La cultura-instrumento



Documentos relacionados
DESARROLLO COMUNITARIO Y EDUCACIÓN

Bioética y toma de decisiones en políticas públicas

El adjetivo alternativo, en sí, no implica calidad alguna, ya que sólo indica un camino diferente, una posibilidad diferente.

MATERIA: DISCAPACIDAD E INTEGRACIÓN

El Instituto Electoral del Estado de Campeche (IEEC), es responsable de organizar las elecciones locales en el Estado.

GUÍA TÉCNICA PARA LA DEFINICIÓN DE COMPROMISOS DE CALIDAD Y SUS INDICADORES

IGUALES EN LA DIFERENCIA SOMOS DIFERENTES, SOMOS IGUALES

ESCUELAS DE FAMILIA MODERNA BLOQUE III DOCUMENTACIÓN SOBRE LAS COMPETENCIAS

Santiago, 15 de marzo de 2016

LA ESCOLARIZACION EN EDUCACION INFANTIL ES UNA REALIDAD

acciones para incrementar tu 0 inteligencia financiera

VALORES CORPORATIVOS GRIFOLS

5.1. Organizar los roles

Atención al cliente en el comercio electrónico: la necesidad de la convivencia entre lo online y lo offline

La responsabilidad de la Universidad en el proyecto de construcción de una sociedad. Cristina de la Cruz Ayuso Perú Sasia Santos

Mindfulness, o la meditación occidental

Marketing Jurídico, generando negocios online Por: Equipo Mi Guía Legal, El Salvador 23 de febrero de 2016

Economía social y solidaria como una alternativa al capitalismo

políticas repercuten no solo en el momento que son tomadas, por el contrario siguen

LIDERAZGO, NEGOCIACIÓN Y MANEJO DE CONFLICTO CON PNL CURSO-TALLER

REFLEXIÓN SOBRE EL ANTEPROYECTO DE LEY DEL VOLUNTARIO DE LA COMUNIDAD DE MADRID

Gestión de proyectos y públicos

Título: Educar para fabricar ciudadanos emisión 49 (13/12/2009, 21:00 hs) temporada 14

PROYECTO EESS: SOCIEDAD CONSUMISTA

Museo de las Encartaciones (1993) KONTU-KONTARI CUENTOS. Marian Santamaría Baranda Benjamín Barandalla Azkueta

REFLEXIONES DE LOS ALUMNOS EN PRÁCTICAS SOLIDARIAS

Tema 1: Actitudes del individuo en la sociedad. Ética y Valores II. Unidad III. La conciencia moral y sus espacios en contextos diferentes

NORMAS Y LÍMITES Por qué es tan importante que los niños tengan normas y limites?

CREATIVIDAD GASTRONÓMICA: Adriá y su Libertad para crear.

UTILIZACIÓN DE UNA CUENTA DE CORREO ELECTRÓNICO (NUEVO) Acceso al correo electrónico

Siete Principios de Buenas Prácticas en la Educación

Hermano, El éxodo sigue entre las personas mejor. por qué te vas. Resultados y reflexiones de la encuesta Uruguay 2015

Tiempo libre y vida social Cómo es la comunicación a estas edades?

3º Grado Educación Infantil Bilingüe Números. Método Singapur y F. Bravo E R

cuatro Objetivos estratégicos igualdad de oportunidades cultura gitana solidaridad defensa de los derechos respeto des

OBVIUS WEDDING DESIGN BODAS CON ESTILO & ELEGANCIA

5 razones por las que NO DEBERÍAS ABRIR UNA TIENDA ONLINE

Su éxito se mide por la pertinencia y la oportunidad de la solución, su eficacia y eficiencia.

La perspectiva de género en la sistematización de experiencias

Título: EL USO DE LAS REDES SOCIALES

Música. Tocar y cantar Autor: Carlos Guido

Liderazgo se genera en el lenguaje

Cómo podemos ayudar al barrio a desarrollarse?

INDICE. Introducción Página 2. La Docencia y la Felicidad Página 3. Persona Humana Página 4. Ocupación Forzosa? Página 5

El reto de la escuela del siglo XXI

Don Bosco en familia

CITAS SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN EN INGENIERÍA

UNIVERSIDAD PRIVADA DE MICHOACAN Educación constante, servicio de excelencia LICENCIATURA EN PSICOLOGIA

Los productos que visualmax ofrece son:

Fundació educativa DOMINIQUES DE L ENSENYAMENT

QUÉ SE ESPERA DEL DISEÑADOR GRAFICO EN LA ACTUALIDAD? UNA MIRADA PROVOCADORA. MARIANA COBOS NOVOA

VISIÓN, MISIÓN, VALORES

Es mejor que se relacione con otras niñas y niños sordos?

Hay que armonizar la legislación educativa para llegar a la educación inclusiva.

Fundamentos del arte del siglo XX

Azul o Rosa? Fernanda González Viramontes

Construcción social de la masculinidad

19 proposiciones para discutir sobre la violencia

Por favor, tráteme bien

LA PAREJA: relaciones. CompliCiDAD, proyectos, experiencias Y vida en ComúN. Cómo AfroNtAr juntos la em?

COLEGIO SANTA MARIA UNA COMUNIDAD QUE ENSEÑA Y APRENDE PROYECTO EDUCATIVO INSTITUCIONAL SINTESIS

Las razones financieras ayudan a determinar las relaciones existentes entre diferentes rubros de los estados financieros

Bases de datos segmentadas y actualizadas, la base de cualquier relación comercial

La enseñanza mediada por tecnología María Jorgelina Plaza SEADI

Escuela Radial de Catequesis Argentina

IDENTIDAD DEL VOLUNTARIADO Y MOVIMIENTOS SOCIALES Mª

Políticas educativas andaluzas de incorporación de las TIC a la educación

Proyecto Educativo. Misión - Principios - Método Scout El mundo al que apostamos La persona que promovemos

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE HONDURAS Facultad de Humanidades y Arte Carrera de Pedagogía y Ciencias de la Educación Taller de Práctica

Partido Político Por Un Mundo Más Justo LÍNEA ESTRATÉGICA: LEY DE INCLUSIÓN SOCIAL

Una América Latina de todos y para todos

Universidade de Vigo: Píldoras formativas para preparación y realización de videocurrículos PÍLDORA FORMATIVA

Jugar no es estudiar ni trabajar, pero jugando el niño aprende, sobre todo, a conocer y comprender el mundo que le rodea.

EMPRENDIMIENTO Y LIDERAZGO. Consultor: Martín Jesús, Mejía Calcina

/ plataformavoluntariadosevilla@yahoo.es

ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO SENADO DE PUERTO RICO. P. del S. 1177

RESERVISTA VOLUNTARIO Y A MUCHA HONRA

LOS RECURSOS PARA EL TRABAJO Y LOS APRENDIZAJES INVOLUCRADOS PRINCIPALES APRENDIZAJES EN JUEGO

INCLUSIÓN EDUCATIVA.

día de los derechos de la noviembre infancia

NIFBdM C-7 OTRAS INVERSIONES PERMANENTES

DIRECCIÓN GENERAL DE DESARROLLO CURRICULAR ELEMENTOS CENTRALES EN LA DEFINICIÓN DEL NUEVO CURRÍCULO

Intervención de la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella

Todo lo que hay que saber sobre la concertación de visitas. La verdad y nada más que la verdad.

Reflexiones sobre el vínculo de la gestión cultural, el gestor cultural y los proyectos culturales en El Salvador 1

TALLER DE AUTOCUIDADO DE LA SALUD

Vamos al. museo? Ideas para visitar museos con niños. Área de Acción Cultural. Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti FFyL - UBA

EL DUOC UC AL SERVICIO

Orientación para el profesor

PROGRAMA ELECTORAL UNIÓN PROGRESO y DEMOCRACIA 2011

Discurso de S.E. la Presidenta de la República, Michelle Bachelet Jeria, en la Ceremonia de Inauguración de los Primeros Juegos Deportivos Down

Ensayo Marea Digital La revolución digital

La ventana de Microsoft Excel

NUEVAS SOLUCIONES y CAMBIOS EN LA GESTION DEL NEGOCIO. JOSE LUIS LENCE Socio Director de Gesfarm Consultoria Farmacias

Familias inmigrantes Nos vamos a ir a otro país, cómo se lo explico?

Dónde me meto cuando todos me miran?

MUSICOTERAPIA APLICADA A LA EDUCACIÓN ESPECIAL

Santiago, 11 de Noviembre de 2015

La mujer guatemalteca: libre e independiente?

La importancia del Ocio en las personas con discapacidad

Transcripción:

1 ABRIR LOS POSIBLES. Los desafíos de una política cultural hoy Marina Garcés Cuando la cultura se ha convertido en el principal instrumento del capitalismo avanzado, tiene sentido plantear de nuevo la necesidad de una política cultural? En estas líneas argumento que sí: más allá de la gestión cultural, pública o privada, que administra bienes y productos considerados culturales, es necesario plantear una verdadera relación entre política y cultura. Esto significa, a mi entender, hacer posible la expresión autónoma a través de la cual una sociedad puede pensarse a sí misma. La cultura no es un producto a vender ni un patrimonio a defender. Es una actividad viva, plural y conflictiva con la que hombres y mujeres damos sentido al mundo que compartimos y nos implicamos en él. Por eso una política cultural hoy sólo puede apuntar hacia la necesidad de desapropiar la cultura para hacer posible otra experiencia del nosotros. Éste es hoy el desafío. Atreverse a asumirlo pasará, necesariamente, por ir más allá de tres lugares comunes que codifican el ámbito de lo cultural: 1) más allá de la tiranía de la visibilidad, 2) más allá de la trampa de la actividad y 3) más allá de la idea misma de cultura. La cultura-instrumento No tiene sentido lamentarse, hoy, de que la cultura es o ha sido instrumentalizada por las fuerzas políticas y mercantiles. Ella misma, la cultura, celebra con gozo su condición de instrumento. En vez de ser una amenaza para el orden social, o el tesoro privilegiado de unos cuantos, la cultura puede mostrarse hoy sin avergonzarse ante el conjunto de la sociedad porque sirve para todo y para todos. Crea puestos de trabajo, aumenta los índices del PIB, ofrece diversión y entretenimiento para todos los gustos y para todas las capas sociales, cohesiona el país y lo hace competitivo en el mercado global. La cultura, por tanto, es una actividad de alto valor añadido que sirve tanto a la economía como a la ingeniería social: ofrece competitividad y cohesión social a un mismo tiempo. En el ámbito de lo cultural, cada uno encuentro su lugar para participar de lo social, a través del consumo de productos, de tiempo y de acontecimientos, y sin entrar en conflicto con los demás. Por eso, podemos decir que la cultura es hoy el instrumento que ofrece una experiencia despolitizada de la libertad y de la participación. Los dos principios de la política democrática son experimentados hoy de manera no política desde el ámbito de lo cultural. La libertad se nos ofrece como libertad de elección de gustos, estilos y representaciones del mundo que coexisten con indiferencia de manera simplemente yuxtapuesta. Y la participación consiste en asistir, ser convocado o haber consumido aquellas propuestas que se nos ofrecen, con mayor o menor éxito.

2 Así lo dice la crítica cuando una propuesta ha funcionado: éxito de participación. Pero participar, en este sentido, no es implicarse. Participar, como en el ejercicio del voto, es ser contado sin contar para nadie. Es ser convocado sin poder convocar. Aunque el ámbito de lo cultural ya no sea hoy pasivo ni homogeneizador, como en la sociedad de masas, sigue siendo un campo de posibles cerrado. Tiene infinitas opciones, pero las reglas de juego están claramente establecidas. En él hay lugar para todos, pero cada uno tiene su lugar. Una experiencia despolitizada de la libertad y de la participación es aquella en la que las opciones no posicionan y las representaciones del mundo no se discuten sino que se consumen. No hay posiciones sino segmentos de mercado y perfiles de público. Las ideas, los nombres y las referencias flotan en un continuo en el que todo puede ser igualmente consumido e integrado. El problema para el propio ámbito de la cultura es que esta dinámica funciona, pero no es creíble. Es lo mismo ocurre que con el sistema de partidos. Sigue funcionando pero nadie cree en él. Así como votamos a un partido o a otro, o nos quedamos en casa sin ir a votar, de la misma forma vamos al cine o al teatro, incluso nos emocionamos o nos desvivimos por una propuesta musical determinada. Tenemos nuestros autores preferidos, cursamos un máster tras otro, nos apuntamos a ciclos de conferencias, estamos al día de las últimas novedades, editamos nuestros propios vídeos, nuestras propias revistas... Pero no nos va nada en ello. No nos está pasando nada, no nos estamos jugando nada. Por qué? Por qué tanta actividad en la que no pasa nada? Ya en los años 50 del siglo pasado se analizaba cómo el ámbito de lo cultural espectaculariza y entretiene 1, cómo crea una esfera separada que aísla los conflictos de su realidad social, de la vida concreta. Desde entonces, los mecanismos se han sofisticado mucho. Pero no sólo esto: también ha cambiado el horizonte político e ideológico sobre el que se desarrollan. El mundo global es en sí mismo este campo de posibles en el que estamos condenados a elegir sin poder plantear ninguna alternativa decisiva. El mundo es como es, pero cada uno puede diseñar en él su propia vida. Ésta es la cultura que las democracias capitalistas ofrecen al mundo. La misma idea de libertad y de participación despolitizadas que identificábamos como propias de la esfera cultural. La misma obviedad presentada bajo forma de aventura personal. Por eso la cultura es hoy el instrumento perfecto de este capitalismo avanzado. Pero por eso mismo lo que ofrece, tanto sus valores como sus productos más concretos, son cada vez menos creíbles, más obvios, más retóricos. Desapropiar la cultura Hay un rumor que busca otras cosas, que intenta hablar de otra manera, que murmura otros lenguajes. Es el sonido de una voz que no quiere participar sino implicarse en lo que vive, en lo que 1 Los dos análisis críticos más decisivos son, evidentemente, La sociedad del espectáculo de Guy Debord y el ensayo La industria cultural, en Dialéctica de la Ilustración, de Adorno y Horkheimer.

3 crea, en lo que sabe, en lo que desea. Para esta voz, anónima y plural, la cultura no es un instrumento sino una necesidad. Para esta voz, no se trata de instrumentalizar la cultura sino de usarla. La cultura no es un producto o un patrimonio. Es la actividad significativa de una sociedad capaz de pensarse a sí misma. Esto es en lo que sí podemos creer: en la posibilidad abierta de pensarnos con los otros. Cómo darnos esa posibilidad? Ésta es la pregunta con la que política y cultura vuelven a encontrarse. Y se encuentran no para neutralizarse sino para redefinir, simultáneamente, los lugares de lo político y de lo cultural. Dónde nos estamos pensando y haciendo hoy como sociedad? Cómo tomar este desafío, este pensamiento vivo y conflictivo en nuestras manos? Y cómo hacerlo sin ponernos al margen sino haciendo de ello un problema común? Más allá de la gestión cultural, pública o privada, que se ocupa de administrar un determinado tipo de bienes, productos y su consumo, lo que nos hace falta es una verdadera política cultural que asuma como propias estas preguntas. Pero esta política cultural, porque es de todos, no puede ser de nadie, ni siquiera de los poderes públicos. El desafío de esta política cultural es el de desapropiar la cultura 2 para hacer posible otra experiencia del nosotros. Desapropiar la cultura no significa ponerla fuera del sistema económico ni mucho menos defender una idea purista de cultura, un idealismo opuesto a cualquier tipo de materialidad. Todo lo contrario: desapropiar la cultura significa arrancarla de sus lugares propios, que la aíslan, la codifican y la despolitizan, para implicarla de lleno en la realidad en la que está inscrita. Por un lado, se trata de desapropiarla del sistema de marcas que la patentan, que la identifican y que le asignan un valor que le es ajeno. Son marcas corporativas, pero también autores-marca y países, naciones o ciudades-marca. Por otro lado, se trata también de arrancarla de una determinada distribución de disciplinas (música, teatro, literatura, educación, etc), roles (creador, productor, crítico, espectador, etc), relaciones (autor, propietario, consumidor, etc) y lugares (escena, aula, librería, etc) que dibujan el mapa de que reconocemos como ámbito de lo cultural y que nos permite ubicarnos en él. No basta con fusionar, con mezclar disciplinas, con intercambiar roles. Ni siquiera basta con activar al espectador-consumidor-ciudadano o con proponer nuevas definiciones del trabajador cualificado como la de clase creativa 3. Desapropiar la cultura es devolver a la idea de creación su verdadera fuerza. Crear no es producir. Es ir más allá de lo que somos, de lo que sabemos, de lo que vemos. Crear es exponerse. Crear es abrir los posibles. En este sentido, la creación depende de una confianza en lo común. No 2 Michel de Certeau ya proponía la desapropiación de la cultura en 1980 (ver La cultura en plural, Nueva Visión, Buenos Aires, 1999. Actualmente, es un término que resuena con fuerza gracias a las luchas que se han abierto en el mundo cultural contra los límites impuestos por la propiedad intelectual y sus aplicaciones restrictivas. Pero como veremos, el sentido que proponemos, aunque afín a estas luchas, va más allá de una cuestión legal. 3 Según el exitoso término acuñado por Richard Florida en The rise of the creative class

4 es necesariamente colectiva, y muchas veces depende de riesgos asumidos en solitario. Pero toda creación apela a un nosotros aún no disponible y a la vez existente. Este nosotros ya no define un sector productivo, ni un perfil de público, ni una identidad nacional. En este nosotros ya no está cada uno, solo con sus opciones, debidamente atendido por la rica y variada oferta cultural. Tampoco la suma de aquellos que nos reconocemos como iguales en nuestros gustos o en nuestros rasgos étnicos o lingüísticos. Es un nosotros anónimo y potencial en el que puede aparecer cualquiera. Desde ahí, la libertad no puede ser la mera libertad individual de elección entre opciones sino la experiencia plena de la complicidad en esta exposición más allá de nosotros mismos. La participación adquiere entonces la densidad de todos aquellos con quienes y para quienes contamos para hacerlo. No hay nada puramente estético en la creación. Es una condición política del ser humano en tanto que define y decide su vida con otros. Una política cultural verdadera debe contribuir a devolvernos esta facultad. Por eso una política cultural verdadera debe hoy poner en cuestión la idea misma que tenemos de la cultura y sus formas de representación. Desafíos de una política cultural El desafío de una política cultural hoy es, por tanto, poner en cuestión la idea misma de cultura, tal como la ponemos en práctica, la reproducimos y la legitimamos en nuestras sociedades actuales. Darnos la posibilidad de pensarnos con los otros y de hacerlo de manera que nos vaya algo en ello, pasa por hacer una crítica de la cultura contemporánea, sin quedarse en ella. Se trata de desarrollar una crítica que abra esas brechas en las que poder crear(nos). Para ello, una política cultural verdadera, que no se limite a gestionar sino que se exponga a implicarse, tiene que empezar cuestionando las formas de representación que codifican y legitiman la esfera de lo cultural como instrumento fundamental del nuevo capitalismo y de sus formas de subjetivación. 1) Más allá de la tiranía de la visibilidad. La cultura define, antes que nada, un espacio de visibilidad. Establece qué nombres propios y qué propuestas están o cuentan. Es decir, determina quiénes son los interlocutores válidos a través de los perfiles, expectativas y criterios de evaluación que permiten acceder a la visibilidad. Todo lo demás es condenado a no existir. La visibilidad que hoy cuenta, por tanto, no es sólo mediática. Es institucional. Ser artista es hoy ganar concursos y solicitudes que le acrediten a uno como tal. Ser arquitecto es ganar concursos. Ser investigador es ganar las convocatorias de investigación del Ministerio o de cualquier otra entidad que se atribuye el rol de otorgar esa condición a quienes aspiran a ella. Los ejemplos serían innumerables y las anécdotas podrían no tener fin.

5 Lo importante es que todo espacio de visibilidad es un espacio de reconocimiento y de control y que lo que hoy entendemos por cultura se articula rígidamente como tal. Qué ocurre con lo que no se ve? Qué ocurre con lo que no responde a los perfiles predeterminados y a sus correspondientes casillas? Qué hacer de lo que no cabe en ellas, o de lo que se pone en fuga, deliberadamente, respecto a toda forma de representabilidad? No se trata de abrir, como buen gestor, un segmento más de mercado, o de dar cabida, en una actitud entre morbosa y caritativa, a lo alternativo. Como decíamos, abrir los posibles no es yuxtaponer diferencias sino asumir que no todo lo que está se ve y que no todos aquellos con quienes contamos pueden ser contados. Que no podemos verlo todo, ni queremos hacerlo. Que es importante el saber, pero más aún lo que no sabemos. Que renunciamos al control, a la identificación, a la claridad de los perfiles, de los lugares, de las geografías, de los índices de referencia Y no porque no podamos alcanzar su claridad, sino porque los límites que imponen no recogen la fuerza del anonimato 4 ni la riqueza de lo que ocurre, sino todo lo contrario: la despedazan y la ahogan. Dice M-A.Hernández, refiriéndose al arte contemporáneo global: Este espacio-tiempo será irrepresentable, conflictivo y no visible del todo 5. Así será y así nos corresponde reivindicarlo, experimentarlo, pensarlo. Para ello será necesario ejercitar también nuestros ojos, aprender a mirarnos de otra manera. Frente a la visión focalizada que ha dominado la cultura occidental, y que destaca por su capacidad de seleccionar, aislar, identificar y totalizar, necesitamos desarrollar una visión periférica. No es una visión panorámica o de conjunto. Es la que tienen los ojos del cuerpo, inscritos en un mundo que no alcanzan a ver y que necesariamente comparten con otros, aunque sea desde el desacuerdo y el conflicto. 2) Más allá de la trampa de la actividad. En continuidad con lo anterior, la cultura no sólo define un espacio de visibilidad, sino que se propone como un estado de permanente actividad. En los últimos años, la primacía del producto o de la obra ha dejado paso a la atención a los procesos, ya sean educativos o creativos. Pero la actividad sigue rigiendo el sentido de toda propuesta cultural. Programar, convocar, encontrarse, exponer, publicar, comunicarse Lo importante es no parar, poder justificar una permanente actividad. De la misma manera que los currícula no admiten tiempos vacíos, también para la vida cultural cualquier periodo de inactividad es un punto en contra. La actividad se convierte así en una trampa en la que sigue imperando el ritmo de la productividad. Qué se hace cuando no se está activo? Qué ocurre cuando no se hace nada? Es necesario ir más allá del dictado de la actividad, hacia un concepto más amplio de acción que 4 Remito a Espai en Blanc, La fuerza del anonimato, Ed.Bellaterra 2008 5 M.A. Hernández, Contradictions in Time-Space: Spanish Art, Complexity and Conflict, en The Global Art World. Audiences, Markets and Museums, Ostfildern May 2009

6 incluya la inactividad, los tiempos muertos, los impasses, los desvíos, los errores, el cansancio, la desorientación, la necesidad de volver a pensarlo todo. Y no sólo para evitar el rápido agotamiento al que es sometida hoy cualquier propuesta cultural, creativa o académica, sino sobre todo porque en la trampa de la actividad lo que es sacrificado es el tiempo y el espacio para la pregunta por el sentido. Por qué hacer algo? Para quién? Con qué idea? Estas preguntas se escamotean hoy en el apartado de objetivos de cualquier proyecto. Pero realmente nos damos el tiempo y las condiciones para pensarlas a fondo y para atravesar las crisis que abren en nuestros propósitos y en nuestros contextos? No poder hacerlo condena la creación a un activismo sin sentido en el que las ideas no pesan nada ni dejan ningún rastro. Sólo circulan, flotando en la insignificancia, para hacer viable el consumo continuo de proyectos. Experimentar y compartir el sentido de una idea, exponerse a su fracaso o atreverse a hacerla funcionar sin controlar sus consecuencias, es hoy una labor de resistencia. 3) Más allá de la idea misma de cultura. Todo esto nos lleva a poner en cuestión la idea misma de cultura y sus formas tanto de representación como de legitimación. De qué puede servirnos hoy la idea de cultura? Es posible darle un nuevo valor, cuando como decíamos se ha convertido en el principal instrumento del nuevo capitalismo? Adorno y Horkheimer sentenciaron su crítica de la cultura con las siguientes palabras: Hablar de cultura ha estado siempre contra la cultura. El denominador común cultura ya contiene virtualmente la captación, la catalogación y la clasificación que entregan a la cultura en manos de la administración. 6 Una política cultural verdadera, incluso si la administración quiere tomar parte en ella, tiene que dirigirse contra una idea administrada y sectorializada de la cultura. La cultura, como ámbito o sector presentado en singular, no tiene hoy ninguna potencialidad emancipadora ni ningún poder de transformación o de cuestionamiento. Pero una política cultural, entendida no como una labor productiva o asistencial sino como una tarea crítica, puede redescubrirnos el campo de batalla que es la cultura como dimensión de la expresividad social, viva y conflictiva. Apostar por esta política cultural no es una opción más entre otras. Es asumir una posición y todas sus consecuencias, que de manera inevitable serán radicalmente políticas. 6 Dialéctica de la Ilustración, p. 176