uva de mesa Formas de aumentar el tamaño de las bayas y obtener el número adecuado por racimo

Transcripción

1 Las uvas apirenas, o uvas que presentan semillas muy pequeñas no perceptibles al comerlas, de forma natural producen bayas más pequeñas que las variedades con semillas. En este artículo se resumen un conjunto de técnicas que hacen que las variedades apirenas produzcan el número adecuado de bayas por racimo y que aumente el tamaño de las mismas, permitiendo su cultivo para consumo en fresco. Juan Carreño Espín. Grupo tle investigación de uva de mesa. Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA). Murcia. Formas de aumentar el tamaño de las bayas y obtener el número adecuado por racimo ariedades de uva de mesa apirenas son aque- Ilas que presentan bayas con unas semillas muy pequeñas y sin lignificar, verdes y blandas y no perceptibles al comerlas. En este tipo de variedades se produce una fecundación normal en la floración, comienza a desarrollarse la semi- Ila pero pronto se detiene su crecimiento, alcanzando finalmente un peso de unos 5 a 10 mg de peso fresco y de color verde, mientras que las semillas normales de una variedad con semillas pesan entre 30 y 70 mg y se lignifican, son muy duras, de color marrón y perceptibles al comer la uva. Este tipo de apirenia se denomina stenospermocárpica mientras que la apirenia partenocárpica es la de los frutos con ausencia total de semilla (desarro- Ilados sin fecundación), como ocurre en algunas variedades de uva tipo Corinto o en algunas bayas muy pequeñas (granillo) presentes en algunos racimos de variedades con semillas normales. Uvas apirenas existen desde hace varios siglos y aparecieron de forma natural, posiblemente por una o varias mutaciones que afectan al desarrollo normal de la semilla. La primera variedad culti vada de este tipo es la Sultanina, variedad tradicionalmente cultivada en varios países como Grecia, Turquía, Estados Unidos, etc. para la producción de pasas de uva sin semillas. La variedad Sultanina, así como una selección de ésta denominada Thompson seedless (en inglés: seed = semi Ila, less = sin), produce racimos largos con más de cuatrocientas bayas de pequeño tamaño (bayas de unos 2 g de peso y de menos de 14 milímetros de diámetro), por lo que no presentan un aspecto comercialmente atractivo para el consumo en fresco. En diferentes centros de investigación de uva de mesa de todo el mundo se han desarrollado programas de mejora basados en cruzamientos entre variedades con semillas y variedades apirenas y entre apirenas con apirenas (con el cultivo in vitro de los esbozos seminales y de los embriones), que buscan la obtención de variedades apirenas que produzcan racimos de una mayor calidad comercial con menos téc nicas de cultivo. Para consumo en fresco, el consumidor prefiere racimos con bayas gruesas (más de 4 g de peso y más de 17 milímetros de diámetro) y que no Ileguen a compactarse unas bayas con otras. Son racimos que pesan entre 500 gramos y un kilo y que tienen entre 100 y 200 bayas. EI tamaño de las bayas depende de muchos factores, principalmente del número de bayas por racimo que queden tras la fecundación y de la cantidad de ácido giberélico y de otras hormonas que sintetice la propia planta, principalmente ácido giberélico que sintetizan las propias semi- Ilas. Por ello, también influye el número de semillas por baya (a mayor número de semillas mayor tamaño de la baya). Las variedades apirenas, al detenerse el crecimiento de las semillas, biosintetizan menos ácido giberélico, produciendo por ello bayas más 66/Vida Rural/1 de febrero 2004

2 pequeñas que las variedades con semillas. Por ello la aplicación de ácido giberélico permite aumentar el tamaño de las bayas en variedades apirenas. EI uso de técnicas de cultivo que produzcan racimos con el número adecuado de bayas y que aumenten el tamaño de las mismas ha permitido el cultivo de variedades apirenas para el consumo en fresco desde hace varias décadas. En España el cultivo de estas variedades se inició hace sólo unos 18 años y la mayor parte del consumidor español desconoce que existen variedades de uva sin semillas porque la producción de uvas apirenas va destinada fundamentalmente a la ex portación a países tradicionalmente consumidores de este tipo de uvas como Inglaterra y Alemania. Las principales técnicas de cultivo que se utilizan en las variedades de uva apirenas son: tratamientos de ácido giberélico y/o citoquininas, poda de racimos y la incisión anular o anillado. Otras técnicas a tener en cuenta para mejorar la calidad y producción de variedades de uvas apirenas, pero que también se usan en variedades con semi- Ilas, son la aplicación de otros reguladores de crecimiento como citoquininas, etefón (que libera etileno), poda invernal adecuada a la variedad, coberturas con ma- Ila y plástico y programas de fertirrigación adecuados a cada variedad. Normalmente se aplica con atomizador, o con pulverizador dirigido a los racimos, cuando no interese mojar la vegetación. En algunos países también se aplica sumergiendo los racimos en recipientes con la disolución de ácido giberélico. Las aplicaciones de ácido giberélico en uva tienen diferente efecto según la época y la dosis en que se aplique: Tratamientos en prefloración Aplicado cuando los racimos tienen desde 7 cm hasta la prefloracíón, produce un ligero alargamiento del racimo que en algu nas variedades permite el que al engordar las bayas no se compacte mucho éste. Las dosis más usuales son entre 10 y 20 partes por millón (ppm). Hay variedades que no soportan este tratamiento porque les induce un mal cuajado, produciendo muchas bayas pequeñas sin fecundar que no son expulsadas (granillo) y/o producen un engrosamiento, retorcimiento y endurecimiento exagerado del raquis haciendo uvas no comerciales. De las variedades apirenas más cultivadas la Thompson seedles responde bien a este tratamiento. Las principales - técnicas de cultivo son: tratamientos de ácido ^iberélico y/o citoquininas, poda de racimos e incisión anular o anillado Tratamientos en floración EI ácido giberélico aplicado en floración disminuye el porcen taje de cuajado y, por tanto, el número de bayas que quedan en el racimo. Ello permite que, al quedar menos bayas, se aumente el tamaño de las mismas y que no se compacte el racimo. Este tratamiento es difícil de realizar correctamente puesto que cada variedad tiene unas exigencias en cuanto a la dosis y número de aplicaciones a realizar y el resultado depende también de la climatología en el momento de la floración (temperatura, humedad, Iluvia) y de las condiciones de cultivo, sobre todo del riego y fertilización que se viene realizando antes y durante la floración. Algunas variedades apirenas no necesitan, e incluso no toleran, ácido giberélico en floración porque de forma natural tienen un porcentaje de cuajado adecuado, quedando entre 100 y 200 bayas por racimo. Normalmente estas variedades no toleran estas aplicaciones o sólo a dosis muy bajas (inferiores a 1 ppm). Entre estas variedades se encuentran la Sugraone (conocida por muchos productores como Superior seedless) y Crimson sedles, entre otras. Hay que tener en cuenta además que las aplicaciones foliares de ácido giberélico producen un descenso en la diferenciación floral de las yemas que se está produciendo en esa época y que dará como consecuencia un menor índice de fertilidad de las yemas, esto es, menor número de racimos por sarmiento brotado en la campaña siguiente. Estas variedades sensibles a los tratamientos en floración son asimismo las más sensibles al descenso en la fertilidad de las yemas por aplicación Ácido giberélico Las plantas biosintetizan de forma natural más de setenta tipos de ácido giberélico (giberelinas) que se denominan GA1, GA2, GA3, etc. Desde hace ya muchos años en algunos cultivos agrícolas se usan giberelinas de síntesis, fundamentalmente la GA3, aunque también hay productos que Ilevan GA4 y GA7. En uva las aplicaciones de giberelinas se realizan mojando los racimos teniendo en cuenta que no se trasloca por lo que sólo hace efecto en las partes mojadas. La cobertura del cultivo con plástico antes de la brotación puede producir un adelanto en la maduración. 1 de febrero 2004/Vida Rural; 67

3 de ácido giberélico. Como veremos más adelante, también son las que menos exigencias tienen de giberelinas para engordar el fruto. Posiblemente son variedades que de forma endógena producen suficientes giberelinas tanto para un cuajado como para un engorde de bayas adecuado y sus necesidades sean nulas o muy bajas. Sin embargo, otras variedades son mucho más exigentes; así, Thompson seedless necesita dos o tres aplicaciones de áci do giberélico en floración a una dosis de unas 10 ppm por tratamiento, aplicadas aproximadamente al 15, 40 y 80% de la floración; a la variedad Flame seedless se le suelen dar dos tratamientos a 5 ó 7 ppm aplicados aproximadamente al 40 y 80% de la floración. Tratamientos para engorde tras el cuajado EI ácido giberélico aplicado una vez finalizado el cuajado de las flores y cuando ha terminado la caída de bayas y comienza el crecimiento rápido de las mismas (con diámetro de bayas de 4 a 6 mm) produce un aumento del tamaño de las bayas. Normalmente se realizan dos aplicaciones a la misma dosis con una semana de intervalo. Cada variedad tiene unas exigencias específicas en la dosis a aplicar. Como hemos visto anteriormente, las variedades que necesitan más dosis en floración son las que también necesitan más dosis para engorde. Así, Thompson seedless o Flame seedless necesitan dos aplicaciones a 40 ppm cada una, mientras que a Crimson seedless se le realiza dos aplicaciones de 7 ó 10 ppm. Hay que recordar que en variedades sensibles al ácido giberélico las dosis altas producen un descenso en la fertilidad de las yemas para la cosecha siguiente si se moja la vegetación. Por ello, en este tipo de variedades, como la Sugraone, si se desea aplicarle ácido giberélico para conseguir un ligero aumento del calibre de bayas, se debe realizar localizado sólo a los racimos, por inmersión de los mismos o con un pistolete curvo mojándolos de arriba abajo. Para mejorar un poco el efecto de los tratamientos con ácido giberélico en el engorde de las bayas es aconsejable bajar el ph de la disolución hasta 5,5 0 6 con mojantes comerciales acidificantes o con ácido fosfórico y añadir un abono foliar con aminoácidos. También hay que tener en cuenta que a mayor dosis de ácido giberélico y cuanto mayor calibre de bayas se consiga por esos tratamientos, se produce un mayor retraso en la maduración de las uvas y un descenso en la coloración, que puede ocasionar problemas en variedades muy precoces (por retrasar algo la maduración) o en variedades rojas (por ocasionar falta de coloración). Citoquininas Aplicaciones de citoquininas, o de productos que las contengan, en la misma época que se aplica el ácido giberélico para engorde pueden producir un ligero aumento del calibre de las bayas por provocar un aumento en la división celular. De entre los productos con efecto citoquinina está el Florclorfenuron, también conocido por las siglas CPPU que se aplica a dosis comprendidas entre 5 y 10 ppm en variedades de color amarillo y a unas 2 ppm en variedades rojas. Este produc- to no está todavía registrado en España. También existen algunos productos nutricionales como abonos foliares a base de algas ricas en citoquininas, aunque su concentración en citoquininas es muy inferior al CPPU. Todas las citoquininas, además de producir un aumento en el calibre de las bayas, causan un retraso en la maduración de las uvas y una considerable pérdida de coloración de las bayas, pérdida que puede ser muy grave en varieda des rojas que presenten frecuentes problemas de coloración, como pueden ser Flame seedless o Crimson seedless. La ventaja que presentan las citoquininas frente a las giberelinas para el aumento de tamaño de las bayas es que no disminuyen la fertilidad de las yemas para la cosecha próxima. Se puede realizar una combinación o mezcla de los dos fitoreguladores a sus dosis normales para potenciar el efecto de ambas. Técnicas culturales Incisión anular o anillado EI anillado consiste en quitar un anillo de 2 a 5 mm de ancho de ^ <^!;..4+'?r$`

4 _ ^ corteza, del cambium hacia fuera, que contiene el floema con los vasos cribosos que transportan la savia elaborada. Con ello se interrumpe durante unos diez a quince días el transporte de nutrientes elaborados (azúcares, hormonas, etc.) del anillo hacia debajo, concentrándose en la parte aérea de la planta y produciendo un incremento en el tamaño de las bayas de un 10 a 15%. Esta operación se realiza en el mismo período que el primer tratamiento de ácido giberélico para engorde de bayas, esto es, con bayas de unos 4 a 6 mm de diámetro. A los diez o quince días se produce en el corte un callo que va cicatrizando la herida hasta restablecer la circulación de la savia elaborada hacia el tronco y raíces de la planta. EI anillado se puede hacer tanto en la base del sarmiento productivo dejado en la poda invernal ( uvero), con unas tijeras especiales para ello, como en los brazos o en el tronco con una navaja especial de doble corte. Lo más práctico es realizarlo en el tronco porque con una sola incisión anular sirve para toda la planta. EI anillado en el tronco con navaja de doble filo de anchura de unos 3 mm no debe comenzarse hasta que el diámetro del tronco alcance al menos unos 4 cm para evitar debilitar excesivamente a la planta. Si se desea realizar en plantas más jóvenes, no conviene quitar anillo sino realizar un solo corte hasta el cambium con una tijera especial para ello, similar a las utilizadas para anillar cítricos o frutales. En plantas adultas también se puede hacer el anillado de un solo corte. aunque el efecto sobre el engrosamiento de las bayas es menor. Hay que tener especial cuidado al realizar esta operación, sobre todo en no pasar del cambium al realizar la extracción del anillo 0 del corte y en no desgarrar la corteza que queda tanto por arriba como por debajo del anillo. Cuando se Ilega al cambium se aprecia tanto un cambio de coloración en la madera, que es más blanca, como en que es más dura. Frecuentemente ocurre lo contrario, que por tener miedo no se termina de eliminar el floema y el ani- Ilado queda incompleto, con mucho menor efecto en el engrosamiento de las bayas. Para evitar esto, conviene repasar el anillado transcurrido al menos media o una hora, y si se observan como unos hilos verticales, cortarlos con una navaja normal o con la misma navaja de anillar. Cuando se producen desgarros de la corteza es aconsejable cubrirtoda la incisión anular con una cinta de unos 5 cm de ancho, dando un par de vueltas y apretando sobre la corteza, con la finalidad de que vuelva a unir la corteza desprendida al cambium y se repare la herida ocasionada (puede utilizarse una cinta adhesiva de las utiliza das para cerrar cajas de cartón). Aunque varios autores citan que el anillado produce un retraso de la maduración, en realidad ocurre lo contrario, se produce un adelanto tanto en el inicio de envero como en la maduración. Sin embargo, es posible que una vez madura la uva contenga algo menos de azúcar que las uvas maduras de plantas no anilladas, pero por el efecto conocido de que a mayor calibre del fruto suele contener menos azúcar. Si el anillado se realiza al inicio del envero, se produce un adelanto en la maduración y una mejor coloración de las bayas, pero prácticamente no afecta al calibre de las mismas. Eliminación de racimos La eliminación de racimos es una técnica común para variedades con semillas o apirenas. Con- ^ s ^ ^ ^ ^, ^ ^ ^ ^ " ^ ^ ^ ^ ^. * Altos porcentajes de desarrollo * Eficaces durante los tratamientos de herbicidas * Protegen su vid de los animales roedores * Se distinguen de los protectores de tubo, al ser reutilizables para otras plantaciones ^- ^- - ^- ^..

5 Poda de racimos Una vez que se ha producido el cuajado de las flores y la caída natural de bayas, se observa si el número de bayas que ha quedado por racimo es el adecuado para una óptima calidad que, según variedades, es de unas 100 a 150 bayas. Si hay más bayas, siste en eliminar racimos con la finalidad de ajustar la producción a la apropiada para mejorar la calidad de la cosecha. Como es obvio, es obligado hacerlo cuando hay un mayor número de racimos por planta al necesario para ello. Esto ocurre frecuentemente en variedades con un índice de fertilidad (número medio de racimos por sarmiento) elevado, próximo a dos. En este caso hay que eliminar racimos dejando uno por sarmiento. Si se realiza después del cuajado, podemos dejar los mejores racimos (con un número óptimo de bayas). Si des- pués de realizar ésta operación aún quedan demasiados racimos, conviene eliminar más racimos eligiendo los más defectuosos o que estén en sarmientos más débiles, que suelen ser los de la base del uvero. Para realizar bien esta operación, hay que determinar cuántos racimos se deben dejar por planta para optimizar la máxima producción con la calidad requerida. Ello depende de la edad y vigor de las plantas, de la variedad y del resto de técnicas que se vayan a realizar. Como en todo, es la experiencia la que indica el número más apropiado de racimos que se deben dejar. Entre los productores que no están habituados a realizar esta operación es frecuente observar bastante diferencia de calidad de unos años a otros y de unas plantas a otras. conviene podarel racimo para eliminar bayas y ajustarlas a ese número aproximadamente. Las primeras variedades apirenas cultivadas, como Sultanina, Thompson seedless o Flame seedless, EI anillado se puede hacer en el tronco con una navaja especial de doble corte. son muy exigentes en la poda de racimos puesto que, a pesar de los tratamientos de ácido giberélico en floración, suelen quedar muchas más bayas de las idóneas. Cuando los racimos son muy largos, conviene despuntarlos, dejándolos de 15 a 20 cm de longitud. También se eliminan algunas ramificaciones laterales del racimo hasta dejar aproximadamente el número de bayas deseado. Para facilitar el trabajo a los operarios, se puede sistematizar la poda a realizar. Así, por ejemplo, en la variedad Thompson seedless es frecuente la poda de racimos, consistente en quitar los dos primeros hombros si son muy largos, dejar los cuatro siguientes, quitar los tres siguientes, dejar los tres siguientes, quitar los tres siguientes, dejar los tres siguientes y despuntar. Para cada una de este tipo de variedades conviene hacer una prueba preliminar, sistematizarel tipo de poda y adiestrar a los operarios para facilitar y uniformar la poda de racimos. Las variedades apirenas de aparición más reciente, como Sugraone, Crimson seedless, Autumn royal, etc., son mucho menos exigentes en poda de racimos puesto que, con o sin tratamientos de ácido giberélico en floración, quedan con un número casi adecuado de bayas en el racimo. Según como haya quedado el cuajado, a veces es suficiente con un despunte y una ligera poda en los racimos que se observen más compactos quitando algunas ramificaciones laterales. En muchas plantaciones de estas variedades no se realiza poda alguna, aunque para mejorar y uniformizar la calidad de los racimos conviene podar los que se observen más cuajados. En racimos algo largos el despunte produce una mayor uniformidad en la maduración de las bayas. En variedades de maduración precoz el despunte de racimos puede posibilitar adelantar el comienzo de la cosecha. Otras técnicas comunes con variedades con semillas Además de una serie de operaciones tradicionales en el cultivo de uva de mesa, como desbrotado o desroñe, deshojado, descuelgue de racimos, tratamientos fitosanitarios y riego y fertilización adecuados al tipo de variedad y sistema de cultivo, hay otras técnicas comunes en variedades apirenas y con semi- Ilas que pueden utilizarse para mejorar la calidad y productividad y que exponemos de forma resumida: - Aplicaciones con etefón a una dosis de unas 600 ppm al 80% del envero pueden mejorar y uniformar la coloración de las bayas en variedades rojas que puedan presentar problemas de falta de coloración, como son Flame seedless, Perlona o Crimson seedless. Hay que tener en cuenta que este tratamiento produce un ligero ablandamiento de las ba yas por lo que sólo se debe realizar en variedades de textura crujiente. La cobertura del cultivo con plástico antes de la brotación, en los meses de diciembre o enero, puede producir un adelanto en la maduración, lo que es muy interesante para variedades tempranas. EI plástico se coloca tanto por encima como por los laterales de la plantación para producir un aumento de temperatura en el cultivo. AI estar la plantación cubierta con plástico en el momento de la floración, se evita que los racimos se mojen por la Iluvia o el rocío y produce una mayor temperatura en este período, por lo que mejora el cuajado y disminuye el granillo en variedades precoces y muy sensibles a este problema, como es la Sugraone. Asimismo, por producir una mayor temperatura en todo el período de floración y crecimiento de las bayas, que es el período de diferenciación floral, da lugar a un aumento de la fertilidad de las yemas, por lo que mejora la producción para el año siguiente. Como en otros cultivos bajo plástico, conviene conocer bien el manejo de apertura y cierre de los laterales del cultivo para evitar subidas excesivas de temperatura en el cultivo. Cuando las temperaturas son muy elevadas constantemente, a mediados de junio, conviene retirar total o parcialmente el plástico para evitar problemas fúngicos y de retraso de rnaduración por excesiva temperatura. - La cobertura con plástico antes de las Iluvias otoñales (a partir de mediados de agosto) en variedades tardías evita que se mojen los racimos por Iluvia o por rocíos, disminuye considerablemente los problemas fúngicos y permite mantener más tiempo las uvas en la planta, por lo que permite alargar el período de comercialización de este tipo de variedades. Una vez finalizada la cosecha también se retira el plástico. n 70/Vida Rural/1 de febrero 2004