CADIZ, TURISMO DE CALIDAD Golf, caballos, playas, urbanizaciones de lujo y un legado cultural de más de 2.000 años hacen de Cádiz la meca del turismo de calidad Pág. 26 PAISAJES 3
N LOS INFORMES POLÍTICOS, EN LOS cálculos de los analistas financieros y en los mentideros periodísticos ya se sabía, a mediados de los sesenta, que el futuro de la economía española pasaba por la oferta de sol, playa y chiringuito. De nada sirvió el planeamiento que en los años 50 había aprobado el duque de Luna, Mariano de Urzáiz y Silva, director general de Turismo de aquella época, que había elaborado un plan para atraer al turismo basado no en la masificación de la costa, sino en mostrar al extranjero las joyas arquitectónicas y los tesoros históricos de nuestro país, de los que andábamos sobrados, prohibiendo expresamente que al lado del mar se levantasen edificios de más de cuatro alturas. La realidad, sólo tres lustros después, resultó bien diferente. Las primeras entradas de divisas terminaron por convencer a los escépticos de que los más de 3.000 kilómetros de litoral español eran terreno abonado para edificar y vender al turismo, lo que significaba engordar la cuenta de resultados a costa de la entrada de divisas provenientes de una incipiente industria turística que a finales de los 50 apenas atraía a cuatro millones de visitantes al año y que ahora supera los 50 millones de visitas anuales. De esta forma nació, sobre todo en el Mediterráneo levantino, una tipología de turismo de torres de cemento, masificación y paella barata que aún hoy pervive. Ajena es esta moda, la costa de Cádiz comenzó en esa misma época un desarrollo sostenido que le permitió
levantar unos pocos enclaves solicitadísimos por el turismo de élite, dejando el resto de su costa sin edificar. Y no porque no hubiese ganas, sino porque la costa occidental de Andalucía quedaba muy a desmano de los mercados emisores turísticos, y porque no existía una red de transportes y comunicaciones preparada para acoger una avalancha como la que sufrió la comunidad valenciana, que soportó un terrible auge por encontrarse a apenas 300 kilómetros de Madrid, el principal centro emisor turístico nacional y la puerta por la que entra la mayoría del turismo extranjero en España, y también, claro, por la innegable bondad de su clima y sus playas. En la misma época en la que el festival de Benidorm era un acontecimiento nacional, en Cádiz comenzó a levantarse uno de los enclaves de lujo que jalonan el área cercana a la costa, Sotogrande, una urbanización de 1.800 hectáreas que viene siendo cuidadosamente planificada desde hace 30 años. Esta previsión urbanística y social ha dado como resultado una organizada comunidad con puerto deportivo, clubes de playa, colegio privado, tiendas, bancos, cafeterías, restaurantes y un impresionante conjunto de instalaciones deportivas, entre las que destacan sus campos de golf, sobre todo el de Valderrama, que en 1997 acogió la Ryder Cup, el enfrentamiento bianual de las selecciones estadounidense y europea, la más grande competición de golf y el quinto acontecimiento deportivo del globo por seguimiento televisivo. Sotogrande es hoy el refugio de lo más granado de la
sociedad europea discreta, de aquella que busca sosiego alejada de la cercana y bulliciosa Costa del Sol y que se acerca hasta aquí para disfrutar de la mayor concentración de campos de golf de Andalucía, de un litoral poco contaminado y de un pueblo que tiene tras de sí una cultura y una historia con 3.000 años de antigüedad. A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS OCHENTA, DESDE LA Junta de Andalucía se cae en la cuenta de que aún existen zonas en el litoral andaluz que no han sido explotadas para el turismo, sin que se sepa a ciencia cierta el motivo. Ante esta situación, la Junta crea el Laboratorio de Planificación Turística, cuya misión es analizar de forma científica por qué hay zonas de la costa que no se han desarrollado pese al potencial turístico que por sí solos suponen los más de mil kilómetros de costa de la región y qué acciones pueden realizarse para arreglar la situación. Después de un arduo trabajo de investigación, el Laboratorio señala con el dedo algunas zonas que, a juicio de los técnicos, tienen un alto potencial de crecimiento turístico en el litoral occidental: Isla Canela, Isla Antilla y El Portil, en Huelva, y Costa Ballena, Sancti Petri y La Alcaidesa, en Cádiz. Las dos primeras por sus magníficas y extensas playas de arena fina y dorada; El Portil por estar junto a un paraje de 15,5 hectáreas protegido como reserva natural y cuyo núcleo está compuesto por la laguna del Portil, una laguna peridunar de aguas dulces formada por el avance de un frente de dunas que acabó por taponar dos pequeños arroyos que antes estaban comunicados con el mar; Costa Ballena, por su playa de casi cuatro kilómetros de longitud y por ser un área de desarrollo entre dos localidades importantes como Rota y Chipiona; y Sancti Petri y La Alcaidesa por encontrase en una zona de calma pero cercana a los núcleos turísticos más conocidos de la Costa del Sol, lo que sugería un posible trasvase de turismo de esa zona a esta otra. Y aparte de sus evidentes encantos naturales, estas zonas se eligieron analizando también los parámetros económicos y sociales. Cádiz es desde hace muchos años la provincia española con menor actividad laboral. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente el segundo trimestre de 1999, la tasa de paro en esta provincia es del 30,57 por ciento, la más alta de España, duplicando la cifra del 15,63 por ciento que se da en el conjunto del Estado. Esta falta de actividad laboral y económica también repercute en la renta de las familias. Así, mientras el gasto anual medio por persona en España es de 898.300 pesetas, en Andalucía es de
Piscina de hotel en la urbanización Novo Sancti Petri. Debajo, casas en Puerto Sherry, junto a El Puerto de Santa María. 754.900 pesetas, casi un 16 por ciento inferior a la media nacional. A la vista de estos datos, la estrategia del Laboratorio de Planificación Turística consistía en dotar a estas zonas de actividad económica suficiente para dinamizar el empleo en la provincia y aumentar el nivel de renta y gasto, es decir, utilizar el sector turístico con el objeto de crear empresas y aportar trabajo. De las seis zonas del litoral onubense y gaditano señaladas por el Laboratorio de Planificación Turística, cinco se han entregado a la iniciativa privada para su puesta en marcha. Sólo Costa Ballena ha quedado en manos de la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA), un organismo de la Junta que ha proyectado, diseñado y financiado la conversión de 400 hectáreas de terreno agrícola junto a la costa pertenecientes a la familia Orleans-Borbón en un resort de última generación donde se combinen golf, playa, zonas verdes, comercios, hoteles, residencias permanentes y ocio en el más estricto sentido de la palabra. Una ciudad residencial ideada con criterios de calidad, con un 62 por ciento de su extensión catalogada como zona verde, con viviendas que deben tener una superficie mínima de 30 metros cuadrados por residente y estar dotadas con los últimos avances tecnológicos (recogida neumática de basuras, fibra óptica en cada hogar...) y donde no se van a permitir más de tres alturas para no alterar la franja litoral. Un planteamiento de vanguardia que le ha valido a Costa Ballena un galardón de la Organización Mundial del Turismo por considerarlo como ejemplo de desarrollo turístico. COSTA BALLENA, QUE ESPERA ACOGER A 30.000 vecinos en ocho años, responde a dos premisas básicas: crear un modelo turístico avanzado con la calidad como primer referente y dinamizar la economía de la costa
Paseos a caballo en la zona prelitoral del complejo Costa Ballena. Debajo, bandeja de mariscos de un restaurante gaditano. noroeste de Cádiz mediante la creación de unos 5.000 empleos en la zona con mayor paro de Europa. Miguel Villegas, su director de Promoción y Desarrollo, estima que, debido a las inigualables condiciones climatológicas de esta zona, con una media anual de 18, una precipitación de 650 litros por metro cuadrado al año y más de 3.200 horas de sol anuales, este complejo debe tender a "desestacionalizar la demanda turística por medio de la aplicación del concepto de resort". Para ello se cuenta con un campo de golf de 27 hoyos diseñado por José María Olazábal que pretende ser el referente deportivo de todo el complejo y con zonas comerciales y de ocio que se convertirán en un polo de atracción para las vecinas localidades de Rota y Chipiona. UN IMAGINARIO TRIÁNGULO DE URBANIZACIONES de lujo en Cádiz, cuyos dos primeros vértices serían Costa Ballena y Sotogrande, se completa con Novo Sancti Petri, a sólo 25 kilómetros de la capital gaditana y enclavada en el término municipal de Chiclana. La mayor parte de los cuatro millones de metros cuadrados que hoy ocupa Novo Sancti Petri fueron comprados a mediados de los ochenta por una familia de Mallorca a un solo propietario, comenzando a urbanizar parte de los terrenos a finales de la pasada década y vendiendo el resto de parcelas a compradores interesados en la zona. La última venta fue hace dos años, cuando el touroperador alemán Neckerman adquirió buena parte de la urbanización para atender la gran demanda de su mercado. En el desarrollo de estos cuatro millones de metros cuadrados se han invertido ya 40.000 millones de pesetas para la construcción de hoteles, viviendas (ya hay 1.600 construidas de las 1.700 previstas), equipamientos y zonas verdes. Y todo este derroche de lujo tiene un precio, porque alquilar un chalé en esta urbanización en
Regatistas en las instalaciones de Puerto Sherry, el mayor puerto deportivo de la provincia, en El Puerto de Santa María. agosto de este mismo año equivalía a desembolsar una media de 700.000 pesetas. Pero pese a estos precios prohibitivos para muchos, los campos de golf de la zona tienen vendidos casi todos los green fees del año, especialmente a operadores turísticos del centro y el norte de Europa, sobre todo a los grupos alemanes Tui y Neckerman, los mayores emisores de turistas hacia esta zona de Cádiz. Para acoger tanta demanda, Novo Sancti Petri cuenta en la actualidad con ocho hoteles a los que en la primavera próxima se sumará el hotel Barrosa Palace, con lo que la capacidad de alojamiento subirá hasta 5.103 huéspedes, más los 1.189 que pueden alojarse en apartahoteles. Y todos en establecimientos de lujo, porque debido al planteamiento urbanístico del área no se permite construir hoteles de menos de cuatro estrellas. POR CALIDAD Y TRANQUILIDAD, NOVO SANCTI PETRI se ha convertido en el destino de moda de muchos artistas. El verano pasado pasaron unos días aquí famosos como Aitana Sánchez Gijón, Penélope Cruz, Alejandro Sanz, María Barranco y su marido Imanol Uribe. Y también deportistas. De hecho, el Fútbol Club Barcelona, al finalizar la Liga pasada, invitó a todos los miembros de su plantilla y su cuerpo técnico, con sus familias, a pasar unos días de descanso en la zona. Y como Novo Sancti Petri y el resto de urbanizaciones de la costa gaditana tienen muy claro que no quieren convertirse en simples refugios para el veraneo, están intentando diversificar su oferta a lo largo de todo el año. En invierno, sin ir más lejos, quiere convertirse en lugar de concentración de los equipos de fútbol cuyas ligas se paralizan debido al frío. Debido al éxito de Novo Sancti Petri, junto a esta urbanización se está levantando otro área urbanística llamada La Loma de Sancti Petri, con dos millones de metros cuadrados de extensión, en cuya construcción se están utilizando los mismos parámetros calidad. El éxito, en este caso, también parece claro, y lo avala una sola cifra: en 25 días se vendieron 90 chalés adosados, con un coste medio de 14 millones de pesetas cada uno. Pero aparte de sol y buen tiempo, de la calidad de las infraestructuras hoteleras y de la tranquilidad de sus urbanizaciones, la costa de Cádiz ofrece un abanico de posibilidades difícil de abarcar. En un área de apenas 50 kilómetros se despliegan casi una docena de puertos deportivos, con Puerto Sherry como estandarte; se pueden encontrar los mejores campos de golf de España y de buena parte de Europa, cuyos green fees se ofrecen como premio a los ganadores de torneos en muchos países del Viejo Continente; las bodegas de vino de Jerez, cuya fama hace ya mucho que traspasó nuestras fronteras; los mariscos que se pescan en las aguas de la bahía; los magníficos caballos de la Real Escuela de Arte Ecuestre y de la Yeguada de la Cartuja Hierro del Bocado; los pueblos blancos... Con todo este despliegue de posibilidades no es raro que Cádiz enarbole la calidad por bandera.