LIGA de ORDEÑO 2009 ESTRATEGIAS PARA CONSEGUIR UNA PRODUCCIÓN DE LECHE MÁS RENTABLE Ángel Ruiz Mantecón Doctor en Veterinaria y Profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de León Intervención realizada en el acto de Entrega de premios de la Liga de Ordeño 2009. Medina de Rioseco, 10 de febrero de 2010. La Liga de Ordeño es una fiesta para el sector ovino y me siento muy agradecido de poder estar presente en este acto central del concurso, cuando se dan a conocer los ganadores. Si alguien nos hubiera dicho hace dos décadas que iba a existir una iniciativa como la Liga de Ordeño, que se iba a hablar de rendimientos y rentabilidad no nos lo hubiéramos creído, hubiera sido de ciencia ficción. DATOS DEL SECTOR Para iniciar mi intervención, quizá sea conveniente empezar dando unas pinceladas generales que nos permitan centrar mejor la realidad de este sector. En primer lugar, decir que España es el décimo país del mundo en producción de leche de oveja, y eso significa que tiene peso e importancia en ese contexto global. Y en el caso de Castilla y León, añadir que el sector ovino de leche es todavía mucho más importante por el peso que tiene dentro del conjunto nacional, ya que más del 60% de la leche total se produce en Castilla y León. Concretamente, junto con Castilla-La Mancha, ambas comunidades superan el 90% de la leche de oveja española. Hay por tanto datos que, en un contexto de crisis y de pesimismo generalizado, pueden servir al menos para que los ganaderos se sientan orgullosos de haber consolidado un sector productivo de relevancia. Además, hay que añadir también que éste es un sector que se ha mantenido en crecimiento constante en las dos últimas décadas, ya que prácticamente se ha duplicado la producción de leche de oveja a nivel nacional. Y en cuanto a la situación del mercado, si bien los precios por litro siempre podrían ser mejorables, se observa que se han mantenido durante ese periodo con una ligera tendencia ascendente. No ha habido ninguna catástrofe, salvo hace dos años. Y ese también es un motivo para dar esperanza al sector. RENTABILIDAD De todas formas, estas cifras de conjunto quizá no sean demasiado importantes para cada uno de los ganaderos. A ellos les preocupa sobre todo, como es lógico, la situación que vive su explotación. Y para entender mejor esas situaciones concretas tenemos que hablar de rentabilidad. Un asunto que es relativamente sencillo, pero complicado a la vez. Porque hablar de rentabilidad implica fundamentalmente analizar la relación que existe entre los ingresos y los gastos. Una relación que cambia permanentemente. En los últimos tiempos, en concreto, han evolucionado mucho los sistemas de producción, y eso implica cambios importantes en todos los conceptos que se relacionan con la idea de rentabilidad. Hace 25 años, con explotaciones más pequeñas y menos productivas, los beneficios se buscaban sobre todo en una reducción prácticamente total de los gastos de la granja. Ahora, sin embargo, las estrategias han cambiado radicalmente: Se ha modificado la base racial, se han mejorado las instalaciones, han aumentado los rendimientos individuales y se ha avanzado mucho en el manejo Y todo esto implica otros conceptos en el análisis de la economía de las explotaciones que no son los tradicionales, otra forma de entender y organizar la gestión del rebaño. En la actualidad, lo que debe buscarse es el incremento de los ingresos, con un control de los gastos, para que el balance ingresos-gastos sea el mejor posible en las condiciones de cada explotación. Y ese resultado no tiene que ir necesariamente unido a unas mayores producciones individuales, aunque también se ve condicionado por ello
LIGA de ORDEÑO 2009 en la mayor parte de los casos, sino a un buen balance del conjunto. Eso implica que para aumentar la rentabilidad se deberá conocer la distribución de la producción entre los distintos animales, lo que va a permitir evaluar el margen de maniobra que existe en cada caso para alcanzar mejoras de forma rápida y eficiente. En estos momentos, por ejemplo, según los datos de un amplio grupo de ovino Assaf estudiado por nuestro equipo del CSIC durante los últimos años (ver diapositiva adjunta), el 46% de las lactaciones están entre 200 y 400 litros por oveja; otro 20% de ellas están entre los 400 y los 600 litros; e incluso, hay un 4% que se sitúan por encima de los 600 litros/oveja. Son, por tanto, cifras muy positivas, que reflejan el resultado de los cambios y mejoras que hemos mencionado y que dejan patente la mejora de los rendimientos individuales, ya que hace sólo dos décadas se hablaba de medias de 130 ó 160 litros/lactación. De todas formas, no se puede olvidar que sigue habiendo un 30% de 164G013
LIGA de ORDEÑO 2009 lactaciones que acaban por debajo de los 200 litros/ oveja, lo que indica que aún existe margen para aumentar la rentabilidad de los rebaños por esa vía. ESTACIONALIDAD Tampoco se puede olvidar que, además de la producción, existen otros aspectos dentro de la planificación de una explotación en los que queda mucho camino por recorrer para seguir incrementando la rentabilidad. Entre ellos, puede destacarse de manera especial el de la estacionalidad productiva, que resulta todavía demasiado pronunciada dentro del sector, por lo que es aconsejable una mayor planificación del calendario productivo por parte de cada ganadero. Concretamente, según los datos de ese mismo estudio (ver diapositivas adjuntas) se siguen produciendo el 47% de los partos en los tres meses que van desde febrero hasta abril, mientras que sólo un 10% se dan entre julio y septiembre, con todas las implicaciones que eso tiene en la relación oferta-demanda dentro del mercado y con los cambios que ello genera en el precio unitario de los corderos y en el precio de la leche de unas épocas a otras del año. No cabe ninguna duda que este aspecto afecta, y mucho, a la rentabilidad de los rebaños, porque la diferencia entre los costes de producción de unas épocas a otras, sobre todo en unos sistemas de producción de leche como los actuales, no es tan grande, mientras que los precios sí pueden cambiar mucho, llegando a ser en el caso de los corderos incluso más del doble. Otra cuestión sería si habláramos de sistemas extensivos, en los cuales el uso de los recursos pastables y la adecuación entre estos y las necesidades de los animales condiciona de manera fundamental la rentabilidad de las explotaciones y la planificación de esa estacionalidad. LOS PERIODOS IMPRODUCTIVOS Esa falta de planificación y control, además de estas pérdidas ya conocidas que se han mencionado, enmascara a menudo otras incluso más importantes que pueden denominarse pérdidas insensibles, porque normalmente no se es consciente de ellas. Es fácil para cualquier ganadero apreciar el efecto que tiene sobre la rentabilidad de su granja una rebaja de 10 céntimos en el precio de la leche o de un euro en el precio el lechazo, o saber qué es lo que pasa si sube un 10% el precio a pagar por los piensos. Todos lo conocemos
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LIGA de ORDEÑO 2009 y hemos visto la enorme alarma que se puede crear ante situaciones de este tipo. Sin embargo, hay otras pérdidas, tan importantes o más, que pasan completamente desapercibidas para la mayoría de los ganaderos y frente a las que muchos no actúan. Es lo que normalmente se conoce como periodos improductivos de los animales en el rebaño, algo que siempre ha existido, pero que en estos momentos, con el modelo de producción implantado durante los últimos años en el ovino de leche, tiene mayor repercusión porque supone unos gastos muy importantes mantener a un animal de 85 kilogramos improductivo durante mucho tiempo. Por esa razón, es importante analizar el periodo seco, en el que el animal no está en ordeño pero sigue teniendo un coste de mantenimiento, para ajustarlo de la forma más adecuada posible. Todavía no está totalmente claro cuál debe ser la duración óptima de ese periodo, aunque parece que existe ya un acuerdo amplio de que un periodo seco de 60 ó 70 días es suficiente para mantener la fisiología normal del ciclo productivo de las ovejas de alta producción lechera. Sin embargo, en los datos recogidos en controles de más de 58.000 lactaciones de ovejas de alta producción (ver diapositivas adjuntas), se observa que el 78% de ellas supera en estos momentos los 100 días de periodo seco. Por lo tanto, hay una pérdida de días en los que muchos de los animales están en la granja como si fueran de compañía en lugar de productivos, y eso tiene un peso muy importante sobre la rentabilidad final del rebaño. En concreto, traducidos esos datos del estudio citado al caso de una explotación tipo de 700 ovejas adultas y utilizando valores medios del grupo analizado, se pueden estimar unas pérdidas que rondan o superan los 10.000 euros año, según se ve en la diapositiva adjunta, partiendo de un coste de mantenimiento (alimentación, gastos sanitarios y costes fijos) fijado de forma muy prudente en sólo 0,19 euros por oveja y día. El primer dato relevante en este caso es que un 7% de las ovejas (49 animales) pasan el año consumiendo y sin ninguna producción de leche, aunque ese valor oscila desde el 3% en unos casos hasta el 13% en las granjas menos eficientes. A ello hay que sumar que otro 12,5% (87 ovejas) tienen más de 200 días de periodo seco; que un 13,5% (94 ovejas) están sin producir entre 150 y 200 días; y que un 32,5% (228 cabezas) están entre 100 y 150 días improductivos. Mientras que sólo un 21% del rebaño (142 animales) están por debajo de la barrera de los 100 días sin producir.
LIGA de ORDEÑO 2009 A partir de esta situación descrita, y si se considera que el periodo seco ideal debía ser de 60 días, los gastos innecesarios de esa explotación de 700 ovejas para mantener a los animales durante sus días improductivos extra (por encima de esos 60 días) superan los 12.000 euros al año. Y si no fuéramos tan exigentes en la duración del periodo de secado y asumimos en 90 días la duración normal para esta etapa, los días improductivos que sobrepasan este valor supondrán un coste anual superior a los 9.000 euros. Son, por tanto, cifras muy importantes que deben tenerse en cuenta, porque este coste de los días improductivos afecta diariamente a la rentabilidad (beneficio) de los rebaños y, sin embargo, hasta ahora se le viene prestando una escasa atención. CONTROL REPRODUCTIVO Para reducir estas pérdidas insensibles, debe prestarse sobre todo una mayor atención al control reproductivo, un aspecto que todavía no recibe toda la atención precisa de muchos ganaderos, como se puso de manifiesto en una encuesta realizada a 104 explotaciones de ovino de leche, en octubre-noviembre del pasado año, para conocer el número de parideras que se hacía en cada explotación a lo largo del año. Un primer dato relevante (ver diapositiva adjunta) es que todavía el 13% de los rebaños lecheros no hace ningún tipo de control reproductivo y los machos están permanentemente con las ovejas. Y si a ellos se suman los que hacen una sola paridera larga, que es prácticamente como no hacer control reproductivo, se supera entre ambos grupos el 22% de los rebaños. Por el contrario, sólo un 15% ordenan la producción en 4 o más parideras, y el grupo más numeroso (34,6%) son los que realizan 2 parideras al año. Esa situación tiene una repercusión clara en muchos aspectos relacionados con la rentabilidad, como el precio de los animales, por vender fuera de temporada, la producción de leche vendida o los ingresos y beneficios obtenidos por oveja. En concreto, al pasar de ningún control reproductivo a cinco parideras al año, se tiene un incremento del 13% del número de corderos producidos por oveja y año y del 126% en la leche vendida por oveja presente y año en esos rebaños. Con los actuales sistemas de producción ovina de leche, no tiene sentido hacer las cubriciones a unas fechas concretas y sin atender al ritmo productivo de la explotación. Incrementar el número de partos por oveja y año permite mejorar el reparto de la producción a lo largo del año, mejorar los precios unitarios de los productos, realizar un reparto del trabajo más razonable y eficiente, o disminuir la mortalidad de los corderos al mejorar la atención por unos tamaños de paridera más reducidos. En explotaciones con control lechero, la reproducción se debe hacer dependiendo del momento de la lactación y del momento productivo de las ovejas como criterio fundamental para poder optimizar esos días improductivos. Esa eficiencia en la intensidad reproductiva se refleja sin duda en una mejora del balance económico. El resultado se ve claro si se comparan las explotaciones que hacen un sólo periodo de partos al año con las que hacen cuatro parideras por campaña (ver diapositiva). Como valores medios más relevantes, cabe destacar en primer lugar que permite pasar de un parto por año a cuatro partos en tres años. Al final, el resultado es un incremento del 16% de la rentabilidad. Se pasa de 149 euros a 175 de beneficio por oveja y año, sin tener en cuenta el valor de la mano de obra familiar de la explotación y, por lo tanto, corresponde con el valor de renta disponible. El 69% de esa diferencia entre los valores de renta disponible en cada uno de estos dos sistemas de manejo reproductivo se explica por la diferencia de los días improductivos en los que el animal sigue teniendo un gasto diario para mantenerse (comidas, vacunas, etc.) aunque no produzca. Es preciso indicar, por otra parte, que las cifras señaladas son valores medios y siempre con la salvedad de las explotaciones que por sus particulares circunstancias, por su estructura agrícola, por el uso de la mano de obra, etc., su manejo se optimiza de otra forma. A la vista de todos estos datos, parece por tanto evidente que, acorde con la mejora genética, de instalaciones, se deben aplicar también criterios de gestión reproductiva en la ganadería ovina de leche de alta producción. El control reproductivo es una vía fundamental para seguir mejorando la rentabilidad de las explotaciones y la disminución de los días y animales improductivos, un elemento fundamental en esta mejora. T