Como te chives... ya verás Isabel Fernández Profesora de FP Gumersindo Quevedo Director del instituto de FP de Vicalvaro en Madrid. El bullying es una acción que implica una forma de violencia. Se analiza el impacto de esa extorsión, y sus causas, a partir de una encuesta realizada en diez colegios de EGB. En la conclusión, se extraen perfiles de los actos de violencia en forma de bullying en diferentes niveles educativos. EGB, escuela y sociedad, Sociología de la Educación Cuando se habla de violencia en el mundo escolar suele asociarse a manifestaciones físicas tales como destrozos, peleas, robos, etc. Sin embargo, cada vez se hace más patente que la olla a presión que representa un centro escolar abarca muchos más actos, mensajes o situaciones violentas que las antes referidas. Tal es el caso del bullying, de difícil traducción al castellano o a cualquier lengua derivada del latín. VIOLENCIAS ESCOLARES La traducción aproximada, si forzamos un posible carácter literal, sería la de bravucón o matón, y como acción propia del bully o matón estarían los maltratos o amenazas de manera que intimida, tiraniza o aísla y por ello convierte a alguien en víctima. Los países nórdicos y germanos lo denominan mobbing y los anglosajones bullying De cualquier forma, a pesar de la diversidad de definiciones y matices, la más consensuada se refiere a «una violencia prolongada y que se repite, tanto mental como física, llevada a cabo por un individuo o grupo y dirigida contra un individuo que no es capaz de defenderse ante dicha situación, convirtiéndose en víctima» (Roland, 1989). Un ejemplo clarificador sería el de aquel nulo o adolescente que rehúsa ir al colegio sin motivo aparente. Ante la insistencia de sus padres, finge todo tipo de malestares, se escuda en todo tipo de argumentos impostados para no declarar su problema hiriente. Un grupo de compañeros le está haciendo la vida imposible. Desde hace un período de tiempo se ha convertido en la mofa del grupo, y toda la clase lo sabe... pero existe una conspiración silenciosa. La manifestación del bullying es variopinta. En algunos casos puede llegar a ser objeto de chantajes económicos, coacciones de índole variada, y apremiado a realizar actos poco deseables. En las chicas se deriva más hacia una violencia psicológica y a un aislamiento donde se llega hasta hacer el vacío más absoluto a una determinada compañera. Estas situaciones forman un mundo escondido, al que los adultos (padres-profesores) no suelen tener acceso debido al miedo de la víctima, que no se autoestima y no comunica su debilidad por temor a parecer aún más débil. También se suma a ello el que los mayores interpretan los miedos del acosado como una necesidad de este último de pasar obligatoriamente por ese trance iniciático y «hacerse mayor», desestimando su carácter traumático. Existen tres factores básicos que siempre se dan para que un hecho se considere bullying (Besag, 1989):
Ha de existir una víctima (indefenso) atacada por un abusón, o grupo de abusones. Es una relación de poder entre el más fuerte y el más débil. Debe suceder durante un período de tiempo prolongado (un mes, etc.) y de forma repetida (más de dos o tres veces). La naturaleza de la agresión puede ser física, verbal o psicológica. CAUSAS Las causas de la perpetración del bullying son muy complejas. Distintos autores apuntan con mayor o menor grado a variables como: falta de autoestima por parte de la victima, problemas familiares, currículum inadecuado, sociedad competitiva, violencia del sistema, organización escolar excesivamente rígida, o por falta de concienciación de dicha problemática. Lo que resulta del consenso general es que las circunstancias que intervienen para que se den casos de bullying son multifactoriales. Se tiene que atender a cada caso en particular además de la adopción de medidas claras y contundentes dentro del mundo escolar. El interés suscitado en la opinión pública de distintos países, además de una postura clara por parte de la Administración educativa, motivaron campañas de ámbito nacional para prevenir y alertar a alumnos, padres y público en general del carácter traumático del bullying tanto en EUA como en Noruega. En Inglaterra, desde 1989 existe una línea caliente a la que acuden aquellos que quieran consejos sobre situaciones de bullying. El carácter preventivo del bullying en el que todos los autores hacen hincapié nos hizo pensar que el primer paso con respecto a España sería lograr una llamada de atención del problema por medio de un análisis de datos fiables. De ahí la puesta en marcha de un estudio estadístico de la situación en nuestros colegios de EGB. El estudio ha sido elaborado por un grupo de profesores de Enseñanzas Medias en colaboración con el CEP de Villaverde y asesorado por la Asociación de Diplomados en Estadística de Madrid. Nuestro interés se centraba en encontrar la frecuencia del bullying en el primer trimestre en los cursos 3º, 5º y 7º de EGB. Simultáneamente se descubrieron niveles de miedos al colegio y sus causas, lugares y situaciones en que habían sufrido las agresiones, formas y actitudes ante dichas agresiones. El cuestionario se pasó en diez colegios de EGB de distintos ámbitos sociales y económicos. Algunos cuestionarios fueron presentados por los propios encuestadores aunque en algunos casos fueron los tutores de los grupos quienes los llevaron a cabo (véase cuadro 1). El miedo Como respuesta a la pregunta sobre la sensación de miedo provocada por el colegio se obtuvo un 16,5%
global, que aumenta progresivamente según se avanza en edad y curso. Hay que tener en cuenta que nos referimos a la experiencia escolar, y no está restringida a ningún período concreto de tiempo. El primer motivo de miedo se localiza en las notas. Este miedo aumenta considerablemente en 7º donde, como se observará posteriormente, la clase y todo el mundo escolar se traduce, para un amplio grupo, en lugar de sufrimiento. El segundo motivo de miedo procede de los propios compañeros. Los encuestados lo identifican claramente con el bullying. 3º y 7º tienen niveles parecidos aunque 7º sigue siendo el curso con mayor nivel de angustia. Otros miedos no reflejados en el cuadro en orden de mayor frecuencia se refirieron al cambio de colegio y profesores, con incidencia muy inferior a los anteriores. Es significativo el índice despreciable de «mucho miedo» en las chicas a pesar de que en el cómputo total parecen tener más miedo que los varones. Igualmente ocurre con los colegios privados que, arrojando un índice más alto de miedo en general, la frecuencia de «mucho miedo» es bastante inferior al de los públicos (véase cuadro 2). Las agresiones Según el cuadro 3 se observa que un 17,1% se considera maltratado de forma repetida en el primer trimestre: un 14% «algunas veces», y un 3,1% «muy a menudo». Los más maltratados son los alumnos más pequeños de 3º y desciende la frecuencia en sentido inverso a la edad y cursos más avanzados. A su vez las chicas se sienten más agredidas que los chicos en una diferencia de 3,6 (19,6% M - 16% H). Los colegios privados (superiores en número de alumnos a los públicos encuestados) también arrojan un ligero mayor índice de agredidos. A su vez, un 17,3% se considera agresor o autor de algún maltrato a otro compañero, con lo que se invierte el tanto por ciento con respecto a las víctimas al haber mayor número de agresores varones y mayor número de víctimas en las chicas. 5º es, sin duda, el curso que mayor número de agresores recoge y se encuentran más agresores en la escuela pública que en la privada. Sin embargo, lo más notorio de la encuesta es la forma que toman dichas agresiones. Obtenemos así un perfil de las distintas etapas violentas que sufren los alumnos. Observamos que lo más común son agresiones verbales, motes, mofas, burlas, reírse de, que se refleja con mayor incidencia en 7º, seguidas de robos, objetos escondidos que inciden especialmente en los cursos de 3º. Igualmente, los colegios privados (más de 1.000 alumnos) registran un alto tanto
por ciento en robos a diferencia de los públicos (con menor número de alumnos). En tercer lugar se encuentran las agresiones físicas, que se dan más en los colegios privados, y en los alumnos de 3º seguidos por los de 7º. El aislamiento o rechazo, sorprendentemente, se da con igual frecuencia en niños como en niñas, si bien los alumnos de 3º lo sienten con más frecuencia, siendo 7º el curso más socializado y con menor índice. El lugar Con respecto al lugar, es sin duda el recreo el más temido y donde ocurren el mayor número de incidentes. Los de 3 son los más agredidos. Se mantienen parejas frecuencias tanto de Pb/Pv como H/M. Es significativa que la clase, lugar con mayor vigilancia aparente. Se sitúa en segundo lugar, si bien se ha de considerar el tiempo real de permanencia en el aula que es muy superior a ninguna otra dependencia del recinto. Sin embargo, sí caben lecturas apreciables con respecto a la clase. 7º es el curso con mayor riesgo de agresiones psicológicas, lo que unido al miedo a las notas y burlas da lugar a una tensión en el aula. Las chicas, igual que en los colegios públicos, también parecen aumentar su insatisfacción dentro de la clase. La salida y entrada al colegio se sitúa en tercer lugar, seguidos de otros espacios escolares indeterminados y del comedor, muy por debajo. En cuanto a la actitud, casi 1 de cada 4 alumnos se calla si es agredido. También 1 de cada 4 lo comunica a sus padres o profesores, y los otros 2 se defienden por sí mismos o se apoyan en sus amigos. Las chicas comunican a sus mayores mucho más que los chicos y los colegios públicos superan notoriamente a los privados en índices de comunicación con los mayores, Tanto los cursos de 5º como los de 7º mantienen los problemas entre ellos, y es en 3º cuando todavía se apoyan en sus mayores para resolver sus divergencias (véase cuadro 4). CONCLUSIONES Ante los resultados totales se pueden trazar una serie de conclusiones y recomendaciones. Cuantitativamente, un 17% del alumnado de EGB sufre agresiones (en el primer trimestre) de forma repetida por parte de sus compañeros. Un 17% se siente a su vez agresor. Si bien con los datos obtenidos no podemos precisar cuántas víctimas son a su vez agresores variable que se da a menudo en estudios realizados en otros países europeos. Sin embargo, obtenemos que si sumamos las víctimas y los agresores, un 34% de la población estudiantil de EGB está inmersa directamente en actos de violencia en forma de bullying, o lo que es lo mismo uno de cada tres alumnos. Cualitativamente se perfilan los siguientes rasgos en cada curso: 3º: porcentaje alto de víctimas, especialmente en el recreo, agresiones físicas y de aislamiento. Gran capacidad comunicativa. Proliferación de robos, deterioros provocados, etc. Por lo tanto deberán se protegidos especialmente de los mayores y sus pertenencias. El recreo debe estar siempre vigilado y trabajar el aspecto social de grupo puede ser de gran utilidad dado el grado de aislamiento apreciable. 5º: alto número de agresores. Su circunstancia de terminación de ciclo les sitúa ante los pequeños en situación de poder que, menudo, se encauza de forma agresiva. La comunicación y confianza en el adulto bajan de forma evidente, ahí la necesidad de reforzarlas. 7º: curso especialmente problemático en cuanto a miedo, inseguridad y autoestima, concretamente dentro del aula. Especialmente significativo es el miedo al ridículo, al meterse con uno o reírse de él, lo que indica que habrá que trabajar el respeto al otro. La clase se muestra como lugar hostil y por lo tanto se aconseja llegar a entendimientos comunes al respecto. Por último señalamos que el análisis y prevención del bullying están llenos de dificultades y complejidades. Esta aproximación al tema intenta abordar algunos aspectos hasta ahora no estudiados en nuestro país. Se impone una profundización en casos concretos y se desarrollan las necesarias estrategias para su corrección. Es evidente, sin embargo, que la mejor solución es una actitud alerta y preventiva de dichos hechos, donde los involucrados sean conscientes desde el primer momento del darlo y perjuicio que actos humillantes pueden causar en una persona y por ende a todos los que le rodean.
Besag, V.: Bullies and Victims in School, Open University Press, Milton Keynes, 1989. Olweus, D.: Aggression in the Schools: Bullies and Whipping Boys, Washington D.C.: Hemisphere, 1978. Roland, E. y Munthe, E.: Bullying, An International Perspectlve, David Fulton Publications, 1989. Tattum, D.P. y Lane, D.: Bullying in Schoois, Stoke-on-Trent: Trentham Books, 1989.