MAMA: SE NACE O SE HACE? (1) Dr. J. Miguel Hoffmann (Con la colaboración de la Lic. Constanza Duhalde) El título de esta nota parece una pregunta con trampa: con algunas cosas se nace, otras se hacen. Y por qué importa saber si una madre nace o se hace? Si madre no se nace tampoco parece haber muchos lugares donde aprender, no es una carrera que se estudie. Existen algunas frases hechas: "eso se tiene que saber", "te vas a dar cuenta sola". Pero parece que éstas no alcanzan porque se escuchan cada vez más preguntas. Preguntan las chicas que están terminando el colegio, las mamás que consultan a los pediatras o a sus psicólogos, y algunos programas en los medios de difusión también abordan el tema. Muchos mensajes quedan en lo exterior, lo práctico; no apuntan a las preocupaciones más profundas que tienen las mujeres frente a la maternidad. El miedo a no tener leche, a no soportar las enfermedades del bebé, a no comprender su llanto, a quedar distanciadas del marido, de sus amigos. Esos temas parecen tener que solucionarse sin recetas especiales. La información de la que disponemos sobre el desarrollo del bebé y la interrelación entre el bebé y su mamá, crece vertiginosamente. Aunque esto no implica que pueda ser utilizada ya mismo para un beneficio inmediato en el maternaje. El rompecabezas tiene cada día más piezas, pero falta armarlo para llegar a una comprensión más integral. 1
Hoy por hoy sabemos que una madre tiene que tomar miles, hasta cientos de miles de decisiones, sin poder pensarlas. A veces la madre ni siquiera percibe que ya ha reaccionado. Para explicar esto algunos investigadores hablan de conductas intuitivas ("intuitive parenting"). También se habla de instintos, o conductas pre-programadas por la especie. En todo caso es fácil constatar que muchísimas de estas conductas, sea cual sea su origen, no son conscientes para la madre. Es decir, las mamás podrán hablar del proceso de crianza de su hijo/a, pero lo que hacen no va a coincidir del todo con lo que cuentan. Esto no es necesariamente malo: algunas madres son mejores en su acción que en sus discursos. Es más, como investigador, la mayor satisfacción la he tenido siempre descubriendo el inacabable resurgir de nuevas estrategias de una mamá, la creatividad que despliga, para concretar su tarea. Parece entonces que una mamá resuelve problemas inventando las soluciones, la mayoría de las veces sin darse cuenta de su invento. Una mamá tiene una especie de procesador de situaciones que funciona fuera de su conciencia y más aún, a "salvo" de algunas creencias expresadas por la cultura y aún por ella misma. Y con todo esto volvemos al título de la nota: ser madre, se hace o se nace? La tarea, si de aprender se trata, estrá orientada a aprender "de sí", aprender cómo es uno. Y a partir de ahí proponernos saber cómo somos como mamá. Es difícil hacerlo a solas; tampoco es posible recomendar hacer psicoterapia (profunda y prolongada) a toda 2
mamá que quiere aprender de sí. Que caminos hay entonces? Lo que una mujer lee, lo que ve en el cine, lo que habla con una amiga, con su madre, con el marido, o con un grupo de mujeres en la misma etapa (embarazo, puerperio, crianza) ya es parte de este conocer de sí. Lo que proponemos, ahondar en las propias motivaciones, relacionar afectos con acciones, estar alerta sobre la existencia de una parte "oscura" de nuestro corazón, es un ejercicio diario. La plaza nos permite observar chicos en los areneros y mamás sentadas en los bancos cercanos, muchas veces involucradas en acaloradas discusiones. Es decir, solas buscan el intercambio, la comprensión ajena (para ahondar la propia), el entendimiento de esa intrincada red de interconecciones entre marido, mamá, bebé, abuelas, suegras, hermanas. También hay soluciones profesionalizadas. El "hacer plaza" fue descubierto también por centros asistenciales de la madre y la familia que ofrecen programas para puérperas y de "asistencia al desarrollo". Cada uno de estos programas puede atribuir un diferente grado de importancia al "conocer de sí". Pueden ser más o menos "informativos" o " elaborativos", según privilegien el modelo "dar clase" o el de "entender-se". Pero las combinaciones entre ambas modalidades extremas están ganando terreno. En síntesis estas serían nuestras propuestas para "hacer" mamás: 3
1) Darse un espacio para la reflexión, para las preguntas que surgen dentro de uno. Recordemos que una buena pregunta es la mitad de la respuesta. 2) Tener confianza en la propia espontaneidad. Sombrías admoniciones, falsos juicios (prejuicios) sobre lo que "se debe" o "no se debe" inhiben la natural disposición de las mamás y no deben primar nunca en las decisiones. 3) Buscar el apoyo de aquellos profesionales que, despertando la confianza de la madre en sí misma, la llevan a dejar emerger sus propias soluciones. Los profesionales severos, poco dispuestos a escuchar, que dan muchas indicaciones, no son los que mejor ayudan a "hacerse mamá". 4) Buscar y desarrollar la comunicación y el contacto con aquellas personas cercanas dispuestas a escuchar, a brindar afecto, a aportar su experiencia y, porqué no, a dar una mano. En términos más generales, en relación a la comunidad proponemos: 1) Aunque hay resistencia todavía a la educación sexual en las escuelas esta es fundamental y muy afín al tema, especialmente si tenemos en cuenta el incremento en el número de madres adolescentes solteras. 2) Del mismo modo sería muy positivo que el los temas del bebé y el desarrollo, así como el de la maternidad fueran incluídos en la currícula del colegio secundario. Las preguntas 4
se empezarían a hacer desde más temprano y las mujeres llegarían mejor informadas y más seguras a esta etapa de su vida. 5