Transiciones a la salida de la escuela: trabajo y/o familia Caminos diferenciados entre mujeres y varones mexicanos

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Transcripción:

Transiciones a la salida de la escuela: trabajo y/o familia Caminos diferenciados entre mujeres y varones mexicanos Patricia Meza Romero Doctorante en demografía Centre de recherche population et sociétés Université Paris Ouest Nanterre-La Défense pmeza@colmex.mx Introducción Los trabajos de investigación sobre la educación en México han mostrado que uno de los cambios más importantes a lo largo del tiempo ha sido la expansión del sistema educativo. A principios del siglo XX la escolarización entre la población se incrementó y los niveles de analfabetismo disminuyeron considerablemente. Hoy en día en general todos los niños asisten a la escuela, y frecuentemente terminan el ciclo primario y comienzan el secundario. Además, las disparidades en la educación entre hombres y mujeres se redujeron. En cuanto al mercado laboral, los jóvenes han ido rejuveneciendo su edad de entrada al primer empleo, y las mujeres han incrementado su participación en los últimos años. Por otro lado, se ha argumentado que la nupcialidad ha sido un evento que no ha experimentado cambios significativos en la vida de los jóvenes. Es importante mencionar que las transiciones escolares, profesionales y familiares son decisivas en la vida futura de los jóvenes. Una progresión o no en la escolarización puede modificar la edad de entrada al mundo adulto (Galland, 2007); el inicio de la vida laboral es un evento importante en la obtención de los recursos necesarios para poder llevar a cabo el 1

resto de las transiciones a la adultez (Nilsson et Atrandh, 1999); la entrada a la vida familiar constituye una dimensión significativa dentro del análisis de la evolución del comportamiento de los jóvenes en la sociedad (Blôss, 1997). El objetivo de la siguiente presentación es llevar a cabo un estudio de los jóvenes y su relación con la escuela, el trabajo y la familia. A partir de la Encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER 2011), se presenta un ejercicio sobre el curso de vida de los y las jóvenes urbanos de tres generaciones en la escuela, trabajo y familia. Se expone un contexto general de la educación de los jóvenes. Esta primera parte permitirá describir los procesos que son importantes en el curso de la incorporación y la progresión en el sistema escolar. Posteriormente, de manera general se expone la entrada al primer empleo y la primea unión entre los jóvenes. Antecedentes El enfoque de las biografías El enfoque de las biografías toma como punto de partida al individuo, como sujeto histórico y actor de su propia vida. En él se articulan de manera compleja sus elecciones y decisiones, pero bajo determinaciones familiares, estructurales y culturales. Esta perspectiva teórica intenta ver cómo un evento puede influenciar sobre la continuación de la vida de las personas, y cómo ciertas características pueden hacer que un individuo se comporte de manera diferente a otro (Courgeau et Lelièvre, 2001). Dentro de este enfoque los jóvenes realizan transiciones que describen ciertos itinerarios y trayectorias donde los mecanismos institucionales, biográficos y contextuales dirigirán el camino hacia la inserción social, profesional y familiar (Casal, García, Merino et Quesada, 2006). La salida de la escuela La transición a la vida adulta es definida como un proceso de emancipación individual donde los jóvenes adquieren mayor autonomía y control sobre sus vidas. En ella se concentran diversos cambios que determinan la entrada a nuevos estatus y roles sociales, además moldean las biografías personales. Esta transición comprende ciertos eventos que son significativos en la vida de los jóvenes: la salida de la escuela, la entrada al trabajo, la salida 2

del hogar paterno, la entrada en unión y el nacimiento del primer hijo (Hogan y Astone, 1986; Galland, 2007). La salida de la escuela es un evento complejo, cambiante e incierto, ya que sigue difícilmente una línea directa hacia otro acontecimiento específico; ella comprende diversas situaciones, direcciones y patrones: la formación escolar, la trayectoria en la escuela, la transición profesional y los procesos de autonomía familiar. Entre los posibles destinos al salir de la escuela se encuentran el trabajo y la familia. La transición entre estos eventos está determinada por un conjunto de mecanismos institucionales, sociales, contextuales así como de hechos biográficos. Una diferenciación en la articulación de estos mecanismos dará origen a múltiples modalidades y recorridos en este pasaje (Casal, García, Merino y Quesada, 2006). Cada una de estas direcciones moldeará la vida futura de los jóvenes; una progresión o no en la escolarización modificará su entrada al mundo adulto (Galland, 2007); un comienzo en la vida laboral será un evento importante en la obtención de los recursos necesarios para llevar a cabo el resto de las transiciones hacia la adultez (Nilsson y Atrandh, 1999); una entrada al mundo familiar constituirá una dimensión significativa del análisis sobre el comportamiento y evolución de los jóvenes en la sociedad (Blôss, 1997). Diferentes rutas a la salida de la escuela en México: trabajo y/o familia En México, los estudios sobre los jóvenes y su transición de la escuela al mundo laboral y familiar son pocos. Los primeros trabajos sobre la transición a la vida adulta abordan estos eventos en conjunto, estudian su interrelación con otros acontecimientos (la salida del hogar paterno, el nacimiento del primer hijo, etc.) y miden su intensidad y calendario. Estudios más recientes se centran en los aspectos individuales que pudieran acelerar o retrasar su calendario (Tuirán, 1999; Conapo, 2000; Tuirán, 2002; Mier y Terán, 2004; Polo, 2004; Coubès y Zenteno, 2005; Echarri, 2005; Mier y Terán, 2005; Aguirre, 2006; Echarri y Pérez Amador, 2007; Castro y Gandini, 2008). Los hallazgos relacionados a la ocurrencia y al calendario de estas transiciones indican que el inicio de un trabajo es el evento más importante en términos de prevalencia, seguido de la salida de la escuela; la entrada en unión y la maternidad o paternidad son menos experimentados (Navarrete, 2003; Coubès y Zenteno, 2005; Echarri y Pérez Amador, 2007). En cuanto al calendario, las fases educativas y laborales se han modificado en los últimos años: la salida de la escuela ha comenzado a retrasarse y la entrada al trabajo a rejuvenecerse, 3

siendo estos cambios más lentos en las zonas rurales y más rápidos en las urbanas. No obstante, a pesar de que la edad al momento de abandonar la escuela ha aumentado en los últimos años, ésta se mantiene precoz entre los jóvenes mexicanos (CONAPO, 2000; Mier y Terán, 2005; Lastra y Campusano 2006). Es a partir de los 15 años que la caída de la inscripción escolar es notable, y a medida que incrementa la edad pocos son los jóvenes que permanecen en la escuela. Según la escolaridad, una vez finalizada la secundaria sólo una pequeña fracción continúa estudiando (Mier y Terán, 2004; Mier y Terán, 2005; Aguirre, 2006). Las investigaciones sobre el inicio de la vida laboral indican que la educación es un elemento clave para explicar la incorporación al trabajo. Sin embargo, en algunos casos la ocurrencia de este evento puede suceder sin que exista una entrada de los individuos al sistema educativo (Giorguli, 2002; Navarrete, 2003; Aguirre, 2006). También es común que los jóvenes combinen la escuela y el trabajo, sobre todo los varones (Mier y Terán, 2005). Estas prácticas advierten que existen diversas direcciones entre estos eventos, pues los individuos cambian de dirección entre la escuela y el trabajo, situación que confirma que la transición escuela-trabajo no sigue una línea directa (Fawcett, 2002; Hobarth, 2004; Castro y Gandini, 2008). Por otro lado, se ha demostrado que la formación de una familia, es una ruta seguida del abandono escolar. Los varones que entran en unión tienen menos posibilidades de continuar estudiando, ya que se incorporan al mercado laboral en virtud de que poseen el rol del proveedor en el hogar. En el caso de las mujeres, a pesar de que están accediendo a niveles educativos más avanzados, abandonan la escuela para involucrarse a un proyecto familiar (López, 1998; Arnejo, 1999; Tepichin y Riquer, 2001; Quilodrán, 2004; Coubès y Zenteno, 2005; Aguirre, 2006; Terán y Rabel, 2005; Caballero, 2007; Castro y Gandini, 2008). En cuanto a la secuencia en las transiciones (trabajo y familia) se ha encontrado que un número importante de mujeres se incorpora por primera vez al mercado de trabajo después de la unión. En tanto que para los hombres, el inicio de un empleo y la entrada en unión siguen siendo predominantes. Estos resultados muestran diferencias por género. Por un lado, para los varones el trabajo sigue constituyendo el eje de su vida pública. Por otro, para las mujeres las actividades asociadas a la división sexual del trabajo continúan prevaleciendo (Tuirán, 1999; Conapo, 2000; Castro y Gandini, 2008; Mier y Terán, 2005; Coubès y Zenteno, 2005; Castro y Gandini, 2008). 4

A pesar de que en esta presentación no se abordará el tema de los factores asociados a cada una de las transiciones seleccionadas, vale la pena hacer un recuento de lo que se ha estudiado al respeto. Entre los factores asociados a la ocurrencia de la salida de la escuela y la entrada a la vida laboral y familiar se encuentran los aspectos económicos, culturales, sociales y demográficos (Hogan y Astone, 1986). La entrada a un trabajo guarda una relación estrecha con los aspectos socio-económicos el ingreso familiar, el lugar de residencia, las características socio-económicas de los padres, etc. (Arnejo, 1999; Riquer y Tepichin, 2001; Fawcett, 2002; Echarri, 2003; Echarri y Amador, 2006; Aguirre, 2006; CONAPO 2006). En México, la existencia de serias deficiencias en la calidad del empleo y las crisis económicas recurrentes, orillan a las familias a contar con más de un perceptor de ingresos en el hogar, como los jóvenes, para acceder así a los bienes, servicios y equipamientos necesarios que les permita garantizar su reproducción cotidiana (Tuirán, 2002). La escolaridad de los padres, y sobre todo aquella de las madres, es otro factor que determina la salida de la escuela y la entrada al empleo (Giorguli, 2002). Las diferencias por sexo indican que las mujeres dejan más temprano la escuela que los varones, y ellas se orientan a las actividades del hogar. Por el contrario los hombres comienzan las actividades laborales a edades más precoces y en mayor proporción (Arnejo, 1999; CONAPO, 2000; IMJ, 2000). El tipo de ocupación del padre da continuidad a estos resultados. Los hijos de obreros, por ejemplo, salen más temprano de la escuela en relación con aquellos de ocupaciones superiores (Mier y Terán, 2005). El número de la fratria está asociado al nivel de instrucción de los jóvenes y por ende a la inserción al mercado de trabajo. Los jóvenes de familias con una fratria numerosa tienen menores éxitos escolares y mayor incorporación al mercado laboral en relación a aquellas con pocos miembros. Estos resultados están explicados a partir de la teoría de la disolución de los ingresos, la cual indica que los recursos de la familia están distribuidos entre la fratria, lo cual determina el futuro de los jóvenes (Giourguli, 2002). Llama la atención que el mantener una buena comunicación con los padres tiene diferente asociación con la salida de la escuela según el sexo del joven: el efecto es negativo para los hombres y positivo para las mujeres lo cual estaría mostrando un impacto en la estructura y funcionamiento de los hogares en la inversión en capital humano, y fuertes diferencias en la forma en que se trata a varones y mujeres (Echarri y Pérez Amador, 2007). Como se muestra, en los últimos años los jóvenes mexicanos han experimentado cambios en sus biografías, siempre influenciados por aspectos económicos, políticos y 5

sociales. Asimismo, se ha señalado que hoy en día los jóvenes tienen mayores posibilidades de entrar y permanecer en el sistema educativo, esto ha estado acompañado de un mayor y mejor acceso a la información sobre los aspectos de la vida que los rodea, y parece que tienen mayores oportunidades de tomar sus propias decisiones. Sin embargo, existe una serie de factores en el ámbito en el que se desenvuelven los jóvenes que limitan el pleno desarrollo de estas ventajas. En este sentido, un estudio sobre los diferentes caminos que siguen los jóvenes al salir de la escuela es de suma importancia. Es necesario conocer las direcciones que toman estos jóvenes, el trabajo y/o la familia, las cuales marcarán su vida futura. El objetivo de este ejercicio es hacer un análisis sobre las transiciones: escuela, trabajo y familia entre los jóvenes mexicanos. Se busca evidenciar que los jóvenes modifican sus patrones de conducta en función del contexto histórico, político, económico y social en el que se desenvuelven, así como de su condición de género. Con estos primeros resultados, y en una investigación más larga, se tiene como objetivo distinguir las diversas trayectorias que llevan a un cierto número de jóvenes, hombres y mujeres, a compartir durante un lapso de tiempo una situación común, la entrada y permanencia en el sistema escolar. Lo que llevará a la pregunta principal de este análisis: si los jóvenes al salir de la escuela no siguen una línea directa hacia un evento específico, entonces hacia dónde van? Este ejercicio trata de evidenciar que no existe un solo tipo de trayectoria que llevan los jóvenes a encontrarse fuera del sistema de formación. Es decir, que a pesar de que los jóvenes se encuentran durante un momento de sus vidas en una situación común, esta convergencia es resultado de historias de vida bien diferenciadas. Cabe señalar que la diversidad de estas trayectorias está relacionada con las características del origen social y familiar, así como el atributo de los jóvenes. En esta presentación se expone el perfil escolar, familiar y laboral de los jóvenes mexicanos según el sexo y la generación a la que pertenecen. El estudio va desde la época de 1951 hasta 2011, donde se construyen periódicos históricos importantes para entender el largo proceso de cambio en las transiciones de los jóvenes. Se intenta mostrar los elementos de análisis apoyados en información estadística que invitan a hacer una lectura del fenómeno y sus implicaciones en los jóvenes. Evaluar de qué manera los jóvenes en México han cambiado su situación en el ámbito escolar, familiar y laboral. El debate gira en torno al contexto económico, político, social e histórico en el que se desenvuelven los jóvenes. El estudio se considera desde una perspectiva de género. Es indiscutible que una mujer no transita de la misma manera que un hombre, ya que experimentan pasajes heterogéneos. Resulta importante considerar los roles de género entre los jóvenes, así como las relaciones entre los hombres y 6

las mujeres para visualizar esta heterogeneidad en la que se lleva a cabo este tránsito entre cada uno de los eventos. Metodología y tratamiento de la información Fuente de datos: Encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER) 2011 Con el objetivo de llevar a cabo este ejercicio longitudinal, la Encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER-2011) proporciona la información necesaria. Esta encuesta, con representatividad nacional, arroja datos sobre los antecedentes familiares, las transiciones y las trayectorias de hombres y mujeres de zonas urbanas pertenecientes a tres generaciones: 1951-1953, 1966-1968 y 1978-1980. Estos individuos cuentan con 58-60, 43-45 y 30-32 años de edad en 2011. Cabe señalar que esta encuesta da continuidad a la EDER 1998, ya que capta a dos de sus generaciones de estudio (1951-1953 y 1966-1968), y además incorpora a una nueva (1978-1980). La muestra está formada por 3 200 individuos distribuidos uniformemente en los 32 estados del país. De estas personas solamente 2 840 proporcionan información completa, el total de no respuesta es de 360 individuos, es decir 11.2% de la muestra. La base de datos está compuesta por 179 variables y 128 507 observaciones anuales. La muestra se basa en la información del cuestionario sociodemográfico de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE-2011). La EDER se presenta por fecha y edad, donde se observan los eventos (matrimonio, nacimiento del primer hijo, etc.) como secuencias (casarse y tener el primer hijo, etc.) o como interferencias (cuando el individuo tiene su primer hijo se casa, etc.). Esta encuesta, diseñada como una matriz, permite captar diferentes eventos en la vida de los individuos: la información en líneas se refiere al año calendario o la edad del individuo (desde el nacimiento hasta el momento de la encuesta), y en las columnas se muestran los eventos y las fechas de ocurrencia. Los datos arrojados por la EDER proporcionan una fotografía actual de las características de la población. Además, es posible apreciar los periodos de historia de cada una de las cohortes que han vivido su transición a la vida adulta, de tal manera que se pueden reconstruir sus trayectorias biográficas. Asimismo, ella ofrece elementos de análisis sobre las estrategias individuales y familiares de la vida de los individuos durante diferentes periodos de transformaciones demográficas, sociales y económicas. Es así que a través de ella es posible realizar interacciones entre los diferentes fenómenos demográficos que guardan 7

entre sí dentro del curso de vida de las personas. Esta encuesta cuenta con datos sobre educación, trabajo y familia, elementos centrales para llevar a cabo este análisis. En razón de la naturaleza de la EDER, la encuesta presenta ciertos sesgos en la información que es necesario mencionar: - Truncamiento a la derecha o intervalo abierto. Se conoce la fecha de inicio del evento, pero cuando acaba el período de observación el acontecimiento de interés todavía no ha sucedido. - Truncamiento a la izquierda o sesgo por selectividad. Existe sesgo en la muestra de duraciones que son observadas; las fechas de inicio y fin del evento son anteriores al comienzo del período de observación; se desconoce la fecha de inicio del evento. - Problemas de memoria. En este tipo de encuestas se interrogan a los individuos sobre eventos vividos hace más de cincuenta años, por lo tanto, es común que existan errores de memoria cuando se entrevistan a personas de mayor edad; es posible que los datos presenten una fuerte incertitud y que algunos eventos sean omitidos. - La unidad de análisis de la encuesta es anual. Un evento o cambio de estado tiene una duración mínima de un año, por lo que es posible que cierta información correspondiente, por ejemplo, a la educación, trabajo o familia sea subestimada. Universo y temporalidad El universo de estudio para este análisis esta formado por hombres y mujeres de las zonas urbanas pertenecientes a las tres cohortes de la EDER. La edad de la población en el estudio es de cero a 29 años, se selecciona esta edad de inicio dado que no se sabe a que edad los individuos comienzan a experimentar los eventos estudiados, mientras que la edad final permite llevar a cabo comparaciones hasta los 29 años, edad que tiene la cohorte de los setenta en la fecha del levantamiento de la encuesta. Técnica Entre los objetivos de este ejercicio se encuentran observar los diferentes caminos que siguen los jóvenes a la salida de la escuela vida laboral y/o familiar, así como encontrar el orden y el significado que siguen en estas transiciones. Para realizar este ejercicio el marco de referencia adoptado es el análisis de las biografías. La unidad de estudio de este enfoque es la biografía del individuo, la cual está vinculada a la vida de los miembros de la familia y a otras 8

personas de la sociedad, la existencia de todos estos individuos está enmarcada en un espacio y tiempo histórico (Elder, 2002; Hareven, 2000). El análisis consiste en estudiar cómo un acontecimiento familiar, económico o de otro tipo que enfrenta el individuo, modificará la probabilidad de que se produzcan otros eventos de su existencia. El comportamiento del individuo no es innato sino que se modificará a lo largo de su existencia, resultado de las experiencias personales y de las sucesivas adquisiciones (Courgeau y Lelièvre, 2001; Elder, 2002). Con este supuesto donde el comportamiento de las personas está determinado por diferentes factores, el análisis de las biografías considera la existencia de trayectorias que representan diversas dimensiones en las cuales dichos individuos se desenvuelven (escuela, trabajo, familia, etc.) (Courgeau y Lelièvre, 2001). Algunos de los postulados de este enfoque son los siguientes: - El análisis de las biografías considera que es necesario una perspectiva a largo plazo de las biografías para comprender mejor la historia de vida de las personas. - El tiempo y el espacio permiten localizar a las personas dentro del contexto donde se desarrolla la biografía. - La ocurrencia del evento puede influenciar de diferentes maneras en función del momento en el que comienza y las circunstancias que lo rodean. - Las personas interactúan con otros individuos en su contexto, por esta razón la vida está ligada mutuamente. - Los individuos construyen su propio destino, es decir ellos tienen la capacidad de elegir y actuar en una estructura de oportunidades la cual está ligada a la situación socio-histórica del momento. Con el análisis de las biografías es posible conocer el calendario, la intensidad y la permanencia de un evento. El calendario se refiere a la distribución según la edad de un evento en el tiempo, la cual se modifica por los hechos que se presentan en la vida de las personas y en las sociedades a las que pertenecen. La intensidad se refiere a la frecuencia del evento. Las duraciones son los segmentos del tiempo que se extienden desde el momento del inicio de la observación hasta la ocurrencia del evento (Courgeau y Lelièvre, 2001). Para analizar la duración, el calendario y la intensidad de los eventos se utiliza la tabla de vida actuarial. Esta tabla propuesta por Kaplan y Meier estima la función de permanencia que 9

considera el truncamiento de los datos a la derecha. Este estimador Kaplan Meier se define como sigue: -1 S(t)= Π ti<t (l-h i )= Π ti<t (N i -d i ) N i Donde: S(t) es el estimador de la función de permanencia. h i = d i /N i es el cociente instantáneo de ocurrencia en t i. d i son los individuos que experimentan la ocurrencia del evento. N i es la población sumisa al riesgo antes de t i. t i es el momento i del tiempo en el cual pasan la ocurrencia de los eventos. Para el presente trabajo se realiza una exploración del evento sobre la escolaridad de mujeres y varones de las zonas urbanas de las tres generaciones que considera la EDER. Posteriormente con un análisis de sobrevivencia se compara la intensidad y el calendario de los tres eventos considerados en el estudio entre los jóvenes mexicanos. Al final se presentan algunos resultados sobre la primera transición que experimentaron (escuela, trabajo, familia). Presentación y discusión de los resultados Análisis descriptivo de la población de la EDER 2011 En esta sección se presenta una descripción general de la población que comprende la EDER 2011. El cuadro 1 expone la distribución de la población por sexo y generación. Las cifras muestran que la muestra está compuesta por un total de 2 840 individuos urbanos, 1 387 hombres y 1 453 mujeres, de tres grupos de generaciones: 1951-1953, 1966-1968 y 1978-1980. Cabe recordar que estas generaciones tienen 58-60, 43-45 y 30-32 años al momento del levantamiento de la encuesta. Cuadro 1. Distribución de la población urbana por sexo y cohorte, 2011 Sexo Cohorte Hombres Mujeres Total 1951-1953 437 451 888 1966-1968 433 459 892 1978-1980 517 543 1060 Total 1387 1453 2840 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. 10

La distribución porcentual de la población urbana por sexo y cohorte se presenta en el cuadro 2. Ésta deja ver una repartición equilibrada por sexo en la población seleccionada de la EDER. Cuadro 2. Distribución porcentual de la población urbana por sexo y cohorte, 2011 Sexo Cohorte Hombres Mujeres Total 1951-1953 49.2 50.8 100.0 1966-1968 48.5 51.5 100.0 1978-1980 48.8 51.2 100.0 Total 48.8 51.2 100.0 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. La proporción de años-persona vividos en la escuela y el trabajo En las gráficas 1 y 2 se exponen el estatus laboral y educativo de las y los jóvenes urbanos de tres generaciones. En la gráfica 1 se observa que a pesar de una disminución en la intensidad de las mujeres que no estudian ni trabajan, esta condición es importante para las tres generaciones; la distribución comienza a ser más notoria y constante a partir de los 17 años de edad. La proporción de las jóvenes que estudian aumenta de generación en generación, para la cohorte de los setenta casi la totalidad de las mujeres entre 7 y 8 años son estudiantes. La proporción de las mujeres que trabajan aumenta paulatinamente entre las generaciones, y comienza a extenderse después de los 20 años de edad. A pesar de que estudiar y trabajar al mismo tiempo no es esencial en el curso de vida de las mujeres, su participación parece aumentar cuando la cohorte es más joven. Contrario a lo que sucede con las mujeres, la proporción de años-persona vividos de la población masculina que trabaja es significativa para las tres cohortes, y es a partir de los 15 años de edad que está situación se extiende. La intensidad de aquellos que son estudiantes aumenta en las generaciones más jóvenes, por ejemplo, la participación de los varones entre 7 y 9 años pasa de 70 a poco más de 90% entre la primera y la última generación. La proporción de los hombres que no estudian ni trabajan disminuye entre cohortes, en especial entre los 6 y 12 años, nos obstante a edades más avanzadas se observa un comportamiento similar entre la primera y la tercera generación, resultados que no dejan de llamar la atención. La participación de los varones que estudian y trabajan disminuye paulatinamente entre las cohortes. 11

Gráfica 1. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción de años-persona vividos según el estatus educativo y laboral Generación 1951-1953 Generación 1966-1968 Generación 1978-1980 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. 12

Gráfica 2. Hombres urbanos de tres cohortes: proporción de años-persona vividos según el estatus educativo y laboral Generación 1951-1953 Generación 1966-1968 Generación 1978-1980 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. 13

Participación y progresión en la educación - Participación escolar La información referente a la asistencia escolar se muestra en el cuadro 3. Del conjunto de la muestra, casi todas (más del 90%) las personas urbanas, hombres y mujeres, de las tres generaciones de la EDER han asistido a la escuela. Estas cifras reflejan ligeros incrementos en la asistencia escolar entre las generaciones, y también una reducción de las disparidades entre hombres y mujeres. A pesar de estos ligeros cambios a lo largo del tiempo, la mejoría fue en especial para las mujeres, cuyas proporciones pasaron de 91.18 a 98.84% entre la primera y la última generación; los varones, por el contrario, no muestran avances importantes. Estos resultados tienen que ver con el hecho de que la cobertura educativa en las zonas urbanas ha alcanzado a casi todos los hombres y las mujeres jóvenes desde hace ya algunos años. Cuadro 3. Asistencia escolar de la población urbana por sexo y cohorte, 2011 Sexo Cohorte Hombres Mujeres Total 1951-1953 96.65 91.18 93.73 1966-1968 99.31 97.46 98.31 1978-1980 97.75 98.84 98.34 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. El nivel educativo se refiere al año más alto o grado escolar alcanzado por el individuo, frecuentemente es utilizado para evaluar de manera aproximada su nivel de calificación y de mano de obra. En las gráficas 3 y 4 se muestran las distribuciones del nivel aprobado entre los y las jóvenes al momento de la encuesta. Para las mujeres de la primera y la segunda generación (gráfica 3), la escolaridad que acostumbran alcanzar es la primaria, seguida de la carrera técnica o comercial y la secundaria; sólo que para la cohorte 1966-1968 las distribuciones en estos niveles aprobados casi se distribuyen uniformemente (22.18, 21.36 y 20.52% respectivamente). En cambio, en la tercera generación las mujeres ya logran obtener años aprobados en la secundaria, la profesional y la preparatoria, registrando así una mejoría en su nivel educativo. No obstante, la participación en la secundaria no llega alcanzar el 30%. En los varones de la primera generación cerca del 40% obtienen la primaria, seguido de la profesional y la secundaria (19.06 y 18.09% respectivamente). Para la segunda generación más de la cuarta parte de los jóvenes alcanza la secundaria, seguida de la primaria y la preparatoria. En la tercera generación los jóvenes logran pasar a la secundaria y a obtener niveles aprobados de profesional y preparatoria. Como se muestra, más del 20% de los 14

jóvenes de generaciones más recientes, hombres y mujeres, alcanzan el nivel secundario, siendo más visible la participación de los varones. Es importante mencionar que en la generación más recientes, las mujeres alcanzan a obtener los mismos niveles de aprobación que los varones. Gráfica 3. Mujeres urbanas de tres cohortes: distribución del máximo nivel de estudios aprobado, 2011 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. Gráfica 4.Hombres urbanos de tres cohortes: distribución del máximo nivel de estudios aprobado, 2011 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. 15

Para complementar los resultados precedentes a continuación se presenta el número medio de años de asistencia a la escuela (cuadro 4). En el total de la población, el número medio de años pasa de 8 a 11 entre la primera y tercera generación, lo que significa que los jóvenes solo lograron pasar de la secundaria al nivel medio superior en el lapso de 27 años. Es de notar que las diferencias por sexo, y en especial en las dos últimas generaciones son mínimas. En la primera cohorte los varones van más a la escuela que las mujeres, contrario a lo que sucede en años recientes. Cuadro 4. Número medio de años en la escuela de la población urbana por sexo y cohorte Sexo Cohorte Hombres Mujeres Total 1951-1953 9.32 7.84 8.56 1966-1968 10.20 10.29 10.25 1978-1980 10.90 11.20 11.07 Fuente: EDER 2011. Datos ponderados. - Progresión en la formación escolar a lo largo de la vida o La edad de entrada a la escuela La gráfica 5 presenta la edad mediana de entrada a la escuela de la población urbana por sexo y cohorte. Para todas las generaciones, tanto de hombres como de mujeres, la edad mediana de entrada a la escuela es a partir de los 6 años de edad; es evidente que no existen diferencias importantes en estos grupos de jóvenes. Estos resultados indican que la edad universal para entrar a la escuela, en las tres cohortes, es a partir de los 6 años, edad con la que se comienza el nivel elemental dentro del sistema escolar en México. Gráfica 5. Edad mediana de entrada a la escuela de la población urbana por sexo y cohorte Fuente: EDER 2011. 16

o La primera salida de la escuela La escolarización general incluye la enseñanza primaria, del primer al tercer ciclo secundario o su equivalente, la educación media superior y la educación superior. La enseñanza superior varía en función de los planes y programas de estudio de las carreras y las universidades. La duración teórica es de aproximadamente 24 años en el sistema de la enseñanza general, teniendo entendido que la primaria dura 6 años, la secundaria o equivalente 3 años y la enseñanza universitaria es superior a 13 años. Para obtener las proporciones estimadas de los individuos que salieron por primera vez de la escuela, en función de la duración en la enseñanza escolar y la cohorte a la que pertenecen, se calcula la tabla de vida. Las gráficas 6 y 7 ilustran claramente la duración en el sistema educativo de mujeres y hombres urbanos por cohorte. El calendario de la salida de la escuela de las mujeres muestra que las dos generaciones recientes permanecen más escolarizadas en relación a la primera; es así que la salida de la escuela es tardía entre las mujeres más jóvenes. Esto se refleja en la brecha que existe entre ellas. Cabe señalar que estas dos últimas generaciones muestran una tendencia similar hasta los 14 años, posteriormente, entre los 15 y 19 divergen. Lo anterior se puede confirmar al observar la edad mediana a la salida de la escuela: la edad a la que 50% de las mujeres dejan la escuela difiere según la cohorte, principalmente entre la primera y la tercera, ésta oscila entre 7.8 y 11.9, una diferencia de 4 años. Pasando a la población masculina, el calendario al salir de la escuela muestra una tendencia similar al de las mujeres, aunque la brecha entre las generaciones es más reducida. Para la primera generación la permanencia en la escuela de los varones a partir de los 7 años es superior al de las mujeres. En las dos generaciones más recientes sucede lo contrario. Esto se confirma con la edad mediana al salir de la escuela: la edad a la que sale la mitad de los varones de la escuela es de 10.9 y 11.0 años, edades más precoces que la de las mujeres (11.2 y 11.9 respectivamente). Por lo tanto, las curvas de sobrevivencia indican que en estos últimos años las mujeres van ganando terreno en la participación escolar en comparación a los hombres. En general, la tardía salida de la escuela hoy en día puede estar mostrando la asistencia y la obligatoriedad que se le ha dado a los jóvenes. 17

Gráfica 6. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción estimada de la permanencia en la escuela, según los años en la formación escolar Cohorte Mediana 1951-1953 7.8 1966-1968 11.2 1978-1980 11.9 Total Fuente: EDER 2011. Gráfica 7. Hombres urbanos de tres cohortes: proporción estimada de la permanencia en la escuela, según los años en la formación escolar Cohorte Mediana 1951-1953 7.9 1966-1968 10.9 1978-1980 11.0 Total 18

Análisis de supervivencia: el primer empleo y la primera unión - La entrada al primer trabajo En las gráficas 8 y 9 se presenta la proporción estimada de hombres y mujeres que entraron por primera vez al mercado laboral. Las curvas de supervivencia de las tres generaciones de mujeres (gráfica 8) muestran una incorporación lenta y gradual al mercado laboral. Es después de los 15 años de edad que esta entrada comienza a ser más notoria, y a partir que los 24 parece estabilizarse. Entre cohortes, el calendario muestra que la entrada al primer trabajo es más precoz para las mujeres nacidas entre 1951-1953, lo que deja claro que las generaciones recientes entran más tarde. La edad mediana a la entrada al primer empleo, da prueba de ello, el 50% de las mujeres de la primera generación entraron por primera vez a mercado laboral a los 17 años, mientras que la última generación lo hizo casi un año después. Un dato que llama la atención para las tres generaciones es que hasta los 25 años de edad el 80% de las mujeres habían entrado a su primer trabajo. El calendario de entrada al primer empleo entre los varones de las tres cohortes seleccionadas se presenta en la gráfica 8. Éste difiere de aquel de las mujeres, dado que los varones entran a edades más tempranas al mercado laboral. Asimismo, se observa una incorporación más acelerada respecto a las mujeres. Por otro lado, es notorio el retraso a la entrada al primer empleo de la cohorte más joven, respecto a las anteriores, esto posiblemente se deba a una mayor permanencia en el sistema escolar. La entrada al primer empleo de los varones más jóvenes fue a los 17 años, cerca de dos años más tarde que la primera generación. Estos resultados dan cuenta de las diferencias entre hombres y mujeres, a pesar de que se esta retrasando la entrada al primer empleo, los varones siguen experimentando este evento a edades más precoces que las mujeres: la edad mediana de la entrada a la escuela de las mujeres sigue sobrepasando a la de los varones. 19

Gráfica 8. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción estimada de la edad de entrada al primer empleo Cohorte Mediana 1951-1953 17.4 1966-1968 17.9 1978-1980 17.9 Gráfica 9.Hombres urbanos de tres cohortes: proporción estimada de la edad de entrada al primer empleo Cohorte Mediana 1951-1953 15.6 1966-1968 15.9 1978-1980 16.7 20

- La entrada a la primera unión Las gráficas 10 y 11 muestran las estimaciones Kaplan Meier de la proporción de hombres y mujeres que no habían experimentado su primera entrada en unión según la edad y generación. En el caso de las mujeres (gráfica 10), los resultados dejan ver un calendario de la entrada a la primera unión que se retrasa ligeramente entre generaciones. Si observamos la gráfica, a los 15 años de edad casi la totalidad de las mujeres son solteras. Es a partir de esa edad que el evento comienza a tener un calendario acelerado; el calendario más precoz lo experimenta la generación 1951-1953. La edad mediana a la unión retrata este evento entre las mujeres: la edad pasa de 20.7 a 21.3 años entre la primera y tercera generación. En el caso de los varones (gráfica 11), es hasta los 17 años de edad que los jóvenes continúan solteros. Después de ahí, la entrada en unión se experimenta paulatinamente. Los hombres de edades más jóvenes realizaron su primera unión antes que los de otras generaciones, la mitad de ellos lo hicieron a los 22 años, lo que muestra un ligero rejuvenecimiento entre cohortes. Estos resultados comparativos sobre la edad de entrada a la primera unión por sexo y cohorte arrojan la siguiente conclusión: Por un lado, un ligero envejecimiento en la edad de las mujeres al entrar a su primera unión y por otro, un rejuvenecimiento en aquella de los hombres. Lo que posiblemente lleve como resultado a una mayor aproximación entre las edades al momento de entrar en unión. 21

Gráfica 10. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción estimada de la edad de entrada a la primera unión Cohorte Mediana 1951-1953 20.7 1966-1968 21.1 1978-1980 21.3 Gráfica 10. Hombres urbanos de tres cohortes: proporción estimada de la edad de entrada a la primera unión Cohorte Mediana 1951-1953 23.9 1966-1968 23.3 1978-1980 22.9 22

La primera salida de la escuela, el primer empleo y la primera unión En algunas investigaciones se encontró que los jóvenes al salir de la escuela no siguen una línea directa hacia otro evento; existen diferentes procesos por los que pasan. Al salir de la escuela los jóvenes pueden pasar al primer empleo o la unión. Pero antes de salir de la escuela los jóvenes pueden pasar por los mismos eventos. Es evidente que existe una diferenciación en los itinerarios por sexo y generación. En este sentido, es necesario conocer las elecciones de los jóvenes antes y después de salir de la escuela. Como un primer ejercicio a la salida de la escuela, nosotros elaboramos un análisis descriptivo sobre las elecciones entre la salida de la escuela sobre dos eventos: la entrada al primer empleo y la primera unión. En los cuadros 4 y 5 se observa la distribución de hombres y mujeres en función de la primera transición experimentada: salida de la escuela, el primer empleo y la primera unión, por sexo y cohorte. El cuadro 5 permite apreciar la proporción de hombres y mujeres según la primera transición llevada a cabo entre la salida de la escuela, el primer trabajo o ambos eventos. En todas las cohortes la primera transición experimentada entre los jóvenes es la salida de la escuela. Por sexo las proporciones más elevadas son para las mujeres. Lo que comprueba que las mujeres permanecen más tiempo en el sistema educativo. Entre los hombres el primer empleo es un evento importante en el curso de vida de los jóvenes; más del 30 por ciento para cada generación entra a su primer empleo antes de salir de la escuela. Combinar la escuela y el trabajo es más evidente para la generación 78-80. Para las mujeres las proporciones del primer empleo y ambos eventos (escuela-empleo) llaman la atención. Cuadro 5. Proporción estimada de hombres y mujeres según su primera transición experimentada, salida de la escuela y primer trabajo Hombres 1951-1953 1966-1968 1978-1980 Salida de la escuela 53.77 45.58 55.83 Primer empleo 40.09 42.28 32.00 Ambos 6.14 12.14 12.17 Total 100.00 100.00 100.00 Mujeres Salida de la escuela 66.71 54.94 61.72 Primer empleo 20.06 28.15 23.93 Ambos 13.23 16.91 14.35 Total 100.00 100.00 100.00 23

Finalmente, en el cuadro 6 se encuentra la proporción estimada de hombres y mujeres según la primera transición experimentada entre la salida de la escuela y la unión. Como se esperaba entre los jóvenes, pocos son aquellos que entran en unión antes de dejar la escuela. Cuadro 6. Proporción estimada de hombres y mujeres según su primera transición experimentada, salida de la escuela y primera unión Hombres Salida de la escuela 90.70 92.19 92.94 Primera unión 5.30 5.56 4.78 Ambos 4.00 2.25 2.28 Total 90.70 92.19 92.94 Mujeres Salida de la escuela 92.31 89.54 86.91 Primera unión 2.92 5.63 5.28 Ambos 4.77 4.83 7.81 Total 92.31 89.54 86.91 Conclusiones Los resultados de este primer ejercicio estadístico de la EDER 2011 muestran un curso de vida diferenciado entre hombres y mujeres en las tres generaciones seleccionadas. La salida de la escuela, el primer empleo y la primera unión se viven de diferente manera entre estas generaciones de jóvenes. Hoy en día los jóvenes tienen mayor oportunidad de permanecer en la escuela; los hombres siguen dirigiendo su camino hacia el trabajo y las mujeres continúan orientándose hacia actividades fuera de la escuela y del trabajo. Para ellas se muestra un ligero retraso al entrar a la primera unión, en tanto que para los varones un rejuvenecimiento en la edad a experimentar este evento. A lo largo del tiempo la permanencia en la escuela y la entrada al mercado de trabajo ha cambiado. Los varones siguen presentando un calendario precoz al entrar al mercado laboral en relación a las mujeres. A pesar de estas diferencias, ellas han incrementado su participación en el mercado laboral. De acuerdo al orden de ocurrencia de los eventos se muestran diferentes resultados: la salida de la escuela es el primer evento experimentado entre los jóvenes en todas las generaciones. Para los varones combinar el trabajo y la escuela sigue siendo importante entre 24

las generaciones, caso contrario sucede con las mujeres. La entrada en unión no resulta un evento significativo Cabe señalar que esta presentación es el resultado de uno de los primeros ejercicios que se hacen con los datos preliminares de la encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER 2011). Bibliografía Blôss, Thierry (1997) «Les liens de famille. Sociologie des rapports entre générations», Paris, PUF. Caballero, Martha (2007), Curso de vida y trayectorias de mujeres profesionistas, en Martha Caballero y Patricia García Guevara, Género, cultura y sociedad. Curso de vida y trayectorias de mujeres profesionistas, Serie de investigaciones del PIEM, núm. 4, México, El Colegio de México, pp. 15-71. Casal, García, Merino et Quesada, 2006 Castro, Nina y Luciana Gandini (2008), La salida de la escuela y la incorporación al mercado de trabajo de tres cohortes de hombres y mujeres en México, en Fortino Vela Peón, La dinámica demográfica y su impacto en el mercado laboral de los jóvenes, UAM, México, D.F. pp. 99-242. Consejo Nacional de Población (Conapo) (2000), Situación actual de las y los jóvenes en México. Diagnóstico sociodemográfico. México, pp.1-20. (2006), Cambio demográfico y desarrollo social de los jóvenes en La situación demográfica de México, México, pp. 89-106. Coubés Marie-Laure y René Zenteno (2005), Transición hacia la vida adulta en el contexto mexicano: una discusión a partir del modelo normativo, en Marie-Laure Coubès, María Eugenia Zavala Cosío y René Zenteno (coords.), Cambio demográfico y social en el México del siglo XX: Una perspectiva de historias de vida, México, Cámara de Diputados/Instituto Tecnológico y Estudios Superiores de Monterrey/El Colegio de la Frontera Norte/Miguel Ángel Porrúa, pp.331-353. Courgeau, Daniel y Éva Lelièvre (2001). Análisis demográfico de las biografías, El Colegio de México. Echarri Cánovas, Carlos Javier (2005), Las trayectorias de corresidencia en la formación de familias, en Marie-Laure Coubès, María Eugenia Zavala Cosío y René Zenteno (coords.), Cambio demográfico y social en el México del siglo XX: Una perspectiva de historias de vida, México, Cámara de Diputados/Instituto Tecnológico y Estudios Superiores de Monterrey/El Colegio de la Frontera Norte/Miguel Ángel Porrúa, pp.395-427. y Julieta Pérez Amador (2006), En tránsito hacia la adultez: eventos en el curso de vida de los jóvenes en México, Estudios Demográficos y Urbanos, México, El Colegio de México, vol. 22, núm. 1 (64), pp. 43-77. Galland Olivier (2002), Sociologie de la jeunesse. L'entrée dans la vie, Paris, Armand Colin, collection U, série «Sociologie» 25

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