SECCIÓN: FAUNA SILVESTRE Y SALUD TITULO: ENFERMEDADES EMERGENTES Y CAMBIO CLIMÁTICO.

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1 ENFERMEDADES EMERGENTES Y CAMBIO CLIMÁTICO SECCIÓN: FAUNA SILVESTRE Y SALUD TITULO: ENFERMEDADES EMERGENTES Y CAMBIO CLIMÁTICO. Celia Sánchez Sánchez. Veterinaria especialista en Fauna Silvestre. Cuerpo Nacional Veterinario. En los últimos años, el cambio climático parece haberse puesto de moda, y asistimos a un verdadero aluvión de noticias, entre las que se manifiestan con idéntico fervor las muestras de profunda preocupación, y las acusaciones de oportunismo. Lo que inicialmente debiera ser una cuestión estrictamente ecológica y científica, ha pasado a constituir una polémica de ámbito político. La consecuencia inevitable es que la controversia se desvirtúa, y manifestar ser partidario de una u otra opinión, se hace equivalente a asumir una opción política. O bien, lo que resulta aún más deleznable, se atribuye ignorancia y menor capacidad intelectual a quien defiende la tendencia opuesta a la propia. Pero, en qué consiste la amenaza del cambio climático? Qué efectos podemos esperar, no ya sobre la salud humana, sino sobre la de nuestra fauna silvestre? EN QUÉ CONSISTE EL CAMBIO CLIMÁTICO? Se conoce que la Tierra se ha calentado 0,6º desde finales del siglo XIX, en que comienzan a existir registros instrumentales, hasta el presente. El cambio climático sería una desviación del tiempo meteorológico promedio esperado, a largo plazo. En este tema ocurre como en muchos otros, y son numerosos los desacuerdos entre la comunidad científica en la forma de valorar e interpretar la información. Así, mientras algunos opinan que el actual calentamiento es de gran magnitud e indica un cambio del clima a largo plazo, otros alegan que el tiempo transcurrido es demasiado breve a efectos climáticos para poder decir que es inusual, y que las temperaturas fueron mayores durante el llamado periodo cálido medieval (700 a d.c.), en que se establecieron cultivos de viñedos en el Sur de Inglaterra, y de cereales en Islandia, e incluso el pueblo Vikingo colonizó Groenlandia (ver gráfico evolución clima últimos años, IPPC 2001). Otra discrepancia se basa en si caso de existir un verdadero cambio climático, este cambio forma parte de la historia climática natural de la

2 Tierra, o por el contrario está causado y acelerado por actividades humanas, como la emisión de gases de efecto invernadero por uso de combustibles fósiles. EFECTOS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL.- En los periodos cálidos, las precipitaciones a escala mundial han sido mayores, al darse una mayor evaporación y mayor capacidad de la atmósfera para almacenar y transportar humedad. Por el contrario, durante las glaciaciones hubo mayor aridez. Los efectos sobre nuestra fauna de un aumento de la temperatura y la humedad serían de dos tipos. Por una parte, de forma directa, al tener lugar situaciones meteorológicas extremas (como olas de calor o inundaciones) con mayor frecuencia e intensidad (lo que, en opinión de algunos, ya está ocurriendo). Por otra, de forma indirecta, por cambios en el medio ambiente, en la disponibilidad de alimentos, en la distribución territorial de las poblaciones, o en la incidencia de enfermedades. EFECTOS SOBRE LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS: ENFERMEDADES EMERGENTES

3 En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS), asume que es probable que el cambio climático lleve aparejado como una de sus principales consecuencias, cambios en los modelos de transmisión de las enfermedades infecciosas. Y parece lógico, ya que en definitiva las enfermedades incrementan o disminuyen su incidencia en función de las variaciones en las relaciones entre el agente patógeno, el hospedador, y el medio (donde se incluyen los vectores). Se conocen como enfermedades emergentes aquellas que son de nueva aparición; o que muestran un incremento en su incidencia, expansión geográfica, hospedadores, etc. Se cree que el calentamiento puede favorecer especialmente a aquellas enfermedades transmitidas por vectores, y las ligadas al agua o a la fuente de alimento. Un aumento en las condiciones de temperatura y humedad, favorecería la supervivencia y la ampliación en su distribución geográfica de vectores de numerosas enfermedades, como mosquitos, garrapatas, pulgas, malófagos, gasterópodos, etc; y favorecería también la transmisión de infecciones gastrointestinales causantes de diarreas. Además, los inviernos suaves y húmedos podrían conducir también a un incremento en las poblaciones de roedores, y de enfermedades en las que éstos actúan como reservorios (leptospirosis, tularemia). No se trata de unas pocas enfermedades que pueden actuar como emergentes: hablamos de numerosísimas enfermedades bacterianas, víricas o parasitarias, que afectan de forma negativa a nuestra fauna silvestre, a nuestros animales de compañía o de producción, e incluso al hombre. Tal vez la Peste Porcina Africana, o la Peste Equina, volvieran a ocupar nuestro país. Puede que la mixomatosis del conejo y la Lengua azul de los rumiantes se hicieran más frecuentes en países del Norte de Europa, y que en el nuestro perdieran el carácter estacional que aún conservan. Puede que una elevada proporción de nuestros cérvidos sufriera de forma repetida infestaciones por piroplasmas o rickettsias, o que tuvieran casi siempre el hígado afectado por fasciolosis. O que el riesgo para nuestros perros de ser portadores de Leishmania, Borrelia (Lyme), anaplasmas (antes Ehrlichia) o filarias, fuera tan elevado, que se replanteara el papel social de los animales de compañía. Todo ello, combinado con frecuentes infecciones gastrointestinales (por E.coli, Salmonella, Shigella, Cryptosporidium, Giardia), o incluso influenza aviar. OTROS POSIBLES EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO Claro está, que las consecuencias no se limitan a favorecer o no la expansión de ciertas enfermedades. Pongamos un ejemplo: del mismo modo en

4 que algunos insectos capaces de actuar como vectores se verían favorecidos, otros se verían perjudicados. Si esta situación se refiere a insectos polinizadores, como mariposas o abejas, a su vez podría modificarse la abundancia relativa de distintas especies vegetales (que también se afectarían por el efecto directo del cambio en temperatura y humedad). Si la composición de los pastizales, o las plantas presentes en una zona se modifican, sus propiedades nutritivas, palatabilidad, espesura, también serán diferentes, y resultarán mas o menos apropiadas para distintas especies de herbívoros. Las poblaciones de ciervo, gamo, corzo, rebeco, muflón, jabalí, conejo, liebre, perdiz, o ánsar, si estos cambios en la disponibilidad de alimento y cobijo no resultan apropiados, deberán trasladarse a otras zonas, o padecerán desnutrición o malnutrición, serán mas susceptibles a las enfermedades, serán depredados con mayor facilidad, y su reproducción se verá mermada. Aquellas especies en que ocurra lo contrario podrán proliferar, al menos inicialmente. Otro ejemplo, sería el de algunas especies animales, como el Galápago de Florida, en que el sexo de las crías depende de la temperatura a que se encuentran los huevos, y por tanto cambios en las temperaturas medias pueden descompensar la relación de sexos en sus poblaciones. Se trata sólo de ejemplos puntuales. Qué ocurriría si se favoreciera o perjudicara a las bacterias que se ocupan de la descomposición cadavérica o de los restos vegetales en nuestros bosques, las que participan en la digestión de los alimentos, o las que transforman el amoniaco, los nitratos o los nitritos? Basta mirar alrededor, para comprobar hasta qué punto un cambio en el clima afectaría a todo lo que nos rodea. VALORAR EN SU JUSTA MEDIDA Al mismo tiempo que somos conscientes de los grandes problemas que podemos tener que afrontar, somos también conscientes de que se trata de poco más que meras elucubraciones, no de profecías. La Historia nos muestra cómo la difusión de las enfermedades en una u otra zona y especie, depende de muchos mas factores, como el desarrollo socioeconómico de un país, los conocimientos para la lucha contra ellas, la existencia de vacunas, las formas de explotación de las distintas especies ganaderas, la densidad de poblaciones humanas y animales, los hábitos culturales y alimenticios, conflictos bélicos, e incluso las costumbres religiosas. Todos estos factores evolucionan de forma simultánea, sin que sea posible predecir de forma fiable con qué intensidad afectarán a la evolución de los demás. Cada vez con más frecuencia, aparecen noticias en que se atribuye al cambio climático cualquier modificación biológica detectada en los últimos años,

5 no como meras hipótesis, sino como hechos ciertos que a su vez demuestran la existencia del calentamiento global. Ejemplos recientes son los cambios en las pautas de migración de las cigüeñas, que hasta ahora se asociaban a su adaptación a basureros, y hoy se afirma son consecuencia del cambio climático. Modificaciones de la talla media de algunas aves que se explican como veloces mutaciones adaptativas a nuevas condiciones climáticas. O la pérdida de biodiversidad y la extinción masiva de especies, que de pronto parece afectarse en menor proporción por factores demográficos humanos, o por la acelerada destrucción de la selva tropical húmeda y deberse de forma casi exclusiva al calentamiento del planeta. A todas luces, estas afirmaciones resultan como mínimo precipitadas, ya que desconocemos la evolución del clima en los próximos 50 o 100 años. Si esta relación causa-efecto se establece por parte de famosos políticos jubilados, o prestigiosos personajes del mundo de la moda, puede ser comprensible aunque fuera de lugar. Si, por el contrario, aparenta ser una conclusión científica, induce deliberadamente a confusión y es deshonesto. Y probablemente en ambos casos, conlleva una buena dosis de oportunismo.