La escandalosa infamia de un mariscal francés: Nicolás Juan de Dios Soult ( )

Transcripción

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2 Introducción Estamos ante una de las obras más famosas de Murillo. Destinada a colocarse bajo la pequeña cúpula de la Iglesia sevillana de Santa María la Blanca, estuvo allí casi durante siglo y medio hasta que los franceses la expoliaron de acuerdo con la práctica habitual que desarrollaron durante la guerra de la Independencia. Cuando las tropas invasoras se baten en retirada en mayo de 1813, el general francés Joseph Hugo (padre de Víctor Hugo) dirige un convoy de mil quinientos carros, que transportan obras de arte expoliadas en toda España. La escandalosa infamia de un mariscal francés: Nicolás Juan de Dios Soult ( ) Durante la guerra de la Independencia, desde 1810 fue el general en jefe del ejército invasor de Andalucía y se instaló en Sevilla hasta En España su recuerdo ha de ser siempre denostado sobre todo por su absoluta falta de escrúpulos para el saqueo artístico que efectuó en Sevilla con el pretexto de fundar un museo nacional en Madrid. Esta vergonzosa expoliación tuvo lugar en una ciudad que capituló y, por tanto, tenía que ser respetada íntegramente. Sin embargo, Soult actuó como un ave de rapiña, robando las mejores pinturas de la ciudad, llegando a almacenar mil obras, procedentes de edificios religiosos. Robó para sí mismo las más selectas pinturas, que trasladó a su mansión de París, donde las exhibió como trofeos. Perpetró tan infames robos como el de las dos obras de Murillo, El sueño del patricio Juan y El patricio Juan revela su sueño al Papa Liberio, que integró en su propia colección. Después, deseoso de agradar al rey Luis XVIII, le regaló ambas obras y éstas pasaron al Louvre, hasta que tras la feliz derrota de Napoleón fueron sacadas en 1815 por el capitán Miniussir y, custodiadas por soldados prusianos, devueltas a España, pero no a Sevilla sino a Madrid, a la Academia de San Fernando, de donde finalmente pasaron al Museo del Prado en el año 1901, donde siguen expuestas en la actualidad. Fundación de la Basílica romana de Santa María Maggiore Murillo representa la historia de la fundación de esta Basílica y para ello se basa en la breve información que ofrece el Breviario Romano sobre la festividad de Santa María de las Nieves, que se celebra el 5 de Agosto. Torre Farfán expone esto en un texto, en el que relata los actos con que se celebró la reinauguración de Santa María la Blanca. El título completo de la publicación de este autor nos puede ayudar a comprender el contexto del encargo: Fiestas que celebró la Iglesia Parroquial de Santa María la Blanca, capilla de la Santa Iglesia Metropolitana y Patriarcal de Sevilla, en obsequio del Nuevo breve concedido por N. Stmo. Padre Alexandro VII a favor del Purísimo Misterio de la Concepción sin culpa original de María Santísima Señora, en el Primero Instante phisico de su Ser. 3

3 Por esta capilla catedralicia tuvo un especial interés el canónigo Justino de Neve, gran amigo de Murillo; esta capilla fue uno de los principales puntos de encuentro en la estrecha relación que mantuvieron ambos por razones no sólo de amistad sino también de vecindad y de trato profesional. Fue remodelada para honrar a la Inmaculada Concepción, después de que en 1661 el Papa Alejandro VII promulgara la constitución apostólica Sollicitudo omnium Ecclesiarum, en la que se declaraba que la Virgen María fue concebida limpia del pecado original. Santa María la Blanca estaba muy cerca de la vivienda de Justino y además la advocación de Virgen de las Nieves ( nives en latín y neve en italiano) tenía una estrecha relación lingüística con el apellido familiar. Es posible que Murillo también consultara una versión más extensa de estos hechos, en la obra de Pedro Ribadeneyra Flos Sanctorum, en la entrada que corresponde al 5 de Agosto. El sueño del Patricio Juan El patricio romano Juan y su esposa deseaban entregar todas sus riquezas a la Virgen María. La calurosa noche del 4 de agosto del año 352, mientras dormían, se les apareció la Virgen a ambos y les indicó que deberían construir una Iglesia en un lugar que encontrarían cubierto de nieve. Esta escena se halla representada en la parte superior derecha del luneto con un rompimiento de luz dorada desde el que la Virgen y el Niño contemplan con benevolencia el sueño del matrimonio. María extiende el brazo derecho hacia la izquierda y por la puerta que se abre tras la pilastra les señala la colina nevada en la que se ha de edificar el templo. Esta visión se la contaron al Papa Liberio ( ) y el día 5 de ese mismo mes tuvo lugar una solemne procesión a una zona de la colina del Esquilino, en la que había nevado milagrosamente, lo que indicaba que era el lugar donde debía construirse el templo. En este hecho se basa la temática de los dos lunetos pintados por Murillo para la capilla de Santa María la Blanca: El sueño del patricio Juan y El patricio Juan revela su sueño al Papa Liberio. Allí se erigió a expensas del patricio Juan y de su esposa la llamada Basílica Liberiana, que fue la primera Iglesia de Roma dedicada a la Virgen. Este hecho milagroso ha sido escasamente tratado en la pintura. Sassetta, Perugino, Grünewald y Jacopo Zucchi pintaron la milagrosa nevada bajo la que el Papa Liberio empezó a cavar los cimientos de la Basílica, pero se podría asegurar que ninguna de estas obras fue conocida por Murillo. Tal vez pudo conocer unos dibujos de la Basílica, del siglo XIV, que están dedicados a este tema, pero es improbable. Murillo tuvo que confiar a su invención la forma de representar esta historia. A continuación vemos las obras sobre este tema de Matthias Grünewald y Jacopo Zucchi, ambas del siglo XVI. 4

4 Las enjutas Estos dos lunetos se supone que en los bordes llevaban molduras, que se destruyeron al bajarlos para expoliarlos. Ya en París y bajo la supervivencia de la mujer del Mariscal Soult, los lienzos originales en forma de medio punto se reentelaron con otros rectangulares, dándoles el aspecto con que los contemplamos hoy. En las enjutas se pintaron en París en el año 1813, plantas y alzados de la Basílica romana de Santa María Maggiore. La decoración se realizó con un denso pigmento dorado sobre imprimación negra. En la escena que se presenta aquí como imagen del mes, hay dos tondos con la planta y la fachada de la Basílica paleocristiana, antes citada. Junto a la primera figura una inscripción en latín que reza así: El patricio Juan erigió esta basílica en el año de nuestro Señor de 352, siendo Liberio Obispo de Roma. La tiara y las llaves pontificias se oponen a un trofeo militar romano, compuesto de una espada y un casco, que se repite al otro lado de la composición. 5

5 Desafortunada estratificación iconográfica En la parte izquierda de este luneto de Murillo aparecen el Patricio Juan y su esposa durmiendo. El Patricio duerme sentado en una silla y con el codo izquierdo apoyado en una mesa donde hay un libro de gran tamaño. Parece que se trata de un hombre instruido, que dedica tiempo a la lectura porque el libro tiene apariencia de haber sido usado con frecuencia. Sin embargo la esposa duerme sentada sobre un cojín, que queda a la altura del pie de su marido, y apoya la cabeza en un almohadón de la cama. Cerca de ella se halla un cesto de costura y un fiel perrito blanco también dormido. Parece que la esposa se dedica a sus labores Al mirar esta obra, se dibuja claramente en la parte izquierda, una diagonal descendente, en la que el lugar más elevado lo ocupa el personaje de mayor rango en teoría al menos, es decir, el hombre, el esposo, el pater familiae, padre y dueño y señor de los seres inferiores de la familia: la esposa, los hijos y los esclavos. La composición resulta francamente desafortunada e hiriente, y queda la incógnita de saber si esta distribución de los personajes fue idea del pintor o se la sugirió su gran amigo Justino de Neve, canónigo de la catedral de Sevilla y comitente. 6