Chantaje AFECTIVO.

Transcripción

1 Las modalidades pueden cambiar, pero el objetivo de quienes apelan al terrorismo emocional es siempre el mismo: manipular a los otros para lograr algún beneficio personal. Chantaje AFECTIVO Dr. Alejandro Di Grazia Rao Director del Colegio Humanista de México director@cuhm.com.mx

2 Es una práctica habitual de maltrato psicológico que denota debilidad e inseguridad en quien lo practica y servidumbre en quien lo padece. Como cualquier comunicación basada en el egoísmo puede convertirse en un arma muy destructiva. Quienes la utilizan presionan y extorsionan hasta conseguir que los hijos, la pareja o los padres hagan lo que se les pide y de esa manera ponen en juego la autoestima del otro y especulan con el sentimiento de culpa. Como la forma que tienen los chantajistas emocionales de solicitar lo que desean es premeditada, pueden disfrazar muchas veces sus existencias de amabilidad y preocupación. Si bien algunos chantajes son muy evidentes, ostensibles y abiertos, del tipo Ojo, si me haces esto, yo te haré tal o cual cosa, hay otros que son casi imperceptibles y mucho más difíciles de detectar y de poner en evidencia. Sin embargo, no debemos suponer que todo intercambio con el otro pertenece a esta categoría. En efecto, nos puede suceder que no estemos de acuerdo sobre determinados aspectos y debamos hacer prueba de imaginación, de sutileza, incluso de astucia, para conducir a nuestro interlocutor a pensar o actuar como lo deseamos. Estas situaciones no son verdaderos chantajes; se trataría más bien de una suerte de negociación, que puede o no ser aceptada por nuestro interlocutor. El chantaje verdadero, en cambio, es algo así como terrorismo psicológico. Poco hay para decir sobre los chantajes abiertos como Me voy de la casa, ya que en sí mismo es bien elocuente. Los utilizamos, en general, cuando nos encontramos en una posición de inferioridad, debilidad o defensa. Es de algún modo una señal de malestar, una última carta que esgrimimos cuando nos sentimos acorralados. Es el tipo de chantaje que utilizan los niños cuando están cortos de argumentos. El chantaje escondido, con frecuencia inconsciente, coloca a los demás en una posición de obligación y ejerce sobre ellos una sutil presión. Puede tener su origen en los celos, en una dependencia excesiva, en el deseo de obtener más atención o afecto. Cómo desenmascarar a los chantajistas emocionales? En general, son personas que saben cuánto valoramos la relación con ellos y conocen nuestros puntos débiles y nuestros aspectos más vulnerables. Su espíritu posesivo, les hace mostrarse como víctimas cuando no actuamos de acuerdo a su capricho o antojo. Para conseguir que acatemos sus deseos han aprendido a provocarnos intensos sentimientos de culpa.

3 Pueden adoptar distintos rostros: Los castigadores: se rodean de poder superficial para dominar a los demás mediante amenazas del tipo: O haces lo que te digo o Ellos asustan, inhiben, pero raramente cumplen los castigos que prometen. Casi siempre se valen de la vulnerabilidad de sus relaciones para mover los hilos a su antojo. Los autocastigadores: como no son responsables de sus vidas, sus amenazas están dirigidas a enfermarse o dañarse ellos mismos. Con su si no haces esto, enfermaré, moriré, etc. Logran que sus víctimas se sientan culpables y accedan a sus exigencias. Los sufridores: de carácter por lo general depresivo y callado, se valen de suspiros y silencios mortíferos esperando que los demás sepan qué les ocurre. Su modo de pensar es: Tendrías que saber qué me pasa si me quieres. Jamás amenazan abiertamente. Ellos hieren y confunden. Los prometedores: hacen promesas a cambio de una obediencia incondicional. Como jamás las llevan a cabo, quienes creen en su buena voluntad acaban por perder no sólo la autoestima sino también la capacidad de confiar en sí mismos. Existe un chantajista potencial en cada uno de nosotros, que se activa muy especialmente en las relaciones afectivas más íntimas. Puede ser sutil, brutal, directo o indirecto, pero siempre apunta a confirmar el poder de uno sobre otro; a controlar la relación o mantenerlo en una posición de vulnerabilidad. Este chantaje o terrorismo amoroso se apoya sobre una confusión muy frecuente: la de confundir el deseo hacia el otro y el deseo sobre el otro. Deseo hacer el amor contigo, es que tengas el deseo permanente de hacer el amor conmigo, es un ejemplo típico de este tipo de terrorismo. Cuando nuestro propio deseo se dirige sobre el deseo del otro, la violencia de las demandas puede causar estragos en las posibilidades de una relación adulta. Ya no son pedidos abiertos, sino exigencias disfrazadas.

4 El antídoto para estos chantajes emocionales es fundamentalmente dejar de sentirnos culpables, porque no somos responsables de lo que le sucede al otro. Si es posible, hacerle ver sus mecanismos manipuladores. En última instancia, sugerirle buscar ayuda profesional y, por qué no, pedirla nosotros mismos. Características que nos hacen vulnerables. - Excesiva necesidad de aprobación. - Profundo miedo al enojo y a la ira de quienes nos rodean. - Gran necesidad de paz, sea cual fuere su precio. - Tendencia a asumir demasiada responsabilidad por la diva de los demás. - Alto nivel de inseguridad con respecto a nuestro valor y capacidad

5 Escritos, desde El Diván del: Dr. Alejandro Di Grazia Rao Director del Colegio Humanista de México Escritos desde El Diván, Todos los derechos reservados para: Colegio Humanista de México S.C. Tlaxcala, México 2012.