"El Padre Real" $ xfx

Transcripción

1 "El Padre Real" (*) Versión De La Intervención En La Mesa Redonda Que Bajo El Mismo Título Tuvo Lugar En Las Jornadas "el Padre En La Clínica Lacaniana", Realizada Por La Escuela Freudiana De Buenos Aires, En Julio De En Dicha Mesa También Intervinieron Rolando Karothy, Isidoro Vegh Y Norberto Rabinovich. Publicado En "el Padre En La Clínica Lacaniana". Varios Autores. Escuela Freudiana De Buenos Aires. Homo Sapiens Ediciones. Víctor Iunger $ xfx No es ahora cuando voy a empezar: ya empecé en el momento en el que hice los trazos de las letras del matema. Mediante un gesto, en cierto sentido imaginario de lo simbólico, transformo en escritura, real de lo simbólico, algo que, desde mi punto de vista, en la teoría psicoanalítica es particularmente difícil definir si no es mediante una fórmula. Y esa fórmula permite, según dice Lacan, ciento veinte lecturas diferentes. En seguida se verá la pertinencia de ésto. Hablar del padre real implica -por lo menos éste será hoy mi camino- introducirme en el tema mediante algunas preguntas Qué queremos decir en psicoanálisis cuando decimos "padre" y cuando decimos "madre", puesto que no se trata de la novela de las cinco de la tarde?. Ambos implican, en primer lugar, una precedencia lógica con respecto al sujeto en la serie de las generaciones. En segundo lugar, son los que engendran o sostienen el lugar inmediato de su origen, ya sea en la realidad o en la novela familiar de cada uno. En qué se diferencian? Voy a decir algo un poco revulsivo, tal vez por esquemático. La madre, a mi juicio, radicalmente se define como instancia de goce: como fusión en el goce, dimensión de la Cosa, das Ding. Esta fusión se ubicaría topológicamente en una topología de superficies, como la identificación: el hacer uno a partir de dos líneas que son bordes de dos superficies diferentes; al hacerlas una, coloca esas superficies en continuidad. Este sería el aspecto fusional del goce. Y padre? Qué es un padre? Yo diría que es esencialmente corte - Página 1 de 5 -

2 o agente de corte. Aún cuando un goce se juega allí, aun cuando una dimensión de goce puede ser esencial a este padre, se trata de un goce que separa dos vertientes. Es un goce que separa; está funcionando como operación de separación. Ese goce se interpone entre el hijo y la madre: desde el lado del hijo, impidiéndole acceder a ella; desde el lado de la madre, impidiéndole reintegrar su producto, fusionarse con él. El falo de ese padre se ofrece para el goce de esa madre e impide que el hijo ocupe ese lugar. Pues bien, hecho este planteo, qué querrá decir "padre real"? Lacan acuña el término, si no me equivoco, a partir del Seminario 4, y lo mantiene a lo largo de su obra; pero el contexto en que va siendo usado varía. Yo diría que el padre real designa una instancia que como tal sólo es situable lógicamente como escritura. En el punto en el que uno trata de hacer semántica de esto; es decir, darle significación a esta escritura, en ese punto algo de la dimensión del padre real se pierde. La fórmula que escribí en el pizarrón dice lo siguiente: existe alguna x, existe alguien, al menos uno, que dice que no a la función fálica. "Existe al menos uno" para el cual la castración no es tal. Pero ya estoy haciendo semántica. El solo hecho de hablar de esa fórmula implica poner en juego significaciones, y, como verán enseguida, aunque intente con mis significaciones mantener el asunto en el orden de lo real, me voy a deslizar hacia el plano de lo imaginario; y no sólo porque el significado es imaginario. Decir que no a la castración, decir que no a la función fálica, implica que para ese "existe al menos uno" hay en juego un goce absoluto; un reservorio de todo el goce; todo el goce para él. Inmediatamente, me veo llevado a seguir a Lacan y colocar allí aquella creación freudiana, de un padre de la Horda Primitiva; padre que goza de todas las mujeres, que tiene todo el goce para sí, padre terrible que impide el acceso de los hijos al goce de las mujeres. Como ustedes verán, ya en la misma definición conceptual, aunque estoy tratando de definir al padre real, por este costado del terror estoy introduciendo el registro de lo imaginario; y por el costado de ese impedimento, de impedirle al hijo acceder al goce de todas o algunas mujeres, ya estoy anticipando una prohibición; la estoy anticipando, no es todavía simbólica. Es decir que, si recurro al mito, ya la noción de padre real se atenúa en la intersección de lo real con lo imaginario Como situar clínicamente su presencia, su eficacia? Cuáles son las instancias donde podemos reconocer en la clínica a este padre real? Cómo lo encontramos? Propongo acá cambiar de terminología: cuando salgo de esa escritura, de ese concepto lógicamente estructurante en cuanto a la función del padre, llamado "padre real ", ya tengo que formular una cierta atenuación; la atenuación que implica el anudamiento de los tres registros con relación al padre. Necesito entonces otra instancia, otro nombre para este concepto. Ya no voy a hablar del padre real: prefiero hablar de lo real del padre. Esto me permite por lo menos - Página 2 de 5 -

3 ordenar la cuestión: lo real del padre, lo imaginario del padre, y lo simbólico del padre. Hablando de lo real del padre, cómo lo encuentro?. Lo encuentro, en la clínica, como función de presencia: alguien sostiene, soporta el lugar de agente del acto; alguien soporta en lo real el lugar del padre simbólico. Esa instancia de soporte, de presencia, la planteo como una dimensión real del padre. No porque no tenga que ver con lo imaginario: presenta revestimientos imaginarios. Pero teóricamente necesito darle esa particularidad semántica: real del padre. En segundo lugar, algo que ha tenido en esta Jornada, por lo menos en los trabajos que escuché, una presencia muy significativa: la llamada père-version. Como ustedes ya saben, a partir del francés esto quiere decir: versión del padre. Ahí podemos situar clínicamente, por un lado, un goce de ese padre que hace exceso a su función metafórica; hace exceso a su función de Nombre del Padre en lo simbólico; un exceso que tiene que ver con un goce de ese padre. Al mismo tiempo, esa versión del padre implica una versión hacia el padre. Pére-versión, como versión hacia el padre: el amor del hijo hacia el padre sostiene, en coalescencia con el goce del padre, ese goce. Esto es situable clínicamente. Hay una tercera instancia, que es una particularidad respecto de la anterior, pero voy a plantear cómo se diferencia: es la instancia del superyo. Yo no creo que se deban identificar esas dos funciones, la Père-version y el superyó. Si bien muchas veces lo que encontramos como Père-version es del orden del superyo, no todo lo que es del orden del superyo es père-version, ni todo lo que es père-version es del orden del superyo. Hay vertientes del superyo no particularmente desarrolladas por Freud, aunque sí dentro del psicoanálisis; Freud lo insinúa en un trabajo y Lacan habla de esto en algunos lugares. Es la vertiente materna del superyo, el superyo maternal. Por otra parte, es posible situar père-versiones que no son superyoicas. En qué se diferenciarían? Yo situaría esta diferencia en dos planos. El superyo es una père-version que se juega con relación a una dimensión pulsional específica, la de la voz; el superyo, en tanto goce entre otros goces, es una puesta en juego de la voz. Y, en segundo lugar, es un goce que tiene que ver con un imperativo; un imperativo de goce. En la dimensión de la père-version que implica el superyo, hay un imperativo de goce; el superyo ordena gozar. Esto no necesariamente ocurre en todas las dimensiones de la père-version; hay dimensiones que no implican este imperativo, esta vertiente de ley arbitraria. Otra dimensión teórica y clínica donde podemos situar este real del padre es la del padre real en tanto agente de la castración. Es el padre teóricamente definido como reservorio de todos los goces. Es el padre que en la operación de castración está investido de esa escritura: - Página 3 de 5 -

4 $ xfx En estas jornadas se ha insistido en la père-version como eje de esa dimensión paterna, y se ha puesto particularmente en juego una dimensión que efectivamente tiene su papel, que es importante. Se ha puesto muy en relieve la dimensión trágica y terrorífica de la père-version, un costado alienatorio para el sujeto que implica la atadura del sujeto al goce del padre, en un pacto que, como decía antes, del lado del padre implica un goce y, del lado de él, un amor que lo sostiene. Pero creo que hay otra vertiente del goce del padre. Hay otra vertiente de lo real del padre: vertiente que se transmite, se vehiculiza en conjunción con la metáfora paterna y que hace que un hijo pueda, él también, gozar. Hay una transmisión del goce (1). No sólo hay una transmisión de la ley: también creo que hay transmisión del goce. Esta es mi propuesta: hay una vertiente del goce del padre que es propiciatoria. En principio, es una vertiente anudada a la dimensión fálica; aunque no podría cerrar el capítulo al respecto, tal vez haya que dejar abierto un interrogante. Es una vertiente en la cual, diría, lo que del padre viene como goce, ahí donde ese goce no toma al hijo como objeto sino que coloca en el lugar del objeto a una mujer como causa de deseo, o coloca en el lugar del objeto una materia como causa de una operación de trabajo, ahí donde el padre goza de una mujer o goza de su trabajo, se inscribe una instancia del padre del goce (2) que se trasmite de un modo propiciatorio, vinculado a la metáfora paterna. Y de eso hay huellas en el hijo. Más aún, esa vertiente es la que permite entender por qué el hijo puede gozar. Descompleta el absoluto de la metáfora paterna en cuanto puro simbólico, y además implica un agujereamiento de la dimensión del padre, aún en su goce. Esta dimensión del padre del goce es, también, agujereada; es no todo goce. Ahí es donde coloca a una mujer o a una materia como objeto. No puedo extender, por razones de tiempo mi intervención en esta mesa. Por lo tanto, y para terminar, quisiera señalarles un ejemplo que es muy lindo. Les indico simplemente dónde se puede leer esta vertiente propiciatoria del goce: los remito al sueño "de la monografía botánica" (3), ahí donde Freud asocia con las páginas en colores del libro, donde él sitúa a un padre muy divertido entregándole un libro para que él y su hermana lo rompan, deshojándolo. Es conocida por todos la pasión de Freud por los libros. En las circunstancias de éste relato por todos conocido, es particularmente evidente lo que queremos mostrar. Buenos Aires, 5 de julio de 1991 NOTAS - Página 4 de 5 -

5 (1) Ver IUNGER Víctor: "El analista: entre contratransferencia y estilo", trabajo presentado el día siguiente a esta intervención en las mismas Jornadas, donde se retoma este punto, precisándolo. Frente a la sorpresa e interrogantes que suscitó en algunos la idea de transmisión de un goce, aclaramos allí que se trataría de la transmisión de las marcas de un goce. Por otra parte, esta transmisión se produce tanto en la vertiente alienatoria como en la propiciatoria de este goce. (2) Ver IUNGER Victor: "Una pasión de goce: comentario sobre los celos en el hombre". Cuadernos Sigmund Freud Nº 15. (3) FREUD Sigmund: "LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS". en OBRAS COMPLETAS. Tomo IV. Amorrortu editoroes. Buenos Aires Traducción: José Luis Etcheverry. - Página 5 de 5 -