Durante la década de los setenta y ante las modificaciones del mercado mundial, se dieron las primeras bonanzas cafeteras y empezó a circular el dinero del narcotráfico, que en ese momento era un negocio que casi nadie conocía y que permitía legalizar libremente sus ingresos en la compra de propiedades y de negocios completamente lícitos. Durante esa década se autorizó la conformación de entidades financieras en manos de particulares, quienes aprovecharon (a comienzos de los ochenta) la inexperiencia en el manejo de las acciones en la bolsa para apoderarse agresivamente de las empresas industriales como sucedió con la textilera Fabricato, que fue comprada por el Grupo Colombia en cabeza de Félix Correa Amaya quien se alió con algunos prestántes economistas antioqueños para realizar la jugada de compra agresiva.
Ante esa situación, varios empresarios antioqueños se unieron para defenderse del ataque financiero del grupo Colombia (Compañía Nacional de Chocolates, Suramericana de Seguros, Cementos Argos, Productos Alimenticios Noel, entre otras apoyados por el Banco Industrial Colombiano y Conavi), dando lugar al denominado hoy Sindicato Antioqueño que amplio su sector de cobertura hacia los grandes almacenes de cadena al realizar el negocio de intercambio de acciones entre Cadenalco (Ley) y el Exito, además de consolidar el negocio de alimentos a través de Tecnicarnes y Frinsa. Adquirieron también la mayoría de las cementeras del país (Rioclaro, Caribe, del Valle, Nare, Paz del Río) incursionando además en otros países del área, comprando negocios en Venezuela, Ecuador, Costa Rica, etc..
En la Costa se constituyó un grupo al rededor de los negocios de la familia Santodomingo, propietarios de la cervecera Aguila y de la fábrica de Aluminios Reynolds quienes se consolidaron comprando las otras cerveceras del país (Bavaria, Unión, Germania, etc.), adquirieron en compra agresiva el Banco Comercial Antioqueño, la aereolinea Avianca, incursionando en la industria del vidrio con Conalvidrios, etc. El industrial Ardila Llule valiéndose de todos los medios a su alcance, adquirió la mayoría de las fábricas de refrescos existentes en el País, ampliando su influencia hacia los ingenios azucareros (Cauca y Providencia), agresivamente compro la textilera Coltejer y todas sus subsidiarias como Fureza, compró también a la vidriera Peldar.
En Bogotá se consolidó otro grupo financiero al rededor del negocio de la vivienda, el constructor, Luis Carlos Sarmiento Angulo apoyado por el Banco de Bogotá, adquirió paulatinamente otros bancos como el de Occidente, Corporación las Villas, conformando el grupo financiero hoy llamado el grupo Aval. En el Valle del Cauca se unieron varias empresas de la región conformando el grupo Mayagüez propietario de varios ingenios azúcareros, de todas las procesadoras de acero (Sidelpa, Simesa, Sideboyacá, Sidemuña), grandes programas agroindustriales de cultivos de palma africana en los Llanos Orientales y en la Costa Atlántica, están apoyados por Corfivalle.
Se considera también que la familia Gilinski, propietarios de los productos Yupi, Atila, y otras empresas vallecaucanas y con la venta de sus acciones en el Banco de Colombia han incursionado en el negocio de capitales. La incursión de los españoles en el mercado financiero con el Grupo Santander que compro el Banco Comercial Antioqueño, pero que continua defendiendo los intereses del Grupo Santodomingo, el Banco Ganadero fue adquirido por el Banco Bilbao Vizcaya y Argentaria, pero está alineado con el Sindicato. Aunque existen otras empresas con grandes dimensiones, sólo son considerados grupos económicos los anteriores por el dominio del mercado financiero.