ESCUELA DE PADRES LÍMITES Y NORMAS Cómo decir no a nuestros hijos CEIP Maestro Padilla 08/02/2012
Contenido LA NECESIDAD DE SABER DECIR NO A NUESTROS HIJOS... 2 POR QUÉ HAY QUE APRENDER A DECIR QUE NO?... 3 ALGUNAS PAUTAS PARA APRENDER A DECIR NO... 5 LA NECESIDAD DE SABER DECIR NO A NUESTROS HIJOS La idea de establecer normas o límites en casa con niños de edades entre 3 y 6 años es a veces un tema muy discutido entre los padres. Contrariamente a lo que algunos progenitores puedan pensar, desde aquí debemos decir que la respuesta a si nuestros hijos necesitan de normas y límites en casa, es claramente que SÍ. Cabe igualmente dejar claro que todas las situaciones extremas perjudican el crecimiento y desarrollo del niño, es decir, tanto el establecer unos límites o normas demasiado estrictas o excesivas, como la ausencia total de las mismas es igual de perjudicial para nuestros hijos. Muchas veces nos encontramos a padres a los que les cuesta mucho poner límites onormas en sus casas. Veamos algunas posibles causas: 2
Padres que intentan, de esta forma (no poniendo ningún tipo de normas y dejando que sus hijos hagan lo que quieran), compensar el poco tiempo de dedicación que les pueden dar. Padres que sienten que no tienen energías suficientes para enfrentarse a sus hijos. Padres inseguros o miedosos y con poca autoestima, que desean ser aceptados por sus hijos pase lo que pase, y que no confían en sus propias decisiones ni en su capacidad para defenderlas. Padres que, entre sí, tienen opiniones distintas sobre una misma situación, e infravaloran o desacreditan el juicio del otro progenitor. No hay respeto entre ellos. Padres que han recibido una educación demasiado estricta y quieren conseguir el efecto totalmente contrario para la formación de sus hijos. POR QUÉ HAY QUE APRENDER A DECIR QUE NO? Aunque suponen un mayor gasto energético, pues se ha de vigilar su cumplimiento, marcar límites a los niños se hace necesario, ya que: Hay que permitir y propiciar que el niño se forme y se convierta, con el tiempo, en un ser responsable, independiente y autónomo. Los padres deben saber 3
4 que la frustración es una experiencia indispensable para el desarrollo psicológico y afectivo del niño, que debe aprender a renunciar a la satisfacción inmediata de todos sus deseos. Pese a lo que se pueda creer, decir no a un niño le aporta seguridad y protección. Mantenerse firme en algo es el primer medio para darle puntos de referencia. Un niño que ve que consigue todo lo que quiere gracias a sus rabietas y pataletas, se acaba sintiendo angustiado por la ausencia de límites a su fuerza. Piensa siempre que si un niño se siente más fuerte que sus padres, no se podrá sentir protegido por ellos. No podemos caer en el error de creernos los padres amigos. Los niños, para conseguir un buen desarrollo y equilibrio psicológico, no necesitan ver en sus padres a un amigo, sino a una persona adulta y firme en la que pueda identificarse y en la que encuentre apoyo cuando lo necesite. Debemos intentar evitar dificultades futuras. Cumplir todos los deseos de los hijos significa educarlos en un mundo de fantasía en el que todo está permitido. Los partidarios del dicho: está prohibido prohibir, impiden a sus hijos entrar en contacto con la realidad, incapacitándoles para soportar las
prohibiciones a las que se tendrá que enfrentar en su vida futura. Un niño que de pequeño carece de autoridad parental, en su adolescencia tenderá a buscarla en otras personas que no sean sus padres. No es bueno dejarnos tiranizar por nuestros hijos. Abdicar constantemente acaba esclavizando. A largo plazo, siempre terminamos guardando resentimiento, más o menos conscientemente, a la persona que nos tiraniza. ALGUNAS PAUTAS PARA APRENDER A DECIR NO Hay que tener clara la diferencia entre lo que son PROHIBICIONES SOCIALES ABSOLUTAS (acostarse con sus padres, hacer daño a alguien o a uno mismo, ) y lo que son NORMAS PROPIAS DE CADA FAMILIA (ver la televisión, acostarse a tal hora, ). Con las primeras (prohibiciones sociales absolutas) se debe ser inflexible. Hay que recordárselas al niño/a con frecuencia y no únicamente en el momento que las incumpla o veamos que las va a incumplir. Debemos utilizar la frase: Sabes que eso está prohibido. En cuanto a las segundas (normas propias de cada familia), se deben establecer sólo aquellas que se esté seguro de poder mantenerlas de una forma 5
6 duradera, y luego, adaptarlas en función de la edad, de la personalidad y de las necesidades de su hijo, así como de la organización de la familia. A la hora de dirigirse al niño para indicarle que debe respetar una prohibición o un límite, hay que esforzarse en captar y sostenerle fijamente la mirada. Aprende a mirarlo con los ojos bien abiertos y a reprenderlo con severidad si la situación lo merece. Cuando antes se acostumbre el niño a que lo miren fijamente a los ojos en los momentos críticos, antes aprenderá a obedecer. No se debe olvidar nunca que la autoridad se transmite tanto por la mirada como por el cambio del tono de voz. En las rabietas del niño, hay que aprender a distinguir el verdadero sufrimiento del simple capricho. Se debe ser comprensivo en el primer caso e inflexible en el segundo. Es importante también tener la suficiente confianza en sí mismo para afrontar solo la rabieta de su hijo, sin pedir ayuda No se debe recurrir a lo de: Espera que venga tu padre y verás o se lo diré a la señorita mañana Hay que asumir el hecho de dejar llorar al niño en su habitación hasta que se calme. Si le acostumbramos a acudir en plena rabieta para que deje de hacerlo,
7 le estamos inculcando un aprendizaje para que nos utilice a su antojo cuando quiera conseguir algo. No debemos olvidar nunca que en la calle también somos sus padres, es decir, muchas veces por vergüenza no reprendemos a nuestros hijos en público como debemos, esperando a hacerlo cuando se llegue a la casa. Es éste un error muy frecuente que los padres cometen, no podemos olvidar que si queremos que la reprimenda o prohibición surta efecto debe ser con inmediatez al hecho y no unas horas más tarde. Tu hijo te trata de mala madre o mal padre? No dudes en dejarle claro que las normas son así porque vosotros así lo habéis decidido por el bien de él. Sin más explicaciones. Puede ayudar en muchos casos que los padres hagan referencia a su propia infancia: Yo también cuando era pequeño recuerdo que me enfadaba porque mis papás Así se sentirá menos solo, al tiempo que conseguirás distraerlo y desdramatizar. Si el drama continúa se debe atajar por lo sano la polémica: Mira, no insistas, ya te he dicho que no, y por hoy no se habla más del tema. Una vez se haya calmado (o si ha pasado mucho tiempo y no se calma) se debe ir hacia el niño y
decirle: Sabes que te quiero mucho y te querré siempre, pero antes me he tenido que enfadar por culpa de lo que has hecho. No se le debe decir nunca que nos hemos enfadado porque son malos o por culpa tuya, son frases demasiado culpabilizadoras. Recuerda que no siempre resulta fácil seguir todas estas pautas. Así que no te sientas mal padre o mala madre si no las consigues lograr a la primera. Ten presente que la educación y formación de tu hijo requiere de tiempo, convencimiento de lo que se hace y mucha paciencia. Ánimo que la causa lo merece. 8