La gestión de la salud: ética en tiempo de crisis

Transcripción

1 Revista del Centro San Camilo para la Humanización y la Pastoral de la Salud Nº 48 Noviembre - diciembre de 2010 revista bimestral La gestión de la salud: ética en

2 contenido... z ConseCuenCias sociales de la migración méxico-eeuu La gestión de la salud: ética en Sociedad y Salud Cultura Página Bíblica páginas 4 y 5 Editorial La justicia en el mundo de la salud Arte y Salud Oncología: miedo y esperanza Sociedad y Salud Consecuencias sociales de la migración México-EEUU Filosofando El hombre y su cuerpo Psicología y Desarrollo Humano Comunicación y relación Rincón Médico Cuando se queman nuestros hijos, 1ª parte REPoRtAjE La gestión de la salud: ética en los niños nos ponen el ejemplo! páginas 18 y 19 página páginas 12 a 17 «no tengan miedo» Cultura, desde los valores Los niños nos ponen el ejemplo! Las plantas Los hongos Bioética La distribución de los recursos para la salud Página Bíblica «No tengan miedo» Vida Saludable Evolución de la vivienda Entrevista Los niños, sí, sienten dolor Buenos y Malos Hábitos Nutrición y embarazo, 2ª parte Página Camiliana En la «escuela del corazón» del Buen Samaritano Eventos y Noticias Buen Humor VIDA Y SALUD Año VII, Nº 48 Noviembre - diciembre de 2010 Revista bimestral Redacción y Distribución Centro San Camilo, AC Av. Pablo Casals Nº 2983, Col. Prados Providencia, CP Guadalajara, Jal. Tel. (33) Los escritos firmados son responsabilidad del autor, no de la publicación ni del titular. Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas. Certificado de Licitud de Título Certificado de Licitud de Contenido Reserva de Título Instituto Nacional del Derecho de Autor expedido el 6 de mayo de 2002, por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Renovación de Reserva: 11 de junio de 2010 Director responsable: Silvio Marinelli Zucalli. Secretaría: Centro San Camilo, AC Diseño: Juan de Dios Magallanes Rodríguez Colaboradores: Teresa Lozano Ramírez Jesús Humberto del Real Sánchez Luz Elena Navares Moreno Horacio Arriola Velasco Mario Antonio Calderón de la Rosa Rafael Polanco Delgado Emma Loza Jiménez Óscar Ernesto Velasco Ruiz Margarita Martínez López Cliserio Rojas Santes Virginia Isingrini Yolanda Zamora Judith Jiménez López Fabiola Navares Moreno Eduardo Casillas González José Carlos Bermejo Luis Armando Aguilar Sahagún Fabiola Montoya Martín del Campo Francisco Javier Rivas Flores Francisco Álvarez Rodríguez Julián del Olmo Dolores Aleixandre Suscripciones: Tel. (33) , de lunes a viernes, de 8:30 am a 4:30 pm. sancamilo@prodigy.net.mx Revista impresa en los talleres de: ConSentido Publicitario Guadalajara, Pavo Nº 592, Tel , contenido Tiraje: 2000 ejemplares.

3 rincón médico... z Dra. luz ElEna navares moreno Cuando se queman nuestros hijos La historia de Manuel pudiera semejar a muchas otras. A los 6 años, estaba en la cocina de su casa jugando con su hermano Luis, cuando tropezó y cayó en una olla de pozole hirviendo que su mamá acababa de dejar en el piso. Sufrió quemaduras graves en los dos brazos, cara y tórax. Después de semanas, que se convirtieron en años de lucha y de un dolor insoportable e interminable, Luisito, aunque en mejor estado, sigue sometiéndose a procesos quirúrgicos y tratamientos muy dolorosos. Un verdadero calvario para ambos hermanos y un desgaste muy angustioso para toda la familia, sobre todo para su mamá. Las quemaduras son un riesgo presente en todo hogar: 60 % de los accidentes por quemadura, son domésticos. Casi 70 % sucede en niños y es más frecuente en las familias de niveles socioeconómicos bajos. Un niño puede sufrir quemaduras por lavarse con agua demasiado caliente o por derramar una taza de café. En realidad las quemaduras, en especial las excoriaciones provocadas por agua y líquidos calientes, son uno de los accidentes infantiles más comunes. Los bebés y los niños son más vulnerables que los adultos porque son curiosos, pequeños, no miden el peligro y su piel sensible necesita más protección. Los mecanismos de producción más frecuentes son las llamas y los líquidos calientes. En México se hospitalizan 25 mil pacientes con quemaduras cada año. Las quemaduras se encuentran entre las cinco principales causas de muerte por lesiones en el mundo, incluidos cerca de 96 mil niños al año, y el número de muertes es 11 veces mayor en los países de ingresos bajos y medianos, que en los de ingreso alto, seguramente por la falta de prevención. Las quemaduras se definen como la destrucción de los tejidos, bajo el efecto de un agente térmico, eléctrico, químico o radioactivo. La valoración de una quemadura se hace según la superficie afectada, la profundidad de la lesión, y la edad y antecedentes del paciente. superficie quemada La extensión de una quemadura incide fundamentalmente en el estado general del quemado. Para el cálculo de la extensión, un método simple que puede utilizarse es la «regla de los nueve de Wallace», mediante la cual se considera que las distintas regiones anatómicas corporales representan 9 % cada una, o un múltiplo de 9 % de la superficie corporal total. Wallace la señala así (para mayores de 15 años de edad): TABLA 1. Regla de los nueve de Wallace Cabeza y cuello 9 % Tronco anterior 18 % Tronco posterior 18% Extremidad superior (9 2) 18% anterior y posterior Extremidad inferior (18 2) 36 % anterior y posterior Área genital 1 % Esta regla no es válida en niños por su mayor superficie craneal y extremidades inferiores más cortas, utilizándose en este caso la clasificación de Lund y Browder. Al evaluar pacientes quemados debe recordarse que, en circunstancias ordinarias, las quemaduras menos extensas e incluso menores (15 a 20 %) pueden ser serias o incluso fatales en un buen porcentaje de casos, especialmente en pacientes mayores de 65 años de edad y niños menores de 2 años. Una vez calculada la superficie quemada, la estimación cuidadosa del área no quemada eliminará errores frecuentes de cálculo. profundidad de la lesión 1. Quemaduras epidérmicas (1er. grado). Son las más leves, sólo afectan la parte superior de la piel. Son lesiones dolorosas de aspecto enrojecido, eritematoso, no exudativo, sin flictenas o ampollas. El tiempo de curación es de tres a seis días; la capa superficial de la piel de la zona afectada se cae espontáneamente en uno o dos días. 2. Quemaduras dérmicas ( 2º grado). Son más graves y afectan las capas de piel que se encuentran debajo de la epidermis. a) Quemadura dérmica superficial: se destaca la formación de flictenas o ampollas, siendo exudativas e hiperémicas; presentan mucho dolor y enrojecimiento, conservando los folículos pilosebáceos. b) Quemadura dérmica profunda. Las lesiones se extienden a capas profundas de la dermis. No forman ampollas, son exudativas marcadamente hiperémicas y muy dolorosas, con afectación del folículo pilosebáseo. El tiempo de curación varía de acuerdo con la gravedad de la quemadura. 3. Quemaduras subdérmicas (3er. grado). a) Quemaduras subdérmico-superficiales. Son indoloras por la total destrucción de las terminaciones nerviosas. Su apariencia oscila, dependiente del mecanismo de producción, entre el aspecto calcinado y el blanco nacarado. b) Quemaduras subdérmico-profundas. Son quemaduras que sobrepasan el espacio dérmico, es decir, afectan 10

4 z... rincón médico todas las capas de la piel y, además, dañan las estructuras subyacentes. Son indoloras. Son las más graves. El tiempo de curación depende de la gravedad de la quemadura. En muchos casos, las quemaduras de segundo y tercer grado profundas deben ser tratadas con injertos de piel. En este caso, se toma piel sana de otra parte del cuerpo o gracias de los bancos de piel, y se coloca quirúrgicamente sobre la herida de la quemadura para ayudar a que la zona cicatrice. por los agentes que las producen Térmicas: llama, sólidos calientes, líquidos calientes. Eléctricas. Químicas. Por radiación. edad y antecedentes patológicos del quemado Tienen peor pronóstico las lesiones que ocurren en pacientes de edad avanzada, con enfermedades cardiovasculares, o durante el embarazo o el puerperio, y en niños menores de dos años de edad. evaluación primaria 1. Actuar sobre el agente productor de la quemadura, neutralizando su acción y asegurando la integridad de todos. Muchas veces existen quemaduras por ácidos o incendios, donde al intervenir ponemos en riesgo nuestra propia vida y, en lugar de ayudar, complicamos la situación. 2. Asegurar la vía aérea (A), ante la posibilidad de obstrucción por edema. Los signos que nos deben hacer pensar en una afectación severa de las vías respiratorias, son: alteración del nivel de conciencia, quemaduras faciales, pérdida de vello en cejas o nariz, esputos carbonáceos, lesiones agudas inflamatorias en orofaringe; ronquera o estridor, paciente con probable exposición a humos y antecedentes de explosión. 3. Ventilación (B): asegurar que haya oxigenación adecuada. Observar deformidades del tronco, observar si los movimientos respiratorios son simétricos, crepitación a la palpación de cuello y tórax, heridas en pared torácica, exploración de ambos campos pulmonares en busca de ausencia de murmullo vesicular o ruidos patológicos; medir frecuencia respiratoria. 4. Circulación (C): inspección del color de la piel, palpación de pulsos, temperatura y llenado capilar. 5. Valoración neurológica (D): determinar el nivel de conciencia y estado de las pupilas. 6. Exposición (E): retirar la ropa, excluyendo la adherida a la piel, para determinar el alcance de las lesiones y el tipo de agresión. evaluación secundaria En esta etapa se hace una reevaluación de la cabeza a los pies, se confirma la extensión de las lesiones y profundidad de las quemaduras. Es el momento de buscar otras lesiones que pudieran haber pasado desapercibidas. Con esta valoración comprenderemos la gravedad de las lesiones para darles el manejo adecuado, las cuales se clasifican de la siguiente manera, según su gravedad: Menores Todas las quemaduras de primer grado. con menos de 15 % de extensión y menos de 10 % en niños. Todas las de segundo grado profundas y las de tercer grado con menos del 1 % de extensión, dependiendo de su localización. Moderadas con 15 a 30 % de extensión. Todas las de segundo o tercer grado con menos de 10 % de extensión. Todas las químicas y eléctricas. Graves con más de 30 % de extensión. Todas las de segundo grado profundas, las de tercer grado y más de 10 % de extensión. Todas las que se acompañen de lesiones respiratorias importantes. Todas las eléctricas profundas. En la siguiente edición veremos el tratamiento adecuado según el grado de lesión y, sobre todo, cómo prevenir las quemaduras. 11

5 arq. Emma DEl socorro loza JiménEz z... página camiliana Espiritualidad camiliana En la «escuela del corazón» del Buen Samaritano Introducción a una serie de conferencias dictadas por el Pbro. Francisco Álvarez, en Bogotá (2010) Lo espiritual parece que siempre vuela alto, sin embargo lo espiritual es lo que más nos pega a la Tierra. Al hablar de espiritualidad, San Camilo nos transmitió el valor inmenso de las cosas pequeñas y el valor relativo de las cosas que parecen importantes, desde la «escuela del corazón». Esta expresión se está imponiendo últimamente, es una expresión que viene de lejos. La usó San Ignacio en sus ejercicios espirituales, la usa ahora SS Benedicto XVI en su encíclica Deus Caritas Est. Al decir escuela, señalamos que para asemejarnos lo más posible a Dios, hay que aprender a amar como Él, porque el amor se aprende. Corazón es una palabra muy usada en nuestro lenguaje, pero también es una expresión profundamente bíblica que no se refiere al corazón como un músculo, sino que es una manera de decir hombre, persona humana ; es el lugar en donde se decide lo mejor y lo peor, la sede de los sentimientos, la fábrica de las opciones. En la cabeza hay ideas, pero hasta que bajan al corazón son efectivas, porque sólo lo afectivo es efectivo, sólo lo afectivo puede ser provechoso, operativo. Es la escuela del corazón del Buen Samaritano, y para mí el viaje más largo es el que hay entre la cabeza y el corazón. San Camilo, como fundador de una orden, eligió la faceta de Cristo Buen Samaritano; Camilo mismo es el Cristo Buen Samaritano. Él dijo las cosas más hermosas de la caridad porque las vivió, y tiene frases que no ha superado ningún teólogo: «La caridad nos transforma en Dios», que es como decir el que ama es Dios porque Dios es amor. Lo que más nos asemeja a Dios es el amor; el rostro divino de la persona humana es el amor. Mucha gente se pregunta dónde está Dios cuando mira Haití; cuando ha pretendido encontrarlo en los campos de concentración. Se le hace difícil imaginarse un Dios amable, paterno. Hoy la gente, más que justificarse a sí misma, está pretendiendo justificar a Dios; hay quien le pide cuentas a Él. Lo que está realmente en juego en la fe cristiana, es que nosotros demos testimonio del amor que Dios es. Una diferencia grande entre el cristianismo y otras religiones, es que se propone a sí mismo como la religión del amor. En los tiempos de Jesús, los rabinos pedían a sus discípulos un signo externo, una manera de vestir, qué no comer... Jesús sólo dejó el distintivo del amor. El amor es la energía más fuerte, más saludable, pero al mismo tiempo nos hace fácilmente acusables; nos pueden señalar con el dedo. Cifrar el núcleo de la espiritualidad camiliana en el amor como la misericordia, significa ir al hondón de lo que es la condición humana, pero al final de la jornada siempre habremos de decir: «Siervos inútiles somos, lo que teníamos que hacer es lo que hemos hecho. Ayúdanos, Señor, a crecer en el amor». Estamos en un tiempo en que se habla mucho de espiritualidad, sobre todo cuando el progreso ha generado frustración, cuando el tener no ha satisfecho las necesidades del hombre, que en su afán de búsqueda ha encontrado de todo y para todos en el gran supermercado del mundo. Al hablar de espiritualidad camiliana, debemos profundizar en el gozo que es adentrarse a unas intuiciones que nos hacen saborear la sabiduría del corazón. Si no se saca sabor a las prácticas espirituales, se deja de orar, de creer y se aleja de Dios. La espiritualidad que Camilo nos transmitió no es toda, ni todo es igualmente importante; la Iglesia canoniza a la persona pero no todo lo suyo; no canonizó, por ejemplo, sus escrúpulos o su cautela excesiva en el trato con las mujeres, por lo que hay que distinguir entre la espiritualidad de Camilo y la espiritualidad que Camilo nos transmitió. Para nosotros, cristianos, religión y espiritualidad coinciden, pero no para todo el mundo. Existen personas muy religiosas pero no espirituales y personas muy espirituales sin religión. Qué me mueve hoy, qué me hace decidir con carácter definitorio de qué me alimento, de qué vivo? Estas preguntas surgen cuando, bajo tierra, nos va fallando la tierra, cuando las adversidades nos sacuden. Tenemos la necesidad de una cierta autenticidad, vivimos en el siglo de la imagen, de la apariencia, en donde es más importante el yo representado funcional que el yo interior. Dentro de nosotros, en lo más profundo de nuestro ser, sentimos la necesidad de un sentido de vida. La vida nos interroga, los hijos nos interrogan, quienes se relacionan con nosotros nos interrogan. Igual la espiritualidad camiliana: nos interroga para sacar de dentro lo que uno lleva dentro. 29