.,.Dora, Lacan y el proceso dialéctico en el análisis

Transcripción

1 .,.Dora, Lacan y el proceso dialéctico en el análisis ** Alberto Dobisky "El develamiento del significante más escondido, que era el de los misterios, estaba para las mujeres reservado." Jacques Lacan En el artículo "ntervención sobre la transferencia" Lacan realiza una reconceptualización sobre el tema de la transferencia y de la histeria. Lugar propicio para el ingreso a la lectura de su obra. La lectura de dicho artículo y de otros durante el seminario dio lugar a una serie de puntualizaciones e ideas, que actuaron como germen catalizador del presente trabajo. La histeria es un concepto transhistórico. Plantea a la humanidad el problema del sujeto del inconsciente. nterroga el discurso de la medicina. Y en este desafío, el psicoanálisis se vincula, por su origen mismo, con la histeria. " Presentada en el seminario del Dr. Jorge Linietsky (colaborador: Dr. Carlos Weisse), en el segundo cuatrimestre de "* Dirección: Gurruchaga 2345, 2~"D", (1425) Capital Federal, R. Argentina.

2 1174 Alberto Dobisky La histeria le plantea al hombre varios interrogantes, quizás el más significativo enunciado por Lacan es: " Qué es ser una mujer?" La respuesta la tiene el hombre. Piera Aulagnier lo dice de esta forma: "La feminidad es el no poder ser reconocida sino por otro. Frente al espejo, una mujer podrá sentirse hermosa o fea, joven o vieja, pero ningún canon estético, ningún punto de referencia visible podrá asegurarla con respecto a lo que es, sin embargo, el punto focal de su problema. La feminidad es aquello que la confesión del hombre confiere, y es importante decir que la investidura de su estatuto de deseada no descansa, para ella, en ningún punto de referencia de la realidad objetiva. Sólo el hombre puede decir si ella posee o no lo que él desea en ella... Enfrentado con la desnudez de la mujer y lo que en ella se devela, el hombre apartará su mirada del punto focal para dejarla vagar sobre esa aura, esa franja luminosa periférica del ser que él llamará la feminidad." El deseo de la histeria es productor de saber en el hombre. La histeria es productora de saber, y es ajena a ese saber que ella misma ha generado. Lacan dice que la entrada en análisis implica una histerización, en tanto la pregunta al analista es: " Quién soy?" Jacques-Alain Miller lo explica así: "Digamos que el sujeto, en su entrada en análisis, se coloca en oposición simbólica con el sujeto supuesto al saber en su lugar en el Otro, por el llamado que se hace a un sujeto supuesto al saber en la realidad, sujeto supuesto al saber que puede ser cualquiera... El síntoma, en tanto analítico, se constituye por su captura en el discurso del analista, gracias al cual, transformado en demanda, queda enganchado al Otro. El cierre del síntoma por el analista, en tanto éste, agregándose a él, lo complementa con el objetivo implícito de restituirle su sentido, tiene entonces como consecuencia la histerización del sujeto, lo que quiere decir su apertura al deseo del Otro [... ]" En el método del apremio, se observa que la mano en la frente es el apremio para que la histeria hable de su conocimiento. Ella lo lleva de la mano, aunque él ocupe el lugar de amo. Freud es llevado allí por un deseo, algo que lo habita y referido a la mujer. Se trata de una estructura de insatisfacción, donde la inconformidad y el deseo de Freud tienen respuesta en la histeria. El discurso histérico es totalmente relativo a la demanda de Freud (del analista), aunque

3 Sección monografías 1175 él no se percate de ello. El campo analítico transcurre en estos interrogantes: -"Usted tiene la palabra." -"Yo no sé y usted tampoco." Es decir, que estamos ante un saber sin sujeto. En "ntervención sobre la transferencia", Lacan hace una lectura hegeliana del historial de Dora. Mientras Descartes plantea al sujeto como agente, y dice: "Pienso, luego soy", Lacan afirma: "Pienso donde no soy", "Soy donde no pienso". De esta forma hace referencia a la imposibilidad de la autorreflexión sobre sí. No habla de intersubjetividad, habla de un pacto simbólico entre el paciente y el analista, donde la palabra es agente del sujeto. Entonces, entrar en un discurso es producir un sujeto. La verdad puede ser definida como juego de tesis y antítesis. Hay una verdad para cada estructura, y cada estructura va a posicionar al sujeto. La verdad posiciona al sujeto en una estructura, le da un lugar, lo sobredetermina. La dialéctica proviene de diálogo, dos logos, dos razones que se confrontan. El interjuego de estos desacuerdos provoca el pacto simbólico. La dialéctica es el instrumento con que Lacan lee el historial de Dora. La dialéctica hegeliana implica un sistema para pensar la verdad. Se produce una afirmación y luego la negativízación de la misma, para llegar a una síntesis (negación de la negación), que integra las dos proposiciones. La primera inversión dialéctica negativiza la primera afirmación y permite luego la conjugación en una síntesis integradora de las proposiciones. En Dora, Lacan nos propone: Desarrollo de la verdad nversión dialéctica 1. Padre y Sra. K, amantes. Galanteos del Sr. K. Padre hace que no lo ve. Dora, posición de víctima. (afirmación- tesis) 2. (síntesis) Complicidad de Dora. dentificación con el Padre. Qué significan los celos? (tesis) 1. Cuál es su parte en esta historia? (negación-antítesis) 2. Hay enmascarado un interés por la persona del sujeto-rival - - ~ Sra. K. (antítesis)

4 1176 Alberto Dobisky 3. (síntesis) Atracción por la Sra. K. Cómo no le tiene rencor y le es tan leal? (tesis) 3. Lacan La Sra. K es el misterio de su propia femineidad. Femineidad corporal. (antítesis) 4. (síntesis) Recuerdo infantil. dentificación con el hermano, con el Sr. K y Freud. Relación agresiva con los hombres. La mujer es un objeto imposible de desprender de un primitivo deseo oral. Dora en relación a la Sra. K. En el primer desarrollo, Dora afirma: "Esta es la verdad". Freud se sorprende por la falta de lagunas mnémicas. Los recuerdos son argumentos. Es el discurso habitual de la histeria -la reivindicación-, la otra forma de presentarse es la sintomática. La antítesis nos muestra que otra es la verdad. Freud está suponiendo algún deseo en Dora. El segundo desarrollo de la verdad muestra una cadena significante, en la que Dora tiene un lugar. Hay un significante maestro en la estructura: impotencia - - ~ verrnogen ~ - - fortuna La identificación de Dora al padre es favorecida por la impotencia de éste. En Dora, la madre inviste al hermano, pero no a ella. No la inviste como falo imaginario; sí a su hermano. Dora se identifica con su hermano (identificación viril en el yo). En la identificación imaginaria se trata de ser el falo, lo que le falta a la madre y lo que la madre desea; por lo tanto, es ser lo que la madre desea (primer tiempo del Edipo). Se trata de una identificación constituyente del yo, es la apertura con el semejante y la relación y rivalidad con el mismo. En el estadio del espejo se constituye la estructura. Es la imago de formación del yo, según Lacan

5 Seccián monografías 1li7 situada entre los seis y los dieciocho meses, y se corresponde con la posición depresiva de Klein. Primero hay una captación de sí, de su cuerpo - - ~ imago del yo. Se ve en el espejo y es allí (en el espejo) donde no es. Es una imagen que se le anticipa, porque no tiene aún imagen de sí mismo (autoconciencia). Es capturado desde allá. La imagen viene de afuera, y el yo, en consecuencia, es constituido desde una exterioridad. En síntesis, es una imagen enajenada, anticipada y constituyente. Esta estructuración es insuperable; sobre esto no se progresa; es la estructura del yo para siempre. Esa imagen unificada despierta en el niño una vivencia maníaca (yo ideal), primer narcisismo que da lugar a la apertura social. Dicha imagen se plasma ante la mirada de la madre. La identificación simbólica funda el ideal del yo. También es denominada identificación al rasgo unario (significante estructurante del sujeto y que funda la cadena significante) o identificación de salida del Edipo. Como vimos, Dora la hace con el padre. Los síntomas de Dora recuperan la identificación con el padre (disnea-tos-afonía-catarro). Cuando el padre se enferma, Dora se ubica como falo del padre, lugar identificatorio -condición histerógena-. El padre se cura y recupera el falo, Dora responde con la disnea, que es un llamado a la castración del padre para recuperar su lugar fálico. Por otro lado, el síntoma queda asociado al jadeo del padre en la relación sexual. Dora tiene que hacer el pasaje "de no ser a no tener el falo". En la histeria este pasaje está obstruido. No tiene al padre como objeto, sino como identificación viril. Si tuviera el objeto podría acceder a la femineidad. Mientras que en la segunda inversión dialéctica los celos encubren el interés por la Sra. K, en la tercera inversión (la que Freud no hizo), se objetiva que la Sra. K representa el misterio de su propia femineidad. Lo que importa no es la Sra. K, sino lo que ella representa. Esta tercera inversión implica destituir a la Sra. K como objeto de interés homosexual. Ella es por lo que representa. Habría un mismo error que Freud repite en el tratamiento Dora: - No interpretar la transferencia positiva - No interpretar la relación Dora-Sra. K Lacan dice: "La negación con que Dora habría acogido la observación por parte de Freud de que ella le imputaba las mismas intenciones de

6 1178 Alberto Dobisky que había manifestado el Sr. K, no hubiese cambiado nada al alcance de sus efectos. La oposición misma que habría engendrado habría orientado probablemente a Dora, a pesar de Freud, en la dirección favorable: la que la habría conducido al objeto de su interés real. Y el hecho de haberse puesto en juego en persona como sustituto del Sr. K [... ] habría preservado a Freud de insistir demasiado sobre el valor de las proposiciones de matrimonio de aquél". Luego Lacan agrega: "Si Freud en una tercera inversión dialéctica hubiese pues orientado a Dora hacia el reconocimiento de lo que era para ella la Sra. K, obteniendo la confesión de los últimos secretos de su relación con ella, qué prestigio no habría ganado él mismo (no hacemos sino tocar aquí la cuestión del sentido de la transferencia positiva), abriendo así el camino al reconocimiento del objeto viril? Esta no es mi opinión, sino la de Freud". Michel Silvestre, en este mismo sentido, escribe: "La histérica, a través de su impulso amoroso, apunta a un objeto señalado fuera de la transferencia, no en el pasado sino en el presente. Se sabe que Freud, al mostrar muy rápido esa diferencia, hace huir a Dora, que le cierra la puerta en las narices. Sucede que Dora rechaza la angustia y prefiere conservar su síntoma, antes que decir su fantasma, en el que 'la mujer' ocupa el lugar de objeto". Posiblemente haya sido la interpretación de Freud la que creó la resistencia. No realiza la tercera inversión dialéctica y produce una transferencia hostil, que se apoya en la identificación viril de Dora y su rivalidad con los hombres. Freud no puede operar la reducción simbólica de la transferencia (ubicar la pregunta). Ligado al estatuto de la Sra. K - - ~ " Qué es ser una mujer?" Se queda atrapado en la relación dual, imaginaria. El camino podría haber sido interpretar el posicionamiento Dora-Sra. K - - ~ hombre, y luego interpretar la transferencia erótica. La identificación viril de Dora la sitúa como sujeto de un deseo viril. Falta el pasaje a ser objeto del deseo de un hombre. Lacan espacializa a los personajes del historial de Dora, en este esquema:

7 Sección monografías 1179 En el eje imaginario se juega la relación Dora-Sr. K, se juega el yo de Dora identificado con el Sr. K. El lugar del sujeto es el lugar que el yo no recubre, la Sra. K ocupa el lugar de sujeto, el lugar de la pregunta -- ~ " Qué es ser una mujer?" La Sra. K es el objeto que interesa a Dora, la que, identificada con el Sr. K, toma un lugar en relación a la Sra. K. Padre Dora Sra. K Sr. K Sra. K Dora Dora se pone en posición de recibir el amor del padre. Entonces acepta a la Sra. K y propicia la relación padre-sra. K, más allá de ella, en tanto el Sr. K ubique una serie inversa y equivalente. Donde el Sr. K ame a la Sra. K y más allá de ella ame a Dora. En el segundo eje Dora restituye su lugar y se identifica con la Sra. K. Esta estructura se rompe en la escena del lago cuando el Sr. K dice: "Mi mujer no es nada para mí". En tanto la Sra. K encarna la función femenina, que es para Dora la representación de aquello en lo cual ella se proyecta como siendo la pregunta. Ella es ella sobre el camino de la relación dual con la Sra. K. Las palabras del Sr. K producen la tachadura de Dora y de la Sra. K: Padre ~ ~ Sr. K :C ~\. K j}l\a

8 1180 Alberto Dobisky Dora queda reducida pura y simplemente al estado de objeto, y se rompe la especularidad con el Sr. K. Se ve llevada a la neurosis. La histeria es propiciadora del deseo del hombre mientras no se la ubique a ella como objeto. Nos situamos ahora ante el siguiente interrogante: Cuál es el lugar del analista en el proceso dialéctico? Se podría contestar diciendo que el registro del proceso dialéctico es inversamente proporcional al registro del proceso de la transferencia. El lugar del analista tendría que ser aquel capaz de producir una inversión dialéctica. La inversión dialéctica produce una escisión del yo, funda el campo de la palabra y la necesariedad de otro. Funda a otro sujeto distinto del sujeto del enunciado. Toda entrada en análisis implica la producción de un sujeto. La transferencia que se instaura es la transferencia analítica, de saber, de trabajo, simbólica. No se trata de la transferencia imaginaria. Decíamos que el lugar del analista debería ser aquel capaz de producir una inversión dialéctica. Ese lugar debe ser excéntrico al material, por fuera. Es excéntrico a la hipótesis para poder negativizar el discurso y producir la inversión. El analista ocupa un lugar exterior al registro de lo imaginario, ocupa el lugar del Otro. Es un Otro sujeto no especular, lugar de las operaciones de la palabra, de significantes. Desde el lugar del Otro se puede atravesar el registro de lo imaginario y constituir un sujeto. La relación imaginaria es un muro del lenguaje que debe ser atravesado para constituir un sujeto, ya que el desmonte de lo imaginario genera un movimiento, donde el yo se acerca al sujeto. La lectura de la transferencia debe hacerse en el registro del significante, que se puntualiza desde el lugar del Otro. Un Otro estructurante del sujeto, que encuentra su lugar en el aparato simbólico, lugar de reconocimiento y campo de los significantes.

9 Sección monografías 1181 Bibliografía Aulagnier, Piera, El deseo y la perversión. La feminidad. Sudamericana, Buenos Aires, Freud, Sigmund (1905), "Análisis fragmentario de una histeria" (Dora). B.N., 3. Lacan, Jacques, "ntervención sobre la transferencia", en Escritos. l. Siglo Veintiuno, México. -, "Función creadora de la palabra", en El seminario. l. Los escritos técnicos de Freud. Paidós, Buenos Aires. -, "Los esquemas freudiano s del aparato psíquico", en El seminario. 2. El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalitica. Paidós, Buenos Aires. -, "La pregunta de la histeria", en El seminario. 3. Las psicosis. Paidós, Buenos Aires. -, Las formaciones del inconsciente. Nueva Visión, Buenos Aires. (1957), Seminario 4. "Las relaciones de objeto y las estructuras freudianas". Míller, Jacques Alain, "Dirección de la cura", en Clínica bajo transferencia. Manantial, Buenos Aires. Nasio, Juan David, "El inconsciente, la transferencia y la interpretación del psicoanalista". REV. DE PSCOANÁLSS, XL, 6, , El magnífico niño del psicoanálisis. Gedisa. Silvestre, Michel, "Dirección de la cura en la histérica", en Clínica bajo transferencia. Edición citada.