El abogado Carlos Monsiváis Enfoque. Periódico Reforma 1 de junio de 2007 "Que se sienten para que no se cansen de esperar, porque no voy a renunciar. El derecho de la mujer a elegir sobre su cuerpo en la concepción es un machismo al revés. Lo dice la Constitución. Lo que es plano no es chipotudo." Rotundo, tartajeante, siempre incierto de su capacidad para convencer, brumosamente enfático, un ejemplo notorio de alguien desorientado por lo que él mismo va diciendo... Sirvan estas palabras de introducción a José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, (CNDH), que es desde hace unos años y lo digo por describirlo no por halagarlo en sus términos, el típico leguleyo de la derecha, si la generalización se permite y tiene qué, porque si algo es Soberanes es una generalización en sí mismo. Las tretas del huizachero En su primera etapa en la CNDH, Soberanes quiere desacreditar su fama, nunca negada, de miembro del Opus Dei y busca acreditarse por el interés en hechos ya no minimizables (atropellamientos de los derechos de los portadores de VIH y enfermos de sida, de los indígenas, de los minusválidos, los disidentes religiosos, ya en mucho menor medida de los trabajadores, y de modo francamente alegórico los migrantes). Su preocupación se mide por acciones carentes de continuidad, y su ocupación (muy señalada) es el derroche presupuestal, en acatamiento de las tradiciones gubernamentales: "Si todos se enteran de lo que hago, a lo mejor resulta que sí lo hice". Él sonríe en entrevistas y discursos y sus asesores (la legión desbordada) le entregan interpretaciones y frases vinculadas remota y sonoramente con los derechos humanos Algunos asuntos le salen bien, y él, por disciplina, le dedica un tiempo a la semana al "jogging del amplio criterio", que le hace escuchar a representantes de minorías acosadas, organizar simposios de bioética, atender reclamos de mujeres golpeadas, hacer recomendaciones en casos de niños con sida maltratados o expulsados de sus escuelas... Por desdicha, la burocratización del impulso pronto se vuelve la inercia dominante en la CNDH, pero el beneficio de la duda lo patrocina, ya que de él sólo se esperaban actos muy derechistas. De pronto, lo previsible. En 2005, el regreso al sectarismo. En una reunión con evangélicos, Soberanes se trepa a una de sus intuiciones y dice tal cual: "La educación laica es discriminatoria", porque le quita a los estudiantes la oportunidad de la educación religiosa. Y en qué se apoya Soberanes? En el artículo 12 del Pacto de San José (Costa Rica): "Los padres de familia y en su caso los tutores tienen derecho de que sus hijos o pupilos reciban educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones". El texto en cuestión es un tanto sexista al eliminar a las madres y, más específicamente, a las viudas y las madres solteras, pero desemboca en algo contundente, opuesto a Soberanes: la educación religiosa y moral (y en este ámbito la moral depende de la religión que se
profese) sólo pueden impartirla las instituciones religiosas. Lo propio de la educación pública es la historia de las religiones (en plural), no la educación religiosa. Al Estado empeñado en la educación religiosa en todos los niveles se le llama desde hace muchísimo teocracia. otas sobre un Legado de las Tangas sin Morbo "El Comité Nacional Provida de México y 14 otros grupos recibieron el reconocimiento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Las palabras del presidente de la Comisión, José Luis Soberanes, fueron muy significativas. 'Independientemente de cualquier ideología y doctrina, el concepto de derechos humanos tiene que ser universal... entre los derechos humanos, el primero, sin duda, es el derecho a la vida', dijo el señor Soberanes al felicitar a las organizaciones premiadas". Jorge Serrano Limón, presidente del Comité Nacional Provida de México, secundó y amplió las declaraciones del Sr. Soberanes. "Más de 50 millones de abortos en el mundo, en los países donde esta práctica es legal, un sinnúmero de abortos en aquellos donde afortunadamente aún es penalizado, insistentes ataques de diferentes gobiernos con la promoción de diferentes métodos abortivos, cuya intención es destruir la vida, han marcado un verdadero genocidio en el mundo moderno". Información del Comité Nacional Provida de México, 15 de abril de 2002 Todas las mujeres que serán ultrajadas se enferman previamente de gastritis Al reelegirse en la CNDH, Soberanes aguarda el triunfo doble: el suyo y el de su causa política y clerical, y si pone lo suyo en primer término -extraigo mis conclusiones de lo acontecido- es con tal de: a) recordarle a la sociedad que Dios es el titular de los derechos humanos; b) dilapidar un enorme presupuesto en la publicidad que al confirmar sus éxitos lo sorprenda gratamente. Surge el caso de Ernestina Ascensio, la señora que, según su familia y su pueblo es violada en Zongolica por soldados, y que muere poco después. Al principio Soberanes finge indignarse pero al declarar Felipe Calderón que la señora Ascensio murió de gastritis, reconsidera y ofrece los resultados de una investigación que bien pudo ordenar desde el principio y que llega tarde para persuadir. No es lo mismo recomendarle a una escuela de Yucatán que reintegre al quinto año de primaria a una niña con VIH (lo que está muy bien), que enfrentar a los guardianes de las instituciones, y por eso la CNDH propiedad de Soberanes, afirma: Se cuenta con datos histopatológicos indicativos de anemia aguda por sangrado de tubo digestivo secundario a úlceras gástricas pépticas agudas en una persona que cursaba con una neoplasia hepática maligna y un proceso neumónico en etapa de resolución. Adicionalmente a estas causas de origen médico no se observaron lesiones de origen traumático al exterior (La Jornada, 30 de marzo de 2007). La crítica de las ONGs lo cerca, y el Ombudsman acelera su autismo jurídico, y traslada al Congreso (o más bien, adonde lo dejen perorar) la tempestad de documentos que, según dice, avalan la afirmación presidencial. Soberanes no persuade (sus habilidades son más
bien disuasivas) y se indigna al comprobarlo, y en su furia delata complots y familias que desean ufanarse del atractivo sexual de su madre o abuela a los 72 años. Al frente del convoy de pruebas que un buen número de ONGs califican de hechizas, Soberanes cabalga. 'Aquí dice la encuesta muy bien clarito que sólo la Iglesia tiene más credibilidad que yo, y ella ya tiene 2007 años' De qué se ufanan los funcionarios que han perdido la credibilidad? Supongo que de las encuestas virginales que sostienen su paso triunfal. A Soberanes -yo no lo sé de cierto, lo archisupongo- lo influyen los altos destinos con que sueña y que, es de esperarse, lo sueñan. Con todo, lo primero es lo primero, él es un jurista descalzo, un carmelita de la fe, y por eso tartamudea su argumento a propósito de la despenalización del aborto: los cambios de la Asamblea del DF al Código Penal, asegura Soberanes, "rebasan el ámbito de la ciudad" (nomás porque usted lo dice, santo varón), y provocan contradicciones entre leyes locales e instrumentos internacionales signados por México. Así sea. No lo prueba pero le da a las ciento y tantas páginas de su alegato la forma de parábola para infieles. (Entiéndase por infieles los incapaces de leerlo en su integridad o de tomar sus interminables repeticiones como dogmas eslabonados). Al fin, Soberanes pone a trabajar a sus asesores (muchos) que le entregan un dossier sobre la Vida, así, sin precisiones, y ese único lugar común le sirve para enarbolar la teocracia a nombre, claro, del "Estado de Derecho", ese viejo amigo de Atenco, Oaxaca, San Luis Potosí, Mérida, Zongolica, Sinaloa, las víctimas de los talamontes. Sin jamás ocuparse por la feliz concordancia de género y número, Soberanes se alza con el cuero cabelludo de los "errores jurídicos" de la Asamblea del DF, le quita la palabra y el punto de vista a su propio Consejo Consultivo, y se lanza a la visita de las Siete Estaciones de Radio y las dos de Televisión. Perdida la ilusión de persuadir, Soberanes se domicilia en la arrogancia. A su servicio los espacios informativos de gran alcance, inaccesibles a sus adversarios o, según él, sus enemigos. Soberanes no oculta su sorna, algo en el estilo de que si los críticos usaran telépatas de masas para difundir sus tesis, él, de inmediato, metería un recurso de inconstitucionalidad de la telepatía, y revisa de paso y muy complacido sus argumentos. Miren esto por ejemplo: Se encuentran en conflicto dos derechos fundamentales. Por un lado, el de la mujer para decidir de manera libre y responsable la interrupción del embarazo y, por otro, el derecho del varón para decidir sobre su derecho de procreación... De acuerdo a este principio la mujer sólo puede elegir sobre su cuerpo antes de la concepción. (Reforma, 30 de mayo de 2007) Así que no existen los derechos de las mujeres que antes de que se cumplan las doce semanas quieran abortar, que hayan sido violadas, que no tengan pareja, etcétera. Tal especie, según la CNDH, es decir según Soberanes, es decir según la totalidad de la CNDH, no tiene razón de existir. Él sigue la ruta de su intuición y, arregla los hechos de modo de entretener nuestro candor: "Efectivamente hemos recibido algunas solicitudes para interponer la acción de inconstitucionalidad, de parte de grupos, no de parte de personas del
PAN". Así que los panistas se han desinteresado del asunto, ningún panista, ninguno de ellos, eh. Voto útil a don José Luis que, de inmediato, acelera su don de manipulación: "El debate no puede centrarse en razones religiosas o de Estado laico, lo que debe analizarse es si las reformas aprobadas son las correctas, y eso le compete definirlo a la Corte". Así que las razones del Estado laico son prescindibles en un Estado laico, precisamente el mismo que emplea a Soberanes, el mismo que se atiene a la Constitución de la República. Ah, ingratitud! Por lo demás, "el alejado de las cuestiones religiosas" se pronuncia el mismo día en que la institución gemela, su clon moral, la PGR, asegura: "una norma no puede permitir la privación de la vida del producto de la concepción", un planteamiento estrictamente religioso de parte del "Estado laico" de Calderón, que quizás, me atrevo a suponer, le ofrece a Soberanes otra oportunidad de encuestas triunfadoras. También Cristo caminó sobre los polls, podría él decir. Me apena la pena de muerte, por eso las mujeres no tienen derechos Entre los alegatos de Soberanes se halla un hito en la historia de la falsa jurisprudencia: el aborto como aplicación estricta de la Pena de Muerte, con todo y variantes de la guillotina o de la silla eléctrica. Trae a cuenta Soberanes, interminablemente, el Artículo 22 constitucional que imponía la pena de muerte al traidor a la patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación o ventaja, al incendiario, al plagiario, al asaltador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves de orden militar. Después de contiendas solemnes el artículo queda redactado así: Artículo 22. Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación... No se considera confiscación de bienes. No se considera confiscación la aplicación.. Acto seguido, Soberanes insiste: en México no hay Pena de Muerte y la Constitución Política prohíbe en forma expresa las penas de mutilación, los azotes, los palos, las marcas y los tormentos a los infractores acreditados como responsables de la comisión de un ilícito, sanciones que son de menos gravedad que la privación de la vida. Uno sigue preguntándose: " Y esto qué tiene que ver? A dónde lo lleva su turismo constitucional?" Y Soberanes, el Astuto, el Crescencio Rejón que a todas las viejas les niega el amparo, contesta: La pena capital ha sido abolida en materia penal federal y en las entidades federativas se ha adoptado este criterio abolicionista. Desde el año de 1961 hace más de cuarenta años que la pena de muerte no se aplica en nuestro país, por ser contraria al sentimiento humanitario de la inmensa mayoría del pueblo mexicano, tal y como lo señala el Ejecutivo en su iniciativa de reformas. La argumentación, por así darle un apodo, es letárgica e invade página tras página. Alzado por la logorrea, Soberanes notifica de múltiples estudios de sociólogos y criminólogos que concluyen: la aplicación de la Pena de Muerte no disminuye la tasa de criminalidad en aquellos Estados en los que aún subsiste, por lo que no produce ningún efecto benéfico para la sociedad. "Así no hay justificación de la Pena de Muerte, y nuestra legislación debe ser
acorde a los instrumentos y Tratados internacionales suscritos por México en el sentido de abolir dicha sanción". Uno tiembla al imaginarse lo que sigue: los abortos no evitan la natalidad. Fracasaste demonio disfrazado de Malthus y píldoras del día siguiente. Y en plena campaña contra el don de síntesis, Soberanes da la estocada final, estocada a la que me temo no se asomará jurista alguno, incluso si sigue despierto. (Lector, léalo en voz alta, por favor): La prohibición de la pena de muerte lleva como origen la preservación de la vida, ya que su imposición no debía implicar la violación de este derecho fundamental, como tampoco el concepto de rehabilitación social... (Siguen páginas). Apenas puede uno respirar, pero Soberanes está en pie de genio: si no hay pena de muerte el aborto no debe despenalizarse. Atiéndase a lo que sigue y déjese el desciframiento a los equipos de las series norteamericanas de CSI: Por otra parte, la redacción contundente del artículo 22 constitucional coincide con el reconocimiento de la vida como valor fundamental en nuestra Constitución. Al prohibirse la pena de muerte de manera absoluta, es dable interpretar en sentido contrario que se está salvaguardando la vida, pues donde no hay muerte sólo cabe la vida. Si queda un abogado vivo en la sala, que le entregue la medalla Belisario Cantinflas al Ombusdsman. En fin, se puede renunciar al ejercicio del derecho, eso es muy común, pero renunciar a la razón y pretender ejercer el derecho, eso sí es privilegio de grandes funcionarios. Donde no hay muerte sólo cabe la vida, y gracias a esta filosofía la derecha mexicana ha dado otro de sus estruendosos pasos en falso. Los derechos humanos no son para las que viven y deciden desde el pecado Quizás lo más "pintoresco" de la argumentación (démosle ese nombre) de Soberanes, sea su gana ansiosa de repetirse. Redacta tantas veces sus hipótesis pequeñitas que uno acaba sospechando: si no se da tregua con lo mismo es por aquello de "Dilo todo el tiempo que convencerás a alguien". Pero a quién persuade lo ilegible? El redactor de Soberanes salta de un texto a otro como para marear a los lectores, a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia y a nadie más. Eso es notable: la Comisión de Derechos Humanos sólo plantea sus tesis (porque ir a la televisión a soltar tres frases hasta el hartazgo no es plantear tesis) a once ministros. Eso sí que es privatizar algo que en otras manos y con una intención democrática podría ser importante. Queda claro al enésimo proferimiento: el derecho a la procreación es libre y si este derecho fundamental de procreación es libre, "consecuentemente, no vemos por ningún lado que el derecho de procreación implique el derecho fundamental de la mujer a la autodeterminación de su cuerpo, mucho menos a una maternidad aislada, esto es, sin que se considere al padre progenitor." De qué habla tan circularmente este señor? Se comprende que su religiosidad lo lleve a ignorar el aborto clandestino y el elevado número de mujeres que lo padece; se comprende que por sus giros dogmáticos no mencione en momento alguno a esas veintenas de miles de mujeres que cada año emprenden esa travesía, pero no existen además de las mujeres la realidad y los datos que aportan los censos, la sociología, la antropología social y la mera verificación de los sentidos?
El porcentaje de madres solteras es impresionante en todo el país, el aborto por violación (que Soberanes no asume en lo mínimo) no llevaría a padre progenitor alguno a dar su anuencia (y reconocerse culpable), el abandono de las mujeres embarazadas que tanto distingue al machismo no se recompondría con el llamado del Ombudsman: "El derecho a la procreación debe considerarse siempre en sentido positivo, pues de lo contrario la procreación, que es lo que se pretende al ejercerse este derecho, puede llegar a no materializarse, lo que es contradictorio". Léase con cuidado o con descuido lo anterior, el resultado es lo mismo: un abogado que es funcionario de los derechos humanos lo sabe todo, es vidente y es sismógrafo de la vida, y conoce que todo embarazo es el resultado de un pacto explícito para ejercer el derecho de procreación. Sé que no está en manos de estas falsas argucias disparatadas conseguir un retroceso lamentable en materia de la despenalización del aborto. Sé también que la litis (Sic de vasallaje a la cultura jurídica hoy dominante en México) no se centra en las oscurecimientos repetitivos de Soberanes, sino en el desastre que significa una mentalidad así en la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Lo que es tan groseramente irresponsable, señor doctor, no es chipotudo.