El reparto de tierras en el municipio de Toluca

Transcripción

1 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 1 El reparto de tierras en el municipio de Toluca Elvia Montes de Oca Navas* La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El Colegio Mexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Se agradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente el texto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidad exclusiva del(de los) autor(es). D.R. El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, México. Teléfonos: (722) , y ; fax: ext. 200; ui@cmq.edu.mx Correspondencia: Apartado postal 48-D, Toluca 50120, México. * emontes@cmq.edu.mx

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3 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 3 CONTENIDO Pág. INTRODUCCIÓN... EL REPARTO AGRARIO EN EL MUNICIPIO DE TOLUCA... INAFECTABILIDAD DE TIERRAS... EXPROPIACIONES... DOTACIÓN DE AGUAS... EJIDOS Ejido de Cacalomacán Ejido de Capultitlán Ejido de Tecaxic Ejido de San Andrés Cuexcontitlán Ejido de San Antonio Buenavista Ejido de San Buenaventura Ejido de San Cristóbal Huichochitlán Ejido de San Felipe Tlalmimilolpan Ejido de San Francisco Calixtlahuaca Ejido de San Juan Tilapa Ejido de San Lorenzo Tepaltitlán Ejido de San Marcos Yachihuacaltepec Ejido de San Martín Toltepec Ejido de San Mateo Otzacatipan Ejido de San Mateo Oxtotitlán Ejido de San Nicolás Tlachaloya Ejido de San Pablo Autopan Ejido de San Pedro Totoltepec Ejido de Santa Ana Tlapaltitlán Ejido de Santa Cruz Azcapotzaltongo Ejido de Santa María de las Rosas Yancuitlalpan Ejido de Santa María Totoltepec Ejido de Santiago Miltepec Ejido de Santiago Tlacotepec Ejido de Santiago Tlaxomulco... REFLEXIONES FINALES... FUENTES CONSULTADAS

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5 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 5 INTRODUCCIÓN En este trabajo abordo el reparto de tierras en el municipio de Toluca, México. El reparto de tierras iniciado en 1915, acudió primero al amparo de las leyes zapatistas y el Plan de Ayala que fueron desconocidas al triunfo del ala carrancista de la Revolución, quien reconoció la ley del 6 de enero de 1915 como la única válida para el reparto de tierras para finalmente quedar registrada la reforma agraria en el artículo 27 de la Constitución General de la República de Sin embargo, fue durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, , cuando el reparto de tierras alcanzó su grado más alto en la entidad. Cárdenas, como no lo hizo con la misma fuerza ninguno de sus antecesores, echó a andar una vigorosa reforma agraria, asimismo se aplicaron las leyes del trabajo y se protegió al trabajador, lo mismo que se aplicó la reforma educativa que hizo llegar la educación elemental hasta lugares lejanos, lugares donde antes no había ni un maestro ni una escuela. El reparto de tierras que se llevó a cabo en el Estado de México fue fundamentalmente con base en las tierras de las haciendas y los ranchos que había en la entidad, fincas productivas o no, modernas o tradicionales, en manos de nacionales o de extranjeros. Tal como el gobierno cardenista se lo propuso, la reforma agraria acabó con las grandes extensiones de tierra en la entidad, al menos oficialmente. Durante el gobierno cardenista se crearon nuevos núcleos de población en razón directa a algunos de los nuevos ejidos creados, se contó con el apoyo del Banco Agrícola Ejidal y con las diversas Secretarías de Estado. Obvio es pensar que este proceso de creación de ejidos no fue totalmente tranquilo, hubo quienes se opusieron al reparto de tierras que estaban en manos privadas, como lo fueron naturalmente los dueños de ella, hacendados y rancheros. EL REPARTO AGRARIO EN EL MUNICIPIO DE TOLUCA El reparto agrario en la entidad se inició desde 1915, aunque de manera un tanto irregular si tomamos en cuenta los momentos violentos por los que vivía entonces casi todo el país, no sólo el Estado de México, debido a la Revolución iniciada en En 1958 el gobierno de la entidad hizo el Catálogo de ejidos del Estado de México y ahí se registró que en la entidad se formaron 998 ejidos durante la reforma agraria. En el municipio de Toluca se formaron 25 ejidos, que corresponde al 2.5% del total de los formados en la entidad. Los ejidos del municipio de Toluca, excepto el de Santa María de las Rosas Yancuitlalpan, hoy todos forman parte de las veinticuatro delegaciones que forman al municipio.

6 Elvia Montes de Oca Navas 6 Los ejidos del municipio de Toluca son: 1. Ejido de Cacalomacán 2. Ejido de Capultitlán 3. Ejido de Tecaxic 4. Ejido de San Andrés Cuexcontitlán 5. Ejido de San Antonio Buenavista 6. Ejido de San Buenaventura 7. Ejido de San Cristóbal Huichochitlán 8. Ejido de San Felipe Tlalmimilolpan 9. Ejido de San Francisco Calixtlahuaca 10. Ejido de San Juan Tilapa 11. Ejido de San Lorenzo Tepaltitlán 12. Ejido de San Marcos Yachihuacaltepec 13. Ejido de San Martín Toltepec 14. Ejido de San Mateo Otzacatipan 15. Ejido de San Mateo Oxtotitlán 16. Ejido de San Nicolás Tlachaloya 17. Ejido de San Pablo Autopan 18. Ejido de San Pedro Totoltepec 19. Ejido de Santa Ana Tlapatitlán 20. Ejido de Santa Cruz Atzcapotzaltongo 21. Ejido de Santa María de las Rosas Yancuitlalpan 22. Ejido de Santa María Totoltepec 23. Ejido de Santiago Miltepec 24. Ejido de Santiago Tlacotepec 25. Ejido de Santiago Tlaxomulco No sólo se trató de dotación de tierras a los pueblos, también hubo una primera, segunda y hasta una tercera ampliación de ejidos, en la medida en que crecía la población y había más necesidad de tierras; así como la dotación de aguas para el riego de las pocas tierras que se dieron y que eran de esta calidad. La mayoría de las tierras repartidas fue calificada como cerril, pastos, bosques y de temporal, escasamente se repartieron tierras de riego, ésas quedaron casi siempre en manos de los antiguos hacendados, convertidos después en pequeños propietarios y protegidas sus posesiones por la ley. Las aguas que sirvieron para regar las parcelas de los ejidos se tomaron de los ríos Tejalpa, Verdiguel y Chiquito y de los los manatiales Los Jazmines y Llano Grande, entre otros. Para formar los 998 ejidos de toda la entidad, se afectaron, según el Catálogo, alrededor de 750 propiedades. En el municipio de Toluca se repartieron tierras de 5 ranchos y 37 haciendas (véase Cuadro 1) Dado el largo tiempo que duraron los trámites en la mayoría de los casos, algunas veces las propiedades ya aparecen a nombre de personas e instituciones distintas, aunque en ocasiones los propietarios fueron más de uno a la vez. Los datos anteriores corresponden a propietarios registrados durante el gobierno de Cárdenas. De las 42 propiedades afectadas, 37 eran de propiedad privada y 5 pertenecían a bancos e incluso a la nación y al gobierno estatal. No existe proporción entre tierras nacionales y tierras de propiedad privada, el ejido en el municipio de Toluca y en el Estado de México se hizo con base, fundamentalmente, en tierras de propiedad privada, en este caso, tierras que formaban muchas haciendas y algunos ranchos. Es evidente que los hacendados más afectados fueron quienes estaban registrados como propietarios de un mayor número de fincas, como fue el caso de Francisco Iglesias a quien le expropiaron tierras de sus haciendas de San Juan de la Cruz y Magdalena y Guadalupe; o el caso de Amado Muciño que fue afectado en las tierras de sus haciendas Buenavista, La Y y Anexa El Tesoro y La Crespa. Seguramente que estos hacendados no sólo tenían propiedades en el municipio de Toluca y en el Estado de México, sino también en otros municipios y en otras entidades. Algunos apellidos sobresalen y varios de ellos son importantes hasta hoy, mientras otros se perdieron en los tiempos. Apellidos como Barbabosa, Pliego, Pérez Cortina, Roth, Henkel, Cordero Montes de Oca, Muciño y otros más pueden verse en el listado de propietarios, así como la mezcla que se dio entre ellos para dar lugar a apellidos tales como Pliego y Pliego, Fernández Pliego, Cortina de Zubiaur, Sánchez Cortina, etcétera. Seguramente los hacendados hacían crecer sus apellidos y sus posesiones con base en enlaces matrimoniales como antaño se hacía.

7 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 7 CUADRO 1.- PROPIETARIOS DE RANCHOS Y HACIENDAS DEL MUNICIPIO DE TOLUCA PROPIEDAD PROPIETARIO Ranchos 1. Rancho Altamirano Pedro Pliego 2. Rancho Buenavista Amado Muciño 3. Rancho Guadalupe Tlachaloya Maclovio Ramírez 4. Rancho San Gabriel y San Jerónimo Elvira Durán de Roth 5. Rancho San Juan Julio Barbabosa Haciendas 1. Hda. Barbabosa y anexas José Abiego y Cía. 2. Hda. Buenavista Amado Muciño 3. Hda. Canaleja Santos Pérez Cortina y Javier Pliego y Sánchez Cortina 4. Hda. Coecillo María Fernández de Moreno 5. Hda. Comalco María Fernández de Moreno y Joaquín Madrid 6. Hda. Doña Rosa Enrique G. de Salcedo 7. Hda. El Ranchito Propiedad de la Nación 8. Hda. Guadalupe Ernesta Valdés de Ramiro 9. Hda. Jicaltepec Manuel y Rafael Fernández Pliego 10. Hda. Juan Diego Linares Banco de México S.A. 11. Hda. La Crespa Amado Muciño 12. Hda. La Garceza y Anexa Ramón Rodríguez 13. Hda. La independencia Germán Roth 14. Hda. La Providencia José Farías Echegaray 15. Hda. La Trinidad José Contreras y Banco de Crédito Ejidal 16. Hda. La Y y su Anexa El Tesoro Amado Muciño y Agapita Vda. de Muciño 17. Hda. Magdalena y Guadalupe Francisco Iglesias 18. Hda. Nova o Tecaxic Guadalupe Moreno Vda. de Fernández y Ma. Luisa Fernández de Moreno. 19. Hda. Palmillas y Anexa La Laguna Vicente Cordero Montes de Oca 20. Hda. San Antonio de Abajo Antonio Pliego Pérez 21. Hda. San Cayetano y Majadas Amalio Ballesteros 22. Hda. San Diego y Anexa Guadalupe Moreno Vda. de Fernández y Francisco Iglesias 23. Hda. San Diego de los Padres Juan y Rafael Barbabosa 24. Hda. San Isidro Banco de Crédito Agrícola 25. Hda. San Javier Sociedad Graff Hnos. 26. Hda. San José Buenavista Alberto García y Manuel Icaza y Cortina 27. Hda. San José y Anexa Guadalupe Luz César de Pliego 30. Hda. San Miguel Zacango José Juan Henkel y Luisa Henkel de Villada 28. Hda. San Juan de la Cruz Francisco Iglesias 29. Hda. San Martín la Puerta Sánchez. José C. Argüelles y Hnos. Trinidad V. Vda. de Rulfo 31. Hda. San Nicolás Peralta Gobierno del Estado 32. Hda. San Nicolás Tolentino Javier Pliego y Sánchez Cortina y Mercedes Cortina de Zubiaur 33. Hda. San Pablo David Benjamín Valdés 34. Hda. San Pedro de la Laguna Vicente Cordero Montes de Oca 35. Hda. Santa María de las Rosas Yancuitlalpan Propiedad de la Nación 36. Hda. Santín Manuel F. Terrón, Dolores C. Terrón y José Julio Barbabosa 37. Hda. Serratón Josefa Albarrán Vda. de Silva

8 Elvia Montes de Oca Navas 8 Se formaron ejidos que sólo tomaron tierras de una hacienda como el de San Juan Buenaventura que afectó la hacienda La Garcesa y Anexa; el de San Antonio Buenavista que afectó la de Barbabosa, el de San Juan Tilapa que afectó la de Zacango, el de San Marcos Yachihuacaltepec que afectó la de San Martín la Puerta, el de Santa María de las Rosas Yancuitlalpan que afectó la hacienda de San Javier o el ejido de Santiago Tlaxomulco que afectó la hacienda de Palmillas y Anexa. Por el otro lado está el ejido de San Mateo Otzacatipan que afectó 10 haciendas: San José y Guadalupe, Canaleja, La Crespa, La Independencia, San Diego y Anexa, San Nicolás Tolentino, Santín, San Diego de los Padres, La Magdalena y Guadalupe, Jicaltepec. Esto nos dice algo de la disparidad de las tierras repartidas a los pueblos, e incluso al interior de los pueblos mismos. Hubo haciendas que fueron afectadas para la formación de varios ejidos y no de uno solo. Un caso extremo fue el de la hacienda La Garcesa de Ramón Rodríguez cuyas tierras fueron repartidas entre cinco ejidos: San Buenaventura, Cacalomacán, Capultitlán, San Mateo Oxtotitlán y San Felipe Tlalmimilolpan. El ejido que más años tardó en sus gestiones oficiales y burocráticas fue el de San Felipe Tlalmimilolpan, que inició sus gestiones en 1924 y las terminó hasta El ejido que menos años se tardó fue el de San Martín Totoltepec que inició sus gestiones en 1936 y ese mismo año recibió sus tierras. Este fue un caso excepcional. El zapatismo y el Plan de Ayala fueron los primeros detonantes que se dieron en la entidad para que los pueblos pidieran la restitución de tierras que desde tiempos inmemoriales les pertenecían. Carranza, apoyado en Cabrera, tuvo el buen tino de proclamar la ley del 6 de enero de 1915 y con ello darle legalidad al reparto de tierras entre los campesinos desposeídos de ellas, y así ganarle la batalla al zapatismo. La ley del 6 de enero retomó las adiciones que Carranza hizo al Plan de Guadalupe el 12 de diciembre de En el segundo artículo del Plan de Guadalupe Carranza se comprometió a expedir leyes agrarias que favorecieran la pequeña propiedad, la restitución de tierras a los pueblos, así como la disolución de los grandes latifundios. Asimismo se desconocía todo reparto de tierras hecho al amparo del Plan de Ayala, lo que hizo que algunos poblados que habían sido beneficiados por las autoridades zapatistas como lo fue el gobernador Gustavo Baz en la primera ocasión que ocupó el puesto de Gobernador del Estado de México en 1914, tuvieran que reiniciar sus trámites para ser dotados de tierras, ahora bajo el amparo de las leyes carrancistas que se impusieron como las únicas reconocidas por toda la nación. La ley del 6 de enero anulaba las operaciones realizadas contraviniendo lo establecido en la Ley de desamortización de las fincas rústicas y urbanas de 1856, hasta lo hecho durante el gobierno de Victoriano Huerta contra las tierras, aguas y montes de los ejidos, terrenos de repartimiento o de cualquier otra clase que pertenecieran a los pueblos. INAFECTABILIDAD DE TIERRAS La reforma al artículo 127 constitucional realizada en 1933 en la que se abrogó la ley del 6 de enero de 1915, estableció que las comisiones agrarias mixtas, los gobernadores y demás autoridades agrarias, no podían afectar la pequeña propiedad agrícola en explotación. El Código Agrario de 1934 estableció que la propiedad inafectable por vía de dotación sería de 150 hectáreas de riego o humedad, y 300 de temporal o sus equivalentes. En terrenos destinados al cultivo de la caña de azúcar, se debería contar con una superficie necesaria para alimentar a un ingenio por cinco años. El límite de las tierras dedicadas al cultivo de plátano, café, cacao, árboles frutales era de 300 ha Quedaron excluidos de estas medidas los terrenos que estaban en proceso de reforestación y daba derecho a los propietarios de escoger la localización de los campos inafectables, lógico es suponer que hayan escogido las mejores tierras aunque en menoscabo de su extensión.

9 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 9 En el Reglamento a que se sujetarían las solicitudes de inafectabilidad de terrenos ganaderos de 1937, se estipuló que los predios de 300 hectáreas localizados en terrenos de alta calidad, y de en zonas desérticas dedicadas a la ganadería, serían inafectables por un lapso de 25 años. Asimismo en el caso del henequén, maguey y demás agaves industriales, se estipularon 300 ha. 1 Los hacendados tuvieron el recurso de solicitar la inafectabilidad de sus tierras a las autoridades. Estos litigios fueron también largos y cansados, pero mientras éstos duraran, las tierras en litigio no eran afectadas como el caso de don Amalio Ballesteros quien en 1934 solicitó la inafectabilidad de una fracción de terreno de la antigua hacienda de San Cayetano. Este litigio se prolongó hasta 1946, año en el que se concedió la inafectabilidad solicitada, para ello pasaron 12 largos años. 2 Otra manera de lograr la inafectabilidad de las haciendas eran las conversiones de tierras de temporal, bordo, pastos y otras a tierras de riego; como en el caso del hacendado Javier Ramiro quien demostró que su rancho Pablo David tenía 184 ha de temporal que correspondían a 92 de riego, la mitad, por lo tanto era inafectable pues el mínimo de tierras de riego para ser afectadas debía ser de 150 ha. Los dueños de las fincas ya afectadas o posibles de afectar, para que fueran declaradas inafectables debido a su extensión, tenían que registrarlas en la Comisión Agraria Mixta y en el Registro Agrario Nacional. Conforme al artículo 57 del Código Agrario de 1934, para declarar inafectable una pequeña propiedad, había una tabla de conversión: ha de riego equivalía a dos de temporal ha de riego equivalía a cuatro de agostadero de buena calidad 1 Código Agrario de los Estados Unidos Mexicanos, en Manuel Fabila (compilador), Cinco siglos de legislación agraria ( ). T. I, México, Banco Nacional de Crédito Agrícola, 1941, p AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 191, exp ha de riego equivalía a ocho de monte o de agostadero en terrenos áridos. 3 La haciendas solicitaban la declaratoria de inafectabilidad amparándose en esta reglamentación, de tal manera que las haciendas equivalieran a 150 ha de riego o menos, declaradas por las autoridades agrarias como pequeña propiedad e inafectable por el reparto agrario. Gracias al derecho de inafectabilidad quedaron a salvo diversos rancheros y hacendados, ejemplo están José Antonio Pérez y el menor Antonio Pérez de la Fuente, dueños del rancho Santa Teresa de la exhacienda del Carmen, Juan Pablo Pérez y de la Fuente dueños de los ranchos San Anastasio y la Trinidad anexos de la misma exhacienda, María del Carmen Pérez de la Fuente dueña del rancho Santa Teresa de la exhacienda del Carmen. Predio San Antonio de la hacienda de Buenavista de la señora Manuela Argüelles Simerman. Predio La Providencia de María del Carmen Vélez que formaba parte de la hacienda Buenavista, Vicente Cordero Montes de Oca dueño del rancho Álamos. Rancho San Diego la Cañada de Raquel Canalizo de Trevilla y otros más. Fueron frecuentes los litigios establecidos entre ejidatarios que demandaban más tierras y los dueños de las haciendas que ya habían sido afectadas y que no querían ser afectados más, como lo hizo la Sociedad Rafael Barbabosa Sucesores que entabló un juicio contra los ejidatarios de San Andrés Cuexcontitlán que pidieron ampliación de ejidos tomando tierras de la hacienda de San Diego de los Padres. Los hacendados pidieron se declarara inafectable su finca, pues, después de las diversas dotaciones que se habían hecho, había quedado ya reducida a pequeña propiedad. 4 Los hacendados vivieron años difíciles no sólo por la reforma agraria y el reparto de tierras, sino también por sus problemas financieros. En 1934 a Bernardino Trevilla y Zorrilla el 3 Código Agrario de los Estados Unidos Mexicanos, ob. cit., pp AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 234, exp. s/n.

10 Elvia Montes de Oca Navas 10 Banco del Estado de México le ambargó la hacienda de San Diego Linares. El señor Trevilla demostró que era el único inmueble que poseía para cubrir su deuda con el banco y que ( ) con una fracción de ella se cubriría la deuda, esto se hizo frente al notario Gabriel M. Ezeta. Se solicitó que la tierra restante de la finca fuera declarada inafectable. 5 Lo mismo solicitó el señor Rubén Vázquez Glumer, propietario del rancho Cimbrones que, conforme a la tabla de conversiones, de 90 ha de agostadero de mala calidad, sólo eran 11 de riego. Aunque las extensiones eran relativamente pequeñas como esas 90 ha de agostadero que de por sí ya eran inafectables por ser consideradas pequeña propiedad, por si las dudas, los dueños solicitaban los certificados de inafectabilidad. El temor era que, ante las presiones de los campesinos y el crecimiento de la población rural, las autoridades respectivas redujeran la extensión inafectable. Las extensiones se reducían mucho gracias a las conversiones. El rancho la Palma de Eulalia Romero de Cordero tenía 188 ha de tierra entre riego, agostadero y bosques. Esas tierras fueron convertidas a 76 ha de riego y declaradas inafectables. La señorita María Luisa Cordero y Manero, propietaria del rancho La Media Luna, sus 188 ha, gracias a la conversión, quedaron convertidas en 60 ha de riego y por lo tanto fueron declaradas inafectables. Esther Arce, propietaria del rancho San Diego anexo a la hacienda la Magdalena, su finca estaba integrada por 60 ha de riego, no eran afectables, pero también solicitó certificado de inafectabilidad. Francisco Iglesias dueño de La Magdalena hizo lo mismo. Luisa Henkel de Villada era dueña de la hacienda San José que tenía 246 ha de tierra entre riego, agostadero, bordos y tierra de temporal. Haciendo la conversión, esta finca quedó sólo con 113 ha. La hacienda de San Juan de la Cruz era propiedad de Francisco Iglesias, fue afectada por San Cristóbal Huichochitlán (147 ha), Santa Cruz Atzcapotzaltongo (80 ha) y Santiago Miltepec (475 ha). El señor Iglesias había comprado esa 5 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 192, xp finca en 1912 con una extensión de 664 ha; para 1934 sólo le quedaban 188 de temporal. Frente a las amenazas nuevamente del poblado de Santa Cruz, el dueño solicitó la declaración de inafectabilidad de sus tierras. Vicente Cordero Montes de Oca dueño de la hacienda San Pablo de la Laguna afectada por diversos ejidos, pidió en 1934 declararan inafectables sus 979 ha. Este asunto se prolongó hasta Este mismo señor era dueño de la hacienda Palmillas que en 1934 dijo tener 126 ha de tierra de labor, agostadero y bordos, y también solicitó a las autoridades declararan inafectables sus tierras. El Coecillo era propiedad de María Fernández de Moreno quien en 1904 la había comprado por $ y tenía una extensión de 252 ha. En 1934 tenía sólo 206 pues había sido afectada por el barrio de Santa María Totoltepec y el pueblo de San Jerónimo Chicahualco. La dueña pidió certificado de inafectabilidad. 6 Casi todos estos trámites de declaratoria de inafectabilidad fueron hechos en los primeros meses de 1934, antes de que Cárdenas ocupara la Presidencia. Según los documentos consultados, y a diferencia de los trámites de los campesinos, los de los hacendados eran resueltos más rápidamente, aunque durante el cardenismo fueron más tardados. Tiempos cortos como el de La Magdalena de Francisco Iglesias quien inició sus trámites en julio de 1934 y en agosto ya tenía la respuesta de inafectabilidad. 7 Sin embargo, durante el gobierno cardenista y al revisar estos expedientes, varias de las fincas fueron nuevamente consideradas como afectables al hacer nuevos cálculos y por ello fueron afectadas otra vez. 6 Este derecho había sido reconocido por el mismo Carranza y fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 8 de septiembre de AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, 1934, v. 188, exp. 49.

11 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 11 EXPROPIACIONES En el Código Agrario de 1934 se estableció en el artículo 141 que las tierras ejidales podían ser expropiadas para beneficios sociales como crear y desarrollar centros urbanos, establecer vías de comunicación, construir obras hidráulicas de interés público, etcétera. En la ley de expropiaciones de 1936 esto se amplió aún más y quedaron comprendidas obras tales como campos deportivos, clubes sociales, cooperativas. La expropiación de ejidos sólo podía hacerse por decreto presidencial, previa indemnización. Lo mismo que la ley de expropiaciones de 1936 afectaba a grandes fincas, también afectó a los mismos ejidos como fue el caso de San Mateo Oxtotitlán que en 1939 a los ejidatarios les iban a ser expropiadas tierras para construir un campo deportivo. Dicho terreno había quedado sin trabajar y los pueblos vecinos como San Buenaventura ya lo utilizaban como campo de juego. Este litigio entre pueblos se prolongó durante varios años pues los campesinos de San Mateo no querían ceder esas tierras, y los de San Buenaventura no aceptaban construir otro campo nuevo en sus propias tierras. 8 Lo mismo le había pasado al ejido de San Felipe Tlalmimilolpan que en 1934 se le tomaron tierras para el Campo de Aviación Militar de Toluca. La expropiación comprendió 27 ha y los ejidatarios pidieron que se les restituyera esas tierras y que fueran tomadas de la hacienda Panzacola o del rancho San Javier, propiedad de la familia Barrera. En 1937 continuó la solicitud de los vecinos de San Felipe pero ya no había tierras para ellos, pues las fincas vecinas ya habían sido afectadas y habían quedado reducidas a pequeña propiedad. 9 Los vecinos, con base en las propias leyes, no permitieron la expropiación de sus tierras si antes no eran indemnizados. Esas 27 ha les fueron restituidas con tierras de un predio llamado El Ranchito, propiedad del gobierno federal. 8 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 124, exp AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 117, exp bis. El ejido de Calixtlahuaca también fue expropiado en 1935 por las exploraciones arqueológicas de la zona de Tecaxic. La zona arqueológica se encontraba en tierras de la hacienda La Nova, que fue expropiada para la formación del ejido de Calixtlahuaca. Los vecinos entonces pidieron tierras de la hacienda Palmillas para permitir que se hicieran esos trabajos. 10 DOTACIÓN DE AGUAS Pocos fueron los ejidos dotados de aguas pues pocas fueron las tierras de riego que recibieron. San Mateo Otzacatipan en 1926 fue dotado de 324 ha tomadas de la hacienda de Canaleja, San José y su anexo rancho Guadalupe, La Crespa, rancho Independencia y rancho San Diego anexo a la hacienda Magdalena. En 1933 se les concedió una cantidad de agua de metros cúbicos afectando a las fincas La Magdalena, San Diego de los Padres, San José y Guadalupe, Santín y San Nicolás Tolentino, que todas utilizaban aguas del río Verdiguel. Este asunto fue resuelto hasta 1943 en el que Ávila Camacho dio el fallo favorable a los ejidatarios y los finqueros tuvieron que distribuir el agua entre el pueblo, las parcelas de los ejidatarios y las tierras de las haciendas, especialmente La Crespa de Germán Roth. El ejido de San Lorenzo Tepaltitlán en 1933 inició sus gestiones para ampliar la cantidad de agua que recibían del río Verdiguel, no fue sino hasta 1946 que se le dotó de metros cúbicos aprovechables de noviembre a mayo. El ejido de Tecaxic inició en 1926 sus trámites para ser dotados de aguas del río Tejalpa que al llegar al pueblo tomaba el nombre de Tecaxic. Dichas aguas eran aprovechadas por las fincas de Serratón, Altamirano y Nova y les cobraban renta a los ejidatarios por el uso de esas aguas, de las cuales se les dio posesión en 1942 de metros cúbicos de los ríos San Pedro y Tejalpa. 10 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 120, exp bis.

12 Elvia Montes de Oca Navas 12 En 1937 San Francisco Calixtlahuaca recibió tierras de riego, pero los ejidatarios carecían de agua para regarlas. Solicitaron aguas del río Tejalpa que se formaba por los deshielos del Nevado de Toluca, y que beneficiaban principalmente a los ranchos de San Isidro y San Diego. Este asunto se prolongó hasta 1954 donde se les dio posesión definitiva de 155,245 metros cúbicos del río Tejalpa para regar 67 ha de riego que les habían sido entregadas en Santiago Miltepec fue dotado de aguas y tierras de riego en El volumen medio de agua que recibía en 1943 era de metros cúbicos del río Verdiguel para ser aprovechadas de noviembre a mayo con un total del 14.54% del agua que conducía el río. 11 El asunto se prolongó hasta 1953 en que se les dio posesión definitiva de esa agua. Otros ejidos más pidieron agua para sus tierras como San Cristóbal Huichochitlán, San Andrés Cuexcontitlán, Cacalomacán y otros que no fueron dotados de ellas pues, según las autoridades, no había. Si largos fueron los trámites que hicieron los campesinos para la dotación de tierras, más largos aún que los que hicieron para la dotación de aguas. El gobierno se preocupó por repartir tierras entre los campesinos de la entidad, pero no agua para regar las pocas tierras de riego que habían recibido. Esto fue resuelto, escasamente, en los años posteriores. Veamos ahora un poco más detenidamente lo que sucedió en cada uno de los ejidos del municipio de Toluca: EJIDOS 1. Ejido de Cacalomacán En este poblado, los inicios de las demandas de tierras fueron en 1923, los demandantes señalaron como afectables las haciendas de San Antonio Abajo y su anexa El Cano que tenía con 11 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 132, exp bis. una extensión de 2,077 ha, y La Garcesa y sus anexas Panzacola y Macaria con una extensión de 1,354 ha. 12 En 1925 a este pueblo se le dotaron 277 ha tomadas de la hacienda de San Antonio Abajo de la testamentaría de Antonio Pliego Pérez (66 ha de riego, 3 de temporal, 41 pastal cerril y 87 incultivables); la Garcesa de Ramón Rodríguez (74 ha de riego y 6 pastal cerril). 13, En 1929 una ampliación les dotó de 606 ha afectando la hacienda de San Antonio Abajo de Antonio Pliego Pérez (240 ha de temporal y 188 pastal cerril), la hacienda de San Miguel Zacango de José Sánchez (10 ha de temporal), la hacienda Barbabosa y anexas de José de Abiega y Cía (168 ha de temporal). En 1929 se les dotó de agua de los manatiales La rosa, El cuervo, La cueva Teresa, La cocinera y Los jazmines. En 1934 habían ya 255 individuos con derecho a dotación que carecían de tierras, el gobernador contestó que ya no había tierras para repartir, sin embargo una resolución presidencial les dotó de 60 ha más de riego en 1935, tierras tomadas del rancho de San Miguel Zacango de José Sánchez para formar 14 parcelas y, dada la calidad de la tierra, también se les dotó de agua. Los campesinos que carecían de tierras trabajaban como peones en las haciendas cercanas como la de San Miguel Zacango, La Pila, La Garcesa, San Antonio Abajo y Cano, Barbabosa. 2. Ejido de Capultitlán Este poblado inició sus demandas de tierra desde muy temprano. Se dice que en 1911 diversos vecinos encabezados por Nicacio y Grecio Velázquez y otros vecinos más, se entrevistaron con Francisco I. Madero para demandarle tierras que, según los vecinos, pertenecían al pueblo de Capultitlán según título de propiedad que databan de Graciano Jasso González, Monografía delegacional. Cacalomacán, Toluca, Méx., H. Ayuntamiento de Toluca , p AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 121, exp bis.

13 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 13 En 1915 el gobernador Gustavo Baz dotó de tierras de La Garcesa a algunos vecinos de Capultitlán, cuando el gobernador repartió unos lotes que iban a formar la colonia de trabajadores llamada La industrial. En 1922 Álvaro Obregón dotó al pueblo de Capultitlán de un ejido de 92 ha. Las tierras dotadas pertenecían a los ranchos de Zacango de Trinidad Benavides viuda de Rulfo (67 ha de riego), y al de San Pablo David de Benjain Valdés (25 ha de riego). Ambos propietarios solicitaron el recurso de amparo contra la resolución presidencial pero no les fue concedida. En 1929 hubo ampliación del ejido y se dotó de 542 ha tomadas de La Garcesa y sus anexas de Ramón Rodríguez. Según las autoridades agrarias, en este poblado campesino los trabajadores laboraban la tierra alrededor de 70 días al año, sembraban maíz, cebada, haba, frijol y maguey. Su bajo ingreso lo completaban haciendo tejidos de lana. 3. Ejido de Tecaxic En este poblado las solicitudes de tierras se iniciaron en 1919, cuando los vecinos solicitaron tierras al gobernador de la entidad. En la solicitud se mencionó que en sus orígenes como pueblo Tecaxic había tenido tierras comunales, pero que no lo podían demostrar por falta de títulos, por esa razón y conforme a la ley del 6 de enero de 1915, solicitaron dotación de tierras. En 1921, según el censo de los demandantes de tierras, había 586 habitantes en el pueblo y los jefes de familia trabajaban como jornaleros en las haciendas vecinas como la de Altamirano, Serratón y San Miguel Tecaxic alias Nova, otros más trabajaban como alfareros. Precisamente de esas haciehndas, especialmente de la de San Miguel Tecaxic, era de las que solicitaban tierras. En 1925 la finca Nova era de la señora Guadalupe Moreno Vda. de Fernández, quien la había dividido entre sus hijos para convertirla en pequeña propiedad, y así no fuera afectada. La señora Moreno fue defendida y representada legalmente por un famoso licenciado de entonces, el señor Carlos A. Vélez, quien también era frecuentemente defensor de los empresarios y su representante en las Juntas de Conciliación. El señor Vélez argumentó en contra de los vecinos de Tecaxic, que no tenían derecho a solicitar tierras pues no eran agricultores, sino que se dedicaban a la fabricación de trastos de barro que ellos mismos los vendían después en las ciudades de México y Toluca, luego no tenían derecho a solicitar tierras. 14 Este ejido fue dotado en 1926 con 184 ha tomadas de la hacienda de Serratón (120 ha) de Josefa Albarrán Vda. de Silva, y del rancho Altamirano de Pedro Pliego (64 ha), así como aguas del río Tejalpa. En 1936 pidieron ampliación y las posibles fincas afectables, según los demandantes, eran la hacienda de San Miguel Tecaxic alias Nova y el rancho El ejido. Los informes de los agrónomos fueron que la hacienda Nova de José de Jesús Fernández tenía 564 ha y que el propietario las había repartido entre sus hijos en extensiones menores de 125 ha, además había dotado de tierras a San Francisco Calixtlahuaca. El rancho El Ejido en Zinacantepec de la Sra. Carmen Fernández de Rosenzweig y Alfonso Rosenzweig tenía 335 ha pero había dotado 21 a Zinacantepec, vendido 18 a Luis Medina y por la conversión de sus tierras restantes a la calidad de tierras de riego, resultaba inafectable. La resolución del gobernador fue negativa para los demandantes. Sin embargo, en 1937 una resolución presidencial revocó la del gobernador y se les dotaron 48 ha de temporal como ampliación, propiedad de la hacienda Nova de María Luisa Fernández y Moreno. Quedaban aún 24 capacitados sin tierra. En el telegrama que envió el ingeniero Adolfo Maldonado, Delegado del Departamento Agrario, a sus jefes, escribió: Me permito comunicar a usted que el día 1º. de mayo último, se dio posesión total por concepto de ampliación de 48 Hs. CUARENTA Y OCHO HECTÁREAS, al po- 14 ARAN, Tecaxic, caja 466, fol

14 Elvia Montes de Oca Navas 14 blado de Tecaxic, Mpio. de Toluca en este Estado, afectándose fracción de la Hacienda de Nova, propiedad de María Luisa Fernández Moreno; sin incidentes. 15 Los beneficiados se declararon inconformes con la dotación, pues para llegar a esas tierras tenían que atravesar el pueblo de San Mateo Tlachichilpan y no querían problemas con los vecinos, finalmente sí se quedaron con esas tierras. En 1946 había ya treinta capacitados para recibir tierra, y a pesar de que solicitaron ampliación, ésta les fue negada par falta de fincas cercanas afectables; esto se repitió en 1948 donde ya eran 74 los individuos con derecho a tierra, igual les fue negada la ampliación en 1956 a pesar de que ya había aumentado el número de sujetos con derecho a tierra. 4. Ejido de San Andrés Cuexcontitlán Este ejido inició sus gestiones en Se trataba de un núcleo grande de población pues en 1924 el censo arrojó que existían 647 sujetos dotables. Como fincas posibles de ser afectadas se señalaron la haciendas Buenavista, La Crespa y La Magdalena. En 1928 fueron dotados con ha de las haciendas de Jicaltepec de Rafael Hernández Pliego (327.57), San Diego de los Padres de Juan Barbabosa (337.28) y San José y Guadalupe de Juan Henkel (151.75). 16 Las tres haciendas estaban dentro del rango de afectables conforme a sus extensiones y calidad de tierras superiores a las consideradas como pequeña propiedad. San Diego de los padres tenía 863 ha, Jicaltepec 1,157 y San José de Guadalupe 748. Este ejido, como algunos otros, tuvo problemas con otros pueblos como lo fue con los campesinos de San Cristóbal Huichochitlán por tierras que pertenecían a la hacienda de San José y Guadalupe. Los pobladores de San Andrés sorprendieron a las autoridades al informar que tierras que habían sido dotadas a San Cristóbal, eran tierras sobradas, y que por eso les fueran dotadas a 15 ARAN, Tecaxic, caja 466, fol ARAN, San Andrés Cuexcontitlán, caja 144, legajo San Andrés. Este problema provocó fricciones entre los campesinos, que finalmente fueron resueltas al dotar de tierras a ambos ejidos. Juan Henkel, propietario afectado, solicitó un amparo contra las autoridades agrarias, contra los pobladores de San Andrés y contra el propio Presidente de la República por la resolución de dotación. El señor Henkel aseguraba que el censo de 1928 arrojaba 3,011 habitantes de los cuales 1,106 individuos tenían derecho a tierra, pero que ese censo era falso y que en realidad sólo había 594 jornaleros; los demás se dedicaban a otras actividades no relacionadas con la agricultura, como lo era la fabricación de objetos hechos de palma. La finca del señor Henkel era San José y Guadalupe, era una unidad agrícola e industrial, además era pequeña propiedad con sólo ha, que convertidas a riego teórico, no rebasaban las estipuladas como pequeña propiedad. La finca producía leche y por ello los campos estaban sembrados de alfalfa, remolacha y pastos para el ganado, por eso era que: La simple reflexión nos enseña que nunca podrá producir lo mismo un terreno en donde se cultiva alfalfa o remolacha, que el que se destinara a la siembra del maíz. 17 La finca contaba con acueductos, pozos artesianos y otras instalaciones necesarias para el riego de los campos, además ( ) los trabajadores de la finca disfrutan de magníficos salarios, son muy bien atendidos y tienen una casa cómoda e higiénica en que vivir. 18 También en la finca había una escuela no sólo para los niños que había en ella, sino para otros de las fincas cercanas en las que no había ese servicio para los trabajadores. Por todas estas razones, según el dueño, no era conveniente destruir esta finca para dotar de tierras a los campesinos. Los labriegos que ahora trabajan en la finca del señor Henkel, no obtendrán de las parcelas lo que les correspondiese el mismo producto que ahora reciben del salario, 19 reforzaron los inspectores agrarios. 17 ARAN, San Andrés Cuexcontitlán, caja 144, fol Ibid. 19 Ibid.

15 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 15 El C. Agente del Ministerio Público y conforme al artículo 55 de la Ley de amparo, suspendió la ejecución de la sentencia presidencial. Finalmente se interpuso el recurso de revisión. Por su lado Manuel Fernández, dueño de la hacienda de Jicaltepec dijo que su finca tenía 1,157 ha de las cuales, según el dueño, la verdad es que sólo eran 973 y sólo 225 eran tierras de labor. También argumentó que el censo ejidal presentado por lo demandantes era exagerado, y que únicamente había 774 varones mayores de 18 años. Finalmente en 1929 los campesinos recibieron 300 ha afectando las haciendas de Jicaltepec del señor Manuel Fernández Pliego (75 ha de riego y 125 de temporal), la hacienda de San Diego de los Padres de Juan Barbabosa (66 ha de riego y 4 de temporal) y la de San José y Guadalupe de Juan Henkel (30 ha de riego). En 1936 este ejido se amplió con 953 ha, 88 de agostadero laborable fueron tomadas de la hacienda de Jicaltepec de Manuel Fernández Pliego, 89 ha de riego y 352 de temporal de la hacienda San Diego de los Padres de Juan Barbabosa y sucesores, 166 de temporal de La Providencia de José Farías Echegaray y de la hacienda La Y de Amado Muciño y Agapita viuda de Muciño se tomaron 66 ha de riego, 188 de agostadero y 4 más. Se formaron 130 parcelas de 4 y 8 ha y se repartieron entre igual número de jefes de familia que no habían recibido tierras en En marzo de 1940 este ejido recibió nuevamente 100 ha de agostadero como ampliación. Esta tierra fue tomada de la hacienda de San Diego de los Padres y con ella se formaron 12 parcelas de 8 ha cada una, pero, el crecimiento de la población era mayor, de tal manera que 290 jefes de familia no recibieron nuevamente tierras y su opción fue formar un nuevo núcleo de población. 20 A este ejido le expropiaron 10 ha de tierras de temporal en 1954 a favor de la Cía. de Luz y Fuerza de Toluca S.A. 5. Ejido de San Antonio Buenavista Este ejido pidió dotación de tierras en 1916 y señaló a la hacienda de San José Barbabosa como afectable. En 1918 se les dotó de 300 ha tomadas de la mencionada hacienda que era de José Abiego y Cía. (275 de riego, 7 de temporal y 18 incultivables). Al ejido se le marcó un valor catastral de 300 mil pesos (mil pesos ha) y a la hacienda, con 715 ha se le fijó un valor de pesos. Si con base en estos valores se debía pagar el impuesto, entonces los campesinos no podrían pagarlo. Los ejidatarios pidieron se marcaran 450 pesos como valor de cada hectárea para los impuestos fueran menores. De 300 mil pesos, el valor catastral del ejido se reduciría a 135 mil. En 1929 los campesinos pidieron ampliación pues ya había, según su solicitud, 360 sujetos más capacitados para ser ejidatarios, señalaron como afectable la hacienda de barbabosa que tenía más de 640 ha. En 1932 los ejidatarios pidieron agua de los manantiales La Cocinera y Los Zacatones que tenían su origen en la hacienda de San Antonio Cano, la que además utilizaba las aguas de otros arroyos como El Cuervo, La Cueva de Teresa, Los Jazmines y Tres Arroyos. Ya en 1925 se les había dotado de agua del manatial Los Jazmines en un promedio de 40 litros por segundo durante las 24 horas del día de noviembre a mayo, para regar sus parcelas integradas por tierras de riego. 21 Las parcelas que se formaron midieron de 4 a 8 ha dependiendo de la calidad de la tierra. En 1936 el ejido fue ampliado con 144 ha de la hacienda de Barbabosa, propiedad de la nación (70 ha de riego, 10 de humedad y 64 de temporal); tuvo una segunda ampliación en En 1946 se les dio más agua del río Chiquito. 20 ARAN, San Andrés Cuexcontitlán, caja 144, fol ARAN, San Antonio Buenavista, caja 133, fol

16 Elvia Montes de Oca Navas Ejido de San Buenaventura La hacienda La Garcesa fue una de las primeras fincas que estuvieron a punto de ser asaltadas al inicio de la Revolución de La historia registró que los vecinos de San Buenaventura pidieron al gobernador Baz unas tierras que esa hacienda había dejado de sembrar, y que colindaban con el poblado. Esto fue en mayo de 1915 que ( ) en mientras y de acuerdo con el Plan de Ayala se lleva a efecto la cuestión agraria, se nos permita sembrar dicho terreno provisionalmente en el presente año. 22 La respuesta del gobierno convencionista fue afirmativa, siempre y cuando la tercera parte de la cosecha fuera entregada a los dueños de la finca. Sin embargo, un mes después ( ) el presidente de la Comisión Nacional Agraria informó al delegado de la Comisión Nacional Agraria que la petición de restitución de tierras tomaba el carácter de dotatoria, en vista de que los campesinos no estaban en condiciones de comprobar la fecha exacta del despojo y los títulos presentados no se consideraban válidos. 23 Los vecinos habían solicitado tierras de las fincas La Pila, La Garcesa y La Macaria pidiendo restitución, conforme a unos documentos presentados. Esas constancias las habían solicitado en 1866 durante el imperio de Maximiliano y la firma fue de Antonio Espinosa de los Monteros, Director del Archivo General del Imperio. Según los documentos que los demandantes de tierras habían mostrado, en 1639 les fueron dadas unas tierras por Don Felipe IV, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de Toledo, de Aragón, de Valencia, de Galicia, de Mayorga, de Jaen de los Algarbes, de Gibraltar, de Granada, Conde de Barcelona, de Flandes y del Tirol. Tierras que por 1719 ( ) un mal cristiano de nombre Joseph María Naxera dependiente del señor Mayorazgo dueño de dicha estancia de la Garceza, robó los primordiales deste pueblo de Sant Buenaventura y los llevó a quemar al patio de dicha Estancia, lo cual lo presenció el P. Fray Francisco 22 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 183, exp. I-A Guadalupe Yolanda Zamudio Espinosa, Monografía Delegacional de San Buenaventura, Toluca, Méx., H. Ayuntamiento de Toluca , 1999, p. 89. de Ayala del Orden y Convento de Sant Francisco de Tolocan. 24 Esas tierras, según los vecinos, les habían sido otorgadas desde 1542 por Don Antonio de Mendoza y en 1639 el rey ordenó a don Lope Diez de Armendáriz, marqués de Cadereyta, virrey de la Nueva España que ( ) luego que vos recibáis esta mi cédula hagáis marcar dichos ejidos a los cuatro vientos según la usanza en estos mis reinos y señoríos de la Nueva España. 25 Asimismo hacemos merced de toda el agua que baja de la sierra y pasa por este pueblo de lindero a lindero la cual podrán usar para riego de sus sementeras sin que el dueño de la estancia de la Garcesa ni ningún otro propietario o pueblo colindante pueda impedirles el expresado uso de dicha agua y la cual podrán meter por tajo o caño naranjas de agua al centro del pueblo para sus usos domésticos y generales. 26 Sin embargo, en 1917 se levantó el censo agrario y el dictamen fue que tampoco procedía la dotación pues el pueblo ( ) cuenta con bastantes elementos de vida, industriales, comerciales y agrícolas, así como los derivados de su proximidad con un gran centro industrial y comercial como lo es la ciudad de Toluca. 27 La cercanía con la ciudad de Toluca, fue un obstáculo para muchos pueblos, pues realmente no se dedicaban a las labores del campo, pues en lugar de ocuparse como peones de las haciendas, trabajaban en Toluca prestando sus servicios, por lo tanto, se dijo, no tenían derecho a la tierra. El argumento de los demandantes fue que, precisamente trabajaban en Toluca por no tener tierras en su pueblo, bien porque nunca las habían tenido, o bien porque las habían perdido al paso del tiempo, sólo el 38% de las familias tenían tierra para cultivar. En 1918 se había aprobado la dotación de tierras afectando la haciendas La Pila (93 ha), La Garcesa (313 ha) y La Macaria (53 ha). Sin embargo, al año siguiente el propio Carranza anu- 24 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 183, exp. I-A-8, f. 17 v. 25 Ibid., f Ibid., f Ibid., f. 60.

17 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 17 ló y negó la dotación concedida. En 1926 fue nulificada la propuesta de dotación por el propio Calles pues no había inmuebles que afectar. En febrero de 1929 el gobierno estatal negó nuevamente la dotación pues ahora lo que no había eran campesinos, sino que los trabajadores se dedicaban a la industria y los servicios, incluso el poblado fue calificado como pueblo industrial, ( ) porque la mayoría de las mujeres se dedicaba a la elaboración de tortillas que luego vendían casa por casa en la ciudad de Toluca. 28 Sin embargo, en 1929 finalmente fue afectada la hacienda de La Garcesa y anexa, propiedad de Ramón Rodríguez. La hacienda fue afectada con 226 ha de temporal. El 6 de enero de 1930, 402 jefes de familia recibieron una hectárea de tierra, pero sólo para los que acudieron con sus ocho pesos en la mano, que más que pago por la tierra recibida ( ) constituyeron la cooperación para el banquete de agradecimiento que se le ofreció al gobernador. 29 En 1936 La Garcesa fue afectada nuevamente con otras 68 ha de temporal, para la ampliación del mismo ejido. Esta misma finca ya había dotado de tierras a Cacalomacán, Capultitlán, San Felipe Tlalmimilolpan y San Mateo Oxtotitlán. 7. Ejido de San Cristóbal Huichochitlán Los campesinos solicitaron tierras por restitución en 1915 de las haciendas de San José y su anexa Guadalupe, en 1917 les fue negada. El casco de esta hacienda, según el informe de los inspectores de la Comisión Local Agraria, se formaba de edificios modernos que contaban con agua potable y luz eléctrica, gracias a la Compañía de Luz y Fuerza Motriz de Toluca. Los campos eran trabajados a través de maquinaria y se producía maíz, trigo, cebada, haba, alfalfa, pasto verde y heno que servían al ganado lechero que estaba en la finca, así como a las mulas y yeguas utilizadas para el transporte de pastos y mercancías. Las fincas de los peones acasillados ( ) están en magníficas condiciones de higiene, sirviendo esto de estímulo para los moradores que están perfectamente satisfechos de la hospitalidad que les ha proporcionado el propietario de la hacienda, así como también por el pago de sus trabajadores que les es bien remunerado; hay otra cosa más digna de encomio, el mencionado propietario, tiene establecida una Escuela Rudimentaria y Elemental, bien dotada de los útiles necesarios, a cuyo plantel asisten diariamente todos los niños pequeños de la finca congregándose además los que vienen del pueblo de San Cristóbal, a quienes igualmente se les imparte educación. 30 La finca era de los señores Henkel y en ella laboraban 200 trabajadores diarios entre hombres, mujeres y niños. Nuevamente los campesinos solicitaron tierras en 1928, año en el que se les dotó de tierras de la hacienda de San Juan de la Cruz de Francisco Iglesias, pero no de la hacienda de San José y su anexa Guadalupe, que eran entonces de Luisa Henkel de Villada. Finalmente esta finca sí fue afectada con la ampliación que se hizo del ejido en La afectación fue de 119 ha de riego, 26 de temporal y 35 de pastal cerril que junto con otras tierras de las haciendas de San Juan de la Cruz, Magdalena y anexa San Diego, la ampliación fue de 470 ha, no obstante 150 personas quedaron sin parcela. 8. Ejido de San Felipe Tlalmimilolpan Este ejido pidió restitución de tierras en 1912 conforme al Plan de Ayala. Pidieron restitución de tres cabayllerías y media de tierra de un lugar denominado La Comunidad. Los vecinos informaron que desde tiempo inmemorial sus antepasados habían sido los dueños de esas tierras, dedicadas a pastizales para alimento del ganado. Los vecinos de San Felipe, pueblo que antiguamente se llamaba Felipe y Santiago Tlalmi- 28 Guadalupe Yolanda Zamudio Espinosa, ob. cit., p Ibid., p AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , vol. 186, exp. I-A-16.

18 Elvia Montes de Oca Navas 18 milolpan, pidieron la restitución del terreno ( ) que legítimamente pertenece en común a nuestro pueblo y del cual indebida e injustamente hemos venido siendo despojados. 31 Años después tuvieron que solicitar nuevamente las tierras, pues con la Ley del 6 de enero el gobierno carrancista desconoció toda dotación de tierra fundada en las leyes zapatistas. Uno de los problemas de más trascendencia y del cual depende el progreso y el bienestar de nuestra querida Patria es el problema agrario: los pueblos todos necesitan ejidos y necesitan también que la tierra no sea para un solo grupo de afortunados, sino que sea cultivada por el mayor número de individuos para que no se estanque la riqueza pública en beneficio de unos cuantos y en perjuicio de la colectividad. Por otra parte, la revolución entre otras finalidades de alto patriotismo persigue precisamente la idea de proteger al proletariado, de devolver a los pueblos despojados los bienes que les hayan sido detentados y de procurar por la reconstrucción Nacional. Multitud de ciudadanos han regado su sangre en los campos de batalla y hoy que por fortuna el triunfo es un hecho, venimos a pedir que nos restituyan lo que injustamente se nos quitó. 32 Entre los documentos probatorios presentados, había uno que en una de sus fojas tenía un sello de armas de la casa real española que decía Fernandus VI D.G. Hispañas Rex. Otro más fechado en 1756 y 1757 con un texto que decía que en el año 1616 ante el capitán y alcalde mayor de la provincia de Metepec habían comparecido Don Pedro de Altamirano, Juez Gobernador, y demás oficiales del pueblo de San Felipe Tlalmimilolpan, Santa María Magdalena, San Francisco y Nativitas y presentaron una escritura en lengua mexicana donde se les dio tierra en común a los cuatro barrios. Esas tierras eran pastos y más tarde las dejaron a las autoridades de Metepec para cubrir los 31 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 185, exp. I-A Ibid. gastos de las fiestas hechas en honor del santo patrono, San Juan Bautista. Después el pueblo de Metepec se apropió de esas tierras y ya no reconoció la propiedad original de los barrios, en este caso del de Tlalmimilolpan. Este trato había sido en 1616 entre los vecinos y el gobernador de la Provincia de San Juan Bautista Metepec. Más tarde, don Pedro de Altamirano les cambió esos pastos por otras tierras llamadas El Llano, mismas que al paso de los años pasaron a manos de Ramón Durán y Reyna, y después a los sucesores de Santiago Graff dueño del rancho San Javier. Las tierras originales de los vecinos de San Felipe Tlalmimilolpan, según sus declaraciones, habían sido ya ocupadas por hacendados y vecinos de Metepec. Los linderos se mencionaron hasta donde había un tronco de capulín viejo, o una piedra grande, un ojo de agua, una vereda, un cerrillo, una capilla, etcétera. Para 1916 ya estas tierras estaban en manos de los hermanos Graff formando tierras del rancho San Javier, quienes presentaron 22 fojas de la escritura certificada y calificaron las peticiones de los vecinos a todas luces temerarias. Estas tierras también le habían sido solicitadas a Madero cuando había sido Presidente, pero ( ) la decena trágica impidió nuestras aspiraciones. Después fueron solicitadas al gobernador Gustavo Baz. El mismo Emiliano Zapata le envió un comunicado a Baz el 25 de agosto de 1915 en el que le dijo que los demandantes debían ocupar las tierras demandadas y la finca del rancho de San Javier, pues los Graff ( ) no pagaron ninguna renta y bien puede resultar que si se les exige el pago de ésta, no alcanzará el valor del edificio en cuestión para cubrirlo. 33 La Comisión Local Agraria en 1916 declaró el documento presentado por los vecinos como ( ) absolutamente auténtico. Así lo demuestra el papel, los sellos, el carácter de la letra, la redacción y las firmas. 34 En 1918 la misma Comisión Local Agraria declaró que no eran suficientes los documentos presentados por los vecinos para demostrar el despojo de las tierras demandadas. Entonces los 33 Ibid., f. 7 v. 34 Ibid., f. 37.

19 El reparto de tierras en el municipio de Toluca 19 demandantes tuvieron dos posibilidades: o mostraban los títulos exigidos que los amparaban como poseedores en común de las tierras en litigio, o las demandaban por la vía de la dotación y se olvidaban de la restitución. Para entonces habían desaparecido los documentos presentados por los vecinos de San Felipe, nuevamente aparecieron en 1920 para ser declarados apócrifos por el paleógrafo de la Secretaría de Agricultura y Fomento Tomás Alarcón, a pesar de estar escritos en papel de la época, así como sus sellos, pero la firma del escribano no fue reconocida. Al pueblo de San Felipe no le quedó más camino que pedir dotación de tierras en El rancho de San Javier fue declarado como industria lechera y por lo tanto sus tierras no eran afectables. Finalmente la hacienda afectada fue la de Panzacola. En 1924 el gobernador dio 350 ha a los vecinos a la manera de dotación provisional, el dueño, Ramón Rodríguez, promovió un juicio de amparo y finalmente sólo les dieron 97 ha. ( ) con esta reducción tan exagerada de la tierra, numerosos jefes de familia con derecho a ella quedaron en la miseria, sin poder disfrutar del ejido y sin que las leyes agrarias, ni la revolución, ni nada, mejoraran un poco su antigua condición. 35 En 1932 pidieron ampliación del ejido pero les fue negada, pues, según las leyes correspondientes, debían pasar por lo menos 10 años después de haber obtenido tierras. En 1937 se amplió este ejido con tierras de las haciendas de El Ranchito y Santa María de las Rosas Yancuitlalpan, ambas propiedad de la Nación. Las gestiones de este ejido se extendieron hasta 1952, año en que le fueron expropiadas 16 ha de temporal para servicios públicos. Habían pasado 40 años desde que iniciaron sus gestiones en Óscar Dorantes Nava y Gabriela Martínez Álvarez, Monografía delegacional. San Felipe Tlalmimilolpan, Toluca, Méx., H. Ayuntamiento de Toluca , p Ejido de San Francisco Calixtlahuaca Este ejido pidió restitución de tierras que les pertenecían según la dotación hecha por el virrey don Luis de Velasco en Para 1917 esas tierras ya estaban ocupadas por varias fincas, entre ellas las haciendas Nova, Jicaltepec y Altamirano; lo mismo que las aguas que les habían sido donadas y que procedían del volcán. Ante la imposibilidad de demostrar su propiedad, los campesinos pidieron dotación que fue otorgada en 1927 afectando las haciendas La Laguna y anexa y la de Nova. Las gestiones se habían iniciado en 14 de enero de 1915, inmediatamente después de promulgada la ley del 6 de enero de Un testigo como de 80 años llamado Seferino Margarito dijo ser testigo que las aguas de los veneros que ocupaban las haciendas, también les pertenecían al pueblo. En la solicitud dirigida al gobernador Pascual Morales y Molina se dijo que: Uno de los ideales de la revolución triunfante y por la cual se ha derramado sangre de hermanos, es el de proteger a los pueblos oprimidos por los poderosos, apoyados por los Gobernantes anteriores. 36 Cuando llegaron los ingenieros a verificar la demanda, se enfrentaron los vecinos de San Francisco y San Marcos reclamando las mismas tierras. Llegaron hombres, mujeres y niños gritando y reclamando la tierra. Las gestiones se prolongaron hasta 1923 cuando los vecinos dijeron en su petición que había 561 individuos con derecho a tierra. El informe de los ingenieros de la Junta Local Agraria dijo que sólo eran 299. Las fincas vecinas y posibles afectadas era la de San Juan de la Cruz de Francisco Iglesias que tenía 660 ha, la de Altamirano de Soledad Pliego y Albarrán que ya había sido afectada por el ejido de San Mateo Oxtotitlán y que había quedado reducida a pequeña propiedad con tan sólo 80 ha. La hacienda Nova de 570 ha había 36 AHEM, Ramo: Comisión Agraria Mixta, , v. 186, exp. I-A-115, f. 02.

20 Elvia Montes de Oca Navas 20 sido dividida por la señora Fernández entre sus hijos José de Jesús, Esther. Guadalupe y María Luisa Fernández Moreno. Entonces la única finca posible de ser afectada era la de San Juan de la Cruz, pero los ingenieros recomendaron no expropiarla pues era una unidad industrial en la que trabajaban muchos trabajadores y que no podía ser reducida a pequeña propiedad, dada la cantidad de pastos que requería para el ganado productor de leche. La hacienda utilizaba maquinaria moderna tanto en la producción de pastos para el ganado, como en la de leche y sus derivados. Además, según los inspectores, los demandantes eran alfareros, sombrereros, comerciantes, obreros y músicos que no tenían derecho a dotación de tierras por no ser campesinos, además de que, según el reporte, ganaban en sus trabajos mejores salarios que en el campo, por lo tanto pronto lo dejarían abandonado. 37 En 1927 se les dotó de 164 ha 100 de La Laguna y anexas de Vicente Cordero Montes de Oca, y 64 de la de Nova de Guadalupe Moreno Vda. de Fernández. En 1936 solicitaron ampliación y se les dotó 473 ha de la hacienda San Isidro del Banco de Crédito Agrícola (13 ha de riego, 156 de temporal y 10 de bordos), hacienda San Diego de Guadalupe Moreno Vda. de Fernández (45 ha de riego y 40 de temporal), hacienda San José Buenavista de Alberto García (9 ha de riego) y hacienda San Martín la Puerta de Luz César de Pliego (200 ha de temporal). Aquí la resolución presidencial revocó la negativa que había dado el gobernador. 10. Ejido de San Juan Tiilapa Como muchos otros pueblos, los vecinos de San Juan Tilapa pidieron restitución de tierras en 1916, pero no pudieron probar su legítima posesión, por eso al año siguiente cambiaron su solicitud por dotación. En 1919 la Comisión Local Agraria hizo el estudio correspondiente y dictaminó favorablemente la petición. 37 Ibid. En 1922 el presidente Obregón dotó al pueblo de 360 ha de tierras laborables de la hacienda de Zacango de José C. Argüelles y Hnos. (335 ha de temporal y 25 cerril). El pueblo de San Juan Tilapa era parte del de Santiago Tlacotepec, esto fue durante el periodo colonial. En 1578 se le mercedó con cuatro caballerías de tierras para su fundación legal y poderse separar de Tlacotepec, pero fue hasta 1919 que San Juan Tilapa adquirió la categoría de pueblo. 38 Los campesinos trabajaban alrededor de 50 días al año en el campo, sembraban maíz, frijol, haba y maguey. Algunas de las tierras que les fueron dotadas en 1922, para 1949 seguían siendo causa de litigio con los vecinos de Calimaya, quienes, según los de Tilapa, les habían invadido tierras no sólo ejidales sino también comunales. El enfrentamiento entre pueblos por demandas de las mismas tierras, fue frecuente en la entidad y en este municipio. 11. Ejido de San Lorenzo Tepaltltlán Los campesinos de este poblado pidieron ampliación en 1934 y al levantar el censo ejidal se registraron 172 individuos con derecho a parcela ejidal. La hacienda afectable era la de Jicaltepec propiedad de Manuel Fernández Pliego que poseía 378 ha de pastal laborable. El ejido pidió también aguas del río Toluca, llamado también Verdiguel. Este ejido se amplió en 1940 con 89 ha de pastal laborable, tomadas de la hacienda de Jicaltepec de Manuel Fernández que en sus buenos tiempos tuvo cerca ce 1,000 ha, pero aún quedaron sin tierra 161 capacitados, a quienes les quedó la posibilidad de formar un nuevo núcleo de población cercano a tierras posibles de ser afectadas. Un telegrama fechado el 18 de marzo de 1940 dice: 38 Marino Iturbe Albarrán, Monografía delegacional. San Juan Tilapa, Toluca, Méx., H. Ayuntamiento de Toluca , p. 83.