ORTEGA Y GASSET ( )

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1 ORTEGA Y GASSET ( ) 1. ANÁLISIS CRÍTICO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO ANTERIOR 1.1. Crítica del realismo y del idealismo Podemos dividir la historia de la filosofía en dos grandes bloques a los que conocemos con el nombre de realismo e idealismo. El realismo domina el pensamiento desde Grecia hasta Descartes. Para esta actitud filosófica lo real son las cosas tal como son en sí mismas, al margen del sujeto cognoscente. Ortega critica que la ciencia quiere abarcar todo el universo y nada tiene que decir del ser humano, que se le escapa como el agua por una canastilla. La razón realista se detiene ante la extraña realidad de la vida humana. La causa es que la vida humana no es una cosa, no posee una naturaleza sino que tiene historia. Por ello habrá que abordar la vida humana y repensarla con conceptos distintos. Descartes imprime un giro idealista a la filosofía que perdura hasta Husserl. Para Descartes, y toda la filosofía posterior, el conocimiento de las cosas está mediado siempre por el sujeto que conoce. La realidad que conocemos de modo inmediato y seguro no son, por lo tanto, las cosas en sí mismas, sino el propio sujeto que conoce, la propia conciencia, el yo. Por supuesto, Descartes considera que, al margen del yo, existen por sí mismas otras realidades, otras sustancias (Dios y el mundo); pero la sustancia fundamental pasa a ser el yo, y en tanto el yo es concebido como sustancia -y como tal existente por sí mismo- es independiente del mundo, de las cosas. El sujeto pensante es una cosa que piensa. Ortega piensa que en el fondo se cae en el mismo error que en el realismo. Pues bien, Ortega intenta superar ambas aptitudes. Acepta la tesis idealista de que no se pueden conocer las cosas sino es a través del filtro que impone el sujeto; efectivamente las cosas son siempre cosas para mí. Pero critica al idealismo cuando afirma que el sujeto es independiente de las cosas, pues el yo, la conciencia es siempre conciencia de : dicho todo esto, la tesis de Ortega es que el fundamento absoluto de todo, el primer principio del que tenemos que partir, la auténtica realidad no son las cosas (sean concebidas de un modo u otro), ni la conciencia. La realidad primaria a la que Ortega llama realidad radical, es la del yo-con-las-cosas. El yo y las cosas son como dos momentos constitutivos de la realidad radical. A esta realidad radical en que se manifiestan el yo y las cosas es a la que Ortega llama, también, vida. No usa, por lo tanto, el término vida en un sentido biológico sino en un sentido biográfico. Esta concepción de la realidad radical como vida, lleva a una nueva concepción del ser y de la verdad. Ortega rechaza, de modo similar a como lo habían hecho ya Dilthey, Nietzsche e incluso Hegel, la concepción tradicional del ser como inmutable, fijo, etc. El ser es algo dinámico, es acción. Ser es acontecer. La esencia del hombre no queda definida ni por ser cuerpo materia-, ni por ser alma espíritu-, ni por nada que pueda ser objetivado como una cosa ; sino por ser drama, historia, acontecimiento. El hombre no es una cosa, ni siquiera una cosa espiritual, y por tanto no se deja definir por categorías apropiadas para describir cosas. Ortega dice que el hombre no tiene naturaleza sino que tiene historia. De la unidad original del yo y las cosas se desprende también una nueva concepción de la verdad. Si lo primero no son las cosas, por un lado, y el pensamiento, el yo, por otro, la concepción tradicional de la verdad también sufrirá un cambio de fundamentación, la verdad deja de ser fundamentalmente adecuación para ser desvelamiento que es la traducción literal de la noción primitiva griega de verdad, entendida como alétheia Crítica del racionalismo 1

2 Esta crítica se centra sobre todo en el racionalismo continental europeo de los siglos XVII y XVIII, pero va dirigida contra el racionalismo en general que, desde Sócrates, domina la cultura europea. Hay cierto paralelismo entre esta crítica y la que también hicieron al racionalismo Nietzsche, Dilthey, Bergson y Husserl. El mundo en el que el hombre vive es el mundo de las cualidades colores, resistencias, sones-, pero la razón no es capaz de manejar cualidades y reduce lo cualitativo a lo cuantitativo -a la geometría y al número-. El carácter fundamental del racionalismo reside en que para buscar la verdad renuncia a la vida, a la historia. Es fundamentalmente antihistórico y atemporal, y al mismo tiempo rechaza el mundo inmediato en que vivimos. Invierte la perspectiva natural del hombre. Como consecuencia de esto, el racionalismo introdujo una escisión en la existencia. El mundo se volvió dual: por un lado aparece el mundo de los conceptos racionales que son fijos, estables, precisos y eternos; por otro lado el mundo de la espontaneidad, de lo vital. Contra el primero polemiza Ortega condenando la actitud racionalista. Ahora bien, esta condena del racionalismo no supone una defensa del irracionalismo al estilo de Schopenhauer o Nietzsche: no supone una condena de la razón en general, sino sólo de la razón pura, de la razón que no considera lo vital, lo cambiante, lo histórico, lo temporal. Frente a este tipo de razón, Ortega habla de la necesidad de otro tipo de razón a la que llama razón vital. 2. LA SUPERACIÓN DE LA FILOSOFÍA TRADICIONAL 2.1. Frente al realismo y al idealismo: el yo y la circunstancia Frente al realismo que privilegia la cosa en sí, o al idealismo que privilegia la conciencia, Ortega intenta una nueva actitud que no presuponga esta escisión. Esta nueva actitud queda formulada en la expresión Yo soy yo y mi circunstancia. Circunstancia es el mundo en el que vivo en tanto que me constituye, pero al mismo tiempo dicho mundo sólo es tal para mí. El yo y la circunstancia no son, por tanto, separables. No se puede indicar donde acaba el mundo y donde empieza el yo. A esta relación inicial yo-mundo la llama también vida, en tanto que vivir es tratar con el mundo, actuar en él, ocuparse de él. Esta relación inicial es la realidad radical, el tipo de realidad a partir del cual se fundamentan todas las demás Frente al racionalismo: el perspectivismo y la razón vital El perspectivismo Vimos que el racionalismo para salvar la verdad, para posibilitar el conocimiento y la cultura, niega la vida. Los fenómenos vitales no encajan dentro de una concepción del mundo donde se identifica el ser con lo eterno, fijo, inmutable, etc. Los fenómenos vitales son cambiantes, mudables, perecederos. Por ello, frente a la postura racionalista se ha dado a lo largo de la historia de la filosofía otra alternativa, conocida usualmente como relativismo (sofistas, Hume, etc.). Consiste en que para salvar los fenómenos vitales se niega todo tipo de verdad absoluta, haciendo de la verdad un problema subjetivo, es decir, propio de cada individuo, de cada pueblo. Pero el relativismo conduce en último término al escepticismo. Frente a estas dos opciones históricamente dadas, Ortega postula un nuevo tipo de enfrentamiento con la realidad que no tenga forzosamente que decantarse o por la cultura o por la vida, sino que pueda conservarlas a ambas, y que no tenga que renunciar al conocimiento de los fenómenos vitales. Esta alternativa es el perspectivismo. Veamos en qué consiste: Tanto la estructura de la realidad como la del conocimiento son siempre manejables desde un punto de vista. Te pongo un ejemplo para que lo entiendas mejor: si contemplo un paisaje lo veo de una determinada forma. Ahora bien, si cambio de posición, camino una distancia en una u otra dirección y vuelvo a ver el mismo paisaje no lo veré sin embargo igual que antes. Es más, si después de este cambio de posición siguiese viendo lo mismo pensaría que aquello es irreal. Qué quiere decir esto? Quiere decir que la realidad es de tal forma, tiene tal estructura, que hemos de verla, conocerla, siempre desde un punto 2

3 de vista. Este punto de vista es espacial en el caso del paisaje mencionado, pero será histórico, individual, esto es, de una época o de un sujeto determinado, en el caso de otro tipo de realidades. De aquí podemos deducir que la realidad no podrá ser vista siempre de modo igual debido a su propia naturaleza, lo cual, por otra parte, no quiere decir que no exista un mundo conocible, un mundo real, sino todo lo contrario, sería un mundo ilusorio aquel que fuese siempre el mismo cualquiera que fuese el sujeto o la época histórica que lo contemplase, del mismo modo que el mundo de la razón pura y el mundo de la razón matemática es, en cierta forma, ilusorio. Al menos es, desde luego, un mundo no vivo. Las perspectivas, a juicio de Ortega, no se excluyen, sino que se complementan. Dios sería la suma de todas las perspectivas, el ente que pudiese situarse en todas partes, tal y como dice el cristianismo. La noción de perspectiva que maneja aquí Ortega viene a coincidir con la de Leibniz. Más tarde Ortega acabará formulando una alternativa al racionalismo clásico a partir de otra noción propiamente orteguiana: la razón vital. Ahora intentaré aclararte este concepto central de la filosofía de Ortega La razón vital Al mismo tiempo que se impone la concepción del ser como lo fijo, lo eterno, lo inmutable, etc., se va imponiendo una concepción de la razón como el órgano del conocimiento que capta eso fijo y eterno. Recuerda que cuando estudiaste a Sócrates la noción de conocimiento aparecía como conocimiento de lo universal, y lo universal se da en las definiciones que son invariables, válidas para todos los hombres y todos los tiempos. Haz memoria y recuerda cómo con Platón se acentúa este carácter del ser y de la razón. Acuérdate también de que a partir de la modernidad, con los racionalistas, la razón es concebida como un proceder lógico-matemático. La matematización de la razón permite un avance extraordinario de las ciencias de la naturaleza, pero a la vez se va poniendo de manifiesto, sobre todo a partir del siglo XIX, que este tipo de razón es inapropiado para el conocimiento de lo humano. Frente a las ciencias de la naturaleza, que pretenden describir lo que en esta hay de fijo e inmutable, las ciencias humanas la historia, la sociología, la política, la filosofía- parecen poco precisas y rigurosas, parecen incapaces para describir su objeto de estudio. Ello se debe a que los asuntos humanos están en permanente cambio, son de naturaleza temporal, histórica. Dado que los asuntos humanos no se dejan describir como las cosas naturales, es decir, dado que los asuntos humanos se escapan a la capacidad de comprensión lógica-matemática, habrá que considerar dos posibilidades: o aceptamos que, con respecto a lo humano, sólo cabe el irracionalismo, al estilo del practicado por Schopenhauer o Nietzsche, o habrá que plantearse qué entendemos por razón y buscar las insuficiencias de esta. Ortega, como ya lo hicieran en cierta medida Dilthey y Husserl, se decidió por esta segunda posibilidad. Las insuficiencias de la razón lógico-matemática para explicar la vida residen en que este tipo de razón es sólo un tipo peculiar de razón pero no toda la razón. La razón de tipo matemático es un caso particular de una forma más amplia de la razón a la que Ortega llama razón vital. No se trata, por lo tanto, de quedarse con la razón de los racionalistas y renunciar a explicar los fenómenos vitales, ni tampoco de hacer una defensa de la vida al estilo de Nietzsche o Bergson- por encima de la razón. Hay que comprender que la razón es un instrumento de la vida misma. Pero la razón entendida así, como instrumento de la vida, es más amplia que la concepción de la razón propia de los racionalistas. Ortega no renuncia a la razón, ni a la pretensión de conocer racionalmente la vida humana, lo que rechaza es el uso restringido que hace el racionalismo de la razón. La razón de tipo matemático no es más que un uso peculiar de la razón vital, aplicada a un campo del conocimiento muy concreto, el de los fenómenos naturales. Por el contrario la razón vital tiene un campo de conocimiento mucho más amplio, pues incluye a los fenómenos de tipo humano. La realidad radical que es mi vida exige un instrumento nuevo con el que podamos entenderla. Ese instrumento es la razón vital. A diferencia de lo que pensaba el racionalismo para Ortega la razón es una breve isla flotante sobre el mar de la vitalidad primaria. La razón no puede prescindir de la vida sino que 3

4 tiene que alimentarse de ella. No puede haber auténtica vida humana sin la razón, ni auténtica razón si esta se encuentra alejada de la vida. Por esto Ortega intenta hacer explícitas las categorías de la razón vital que han de sustituir a las meras categorías del entendimiento, de la razón pura tal como las formularía Aristóteles o Kant. Las categorías de la vida son los conceptos que permiten definir la vida y explicarla mejor, pero no la vida en general sino esta, la mía, la humana. Encontrarse: la vida es, de entrada, estar ahí. Vivir es encontrarse en el mundo. Aquí mundo no es naturaleza sino lo vivido como tal. Ocuparse: el hombre es acción, drama. Esta acción se da en una relación yo-mundo. Yo consisto en ocuparme de lo que hay en el mundo y el mundo consiste en todo aquello de que me ocupo y en nada más. Vivir es convivir con mi circunstancia. Lo contrario de ocuparse es la despreocupación, el dejarse arrastrar, entregarse a las costumbres, que es también una forma de ocuparse. Perspectiva: mi vida es relación particular con el mundo. Repasa Libertad y proyecto: la libertad da un carácter problemático a mi vida. La vida no es una realidad acabada, es algo que tengo que hacer. Puesto que el hombre es forzadamente libre, el mundo está abierto a múltiples posibilidades. Circunstancia: pero las posibilidades no son ilimitadas. El hombre decide dentro de la determinación relativa que suponen sus circunstancias. Temporalidad: la vida es proyecto, futurización. El ser es dinámico, está en movimiento continuo. Esta categoría hace a la vida radicalmente histórica. La razón vital se opone a la científica, que es sólo apta para conocer los fenómenos de la naturaleza que están sometidos a leyes necesarias. Si no fuera así, no cabría describir los hechos naturales a través de fórmulas matemáticas. La razón vital comprende, más que explica según expuso Dilthey- las realidades específicamente humanas. Explicar es reducir un fenómeno a su causa determinada, como hacen las ciencias. Comprender, en cambio, es captar el sentido, el significado de un determinado suceso de la vida cuando se sitúa en el contexto que le presta significado: puedo comprender un determinado suceso de mi vida al valorar su trascendencia posterior. La propia vida no puedo explicarla sin reducirla a efectos determinados por causas, aunque sí puede ser comprendida, pues la razón vital comprende, capta el significado dentro de una totalidad o contexto significativo. 3. LA VIDA HISTÓRICA 3.1. Historicidad de la vida humana El hombre, a diferencia del resto de los seres vivos, no tiene una naturaleza fijada. Mientras el tigre es siempre tigre, intercambiable por cualquier otro, el hombre no es siempre hombre de la misma manera. En esto consiste el que el hombre sea libre. Libertad implica una elección forzosa entre las posibilidades. Por lo tanto, sólo podremos entender algo de la vida humana si comprendemos la historia en la que está inmerso; pues, si el hombre no está sujeto por su instinto como animal, sí lo está en cambio por su circunstancia histórica. Por ello es importante para Ortega hacerse con un método de análisis histórico. Ahora te explico su método: 3.2. El método de las generaciones 4

5 Este cambio histórico en el que el hombre está inmerso no es un continuum homogéneo sino que hay una cierta estabilidad que cristaliza por periodos. Ortega llama a estos periodos de cierta constancia vital, generaciones. Una generación ocuparía aproximadamente quince años. Esta cristalización de la historia en épocas le lleva a exponer otra idea característica de su filosofía de la historia: la separación entre dos tipos humanos, la masa y la minoría. La masa tiende a conservar esquemas fijos, a vivir en el presente y la minoría a romper moldes, a vivir mirando al futuro. Es la vanguardia, por ello vive condenada con frecuencia a no ser entendida por la masa. Para estudiar las variaciones históricas, Ortega jerarquiza los fenómenos. Unos dependen de otros más profundos. Así, las transformaciones de orden industrial y político dependen de las de orden moral y estético y estas dependen a su vez de determinada sensibilidad vital. Por otra parte, Ortega critica las concepciones colectivistas e individualistas. Un ejemplo de la primera es la marxista, donde son las masas las clases sociales- las que mueven la historia. Ejemplo de la segunda es toda concepción que explique la historia por el influjo de individuos excepcionales reyes, héroes, sabios- que conducen a las masas tras de sí. Para Ortega ambas son falsas. La primera porque las masas, según él, son siempre conservadoras, pasivas y tendentes a persistir en lo que hay. La segunda porque sino hay cierto grado de comunicación entre las masas y los individuos, cierta sensibilidad compartida, los individuos nunca podrán influir sobre la masa. La sensibilidad vital, que Ortega no explica muy bien, es lo que está a la base de cualquier estadio histórico. La sensibilidad vital condiciona y modifica nuestras valoraciones morales y estéticas, y estas a su vez condicionan las transformaciones políticas e industriales. Las relaciones de una generación con la anterior pueden ser, a su vez, de homogeneidad, es decir, ambas se mueven por los mismos intereses y entonces estamos en lo que Ortega llama una época acumulativa, en la que se acumula lo desarrollado en ambas generaciones; o de heterogeneidad, es decir, ambas se mueven por intereses divergentes y entonces estamos ante lo que Ortega llama una época revolucionaria, en la que la generación posterior rechaza lo que hizo la anterior e intenta desarrollarse sobre principios nuevos. Esta distinción aparece ya en Comte, con el nombre de épocas orgánicas y épocas críticas. En Ortega, a diferencia de Marx o Hegel, no hay un momento privilegiado de la historia y el proceso continúa interrumpidamente Razón vital y razón histórica La razón vital se refiere al conocimiento del propio sujeto, de la vida propia. Pero Ortega extiende el concepto de sujeto para aplicarlo, no sólo al individuo, sino al conjunto de seres humanos que forman un pueblo, una generación, una civilización, etc. En este caso, el conocimiento pertinente se denomina razón histórica. La razón histórica es, pues, el conocimiento de la realidad humana en su conjunto, según Ortega. El ser humano no tiene naturaleza, tiene historia. Esto, que se puede aplicar al individuo, se aplica sobre todo al ser humano colectivamente considerado. Los seres humanos no existimos aislados sino en comunidad y los grupos sociales configuran en buena medida nuestra perspectiva personal del mundo, o sea, nuestra cultura. Y la cultura es una realidad histórica. De ahí que no podamos comprendernos a nosotros mismos sin comprender nuestra propia cultura; ni a esta última sin atender a la historia en la que se ha constituido. O sea, que como el ser humano es cultural y la realidad cultural es histórica, el uso de la razón que comprende la realidad humana es la razón histórica. La razón histórica no debería aceptar nada como puro hecho sino fluidificar todo hecho y ver como se hace, pero en cuanto a los problemas, a las categorías, a los métodos que deberían presidirla, Ortega no dice nada. (N. Abbagnano) Ideas y creencias 5

6 Una de las más importantes distinciones de Ortega y Gasset, dentro del contexto de su teoría de la razón histórica, es la que estableció entre ideas y creencias. - Por ideas entiende Ortega los objetos del pensamiento, las conclusiones a las que explícitamente llegamos cuando nos ponemos a pensar. Pero, puesto que Ortega rechazó el racionalismo la teoría de las ideas claras y distintas-, no le parece que estas sean el factor más determinante ni de la vida individual ni de la historia. El elemento fundamental son las creencias, que en cierta forma se oponen a las ideas. - Las creencias son actitudes de fondo, posiciones de la razón vital desde las que se juzga o percibe el mundo. Las creencias no son propiamente objetos de pensamiento o el resultado de la acción de pensar. Según Ortega, estamos ya en determinadas creencias antes de pensar de modo explícito. Bien pudiera decirse que, para Ortega y Gasset, las creencias tienen el carácter de prejuicios, pero recordemos que el autor les otorga un valor positivo y fundamental a los prejuicios. Los prejuicios se denominan así porque estamos ya en ellos, desde ellos juzgamos las demás cosas; nos han sido entregados por tradición y constituyen lo que denomina Ortega sistema de vigencias. Cada persona, según Ortega, no juzga el mundo sólo por su propia cuenta, sino de acuerdo con la percepción valorativa que corresponde a su lugar histórico y a su tradición cultural. El proyecto histórico que define, por ejemplo, la mentalidad de una generación, es producto de una serie determinada de valores y creencias que constituye un sistema de vigencias. * * * Lo entiendes bien, verdad? Si es que ya te queda poco para poseer una cabeza perfectamente adiestrada para la reflexión filosófica. Ya casi estamos terminando este curso en el que te he calentado la cabeza con las variadas respuestas que cada filósofo dio a través de la historia a esas preguntas radicales sobre las que es difícil ponerse de acuerdo cada uno tenemos nuestro punto de vista como diría Ortegapero de las que no puedes ni debes escaquearte porque podrás vivir sin planteártelas pero si es así tu vida no será del todo tuya y quedará sin raíces. Expuesta por ello a vientos, tormentas y desiertos. Puesto que tienes que vivir y no puedes dejar de actuar, conduce con tus respuestas tu vida, pues si no lo haces así serán los demás los que lo harán por ti y tú ya no eres una persona menor de edad sino que dispones de una razón autónoma que hace ya innecesarios los tutores. Construir tu vida es la tarea más importante que tienes. No puedes dejar este privilegio a cualquiera. El horizonte que se te abrirá ahora es grande y a veces puedes sentir angustia. Pero es algo apasionante. Ve ejercitando y fortaleciendo tu libertad para que elijas realmente lo que tú quieras. Ya está bien de imitar. Será más duro pero también más hermoso. Yo, ya lo sabes tú, ni puedo ni debo decirte qué debes elegir. Elige, dentro de las posibilidades que se te ofrecen, lo que quieras, lo que te guste, pero no puedo reprimir recordarte que la elección no será inteligente si te causa perjuicios a ti, a los demás o al entorno natural en el que habitas. Adiós, vive y sé feliz! 6