1 ARQUITECTURA ROMÁNICA ESPAÑOLA INTRODUCCIÓN Arte Románico es el estilo de moda en Europa y en España. Su difusión en España es amplia pero no completa. Castilla y León cuenta con magníficas iglesias, sobre todo en las provincias de Segovia, (en las comarcas de Pedraza, Sepúlveda y Fuentidueña) Burgos, Soria (comarca de San Esteban de Gormaz, Calatañazor y la propia capital) y Palencia (Zona norte y Camino de Santiago), sin olvidarnos de las ciudades de Ávila, Zamora, León y Salamanca. Más al sur, en Guadalajara existe un buen arte rural. En La Rioja existe un arte variado y poco conocido. Navarra es un auténtico museo medieval y en Aragón, sobre todo en Huesca y norte de Zaragoza las muestras de arquitectura románica son abundantes. En Cataluña se cuenta con el mejor repertorio del llamado estilo "lombardo-catalán" sobre todo en Vall de Boí, recientemente declarado Patrimonio de la Humanidad. Cantabria y Asturias, en sus bellos y verdes paisajes, dispone de una colección de iglesias cada vez mejor conocidas. Galicia presume de su magnífica catedral de Santiago de Compostela, en la provincia de la Coruña, pero probablemente atesora la mayor colección de iglesias románicas rurales de la península, amén de magníficos monasterios, como los de la Ribera Sacra (Orense y Lugo), aunque no es desdeñable la colección de templos de Pontevedra. El arte románico llegó al País Vasco de la mano de Castilla dejando buenas muestras en Álava. En Extremadura (Cáceres, Plasencia, Trujillo...), Madrid, Comunidad Valenciana e incluso en lugares concretos de Andalucía (Baeza) existen algunos ejemplares. En general, en el sur de España, debido a la presencia musulmana abunda poco o llega a ser casi inexistente. Un estilo relacionado es el mudéjar que es autóctono de España y que en ocasiones se funde con la corriente románica en grandes comarcas de Castilla y Aragón. En Europa, Francia, Alemania, Gran Bretaña e Italia acumulan la mayor concentración de templos, pero a otros lugares más septentrionales y orientales también llegó este estilo. ORIGEN DEL ARTE ROMÁNICO Aunque el término románico fue acuñado por el arqueólogo Charles de Gerville, en 1820, para agrupar el arte europeo desarrollado desde el siglo V al XIII, en la actualidad, ha quedado reducido a la corriente estilística predominante en buena parte de la Europa cristiana desde finales del siglo X a bien entrado el XIII. Desde la caída del imperio romano de occidente hasta el siglo X, Europa se sumerge en una de las épocas más oscuras de su historia. El ordenamiento social y político romano, junto al arte, la cultura y la ciencia se ven gravemente dañados. Los desplazamientos masivos de pobladores, las grandes invasiones, las guerras contra normandos, húngaros y árabes, sumen al continente, salvo momentos y lugares concretos, en una situación de precariedad social. Las plagas, la pobreza, el hambre y las guerras de la época parecen anunciar el fin del mundo, justificando el terror milenario que el hombre medieval siente durante las últimas décadas del siglo X.
2 Tras el cambio de milenio renace el optimismo. No sólo la vida continúa, sino que muestra una cara más amable, al mejorar las técnicas productivas y agrícolas, como los enganches a las bestias de tiro. También se inventa la herradura, el arado con ruedas y vertederas, y se comienza a usar la fuerza hidráulica para mover los molinos. Estos avances influyen en un importante aumento de la demografía. En el plano militar, los grandes desplazamientos invasores se remans convertirse al cristianismo húngaros y normandos, mientras que la amenaza musulmana es frenada en España. Sin embargo, el empuje decisivo para el resurgir del continente lo constituye la unificación y exaltación espiritual de Europa bajo la bandera de la fe y el ideal de un imperio cristiano. La intensidad religiosa de la época permite unir, en lo moral, estados y territorios que en lo político y geográfico se encuentran muy alejados. Los monasterios, que en la Alta Edad Media tienen una influencia muy localizada, comienzan a desarrollarse por todas partes, impulsados, sobre todo, por la poderosa Orden de Cluny. Las peregrinaciones a Roma, Jerusalén y principalmente a Compostela, y el movimiento guerrero-religioso de las Cruzadas impulsan el intercambio de conocimientos, culturas y formas de vida entre europeos, y entre éstos y el Islam. Es en este marco del resurgimiento espiritual, social, económico y demográfico donde hay que encuadrar el Milagro o Renacimiento Románico por el cual toda Europa se ve envuelta en una fiebre constructiva sin precedentes. Al principio las obras afectan principalmente a las catedrales de las ciudades más influyentes o situadas en las rutas de peregrinación y a los poderosos monasterios. Pero poco a poco el estilo se democratiza hasta poder afirmar que, a la llegada de la Baja Edad Media, no quedó pueblo o aldea sin su templo levantado en el nuevo estilo. Comienza, por tanto, la era del primer arte europeo y del primer arte verdaderamente cristiano. Un estilo que integra formas arquitectónicas, esculturales y pictóricas en un plano de trascendencia espiritual, en que se emplea el lenguaje simbólico para comunicar sentimientos e ideas de elevada dimensión. Las formas que adopta este estilo se basan en una idea del arte desarrollado por y para la inteligencia humana. No pretende, como otros estilos, copiar la naturaleza circundante, sino conceptuar la belleza de una manera abstracta. Es por ello que los elementos de su arquitectura se reducen a figuras sencillas de la geometría euclidiana. Es una arquitectura de escuadra y compás donde cuadrados, círculos, cubos y cilindros, se disponen con un sentido estricto del orden y la simetría. La belleza y armonía que transmiten no es, por tanto, el resultado accidental del artista que por intuición desarrolla unas formas bellas, sino un hecho calculado. Algunos autores, basándose en criterios estéticos desarrollados a partir del Renacimiento, se empeñan en valorar la calidad escultórica de una obra románica en función de la fidelidad al
3 modelo real, sin tener en cuenta que no se pretende reproducir la realidad física, sino comunicar un concepto intelectual y espiritual, que incluso puede llegar a ser distinto en función de quien lo contemple. La Ley del Marco y la Ley del Esquema Geométrico enunciadas por Focillon para la escultura románica inciden que las figuras de personas, animales, etc. adoptan las formas y proporciones más adecuadas para ajustarse a un orden geométrico racional. Por ello, en la escultura románica de portadas, cabeceras y ventanas podemos encontrar personajes o animales achaparrados o de altura excesiva, a menudo realizando escorzos imposibles, y frecuentemente con perspectivas absurdas. Nada de esto invalida su belleza, si somos capaces de despojarnos de nuestra manera de pensar positivista. El carácter simbólico de este estilo es tan importante, que en el periodo clásico del estilo, la mayoría de los elementos arquitectónicos y escultóricos se concebían con su propio simbolismo. Así, por ejemplo, encontramos que la planta de la inmensa mayoría de las iglesias, tiene una orientación cardinal invariable de oeste a este. De tal manera que el altar, situado, en la cabecera del templo, mira hacia levante. El simbolismo que subyace en tal disposición se basa en que en el Altar se encuentra Cristo, y Cristo es la luz del mundo.las bóvedas de medio cañón o cuarto de esfera de los templos simbolizaban la bóveda celestial, y es frecuente encontrar en las puertas del templo figuras de leones u otros animales fantásticos en enjutas, tímpanos y capiteles que simboliz os guardianes del templo, el lugar sagrado. Como consecuencia, una iglesia románica del periodo clásico es una construcción de volúmenes, contundentes sobrios y equilibrados. Las formas que prevalecen son el semicír (arquivoltas y bóvedas de cañón) y el ángulo recto (naves, torres, etc.). La severidad de sus muros pétreos, anchos y poderosos para permitir una gran pervivencia de la construcción, se anima con escultura figurativa de increíble imaginación, concebida para enseñar y conmover. HISTORIA DEL ARTE ROMÁNICO Este estilo es el resultado de la integración de fórmulas constructivas y estéticas de diversa procedencia: romana, prerrománica, bizantina, germánica y árabe, hasta alcanzar una unidad de criterios y una personalidad considerables. Pero no se puede considerar este estilo como algo completamente homogéneo en el doble plano espacial y cronológico, puesto que se dan variedades regionales y una evolución temporal de maduración y decadencia. En España, la peculiar situación política y geográfica en los siglos en que se desarrolla, va a imponer una serie de condicionantes especiales, con respecto a otros estados vecinos. La convivencia, a menudo bélica y en otras ocasiones pacífica con el mundo musulmán limita la difusión geográfica de la arquitectura románica a los territorios no sólo conquistados, sino establemente
4 repoblados. Es por esta razón que el románico español sólo se desarrolla en la mitad norte. Desde su nacimiento en el siglo X, hasta su lenta y desigual desaparición en el siglo XIII, el estilo, sigue el ciclo vital de cualquier estilo artístico: fase arcaica (primer románico), fase clásica (románico pleno) y por ultimo una fase decadente o barroquizante (tardorrománico). La primera etapa se desarrolla en las décadas finales del siglo X y a lo largo de buena parte del XI. En él juega un papel predominante la arquitectura anicónica. Nace en el norte de Italia y se extiende por el sur de Francia y noreste de España. Por su procedencia y desarrollo se le ha denominado también estilo lombardo. Es así como durante el siglo XI comienzan a construirse en el norte de Cataluña un elevado número de templos de estilo lombardo, en Lérida, Gerona y Barcelona. Este primer impulso llega también al reino de Aragón, conservándose buenos ejemplares en la provincia de Huesca. Salvo algún caso aislado de Galicia y Valladolid, el primer románico, frenado por la tradición artística hispánica de lo astur-leonés y lo mozárabe, no tendrá en el resto de nuestra geografía ninguna implantación. Como características más distintivas se puede citar el empleo de piedra escuadrada pero no pulida, las cabeceras son de semitambor adornadas con arquillos y bandas rítmicamente dispuestas, los templos se cubren con bóvedas pétreas de cañón y horno, las naves son más amplias y elevadas, al menos en comparación con antiguos edificios prerrománicos; se emplean los pilares como sustentación, en lugar de la columna, y no hay figuración escultórica. Una segunda fase, que constituye la época dorada del estilo por su calidad y belleza, se extiende en la última mitad del siglo XI y la primera del XII, procedente de Francia y transmitido principalmente por las rutas de peregrinación. A esta fase del gran románico se le ha denominado "pleno". Es el momento en que se levantan los principales monasterios, las grandes catedrales románicas de las rutas de peregrinación y otras importantes iglesias en las ciudades de mayor poder económico e influencia. Es un estilo de líneas y volúmenes armónicos, ricos en escultura en fachadas, puertas, ventanas, canecillos, etc. La pintura complementa la expresividad de la figuración tallada en la piedra. Los programas iconográficos no se realiz azar, sino en función de un mensaje catequético y simbólico preciso. Aunque existe algún caso aislado anterior, se puede afirmar que hasta la sexta o séptima década del siglo XI el románico pleno no se asienta en España. Es, por tanto, a partir de los reinados de Sancho Ramírez en Aragón y Alfonso VI en Castilla y León, incluyendo las actuales las actuales provincias de Asturias y Cantabria, cuando el nuevo estilo foráneo comienza a desplazar al arte castizo. La tración del nuevo estilo es favorecida por la intensificación de las peregrinaciones de aquellas décadas, la reforma litúrgica y el asentamiento de
5 monasterios de origen francés. La asimilación de este arte considerado extranjero no se llevará a cabo sin fuertes resistencias como consecuencia del fuerte arraigo de la cultura y tradición hispanovisigoda en los reinos españoles, mantenida y alentada por el combativo reino astur-leonés y por la población mozárabe. Las principales estaciones del Camino de Santiago ven levantar en un estilo puro y consolidado las primeras iglesias y monasterios. Comenzando por Aragón y Navarra (catedral de Jaca, Loarre y San Juan de la Peña en Huesca o el Monasterio de Leyre en Navarra) el estilo pasa a Castilla a través de la Rioja (Con la soberbia catedral de Santo Domingo de la Calzada) como una arteria de vida y sabiduría. La iglesia monástica de San Martín de Frómista (Palencia) y la basílica de San Isidoro de León son buenos ejemplos. El final del Camino es Santiago y en esta época se colocan las primeras piedras de la catedral compostelana. Los importantes monasterios ubicados en Burgos van a tener una influencia fundamental en todo el románico castellano, especialmente en Soria. Sobre todo el de Santo Domingo de Silos, cuyo claustro bajo va a irradiar su concepto estético y simbólico por grandes territorios castellanos y aún fuera de Castilla. No en vano, para muchos autores existe un antes y un después de Silos. A pesar de la lejanía con el Camino de Santiago, otras importantes ciudades fronterizas repobladas por Alfonso VI y Don Raimundo de Borgoña como Ávila (San Vicente y San Andrés), Segovia (San Millán) y Sepúlveda (San Salvador) reciben este influjo erigiéndose importantes iglesias. Posteriormente y de forma tardía alcanza tierras de Guadalajara, como Atienza o Sigüenza. Con el tiempo, y a medida que las soluciones arquitectónicas se afianzan y mejoran, aparecen volúmenes nuevos y la escultura comienza a barroquizarse. Con el cambio de la mentalidad medieval, el siglo XII, y definitivamente el XIII, trae con sigo un despertar del interés del hombre por la naturaleza y sus estímulos físicos. La figuración trata de acercarse más a la realidad. La estética desplaza al simbolismo. Se llega a lo que se ha venido en denominar tardorrománico. En Francia, esta fase terminal del estilo dejó ejemplos verdaderamente exuberantes, como la impresionante fachada de Notre Dame la Grande de Poitiers, lo que provocó una corriente completamente antagónica de la mano de la Orden del Císter. Las construcciones de los monasterios de los monjes blancos se despojan de todo ornato e imponen una estética sobria y basada en la línea. El primer gótico, nacido en el siglo XII, y desarrollado en el XIII, convive con estas formas tardorrománicas, a menudo fundiéndose entre sí en construcciones que se han llamado de transición. Si el gótico con su nuevo concepto de la belleza y simbolismo, se impone rápidamente en las grandes ciudades, incluso sustituyendo templos anteriores, en otras zonas más aisladas, como consecuencia del apego a unas formas tradicionales, se seguirá construyendo en un arte inercial durante varias décadas más.
6 En España, sumida en las circunstancias políticas especiales de la reconquista, la arquitectura románica tarda en popularizarse. Aunque vastas zonas geográficas son reconquistadas por las armas durante el final del siglos XI y la primera mitad del XII, la repoblación efectiva de muchos de estos territorios, sobre todo las zonas rurales, no se materializa de forma masiva hasta varias décadas más tarde. Será cuando los repobladores alcancen una suficiente estabilidad en lo organizativo y lo económico, cuando comiencen a construir en todas las aldeas de nueva fundación pequeñas parroquias en el estilo de moda, como sucedió en Guadalajara durante los siglos XIII y XIV. En este momento, y en algunas zonas del territorio castellano y leonés se erigen también iglesias que siguiendo las pautas del románico popular se edifican con técnicas y estética mudéjar con el uso del ladrillo, como en Cuéllar (Segovia) y Arévalo (Ávila), etc.. PLANTAS ROMÁNICAS Las plantas románicas más frecuentes son: -Planta Basilical de tres o cinco naves (forma rectangular), de influencia romana. -Planta de Cruz Latina, compuesta de dos brazos, uno longitudinal, más alargado, y otro transversal.
7 Aunque también pueden encontrarse otras plantas poligonales, como la de la iglesia de Eunate (Navarra). Sobre esta planta de cruz latina pueden identificarse los principales elementos que forman parte de un templo románico: La planta de Cruz Latina tiene dos brazos, uno longitudinal y otro transversal llamado transepto. Donde se cruza la nave central y el transepto, se llama crucero, que suele realzarse con una cúpula. La nave central suele terminar formando un ábside de forma semicircular, en la cabecera, donde pueden colocarse nuevas capillas también semicirculares, llamados absidiolos. Y la girola o deambulatorio, que es la prolongación de las naves laterales sobre la nave central por detrás de la capilla mayor.