Evidencias de dos rituales teotihuacanos de sacrifico humano en la región de Calpulalpan, Tlaxcala Ana María Jarquín Pacheco Enrique Martínez Vargas

Transcripción

1 Evidencias de dos rituales teotihuacanos de sacrifico humano en la región de Calpulalpan, Tlaxcala Ana María Jarquín Pacheco Enrique Martínez Vargas En el territorio que ocupa el Municipio de Calpulalpan, Estado de Tlaxcala, existen importantes vestigios materiales del desarrollo histórico prehispánico, de manera especial de los períodos Clásico y Posclásico. El análisis y estudios de algunos de ellos han permitido obtener información de sus actividades comerciales, artesanales y religiosas, que en general manifiestan una organización de tipo urbana. En este texto se abordará de manera breve el tema de la práctica del sacrificio humano, a partir de algunos descubrimientos realizados en un asentamiento teotihuacano localizado en dicha región denominado La Herradura. El lugar (Figs. 1 y 2) fue parte de un conjunto departamental residencial teotihuacano en donde existía una estructura jerárquica interna, que estaba habitado por personas relacionadas posiblemente con grupos religiosos. Lo último considerando que los objetos recuperados pueden asociarse en su mayor parte con prácticas funerarias y rituales, ya que manifiestan aspectos míticos y religiosos en su mayoría. Aunque se considera que el sitio abarcaba una extensión original aproximada de quince hectáreas, se conserva un espacio con evidencias arqueológicas de mil quinientos metros cuadrados solamente. Es posible que este y otros asentamientos cercanos de región formaran parte de la zona metropolitana de Teotihuacan, con la función de controlar el paso de caravanas provenientes de varias zonas, entre ellas de Puebla-Tlaxcala, Veracruz, parte de la zona maya, Golfo de México y de Oaxaca, entre otras, que apoyaban el flujo de riquezas a la metrópoli bajo el estricto control sacerdotal (Manzanilla, 1992: 331). Las evidencias materiales de La Herradura manifiestan parte del bagaje conceptual y de los principios rectores establecidos por la religión oficial teotihuacana, misma que tenía la función de reproducir el sistema político-económico además de legitimar el poder del grupo gobernante así como su ideología (Kurtz, 1981; Jarquín 2001) plasmado todo ello en el culto a las deidades estatales. En su desarrollo podría considerarse como factor importante la presencia de los sacerdotes, quines como emisarios del sistema político 1

2 económico y religioso teotihuacano se encargaban además de captar parte de la riqueza que pasaba por la región de concentrar el tributo y la producción excedente de la zona en específico, para a su vez hacerlos llegar a Teotihuacan como centro políticoeconómico estatal. Sacrificio humano El sacrificio humano en general era uno de los rituales más importantes dentro de la liturgia mesoamericana, se inmolaba todo tipo de seres con vida desde animales pequeños hasta seres humanos, los últimos eran considerados como la ofrenda por excelencia a los dioses. Antes del sacrificio se realizaban varios ritos preparatorios para continuar con la realización del evento principal, entre los rituales de sacrifico humano destacaba la muerte por extracción del corazón, el sacerdote principal habría el pecho y lo extraía ofreciéndolo como alimento al Sol, luego lo colocaba en un depósito sacro denominado cuauhxicalli. El Cuauhxicalli de La Herradura En la plaza central de La Herradura se localizó un cuauhxicalli (Fig. 3) la pieza fue estructurada de manera tal que la sangre que aún manaba del corazón del sacrificado, llegaba por medio de un canal a la boca del animal representado. El depósito (Figs. 4 y 4a) presenta en sus cuatro lados grabados elementos iconográficos que integran un animal mítico, en el cual se entremezclan rasgos de un animal celeste con dos terrestres, águila, jaguar y serpiente, además del símbolo del planeta Venus que se asociaba a Quetzalcóatl y al Sol. El águila se relacionaba con el culto al mismo astro y deidades celestes, era la encargada, según la mitología nahua, de llevar los corazones de los sacrificados al astro. La serpiente por su parte era un animal considerado tanto celeste como terrestre, asociado al culto al agua, a lo femenino así como a los poderes internos de la tierra, de manera especial estaba ligada a Quetzalcóatl. El jaguar se veneraba en el interior de las cuevas, se asociaba en el mundo mesoamericano con el poder político, el interior de la tierra y el mundo subterráneo así como a la fertilidad, a lo oscuro y a la noche. En cuanto al símbolo del planeta Venus tenía un sentido augural y asociación con el 2

3 calendario mesoamericano, además de su relación con Tlahuizcalpantecuhtli como advocación de Quetzalcóatl. En el contexto de La Herradura dicha pieza constituía uno de los objetos de mayor trascendencia religiosa, era utilizado en ciertas festividades asociadas posiblemente al Sol y a Quetzalcóatl. Al último como patrón de los sacerdotes y penitente, al que se le ofrecían probablemente la vida y corazones de cierto tipo de sacrificados desestimando la hipótesis de la ausencia de sacrificios cruentos en su honor. En cuanto al Sol manifiesta en esencia el principio del pacto de alimentarlo para revitalizarlo con la sangre de los sacrificados. Apoya la presencia del objeto sagrado además de la práctica de rituales de sacrificio humanos dentro de la tradición cultura teotihuacana, la importancia del asentamiento y de sus habitantes, su posición dentro de la estratificación social de la periferia de Teotihuacan y de su organización políticoreligiosa y administrativa. Sacrificio a Tláloc En el mismo asentamiento se localizó una fosa circular con restos óseos de una persona, que fue decapitada y mutilada de los miembros superiores así como de la pierna derecha (Fig. 5). En la ofrenda que acompañaba al inhumado destacaba un vaso Tláloc y una máscara de barro con collar de conchas (Figs. 5a y 6) que fueron depositados al fondo de la fosa, sobre ellos se prendió una hoguera y luego se colocaron los restos del individuo para cremarlos. El lado izquierdo del individuo sacrificado se quemó, impidiendo la colocación del resto de la ofrenda que algunos huesos del lado derecho se vieran afectados por el fuego. Los elementos presentes en la fosa permiten inferir que se trató de una ceremonia de fertilidad dedicada al Dios de la Lluvia, figura omnipresente en todos los vestigios teotihuacanos cuyas manifestaciones, tanto en la metrópoli como en los asentamientos de su zona de influencia, constituyen un poema de alabanzas al numen. Las características físicas del inhumado permiten concluir que se trata de una persona de sexo masculino, el que fue sacrificado en honor a Tláloc en la búsqueda de ayuda para que enviara lluvias suficientes y con ello abundantes cosechas. La imagen plasmada en el vaso se puede asociar a los Tlaloque, ayudantes del numen que estaban en los cuatro 3

4 del mundo sosteniendo unos jarros con diferentes tipos de agua, al golpear las vasijas se producían los truenos y al momento de romperse se veían los rayos. La ceremonia de cremación permite observar la presencia de elementos contrarios que se complementan en el mundo mesoamericano: agua y fuego, ambos presentan características purificadoras que permiten el desarrollo de la vida de los hombres, la primera porque da la vida en el mundo y el fuego porque era elemento indispensable en la existencia de los seres vivos, el más antiguo, cuyo numen envejeció cargando un depósito de piedra con fuego para ofrendar a los dioses. Conclusiones A partir de lo indicado es posible considerar a Calpulalpan como una región importante dentro de la organización sociopolítica, económica y religiosa teotihuacana, la cual debió su desarrollo económico al funcionar como un enclave de vigilancia para el acceso a la metrópoli. La administración de la región era efectuada por sacerdotes enviados probablemente por altos funcionarios teotihuacanos, quienes establecieron dicha zona buscando la seguridad de Teotihuacan y de sus habitantes, considerando que se encontraban a menos de una jornada de camino así como a la cantidad de personas y de grupos interesados en visitar la urbe. Aún con la importancia social de dichos funcionarios no residían en la metrópoli, ya que sus funciones estaban relacionadas con la seguridad de la antigua urbe además del control de las riquezas provenientes de otros lugares y de las normas para hacer llegar a la metrópoli mayor cantidad de productos, tanto suntuarios como agrícolas, propiciando su prosperidad económica. El que dichos funcionarios ejercieran aspectos administrativos no hacia desaparecer su investidura sacerdotal, por el contrario ello les daba mayor importancia ya que manejaban la reproducción de los conceptos de la religión oficial mediante diferentes ceremonias en beneficio de sus funciones y en busca de cumplir los objetivos establecidos por la jerarquía sacerdotal residente en la urbe. Entre las ceremonias que se realizaban en La Herradura destaca el sacrificio humano en diferentes variedades, los datos localizados en La Herradura permiten sustentar la práctica de ese tipo de rituales fuera de la metrópoli, como replica de los que celebraban en ella. En cuanto a la decapitación y desmembramiento manifiesta un momento mítico 4

5 ancestral, durante el cual los númenes separaron al monstruo de la tierra para dar origen a la estructuración del universo, la cremación por otra parte pudiera reflejar aspectos del mito de la creación del Sol y de la Luna, cuando el dios bubosillo (Nanahuatzin) y el Señor de los Caracoles (Tecucistécatl) se sacrificaron en Teotihuacan en la hoguera, buscando purificarse y emerger como astros. Lo señalado lleva a considerar también que algunos rituales que se realizaban como parte de ciertos cultos en el Clásico, aunque se tenga información de su existencia en las fuentes históricas del Posclásico, tienen carácter ancestral. Bibliografía Blanton, Feinman et al, A Dual Processual Theory for the Evolution of Mesoamerican Civilization, Current Anthropology 37, Jarquín P. Ana y Martínez V. Enrique, Las excavaciones en el Conjunto 1-D, en Memorias del Proyecto Arqueológico Teotihuacan 80-82, Colección Científica 132, INAH-SEP, Vol. I, Jarquín P., Ana, El Conjunto Norte y Lado Este de la Ciudadela: Análisis de contextos arqueológicos del Período Clásico desde la perspectiva de la Etnohistoria, Tesis para optar al grado de Doctor en Estudios Mesoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Kurtz, Donald The legitimation of early inchoate state, in The study of the state, Editor Henry J. Claessen and P. Skalnik, The Hague, Paris, Manzanilla, Linda The Economic organizations of the Teotihuacan priesthood: hypotheses and considerations, in Art, Ideology The City of Teotihuacan, Symposium Dumbarton Oaks, 8 th and 9 th of October, 1988, Dumbarton Oaks Research Library and Collections, Washington D. C., Agrupamientos Sociales y Gobierno de Teotihuacan, Centro de México, en Reconstruyendo La Ciudad Maya: El urbanismo de las Sociedades Antiguas, A. Ciudad, J. Iglesias y C. Martínez (Editores), Sociedad Española de Estudios Mayas, Madrid, Von Winning, Hasso, La iconografía de Totihuacan. Los dioses y los signos, UNAM,

6 Fig. 1- Región de Calpulalpan, Tlaxcala con la localización de La Herradura y otros sitios arqueológicos. Fig. 2- Vista general de La Herradura, Calpulalpan, Tlaxcala. 6

7 Fig.3- El cuauhxicalli al momento de su descubrimiento. Fig. 4- Lado izquierdo del cuauhxicalli. 7

8 Fig. 4a- Diseño del cuauhxicalli utilizado en el ofrecimiento de corazones humanos. Fig.5- Restos de una persona sacrificada al interior de una fosa circular- 8

9 Fig. 5a- Vaso Tláloc que acompañaba al inhumado. Fig. 6- Máscara de barro con collar de conchas parte de la ofrenda al sacrificado al Dios de la Lluvia. 9