MAELA, LA AGROECOLOGÍA Y LA CIENCIA

Transcripción

1 MAELA, LA AGROECOLOGÍA Y LA CIENCIA Mario Ahumada. Coordinador General; Dirección: San Pablo de la Cruz Nº 428; Viña del Mar - Chile maa@ctcreuna.cl El Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe (MAELA), es un movimiento abierto, plural y diverso en experiencias de desarrollo, producción, investigación, formación y promoción de modelos agroecológicos de producción campesinos; que congrega a más de 150 instituciones u organizaciones de agricultores familiares, campesinos, indígenas, consumidores, ONGs, instituciones de educación y universidades; y plantea alternativas frente al neoliberalismo y la globalización de la economía de mercado, buscando el diálogo entre el "Saber Local" y la "Agroecología" a través de las culturas latinoamericanas En estos últimos cincuenta años, desde que se inició la Revolución Verde, si bien la tecnología o generación de conocimientos destinados al medio rural y a la agricultura, ha tenido logros importantes para el desarrollo mundial y latinoamericano, estos se han traducido casi exclusivamente en aumentos de la producción y productividad agrícola, muchos de los cuales han sido a costa de la destrucción de los recursos naturales y de la explotación de los habitantes rurales. El mundo sufre actualmente los efectos de este proceso implementado sin considerar el hombre y la naturaleza. Desgraciadamente, aún se insiste en continuar con esta forma de producción, lo que significa que los impactos aún no son suficientes para convencer a los gobiernos y las instituciones de investigación y de extensión que se requiere de un enfoque distinto, donde se consideren los efectos negativos y se posibilite el acceso de los cientos de millones de familias rurales que quedaron al margen de las tecnologías porque estas no fueron apropiadas a las condiciones sociales, culturales, ambientales y económicas de esas comunidades. Los principales efectos o secuelas negativas de la aplicación del modelo tecnológico de la Revolución Verde son los siguientes: Contaminación y envenenamiento del suelo, aire, agua y biodiversidad. Destrucción del equilibrio natural de los ecosistemas por la erosión de los suelos, por la pérdida de biodiversidad, por la desertificación, etc. Mayor dependencia y costos de producción por los aumentos crecientes en las dosis de fertilizantes, de plaguicidas y en el uso de insumos externos. Grandes trastornos en demografía rural y en la tenencia de la tierra de los campesinos e indígenas, ya que los que no se pueden incorporar a este tipo de agricultura y son incapaces de competir, se ven obligados a vender sus tierras y a buscar empleos como asalariados o a emigrar a las ciudades Perdidas económicas por la disminución de horas de trabajo debido a las intoxicaciones, por el aumento de los gastos médicos de las personas intoxicadas y

2 los efectos en la salud y por los costos de implementación de los sistemas de vigilancia epidemiológica. Deterioro de las condiciones sociales y laborales de los trabajadores agrícolas por los bajos salarios, la inestabilidad del empleo, la falta de previsión y la explotación en el trabajo. La gran mayoría de los pequeños productores agrícolas y habitantes rurales no han tenido acceso a la tecnologías, por ser muy costosas, por tener escasa difusión, porque no se adaptan a su cultura y condiciones de producción, porque ha sido de baja utilidad y por la baja efectividad de la capacitación y asistencia técnica A su vez, la producción de tecnología o generación de conocimientos se ha realizado: Con una participación casi nula de todos los actores que participan en el proceso, especialmente, de los destinatarios o usuarios de ella. Las decisiones de que investigar han sido tomadas por unos pocos. Porque el proceso ha sido concebido en forma vertical, de arriba hacia abajo. Porque paulatinamente se ha ido transformando en un negocio, dejando de ser principalmente un bien público y convirtiéndose casi exclusivamente en uno privado. Todo esto ha significado, que no ha sido posible solucionar los problemas de pobreza y alimentación que sufren grandes sectores de la población mundial, ya que la tecnología producida no ha estado orientada a la conservación de los recursos naturales, a la seguridad y soberanía alimentaria y a todos los que la necesitan. Esta grave situación nos obliga a enfrentar el nuevo milenio, a través de un nuevo modelo de desarrollo rural que busque reducir o eliminar estos efectos negativos, lograr la soberanía alimentaria y fortalecer las comunidades rurales. Estos propósitos sólo podrán lograrse si nos proponemos cumplir con los siguientes desafíos: Comprender que los cambios que presenta el futuro de la producción silvoagropecuaria es un problema de todos, de empresarios, agricultores, trabajadores, consumidores, técnicos y gobiernos. Iniciar un proceso de transformación paulatina de los sistemas productivos convencionales a orgánicos o limpios. Establecer cambios en la normativa legal y en la fiscalización de los aspectos laborales de los trabajadores relacionados a la producción silvoagropecuaria. Prevenir efectos sobre la salud humana con la implementación de sistemas de vigilancia epidemiológica, fortalecimiento de las políticas de prevención de salud, coordinación intersectorial y capacitación de los trabajadores y empresarios sobre los efectos de los insumos químicos y la biotecnología. Incorporar la sustentabilidad ambiental en los Programas Públicos de Apoyo, Escuelas, Universidades y Municipios para el impulsar la producción silvoagropecuaria sustentable. Fortalecer las organizaciones de trabajadores y productores, y las instancias de coordinación con sectores empresariales y de Gobierno. Implementar programas de capacitación para productores, trabajadores y empresarios que abarquen todos los aspectos de la problemática: Cívicos, Técnicos, Conciencia Ambiental y Derechos Civiles.

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4 En este nuevo escenario, la propuesta de la Agricultura Ecológica surge como un proceso productivo integral y holístico, necesario y fundamental para una nueva estrategia de Manejo de los Recursos Naturales y de Desarrollo Rural Sustentable, y se distingue porque abarca los ámbitos que a continuación se describen: Ambiental: conservación de la biodiversidad y recursos naturales: suelo, agua, semillas. Económico: producción diversa de recursos productivos, alimentos y materias primas en calidad y cantidad, y comercio silvoagropecuario justo y sustentable. Social: sustentabilidad de las comunidades rurales a través de la soberanía alimentaria y los derechos humanos. Cultural: conservación de la vida y valoración del conocimiento rural En consecuencia y bajo estos preceptos, se debe impulsar el desarrollo de un nuevo proceso de generación y difusión de conocimientos y tecnologías, el cual debe cumplir con una serie de propósitos, tales como: Construir el proceso bajo un cuerpo de conocimientos amplios, incluyendo las distintas especificidades profesionales pero también la riqueza y experiencia del saber local. Adecuar las tecnologías a la demanda de los productores, campesinos o habitantes rurales, es decir que surjan desde abajo hacia arriba con el propósito que satisfagan necesidades reales, ya sea sociales, ambientales y económicas, y se pongan al alcance de los sujetos del desarrollo. Desarrollar las tecnologías incorporando los recursos y conocimientos locales para asegurar el autosostenimiento y la independencia productiva y alimentaria. Incorporar voluntariamente a los actores y/o comunidades rurales en todo el proceso de creación de estrategias de manejo de recursos naturales y de las agendas de investigación, evitando la aplicación de paquetes tecnológicos por formas conscientes de generación, difusión y reproducción de conocimientos y tecnologías. Incluir en la generación de innovaciones tecnológicas, no solo a las instituciones de investigación, sino también a las universidades, instituciones de apoyo y organizaciones de productores, para incorporar a este proceso las experiencias e ideas recogidas en el trabajo directo con los habitantes rurales. Generar conocimientos y tecnologías no solo en los laboratorios de los centros de investigación, sino en la realidad donde se aplicarán, lo cual permita su viabilidad económica, que sean accesibles a los productores y que se refieran a todo el proceso productivo. Los actores primordiales como los pequeños productores, los sin tierra, los pescadores, los trabajadores forestales, los pueblos indígenas, los consumidores pobres y las ONGs. deben ser reconocidos por los sistemas de investigación agrícola como los actores claves del proceso de generación de conocimientos y tecnologías, y deben ser involucrados en todos los niveles: local, nacional, regional y mundial.

5 Este nuevo enfoque que se debe dar a la generación de conocimientos, basado en una visión sustentable de la agricultura desde la perspectiva tecnológica, tiene el desafío de reorientar el proceso de acuerdo a los siguientes aspectos: Aumento de la participación, asegurando que todos los actores se incorporen efectivamente en todas las etapas del proceso de generación de tecnologías, especialmente en la etapa de priorización. Inversión del proceso para llegar a una integración horizontal de los diversos actores, especialmente de la sociedad civil. Incorporación de la variable de heterogeidad, tanto de la participación de los diversos actores, como de sus culturas y recursos, aspectos indispensables para definir las prioridades de investigación. Si la tecnología es la forma como buscamos solución a diversos problemas o necesidades, es necesario para la reorientación del proceso y la priorización adecuada de que investigar, considerar un marco más global de intervención que incluya los siguientes aspectos: Desarrollo rural sustentable. Producción sostenible. Conservación de los recursos naturales. Seguridad y soberanía alimentaria. Calidad de vida rural. Superación de la pobreza. Generación de ingresos. Productividad. De esta forma, si tenemos en cuenta que la tecnología, día a día, se convierte en un bien privado, las instituciones públicas y la sociedad civil deben velar porque las prioridades de que investigar satisfagan las necesidades de los más necesitados y sean determinadas no sólo por aspectos demasiado específicos como las necesidades de los cultivos o por la disponibilidad de recursos económicos, sino de acuerdo principalmente a: Dimensiones sociales Sistemas de producción sostenible. Áreas críticas del conocimiento. Sin embargo, esto será posible sólo si se logra que: La investigación actual no sólo sea realizada por instituciones e investigadores formales, sino también por los productores agrícolas y las instituciones de apoyo. La reorientación de las prioridades de investigación se base fundamentalmente en las necesidades directas de los destinatarios y no exclusivamente en las de los investigadores o de sus instituciones. Se generen posibilidades ciertas de impulsar alianzas para orientar y hacer investigación, entre los institutos de investigación, las universidades, las ONGs y los productores agrícolas

6 Por último, en MAELA planteamos que el desarrollo de la Agroecología como ciencia implica la necesidad de relacionar el conocimiento tradicional o los saberes locales con la investigación convencional. La riqueza y la variedad de actores y experiencias que tiene el Movimiento, posibilita que esta relación se de constantemente a partir de sus políticas, sus líneas estratégicas y su plan de acción, lo cual nutre y potencia la propuesta agroecológica y sus principios.