Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios:



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Transcripción:

Nº 3 / Abril de 2010 Oficina del IICA en Uruguay ISSN: 1688-6410 Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios: Desafío impostergable para el desarrollo de América Latina y el Caribe CONTENIDO Prólogo...2 David Hatch. Subdirector General Adjunto, Director de Relaciones Estratégicas, Director de Operaciones e Integración para la Región Norte, Representante del IICA en Estados Unidos Introducción...3 Manuel Otero. Representante del IICA en Uruguay Gestión de riesgos y seguros...4 agropecuarios: su impacto en el desarrollo sectorial Fernando Vila, Consultor del IICA en Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios El seguro agrícola pensado como...8 herramienta estratégica y geopolítica Néstor Abatidaga, Presidente de ALASA El financiamiento y la gestión de...9 riesgos en la agricultura. Entrevista a la Lic. Minimar Aspitia Ex-Coordinadora de Seguros y Mercado de Capitales del Ministerio de Economía de Argentina La Gestión del riesgo en la...11 agricultura familiar Fernando López, Secretario General de la Comisión Nacional de Fomento Rural, Uruguay El desafío de la agricultura familiar...13 chilena: Enfrentar eficientemente los riesgos agrícolas Hernán Rojas O. Director Nacional del INDAP, Chile Las nuevas tecnologías de la...15 información y la comunicación como auxiliares para la gestión de riesgos y los seguros agropecuarios Departamento de Relaciones Internacionales de AGROSEGURO, España ANEXOS 1. Síntesis del Seminario-Taller...18 sobre Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios, realizado en Montevideo, en Junio de 2009 2. Síntesis del Foro Electrónico,...20 sobre Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios, realizado por la Oficina del IICA de Uruguay, en octubre de 2009

PRÓLOGO El seguro agrícola, como parte de una estrategia global de manejo del riesgo, puede ofrecer a los productores una red de seguridad cuando enfrentan los diversos desafíos de la producción agrícola. El manejo del riesgo, conjuntamente con programas de crédito accesibles, promoverán comunidades agrícolas sólidas, contribuyendo a la reducción del hambre y la pobreza e incrementando la estabilidad social. El propósito de esta publicación es focalizar, en torno a la situación actual del seguro agrícola de tal manera, que podamos monitorear los progresos que se alcancen, identificando tendencias relevantes y aprendiendo de las experiencias de otros. Por lo tanto, continuando con las actividades que se ha propuesto el IICA en materia de difusión de los temas de interés vinculados a la gestión de riesgos y seguros agropecuarios, es que presentamos esta Revista Electrónica. En la misma, un conjunto de expertos y representantes de los sectores del seguro y del ámbito productivo, plantean una serie de reflexiones y experiencias, que representan insumos relevantes para una concepción integrada de la gestión de los riesgos en la agricultura. Temas como el cambio climático, el vínculo entre el financiamiento y los seguros, el papel del Estado, las nuevas tecnologías de información y comunicación, son abordados de un modo inteligente y desafiante. Por su parte, los requerimientos del segmento más vulnerable de la actividad agropecuaria, como lo es la agricultura familiar, se presentan en su justa dimensión, proponiendo acciones concretas que permitan su permanencia en la actividad ante la ocurrencia de eventos climáticos adversos o problemas de mercado que repercuten de un modo singular en sus resultados productivos y económicos. Para avanzar en soluciones dirigidas a este segmento de la producción agropecuaria se relata la experiencia, y los desafíos que tiene por delante el INDAP de Chile, un instituto especializado en proveer servicios a este conjunto de la población rural. Finalmente, se presentan dos anexos cuyos contenidos se refieren a los aportes de mayor relevancia realizados en dos actividades ejecutadas por la Oficina del IICA del Uruguay, instancias éstas en las que han participado agentes del sector público, asegurador y productivo de diversos países de América Latina, EEUU, Canadá y España, como así también, expertos de diversos organismos internacionales que están desarrollando acciones vinculadas a estos temas. Deseo manifestar mi satisfacción por el trabajo realizado y felicitar a la Oficina del IICA del Uruguay por este nuevo aporte destinado a contribuir al desarrollo sustentable de las economías rurales de nuestros países. Los invitamos a leer este documento y a utilizar la información contenida en el mismo para continuar el desarrollo de esta herramienta esencial para el manejo del riesgo. David Hatch Subdirector General Adjunto, Director de Relaciones Estratégicas, Director de Operaciones e Integración para la Región Norte, Representante del IICA en Estados Unidos 2

INTRODUCCIÓN El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) tiene un ineludible compromiso con el desarrollo sostenible del sector agropecuario, la seguridad alimentaria y la prosperidad rural de sus países miembros. Para concretar esa visión y pasar de las palabras a los hechos, el IICA reconoce la importancia de la estabilidad y previsibilidad de los ingresos de los productores agropecuarios quienes enfrentan múltiples riesgos, en particular los climáticos. La creciente incertidumbre resultante de la mayor frecuencia e intensidad de eventos climáticos adversos, obliga a los gobiernos, actuando coordinadamente con el sector privado, a asumir el tema de la Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios (GRSA) con la seriedad que el mismo merece. No hacerlo implica importantes perjuicios económicos, que en muchos casos el Estado no puede asumir, y también consecuencias sociales, dado que los agricultores familiares son los primeros que, cuando ocurre una catástrofe, quedan al margen del negocio agropecuario. En este contexto y en el marco del mandato hemisférico dado por los Ministros de Agricultura de las Américas, la Oficina del IICA en Uruguay generó una serie de acciones durante 2009, procurando crear conciencia para que el tema ocupe un lugar privilegiado en la agenda agropecuaria hemisférica. Así, cabe destacar la realización el pasado 4 y 5 de junio, de un Seminario-Taller sobre Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios, coorganizado con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, que contó con la participación de reconocidos especialistas internacionales y que derivó en un conjunto de conclusiones y recomendaciones que se presentan en esta revista. También, se realizó un Foro Electrónico a través del cual más de 200 participantes avanzaron en el debate sobre temas críticos identificados en el Seminario. No menos importante, fue el dictado de la segunda edición del Curso a Distancia sobre GRSA, donde el objetivo es desarrollar capital humano en un tema que no es normalmente abordado, al menos por las Facultades de Agronomía y Veterinaria del continente. En esta tercera edición de la Revist@IICA Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios: Desafío impostergable para el desarrollo de América Latina y el Caribe pasamos revista al estado de las artes sobre el tema con visiones de reconocidos especialistas que abordan tópicos como el financiamiento, la agricultura familiar y las nuevas tecnologías de información y comunicación, por citar sólo algunos. De las presentaciones y entrevistas se desprende la cruda realidad que el tema no es algo pasajero, sino que requiere un abordaje serio y de largo plazo por parte de los actores públicos y privados para hacer frente a los crecientes desafíos del cambio climático. Manuel Otero Representante del IICA en Uruguay 3

Gestión de riesgos y seguros agropecuarios: su impacto en el desarrollo sectorial Fernando Vila Consultor del IICA en Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios Aunque resulta obvio y por todos conocida, una de las características centrales de la actividad agropecuaria consiste en que sus diferentes procesos productivos están estrechamente asociados al comportamiento del clima. Es así que los resultados de la producción agropecuaria dependen del grado de ajuste existente entre los requerimientos (agua, temperatura, luz solar, etc.) que, en sus distintas etapas, tiene cada producto agropecuario con lo que le aporta el clima. En términos generales, se puede sostener que los productores agropecuarios toman sus decisiones en base al supuesto (y expectativa) de un comportamiento normal del clima, el que, sumado a la tecnología utilizada y al potencial de los recursos naturales involucrados, permitirá, en un futuro más o menos cercano, obtener determinados resultados productivos. Ello, no sólo sin desconocer sino sufriendo los efectos que tiene sobre la producción la ocurrencia de eventos climáticos adversos. Por su parte, los gobiernos, entidades financieras de crédito y otros agentes vinculados al desarrollo sectorial, en general, también toman sus decisiones y asignan recursos o promueven actividades bajo el supuesto de un comportamiento normal del clima. No es frecuente que en los cálculos que sustentan las decisiones se expliciten e incorpore la variabilidad de los resultados productivos como consecuencia del comportamiento del clima; para bien o para mal. En el pasado, aparentemente, lo habitual era obtener -con mayor frecuencia- resultados productivos ajustados a lo esperado y con relativamente escasos sobresaltos provocados por eventos adversos extremos que causaran pérdidas significativas sobre la producción. Era común que la producción transitara de un año a otro dentro de una relativa normalidad o compensándose una zafra buena con...con frecuencia creciente, los estados han debido realizar importantes erogaciones por concepto de indemnizaciones que, además de dañar las finanzas públicas, generan señales negativas hacia los empresarios que contratan diversas formas de cobertura de riesgo... una no tanto, siendo lo habitual que los productores constituyesen sus propios autoseguros en las buenas, de modo de estar en condiciones de afrontar eventuales pérdidas que pudiesen ocurrir en zafras siguientes. Ello, sumado a las diferentes estrategias que, de un modo más o menos explícito, definen los agricultores combinando actividades en el tiempo y en el espacio de modo tal de diversificar sus riesgos. Por su parte, cuando ocurría una anomalía climática intensa, que provocaba daños de magnitud a muchos productores en extensas áreas geográficas, el Estado aportaba recursos de contingencia para contribuir a sobrellevar las consecuencias negativas provocadas por este tipo de circunstancias; las que al implicar a un sector social y económicamente relevante pero desguarnecido, en gran medida eran socialmente aceptadas. Asimismo, como otra herramienta para enfrentar los riesgos climáticos, en varios países de América Latina existen, en algunos casos desde largo tiempo atrás, compañías de seguros que ofertan coberturas para determinados eventos, en particular para aquellos cuyas características principales están definidas por ser: eventos puntuales, geográficamente localizados y poco extendidos, afectando aleatoriamente a algunos productores, como, por ejemplo, es el caso del granizo. Adicionalmente, con el paso del tiempo, se fueron desarrollando tecnologías con el objetivo de lograr incrementos de la producción, las que en muchos casos, contienen atributos como tecnologías reductoras de riesgos. Ejemplo de ello son los avances genéticos relacionados con cultivos más resistentes a plagas y/o enfermedades, o con ciclos productivos más ajustados al comportamiento del clima, el desarrollo de las tecnologías de riego, el combate/prevención contra heladas u otras modalidades de protección, como son los cultivos bajo cubierta. Ahora bien, tomando como referencia aproximadamente el principio de las últimas dos décadas, comienzan a registrarse eventos climáticos adversos con mayor frecuencia e intensidad, geográficamente extendidos, que provocan daños de magnitud sobre la producción agropecuaria y la infraestructura productiva, involucrando simultáneamente a un número significativo de productores. Este nuevo escenario de mayores pérdidas y menos distanciadas en el tiempo, genera distintas reacciones en los diferentes ámbitos asociados a la producción vinculadas a una mayor incertidumbre. Las decisiones que toman los distintos agentes (gobierno, sector productivo, operadores vinculados a la producción agropecuaria, etc.), comienzan a incorporar de una manera explícita el riesgo. Las expectativas del resultado produc- 4

tivo dejan de ser la media histórica para pasar a ser concebida como una distribución de posibles resultados asociados a este singular incremento de la variabilidad del clima. El carácter sistémico de estos eventos (mayor intensidad, frecuencia y extensión geográfica) que involucra mayor cantidad de productores, por tanto, de capital expuesto a riesgo, hace que a la industria del seguro no le resulte económicamente atractivo ofrecer coberturas para este tipo de eventos. En consecuencia, ante la ocurrencia de este tipo de circunstancias extremas, es el Estado quien concurre a amortiguar las consecuencias mediante aportes con recursos públicos, en general no presupuestados. A ello se suma, como factores negativos, su limitada capacidad técnica para evaluar daños y financiera para indemnizar adecuadamente a los afectados. Esta modalidad, a su vez, conlleva características no deseadas, como ser, generar expectativas entre los productores, quienes, ante la ocurrencia de un evento climático adverso, dan por descontado que el Estado recurrirá en su auxilio; no reparando que esa ayuda, aparentemente gratuita, puede ser insuficiente e inoportuna, así como económicamente inviable y socialmente injusta. Esta circunstancia obviamente- responde a una larga tradición de apoyos con recursos públicos cuando se verifican estos eventos, lo que ha generado una cierta cultura de prescindencia por parte de sectores importantes de la producción a tomar los debidos resguardos para mantener su actividad, dependiendo de la voluntad política y de la capacidad del erario público para sortear esas circunstancias. Así, con frecuencia creciente, los estados han debido realizar importantes erogaciones por concepto de indemnizaciones que, además de dañar las finanzas públicas, generan señales negativas hacia los empresarios que contratan diversas formas de cobertura de riesgo. Esto, a su vez, desestimula la adopción de seguros, lo que encarece las primas y retroalimenta la situación de partida. Nosotros participamos de la idea que es mejor contar con el derecho a ser indemnizado, mediante contratos de seguros, que depender de la voluntad política y la capacidad económica de los estados para brindar auxilios ex-post. El riesgo, la nueva agricultura y las estrategias de desarrollo La nueva variabilidad climática, manifestada por un incremento en la frecuencia y magnitud de los daños que los distintos eventos provocan, implica que los riesgos de la naturaleza se incorporen a la agenda de problemas estructurales a encarar en toda su dimensión y complejidad. Así debiera ser comprendido y aceptado por productores y gobiernos. Sabido es que la actividad aseguradora, desarrollada por empresas, compra aquellos riesgos a los que puede responder con los ingresos generados por las primas y las reservas que se constituyen con el transcurso del tiempo. Se trata, por tanto, de una actividad financiera que está concebida para obtener resultados que le permita mantenerse en el largo plazo. Dispersan las eventuales pérdidas que asumen adquiriendo aquellos riesgos que tienen la característica central de involucrar a un gran número de sujetos (ley de los grandes números), expuestos a riesgos independientes, no correlacionados, (ej.: seguros de vida, seguros de automóviles, etc.) de modo que, en caso de ocurrir un siniestro, no altere de modo significativo el fondo conformado por todos los asegurados que aportan su prima (principio de mutualidad). En el caso de la agricultura, lo habitual es que se asuman aquellos riesgos patrimoniales que afectan de un modo localizado a algunos productores (ej.: granizo). La forma de dispersar ya sea en el tiempo (ej.: coberturas para actividades productivas con distinta zafralidad, coberturas plurianuales) como en el espacio (incluir en las coberturas la mayor cantidad de zonas con historias siniestrales diferentes, rubros productivos distintos) es evitar la concentración de contratos (cúmulos de riesgo) en alguna zona geográfica o actividad productiva específica. Es por ello, que en sus planes de negocios las aseguradoras no participan o lo hacen de un modo muy limitado o compartiendo riesgos entre varios (coaseguro)- en la oferta de coberturas para eventos sistémicos (de alta magnitud y extendidos geográficamente, como por ejemplo los son: las sequías o los excesos hídricos) ya que la responsabilidad que deberían asumir, en cuanto al capital sujeto a riesgo, podría superar su capacidad de respuesta y afectar su negocio, en el corto y el largo plazo. 5

Por tanto, al no existir coberturas para este tipo de eventos, ante su ocurrencia, lo común es que los estados vuelquen recursos para permitir que los productores puedan continuar en actividad. En general esos recursos no están presupuestados y como esos eventos provocan pérdidas de gran entidad, las respuestas de los estados suelen ser insuficientes e inoportunas. Adicionalmente, las formas de asignación de esos recursos conllevan características poco deseables, como ser posibles arbitrariedades en la elección y en los recursos asignados por beneficiario, motivadas por circunstancias de otra naturaleza. Por su parte, las entidades financieras de crédito o proveedores de insumos que suministran recursos a los productores contra el pago de los compromisos adquiridos, total o parcialmente, a la cosecha, en general demandan que su cliente adquiera un seguro y les ceda sus derechos de indemnización como garantía de repago. Es común observar que los proveedores de financiamiento accedan a recibir como garantía la cobertura contratada por el productor, cumpliendo con la formalidad exigida, pero sin advertir ante que tipo de riesgos el productor está cubierto. De ocurrir un evento no contemplado en la póliza, productor y proveedor quedan al descubierto, con las consecuencias negativas que ello genera y por todos conocidas. Ante esta realidad, varios países han diseñado políticas de estado sustentadas en fundamentos técnicos, que concibieron sistemas integrados de gestión de riesgos en los que participan el Estado, la industria del seguro y la actividad productiva. De esta forma, se elaboraron esquemas donde simplificando y asumiendo una distribución normal de los distintos riesgos- el estado asume de un modo ex ante los riesgos de carácter catastrófico (por ej.: eventos que provocan pérdidas más allá de los dos desvíos de la media) a través de diferentes modalidades (presupuesta recursos y constituye fondos de emergencia para atender contingencias extremas basado en un análisis técnico adecuado y/o destina recursos para adquirir coberturas para esos eventos sistémicos) definiendo un límite hasta donde asume riesgos, por encima del cual le queda un espacio de negocio para la actividad aseguradora. Dicho espacio puede ser asumido por ésta, con la participación de las empresas de seguros locales y Estratificación del riesgo Fuente: Ulrich Hess, 2005. el reaseguro internacional. Por último, un tramo de riesgo (deducible para el seguro) queda a cargo del productor. Este tramo hace referencia a la parte de la distribución de eventos adversos que, por su baja frecuencia o escasa intensidad, pueden ser asumidos sin mayores trastornos por el sector productivo. Implícitamente, este esquema de compartir los riesgos, conlleva la cualidad de propiciar modelos de desarrollo con otro respaldo para afrontar adversidades. Adicionalmente, contribuye a capitalizar las posibilidades que ofrece un comportamiento favorable del clima, reflejadas en el tramo de eventos positivos ubicados en el área de oportunidades de la distribución de referencia. De este modo, las inversiones, la incorporación de tecnologías, etc., contarían con un estímulo relevante, habida cuenta de la protección que implica contar con un instrumento de gestión de riesgos, técnicamente sostenible y ajustado a derecho. El impacto que implicaría esta modalidad de compartir riesgo e incrementar la demanda, tendría además la virtud de liberar recursos públicos que podrían ser destinados a los sectores más vulnerables del campo, limitados en su capacidad para contratar coberturas y dispersar sus riesgos geográficamente (monoprediales) contribuyendo así a un desarrollo del espacio rural inclusivo y competitivo. Comentarios finales y algunas propuestas No hay duda que quienes saben más de riesgo agropecuario son los productores que lo sufren y las compañías de seguros que, en su negocio, arriesgan su patrimonio ofreciendo coberturas para afrontarlo. Tampoco tenemos dudas en señalar que el tratamiento adecuado de los riesgos a los que está expuesta la actividad agropecuaria, en particular los climáticos, requieren de un importante caudal de 6

conocimientos provenientes de diferentes disciplinas, debidamente integrados: suelos, composición y fisiología vegetal, procesos productivos -vegetales y animales-, clima, sanidad, estadísticas y finanzas, entre las más nombradas. Esta modalidad de conocimiento se amplifica al contar, y con la necesidad de integrar, los avances vertiginosos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (imágenes satelitales, estaciones agrometeorológicas automáticas, Internet, etc.). Asimismo, el acceso a la información y la profundización de los conocimientos relativos al comportamiento del clima, con su incidencia cada vez mayor sobre los procesos productivos, adquieren mayor relevancia al momento de analizar alternativas y tomar decisiones, tanto a nivel de los gobiernos como del sector productivo. Quizás por la propia complejidad que encierra esa interacción multidisciplinaria, es que no conocemos experiencias en el ámbito académico que aborden el tema con un enfoque adecuado, con el que se pueda comprender, interpretar y decidir, en base a un mayor conocimiento de cómo interactúan todos y cada uno de los componentes de esa caja negra que componen los procesos productivos agropecuarios, con sus entradas controladas y no controladas, sus salidas deseadas y no deseadas y su dinámica retroalimentación. Es por ello que desde el IICA entendemos que para encarar debidamente este nuevo y cambiante mundo de la agronomía, la capacitación y la comunicación a todo nivel, con este enfoque y los nuevos instrumentos disponibles, son ingredientes centrales para contribuir a transitar con mejores herramientas hacia estadios superiores de desarrollo de las sociedades rurales y las economías de nuestros países. Creemos, asimismo, que la historia y la extensa red que posee IICA, con sus propias oficinas y los nexos que ha ido construyendo en cada país a lo largo del tiempo con los organismos competentes en temas agropecuarios, su amplio reconocimiento y relaciones con otros organismos internacionales, se constituye en un singular recurso que poseen los países de las Américas, para potenciar su capacidad de respuesta. Ello, mediante la capitalización de las mas diversas experiencias existentes relativas al tratamiento de los riesgos, como así también por la posibilidad de acceder a una amplia red de expertos en las distintas disciplinas que estos temas requieren, quienes se encuentran dispersos en las Américas. Por último, entendemos que la decisión de avanzar por el camino sugerido es de los gobiernos. En tal caso sugerimos que la secuencia de decisiones y acciones a tomar debería ser: Diseñar, aprobar e implementar un marco legal, consensuado con la industria del seguro y el sector productivo, para una gestión integral de los riesgos climáticos a los que está expuesta la producción agropecuaria; que interactúe orgánicamente con las diversas formas de emergencia que se están implementando en los países y que contemple las nuevas modalidades de coberturas que se están experimentando en el mercado internacional, como ser los seguros de índices. (ver: http://iri.columbia.edu/ csp2/spanish/download) Dicho marco legal debería contar con la asignación de recursos presupuestales que estén destinados a atender los eventos catastróficos, fijando un límite de actuación por encima del cual comience la participación de las aseguradoras y, eventualmente, destinar recursos para subsidiar las primas, por lo menos para aquellos segmentos de productores de menores ingresos. Entendemos que, por las peculiaridades de los riesgos agropecuarios, los organismos de regulación y contralor deberían disponer de mecanismos específicos para cumplir esta función relacionada con dichos riesgos, como es lo habitual en la actualidad, distinguiéndolos dentro de los denominados ramos generales o contemplados como rama particular. Se deberían constituir ámbitos de trabajo, de carácter interinstitucional y permanente, con la participación de los organismos que generan información (meteorología, estadísticas de la producción, recursos naturales e investigación agropecuaria), las empresas de seguros y las gremiales de productores. Estos grupos de trabajo, también podrían respaldar su accionar y contribuir con las decisiones del gobierno, mediante el apoyo de grupos académicos inter y multidisciplinarios, que promuevan soluciones innovadoras para atender o mitigar los efectos de eventos climáticos adversos. Promover la elaboración de manuales de buenas prácticas agrícolas que incluyan un capítulo dedicado a la gestión de los riesgos a los que está expuesto el rubro de producción específico. Dichos manuales deberían incluir la utilización de tecnologías reductoras de riesgos, las características centrales de las ofertas de seguros y aquellos procedimientos o metodologías de gestión empresarial que incorporen el análisis de riesgos. Por último y con la idea de contribuir al análisis y discusión de estos temas, en este número de la revista electrónica del IICA, hemos incorporado dos anexos. En el primero, se realiza una apretada síntesis de los ricos y abundantes aportes realizados en oportunidad del Seminario Taller sobre Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios, en Montevideo Uruguay, en junio pasado. Las memorias completas de dicho seminario se pueden consultar en el link: http://www.iica.org.uy/data/informes/ emoria%20seguros_enero%202010corregido.pdf Por su parte, en el segundo anexo, también hemos realizado una síntesis de las diversas contribuciones que más de 200 participantes, de los distintos países de América y España aportaron en el foro electrónico, también denominado Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios realizado por la Oficina del IICA en Uruguay, en octubre del año pasado. El documento completo de dicho foro se encuentra en el link: http://www.iica.org.uy/data/informes/ oc-foro%20versión%20vinal%202.%20 8-12-09.pdf 7

El seguro agrícola pensado como herramienta estratégica y geopolítica Néstor Abatidaga Presidente de ALASA Cuando decidimos emprender el camino de aunar esfuerzos para promover el seguro y el reaseguro en nuestra Latinoamérica, comenzamos un plan estratégico de acción que pudiera dar respuestas a las necesidades emergentes en nuestra región en materia de protección e información sobre el mundo del campo. En este sentido, se torna importante resaltar que ALASA ha intentado durante este último año poner en marcha prácticas activas de promoción del seguro agrícola, tal es el caso de los Convenios firmados con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) siendo el mismo una Entidad que trabaja con una visión integral en la contribución del desarrollo sostenible de la agricultura, la seguridad alimentaria y la prosperidad rural. Fuente: Munich Re Paralelamente nos nutrimos de las experiencias de países que han avanzado bastante en esta materia, como son los casos de España y Canadá de los cuales ALASA cuenta con socios permanentes. De manera que, como se puede observar, no acotamos nuestra realidad sólo a nuestra región sino que en pos de construir sistemas agropecuarios sustentables para nuestra zona, entendemos crucial el aporte estratégico que puedan brindarnos países más desarrollados en esta temática. Sin lugar a dudas, cada nueva iniciativa, ya sea del sector público o privado, orientada hacia los fines que venimos comentando, tiene nuestro aval y tratamos de comunicarla, como han sido los casos de Brasil y Perú, cuyos gobiernos han puesto en marcha programas de estabilización para pequeños y medianos productores. Este tipo de esquemas de trabajo permiten a los gobiernos destinar los fondos comprometidos para asistencia a los productores ante catástrofes, a otras necesidades económicas, pues ésta es una forma de dispersión del riesgo en mercados internacionales. Además, el agricultor recibe indemnizaciones que (al reemplazar el ingreso por la venta de sus cosechas) también pueden ser sujetas de impuestos, lo que permite a los gobiernos mantener su ecuación económica a salvo. Entonces vemos que un agricultor que recibe una indemnización no queda fuera del circuito productivo, ni tiene que pensar en emigrar para conseguir su sustento...un agricultor que recibe una indemnización no queda fuera del circuito productivo, ni tiene que pensar en emigrar para conseguir su sustento diario... diario, haciendo que los gobiernos no deban preocuparse por los grandes conglomerados de gente sin trabajo que se forman alrededor de las ciudades importantes. Evita que las personas sufran el desarraigo, a la vez que permite a los pequeños pueblos seguir subsistiendo. Un punto a resaltar es que los seguros agrícolas son herramientas permitidas por la Organización Mundial de Comercio (OMC), dentro de lo que se conoce como Subsidios de Caja Verde, que los países desarrollados utilizan a diario para darles sustentabilidad a sus productores, los que finalmente compiten en mejores condiciones con sus colegas de esta parte del mundo. Haciendo una síntesis de lo expuesto, quienes diariamente trabajamos para el fomento de acciones que protejan al sector agrícola, estamos convencidos que el seguro agropecuario debe considerarse como una herramienta geopolítica, pues, al ser utilizada eficientemente, eleva los niveles de desarrollo del campo así como también evita la migración interna de los pueblos pobres del interior de los países, a los cordones de miseria alrededor de las grandes ciudades. 8

El financiamiento y la gestión de riesgos en la agricultura Lic. Minimar Aspitia Gerente de Riesgo Agropecuario y Desarrollo Sustentable de la Consultora EcoLatina. Ex-Coordinadora de Seguros y Mercado de Capitales, Ministerio de Economía de Argentina Cómo ve usted el financiamiento y la gestión de riesgos en la agricultura y su relación con el seguro? El seguro agropecuario es una herramienta financiera que permite mitigar los riesgos climáticos (granizo, helada, sequía, inundación, fuego, nevada, vientos fuertes); biológicos (plagas, enfermedades); geológicos (temblores, erupciones) y combinado con otros instrumentos del mercado de capitales, incluso, puede mitigar los riesgos de mercado (inestabilidad en los precios internos y externos, cambios en los estándares de calidad). En cambio, cuando se habla de financiamiento se está pensando en obtener fondos para hacer más eficientes los sistemas productivos, realizar inversiones, recambio de maquinarias, incorporación de nuevas tecnologías, mejoras de manejo productivo, o si ya aconteció algún evento climático financiar la reincorporación al sistema productivo del productor siniestrado. Cómo está el acceso al crédito para el sector agropecuario en la región? El mercado financiero tiene un desarrollo insuficiente en América Latina, generalmente el acceso al crédito es más frecuente a través del sistema bancario que de otras alternativas financieras, lo cual repercute particularmente en aquellas empresas o productores de un tamaño relativo menor. La carencia de activos para respaldar el pedido de préstamos determina que no se pueda acceder al financiamiento. Esta problemática es particularmente relevante para el sector rural donde la exigencia de contar con garantías reales para obtener un crédito que financie la producción se vuelve indispensable y por otra parte no es factible. En Latinoamérica además la banca privada es renuente a explorar modos de financiamiento agropecuario para PyMEs, generalmente es la banca pública quien determina nuevos caminos y el acceso al crédito a través de garantías brindadas por un seguro. El seguro puede ayudar en esos casos? Han existido y existen varios créditos bancarios a los productores donde el seguro agropecuario contra granizo, heladas, etc., sirve como garantía del préstamo en cuestión, pues el beneficiario de la póliza es el banco y por ende, ante la eventualidad de pérdidas por cuestiones climáticas, el banco recupera la inversión y el productor no queda endeudado con el banco. Sin embargo creo que existen otras variantes que podrían ser beneficiosas para el productor agropecuario. Cuáles serían esas alternativas? Los mercados de capitales en la última década han tenido un proceso de profundización, si bien no lo suficiente como para promover un desarrollo sostenido sí como para generar -con bastante éxito- la posibilidad de fondearse a través del uso de los fondos de inversión y de los fideicomisos tanto directos como financieros. Los fondos de inversión particularmente los cerrados-, constituyen una excelente herramienta para propiciar el desarrollo de proyectos de mediano y largo plazo, aportando capital, financiando inversión en capital fijo y de trabajo para desarrollos agrícolas, forestales, ganaderos y en la fruticultura, entre otros. Los fondos de inversión han canalizado inversión de riesgo a diversos sectores de la actividad en la región, pero su alcance en el sector rural sigue siendo limitado. Los Fondos de Inversión Agrícola son una variante de los fondos de inversión que se constituyen con el propósito de desarrollar tareas de producción y comercialización de productos agrícolas e intentan maximizar la utilidad de la inversión a través de la diversificación de los cultivos y de las áreas geográficas donde son realizados. 9

...En los países que tienen un sistema de fondos de pensión, sus administradores pasan a ser inversores institucionales que funcionan para financiar proyectos productivos... Estos fondos siguen ganando terreno. Grandes fondos de inversión ya han vertido cientos de miles de millones de dólares en mercados financieros en auge para commodities como trigo, maíz y soja. Algunos pocos inversores privados importantes se están animando a tomar negocios algo más arriesgados y a más largo plazo ya que perciben el gran auge de la demanda mundial de alimentos. Los fideicomisos financieros, son instrumentos que se conforman mediante el aporte de inversores, con patrimonio distinto al de sus dueños, administrados por una sociedad que gestiona con un objeto específico, durante un tiempo determinado o cuando se cumple el objetivo establecido. Hay fideicomisos de siembra, de engorde, de cría, de gestión agropecuaria, etc. Este último es el más completo pues se transforma en el nexo entre el productor agropecuario, en su carácter de fiduciante y beneficiario y el proveedor de insumos, el proveedor de maquinarias, el mercado a término donde negocia la cobertura de precios, el mercado de capitales de donde se fondea con la emisión de participaciones y con el sistema financiero en general. Es habitual que estos fondos de inversión agrícola o la figura de los fideicomisos vinculados a la producción agropecuaria, contraten coberturas de seguros? Suelen tener un seguro para mitigar el riesgo de producción y el climático a favor del garante u organizador del fideicomiso, al menos si el fideicomiso está bien estructurado. En los fondos de inversión algunos contratan seguros para proteger al inversor ante la posibilidad de que la producción agropecuaria se vea afectada por algún evento climático. Pero es algo que aún está creciendo, no está del todo desarrollado, pues estas herramientas financieras son utilizadas por agentes económicos propensos a tomar riesgo y que están evaluando la rentabilidad que pueden extraer en el menor plazo posible pero no la producción agropecuaria. En los fideicomisos de gestión agropecuaria siempre hay un seguro contratado pues el rol del fiduciario es manejar el riesgo, por ende no puede dejar afuera una herramienta de mitigación tan importante como el seguro. Los inversores que participan de esta modalidad financiera, se conforman con esa forma de gestionar el riesgo y no les preocupa el hecho de que no se contraten seguros? En los fideicomisos financieros que cotizan en bolsa el inversor no está identificado, puede ser cualquiera y no tiene por qué entender de producción agropecuaria ni del riesgo asociado a la misma, hay un agente de bolsa que le recomienda un instrumento con una rentabilidad esperada interesante. Por ende no es el inversor el que está preocupado por el seguro, sí quien arma el fideicomiso pues no quiere perder el tiempo y la inversión inicial que implica pensarlo, organizarlo y estructurarlo. La oferta de seguros, se ajusta a las necesidades de estas modalidades de financiamiento, e incluso a la modalidad del crédito convencional? La oferta se adapta en la medida en que sienta que las reglas son claras y que sólo le piden que haga lo que sabe hacer, es decir asegurar el riesgo. A veces, especialmente en los créditos bancarios, se les suele pedir más colaboración por conocer mejor al cliente y esto puede resultar más complejo para la compañía de seguros. Si el financiamiento se consigue a través del sistema bancario pasa lo mismo? Cuando el productor dispone del crédito también dispone de financiamiento para asegurar su producción, contra los eventos climáticos a su favor, sin embargo a veces la conciencia asegurativa no está tan presente y es necesaria la intervención del Estado para orientar en la combinación de instrumentos, en estas modalidades de financiamiento. Por otra parte, si el crédito el productor lo obtuvo con un seguro a favor del banco, la situación se vuelve más confusa. De todas maneras creo que lo que está sucediendo con este tipo de financiamiento alternativo es que el productor interviene en cuanto a que su producción es el activo subyacente del instrumento financiero, pero este último después tiene vida propia, va creciendo se comercializa, se securitiza y toma ganancias y el productor quedó ajeno al proceso del mercado de capitales. Un ejemplo son los llamados pools de siembra. Originalmente, los pools eran asociaciones entre productores, para comprar insumos y explotar en común una extensión mayor. Actualmente se trata de fondos de inversión en los que aquellos que los arman son ajenos a la producción agropecuaria. Se arman anualmente contratando ingenieros agrónomos, en campos arrendados y tercerizando todo el trabajo. Son una forma de colocación financiera anual que aprovecha la renta que viene creciendo año a año. Y, por otra parte, si hablamos de productores pequeños es muy difícil organizarlos para armar este tipo de financiamiento, por ello la participación del Estado sigue siendo importante en la relación, productor, seguros, financiamiento. Qué pasa con los fondos de pensión? En los países que tienen un sistema de fondos de pensión, sus administradores pasan a ser inversores institucionales que funcionan para financiar proyectos productivos, en este caso se canaliza a través de la normativa vigente de cada sistema. Generalmente pueden invertir hasta cierto porcentaje de sus carteras, pero este tipo de inversión es considerada riesgosa, o podríamos decir no conservadora, por ende, dicho porcentaje suele ser pequeño. Podría explorarse una modalidad en que el proyecto de inversión agropecuaria esté estructurado de manera de acotar su riesgo, a través de algún tipo de seguro, de forma que sea elegible como inversión de estos fondos, pero insisto en que también sería necesario capacitar a las mutuales y a las cooperativas de productores en este tipo de instrumentos para que puedan acercar proyectos que involucren a pequeños productores agropecuarios. 10

La gestión del riesgo en la agricultura familiar Fernando López Secretario General de la Comisión Nacional de Fomento Rural, Uruguay El actual contexto mundial donde la globalización, la concentración de la cadena agroalimentaria, las grandes transformaciones en la agricultura, sumados a los impactos del cambio climático, aumentan de manera exponencial las vulnerabilidades de la Agricultura Familiar y por consiguiente la necesidad de diseñar instrumentos que amortigüen estos impactos y colaboren para la sustentabilidad de la misma. A nadie escapa que el riesgo derivado de las actividades agropecuarias cobra mayores dimensiones cuando nos referimos a los productores familiares, ya que contratiempos de esa naturaleza no sólo pueden provocar una interrupción en su gestión productiva sino que también puede alterar sensiblemente el nivel de vida del grupo familiar o lo que es peor aún, amenazan su permanencia en la actividad y en el propio medio rural. Cuando hablamos de políticas hacia la Producción Familiar, no lo hacemos pensando en medidas asistencialistas; por el contrario, lo hacemos convencidos de su importancia económica (30-40% VBP) y social (60-80%); así como también conscientes del rol fundamental que la misma cumple para el logro de la seguridad y soberanía alimentaria. Luego de observar la crisis financiera mundial -de la cual se estaría comenzando a salir-, de los impactos económicos que provocan las decisiones políticas entre países, el efecto de las enfermedades transfronterizas y la agudización de los fenómenos climáticos, dejan de manifiesto que los instrumentos de Gestión del Riesgo deben abordar en forma integral dicha problemática. Por otra parte, la Agricultura Familiar tiene la necesidad de integración a los mercados, generación de valor agregado, innovación tecnológica y financiamiento, para lo cual también es necesario disminuir los riesgos. En ese sentido, resaltamos la importancia de las coberturas de seguros climáticos para la Agricultura Familiar, de lo cual ya existen ejemplos en la región, entre los que podemos destacar a Brasil, que ha realizado grandes avances en esa dirección, en el marco de un gran Programa Nacional dirigido a la Producción Familiar De todas formas, consideramos que esto configura sólo una parte de la solución, ya que en muchos casos la cobertura es parcial o en el mejor de los casos puede cubrir parte de la pérdida....la globalización, la concentración de la cadena agroalimentaria, las grandes transformaciones en la agricultura, sumados a los impactos del cambio climático, aumentan de manera exponencial las vulnerabilidades de la Agricultura Familiar... 11

Habrá un aumento gradual del valor medio de la temperatura global y modificación del régimen de precipitaciones Fuente: AON Benfield...Cabe señalar que es de suma importancia contar con adecuadas políticas de gestión del riesgo. Éstas deben de ser perdurables en el tiempo y estar integradas a un conjunto de políticas públicas hacia la Agricultura Familiar... Es por este motivo que creemos necesario contar además con Fondos de Contingencias o Catástrofes, que complementen la acción del seguro y actúen frente a situaciones excepcionales no previstas por la cobertura. Hacemos referencia a los Fondos de Contingencia, porque además de las causas climáticas pueden generarse crisis relacionadas con los precios (por trabas de comercio o por superproducción, por ejemplo) o también situaciones adversas a la comercialización, surgidas como consecuencia de problemas sanitarios. De todas maneras cabe destacar una de las claves más importantes en este tema a la que aun no nos hemos referido: Quién financia políticas de esta naturaleza? Desde nuestro punto de vista entendemos lo siguiente: Por un lado, el papel del Estado que debe otorgar un aporte importante como parte de una política; ya que siempre es más barato prevenir. También por la significancia que tiene el poner a resguardo el abastecimiento de alimentos básicos a la población. Hoy está generalmente más que reconocido, el impacto que tiene en la economía de cualquier país una crisis en el abastecimiento de alimentos. Por otro lado, complementariamente desde el propio sector agropecuario, debe concretarse una contribución para el financiamiento. Dicho aporte debería instrumentarse teniendo en cuenta las distintas realidades. En ese marco, los sectores más débiles como el de la Producción Familiar, aportarían en menor grado que los sectores de gran potencial de crecimiento, que tengan menor valor agregado en el producto y que generen mayor renta. Cabe señalar que es de suma importancia contar con adecuadas políticas de gestión del riesgo. Éstas deben de ser perdurables en el tiempo y estar integradas a un conjunto de políticas públicas hacia la Agricultura Familiar, si es que realmente estamos convencidos de su importancia. Los avances que se han realizado en el marco de la REAF, donde se ha creado un Grupo de Trabajo específico, deberían de plasmarse en programas concretos de alcance regional que pudieran potenciar el impacto de los mismos Para terminar, creemos pertinente insistir en la reflexión de que programas de estas características, basados en políticas públicas definidas, resultan ser más eficaces y económicos que las acciones imprevistas que se han venido ejecutando en función de situaciones concretas y que dependen de la voluntad de complejos procesos políticos. 12

El desafío de la agricultura familiar chilena: Enfrentar eficientemente los riesgos agrícolas Hernán Rojas O. Director Nacional del INDAP, Chile El objetivo país de integrar la agricultura chilena a la economía mundial, requiere del desafío de hacer al sector más eficiente y competitivo para que sea relevante a escala mundial, según se plantea en los objetivos del programa estratégico del Ministerio de Agricultura chileno para los próximos años. Sin embargo, la eficiencia y particularmente la producción del sector agrícola se ven fuertemente influenciados por los riesgos a los que la actividad está sujeta, sean estos climáticos, financieros o de mercado. Los riesgos son factores intrínsecos a la actividad productiva, los que impactan negativamente a los agricultores, especialmente, cuando éstos son pequeños. Una mala gestión de riesgos por parte de la agricultura familiar puede generar una disminución en la generación de ingresos o, incluso, una eventual salida de la actividad si los costos de los siniestros son demasiado altos. Una mala gestión de riesgos, disminuye la competitividad del sector y aumenta los niveles de pobreza rural. Pese a que Chile ha dado pasos significados en la entrega de mecanismos que permitan una adecuada gestión de riesgos, aún la agricultura familiar plantea grandes desafíos que son necesarios de enfrentar. PRIMER DESAFÍO: Crear a nivel gubernamental una estructura de gestión de riesgos que apoye a la agricultura familiar En Chile, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), perteneciente al Ministerio de Agricultura, se focaliza exclusivamente en el apoyo de la agricultura familiar del país. El INDAP, entre muchas otras funciones, concede créditos, financia proyectos productivos y genera instancias de extensión agrícola. Aún así, hace un par de años, decidimos que era necesario crear una instancia que permitiera a sus beneficiarios gestionar los riesgos que les fueran más significativos. Por ello, a principios de 2009 entró en operación la Unidad de Gestión de Riesgos que tuvo como primera misión analizar el contexto local para así, determinar los fundamentos y objetivos de una unidad de estas características. Lo primero que nos dimos cuenta, era que existían ciertos riesgos que no podían ser gestionados aunque dispusiéramos de mucha información. Como son aquellas emergencias de alto impacto y que no pueden ser anticipadas, llámese terremotos, erupciones volcánicas o inundaciones de grandes dimensiones en un país como el nuestro. Ante estos imprevistos se hace necesario mantener una Unidad de Emergencia que actúe de manera autónoma operando bajo un protocolo eficiente de acción. Luego, fue necesario identificar aquellos riesgos que sí podían ser gestionados para así crear una estructura que nos permitiera evitar sus consecuencias. Ellos, como en muchas partes del mundo, son las sequías y la volatilidad de precios. Para estos riesgos, se hace indispensable contar con un Mapa de Vulnerabilidad (A) que permita visualizar, a una escala geográfica, aquellas zonas de mayor susceptibilidad. El mapa dependerá del riesgo analizado y, por lo tanto, del modelo desarrollado específicamente para este caso. En este sentido, ya hemos dado los primeros pasos elaborando una propuesta en conjunto con el AGRIMED de la Universidad de Chile (www.agrimed.cl). A partir de los resultados entregados por este mapa, se focalizarían los esfuerzos para que, a través de Medidas Intraprediales (B), se tomen las acciones adecuadas, las que pueden ser tan variadas como la diversificación de los programas de...se hace indispensable contar con un Mapa de Vulnerabilidad (A) que permita visualizar, a una escala geográfica, aquellas zonas de mayor susceptibilidad. El mapa dependerá del riesgo analizado... 13

Diagrama de acción de la Unidad de Gestión de Riesgos del INDAP...se están desarrollando diferentes análisis que permitan identificar las ventajas y beneficios de implementar los seguros a nuevos rubros, así como implementar nuevos tipos de seguros, como lo es el seguro basado en índices para el sector ganadero... Fuente: INDAP, 2009 producción, el almacenaje de forraje previo a los años secos, una mejor gestión del recurso hídrico, elección de semillas adecuadas, entre otras. Por ello, la extensión agraria y el apoyo para el financiamiento de proyectos específicos, a través de créditos o subsidios, son esenciales. El mapa de vulnerabilidad también es indispensable para el desarrollo de un plan de aseguramiento del sector silvoagropecuario. SEGUNDO DESAFÍO: Desarrollar un plan de aseguramiento del sector silvoagropecuario Una adecuada externalización de riesgos, requiere del desarrollo y aplicación de variados instrumentos que permitan traspasar los efectos negativos de un determinado siniestro. Dentro de la batería de instrumentos que han sido desarrollados por diferentes países con este fin, los seguros agropecuarios representan la herramienta más masiva y conocida por el sector. Aún así, cabe mencionar que existen otras herramientas dignas de considerar como los fondos de calamidad. Para que un sistema de seguros crezca, debe hacerlo en diversidad y tamaño, para lograr un nivel alto de agrupación de riesgos que permita reducir la prob of maximum loss y la necesidad y el costo de reaseguro. Para la consecución de este objetivo, nos hemos asociado estratégicamente al Comité de Seguro Agrícola (www.seguroagricola.com) para buscar la forma de aumentar y ajustar los instrumentos de aseguramiento en el sector. Por ejemplo, ambas instituciones están realizando reuniones conjuntas con agricultores y profesionales agrícolas con el objetivo de revisar las tasas y normas de suscripción de los seguros contratados. De esta forma, se ajusta el instrumento a la demanda y el agricultor siente que sus requerimientos son escuchados. Asimismo, se realizan talleres de capacitación que buscan fomentar el uso del seguro agrícola, así como despejar dudas que puedan tener los actuales y potenciales usuarios del instrumento. Por último, se están desarrollando diferentes análisis que permitan identificar las ventajas y beneficios de implementar los seguros a nuevos rubros, así como implementar nuevos tipos de seguros, como lo es el seguro basado en índices para el sector ganadero. DESAFÍOS FUTUROS: Avanzar en la gestión de la volatilidad de precios y desarrollar una plataforma de información electrónica Aún nos falta por avanzar en el tema de volatilidad de precios. Pero ahora, que Chile ha enfrentado una de las catástrofes naturales más grandes de los últimos 50 años, es un buen momento para analizar las probables consecuencias que una emergencia como ésta genera en los precios agrícolas. Por último y no por ello menos importante, pensamos en desarrollar un sistema de información en la página institucional del INDAP que les permita a agricultores y usuarios en general, visualizar las probables susceptibilidades de su sector, así como la forma de enfrentarlos. 14

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación como auxiliares para la gestión de riesgos y los seguros agropecuarios Departamento de Relaciones Internacionales de AGROSEGURO, España Seguro agrario y tecnología Para nadie puede pasar desapercibido la rápida evolución que ha experimentado en los últimos años la tecnología y, en especial, las denominadas tecnologías de la información. Tanto las administraciones públicas, como las entidades de seguro, los productores, usuarios finales de nuestros productos de seguro y la sociedad en general, han experimentado un cambio muy importante en la percepción y uso de estas nuevas tecnologías. El acceso a las redes de telefonía móvil y a Internet, las innovaciones utilizadas en las labores de investigación que realizan institutos de investigación y universidades, e incluso la visibilidad y acceso a la información que tiene toda persona en cualquier rincón del planeta, tienen un impacto directo en nuestro entorno. Las empresas debemos hacer frente a estos retos que nos impone el desarrollo tecnológico, buscando la excelencia en el servicio que prestamos a nuestros grupos de interés. Posibilidades y problemática Esa búsqueda de la excelencia en la gestión supone realizar una labor de innovación y desarrollo en busca de la mejora constante. Sin embargo, si pensamos en el entorno en el que realizamos nuestra actividad aseguradora, es obvio que el campo es un medio hostil para los dispositivos, pero también el seguro agropecuario es un medio hostil para las aplicaciones informáticas: Gran número de productos diferentes y complejos, dada la alta especialización de este tipo de seguros. Gran volumen de datos a validar y contrastar. Numerosos cambios en el bien asegurado, que tienen que venir reflejados en los condicionados de aseguramiento. Si bien la recopilación en tiempo real de toda la información que implica nuestro negocio está muy desarrollada en el momento de la contratación, no es lo mismo en el siniestro. La conectividad in situ a pie de parcela está aún pendiente de resolver. Si pensamos en sistemas Wi-Fi y 3G, las coberturas son todavía insuficientes y las conexiones a través de satélites implican dispositivos y cuotas del servicio muy elevadas, además del hecho de que hay pocos proveedores de este tipo de servicios. Además, el entorno condiciona las características y funcionalidad de los dispositivos portátiles que pueden utilizarse en la parcela: Medio agresivo (polvo, lluvia, posibles golpes) Condiciones de uso (peso, visibilidad, autonomía, etc.) En este punto hay que recordar lo que dijo el profesor Franz de Copenhague 1 la tecnología puede servir de gran ayuda, pero también puede ser un enorme inconveniente si no se emplea razonablemente o no se ajusta al medio El uso racional de la tecnología aplicada a la valoración de daños tiene que estar relacionado con la estrategia de posicio- 1 - Personaje de Los Grandes Inventos del TBO - Ramón Sabatés i Massanell 15

namiento de la empresa entre el nivel requerido de validación, la complejidad de cálculos y el volumen de datos. Por ejemplo, la gestión completa de un sistema de seguros requeriría servidores de gran capacidad, mientras que un simple muestreo podría realizarse con elementos más sencillos como una PDA. Llevar la tecnología al campo implica establecer cuál es la estrategia de la empresa en cuánto a nivel de información, transferencia en tiempo real o en diferido y, por supuesto, qué nivel de inversión suponen las distintas combinaciones. Por dar alguna referencia, la estrategia de Agroseguro nos ha situado en un estado medio a través del uso de dispositivos tablet y comunicaciones on-line. Comunicaciones El valor de la información radica básicamente en dos grandes cuestiones: nivel de confianza y plazo de tiempo en el que está disponible. Por supuesto, no escapa a nuestro entendimiento que ambas cuestiones están muy relacionadas con el tipo de comunicación empleado. Son obvias las ventajas de un sistema de comunicación que trabaja on-line. La información está disponible en tiempo real, los datos están siempre actualizados y disponibles al momento. Sin embargo, no siempre es posible su utilización para la tasación en la parcela o explotación ganadera por las comunicaciones, pero sí lo es para la preparación y gestión final del trabajo. Es entonces cuando se debe buscar un sistema alternativo y éste es el entorno de trabajo offline. Es decir, utilizar el software para recopilar los datos necesarios y ejecutar los cálculos y realizar la transferencia de los mismos posteriormente, una vez que se tenga conexión. Nuestra experiencia nos permite afirmar que el envío de información de tasaciones correctas por medios on-line es de un 99,9%, mientras que en el sistema off-line este porcentaje es del 80%. La diferencia en estos valores radica en que los procesos de verificación a los que se somete la información en tiempo real permiten descubrir y corregir errores en el mismo instante en el que se están tomando, mientras en el segundo caso su seguimiento está vinculado a la llegada de los datos y su cálculo y verificación posterior. En cualquier caso, el desarrollo de este tipo de programas de apoyo para los sistemas de transmisión de información de la tasación en tiempo real o diferido deben basarse en decisiones estratégicas fundamentales, tales como: Niveles de control con la consiguiente carga del programa que le pueda hacer demasiado pesado para una ejecución rápida. Adaptabilidad a los distintos productos existentes en la cartera y su capacidad de introducir cambios. Comodidad en su aprendizaje y en su utilización. No hay que olvidar que el mayor peligro de este tipo de innovación tecnológica, como ya hemos indicado anteriormente, es intentar embutir en un dispositivo móvil toda la capacidad y complejidad de las herramientas residentes en nuestros ordenadores centrales. Los sistemas de información geográfica En cuanto al uso de nuevas tecnologías, la incorporación de los Sistemas de Información Geográfica supone un salto cualitativo muy significativo que ha tenido una enorme evolución en el entorno de Agroseguro. Los sistemas de información geográfica son sistemas de información especializados en el manejo de información geoespacial. Combinan bases de datos y herramientas de creación de planos (vectores), permiten el tratamiento de imágenes (raster) y generan mapas convencionales en base a las coordenadas geográficas que definen cualquier punto. Pero a pesar del salto cualitativo que estos sistemas de información suponen, su desarrollo o implantación en las empresas puede ser limitado. Sí es verdad que todas las entidades tienen sus propias bases de datos con la información de los clientes y bienes asegurados, pero cuando hablamos de planos, ortofotos o de las coordenadas que definen los bienes que aseguramos, (por ejemplo, la parcela) la realidad es otra. En el caso de Agroseguro, la situación para el desarrollo e implantación de este tipo de sistemas ha sido, afortunadamente, muy favorable. El Parlamento Europeo, a través de la normativa INS- PIRE, trasladó a los países miembros de...los sistemas de información geográfica son sistemas de información especializados en el manejo de información geoespacial. Combinan bases de datos y herramientas de creación de planos (vectores), permiten el tratamiento de imágenes (raster) y generan mapas convencionales en base a las coordenadas geográficas que definen cualquier punto... 16

la Unión Europea, la necesidad de integrar la Información Geográfica (IG), y para ello se debían conseguir los siguiente objetivos. La IG debe ser abundante y disponible bajo condiciones que no inhiban su uso extensivo. Debe ser fácil descubrir la IG disponible, y en qué condiciones puede conseguirse y usarse. Los datos geográficos deben ser fáciles de entender e interpretar, y seleccionables amigablemente. Agroseguro ha cumplido sobradamente con estas premisas al incorporar esta información en diferentes áreas de negocio y al desarrollar nuestro propio visor GIS. Esto se ha logrado al disponer del SIGPAC 2 (Sistema de información geográfica de parcelas). La capacidad que abre este tipo de sistemas de información engloba todos los distintos puntos del negocio, desde el análisis previo de un producto hasta la liquidación y pago de siniestros. Para no extendernos, sólo destacar algunas áreas de negocio que han desarrollado nuevas utilidades y/o servicios basados en la información geográfica: Desarrollo de nuevos procesos orientados a la identificación, ubicación y medición y control del bien asegurado. Cuantificación de áreas siniestradas, distribución de daños, parcelas afectadas, etc. Diseño de modelos de gestión de la red pericial. Cálculos técnicos, orientados a la tarificación de riesgos, a la generación de zonas homogéneas, etc. Integración de información histórica de contratación a nivel de parcela con la información geográfica. Diseño de nuevos productos de seguro basados en información satelital. (Seguro de Sequía en Pastos). CONCLUSIONES A pesar de la hostilidad a la que nos hemos referido, el sector agropecuario es un medio altamente tecnificado e innovador, con nuevas generaciones de agricultores y ganaderos. La tecnología puede ser de gran ayuda pero también un enorme inconveniente si no se emplea razonablemente o no es adaptada al medio. El seguro agrario no es ni puede ser una excepción ante el avance de las tecnologías de la información y, asumiendo las especiales características del medio y las dificultades inherentes, debe manifestar su capacidad de innovación y demostrar que a través del uso de las nuevas tecnologías y la experiencia acumulada, ha sido y seguirá siendo una valiosa herramienta para la sostenibilidad de la actividad agropecuaria. 2 - SIGPAC (Sistema de información geográfica de parcelas). Desarrollado por el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). 17

ANEXOS Anexo Nº 1. Síntesis del Seminario Taller sobre Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios, realizado en Montevideo, en el mes de Junio de 2009. Durante los días 4 y 5 de junio de 2009 se llevó a cabo en Montevideo, Uruguay, el Seminario Taller Regional sobre Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios. El evento fue organizado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) del Uruguay, con el apoyo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el auspicio del Consejo Agropecuario del Sur (CAS), de la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo del Seguro Agropecuario (ALA- SA), del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria del Uruguay (INIA) y de las siguientes empresas: Banco de Seguros del Estado del Uruguay, Mapfre Uruguay, Sancor Uruguay y AON Benfield de Argentina. Participaron en el mismo, representantes del ámbito público, de los sectores productivos y de la actividad aseguradora de los países que integran el Consejo Agropecuario del Sur (Mercosur más Bolivia y Chile), como así también delegados de países de Centro América, Canadá y España y de organismos internacionales de cooperación técnica y financiera. Las Memorias del Seminario se encuentran en el siguiente link: http://www.iica.org.uy/data/informes/emoria%20seguros_enero%202010corregido.pdf No obstante ello, se entiende de interés integrar en esta revista determinados aportes contenidas en dichas memorias, los que, a juicio del editor, pueden ser concebidos como el núcleo de ideas o conceptos centrales en los que se debería apoyar un sistema de gestión de riesgos y seguros agropecuarios. En primer lugar, se destaca la necesidad de considerar a la agricultura bajo un enfoque ampliado, que comprenda la producción primaria, su procesamiento y los servicios conexos. Bajo ese enfoque su contribución al Producto Bruto Interno (PIB), en los países de América Latina, es del orden del 30%. De ello se desprende la importancia que tienen las pérdidas de producción agrícola sobre el propio sector primario y las otras fases de agregado de valor, ya que las mismas afectan negativamente al conjunto de la cadena y a cada uno de los participantes de la misma. Por tanto, un adecuado esquema de gestión de riesgos en la agricultura trasciende los límites de la producción primaria. Estos planteos se formulan en un contexto donde ya no se discute la existencia del cambio climático, circunstancia ésta que se verifica en un incremento de la variabilidad en la ocurrencia de los distintos eventos climáticos adversos. Desde el punto de vista de la industria aseguradora, el cambio climático se refleja en una alta variación de sus resultados técnicos con valores significativos de pérdidas, aspectos éstos que explican, en parte, el alto nivel de riesgo de este negocio, que deriva en su limitada participación en las coberturas demandadas por el sector productivo. Por su parte, los pequeños productores familiares y los sectores más pobres del medio rural son los más vulnerables a las pérdidas de producción, ya que, al contar con menores ingresos, ven amenazadas sus posibilidades de permanecer y desarrollarse en 18

la actividad que es su sustento y lugar de residencia. Por tanto, un sistema integral de gestión de riesgos debe incluir modalidades específicas de cobertura para la agricultura familiar que, además de protegerla ante eventuales pérdidas, sea un instrumento de respaldo y estímulo para encarar nuevas oportunidades. Las indemnizaciones ad hoc no previstas en fondos de catástrofe o similares, no sólo causan retrocesos en el desarrollo del mercado de seguros, sino que al afectar las finanzas del Estado, repercuten en toda la sociedad. Adicionalmente, las ayudas directas ex post son de difícil implementación por dificultades en la valoración de los daños y problemas en la gestión de los pagos, como ser: retrasos de los mismos e insuficiencia de su cuantía. La experiencia acumulada por los organismos internacionales en lo relativo al financiamiento de los riesgos agropecuarios señala que: 1) siempre que sea posible, se debe promover el financiamiento del riesgo a través del sector privado; 2) determinados niveles de exposición catastrófica no pueden ser financiados sin la participación del Estado; 3) el financiamiento de coberturas catastróficas representa una actividad de planeamiento presupuestario ex ante y 4) el reaseguro catastrófico por parte del gobierno, es una forma eficiente de usar los recursos públicos para viabilizar el desarrollo de coberturas de riesgos sistémicos. Las coberturas que incluyen riesgos sistémicos como excesos de lluvia o sequía, de acuerdo a la experiencia de las aseguradoras, no pueden ser asumidas exclusivamente por los seguros comerciales. Los seguros agrícolas y fondos de catástrofes o similares, no sólo pueden ser complementarios sino que se potencian mutuamente. Ello implica definir bajo qué condiciones opera el seguro y bajo qué condiciones opera el fondo o similar. Si esta condición se cumple, los seguros podrán avanzar en sus coberturas hasta estos límites. En este contexto, la relevancia del papel del reaseguro internacional radica en: 1) su contribución basada en la experiencia acumulada en los diversos mercados, países y regiones; 2) su disposición a participar en el desarrollo de este tipo de sistemas público privados 3) en su contribución en la estabilización financiera del sistema en el largo plazo, basado en: su respaldo económico y financiero; el relacionamiento con el mercado internacional de capitales y su capacidad para dispersar los riesgos globalmente, mediante adecuados balances regionales y temporales. La participación del Estado responde a: 1) su responsabilidad indelegable en el manejo de catástrofes naturales; 2) la posibilidad de contribuir a estabilizar los ingresos en las zonas rurales; 3) evitar la emigración hacia los centros urbanos; 4) contribuir a una mayor estabilidad fiscal y 5) promover el uso del seguro como herramienta para el desarrollo. En cuanto a las modalidades de participación del Estado, se destacan: 1) proveer el marco legal y regulatorio que, entre otros aspectos, contemple evitar mecanismos de pagos ad-hoc ante catástrofes naturales y promueva modalidades que, social y económicamente, han demostrado ser más justas y eficientes; 2) participar en la recolección de datos y en la coordinación de sistemas de información; 3) promover y desarrollar instancias de educación y capacitación en lo relativo a la gestión de riesgos y seguros agropecuarios; 4) contribuir a la investigación y desarrollo de productos de seguros; 5) aportar recursos para el subsidio a las primas y 6) participar en el financiamiento de los riesgos catastróficos de carácter sistémico. En síntesis, para construir un adecuado sistema de gestión de riesgos, que contemple que la industria del seguro pueda desarrollar esta rama con el potencial que se le demanda, se requiere del esfuerzo compartido entre: 1. El sector público que genere y desarrolle el marco regulatorio apropiado, contribuya con la participación armónica de aquellas instituciones que son el sustento para un buen desempeño de esta actividad, particularmente en lo que a su aporte de información técnica se refiere y disponga los aporte financieros de un modo funcional con el desarrollo de la industria aseguradora; 2. Los productores y empresas que integran las distintas cadenas de valor de base agrícola; 3. Las empresas de seguros y las empresas reaseguradoras; y 4. El sistema financiero de crédito y el mercado de capitales. 19

Anexo Nº 2. Síntesis del Foro Electrónico, realizado por la Oficina de IICA de Uruguay, en el mes de Octubre de 2009. Durante las dos primeras semanas del mes de octubre de 2009, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, mediante la Plataforma con la que cuenta su Oficina en Uruguay, con el auspicio de ALASA, realizó un Foro Electrónico sobre Gestión de Riesgos y Seguros Agropecuarios. El objetivo de esta actividad consistió en difundir los resultados del seminario taller realizado en Montevideo, intercambiar información y discutir propuestas respecto a la gestión de riesgos en la agricultura, en particular sobre los seguros agropecuarios. Participaron de la actividad más de 200 expertos de 18 países de América y de España, y se intercambiaron ideas y experiencias relativas a dos temas centrales: a) el diseño de sistemas de gestión de riesgos para la agricultura, en el que se contemplen diversas formas de participación del Estado y la actividad privada, tanto del ramo de los seguros como del sector productivo agrario y b) los temas vinculados a la información y capacitación requerida para sustentar un adecuado sistema de gestión de riesgos. El Informe de Resultados del Foro se encuentra en el siguiente link: http://www.iica.org.uy/data/informes/oc-foro%20versión%20vinal%202.%208-12-09.pdf Naturalmente que en el intercambio se tuvo en cuenta las diferentes realidades que caracterizan a los sectores agropecuarios de los países de América Latina y el Caribe, como así también aquellas relativas al nivel de desarrollo y diversidad de situaciones relacionadas con los instrumentos para la gestión de riesgos climáticos existentes en los distintos países. Lo que sí está fuera de toda discusión, es la incidencia creciente de eventos extremos del clima con fuerte impacto sobre la producción agropecuaria, por tanto, la necesidad de contar con instrumentos que contribuyan a mitigar las consecuencias negativas provocadas por la ocurrencia de esos eventos adversos. Es por ello que el IICA está encarando una serie de acciones tendientes a colaborar con los países miembros y sus sectores agropecuarios, de modo de incorporar mecanismos que proporcionen estabilidad a los ingresos de los productores con el menor impacto fiscal posible. Seguidamente se presentan las conclusiones producto de los intercambios realizados en el Foro: El tema de la gestión de riesgos en la agricultura está, de modo destacado, en la agenda de los países de América Latina y El Caribe. La creciente relevancia que está adquiriendo este tema responde al incremento en la frecuencia y magnitud de los daños provocados por eventos climáticos adversos sobre la producción agropecuaria, atribuibles a los cambios que se está registrando en el comportamiento del clima. No obstante la existencia de diversos tipos de políticas que estimulen la adopción de coberturas, los resultados aún son escasos. En varios países, las políticas adoptadas y los instrumentos derivados de ellas, han sido contraproducentes, obstaculizando el desarrollo de un mercado asegurador agrario eficaz y eficiente (ej. leyes de emergencia o fondos de catástrofes desarticulados de los seguros comerciales). De ello se desprende la importancia de la constitución de ámbitos de cooperación público-privado para: a) llevar a cabo el diseño e implementación de sistemas de gestión de riesgos con participación del sector público, la industria del seguro y el sistema productivo agropecuario, para así conformar un mercado dinámico de seguros agropecuarios, apalancado con recursos públicos, cuyo monto y destino se ajuste a los requerimientos de desarrollo de dicho sistema (responsabilidad para enfrentar las consecuencias de eventos sistémicos de carácter catastrófico, seguro de índices, constitución de fondos de emergencia, como reasegurador, etc.) articulado con el seguro comercial; b) solucionar la carencia de información requerida para la gestión de riesgos en general y el diseño de coberturas en particular, identificada como 20