La lógica del psicoanálisis: el infinito y los goces. por Madeleine Maida Re Congreso Internacional de Psicología, año 2010 Facultad de Psicología Universidad Nacional de Rosario 0341-153929544 mmaidare@gmail.com 1
La lógica del psicoanálisis: el infinito y los goces. por Madeleine Maida Re Área temática: El psicoanálisis en la formación del psicólogo. Informe de investigación Resumen técnico: Lacan establece la lógica del psicoanálisis a partir de la lógica clásica pero diferenciándola de ésta. Fue posible establecer esta lógica a partir del decir de Freud que sigue la lógica propia de los dichos del inconsciente. La paradoja de Aquiles y la tortuga citada por Lacan en el Seminario Aún permiten mostrar las diferencias entre el goce fálico y Otro goce o goce femenino. En este trabajo recurrimos a otra versión de la misma paradoja, la versión de Lewis Carroll, para profundizar el decir de Lacan de que no hay metalenguaje como expresión lógica de la castración. Este es un informe parcial del proyecto de investigación titulado: La lógica y la topología en la enseñanza del psicoanálisis de J. Lacan desde 1961 (La identificación) hasta 1979 (La topología y el tiempo). Esta investigación está dirigida por el Dr. Héctor Franch y co-dirigida por el Prof. Horacio Tartaglia. Mi incorporación a esta investigación es reciente. Según lo trabajado hasta ahora consideramos que el psicoanálisis como práctica puede ser situado como un nuevo lazo social del cual se desprende una lógica. Esta lectura que hace Lacan del descubrimiento de Freud remite a la instauración de un discurso no convencional que se sustenta en el descubrimiento freudiano del inconsciente. Al tomar las formaciones del inconsciente para dar cuenta del deseo y la sexualidad, Freud hace un tratamiento específico del lenguaje. En las formaciones del inconsciente el deseo encuentra expresión. Es explícito que el sueño es leído por Freud como un rebus 1, y como tal, el análisis consiste en un desciframiento del deseo. Si el inconsciente está estructurado como un lenguaje 2, tal como plantea Jacques Lacan, es en esa 1 Freud, Sigmund. La interpretación de los sueños (primera parte), Obras completas, Tomo IV, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1996. 2 Lacan, Jacques. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Seminario XI, Paidós, Buenos Aires, 2008 2
misma estructura lógica que el deseo se cifra y su tratamiento será a partir del lenguaje, ya que este discurso no tiene otra expresión que la del disfraz. Lo inconsciente encuentra en las formaciones de lo inconsciente una vía de expresión, y esto por la estructura misma con la que se presentan. Se conforman a partir de determinados mecanismos del lenguaje, simulando un sin sentido, y es a partir del descifrado, que advendrá su sentido encubierto. El discurso del inconsciente se funda en una lógica que le es propia y por esto mismo es necesario el desciframiento para dar cuenta de lo cifrado. Desde los primeros años de su enseñanza, Lacan utiliza la lógica y los juegos lógicos para dar cuenta de la lógica del discurso. El inconsciente a partir de la lógica del significante, se manifiesta y produce efectos. Esta lógica es otra que la clásica, pero para abordarla es necesario conocer la lógica clásica que es subvertida por el discurso del psicoanálisis. La lógica que rige el discurso es otra, y es a partir de esta lógica modificada del psicoanálisis que se puede dar cuenta de la estructura. Lacan utiliza conceptos de la matemática a lo largo de los Seminarios y de sus Escritos, y considera que estos conceptos son necesarios para la formación del analista; dice los matemas son un punto de pivote de toda enseñanza, dicho de otra manera, que no hay enseñanza más que matemática, el resto es broma 3. Lacan utiliza estos conceptos matemáticos desde los inicios de su enseñanza, la topología, la lógica y los nudos constituyen sus recursos para dar cuenta de la estructura. En particular, Lacan utiliza la lógica para dar cuenta de las fórmulas de la sexuación, que escriben el modo lógico en que el ser hablante se sexúa. Su construcción va desde 1971 hasta 1973 4, y es en el seminario Aún en el que Lacan da un paso más y comienza con los nudos. Las fórmulas escriben que el hablante se sexúa a partir del falo, y esto no tiene que ver con el género ni con la anatomía, sino que implica que el falo rige para ambos sexos. Como hablante, la referencia fálica es la referencia única, y la significación se estructura a partir de esta. En La excepción femenina 5, Gérard Pommier, explica que desde el primer momento, para el sujeto, el 3 Lacan, Jacques. Ou pire, Seminario XIX. Versión inédita. 4 Los seminarios a los que se hace referencia son: De un discurso que no fuera del semblante (1971), Ou pire (1971-1972) y Aún (1972-1973). 5 Pommier, Gérard. La excepción femenina, Alianza editorial, Buenos Aires, 1986. 3
falo es aquello que cuenta, ya que antes de que se invistan las zonas erógenas correspondientes a cada género, el falo es el cuerpo propio. El falo rige para ambos sexos. Esta identificación al falo, no tiene que ver con la cuestión anatómica, más allá del género, hay una primacía del falo. Es un primer movimiento, más allá del pene o clítoris como zona erógena, momento en el cual esa identificación al falo hará que lo que se invista sea el falo, o sea, el cuerpo propio. El cuerpo entero del niño cuenta como falo. A partir de esto, podría decirse que si bien hay cuerpo de hombre y cuerpo de mujer (diferencia anatómica), en sí mismo no habría una esencia del hombre o de la mujer, no hay esencia para el ser hablante. No hay un predicado que pueda dar cuenta de esto, y por esto la filosofía ha intentado dar respuestas sin poder definir una que rija para el ser. La existencia del hombre no depende de ninguna esencia, no habría un universal que diera cuenta ni del ser, ni del hombre y la mujer. Pero entonces, dónde está la diferencia, sólo en lo anatómico? El género no puede dar cuenta del hombre o la mujer misma, porque sólo marca una diferencia en cuanto a la anatomía. Para el psicoanálisis, la sexuación no tiene que ver con el género, este no da cuenta de la lógica discursiva en el que el hablante se sexúa, ya que para éste nada está prefijado. El orden natural es subvertido por el orden simbólico. El hablante al estar estructurado a partir de ese orden simbólico, sólo se estructura a partir del orden significante. Aquello que puede decirse sobre el hombre o la mujer depende del significante. Al ser éste pura diferencia cualquier generalidad, o esencia que se quisiera formalizar quedaría negada. Ningún significante puede responder cabalmente por esta cuestión; la estructura misma del significante lo muestra, sólo está en relación a otro significante. El significante es la diferencia pura, es la imposibilidad de poder definirse a sí mismo. Si no hay predicado que dé cuenta de ellos, es en otro lado en donde la distinción tomará forma. La cuestión en la sexuación no tiene que ver con identificarse como hombre o como mujer, sino que remite a las posiciones que se toman en relación a la función fálica. Las fórmulas de la sexuación que Lacan escribe demuestran que no hay relación sexual, que no hay proporción entre hombre y mujer. Para ello Lacan escribe dos lados en las fórmulas, que cifran dos goces diferentes. Distingue el goce fálico del goce femenino u Otro goce. Estos dos no son complementarios, sino que están articulados y a la vez divergen uno del otro ya que no se 4
unen por mitades, como podría interpretarse de la escritura de las fórmulas. Estos modos del goce responden a lógicas diferentes. El cuadro se divide en dos lados, el lado hombre y el lado mujer, estos lados tienen que ver con una distinción entre los modos de gozar de los diferentes sexos. Lo que plantean estas fórmulas es que entre estos dos goces lo que justamente no hay es una proporción. El goce fálico es el goce de la palabra, es aquello que permite que se hable, es la significación fálica. Esto rige para todo hablante. Es el goce que se inscribe en el cuerpo, pero que responde a la palabra. Es un universal de la función fálica, y aquí se corresponde la premisa freudiana del falo, y sus correspondientes teorías sexuales infantiles, en donde hay uno para ambos sexos, el falo. A su vez, este universal está fundado por una excepción que lo niega. Esta excepción implica que hay al menos uno que dice que no a la función fálica. Es el uno que funda, pero que a su vez queda fuera de la serie. Podría pensarse en el padre muerto que Freud describe en el mito de Tótem y tabú, que queda fuera de la serie pero funda la comunidad entre hermanos. Es el mito freudiano del origen, que funciona a partir de un padre muerto, y como tal simbólico 6. La castración como función lógica elemental, permitirá al sujeto tener un cuerpo más allá de la identificación al falo. La entrada al goce fálico sólo es posible a partir de esta función de la castración. Lacan distingue un goce que estaría más allá del goce fálico, un Otro goce que posee una lógica diferente que la del goce fálico. Es un goce suplementario y que Lacan llama goce femenino. Aquí se indica una posición respecto de lo fálico como no-todo. La excepción aparece negada, es decir que no hay uno que diga que no a la función fálica. Al estar negada la excepción fundante no es posible armar un conjunto. Es decir, no hay un colectivo de las mujeres. Es por esto que Lacan dice que La mujer universal no existe, que sólo puede escribirse como tachada. No hay La mujer, porque no se puede situar un universal de la mujer. No hay un significante que pueda decir lo propio de la femineidad. No hay una identificación, sino identificaciones en plural, donde lo que se muestra es esa ausencia de un rasgo identificatorio, que sería aquel que permitiría armar el conjunto. Lo que si existen son referencias en cuanto a lo femenino, insignias que la diferencian. La mujer, al igual que el hombre, sólo cuenta con el falo. Tampoco a partir de la 6 Freud, Sigmund. Tótem y tabú, Obras completas, Tomo XIII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 2001. 5
madre podrá definir la pregunta por la mujer, ya que ésta sólo puede ser en principio fálica. Esto muestra la dificultad misma en el centro de la cuestión de lo femenino. El goce fálico está allí, y sin embargo se distingue Otro goce. Estos dos se ubican en planos diferentes, y no hay proporción entre ellos. Que estos dos no se relacionan es lo que Lacan muestra en el seminario Aún con la paradoja de Zenón de Aquiles y la tortuga. La paradoja de Zenón de Aquiles y la tortuga trata de una carrera en la que Aquiles tiene que alcanzar a la tortuga. Como Aquiles corre diez veces más rápido, le da diez metros de ventaja. Cuando Aquiles corre esos diez metros, la tortuga ha hecho su parte y ha corrido uno, luego al correr ese metro más, la tortuga ha corrido un decímetro. Cuando corre ese decímetro la tortuga ha hecho un milímetro más, y así infinitamente, dando como resultado que Aquiles correrá por alcanzarla pero nunca lo hará. La versión original de esta paradoja es de Zenón, y está perdida, sólo se la conoce por Aristóteles y Simplicius. Lo que postula originalmente la paradoja es que hay un primero y un segundo, y que el primero no puede alcanzar al segundo en la carrera. La importancia de esta paradoja es que con ella se plantea la problemática del infinito. El personaje de la tortuga fue introducido por Simplicius, y en realidad dado el personaje de Aquiles, se supone que originalmente la paradoja trata de que Aquiles perseguía a Héctor, no a una tortuga. Aquiles se lanza a la persecución de Héctor porque este había matado a su compañero, Patroclo, su objeto de amor. Lo que hay en el origen de esta paradoja y quedó olvidada por la nueva versión, es la cuestión de la pérdida, y con ella el asesinato. Muerte y sexualidad se enlazan en la paradoja, y este podría ser el motivo por el cual la versión original sufre modificaciones. Con el cambio en la paradoja lo que se pierde es este verdadero motivo de la carrera: muerte y sexualidad. En cuanto a la versión popular de Aquiles y la tortuga, lo que la paradoja muestra es que en la carrera, Aquiles nunca alcanzará a la tortuga, la podrá sobrepasar pero nunca estarán en el mismo punto. Habría una infinidad de fracciones entre dos números, y es por esto que Aquiles nunca podrá alcanzar a la tortuga, lo que se lee es que no hay una proporción. Cuando uno avanza, la otra ha avanzado un poco más. Esta operación se repetiría hasta el infinito. Es el imposible del encuentro entre Aquiles y la tortuga. 6
Lacan al distinguir el goce fálico del Otro goce, o goce femenino, marca el lugar de esa imposibilidad. Estos goces, como espacios diferentes, divergen, pero a su vez se articulan. Es decir no se excluyen. No hay medida entre ambos, el goce femenino no entra en contradicción con el fálico, sino que va más allá del fálico. Es en la fantasía binaria, en que se supone que tal vez esos dos podrían hacer uno. Este imposible es el fantasma de que habría relación sexual, proporción entre ambos. Esto no se da solamente en el plano del amor, sino que la binariedad está inscripta en la historia del pensamiento. Tomando en cuenta la lógica clásica podemos ver que el interés de ésta es alcanzar una conclusión, verdadera o falsa. Lo que le importa es que no haya una contradicción, es decir que una proposición y su negación no pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Esto implica que no hay lugar para la falla, ya que si la hay se considera lógicamente inconsistente. Es lo que se lee con la lógica simbólica que intenta una transmisión integral, una transmisión sin resto, dejando por fuera cualquier equívoco posible. Justamente el psicoanálisis se vale del equívoco, de la falla, para dar cuenta de algo del orden del inconsciente. Es decir, nunca es sin resto. La lógica misma del inconsciente rechaza el principio de no contradicción de la lógica, ya que para expresarse necesariamente debe funcionar el equívoco, la falla, y es esto lo que hace a las formaciones del inconsciente. Siempre hay un imposible en juego en el hecho mismo de hablar, y por esto el decir de Lacan de que no hay metalenguaje. Si hubiera metalenguaje, el lenguaje podría ser tomado como un objeto y se lo podría formalizar. El problema es que no hay una salida fuera del lenguaje, se podría comentar algo pero no es posible dar cuenta de él, fuera de él. Esta es una lectura de la castración. Es el hecho de que la palabra no puede ser completa ni total, que siempre hay un resto. Lacan plantea que no puede decirse lo verdadero sobre lo verdadero, que ningún lenguaje podría decirlo, ya que la verdad no llega a ser toda, y esto porque la verdad sólo puede ser dicha a medias. La estructura misma del lenguaje indica que el metalenguaje solo puede ser negado, ya que no se cuenta más que con significantes, y como tal el significante solo es para otro. Es decir no es posible dar cuenta de un significante sin otro significante que lo represente. 7
Para explicar el hecho de que no hay metalenguaje podemos partir de otra versión de Aquiles y la tortuga, aquella presentada por Lewis Carroll en El juego de la lógica 7. La versión se llama Lo que Aquiles dijo a la tortuga. La tortuga le propone a Aquiles un juego lógico en el que habría dos premisas y una conclusión que se extrae de ellas. Las llama A, B y Z. A dice que dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí. B dice que los dos lados de este triángulo con iguales a un tercero Z es la conslusión de A y B, y es que los dos lados de este triángulo son iguales entre sí. Z se sigue lógicamente de A y B, y si se dice A y B son verdaderas entonces Z es verdadera. La tortuga le propone un juego a Aquiles diciéndole que ella acepta A y B, pero que no acepta Z y que Aquiles debe hacerle aceptar Z. Debe hacerle entender a la tortuga la proposición C, que si A y B son verdaderas entonces Z es verdadera. Entonces Aquiles le dice: si usted acepta A, B y C, entonces debe aceptar Z. A lo que la tortuga responde, bueno, pero antes de eso tenemos otra proposición, la proposición D que es si A, B, C son verdaderas, entonces Z es verdadera. Aquiles le dice, bueno está bien, acepto otra proposición más, pero ahora acepte Z! Y la tortuga dice, pero antes hay otra proposición más, la E, que dice Si A,B,C,D son verdaderas, entonces Z es verdadera. Aquiles comienza a desesperarse porque se da cuenta de que la tortuga podría seguir dando proposiciones antes de aceptar Z, y que el número de proposiciones podría ser infinito, no habría un límite para dar cuenta de Z. El cuento de L. Carroll muestra la diferencia entre lenguaje y metalenguaje. El hecho de intentar dar cuenta de todo para poder llegar a Z se torna imposible porque siempre hay una premisa más para decir. Son aproximaciones sucesivas, en donde una vez más juega esa infinitud de la paradoja clásica de Zenón. Lo que se distingue con la paradoja es que no hay metalenguaje, que no es posible salirse del lenguaje para explicarlo, y por lo tanto las aproximaciones sucesivas a un intento de metalenguaje son solamente realizadas desde una posición intrínseca al lenguaje, 7 Carroll, Lewis. El juego de la lógica y otros escritos, Alianza Editorial, Madrid, 1976. 8
desde él y con él. Que no hay metalenguaje es una expresión de Lacan que formula la lógica de la castración. Bibliografía - Carroll, Lewis. El juego de la lógica y otros escritos, Alianza Editorial, Madrid, 1976. - Freud, Sigmund. La interpretación de los sueños (primera parte), Obras completas, Tomo IV, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1996. - Freud, Sigmund. Tótem y tabú, Obras completas, Tomo XIII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 2001. - Lacan, Jacques. Ou pire, Versión inédita. Circulación interna de la EFBA. - Lacan, Jacques. Aún, Seminario XX, Paidós, Buenos Aires, 2008. - Lacan, Jacques. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Seminario XI, Paidós, Buenos Aires, 2008. - Pommier, Gérard. La excepción femenina, Alianza editorial, Buenos Aires, 1986. 9