"Acto E Interpretación (ii): Otro Saber: El Sabor De La Experiencia"

Transcripción

1 "Acto E Interpretación (ii): Otro Saber: El Sabor De La Experiencia" (*) Jornadas De Escuela, Acto E Interpretación. Escuela Freudiana De Buenos Aires, Ana Casalla Que el analista no sea dueño del acto, que no sepa del acto como sujeto no está referido al conocimiento sino que está íntimamente relacionado con otro saber. Un saber que deviene de haber hecho la experiencia psicoanalítica, saber que podríamos enunciar como un saber hecho de sabor. El sabor que queda al hacer una experiencia hace al ser. Es desde ahí que Lacan investiga la experiencia psicoanalítica en relación al ser del psicoanalista en el seminario El acto psicoanalítico. A qué encaminaría el acto analítico con esta referencia del no saber como sujeto sobre el acto, mientras que se pone relevancia en el ser? Por qué eso agazapado en el acto, conexo al no saber, es desde donde Lacan nos invoca a que meditemos sobre la función de la posición del psicoanalista? De un modo entre burlón y enigmático nos dice que hay una cierta forma en el psicoanalista de saborear algo que se consuma en esta posición de agazapado y prosigue: ellos llaman a eso como pueden: la escucha, la clínica y tantas palabras opacas porque se preguntan sobre lo que tiene de absolutamente específico el sabor de la experiencia. (1) Lo subrayo y lo retomo más adelante. NO SER DUEÑO DEL ACTO Y QUE ESO SE PONGA EN JUEGO HACE A UNA FUNCIÓN, HACE A LA POSICIÓN DEL PSICOANALISTA. Por qué? Empecemos a desgranarlo desde esta idea: que en la cura el psicoanalista está en el lugar del Otro en el dispositivo. Es puesto en el lugar del Otro porque el analizante le pide saber ya sea sobre el sexo, la muerte o sobre sus síntomas, vía por la cual surge la función sujeto supuesto saber. ES POR LA FUNCIÓN SUJETO SUPUESTO SABER QUE EL ANALISTA OCUPA EL LUGAR DEL OTRO Y LA BATALLA TRANSFERENCIAL SE DA EN ESE SITIO. El sujeto supuesto saber es un verdadero nudo ya que es de la falla del saber en tanto se detiene ante el sexo, en tanto el lenguaje no recubre lo real que el saber es supuesto. Y es en - Página 1 de 5 -

2 el acto que el analista rota a destituirse de ahí. Que el analista no sea el sujeto supuesto saber sólo se produce en la experiencia. El acto sería justamente cada vez destituirse de ahí, lo cual va llevando o escribiendo tachadura sobre el analista que ocupa el lugar del Otro. Se va produciendo el fracaso del sujeto supuesto saber, que el sujeto supuesto saber no es. Ese fallar en acto es del objeto (2) y hay una relación entre jugar esta partida respecto al sujeto supuesto saber y que el analista reciba las cargas fantasmáticas de objeto. Pero qué estatuto del objeto se anuda aquí? En el fallar del analista a esa representación esperada dentro de un lugar lugar del Otro- surge el signo de una mirada que no se representa. Puesto que el sujeto supuesto saber debe probar que es supuesto en la cura y eso no va de suyo, es por eso que señalo que el fracaso del saber va en la misma dirección que una mirada que no se representa y que sostiene un modo de relación al Otro. Esa representación que no es, esa mirada superyoica que no es, configura en ese lugar la presencia de la ausencia de la mirada (3) que quedaría enlazada al analista, por lo tanto hay un efecto sobre el saber supuesto desde el lugar que toma la mirada en la cura. Puede decirse entonces que el analista con su misma posición descompleta al Otro y eso se dibuja en un lugar, en el lugar del Otro. Si estos movimientos no se produjeran desde el principio, no podría jugarse la transferencia que está sostenida por el acto, sino sólo tendría lugar la sugestión y nada del cuerpo ni de la pulsión podrían jugarse en el interior del dispositivo. Sin embargo eso no basta para que desde el lugar del Otro el goce se acote, se inicia ahí un proceso (4): el circuito regresivo de la demanda, actualizando cada vez el fantasma en el dispositivo. La cuestión que pretendo trabajar hoy es que justo en el momento en que la transferencia solicita al analista ahí en el punto en que el saber falla algo queda agazapado. Eso agazapado podría consumarse en goce de la ausencia o podría el goce del Otro consolidarse agazapado en el fantasma del analista, pudiendo virar el analista hacia un lugar superyoico. Y esto ha de depender de hasta qué punto el psicoanálisis del analista lo llevó a prescindir del atrapamiento de su ser en el fantasma. Que el deser en el análisis del analista posibilite el deseo del analista y que cada tanto- su ser esté en disposición de la significancia y por lo tanto de semblante de a en el discurso analítico es muy distinto al goce fantasmático del falso ser del fantasma. Quiero en este sentido traer una inquietud (5). Es que el goce del Otro si el Otro existiera atañe no solamente a la castración del Otro escisión objeto a y Otro barrado, trabajo sobre la repetición en transferencia sino que atañe a algo más, a la cuestión de la existencia del Otro, por lo cual son necesarios otros pasos más y no sólo el corte propio del trabajo sobre el fantasma y las vueltas de la demanda: El corte entre objeto a y S(A/). Que el significante del Otro tachado tome la referencia de la no existencia del Otro y no la referencia neurótica de lo que queda afuera, como identificación entre el objeto y el significante de la falta, lo que no sobrepasaría el faltarle al Otro. Y sólo puede tomar ese valor en la experiencia con el analista. - Página 2 de 5 -

3 Entonces planteo, y me planteo que no es sólo de lógica de lo que hablamos cuando trabajamos esto. Hablamos de la posición del analista en el acto. Hablamos de un ser parlante el analista- que por su posición puede dejar vacía la mirada que sostiene al fantasma no representándose ahí y abordar desde ese lugar de ausencia la no existencia del Otro. Que eso se experimente encamina el análisis hacia un más allá del fantasma, suscitando la dimensión del significante del Otro tachado a consecuencia no sólo de reiterados desencuentros, de caídas del a del fantasma sino también del sabor -de la experiencia de la ausencia- en cada caída. Es que es el mismo analista que se presenta como la sustancia de lo que está en juego y manipulación en el hacer analítico (6), siendo la condición para la caída de esos objetos a del fantasma, el signo ya habido de la sustracción de la mirada. Que así como la mirada se hace presencia de una ausencia por la posición del analista en la transferencia así también, en esa matriz real incrustada en el lugar del Otro, los demás objetos a también deben hacerse presentes como ausentes, sustrayendo significados al lugar del Otro. Quiero decir que el abstenerse de responder a la demanda sitúa desde los significantes de la demanda, no es eso, y son muchos no es eso en el devenir de una cura. Experiencia transferencial que hace borde a la ausencia del objeto sumándole cierto sabor a la experiencia. En sí esto es el acto mismo de plantear el inconsciente y el sujeto debe advenir ahí, como nos enseña Lacan en La lógica del fantasma. Y por añadidura un sabor. (abusando un poco del término que nos lega Lacan en esa cita) ES PLANTEAR EL INCONSCIENTE AHÍ DONDE -DEL LADO ANALIZANTE- SE DEMANDA HACERSE GOZAR. Posición analítica que conjuga en acto, presencia de ausencia de la mirada y el no saber del acto, pero con un modo de hacer que no es goce del Otro. Desde ese lugar el modo de la interpretación: la lectura del analista del significante diferente a lo que significa y la interpretación especialmente la del equívoco escribe letra (7). Escribe letra del estallido del ser de saber cada vez, por lo cual puedo decir saber cuestionado, sabor experimentado. Se trata de que la sustancia que se le presente a la demanda sea la que proviene del vacío que el juego de lalengua porta y es el equívoco lo que escribe S(A/), letra y eso toma el valor de un signo: no es eso. Este signo que se experimenta en el transcurso de la cura es un signo de amor y no de goce del Otro. Lo diferencio del amor al sujeto supuesto saber. Es un nuevo amor que es signo de disyunción de dos sustancias. Podría aludirse acá a ese nuevo corte, el de la coalescencia del a con el S(A/) y para esto creo que hace falta ese nuevo amor que apunta al sujeto y no el goce del Otro, puesto en juego por una posición analítica frente al vacío del inconsciente. Ese amor que Lacan ubica como signo de que se hizo un giro discursivo, signo del discurso analítico. Ese amor puede poner en juego una faz del Otro, del Otro que no existe, el S(A/) que se lo hace ex -sistir por el nuevo amor. Este algo más pone en juego el límite del lenguaje lo cual lleva al analista a hacer poesía, no - Página 3 de 5 -

4 la metáfora sino la inventiva de romper el goce infinito del hablar con la interpretación por vía del equívoco porque no le queda otra opción si tiene la opción de prescindir de su fantasma. Es lo que se saborea de la experiencia en cada experiencia. Podríamos titular ese trabajo del masoquismo a la sal de la vida. Por lo tanto, no sólo el inconsciente estructurado como un lenguaje, sino un andar enamorado de su inconsciente, no tanto el saber, sino el sabor, el goce de dejarse hacer por el inconsciente, ser su incauto. O sea hay un punto que para desemboscar al ser del fantasma usamos el no sin, hay también un punto que para cernir la posición de objeto en el fantasma nos servimos de la gramática, pero esto a lo que apuntamos cuando dejé subrayado en la cita de Lacan respecto a lo que queda agazapado en el acto- es otra cosa más: habiéndose puesto en juego el saber supuesto, el analista en esta posición ofrece un vacío tal que provoca el nuevo amor diferente el amor al sujeto supuesto saber. Del mandato superyoico sal de la vida a la sal de la vida, la equivocidad da paso a un goce que señala un afuera del sujeto supuesto saber, originado en cada vez, no es eso. El goce de la letra, en su singularidad, va contra lo univerzalizante del fantasma, contra lo universalizante de lo simbólico. Eso hace al nuevo saber-sabor. De ahí que saber cuestionado sabor transmitido. Por lo tanto: Ese goce que se siente y del que nada se sabe no es acaso lo que nos encamina hacia la ex -sistencia? (8) Pasar por la experiencia de la transferencia es pasar por el sujeto supuesto saber no es, experimentar que el no saber del acto despierta la ex -sistencia de lo real, signo de analista que ausenta la mirada y así como Velásquez en Las Meninas, no se sabe desde donde pinta y qué pinta. Sin embargo, no es lo intrigante porque está allí la huella del sujeto, su deseo en juego. El analista, en este caso, como sujeto no es dueño del acto, así como cualquier sujeto no lo es. Decirlo así en términos del seminario El acto psicoanalítico, o decirlo en términos de trasuntar que es incauto de su inconsciente como intenté hacerlo acá. Y no es esto lo que tiene que ver con la posición del lado mujer del analista? Este gozar de la ausencia no estaría a nivel de un goce suplementario, más allá del falo? porque proviene de lo excluído de la naturaleza de las cosas que es la naturaleza de las palabras (9) es el acto en tanto no soy dueño. Sentir ese vacío en la experiencia podría producir otro modo de saber: sabor del S(A/) transmitido en la posición misma del analista. Me he planteado que como en una moneda de doble faz, la interpretación bajo el modo de la lectura y el juego con el equívoco de un lado y la presencia de la ausencia de la mirada del otro lado, pone al analista en una posición en la cura en la cual enamorado de su inconsciente- él mismo trasunta que no es dueño del lenguaje. Dice sin palabras, en acto, que el lenguaje hay algo que no aborda. Es que él mismo está tomado en el goce de la ausencia, signo de amor no de goce del Otro para el analizante. Y es hacer presente el vacío del inconsciente lo que encamina hacia la ex sistencia. Porque no sólo los místicos reviven con su goce esta faz del Otro que no existe. En ocasiones ese - Página 4 de 5 -

5 condimento que llamamos la sal de la vida pulveriza al Otro de tal modo que hace vibrar su faz de inexistencia como goce de la vida. NOTAS (1) Sem. El acto psicoanalítico. J. Lacan. Clase 7 del 24 de enero de 1968 (pag.22) (2) Sem. Aún J. Lacan (3) La coalescencia de la estructura y del sujeto supuesto saber en Lacan. Erik Porge. Cabildo abierto de psicoanálisis en el salto al nuevo milenio, París La Sorbonne del 8 al 11/ 07/ Traduce Sara Arkanian (4) La transferencia se define por relación al sujeto supuesto saber en tanto que él es estructural y ligado al lugar del Otro, lugar como tal donde el saber se articula ilusoriamente como uno, y al interrogarse así el funcionamiento de quien busca saber, es necesario que todo lo que se articula, se articula en términos de repetición. De un Otro al otro. J. Lacan. Clase del 4 de junio de (5) Es una inquietud que surge de la lectura del Sem. Aún de J. Lacan. Y se trata de hacer la diferencia entre la castración del Otro en la que sitúa el corte de objeto a y Otro y la experiencia de la no existencia del Otro en donde se sitúa otro corte, el de la coalescencia objeto a y S(A/) (6) Sem El acto psicoanalítico. J. Lacan (7) Seminario Aún. J. Lacan (8) Ibid (9) Ibid - Página 5 de 5 -