Por qué acreditar las Facultades de Medicina? Por qué ahora? Acreditación es un término ampliamente utilizado en la actualidad y a veces mal interpretado. En el lenguaje común, se usa para indicar la existencia de cualquier relación formal que involucre la aprobación o el reconocimiento de una Institución o programa de Educación Superior, de parte de una organización oficial tal como una agencia o un ente profesional. La Acreditación denota con frecuencia, una aprobación que tiene consecuencia, ya sea para la Institución o para sus estudiantes. Para la Institución, puede ser una licencia para hacer ciertas cosas que de otro modo no podría y para el estudiante, puede darle acceso a un apoyo financiero. La Acreditación alude también a arreglos entre las Instituciones de Educación Superior, de modo que la Institución acreditada, adquiere la capacidad de ofrecer programas o partes de programas que permiten alcanzar las calificaciones que entrega la Institución acreditada. (2) Acreditar es dar fe, dar credibilidad sobre algo, calificar el nivel alcanzado con referencia al objetivo. En los últimos años se han producido grandes cambios relacionados con la atención de la salud y de la Educación Médica, para dar una nueva orientación a la formación del médico, que posibilite calidad en la formación profesional, para dar respuestas a las demandas de salud de la población. La preocupación por la acreditación de la calidad, surge porque la práctica médica podría estar expuesta a errores o deficiencias, que es preciso cautelar en todo momento. Esto se inicia en EEUU, con la Acreditación de Escuelas de Medicina, disparada a partir del informe Flexner en 1910 y se ha llevado a cabo en forma sistemática desde los años 50. Hoy es un hecho en países como Suecia, Dinamarca, Reino Unido, España y otros que utilizan mecanismos formales para dar garantías a la fe pública de la capacidad, de aquellos que ejercen la profesión médica. La historia en América Latina es también interesante; varios países, entre ellos México, Argentina, Chile, Brasil y Colombia, utilizan sistemas de Acreditación desde los
comienzos de la década de los 90 y se han desarrollado con éxito experiencias regionales, tanto en el MERCOSUR y como en Iberoamérica. La calidad de la Educación Superior es una preocupación cada vez más importante debido a la masificación de las Instituciones Educativas, al ingreso irrestricto a las mismas, a los cambios en la producción de los conocimientos, a las tecnologías de la información y de la comunicación, a la globalización y a las redes sociales y por lo tanto, a las necesidades, cada vez mayores, de homologar las condiciones de educación. La práctica médica ha experimentado profundos cambios también: las nuevas tecnologías diagnósticas y quirúrgicas, la privatización de los servicios, los cambios demográficos, los cambios epidemiológicos, las nuevas políticas, la incorporación multidisciplinaria de nuevas profesiones al equipo de salud y la realidad actual del mercado. Las Facultades de Medicina, como parte central de los sistemas de salud en todo el mundo, deben producir profesionales de calidad, capaces de responder con eficacia a las exigencias de los nuevos tiempos. Por todo esto, es preciso demostrar que las Instituciones de formación médica, funcionan de manera efectiva, para hacer que sus estudiantes, cumplan con estándares apropiados de logro y desarrollo de habilidades, acordes a los cambios en todo el mundo. Para ello es necesaria la cultura de la evaluación, que dimensiona la calidad educativa desde la ponderación científica y académica. Los mecanismos de Acreditación son diseñados para asegurar que las Instituciones de Educación Superior satisfacen las prioridades nacionales e internacionales. Esto es una realidad, que ya está entre nosotros. El proceso de acreditación (5), tiene los siguientes objetivos: Propiciar el mejoramiento de la calidad de la educación médica Servir de mecanismo para que la Facultad de Medicina rinda cuentas a la sociedad y al Estado sobre el servicio educativo que ofrece Propiciar la idoneidad y solidez de las Facultades de Medicina que prestan el servicio público de enseñanza médica Ser un incentivo para que las Facultades verifiquen el cumplimiento de una misión, sus propósitos y objetivos en el marco de la Constitución y la Ley y de acuerdo con sus propios estatutos Propiciar el autoexamen Institucional permanente en el marco de una cultura de autoevaluación
Ser un instrumento mediante el cual el Estado da fe pública de la calidad de las Facultades Ser un instrumento para los académicos, en la medida en que permita objetivar el sentido y la credibilidad de su trabajo y propiciar el reconocimiento de sus realizaciones Es necesaria la reflexión profunda y sincera, sobre el verdadero fondo de la cuestión. Es un tema inquietante, no menos problemático, que merece actores comprometidos, líderes con visión, capaces de enlazar el momento actual con el futuro, inspiradores de cambio, que apoyen fervientemente la responsabilidad colectiva de la educación, para generar un mejor futuro para el país. Es un desafío importante y es un tema instalado, que exige la puesta en movimiento de acciones positivas, más que duras críticas a las universidades y al estado actual de la educación. Nos obliga a madurar para ser cada vez mejores, para interiorizarnos cada vez más en este tema, que no es de unos pocos, sino que compete a todos. Pudo ser que antes bastara el prestigio o la imagen acrisolada por ciertas Instituciones para evitar la sombra de una duda sobre la correcta ejecución de acciones o cometidos que cumplían en función de una misión o propósito de mayor o menor explicitud. Lo mismo se podría decir de las acciones médicas asociadas a una profesión de prestigio, trascendencia y carisma singular. Hoy no puede, por el cambio de paradigmas y cultura social, pretenderse ya más que las universidades o la medicina proclamen su excelencia por el sólo hecho de ser lo que son. Como lo ha dicho enfáticamente Agustín Squella, la sociedad les exige pruebas de esa excelencia o calidad, y ambas no tienen otra alternativa que dárselas. (3) El proceso de Acreditación de Facultades de Medicina, integralmente considerado, tiene como propósito fundamental, el mejoramiento de la formación, garantizar la calidad del médico y racionalizar la formación de acuerdo a requerimientos metodológicamente señalados. Las Facultades de Medicina deben acreditar entonces en lo social, en lo político y en lo pedagógico. Es importante la participación y el interés de todos los educadores médicos, para garantizar óptimos resultados, atender a las demandas de la sociedad y evaluar permanentemente los métodos de enseñanza.
El público pide garantías de la capacidad y la confiabilidad de los médicos encargados de su cuidado. Esto nos compromete al cumplimiento de parámetros mínimos con el fin de asegurar el ejercicio apropiado de la Medicina. Dra. Laura Guadalupe Rolón G. Médica, especialista en Anatomía Patológica y Citología Docente de Histología y Anatomía Patológica Par Evaluador de Facultades de Medicina MERCOSUR y RIACES Coach ontológico Bibliografía 1. Barón, M. La razón de ser de la acreditación de las Facultades de Medicina. Educación Médica 2003; 6:12-3. 2. Randall John. Desafíos nacionales e internacionales al proceso de Acreditación. Calidad en Medicina. Chile. 93-109. 3. Rosselot, E. Aseguramiento de la calidad profesional. Un nuevo marco ético para el ejercicio de la Medicina. Rev. Méd. Chile V.127, N 11. Santiago. Nov. 1999. 4. Academic Medical Center Working Group: The Imperative for Quality: A call for action to Medical Schools and Teaching Hospitals. Acad. Med. 2003:78: 1085-9. 5. SQUELLA A. Sobre acreditación universitaria. Calidad en la Educación. Diciembre, 1998; 42-5. 6. Nasser EA y col. Sistema Nacional de Acreditación: lineamientos para la acreditación de la Educación Superior en Colombia. Consejo Nacional de Acreditación, Bogotá, Colombia. 1996. 7. Flexner, A. A Modern School, American Review of Reviews 53 (1916): 465 474 8. Sistema Centroamericano de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, SICEAVES. La Educación Superior en el Siglo XXI. UNESCO 517-527 9. Villarroel C. Calidad y Acreditación Universitarias latinoamericanas para Latinoamérica. La Educación Superior en el siglo XXI UNESCO 607-631 10. Galofé A. Desafios Actuales en Educación Médica. Rev Méd Chile 1997; 125: 11-17 11. Harvey C, Green D. Defining quality: assesment and evaluation in higher education. Bath. 1993. 12. www.histopatologia.com
RANKING MUNDIAL DE UNIVERSIDADES 2008 El Ranking Mundial de Universidades es uno de los rankings internacionales más reconocidos en el mundo. Los resultados detallados se pueden encontrar en http://www.topuniversities.com/worlduniversityrankings/results/2008/overall_rankings/fullrankings/. Los criterios principales para elaborar el ranking son opiniones de pares académicos, evaluaciones de empleadores internacionales y la producción académica registrada en la base de datos Scopus. La metodología completa puede encontrarse en http://www.topuniversities.com/worlduniversityrankings/methodology/simple_overview/. Cinco países de América Latina tienen universidades clasificadas entre las primeras 400. Las primeras diez universidades de América Latina ordenadas por país (el número a la derecha es la posición entre las 400) son: ARGENTINA Universidad de Buenos Aires 197 Universidad Austral 309 BRASIL Universidad de San Pablo 196 Universidad de Campinas 249 Universidad Federal de Río de Janeiro 334 CHILE Pontificia Universidad Católica 241 Universidad de Chile 320 MEXICO Universidad Autónoma de México 150 Instituto Tecnológico de Monterrey 328 URUGUAY Universidad ORT Uruguay 387