Desarrollo afectivo sexual en la infancia Charla Escuela para padres Colegio Alemán. Mariavictoria Benavente Psicóloga clínica infanto juvenil Magíster en Psicología Clínica de la Adolescencia Doctor en Salud Mental
Qué es la sexualidad? La sexualidad es parte integral de la personalidad y se expresa a través de manifestaciones psicológicas, biológicas y sociales. Adquirir una educación sexual significa aprender a estimarse y cuidarse a sí mismo para poder amar y cuidar a los demás.
Educación sexual La educación sexual constituye un proceso educativo permanente y compartido entre la familia y la escuela. Contribuye al desarrollo armónico y enriquecedor de la vida fomentando el respeto, el amor, la solidaridad y la responsabilidad.
Qué aspectos abarca el concepto de sexualidad? Comúnmente la sexualidad se asocia a la genitalidad o a las relaciones sexuales, pero, en realidad, es más amplio que eso: Nuestro sexo: definido por las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer. Nuestro género: identifica las características que cada sociedad y cultura construye en torno a lo que implica ser mujer u hombre y a los quehaceres de cada uno.
Nuestra identidad de género: refiere a cómo nos sentimos acerca de ser mujer u hombre. Nuestra orientación sexual: si somos heterosexuales, homosexuales o bisexuales. Nuestra manera de relacionarnos: ya sea dentro de la familia, el ámbito escolar, laboral o en la comunidad.
Por qué es importante hablar con los niños y niñas acerca de la sexualidad? Hablar con ellos acerca de la sexualidad les permite: Conocer los aspectos fundamentales del desarrollo de la vida. Conocer su cuerpo. Fomentar espacios de intimidad. Aprender a manejar sus emociones. Vincularse de forma saludable, respetuosa y enriquecedora con los demás.
Prepararse para la toma de decisiones responsables. Estar fortalecidos ante la presión que podría ejercer sobre ellos las amistades y los compañeros en relación al inicio prematuro de las relaciones sexuales. Tomar el control de sus vidas. Protegerse contra todo tipo de violencia o abuso sexual.
Etapa escolar: La edad de la curiosidad A partir de los tres años los niños se preguntan sobre cómo son las niñas y cómo son los niños, y descubren las diferencias en los genitales. También a esa edad les llama la atención el nacimiento de un niño y preguntan dónde estaba antes?, por dónde salió? y también qué tienen que ver mamá y papá con eso?
Es sano y positivo acompañar a los niños en sus descubrimientos. Se trata de responder cuando preguntan, y de acercarles información en la medida en que lo van necesitando. Si nos mostramos incómodos ante sus preguntas espontáneas, probablemente lo notarán y dejarán de preguntar. Siempre se está a tiempo de retomar el tema a partir de algo que sucede en la vida cotidiana: el nacimiento de un hermanito o de un primo, algo que contó un amigo o que vimos juntos en la tele.
Indicadores esperables entre los 9 y 10 años Muestra mayor interés por niños o niñas del sexo opuesto Maneja más conceptos y lenguaje (adecuado e inadecuado) asociados a la sexualidad
Puede comenzar a tener cambios en su cuerpo por efecto del inicio de la función de las hormonas sexuales. Ej.: Aumento de mamas en las niñas crecimiento del escroto y ensanchamiento del pene en los niños, crecimiento de vellos en el pubis o en las axilas, aumento de la sudoración, acné. Algunas niñas pueden tener su primera menstruación, alrededor de los 10 años. El inicio del funcionamiento de las hormonas sexuales es muy diferente en cada niño o niña. Puede ocurrir desde los 9 años hasta los 14 o 15, sin que esto signifique una anormalidad. En general, las niñas presentan primero su desarrollo, los niños lo hacen un poco más tarde. Es conveniente conversar con los niños y niñas sobre los cambios que se van a producir en su cuerpo antes de que ellos ocurran.
Temas importantes para conversar con nuestros hijos Cómo es y cómo funciona el cuerpo de las niñas y el de los varones. El cuidado y respeto del propio cuerpo y el de los demás. Reconocimiento de emociones. Emociones que nos hacen sentir bien, las que nos hacen sentir mal, las que nos confunden. El embarazo. Como nacen los bebés. Los cuidados del bebé, la cooperación de toda la familia. Concepción
Amor y celos entre hermanos. Adolescencia y pubertad. Prevención del maltrato y la violencia sexual. Enseñar a decir NO. El inicio de las relaciones sexuales. Maternidad y paternidad responsable.
Si nos cuesta hablar de sexualidad A veces porque pensamos que son muy pequeños aún o porque nadie habló directamente de estos temas con nosotros. Una manera de ayudarnos es la franqueza: explicarles que nos resulta difícil hablar de estos temas. Podemos explicar a nuestros hijos que cuando nosotros teníamos su edad no se acostumbraba hablar con los padres de sexualidad y que, por eso mismo, nos cuesta, pero que juntos buscaremos la información, las palabras y las formas más adecuadas de hacerlo.
Elegir bien las palabras Es esencial hablar con las palabras correctas; nombrar los órganos genitales como una parte más del cuerpo. Para ello es necesario recurrir a los términos adecuados. No usar términos que recogió por ahí, tal como los escuchó, sino que debemos enseñarle a nombrar los órganos correctamente, sin sentir vergüenza. El buen uso de las palabras denota respeto por el cuerpo y por los sentimientos.
Las preguntas de sus hijos/as Las preguntas que se hacen son totalmente normativas Cambios físicos Cambios psicológicos asociados a la pubertad Concepción, Embarazo, lactancia Interés por el sexo opuesto.
Cómo prevenir abuso sexual Enseñando a los niños y niñas de su familia a decir que NO. Por ejemplo, que puedan negarse a peticiones de los adultos que les resultan incómodas. Nunca dejándolos solos o solas en la casa, ni en lugares desprotegidos o solitarios. Diciéndoles a los niños y niñas que le pueden contar todo, y que usted SIEMPRE intentará ayudar a solucionar cualquier problema que tengan.
Enseñándoles a cuidar y respetar su cuerpo, especialmente a no desvestirse frente a personas extrañas. Para dormir, separar a los niños y niñas de las personas adultas y también según el sexo: niños y niñas.
Si llega alguien a alojar a su casa, que duerma en otra habitación, o en una cama separada de los niños y niñas. No dejarlos que salgan solos a la calle durante la noche y si lo hacen durante el día, siempre deben estar supervisados por un adulto, especialmente los niños y niñas entre 4 y 8 años.
Si tienen acceso a Internet, enseñándoles a tomar precauciones como: no chatear, aceptar mensajes ni enviar datos personales a desconocidos; no usar cámara web para chatear; nunca juntarse con alguien que conocieron vía Internet; y avisar a los padres de cualquier mensaje con contenido sexual que reciban. Regularmente, chequear juntos su lista de contactos para verificar que no incluya a desconocidos
Señales para sospechar de una situación de abuso sexual Cambios bruscos de comportamiento. Por ejemplo, el niño o niña de la familia era alegre y se pone triste o distraído, o era buen estudiante y de repente baja sus notas o le gustaba compartir con los demás y se vuelve solitario o retraído. Comienza a tener problemas de sueño, temores nocturnos y pesadillas. Comportamientos agresivos o sexualizados. Tiene dificultades para caminar o sentarse.
Señales para sospechar de una situación de abuso sexual Se le detecta una enfermedad de transmisión sexual. Vuelve a hacerse pipí o caca cuando ya había aprendido a avisar o hacer solo o sola. Muestra mucho interés por lo sexual. El niño o niña dice que está viviendo abuso sexual.
Qué hacer si un niño o niña nos cuenta que está siendo abusado sexualmente? Preocuparse de protegerlo. Hay que detener el abuso DE INMEDIATO y darle seguridad al niño o niña de que usted lo va a proteger. Creerle. Un niño o niña que cuenta que ha sido abusado, no miente. Diciéndole que él o ella no es culpable. Diciéndole que ha sido muy valiente por contarlo. Asegurándole que no le ocurrirá nada. No tratarlo distinto y demostrarle su afecto.
Es una obligación legal hacer una denuncia para proteger a la víctima. Puede ir el adulto responsable, la víctima o un tercero cuando el agresor es un familiar.