LA ESCOLÁSTICA 1. INTRODUCCIÓN 2. LA PRIMERA ESCOLÁSTICA 3. EL AUGE DE LA ESCOLÁSTICA 4. LA ESCOLÁSTICA TARDÍA 1. INTRODUCCIÓN El comienzo de la Edad Media está relacionado con la caída del Imperio romano de Occidente, en el año 476, y con el cierre de la Academia de Atenas por Justiniano, en el año 529. Su término se asocia con el descubrimiento de América, en el año 1492, la caída de Constantinopla, en el año 1453, y la condena de las tesis de Lutero, en el año 1520. La filosofía medieval abarca desde el siglo VI, con las escuelas monacales hasta el siglo XV, siglo en el que junto a la escolástica tardía aparecen nuevas corrientes de pensamiento.
2. LA ESCOLÁSTICA PRIMERA Siglos VI a VII. Fundación de los monasterios, que conservan y transmiten tanto la cultura grecorromana como la fe cristiana. El arte románico expresa el recogimiento de y la oración. Nacimiento del Islam que se expande rápidamente por el norte de África e invade España en el siglo VIII. Transición hacia la escolástica. Destacan autores como Severino Boecio, Casiodoro y san Isidoro de Sevilla. Estos recopilan el saber teológico de la Antigüedad y ejercen un gran influjo en la escolástica posterior. Siglo IX a XII. Renacimiento cultural con Carlomagno, quien reconstruye el imperio romano de Occidente. Resurge el prestigio del papado a partir del siglo XI, tras la reforma del monasterio de Cluny, Proceso de reconquista de territorios ocupados por los musulmanes en España. Formación y desarrollo de la escolástica. La escolástica arranca del renacimiento carolingio y culmina con el auge de las escuelas. Sobresale la figura de San Anselmo de Canterbury en el siglo XI. Filosofía árabe y judía. Resalta la filosofía de Avicena y Averroes, quienes transmiten el pensamiento de Aristóteles a la cultura cristiana del siglo XIII. SAN ANSELMO DE CANTERBURY Vida y obras (1033-1109). Es la figura de mayor relieve intelectual del siglo XI. Abad del monasterio de Le Bec en Francia y posteriormente arzobispo de Canterbury en el sur de Inglaterra. Escribió numerosas obras entre las que destacan el Monologium y el Proslogium. Concibió la fe y la razón como dos fuentes de conocimiento distintas, pero que se complementan. Señaló la superioridad de la fe. No quiero entender para creer, sino que creo para entender. Y consideró también la necesidad de profundizar racionalmente en las verdades de reveladas por Dios; en estas distinguió entre los misterios -completamente inalcanzables por la razón-, y las verdades naturales sobre Dios -alcanzables por la inteligencia humana-. El Monologium incluye argumentos para la demostración racional de la existencia de Dios. Parten de la experiencia sensible, se apoyan en grados de perfección que hay en las criaturas y concluyen en la existencia de Dios, perfección máxima, de la cual participan todas las cosas en mayor o menor grado. El argumento más célebre es el desarrollado en el Proslogium, denominado ontológico por Kant. Es una prueba que se inicia en la idea de Dios que propone la fe y que, obviando la experiencia, concluye con su existencia. El argumento ontológico es un diálogo con el insensato que, según el salmo 13,1 ha dicho en su corazón: no hay Dios, para tratar de convencerlo racionalmente: 1º Cuando el insensato oye al creyente decir que Dios es un ser mayor que el cual nada puede pensarse, conoce el significado de lo que está escuchando y, por ello, tiene que admitir que existe en su intelecto una idea sobre el ser máximamente perfecto. 2º El insensato también debe aceptar que es imposible que aquel ser mayor que el cual nada puede pensarse exista solo en el entendimiento, ya que si esto fuera así, se estaría reconociendo algo mayor y más perfecto, es decir, cualquier cosa que existiera no solo en el entendimiento sino también en la realidad. La conclusión, por tanto, es que el ser perfectísimo, aquel mayor que el cual nada puede pensarse, ha de existir necesariamente en el entendimiento y en la realidad.
Este argumento tuvo partidarios y detractores, Santo Tomás de Aquino y Kant lo criticaron, mientras que Descartes lo adoptó en su argumentación sobre la existencia de Dios. 3. EL AUGE DE LA ESCOLÁSTICA Siglo XIII. Últimas cruzadas. Crecimiento de los núcleos urbanos a causa del auge del comercio y de la artesanía. Creación de las universidades, focos culturales de gran magnitud. Las catedrales góticas manifiestan la gloria de Dios a través de la luz y la magnificencia de las filigranas de la piedra tallada. Esplendor de la escolástica. Reviste mucha importancia la recepción de Aristóteles en las universidades. Aparecen numerosos filósofos y teólogos de renombre en la universidad de París. Sobre todos ellos destaca la gigantesca figura intelectual de Santo Tomás de Aquino y su gran síntesis teológica y filosófica. SANTO TOMÁS DE AQUINO Vida y obras (1224-1274). Nace en el castillo de Roccasecca cerca de Nápoles, de familia noble, estudió en el monasterio de Montecassino durante quince años. Posteriormente acude a la universidad de Nápoles dónde conoce la filosofía de Aristóteles, casi desconocida para el pensamiento de occidente. Conoce la nueva y joven orden de los frailes dominicos, en la que pide ingresar en 1244. Su familia se opuso y lo raptó y retuvo en el castillo de Roccasecca con fuertes presiones. Se escapa en 1245 y se dirige a París para estudiar teología en
la universidad. Conoce a san Alberto Magno y se marcha con él a Colonia a estudiar. A su regreso a París, se dedica a la docencia alcanzando el grado de maestro en Teología en 1249. A partir de 1259 viaja por Italia para organizar los estudios de su orden y para servir al Papa como teólogo. Regresa a su cátedra de París en 1269 y participa en la polémica entre averroístas y agustinistas. Murió en 1274, cuando se hallaba de camino al Concilio de Lyon. Escribió obras de filosofía (como sobre el ente y la esencia) y de teología; estas últimas son las más importantes, en ellas contiene casi todo su pensamiento filosófico, porque la filosofía era herramienta imprescindible para la especulación en teología. Comentarios (anotaciones a la Biblia y a diversos escritos filosóficos y teológicos) y Sumas (exposiciones amplias y sistemáticas) son sus obras más extensas e influyentes. Destacan la Suma contra los gentiles, trata de mostrar las verdades cristianas son más certeras y razonables que las de otras religiones y, la Suma teológica, en la que trató sobre Dios, la Creación, el hombre y los misterios relacionados con Jesucristo y la Iglesia. La fe y la razón. La fe trata sobre verdades reveladas por Dios sobrenaturales y naturales-, mientras que la razón se ocupa solo de las verdades naturales. Fe y razón no se contradicen sino que se ayudan mutuamente. La filosofía y la teología se distinguen de por sus principios y sus objetos de estudio, pero se relacionan y se auxilian mutuamente. La Creación. Crear es producir el ser a partir de la nada por una causa universal, que es Dios. Los entes creados participan del ser, a diferencia de Dios que es el Ser. Dios es causa primera y las criaturas son causas segundas. En los entes creados, esencia y ser se distinguen, mientras que en Dios se identifican. La existencia de Dios se puede demostrar a partir de sus efectos. Las cinco vías presentan cuatro pasos: observación en la experiencia, aplicación del principio de causalidad, imposibilidad de una serie infinita de causas y afirmación de una causa primera. Podemos saber algo de la esencia de Dios por vía negativa, si excluimos de Él toda imperfección; y por vía afirmativa, si atribuimos en grado máximo las perfecciones creadas. El hombre y el conocimiento intelectual La teoría hilemórfica se aplica al ser humano, pero el alma humana es espiritual e inmortal; sus facultades superiores intelecto y voluntad- hacen posible la libertad. El conocimiento intelectual se inicia en los sentidos y consiste en la captación de de formas inteligibles. En la abstracción del concepto intervienen la imaginación y el intelecto agente, que es una luz participativa de Dios. La ética y la política La ética se ocupa de los actos humanos con los que el hombre puede dirigirse libremente a su fin último, que es la bienaventuranza. Para lograrla, el ser humano cuenta con la ley natural que es la participación de este en la razón divina- y con las virtudes que son hábitos operativos buenos-. El poder político, que proviene de Dios a través del pueblo, debe perseguir el bien común y regularse por la ley positiva. Esta no puede desvincularse de la ley natural.
4. LA ESCOLÁSTICA TARDÍA Siglos XIV y XV. Debilitamiento de la unidad política en Europa ante el empuje de los nuevos estados que se van desgajando del Imperio. Crisis de la unidad religiosa debido al cisma de Occidente, tras el traslado del papado a Aviñón. Escolástica tardía. Coincide con el nominalismo de Guillermo de Ockham y su pensamiento político, crítico con los papas. Surge la vía moderna y un renovado interés por la ciencia en las universidades.
VOCABULARIO Los averroístas: sostenían que la razón y la fe son dos realidades distintas y separadas, de manera que puede haber una doble verdad. Con la recepción del pensamiento aristotélico vieron tan ampliado el conocimiento racional sobre el mundo que perdieron interés por la teología, hasta el punto de defender la total independencia y separación de la filosofía y teología. Ente: participio activo (del latín ens) de difícil traducción al castellano ya que significa lo que ejerce la acción de ser de modo semejante a como el término estudiante significa el que estudia o ejerce la acción de estudiar. Santo Tomás no aceptó el argumento ontológico de san Anselmo como prueba de la existencia de Dios, ya que presupone un conocimiento perfecto de la esencia divina, cosa que nuestra razón, por ser limitada, no puede obtener. Además, en el caso hipotético de que todos entendieran lo que significa la esencia de Dios, aún debería aceptarse que nuestra idea de Dios ha de existir también fuera del pensamiento, cosa que los ateos no admiten. Argumento a posteriori: Demostración que conduce al conocimiento de una causa a partir de sus efectos. Principio de causalidad: Uno de los primeros principios mediante los que, según santo Tomás, conocemos lo que es la realidad en sí misma. Este principio establece que lo que se hace de nuevo procede de una causa. Además, señala que nada puede ser causa de sí mismo ya que supondría darse el ser para llegar a ser, lo que es contradictorio. La ética tomista es teleológica, como fue la aristotélica, porque toma su punto de partida de la noción de fin. Sin embargo, matiza la moral de estagirita ya que, según él, no solo hay un fin natural para el ser humano (la felicidad), sino que, por encima de este, existe otro fin sobrenatural que es la contemplación y el amor de Dios en la otra vida. Mientras que las virtudes y la ley pertenecen al orden natural y pueden ser investigadas filosóficamente, la gracia es un medio del orden sobrenatural que Dios otorga al ser humano, por lo que su estudio supera el ámbito del saber filosófico. Natural: lo que hace referencia a la naturaleza, esencia o modo de ser de una realidad. Santo Tomás afirma que la ley es natural porque se asienta en la naturaleza o esencia racional del hombre. La naturaleza racional hace que el ser humano sea, a la vez dependiente de Dios y dueño de sus propios actos. Razón práctica: es el uso de la razón humana en cuanto tiene como fin la acción o praxis. Se distingue del uso especulativo de la razón, cuya finalidad es el conocimiento mismo. TEXTOS Y sin duda ninguna este objeto por encima del cual no se puede concebir nada mayor, no existe en la inteligencia solamente, porque si así fuera, se podría suponer, por lo menos, que existe también en la realidad, nueva condición que haría a un ser mayor que aquel que no tiene existencia más que en el puro y simple pensamiento. Por consiguiente, si este objeto por encima del cual no hay nada mayor estuviese solamente en la inteligencia, sería, sin embargo tal que habría algo por encima de él, conclusión que no sería legítima. Existe, por consiguiente, de un modo cierto, un ser por encima del cual no se puede imaginar nada, ni en el pensamiento ni en la realidad. San Anselmo, Proslogium II, en C Fernñandez, Los filósofos medievales, Selección de textos BAC, Madrid 1979 vol. 2 pág. 72