LA IMPORTANCIA ENERGÉTICA DE LAS ZONAS VERDES Y DEL AHORRO DE AGUA AUTOR : EUGENIO GONZALEZ MERINO INGENIERO AGRÓNOMO La importancia de la vegetación en nuestro planeta Tierra es indiscutible. Sin su existencia no sería posible la vida del conjunto de los seres vivos. Cuando el hombre altera el equilibrio de la naturaleza con el desarrollo de múltiples actividades económicas, la naturaleza se resiste y tiende a reconstruirse equilibrándose en situaciones de menor consumo energético. Un ejemplo de esta tendencia a la estabilidad energética es la evolución que sufren las grandes explotaciones mineras a cielo abierto realizadas por las distintas civilizaciones como es el caso concreto de la romana en las Médulas para la obtención de oro. Al paisaje devastador que inicialmente se creó con el paso de los siglos ha dejado paso a un lugar evolucionando con un nuevo ecosistema y la regeneración del bosque natural primitivo. De igual forma, pasaría con cualquiera de nuestras ciudades actuales si las abandonáramos. Con el tiempo se degradarían las edificaciones, las carreteras y todos los materiales que constituyen nuestro mundo y forma de vivir, y la vegetación iría apoderándose del medio hasta formar un ecosistema estable en armonía con el medio. Es por tanto la vegetación un sistema que aprovecha más eficientemente los recursos disponibles en el medio en contraposición a las actividades artificiales creadas por la mano del hombre que requieren grandes consumos energéticos. Las plantas no solo proporcionan sensaciones agradables y bellas, sino que son impresionantes máquinas naturales que fundamentalmente generan oxígeno y eliminan el anhídrido carbónico aprovechando la energía que el sol genera. A día de hoy, la eficiencia de las células de los paneles solares no se aproxima, ni de lejos, a la de los cloroplastos de las plantas y los procesos químicos que se desarrollan con la fotosíntesis que por su magnitud no están al alcance de la industria. Es por tanto, la vegetación en sus múltiples facetas : natural, agrícola o jardinera un valor a conservar y a potenciar. Sin embargo, para que la vegetación se desarrolle es necesario aportar en determinados casos agua. Y es por ello que se debe regular, minimizar y racionalizar la utilización de la misma para conseguir el máximo rendimiento del proceso energético. Ante la carencia del bien escaso, el agua, al grito de : Reciclar para ahorrar agua, un número importante de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas se están poniendo manos a la obra para la creación de nuevas redes de riego y bombeo en nuestras ciudades. Como si de un proceso contagioso y febril se tratara, se está estableciendo una noble lucha para ser el primero en reciclar o regenerar, ahorrar más agua, o ser el más sostenible dentro de unas ciudades más ecológicas y saludables. Y es cierto, que algunas van camino de conseguirlo, unas veces financiadas con fondos europeos y otras con medios propios.
Parece intuitivamente lógico que reciclar es sinónimo de ahorrar. Instituciones públicas, empresas privadas y colegas prestigiosos, se han lanzado a tomar el tren de la modernidad, a participar, y hasta incluso mejorar y divulgar la bondad de la nueva panacea: A partir de ahora ya tendremos el agua que necesitamos para regar y además contribuiremos a mejorar el Medio Ambiente. El agua, como todos sabemos, participa en la Naturaleza de forma cíclica. En su fase de agua dulce, fluye por los ríos desde el momento que precipita de las nubes hasta su retorno al mar, aprovechándola los seres vivos terrestres y consumiéndola en este tramo. En el caso de nuestras ciudades, la utilización que realizamos los humanos es doble y diferenciada. Por un lado SE CONSUME : garantizando las funciones fisiológicas de animales, plantas y aprovechamientos industriales; por otro lado SE USA : higiene personal, piscinas, limpieza de calles, lavado de coches etc., En este último caso, el agua, más o menos contaminada, regresa de nuevo por medio de la red de alcantarillado a su cauce natural : el río. Es importante hacer esta precisión puesto que de nuevo intuitivamente, parece que cada gota de agua que derramamos por el grifo y no usamos se pierde, y eso no es así, se pierde como agua potable pero el agua sigue su camino al río y puede ser utilizada aguas abajo ya sea para la Agricultura o para otros usos o consumos. En el esquema general del ciclo del agua nº 1, se aprecia claramente las distintas trayectorias del agua, incluyendo el nivel biológico mínimo que debe seguir el agua por el río para garantizar la vida en sus riberas ( 10% de caudal mensual medio según Ley). Como es lógico, se tiene que obtener un ciclo equilibrado. Si se baja del nivel mínimo biológico o las cantidades necesarias aguas abajo son insuficientes, hay que actuar abriendo las compuertas de los embalses para compensar las pérdidas, siendo esta forma de actuación la que se utiliza habitualmente. Competencia que depende, por Ley, de la Confederación Hidrográfica de Cuenca, y que tiene como fin garantizar los consumos de las poblaciones, la Agricultura y la Industria, así como, el mantenimiento de la existencia en los propios ríos. Las Confederaciones Hidrográficas asignan y distribuyen previamente el agua existente en proporción a unas cuotas prefijadas de consumo determinadas en los correspondientes Planes Hidrológicos de Cuenca, de forma similar al que hacemos cuando calculamos las redes de riego, Es de esta forma, mediante una visión global del conjunto de la cuenca, como se pueden realizar unos aprovechamientos racionales, y se garantizan los suministros de todos los demandantes implicados, y no bajo una óptica concreta e individualizada para una ciudad o tipo de explotación. Esta situación puede limitar el crecimiento y tipología de algunas ciudades o prefijar el tipo de explotación agrícola o industrial, puesto que el consumo preasignado a cada ciudad es fijo, así como, la cuota de vertido que tiene que devolverse al río una vez usada. En el caso del agua reciclada, el agua usada por la población es trasladada a las depuradoras del río situadas agua abajo, es depurada a niveles terciarios para evitar contaminaciones graves y se bombea de nuevo aguas arriba para su consumo en las zonas verdes.
En los esquemas nº 1,2 y 3 se pueden ver unos ejemplos teóricos, en los que se cuantifican las proporciones asignadas correspondientes. Como se puede comprobar, lo que aparentemente ahorramos bombeando el agua reciclada, lo tenemos que compensar con aporte de agua potable del embalse de cabecera, resultando que no ahorramos agua. Lo que hacemos es redistribuirla por diferente camino. En un principio se dispone de más agua potable almacenada para consumo en el embalse pero esta se tiene que descargar al río para mantener el equilibrio de la cuenca. Entonces Por qué reciclamos el agua si no ahorramos?. La respuesta es sencilla a poco que se tenga un poco de conocimiento de la evolución que ha experimentado la técnica en los últimos años ante el reto de la carencia de agua. Estimulados por la fuerte sequía sufrida en 1992, se observó y analizó lo que hacían países pioneros en cuestión de ahorro de agua y se tomaron como referencia : Israel, California y Arizona. En estos lugares se utilizaba de forma masiva el reciclado del agua. Por lo tanto la solución era sencilla y clara, hacer lo mismo. Se programaron Conferencias y Jornadas a las que acudieron prestigiosos especialistas e investigadores israelitas y estadounidenses que nos explicaron las técnicas para ahorrar agua en sus países, entre otras, el goteo subterráneo. Preguntándole personalmente en unas de estas conferencias, a un Doctor de la universidad de Israel su opinión sobre reciclar agua en España. Este señaló su extrañeza, y sorprendido me respondió : para que quieren reciclar el agua si tienen ríos. Y entonces le pregunté de nuevo Y ustedes porqué la reciclan? Y me dijo : Porque nosotros no tenemos ríos ; idénticas respuestas he obtenido posteriormente de otros técnicos que viven en estas zonas. En el caso de California o Arizona, resulta que estos estados tienen muy poco agua y la mayor parte de lo que consume viene de otro, Nevada (de las montañas de Sierra Nevada). Arizona tampoco tiene ríos, por lo tanto, no pueden desperdiciar ni un litro, ni crear ciénagas a las salidas de las ciudades o urbanizaciones; ni mucho menos arrojarla al mar, como ocurría en Los Ángeles. Afirmar que el reciclar el agua equivale a ahorrarla o que con ello se dispone de más agua potable es una generalización equivocada. El ahorro se obtendrá solamente en las siguientes circunstancias: - Cuando el agua se aproveche en la desembocadura de los ríos al mar, caso de las poblaciones situadas en el litoral y consecuentemente cuando estamos en una isla, en la que el agua se perdería en el mar. - Cuando no existan ríos. - En situación de sequía extrema en la que se decida dejar sin caudal el cauce de un río. En el caso de España, las zonas en las que resulta positivo la reutilización del agua queda indicado en el mapa. Circunscribiéndose las zonas de aprovechamiento a todo el litoral costero mediterráneo, sur atlántico y a todas las islas. En las zonas situadas en los tramos altos y medios de los ríos, el reciclar el agua no supone ahorrar ni un solo litro de agua. Lo que si se produce, es una disminución en la cantidad de agua de consumo humano sometida a cloración, al utilizarse agua no clorada
para el riego. El coste de cloración suele oscilar de 0,08 /m3,mientras que el de depuración terciaria y su posterior bombeo se cifra en 0,30 0,40 /m3, lo que indica que es mayor, con diferencia, el coste de la utilización del agua reciclada con respecto a la clorada tradicionalmente. Si a esto le sumamos el importe de la inversión para la creación de una nueva red de distribución de agua ( 8 millones de euros, para una población de cien mil habitantes). Resulta una decisión totalmente discutible y desde un punto de vista de racionalidad, inadecuada, máxime cuando el río de forma natural es un sistema que reutiliza el agua, sin necesidad de aportes de energía. Por tanto, con un coste muy elevado y sin ahorro de agua su implantación parece absurda. No obstante, estas inversiones generan beneficios económicos a empresas constructoras de infraestructuras de riego y fomentan desarrollos urbanísticos nuevos, incluso hacen creer o tener la sensación virtual de que es posible tener campos de golf en zonas que tienen carencia de agua como es la Meseta. Sería curioso llegar a la conclusión de que toda Castilla podría ser una gran pradera. Estas expectativas aumentan la actividad económica a corto plazo de forma artificial contraponiéndose a actuaciones que producen beneficios reales a medio y largo plazo. La Ciencia no se puede permitir confundir los conceptos de sustitución, reciclado o reutilización asociándolos con ahorro. Ni puede desviar la mirada de un ciclo tan importante, como el del agua, limitándolo a un tramo del río. Las aguas superficiales, al igual que sucede con las aguas subterráneas, forman parte del ciclo del agua y del sistema y no pueden ser retiradas sin afectar al conjunto. Un modelo de buena gestión debería diferenciar entre el agua que se destina al consumo y al uso. La destinada a consumo, por ser la necesaria para el desarrollo de las zonas verdes, al aprovecharse, se escapa del ciclo del río. Es indiferente, que se capte del río aguas arriba o aguas abajo, puesto que la mayor energía necesaria para llegar aguas abajo se compensa con la caída natural; dependiendo la calidad de la misma de los procesos de depuración naturales o artificiales que haya seguido. Sin embargo, el agua destinada a uso, teóricamente podría utilizarse un sin fin de veces, puesto que podría quedar atrapada en el sistema en un tramo determinado de la cuenca, mediante sucesivos aportes de energía de bombeo o utilizarse tantas veces, a lo largo del río, como su energía de caída lo permitiera. Llegada a su desembocadura, ya se podría bombear y depurar para su consumo o uso final, evitando la contaminación del mar. Todas estas alternativas de utilización solo tendrían posibilidad de aplicación ante un escenario de necesidades humanas en el que el río no tuviera excedentes y por lo tanto, no se arrojara agua al mar ; si no fuera así, lo único que se ocasionaría son gastos para los que aplicaran sistemas de reutilización artificial. Si queremos tener más agua disponible, lo que tenemos que hacer es reducir su consumo y usarla de forma eficiente. La cantidad de agua de un río, desde que nace hasta su desembocadura, es única. En el curso alto y medio de los ríos, las reutilizaciones forzadas necesitan, para ser factibles, aportes de energía y medios de depuración exteriores para hacer posible lo que ya el propio río efectúa de forma natural, ocasionando un derroche de inversiones y costes de mantenimiento que se pueden evitar con una planificación adecuada. Es, por tanto, el momento de saber aprovechar las lecciones que nos da el conocimiento y no perder el rumbo ni del agua y ni de la razón.
Situación Normal
Situación con agua reciclada
Reorganización
Sin rio o borde del mar
Zonas adecuadas para la reutilización