ser una preocupación compartida, de una manera cotidiana e institucionalizada, en todas las instituciones técnicas públicas, privadas, y también internacionales, encargadas tanto del ámbito económico como social. Este es un desafío para los gobiernos, la sociedad civil y la CEPAL. Les deseo éxito en los debates y esperamos que el Seminario sea una instancia de diálogo enriquecedor y se constituya en un hito y punto de partida para los países y para la CEPAL en la profundización de los análisis y de las propuestas de políticas en el ámbito económico y laboral, donde el principio de equidad de género sea parte constitutiva del trabajo. 5