El Manto Mítico ideas Mirta Halpert Z. Los conceptos no son eternos, pero se vuelven acaso temporales por ello? Si un concepto es mejor que uno anterior es porque permite escuchar variaciones nuevas y resonancias desconocidas, porque efectúa reparticiones insólitas, porque aporta un Acontecimiento que nos sobrevuela Deleuze, Guattari Para la ciudad de Valparaíso el concepto de barriada resulta complicado, complejo. Si tenemos en cuenta que en esta ciudad el casi 75% de la construcción residencial es autoconstrucción informal, difícilmente podríamos entender que este modo de hacer configura un espacio o relación marginal. Sino que tendremos que partir del hecho que se ha establecido un cierto modo de ser que queda configurado por una dualidad acotada, tanto por la relación perversa con las autoridades encargadas de aportar viviendas, como por la relación de autovalencia de los habitantes frente al territorio, entendido como su territorio. De ahí que deberíamos tratar a este modo de construir habitabilidad como uno que aporta un Acontecimiento que nos sobrevuela, para el que debemos desarrollar una lectura que recoja al menos la dualidad de su modo de existir. La existencia de una tradición de casi 150 años de asentamientos informales en los cerros, nos obliga a nombrar a esta informalidad formalizada -dejando de lado clasificaciones o identificaciones- como una estructura perdurable y persistente. Tras ella fuimos en el proyecto La Idea de Ciudad-Lugar, llevado a cabo a través de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso entre los años 2001-2003. Subimos cerros, recorrimos quebradas, y nos encontramos con la vigencia del sistema. Más allá del ejercicio de la toma de territorio inicial, se encuentran las técnicas de colgarse de laderas que sobrepasan los 45º de pendiente, las direcciones que adoptan las múltiples escaleras de accesos y lo que más peso tiene en la ubicación de la planta inicial respecto al sitio de apropiación, el ángulo de la mirada, la apropiación de ésta es un elemento de poder interno. Valparaíso se ha transformado en un mito, aquel que surge tanto desde parte de sus habitantes como desde muchos más de los residentes extramuros de la ciudad, quienes han creado este imaginario sobre la humana posibilidad de habitar tanto sus espacios intermedios, como los exteriores de pasajes, escaleras, miradores, espacios tan distintos de aquellos de otras ciudades en donde habitan una densidad no excesivamente agobiante, pero sí una ausencia de paisaje inmediato, una ausencia de escala intermedia. Sin embargo, para la mayoría de los propios habitantes de Valparaíso el imaginario se encuentra en superar la necesidad inmediata que construyó parte de estos precarios rizomas
habitacionales, así como la débil economía de la ciudad que conserva su fragilidad y sólo da lugar a la consolidación de los sectores residenciales informales décadas después de su configuración, o cuando el momento político así lo amerita para el alcalde de turno. En estos imaginarios se juega el carácter local con las fantasías creativas y destructivas de no ser como sociedades vecinas. A primera vista la configuración de los espacios exteriores intermedios puede hacer suponer un modo de habitar determinado, que en realidad no es el que se desarrolla por la sociedad local. Así, no sólo hay interpretaciones trasvasijadas desde otros ámbitos sobre formalismos espaciales locales, sino también formalismos espaciales trasvasijados desde imaginarios foráneos sobre imaginarios locales. Lo que nos deja con la pregunta sobre los imaginarios y los formalismos espaciales de los modos de habitar propios, sin que esto suponga una negación de cualquier otra influencia. en medio de la tempestad, construyen la casa. precisamente construyendo la casa es como el hombre habita la intemperie. todo se juega aquí en la relación que se guarda con el afuera, relación que se guarda, que se repite, que se conserva Sergio Rojas El exterior en el interior y el interior dentro. En el juego de las miradas, Valparaíso tiene un lugar privilegiado. Desde la topografía hasta la denominación de ciudad anfiteatro, parecen no dejar dudas de un valor adquirido nada más que por estar donde está. Esta caracterización de anfiteatro contiene la pregunta de cuál es el espectáculo que se mira? Así entre mar, bahía, puerto, ciudad formal e institucional, cerros cercanos y lejanos, cubiertas, patios de vecinos, peatones por las escalas, se configura una mirada que es múltiple, simultánea y desmembrada. En este contexto, lo barrial adquiere un valor agregado que parece marginar las necesidades reales. Desde los valores de la visibilidad del contexto cada puntilla es el horizonte, la mirada lejana, y cada quebrada es un barrio de miradas cruzadas. Las diferencias en la configuración espacial entre tomas individuales y grupales, entre el territorio marcado por los giros en busca de la mirada en cada asentamiento individual y el orden establecido por los movimientos grupales, generaron múltiples variaciones de conectividad en el espacio intermedio, aquel que queda configurado entre y desde las viviendas dispersas en las laderas hasta las calles de circulación vehicular. Sobre los valores formales del espacio público informal se han llevado a cabo decenas de levantamientos entre las que presentaremos algunos croquis. El alto costo que implica urbanizar esta topografía de pliegues junto a la recesión económica de la ciudad dio lugar a que se estructure un sistema de múltiples características, perverso, funcional y efectivo, y creativo, que actúa en cuatro actos: 1º toma, 2º regulación, 3º organización vecinal y 4º acceso a los servicios básicos. Primero la toma, luego la regulación municipal con constancia vecinal en mano de ocupación territorial con un mínimo de 5 años, seguido de las Juntas de Vecinos organizadas para el mejoramiento o acceso a servicios, y finalmente los servicios y las negociaciones por traspasar la ocupación a la legalidad.
El descrito es el Valparaíso de las relaciones, de las miradas cruzadas, cuya vida simbólica está asociada a la cuenca de la Bahía de Valparaíso, y por lo tanto tiene constantemente una mirada sobre sus referentes. Pero está el otro Valparaíso, el que se descuelga por la ladera oeste del peñón de la bahía, el que mira sobre abruptos acantilados y recoge la inmensidad del vacío oceánico. Esta es una mirada solitaria sin puerto ni instituciones que asociar. En este sector denominado Quebrada Verde al océano, se han desarrollado durante las décadas de los 60 y 70 a través de la CORVI, Corporación para la Vivienda, proyectos de vivienda popular. Al estar ubicados estos desarrollos de vivienda en los sectores más alejados del centro visual de la bahía no produjeron en su momento choques con los modos de modelos urbanos informales establecidos. A la vez que han dejado poca huella al encontrarse emplazados en lo que casi se ve como la parte de atrás de la ciudad. Sin embargo, con la expansión y crecimiento de la vivienda informal en parte de los espacios residuales que quedaron entre los desarrollos formales, se generó un movimiento que comenzó tímidamente la apropiación de los mismos bloques de vivienda, por ahora cercando terreno residual inmediato como también identificando con color cada vivienda dentro del bloque. Ambas acciones según referentes locales que veremos. Tanto desde la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso como desde la práctica profesional privada, hemos comenzado este año a desarrollar en el sector CORVI de Quebrada Verde un proyecto de colaboración con la oficina de Desarrollo Comunal de la Municipalidad de Valparaíso a fin de integrar el sector a la ciudad.
La construcción de su particular habitabilidad bilid d informal asociada a una topografía específica, en contrapunto con la arquitectura formal en su propio territorio, sumado a la actividad portuaria, comercial e institucional, hace que Valparaíso se reconozca como una ciudad con una fuerte identidad. El modo de crear espacio habitacional i informal que generó la imagen actual de la ciudad sigue vigente, no es un hecho del pasado que haya quedado en él. La ciudad habitacional crece a pulso humano no motorizado que hace, rehace y por lo tanto retrohace su propia espacialidad. EL MANTO MÍTICO Imágenes Mirta Halpert Z.
EL MANTO MÍTICO Registro fotográfico de los asentamientos habitacionales en puntillas y quebradas de los cerros, frente a la actividad portuaria. Vista desde la quebrada El Almendro, actual calle Urriola, 1870.
Puerto, instituciones. Vivienda y turismo. EL MANTO MÍTICO
La continuidad de la huella, marzo 2006. EL MANTO MÍTICO
Resultado de tomas individuales, consolidación. EL MANTO MÍTICO
Orden de la toma grupal. EL MANTO MÍTICO
EL MANTO MÍTICO Repoblamiento de la toma inicial.
EL MANTO MÍTICO
EL MANTO MÍTICO Imaginarios urbanos