I- INTRODUCCIÓN: CALIDAD DE LOS CÍTRICOS



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EL CALIBRE DE LOS FRUTOS CÍTRICOS: GUÍA DE MANEJO Guía elaborada por el grupo de trabajo de cítricos del Servicio de Desarrollo Tecnológico del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias. I- INTRODUCCIÓN: CALIDAD DE LOS CÍTRICOS La CALIDAD en los cítricos viene determinada por un compendio de calidades: calidad organoléptica, calidad microbiológica, calidad nutritiva y calidad comercial. La calidad comercial está regulada por el Reglamento (CE) nº 1799/2001 de la Comisión de 12 de septiembre de 2001, por el que se establecen las normas de comercialización de los cítricos (modificado por los Reglamentos nº 2010/2002 y 2173/2003 de la Comisión), el cual se aplica en la Comunidad Valenciana a través de la Orden de 4 de septiembre de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación por la que se especifican las condiciones mínimas de calidad para la comercialización de frutos cítricos en fresco. Estas normas hacen referencia a ciertos aspectos de la calidad de mandarinas, naranjas y limones como son: aspecto externo, contenido en zumo, índice de color, índice de madurez y calibre. La calidad debería ser un equilibrio de los cuatro aspectos mencionados que la conforman; sin embargo, en la realidad viene determinada de una forma muy acusada por el calibre de los frutos, que marca el precio final que percibe el agricultor. Foto 1: Medición del calibre del fruto en laboratorio con un pie de rey digital.

Hay que resaltar sin embargo que no existe ninguna relación entre mayor calibre y mayor calidad nutritiva u organoléptica; de hecho es sabido que los frutos de mayor tamaño tienen cortezas más gruesas y en general más bastas, y un menor contenido en zumo. Por ejemplo, en la tabla siguiente se muestra cómo se relacionan estos parámetros para clementina Fina: Diámetro mm 45 55 65 70 % corteza 32.8 39.5 42.5 46.9 % zumo 44.8 43.0 42.6 39.1 Adaptado de Agustí et al. 2003 También es importante destacar que no siempre un mayor calibre va unido a un mayor precio y así, como ejemplo, en el caso de las clementinas, sin distinguir variedades, en algunas liquidaciones de la campaña 2010-2011 los calibres más rentables, ordenados de mayor a menor precio, fueron: 1ª(58-74 mm); 2ª(54-58 mm); 3ª(50-54 mm); gordo(>74 mm) y pequeño(<54 mm). En naranjas el orden resultante fue diferente: 1ª(77-94 mm); gordo(>94 mm); 2ª(70-77 mm); 3ª(64-70 mm) y pequeño (<64 mm). Foto 2: Calibradora de frutos. Este es uno de los modelos que se utilizan en la recepción de los frutos que llegan al almacén de muchas cooperativas. Permite clasificar los frutos en base a su calibre y/o defectos. Los frutos se van vertiendo en la mesa de tría (parte derecha), posteriormente pasan por la zona de calibrado (cazoletas del fondo) y finalmente vuelven a ser recogidos a su paso por la cinta transportadora de la izquierda. La mesa de tría suele estar separada en dos partes, en una de ellas se dejan los frutos sanos, y en la otra, el personal experto va separando todo el destrío. Los datos, tanto de distribución de calibres como de porcentaje de destrío, son almacenados en un ordenador. Este modelo concretamente, separa los frutos en base a su peso (g/fruto) y permite diferenciar hasta 10 calibres diferentes.

Sería interesante que, en las clasificaciones por calibres para establecer las liquidaciones correspondientes, se hiciera distinción entre las distintas variedades de clementinas. De este modo, no se perjudicaría a las variedades que per se tienen siempre calibres inferiores y que en ocasiones son de igual o superior calidad organoléptica. Mantener una misma clasificación y por tanto igual liquidación para todas las variedades de clementinas puede provocar el abandono del cultivo de variedades que tienen menor tamaño aunque superen en calidad organoléptica. Si bien es cierto que la apariencia externa (y en ella está incluida el calibre del fruto) es, en primera instancia, uno de los factores que más inciden en la decisión de compra del consumidor, la estrategia de mercado una vez captado éste no habría de quedarse ahí, sino dar un paso más. Además de ofrecerle esa calidad externa se le debería asegurar sobre todo la calidad interna (madurez y sabor), de tal manera que el consumidor no dudase en su decisión de seguir comprando cítricos (mantenimiento de compra). No obstante todas las consideraciones anteriores, es bien cierto que el calibre de los frutos es un factor de gran importancia en la determinación de la rentabilidad de la explotación. Foto 3 : Calibración de frutos de la variedad Valencia Late.

Factores que influyen en un buen calibre El conseguir buen calibre en los frutos viene determinado por un amplio número de variables que podríamos agrupar en: Factores endógenos Genéticos: cada variedad tiene un calibre característico. Posición del fruto: tipo de brote en que se encuentra. Competencia entre órganos en desarrollo. Factores exógenos Ambientales: temperatura, pluviometría, suelo. Prácticas culturales: riego, fertilización, patrón, etc. Uno de los factores más importantes en la determinación del calibre es la carga de cosecha. En un año de baja cosecha se producirá un número reducido de frutos de gran calibre y en general de mala calidad comercial. Si la cosecha es abundante tendremos por contra un calibre reducido (Ferenczi et al., 1999).(Figura 1), produciéndose un agotamiento del árbol con la consiguiente reducción en la brotación y en la floración siguiente, perjudicando la cosecha del año posterior (Gambetta et al., 2005) (Cuadro 1). Figura 1: Relación entre el número y peso promedio de frutos en poblaciones de diferente productividad, naranja Valencia en dos departamentos de Uruguay ( Ferenczi et al., 1999). Cuadro 1: Influencia de la carga de fruta en la intensidad de brotación y floración siguiente, mandarina Montenegrina en el sur de Uruguay (cosecha 2003). (Gambetta et al., 2005). Cosecha Floración siguiente Nº de frutos/planta Brotes/100 nudos Flores/100 nudos 1002 a 24 b 2 c 509 b 25 b 9 b 163 c 69 a 64 a Letras distintas en una misma columna representan diferencias significativas (p<=0.05)

Este patrón de año de alta y baja cosecha ocurre en muchas variedades. El objetivo de esta guía es conseguir un manejo óptimo del cultivo de los cítricos incidiendo en aquellas prácticas que lleven a conseguir una estabilidad productiva y con buenos calibres en los frutos. Prácticas de cultivo que influyen en el calibre Las prácticas de manejo de cultivo sobre las cuales se va a incidir en esta guía son: Tratamientos invernales: ácido giberélico, urea. En el periodo de reposo invernal es cuando se produce la inducción y diferenciación floral. En este momento se puede actuar para aumentar o reducir el número de flores previsto. Para ello hay dos posibilidades: - Aplicaciones de urea para incrementar la floración cuando se prevé que ésta va a ser escasa. - Aplicaciones de ácido giberélico para reducirla en el caso contrario. Poda: Esta práctica cultural en lo que respecta al calibre persigue dos fines: - eliminar ramas de poco vigor que producen frutos de bajo calibre. - corregir la vecería de manera que se incremente el calibre de los años en los que la cosecha es abundante. Rayado: Practicado al final de la caída fisiológica de frutos (a principios de julio) se consigue un aumento del calibre de los frutos del árbol. Aclareo y auxinas de síntesis: Una técnica de cultivo muy utilizada en diversas especies frutales para incrementar el tamaño final del fruto es el aclareo, tanto manual como químico. Actualmente no existe ningún producto autorizado en la UE para aclareo químico en cítricos, por lo que tan sólo se hablará de aclareo manual. Por otra parte, la aplicación de auxinas de síntesis aumenta la capacidad sumidero de los frutos y se logra aumentar el tamaño de los mismos sin necesidad de realizar aclareos. Cultivo protegido: En este apartado se hablará en concreto de cubiertas de malla y acolchado del suelo. La malla ejerce una influencia positiva sobre el cultivo de cítricos en relación a varios aspectos. En lo que se refiere al tamaño de fruto se ha demostrado que éste se incrementa respecto del mismo cultivo al exterior. El acolchado incrementa el desarrollo del árbol y su productividad, pero en cuanto al calibre del fruto, las conclusiones son diversas.

Material vegetal: Es de suma importancia la elección de un material vegetal sano y certificado para conseguir una cosecha de calidad. En la elección del material vegetal se prestará atención por una parte al patrón y por otra a la variedad. Algunos patrones inducen un menor tamaño en la fruta de la variedad injertada sobre ellos, por ejemplo el mandarino Cleopatra y otros lo aumentan respecto del patrón de referencia, citrange Carrizo ; es el caso de Citrus macrophylla. Por otra parte, la condición genética de cada variedad limita en gran medida el tamaño final que puede alcanzar el fruto en el árbol. Así, mientras que en variedades como Ortanique los frutos habitualmente consiguen calibres grandes sin dificultad, a otras como clementina Fina o Beatriz de Anna les ocurre todo lo contrario. En otras ocasiones la falta de calibre de la fruta se produce en años alternos a causa de la alternancia de cosechas en variedades veceras como Salustiana. Fertilización: Su finalidad es evitar que se convierta en un factor limitante para el cultivo de modo que no se produzcan deficiencias de elementos minerales que podrían afectar al crecimiento del fruto. Riego: Se trata de una práctica de cultivo limitante de la productividad de los cítricos y sin duda de gran importancia en la determinación del tamaño final del fruto. Las recomendaciones de riego tendrán en cuenta las características particulares de la plantación (tipo de riego, edad del arbolado, tipo de suelo, marco de plantación ) de manera que se eviten las situaciones de estrés hídrico, las cuales afectan en gran medida al tamaño final del fruto. Época de recolección: La fecha de recolección puede constituir una herramienta útil a emplear en variedades alternantes. Algunos ensayos demuestran que atrasándola o adelantándola se puede reducir o aumentar la floración de la primavera siguiente. En los siguientes epígrafes se estudiará en profundidad cada una de estas prácticas de cultivo y su aplicación con respecto a la mejora del calibre de los frutos.

Bibliografía Agustí, M.; 2000. Citricultura. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid. España. Agustí, M.; Martinez-Fuentes, A.; Mesejo, C.; Mariano, y J.; Almela V.; 2003. Cuajado y desarrollo de los Frutos Cítricos. Generalitat Valenciana. Conselleria D Agricultura, Peixca y Alimentació. Série Divulgació Técnica. Ferenczi, A.; G. Gambetta, J. Franco, H. Arbiza, y A. Gravina. 1999. Crecimiento del fruto, tamaño final y productividad en naranja 'Valencia' (Citrus sinensis L. Osb.) con la aplicación de ácido-diclorofenoxipropiónico. Agrociencia, III (1): 51-57. Fruit Size Managment Guide. An Australian Citrus Growers Publication. http://www.citrusaustralia.com.au/aspdev/resources/documents/fruitsizemanagementg uidepart1.pdf. Febrero 2010. Gambetta, G., M. Espino, E. Pardo, V. Alberti y A. Gravina. 2005. Comportamiento fenológico y mejora del tamaño en mandarina Montenegrina. En: Memorias II simposio Investigación y desarrollo tecnológico en Citrus. Montevideo, Uruguay. CD, Nº 21:4p. Gravina, A. y Gambetta, G. 2009. Comportamiento productivo y manejo diferencial en cultivares de cítricos. Facultad de agronomía. Departamento de producción vegetal.

II- TRATAMIENTOS INVERNALES Y TAMAÑO DE LOS FRUTOS CÍTRICOS La alternancia de cosechas es un fenómeno frecuente en muchas variedades de cítricos, y juega un papel importante en la determinación de la producción y calidad de los mismos. En los agrios, el control que el fruto ejerce sobre la floración puede llegar, en algunas especies y variedades como la Valencia Late, a reducirla drásticamente. La ausencia de flores en estos casos, impide la obtención de cosecha, y la consiguiente ausencia de frutos permite, en la floración siguiente, la presencia de flores abundantes que darán a su vez una cosecha abundante, iniciándose de este modo un ciclo de alta (año "on") y escasa producción (año "off") que definen el término de alternancia de cosechas. (Agustí, 2000). El descenso en la cosecha, uno de cada dos años, no es el único problema que plantean las variedades alternantes. Los años de escasa producción los frutos suelen ser muy grandes y de corteza basta y rugosa, mientras que en los años de elevada producción suelen ser de poco calibre. Tanto el exceso de calibre como el defecto resta valor comercial al fruto, por tanto, el equilibrio estará en obtener producciones óptimas y regulares todos los años que maximicen el porcentaje de frutos con calibres comerciales. Las técnicas de cultivo adecuadas para mejorar la producción y calidad de los frutos irán dirigidas, en consecuencia, a conseguir este equilibrio. Intervenir sobre la brotación vegetativa En general se puede romper la alternancia de la producción reduciendo durante un año "off" la brotación vegetativa, que no es más que la fuente de reservas para el exceso de floración del año siguiente. Por el contrario, se puede intentar aumentar la brotación vegetativa durante un año "on" para, de este modo, conseguir la formación de órganos de reserva (ramas y hojas fundamentalmente) necesaria para conseguir una buena floración al año siguiente. Importancia del riego y del abonado El manejo del riego y de la nutrición pueden ayudar a reducir la magnitud de la alternancia de cosecha. En general, durante el año "on" se debe aumentar, a niveles por encima de los de una producción considerada normal, el riego y el abonado. De este modo, se aumentará la formación de brotes vegetativos, teniendo además especial cuidado en el control de plagas. Durante un año de poca cosecha (año "off") se deben reducir el riego y la fertilización a niveles por debajo de los de una producción considerada normal, para de este modo, reducir el exceso de brotes vegetativos. El nivel de potasio en hojas desciende mucho cuando es utilizado para el desarrollo de los frutos. Un suplemento de agua de riego y de fertilización potásica y nítrica durante el verano de un año "on" agotará menos el árbol y no se reducirá tanto la producción del año siguiente. (Wheaton, 1997).

Reducir o aumentar la floración La reducción de la producción se puede realizar de dos formas diferentes: bien eliminando el exceso de producción por medio del aclareo de frutos y las podas, bien utilizando técnicas de reducción de la floración. Por el contrario, para aumentar la floración de un año off se puede recurrir al rayado de ramas o a la aplicación foliar durante la época de reposo invernal de urea o fosfito potásico. La floración de los cítricos es un fenómeno complejo que está influido por una serie de factores endógenos y exógenos. Entre los factores endógenos, es fundamental el papel de las giberelinas. Éstas tienen una relación inversa con la floración, de modo que un aumento en el nivel de giberelinas reduce la floración, mientras que un nivel bajo de las mismas, la induce. Los frutos sintetizan giberelinas, es por lo que una cosecha abundante, o un tiempo largo de permanencia de los frutos en el árbol, provoca una mayor síntesis de giberelinas que reducirá la floración de la primavera siguiente, y en consecuencia, la cosecha. Por ello, cosechar temprano reduce la inhibición de la floración. (El Otmani y Lovatt, 2004). Foto 4: Fructificación del naranjo Valencia Late. En esta variedad coexisten los frutos con la floración para la campaña siguiente. Entre los factores exógenos, las bajas temperaturas y el estrés hídrico, inducen la formación de flores. Para Agustí (2000) esta inducción se debe a que las bajas temperaturas del invierno reducen la actividad radicular y, por tanto, la síntesis de giberelinas en las raíces así como su transporte hacia la copa, permitiendo, ante su ausencia, la inducción de la floración de primavera. Se señala por tanto, el reposo vegetativo como el periodo de mayor sensibilidad de los cítricos a los procesos de inducción floral. Goldschmidt y col. (1998) también indican que la inducción de la floración por bajas temperaturas está acompañada de una reducción en el nivel de giberelinas endógenas. Las giberelinas endógenas juegan, por tanto, un papel muy importante en la inducción de la floración. El estrés hídrico juega igualmente un importante papel, siendo suficientes de 40 a 60 días en condiciones de estrés para promover una floración (Southwick y Davenport, 1986).

De todo lo expuesto concluimos que la inducción de la floración de primavera se produce durante la época de reposo invernal. Por ello, esta etapa es la más adecuada para manejar el destino final de las yemas, y aumentar o reducir, según convenga, el porcentaje de yemas florales. Las aplicaciones durante esta época de ácido giberélico (GA 3 ) reducirán el porcentaje de yemas florales, mientras que las aplicaciones de urea foliar o fosfito potásico, las aumentarán. 1.- APLICACIONES FOLIARES PARA REDUCIR FLORACIÓN Para reducir la floración hay dos momentos de mayor sensibilidad a las aplicaciones de ácido giberélico. El primero de ellos es durante la época de reposo invernal, siendo máxima entre finales de noviembre y mediados de diciembre. En este caso, aplicaciones de GA 3 a 20-30 ppm reducirán la floración de primavera y, consecuentemente, la producción. El segundo periodo de sensibilidad al GA 3, coincide con el momento de hinchado de yemas y hasta una longitud máxima de los brotes de 3 mm (Agustí, 2000). No obstante, este periodo es mucho más corto que el anterior y dado que las brotaciones no suelen ser homogéneas en una misma parcela, es más difícil de acertar el momento adecuado para la realización del tratamiento. En este caso la dosis a emplear sería de 10 ppm. El tratamiento invernal con ácido giberélico reduce la floración; sin embargo, no siempre esta reducción conlleva una menor producción. En muchas ocasiones lo que se produce es una redistribución de la brotación de primavera, aumentando el número de brotaciones con hojas (brotes vegetativos, mixtos y campaneros) y reduciendo el de brotaciones sin hojas (ramilletes de flor y flor solitaria). Los brotes mixtos y campaneros favorecen el desarrollo de los frutos puesto que sus hojas son una fuente de energía, importante para el buen cuajado y desarrollo del fruto (Erner y Shomer, 1996). De esta manera se consigue un aumento del cuajado espontáneo, por lo que no se reduce el número de frutos cosechados (Martínez- Fuentes y col., 2004). En estos casos el tratamiento con ácido giberélico no reduce la producción, pero mejora en cambio el tamaño de los frutos y aumenta la proporción de calibres comerciales. Un dato a tener en cuenta, en el caso de variedades tardías, es el hecho de que la época de tratamiento coincide con la cosecha presente en el árbol. En este caso, el ácido giberélico puede retrasar el proceso de coloración de los frutos. Este efecto es mayor cuanto mayor es la dosis de giberélico aplicada. En variedades en las que pueda ser un problema el retraso en el cambio de color, la dosis a emplear se reducirá a 10 ppm como máximo, o no se realizará este tratamiento y se recurrirá a otro tipo de técnicas, como el manejo de la poda o aclareos de frutos para reducir la producción.

Foto 5: Retraso en el cambio de coloración del fruto a consecuencia de un tratamiento invernal con ácido giberélico. Obsérvese cómo los frutos, de la variedad Nadorcott, situados en la parte superior del árbol no quedaron afectados por el tratamiento, mientras que en los situados en la parte inferior, el GA 3, aplicado a 30 ppm produjo retraso en el cambio de color. Estos retrasos se prolongaron hasta la recolección, y los frutos no llegaron a alcanzar la coloración típica de la variedad. Fotos realizadas 3 semanas después de un tratamiento con GA3 realizado 16 diciembre 2010. 2.- APLICACIONES INVERNALES PARA AUMENTAR LA PRODUCCIÓN. Para aumentar la producción de un año "off" (de poca cosecha) se puede recurrir al rayado de ramas o a la aplicación durante el reposo invernal de urea foliar baja en biuret o de fosfito potásico. La aplicación foliar de urea baja en biuret a razón de 0,5% de N por 100 litros de caldo, o la de fosfito potásico (0-28-26) al 0,15% aplicados en invierno durante la época de inducción e iniciación floral, producen un aumento del número de frutos y, como consecuencia, de la producción, por lo que se pueden considerar una buena estrategia para incrementar la producción sobre todo en los años en los que se espera una baja cosecha. Numerosos estudios evidencian el efecto que tienen las aplicaciones invernales de urea foliar o fosfito potásico en el aumento de la floración y, consecuentemente, de la producción, si bien la época de aplicación y otros factores como la variedad, la ubicación geográfica, el estado nutricional del árbol, etc. pueden ser críticos en la respuesta del árbol a estos tratamientos (Ali y Lovatt, 1994; El Otmani y col., 1998 a; 1998 b, 2000; Rabe, 1994).

3. COMBINACIÓN DE TRATAMIENTOS PARA AUMENTAR Y REDUCIR LA PRODUCCIÓN. Durante la época de reposo invernal, se puede recurrir al uso combinado, en años alternos, de ácido giberélico (20-30 ppm), previos a la floración de un año on y de urea foliar (0,5% N) o de fosfito potásico (0-28-26 al 0,15%) previos a la floración de un año off. Ambos tratamientos son un buen paquete para paliar, en parte, los efectos que la alternancia de cosechas ejercen sobre la calidad de los frutos. Experiencias realizadas por el Servicio de Desarrollo Tecnológico (E.E.A. de Carcaixent) con la variedad Valencia Late (datos no publicados) en una parcela extremadamente alternante situada en Oliva (Valencia), resultaron insuficientes para corregir completamente la alternancia, pero se consiguió incrementar la producción de calibres comerciales. Fotos de 6 a 9: Aspecto de los frutos de la variedad Valencia Late durante el cuajado: Fotos realizadas el 23 de mayo de 2008. Fotografías superior e inferior izquierda: árbol tratado con GA 3 en diciembre de 2007. Fotografías superior e inferior derecha: árbol no tratado. La combinación de tratamientos fue la siguiente: GA 3 a 24 ppm, aplicados en el invierno previo a la floración de un año on y urea foliar, exenta de biuret, al 0,45% de N, o fosfito potásico (0-28-26) al 0,15 %, previo a la floración de un año off. En los años de baja cosecha (años off ), los tratamientos con urea foliar o fosfito potásico incrementaron tanto la producción total (gráfico 1) como la de calibres comerciales (tabla 1).

Por otra parte, en los años de alta cosecha (años on ), la aplicación de GA 3 no redujo la producción; sin embargo, produjo una redistribución de la floración aumentando la proporción de brotaciones florales con hojas (flores mixtas y campaneras). Éstas tuvieron mayor capacidad de cuajado y, los frutos procedentes de las mismas, mayor calibre que los procedentes de brotaciones sin hojas. Consecuencia de ello, el GA 3 no redujo la producción de los años on, pero incrementó el peso medio de los frutos (gráfico 2) aumentando la producción frutos con calibres comerciales. (tabla 1) Gráfico 1: Efecto de la combinación de tratamientos invernales, en años alternos, con Urea foliar (0,45% N) o Fosfito potásico (0,15%) previos al año "off" y GA 3 (24 ppm), previo al año "on", en la produción (Kg/árbol) de la variedad de naranja 'Valencia Late' 250 Kg/árbol 200 150 150 b 168 ab 173 a 189 a 189 a 197 a 100 50 68 b 100 a 100 a 87 a 90 a 0 2005 Año "off" 2006 Año "on" GA3 38 b 2007 Año "off" 2008 Año "on" GA3 Testigo, sin tratar Urea (0,45% N), año "off" GA3 (24 ppm), año "on" Fosfito potásico 0,15%, año "off" GA3 (24 ppm), año "on" Separación de medias por prueba Duncan al n.s. del 0,05. Para un mismo año, números seguidos de letras distintas, indican diferencias estadísticamente significativas

Tabla 1: Producción total (kg) de calibres comerciales, (entre 160 y 245 g/fruto) de naranjas Valencia Late tratadas durante un ciclo de 4 años con la combinación de tratamientos: urea foliar (0,45 % N) o fosfito potásico (0-28-26) al 0,15% previos a un año off (2005 y 2007) y GA 3 (24 ppm) previo a un año on (2006 y 2008). TRATAMIENTOS 2005 - "off" 2006 - "on" 2007 - "off" 2008 - "on" Testigo, sin tratar 40.1 b 20.2 b 19.7 b 80.1 b "Urea (0,45% N), año "off" GA 3 (24 ppm), año "on" "Fosfito potásico (0,15%), año "off" GA 3 (24 ppm), año "on" 64.3 a 44.9 a 46.43 a 102.7 a 62.9 a 50.6 a 53.1 a 111.9 a Separación de medias por prueba Duncan al nivel de significación del 0,05. En un mismo año, cifras seguidas de letras distintas indican diferencias estadísticamente significativas. Gráfico 2: Efecto de la combinación de tratamientos invernales, en años alternos, con Urea foliar (0,45% N) o Fosfito potásico (0,15%) previos al año "off" y GA 3 (24 ppm), previo al año "on", en el peso medio (g/fruto) de la variedad de naranja 'Valencia Late' 250 200 208 a 197 b 203 ab 206 a 202 a 199 a Gramos/Fruto 150 100 123 b 137 a 141 a 157 b 168 a 168 a 50 0 2005 - "off" 2006 - "on" 2007 - "off" 2008 - "on" Testigo, sin tratar Urea (0,45% N), año "off" GA3 (24 ppm), año "on" Fosfito potásico (0,15%), año "off" GA3 (24 ppm), año "on" Separación de medias por prueba Duncan al n.s. del 0,05. Para un mismo año, cifras seguidas de letras distintas, indican diferencias estadísticamente significativas

ANEXO Existen numerosas referencias bibliográficas que avalan los tratamientos invernales para el manejo de la producción tanto en su uso como tratamiento único para aumentar o reducir la producción de los años off y on respectivamente, como su uso combinado según se trate de una año de baja o alta producción, sin embargo, no siempre se consiguen los efectos deseados. A continuación se resumen algunos de los estudios realizados por diversos autores con relación a los tratamientos invernales: La aplicación en noviembre de GA 3 (10 ppm) en solución ácida a la variedad 'Mineola' redujo en un 15% la producción del año siguiente (Greenberg y col. 1994). Esta reducción se atribuyó al hecho de haber realizado la aplicación durante la época de iniciación floral. En Australia, dos aplicaciones de GA 3 a 25 ppm, separadas una de otra tres semanas y realizadas, en un experimento, entre abril y mayo (octubre-noviembre en nuestro hemisferio), y en otro, entre junio y julio (nuestro diciembre-enero) previos a una floración "on", redujeron parcialmente la floración y el número de frutos de ese año en un 22% y aumentaron la producción del año siguiente ("off") un 58 y 228% respectivamente. (Moss y Bevington, 1977). Para estos autores, todos los tratamientos redujeron la cosecha del año on pero solo algunos eliminaron prácticamente la alternancia. En conjunto, la producción media de los dos años aumentó un 16 y 17 % lo que representaba un aumento en la producción de 24 a 34 kg por árbol. La única característica del fruto que quedó afectada fue el color de los frutos presentes en el árbol en el momento del tratamiento, pues el GA 3 produjo reverdecimiento. El tamaño medio de los frutos tratados con GA 3 aumentó en el año on y tuvieron en los dos años consecutivos un mayor número de frutos dentro de los rangos de calibre más comerciales, recomendando, en definitiva, esta práctica como método para reducir la alternancia. Sin embargo, Gallasch (1978), igualmente en Australia, aplicando GA 3 a 25 ppm en junio-julio (diciembre-enero en el Hemisferio N), no redujo la producción. Tampoco la redujo aplicándolo dos veces con dos semanas de separación. En este último caso consiguió reducir el porcentaje de frutitos, pero esta reducción fue compensada, al final, por un mayor cuajado y un menor caída fisiológica, por lo que la producción final no varió. La aplicación foliar de urea (0,5% de N) en los meses de otoño - invierno aumentó la floración y la producción de naranjas (Albrigo, 1999; Lovatt y col., 1988) y de clementinas (El Otmani y col., 1998 a, 1998b). En Washington Nável aumentó el cuajado, la producción, el número de frutos total y el número de frutos de tamaño comercial durante tres años consecutivos, de los que dos fueron "on" y uno "off" (Ali y Lovatt, 1994). En Clementina Cadoux la aplicación de urea del 46% de N a razón de 1 kg por 100 litros aumentó la superficie de las hojas, el peso seco de las mismas, su contenido en nitrógeno y la producción total, tanto por haber aumentado el número de frutos, como por haber aumentado su tamaño. También aumentó la producción de calibres con diámetro superior a 51 mm (El Otmani y col. 2004a). Cuando se bajaba el ph de la solución a 6 se incrementaba el contenido en N de las hojas y la producción acumulada. El efecto de bajar el ph de 7.6 a 6 era similar al de añadir a la solución correctores de zinc y manganeso. Igualmente en esta variedad, urea del 46% de N aplicada a dosis de 1 ó 1,6 kg por 100 litros aumentó la

producción durante dos años consecutivos, de los que uno era on y otro off (El Otmani y col. 2004b). Para Krogmeier y col. (1989), el incremento de floración es debido a un estrés producido a corto plazo por una concentración de amonio o urea en los brotes, mientras que para Lovatt y col., es debido a factores de demanda nutricional. Aplicaciones de urea (28-31 kg N/ha) o de fosfito potásico (6,1 l/ha de 0-28-26) a árboles de la variedad Valencia Late realizadas a principios de invierno, aumentaron el número de flores, la producción y el contenido en sólidos solubles del zumo (Albrigo, 1999). Igualmente se han realizado experimentos que combinan los tratamientos de aumento de floración de un año "off" con los tratamientos de reducción de la misma en un año "on": Acido giberélico a una concentración de 20-25 ppm aplicado en invierno durante la época de iniciación y diferenciación floral redujo la floración, mientras que la aplicación de urea en esta misma época, la aumentó. (El Otmani y Lovatt, 2004). Para Benhamou y col. (2004) es también una buena estrategia de control de la alternancia de la producción de la clementina 'Nour' el uso combinado de GA 3 y urea en años consecutivos "on" y "off" respectivamente. El GA 3 a 25 o 50 ppm aplicados a finales de enero previo a un año con floración "on" redujeron la misma en un 30 y 50% respectivamente, mientras que la producción de brotes vegetativos aumentó. Aplicaciones anteriores a éstas fueron menos reductoras. Por el contrario, la aplicación al año siguiente (en el que se esperaba floración "off") con urea al 1%, aumentó la producción, siendo este aumento mayor en los árboles en el que el tratamiento del año anterior con GA 3 fue menos agresivo. Bibliografía Agustí, M. 2000. Citricultura. Ed. Mundiprensa: 123-133. Albrigo, L.G. 1999. Effects of foliar applications of urea or nutriphite on flowering and yields of Valencia orange trees. Proc. Fla. State. Hort. Soc. 112: 1-4. Ali, A.G., Lovatt, C.J. 1994. Winter application of low-biuret urea to the foliage of 'Washington' navel orange increased yield. J. Amer. Soc. Hort. Sci. 119: 1144-1150. Benhamou, L.; El Otmani, M..; Talhi, M. Charif, L. 2004. The Potencial Use of GA 3 and Urea to Manipulate Flowering and Reduce the Alternate Bearing Pattern of the 'Nour' Clementine Mandarine. 10 th I.S.C. Congress Agadir. February 2004. Poster 267. El Otmani, M., Ait-Oubahou, A., Tadili, A., El-Hila, M., Lovatt, C.J. 1998 a. Effect of foliar urea on flowering and yield of 'Nour' clementine mandarine. HortScience 33: 549. El Otmani, M., Tadili A., Ait-Oubahou, A. 1998 b. Amélioration de la mise-à-fleur chez le clémentiner 'Nour' par l'utilisation de l'urée en pulvérisation foliare. In: M. El-Otmani and A. Ait-Oubahou (eds): Nouveaux Acquis de la Recherche en

Agrumiculture, Institut Agronomique et Vétérinaire Hassan II, Agadir, Morocco: 71-79. El Otmani, M., Ait-Oubahou, A., Taibi, F.-Z., Lmoufid, B., El-Hila, M. 2000. Prebloom foliar-applied urea is an efficient way to increase fruit set, fruit size and yield of clementine mandarin. Proc. Int. Soc. Citriculture. International citrus congress, 2000 Orlando, Florida, 2003,, p. 559-562. El Otmani, M., Lovatt, C.J. 2004. Manipulation of Alternate Bearing: the case of 'Nour' Clementine Mandarin. 10 th I.S.C. Congress Agadir. February 2004. Sesion Oral 168. El Otmani, M., Taibi, F.Z., Lmoufid, B., Ait-Oubahou, A., Lovatt, C.J. 2004a. Improved Use of Foliar on Clementine Mandarin to Manipulate Cropping in a Sustainable Production System. Acta Horticulturae 632:167-175. El-Otmani, M., Ait-Oubahou, A., Lovatt, C.J., El-Hassainate, F. and Kaanane, A. 2004b. Effect of Gibberellic Acid, Urea and Kno3 On Yield and on Composition and Nutritional Quality of Clementine Mandarin Fruit Juice. Acta Hort. (Ishs) 632:149-157. Erner, Y., Shorner, I.S.. 1996. Morphology and anatomy of stems and pedicels of spring flush shoots associated with citrus fruit set. Anals of Botany. 77:537-545. Gallasch, PT. 1978. Attemps to control alternate cropping of Valencia orange by inhibity flower formation with gibbrellic acid. Australian Journal of Experimental Agriculture and Animal Husbandry. Vol.18, No 91: 309-312. Goldschmidt, E.E., Tamim, M., Goren, R. 1998. Gibberellins and flowering in citrus and other fruit trees: A critical analysis. ISHS Acta Horticulturae 463 (1998): VIII International Symposium on Plant Bioregulation in Fruit Production. Greenberg, J., Oren, Y., Goldchmidt, EE. 1994. Mineola Tangelo: Extension of the Harvest Season and Improvement Fruit quality. Proceeding of International Society of Citriculture. volumen 1. 1994: 456-458. Krogmeier, M.J., McCarty, G.W., Bremner, M. 1989. Phytotoxicity of foliar applied urea. Proc. Natl. Acad. Sci. 86: 8189-8191. Lovatt, C.J., Zheng, Y., Hake, K.D. 1988. Demonstration of a change in Nitrogen metabolism influencing flower initiation in Citrus. Isr. J. Bot. 37: 181-188. Martínez-fuentes, A., Mesejo, C., Juan, M., Almela, V., Agustí, M. 2004. Restrictions on the Exogenous Control of Flowering in Citrus. Acta Horticulturae, 632: 91-98

Moss, GL, Bevington, KB. 1977. The use of Gibberellic acid to control alternate cropping of Late Valencia sweet orange. Australian Journal of Agricultural Research 28, 1041-1054. Rabe, E. 1994. Yield benefits associated with pre-bloom low biuret urea sprays on Citrus spp. J. Hort. Sci. 69: 495-500. Southwick, S.M. and Davenport, T.L. 1986. Characterization of water stress and low temperature effects on flower induction in citrus. Plant Physiol. 81:26-29. Wheaton T. A. 1997. Alternate bearing of citrus in Florida. University of Florida. Citrus Flowering & Fruiting Short course. April 9-10, 1997: 87-92. III- ÉPOCA DE RECOLECCIÓN Y TAMAÑO DE LOS FRUTOS En los cítricos, los frutos presentes en el árbol ejercen un control sobre la floración del año siguiente, que puede llegar, en algunas variedades, en especial las de tendencia a la vecería, a reducirla drásticamente. La ausencia de flores en estos casos impide la obtención de cosecha y la consiguiente ausencia de frutos, permite floraciones abundantes que asegurarán la cosecha siguiente, iniciándose, así un ciclo de alta y baja producción. En producciones abundantes, el tamaño de los frutos se reduce, aumentando mucho la proporción de calibres no comerciales, por los que los productores no perciben dinero, y que en algunos casos, incluso deben pagar una penalización. En producciones bajas, el calibre de los frutos aumenta, pero también aumenta el porcentaje de calibres enormes, con piel basta y de baja calidad, por los que los productores tampoco reciben una adecuada remuneración. El equilibrio está, por consiguiente en obtener producciones óptimas, y regulares todos los años que maximicen el porcentaje de frutos con calibres comerciales. La época de recolección es uno de los factores que puede influir en la cosecha del año siguiente. La presencia del fruto en las variedades alternantes puede modificar su balance hormonal y de carbohidratos. Por un lado se sintetizan giberelinas, que son las hormonas responsables de la reducción de flores en la primavera siguiente reduciéndose, por tanto, el número de frutos. Por otro, la permanencia de los frutos en el árbol consume sus reservas, por lo que un elevado número de frutos, o un elevado tiempo de permanencia puede reducir la acumulación de reservas de almidón en las raíces y, en consecuencia, la producción del año siguiente. Una práctica adecuada para evitar la alternancia de cosechas consistirá, por tanto, en adelantar la época de recolección. Experiencias realizadas en Australia con Valencia Late demostraron que adelantar la recolección los años que hay mucha carga de cosecha y retrasarla los años que hay poca carga de cosecha, consiguieron aumentar la producción de los años de baja cosecha y reducirla en años de alta cosecha pasando de tener una proporción de 3 1/1 0 a tener una proporción de 1 1/1 0.

Otros estudios realizados en esta misma variedad, recolectando pronto, o todo lo más a media estación, consiguieron reducir la alternancia siendo las proporciones 1 3/1 0 o 1 4/1 0, respectivamente. Foto 10: Recolección de Clementina Fina. Bibliografía Gallasch, P. T. 1978. Effect of time of harvest on alternate cropping yields and fruit quality of Valencia orange trees. Australian Journal of Experimental Agriculture and Animal Husbandry 18(92) 461 464.

IV- LA PODA Y SU INFLUENCIA EN EL CALIBRE DE LOS FRUTOS CÍTRICOS La poda es una operación que de forma rutinaria se aplica en los cítricos y que consiste en la eliminación y/o acortamiento de parte de las ramas de un árbol para facilitar la formación, la iluminación y la aireación de su copa y por tanto, modifica parcialmente su desarrollo y forma natural. Objetivos de la poda Con la poda de ramas en los cítricos se pretende formar el árbol, regular la cosecha y mejorar la calidad de la misma. Así, en árboles jóvenes el objetivo es constituir un armazón sólido y equilibrado capaz de soportar buenas producciones sin retrasar con ello la entrada en plena producción, mientras que en árboles adultos el principal objetivo es renovar los órganos de fructificación agotados con el fin de mantener una producción rentable el mayor tiempo posible. Dentro de este objetivo global, en los árboles adultos también se persigue controlar la vecería y aumentar la calidad del fruto. Ambas cuestiones tienen mucho que ver con el calibre del fruto. En el primer caso, la poda se puede utilizar para que no se produzcan grandes diferencias de producción de unos años a otros, aunque no pueda eliminarse completamente la alternancia de cosechas. De esta manera, mejorará la calidad del fruto en cuanto a calibre se refiere, ya que los años de mucha cosecha el calibre se reduce considerablemente y los de escasa producción dan lugar a frutos que pueden llegar a ser excesivamente grandes. Foto 11: Rama envejecida de Valencia Late. Por otra parte, el tamaño medio de los frutos se incrementa al eliminar las ramas menos vigorosas y envejecidas, las cuales producen frutos de pequeños calibres.

Las ramas agotadas o endurecidas se distinguen por: - Tener hojas de color pálido y normalmente de menor tamaño. - Sus brotaciones, que son cortas, amarillas y con resecos. - El color más oscuro de su madera. - Tener flores pequeñas, abundantes y situadas en inflorescencias sin hojas (ramilletes de flor). - Producir frutos de menor calibre. Reservas y nutrientes Como es lógico, el tamaño final que vaya a alcanzar un fruto será mayor cuanto más nutrientes tenga a su disposición. Asimismo, esto está íntimamente relacionado con las reservas acumuladas por el árbol. El contenido en minerales y carbohidratos del árbol que constituyen sus reservas varía en el transcurso del año y tiende a ser máximo al final del invierno. En primavera, la temperatura del suelo es baja y la brotación se hace a expensas de estas reservas acumuladas en raíces, ramas y hojas. A diferencia de otros frutales, en los agrios las reservas se acumulan principalmente en la copa y no tanto en las raíces. Además, en los cítricos, durante la brotación de primavera, la floración y la brotación se producen de forma simultánea, consumiendo en esta fase la mayoría de las reservas acumuladas del año anterior. Con la ejecución de la poda se produce una redistribución de la savia que debía ir a las ramas eliminadas y en su lugar pasa a alimentar a otras ramas, principalmente las más próximas. Estas ramas beneficiadas tendrán más vigor por recibir más nutrientes y estar más soleadas. Por el contrario, con la poda de ramas se ocasiona una pérdida de reservas con las hojas y ramas suprimidas, porque como ya hemos comentado, es en la copa donde se almacenan principalmente. Por otra parte, con la poda también se elimina cierto número de flores con lo cual se produce una menor competencia por los nutrientes entre los órganos en crecimiento con la posibilidad de un mayor crecimiento de dichos órganos. Hay un último aspecto que relaciona a la poda con los nutrientes. Después de podar se produce un aumento en la producción de hojas nuevas, con el consiguiente incremento en la producción de nutrientes por las mismas. Respecto a las brotaciones, hay que aclarar que en los cítricos, dentro de la brotación de primavera, hay cinco tipos de brotes clasificados de acuerdo con la proporción de hojas y flores que llevan. En el ramo de flor no hay hojas, solo flores; la flor solitaria posee una única flor sin hojas; el brote vegetativo no tiene flores, solo hojas; el brote campanero tiene una flor terminal y el resto hojas y, por último, el brote mixto posee hojas y flores.

Foto 12: TIPOS DE BROTES. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: brote campanero, brote mixto, ramillete de flor, flor solitaria. Variedad Valencia Midknight. Este número de flores y hojas de los brotes depende de dos factores: el número de primordios presentes en la yema y la abscisión o falta de desarrollo de algunos órganos, fundamentalmente hojas. Como consecuencia de este último factor con el tiempo se produce la transformación de unos tipos de brotes en otros, por ejemplo, brote mixto en ramo de flor, ramo de flor en flor solitaria o brote mixto en brote campanero. Las flores de los brotes mixtos y campaneros son las que más probabilidades tienen de cuajar, dando lugar a frutos de calidad en cuanto al tamaño se refiere. Por ello, la observación en la brotación de primavera del número de flores y de la proporción de los distintos tipos de inflorescencias nos dará una idea por una parte, de la potencial carga de cosecha y, por otra, de los posibles problemas de calibre. Momento de poda Como regla general, se podará después de la recolección siempre que haya pasado el riesgo de helada, ya que se ha observado que los árboles podados sufren más las consecuencias de un descenso acusado y brusco de la temperatura que los que no lo están.

Retrasar su ejecución a la época de floración no presenta ningún inconveniente, ya que la eliminación de algunas flores favorece el cuajado de las que quedan y la cosecha no se ve afectada; sin embargo, retardarla hasta entrado el verano supone una reducción de la cosecha, ya que con la eliminación de las ramas se eliminan asimismo los frutos que soportan. La poda no debe realizarse, en la medida de lo posible, durante la caída fisiológica de frutos, ya que puede promover la brotación y provocar con ello una mayor caída de frutos. En variedades de recolección temprana se recomienda podar lo antes posible tras la recolección porque con ello se favorece la precocidad de la siguiente cosecha. En variedades tardías y en algunas de media estación habrá que esperar a primavera o principio de verano para hacerlo. En resumen, podemos distinguir tres periodos posibles a efectos de realizar las tareas de poda: - Primer periodo: de octubre a abril. Las variedades a podar serían las satsumas y clementinas tempranas así como Clemenules - Segundo periodo: de abril a mediados o finales de junio (fin de la caída fisiológica de frutos). Se esperará a la caída de pétalos y, una vez conocida la intensidad de floración, se podarán las variedades veceras como son Salustiana, Navelina, Valencia Late, Hernandina o Clementard. - Tercer periodo: desde fin de la caída fisiológica de frutos a finales de agosto. En este periodo se podarán las variedades problemáticas desde el punto de vista de la producción, como por ejemplo Navelate, ya que de hacerlo antes se provocaría la caída de frutos recién cuajados. Fortune también se podará en estas fechas. Intensidad de la poda Con intensidad se hace referencia al volumen de copa eliminado, el cual será mayor o menor en función del objetivo que se persiga con la poda: renovar el árbol, solear el centro, reducir la cosecha Por otro lado, hay que tener en cuenta que el vigor de un árbol viene dado por el número y longitud de las últimas brotaciones, no por el tamaño de copa, de manera que cuanto más vigor tenga un árbol, más ligera debe ser la poda, ya que si se poda fuerte, las nuevas brotaciones serán vigorosas y en vez de reducir el vigor conseguiremos el efecto contrario. Esto es debido a que la planta tenderá a recuperar el volumen foliar eliminado y los nutrientes se dirigirán a desarrollar nueva masa foliar en detrimento de la producción. En árboles poco vigorosos la poda podrá ser más severa: se acortarán las ramas con el fin de vigorizar los brotes resultantes. La intensidad de poda será muy fuerte cuando se quiera lograr alguno de los siguientes objetivos: - Renovar la copa sin cambio de variedad. - Renovar la copa con cambio de variedad. - Preparar a los árboles a eliminar en plantaciones intensivas. - Iluminar el interior del árbol. En estos casos se eliminará aproximadamente el 50% de la vegetación.

Se considera una poda fuerte aquélla que quita alrededor del 30% de la copa, teniendo como objetivo renovar parte de la copa o regular la producción en variedades veceras. En una poda normal, en cuanto a intensidad se refiere, se quita del orden del 20% de la vegetación y si es ligera solo un 10%, tratándose en este último caso de únicamente una limpieza de ramas. En resumen: Intensidad de poda % Copa eliminado Observaciones Muy fuerte 50 Casos puntuales Fuerte 30 Reducción de producción Normal 20 Ligera 10 Árboles vigorosos o variedades veceras tras una excesiva producción Frecuencia de la poda En la mayoría de ocasiones se recomienda efectuar la poda anualmente ya que cuanto más largos sean los periodos entre poda y poda, las ramas a eliminar se habrán hecho más gruesas, siendo necesario más tiempo para cortarlas y las heridas serán mayores, dificultándose su cicatrización y constituyendo una vía de entrada más fácil para enfermedades diversas. En una poda anual los cortes son más rápidos, más fáciles de realizar y se castiga menos al árbol. Además, si las ramas que sobran se quitan en su momento, las sustancias nutritivas a ellas destinadas irán a parar a ramas vecinas mejor constituidas o más interesantes desde el punto de vista productivo. Es especialmente recomendable la poda anual para las variedades de mandarina para consumo en fresco, mientras que en otras especies puede realizarse cada dos años, en función del número y desarrollo de las brotaciones, del destino de la fruta, densidad de follaje de la variedad, si ha sufrido una helada o pedrisco

Casos particulares Variedades con crecimiento erecto Algunas variedades tienen una marcada tendencia al crecimiento en sentido vertical, produciendo abundantes brotes, de tal manera que alguno es más vigoroso que el resto. Los brotes vigorosos, situados de forma que no van a servir para constituir la estructura del árbol, se llaman chupones y se deben eliminar lo antes posible, pero preferentemente hacia el final de la plena vegetación (hacia el final del verano), para evitar que otras yemas adventicias vuelvan a brotar en cantidad y con más fuerza. Si se eliminan antes, en variedades propensas a formar los chupones, deben dejarse otros brotes más jóvenes laterales para que sombreen el interior de la copa, y así evitar una iluminación excesiva que favorecería el crecimiento de nuevos chupones. En estos casos se recomienda podar abriendo más huecos por el exterior de la copa. Las otras ramas vigorosas, bien situadas aunque tengan la misma forma que los chupones, se deben dejar para relleno, reemplazo de ramas o ramas en formación. En este grupo de variedades se encuentran Salustiana, Nadorcott, Oroval y Marisol. Foto 13: Nadorcott. Año de mucha cosecha. Obsérvese el crecimiento erecto. Variedades con floración abundante y buen cuajado En variedades propensas a florecer mucho y cuajar casi todas las flores, la poda se debe realizar en verano, a principios de julio. Aparte de quitar las ramas no deseables, mediante raleos con las manos, se eliminarán las ramillas laterales de las ramas que hayan quedado, dejando parte de las otras ramillas con frutos, los cuales alcanzarán mejores calibres. También sirve de aclareo de frutos.

Requieren podas intensas con el fin de reducir cosecha y, en consecuencia, incrementar todo lo posible el tamaño del fruto. En muchos casos es frecuente la producción en racimo, en cuyo caso se aconseja la práctica del aclareo de frutos para aumentar su tamaño medio. En este grupo se encuentran Marisol, Loretina, Basol, Beatriz de Anna, clementina Fina y Capola. Foto 14: Producción en racimos. Variedad Capola (Mioro) Variedades con alternancia de cosecha En los cítricos, el control que ejerce el fruto sobre la floración puede llegar, en algunas especies y variedades y en determinadas circunstancias, a reducir drásticamente la producción de flores. En estos casos, la ausencia de flores impide la obtención de cosecha, lo cual a su vez permite floraciones abundantes al año siguiente que aseguran una elevada cosecha, iniciándose con ello ciclos de producción alta y ausencia de ésta que definen el concepto de alternancia de cosechas. Obviamente, los calibres más adecuados se obtienen cuando las cosechas son regulares. Este fenómeno, también denominado vecería, varía en gran medida de unas a otras especies y variedades. Aunque con excepciones, las variedades de mandarinos y naranjos sin semillas, así como de limoneros y pomelos producen cosechas regulares, mientras que en la mayoría de variedades de mandarinos e híbridos con semillas la vecería es la norma general.

El empleo de la poda para el control de la alternancia de cosechas irá dirigido a eliminar el mínimo número de flores el año en que se espera una baja producción o, por el contrario, a reducir en gran medida la cantidad de las mismas el año en que la cosecha se sabe que será muy elevada. Por lo tanto, el año en que hayan tenido una gran cosecha, la poda a efectuar después de la recolección será ligera, y al contrario, si ha habido una pequeña o nula cosecha, la floración es de esperar que sea muy abundante, y en consecuencia, habrá que podar más severamente. Mediante estas técnicas de poda, aunque la alternancia de cosecha no se corrige, sí que se suaviza y, por tanto, las cosechas y los calibres de años consecutivos son más regulares, observándose asimismo que la producción acumulada a lo largo de los años aumenta. Fotos 15 y 16: Vecería en Salustiana : IZQ: año de mucha producción. Obsérvese el crecimiento erecto y el escaso calibre. DCHA: Año de poca producción y buen calibre de fruta. Entre las variedades propensas en mayor o menor medida a la alternancia de cosechas se encuentran: Navelina, Salustiana, Valencia Late, Barberina, Hernandina, Clementard, Oronules, Moncada, Nadorcott, limonero Verna y pomelo Star Ruby. En algunas variedades como Hernandina o Moncada, la vecería no se produce de manera general en todo el campo, sino en árboles distintos cada año, por lo que la poda se hará según el comportamiento de cada individuo una vez vista su floración.

Por grupos varietales El tamaño del fruto en los cítricos puede variar entre márgenes bastante amplios para una misma variedad. Así, los árboles jóvenes producen frutos de mayor tamaño con corteza más gruesa y basta. No obstante, cada variedad tiene un tamaño potencial de fruto característico, teniendo más o menos problemas para alcanzarlo. Veamos los principales grupos de variedades y las posibilidades que hay de intervenir para favorecer el aumento de calibre mediante la poda. Para una mayor profundización por variedades es aconsejable consultar el libro Cítricos: Manual de poda e injerto (Rodríguez et al, 2008). Grupo blancas La mayoría de las variedades de este grupo adolecen de problemas de vecería, por lo que se seguirán los consejos de poda referidos en el apartado Variedades con alternancia de cosecha para intentar corregirla y obtener mejores calibres los años de gran producción. Debido a este problema y a su gran vigor característico, es muy importante la intensidad de poda a aplicar. Se debe mantener controlado el crecimiento de las guías del árbol mediante rebajes periódicos de las ramas que las componen. Si no se efectúan estos rebajes, su libre crecimiento resta vigor a las ramas de producción. En condiciones normales, la falta de producción es debida a una escasa floración. En este caso se recomienda una poda ligera, eliminando el 10% de la vegetación aproximadamente, actuando sobre ramas verticales y respetando faldas, que es donde se asienta la mayor parte de la producción. El año de buena floración, síntoma de gran cosecha, con repercusión negativa sobre el calibre de la fruta, la poda debe ser más enérgica, quitando hasta un 30% de la vegetación. La actuación irá dirigida al conjunto del árbol, cortando sobre todo ramas de producción agotadas, que se corresponderán con ramas de poco vigor. Foto 17: Vecería en Barberina. Casi nula floración con abundante cosecha pendiente.

Las más cultivadas dentro de este grupo son Valencia Late y Salustiana. Otras variedades de este grupo son Valencia Delta Seedless, Valencia Midknight Seedless y Barberina. Foto 18: Valencia Delta Seedless. Abundante producción de poco calibre. La poda se deberá efectuar una vez recolectado el fruto en la valencias y una vez vista la cantidad de flor en Salustiana. Para el caso de la Salustiana consulten también el epígrafe Variedades con crecimiento erecto. Grupo nável En la variedades de este grupo predomina la vegetación sobre la producción y suelen ser muy productivas salvo casos excepcionales como Navelate o Ricalate. La poda se dirigirá a conseguir que el árbol fructifique tanto en el exterior como en el interior de la copa. Para ello se eliminarán ramas internas en cantidad suficiente como para que penetre la luz y el aire en el centro del árbol. La renovación de ramas de producción también es fundamental en las náveles, ya que es sabido que las ramas jóvenes y vigorosas son las que proporcionan frutos de mayor calibre. Por tanto, con este fin se cortarán las ramas secas, débiles y envejecidas. A continuación citaremos algunos casos particulares dentro de este grupo varietal. NAVELINA Se trata de una variedad muy productiva, aunque suele hacerse alternante cuando se retrasa la fecha de recolección, generalmente por motivos comerciales. Siempre que sea posible se evitará esto, pero si muestra síntomas de vecería la intervención

consistirá en podar de manera más enérgica los años en los que florezca abundantemente y efectuar podas ligeras los años de escasa floración. Newhall y Fukumoto se comportan de manera similar, por lo que la actuación en ellas deberá ser la misma. NAVELATE Tiende a florecer muy abundantemente y presenta un bajo índice de partenocarpia, características que conducen a un cuajado deficiente y, por consiguiente, a una baja productividad. Debido a su gran vigor, se suele podar con suavidad, anualmente y normalmente en verano, puesto que una poda fuerte y temprana provoca la emisión de brotaciones vigorosas y la caída de pequeños frutos. Si por alguna razón hay que podar en otras fechas que no sean tras la caída de frutos en junio, debería hacerse antes de la floración. En la poda se procurará respetar al máximo las faldas, por ser donde más produce esta variedad. NAVEL LANE LATE Los árboles son vigorosos, de pronta entrada en producción y muy productivos. Sus frutos son de buen tamaño, no suelen tener problemas particulares de calibre. A este respecto, en la poda habrá que seguir las recomendaciones generales dadas para el grupo nável, eliminando las ramas endurecidas y envejecidas. La única particularidad de esta variedad en lo que respecta a la poda es la característica del árbol de Lane Late de formar una doble copa por un mayor crecimiento vegetativo de la parte alta en detrimento de las faldas, tendencia que se intentará suavizar con una poda adecuada de ramas. Grupo satsumas Los árboles de las variedades incluidas en este grupo son de mediano-pequeño tamaño, con hábito de crecimiento abierto y llorón o pendular y, en general poco tupidos. Por esto último, no hace falta intentar iluminar la copa interiormente, ya que están suficientemente aireados e iluminados. Se trata de variedades muy productivas y de pronta entrada en producción. Por ello, se suelen agotar rápidamente y la fruta de calidad la producen sobre ramas de un año. Esta es la razón por la que son exigentes en poda: se deben podar todos los años y con bastante severidad, respondiendo generalmente bien a este tipo de poda, pues si bien la producción disminuye, la calidad del fruto y, sobre todo, el tamaño, al haber menos competencia, es mayor, siempre que no existan limitaciones por riegos, fertilización, etc. La técnica consiste en eliminar todas aquellas ramas que muestran síntomas de agotamiento, las próximas al suelo y las que, al ser eliminadas, favorezcan el desarrollo de otras más jóvenes que estén en disposición de producir más. Los chupones se convierten fácilmente en ramas fructíferas, por lo que se evitará su eliminación indiscriminada. Como se ha comentado antes, las ramas envejecidas o agotadas son aquéllas cuyas hojas tienen un color verde-amarillento, apagado, la madera parece ennegrecida y las brotaciones de agosto son cortas.

Las variedades del grupo Satsuma son las que más pronto se empiezan a podar, ya que las podas tempranas favorecen la precocidad, comenzando en algunas zonas a finales de enero y continuando durante todo febrero y marzo. En cualquier caso, es aconsejable podar lo más pronto posible, antes de la floración. Dentro de las satsumas, en aquellas variedades que se destinen a consumo en fresco se debe realizar un aclareo de frutos como técnica complementaria a la poda para conseguir frutos de mayores calibres medios, más homogéneos y de mejor presentación. En experiencias realizadas por Zaragoza et al. (1996) con Clausellina, se llegó a la conclusión de que las podas más tempranas, realizadas entre la floración y el cuajado, son las más efectivas para aumentar el tamaño del fruto de manera significativa. El aumento de diámetro del fruto respecto de los frutos de los árboles no podados llegó en algunos casos a ser de 3 mm habiéndosele suprimido el 50% de su masa foliar, con sus flores. No obstante, la producción disminuyó un 35-40% en relación a la obtenida por los testigos. En el grupo satsumas se encuentran Okitsu, Clausellina, Iwasaki, Hashimoto y Owari. Grupo clementinas Este grupo de mandarinas engloba gran cantidad de variedades, en general de muy buena calidad organoléptica, empezando algunas de ellas a madurar muy temprano (principios de septiembre), mientras que las más tardías pueden llegar a recolectarse a finales de febrero. En general se recomiendan podas ligeras, por tratarse en la mayoría de los casos de árboles de buen vigor y desarrollo, sin bien en ocasiones habrá que actuar de manera más enérgica en la poda ya sea en el caso de cultivares de escaso vigor ( Basol, Clemensoon, Loretina, Clemenpons, Clemenrubí, Arrufatina ) como por tratarse de variedades alternantes en años de mucha floración ( Hernandina, Clementard ) Algunas variedades tienen más problemas de calibre que otras, siendo una verdadera lástima observar la gradual regresión del cultivo de variedades con excelentes cualidades organolépticas debido a las exigencias comerciales de diámetro de fruto. Este es el caso de variedades como Clementina Fina, Esbal o Beatriz, en las que la intervención mediante la poda para solucionar este problema es bastante limitada; si bien para este fin se pueden emplear técnicas de cultivo complementarias como el aclareo de frutos, el rayado o los tratamientos con fitorreguladores. En los casos en los que exista una tendencia a producir en racimo ( Beatriz, Clemenpons, Capola, Basol ) la opción del aclareo manual sería la ideal. Se recomiendan tratamientos fitorreguladores para el engorde en los casos de la clementina Fina, Clementard, Esbal, Hernandina, Loretina, Capola y Tomatera, desaconsejándose en Marisol y Clemenrubí por provocar en los frutos pérdidas de zumo y alteraciones internas que se asemejan a la granulación. En árboles de poco vigor cobra especial relevancia la eliminación de ramas envejecidas y poco vigorosas que producirían los frutos de menor calibre. Es el caso de Loretina, Basol, Clemenrubí, Arrufatina, Clemenpons y Clemensoon.

Grupo híbridos Los híbridos de mandarina se caracterizan por tener copas frondosas y ser vigorosos; sus diferencias vegetativas vienen marcadas por los progenitores de los que proceden. En general los frutos de estas variedades son grandes e incluso muy grandes, como ocurre con Ortanique, presentando únicamente problemas de escaso calibre las variedades Nadorcott y Fortune. NADORCOTT Los árboles de esta variedad son vigorosos, con tendencia al crecimiento vertical y a la emisión de chupones. Es una variedad muy productiva, pero algo alternante en su producción, pudiendo quedar los frutos cortos de calibre cuando la cosecha es abundante. La intensidad de poda será ligera para evitar que el árbol se vigorice. En años de cosecha abundante se puede intensificar la poda para mejorar el tamaño del fruto y regular la producción. FORTUNE Sus plantaciones están en regresión a causa de su elevada sensibilidad al hongo Alternaria. En general es muy vigorosa, por lo que las podas deberán ser ligeras y aunque en general no tiene problemas de producción, hay ocasiones en las que puede cuajar en exceso, quedando el calibre en consecuencia muy reducido o, al contrario, la excesiva floración se traduce en una escasa cosecha, quedando un calibre muy elevado. Por ello, se recomienda en árboles adultos esperar a que finalice la caída natural de frutos (a partir de julio) para podar más o menos enérgicamente en función del número de frutos que persistan en el árbol. Sin embargo, el momento de poda se adelantará a una vez cosechados los frutos en los casos en los que se observen resecos, falta de vegetación y escasa producción en el interior. Con ello se pretende iluminar y, en consecuencia, vigorizar el interior de la copa. Foto 19: Fortune. Muy productiva en las faldas.

Por otra parte, la poda debe realizarse sin eliminar en lo posible las faldas, no solo porque es en ellas donde más cosecha hay, sino también porque sirven de apoyo a las ramas superiores que, de esta forma, tienen menos posibilidades de quebrarse, ya que esta variedad posee una madera frágil. En la poda se tendrá en cuenta que los frutos de Fortune son muy sensibles al golpe de sol así como a vientos fríos, por lo que se intentará que fructifique en el interior de la copa y la intensidad será ligera. ORTANIQUE En árboles jóvenes, el gran vigor y la poca producción dan lugar a frutos de gran calibre y piel basta que desmerecen su calidad. Podas muy ligeras y rayados pueden aumentar el número de frutos por árbol, dando lugar a un mayor porcentaje de frutos de tamaño más comercial. MONCADA Se trata de una variedad muy vigorosa y productiva pero marcadamente vecera. Los frutos de esta variedad suelen ser de muy buen tamaño, por lo que incluso en los años de cosecha abundante tienen un buen calibre. Por lo tanto se intervendrá con una poda más enérgica los años en que se espera mucha cosecha con el fin de suavizar las oscilaciones de producción en años alternos más que para incrementar el diámetro medio del fruto. Foto 20: Moncada. Buen calibre a pesar de la elevada carga de cosecha. NOVA Presenta problemas de rajado de frutos, siendo este fenómeno menos intenso en las zonas más frondosas del árbol. Por ello, la poda será ligera, quitando ramas secas, débiles y envejecidas que impiden la aireación e iluminación interna. Únicamente en árboles de poco vigor, en los que se producen frutos de tamaño pequeño, se buscan podas fuertes que buscan la renovación del árbol. En éstos hay que procurar podar pronto, con el fin de que tenga tiempo de vestirse y evitar quemaduras en las ramas (planchado) en verano.

Bibliografía Agustí, M. 2000. Citricultura. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid. España. Agustí, M.; Martinez-Fuentes, A.; Mesejo, C.; Mariano, y J.; Almela V. 2003. Cuajado y desarrollo de los Frutos Cítricos. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Sèrie Divulgació Tècnica. Agustí, M.; Almela V.; Aznar, M.; Juan, M.; Eres, V. 1995. Desarrollo y tamaño final del fruto en los agrios. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Sèrie Divulgació Tècnica. Fruit Size Managment Guide. An Australian Citrus Growers Publication. http://www.citrusaustralia.com.au/aspdev/resources/documents/fruitsizemanagementg uidepart1.pdf. Febrero 2010. Rodríguez, J.J.; Salvia, J.; Villalba, D. 2008. Cítricos: Manual de Poda e Injerto. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Fundación Agroalimed. Soler, J.; Soler, G. 2006. Cítricos. Variedades y técnicas de cultivo. Fundación Ruralcaja. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid. España. Zaragoza, S.; Trénor, I.; Alonso, E.; Medina, A. 1996. Influencia de la poda sobre el tamaño del fruto y la producción de la variedad Satsuma Clausellina. Levante Agrícola 1 er trimestre 1996: 11-16. Zaragoza, S.; Trénor, I.; Alonso, E. 1997. La poda de los agrios. Influencia en la producción y en la calidad. Levante Agrícola 3 er trimestre 1997: 208-215.

V: EL RAYADO COMO TÉCNICA PARA MEJORAR EL CALIBRE DEL FRUTO DE LOS CÍTRICOS El rayado de ramas es una técnica de cultivo que se ha empleado tradicionalmente en diversos cultivos leñosos persiguiendo distintos fines tales como incrementar la floración, aumentar el cuajado o estimular el desarrollo de los frutos. Se consigue uno u otro objetivo en función de la época en que se efectúa el rayado. En este artículo nos centraremos en la técnica del rayado con la finalidad de incrementar el tamaño del fruto en el cultivo de los cítricos. Esta técnica consiste en la interrupción, por medios mecánicos, del transporte floemático. Esta interrupción se puede lograr de diversas formas, desde un simple anillado, pasando por una incisión a incluso la separación de un anillo de corteza, completo o en hélice. En fruticultura el rayado ha consistido tradicionalmente en separar un anillo completo de corteza de alrededor de 1 cm de anchura; sin embargo, en citricultura se suele realizar una simple incisión anular de 1 mm de anchura aproximadamente, practicándose ésta generalmente sobre ramas terciarias o de orden superior. A B Foto 21: El rayado de ramas consiste en realizar un corte alrededor de todo el perímetro de las ramas, afectando sólo a la corteza (A). La repetición en años sucesivos (B) no presenta problemas sanitarios, de decaimiento ni de productividad. Fotos correspondientes a una rama de mandarina Satsuma (A) y de naranjo dulce Navelate (B). Fotos extraídas de la publicación de M. Agustí et al. Técnicas para mejorar el tamaño del fruto de naranjas y mandarinas. Generalitat Valenciana. Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación. Cuadernos de Tecnología Agraria. Serie Citricultura. Nº 3. Año 1998. Mecanismo de acción En primer lugar hay que aclarar algunos aspectos de la circulación de sustancias por la planta para poder entender el mecanismo de acción del rayado. Hay dos corrientes de circulación distintas en las plantas: la corriente de transpiración y la corriente de asimilación. La primera circula en sentido ascendente por el xilema (vasos leñosos) situado éste en la madera del árbol y está constituida por el agua y las sustancias minerales absorbidas por la raíces. Por otra parte, la corriente de asimilación está formada por agua y fotoasimilados, o sea, las sustancias orgánicas resultantes de la fotosíntesis a partir del dióxido de carbono y la energía solar. Circula por el floema, el cual está situado en la corteza de troncos y ramas, por tanto, más superficialmente que el xilema.

Del movimiento de sustancias en el floema se dice que sigue un modelo de fuente a sumidero : son fuentes tanto las hojas fotosintetizantes como los tejidos de almacenamiento, mientras que son sumideros todos los órganos de la planta que no producen fotoasimilados o que lo hacen en cantidad insuficiente para cubrir sus propias necesidades nutricionales. De este modo, importan fotoasimilados: - los ápices de tallos y raíces - los órganos de almacenamiento en formación - las flores, frutos en desarrollo y semillas - las hojas en crecimiento - las yemas axilares en crecimiento. Cuando un árbol se encuentra en la etapa de fructificación, los fotoasimilados se envían principalmente hacia las zonas donde se están formando los frutos: éstos monopolizan los productos de las hojas más próximas y muchas veces de las más alejadas, de manera que el crecimiento vegetativo se ralentiza o incluso cesa. Cualquier obstáculo, natural o provocado, que interrumpa la circulación en el floema hará que las sustancias transportadas por él se acumulen en la zona situada por encima del obstáculo (ver figura 2). Esta acumulación favorecerá el desarrollo de flores y frutos, ya que tendrán a su disposición una mayor cantidad de nutrientes que no tendrán que compartir con otros sumideros. Por contrapartida, el sistema radicular ve temporalmente interrumpido su aporte de sustancias nutritivas procedentes de la fotosíntesis, quedando sin ellos durante unos días hasta que la cicatrización de la herida permita su restablecimiento. Figura 2: Experimento de Malpighi. [Figura modificada de Raven, P.H. & Eichhorn, S.E. (1999). Biology of Plants. 6th ed., W.H. Freeman and Company. Worth Pub.]. El obstáculo a esta libre circulación de sustancias por el floema se provoca mediante el rayado porque basta una ligera incisión circular para seccionar los vasos del floema al situarse estos en una posición muy superficial. Es muy importante no hacer heridas

profundas que afecten a la madera, ya que de esta forma se estaría interrumpiendo también la circulación de sustancias procedentes de las raíces que circulan por el xilema. Momento del rayado El quid de la cuestión está en el momento de la realización del rayado. Para el tema que nos ocupa, o sea, incrementar el tamaño final del fruto de los cítricos, el momento de rayar las ramas es tras la caída fisiológica de frutos de junio (también conocida como porgà en valenciano). Si se realiza antes de que finalice la caída fisiológica puede incluso que se reduzca el diámetro del fruto respecto de un testigo sin rayar debido a que en este caso el efecto del rayado es aumentar el cuajado, de manera que aumenta la producción, y un aumento de producción conlleva generalmente una disminución del calibre de los frutos. Por el contrario, si se retrasa su ejecución, su efectividad disminuye. FECHA DE RAYADO DIÁMETRO (mm) Control 51.4 ± 0.8 7 julio 55.0 ± 0.9 28 julio 54.0 ± 0.7 16 septiembre 53.4 ± 0.8 Tabla 2: Influencia de la fecha de rayado sobre el diámetro final del fruto de la mandarina Satsuma. Datos extraídos del artículo de M. Agustí y V. Almela Utilización del rayado de ramas en fruticultura. Generalitat Valenciana. Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente. Comunitat Valenciana Agraria. Revista de información técnica. Nº 4. 1995. Forma de realizar el rayado Se efectuará sobre ramas de entre cinco y siete centímetros de diámetro con herramientas especialmente diseñadas para ello. Se trata de tijeras de filo curvo que abarcan como máximo diámetros de rama de siete centímetros, de manera que si las ramas principales o secundarias tienen una mayor sección, habrá que rayar las ramas terciarias, lo cual es bastante frecuente. Hay tijeras para rayar de distintas aperturas: se va eligiendo una u otra en función del grosor de la rama sobre la que se van a utilizar.

Foto 22: Tijeras de rayar. Foto extraída de la publicación de M. Agustí et al. Técnicas para mejorar el tamaño del fruto de naranjas y mandarinas. Generalitat Valenciana. Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación. Cuadernos de Tecnología Agraria. Serie Citricultura. Nº 3. Año 1998. Consiste en apretar las tijeras alrededor de la rama, hundiéndolas en la corteza hasta notar la resistencia de la madera. Entonces, sin apenas hacer fuerza con la mano, se da un giro de muñeca para conseguir una incisión que dé la vuelta a toda la rama. El resultado es una hendidura circular de aproximadamente 1 mm de ancho que afecta sólo a la corteza de la rama en toda su circunferencia. Foto 23: Modo de efectuar el rayado. Obsérvese el grosor de la rama. Otras recomendaciones: la más importante es ejercer la presión necesaria para que sólo se vea afectada la corteza y no la madera para no interrumpir el flujo de sustancias procedente de las raíces que circula por el xilema. La incisión se realizará a cierta distancia de la inserción de la rama con el fin de poder rayar por debajo del rayado del año anterior en caso de que se tenga que repetir la operación.

Foto 24: Rama de clementino tras el rayado. También es recomendable que las tijeras estén bien afiladas y que se desinfecten con el fin de no propagar enfermedades transmisibles por medios mecánicos como por ejemplo la exocortis. Aumento del tamaño del fruto El efecto positivo del rayado en cuanto al incremento del tamaño del fruto es general en todas las especies y variedades que se han estudiado, tanto de naranjos como de mandarinos. Como se ilustra a continuación en la tabla 3, los incrementos de diámetro producidos por el rayado oscilan entre 2.3 y 4.3 mm. NAVELATE SATSUMA FORTUNE NOVA CONTROLES 64.1 ± 0.3 51.4 ± 0.8 57.5 ± 1.0 58.3 ± 1.1 RAYADOS 66.8 ± 0.6 55.0 ± 1.6 59.8 ± 0.5 62.6 ± 1.6 Tabla 3: Efecto del rayado de ramas sobre el diámetro final del fruto de naranjas y mandarinas. Datos extraídos del artículo de M. Agustí y V. Almela Utilización del rayado de ramas en fruticultura. Generalitat Valenciana. Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente. Comunitat Valenciana Agraria. Revista de información técnica. Nº 4. 1995. En ensayos realizados por la sección de citricultura del Servicio de Desarrollo Tecnológico (Villalba et al., campaña 2003-2004, datos sin publicar) los incrementos de diámetro fueron más modestos en las variedades estudiadas siendo de 1.12 mm para la variedad Beatriz de Anna y de 0.6 mm para Loretina. No siempre se observa el efecto beneficioso del rayado sobre el tamaño final del fruto en el diámetro medio, pero sí que se puede observar en un desplazamiento de las curvas de población hacia calibres mayores.

Figura 3: Distribución de los diámetros de frutos de mandarina Fortune procedentes de árboles sin rayar y rayados al final de la caída fisiológica de frutos. Fuente: Agustí et al., 1990. De experiencias realizadas igualmente por el SDT sobre Loretina y Beatriz en la campaña 2002-2003 (Villalba et al., datos sin publicar) se concluye que, si bien aumenta el porcentaje de cosecha de las categorías primera y especial en de frutos procedentes de los árboles rayados, el desplazamiento hacia calibres mayores no es tan marcado. Observando las tablas 4 y 5 vemos con más detalle que el tamaño medio del fruto aumenta poco o muy poco, pero es llamativo que aumenta la productividad por árbol sin disminuir el calibre. Por el contrario éste aumenta incluso un poco y se observa un mayor porcentaje de 1ª y especial, sin llegar a haber diferencias significativas. Tratamientos Cosecha (kg/árbol) Tamaño medio del fruto (g/fruto) % de cosecha de especial + 1ª (*) Testigo 45.41 ab 53.43 a 6.19 a RAYADO 51.12 b 53.20 a 7.05 a Tabla 4: Resultados en la recolección de Beatriz de Anna. Fecha de recolección 30-10-02. Fecha de rayado 4-07-02. Comparación de medias entre tratamientos por el Test LSD al 95% de p. Letras diferentes indican diferencias significativas. (*)Análisis realizado previa transformación de los datos mediante arcsen Tratamientos Cosecha (kg/árbol) Tamaño medio del fruto (g/fruto) % de cosecha de especial + 1ª (*) Testigo 28.80 a 69.81 a 31.32 a RAYADO 37.28 bc 72.51 ab 35.89 a Tabla 5: Resultados en la recolección de Loretina. Fecha de recolección 23-10-02. Fecha de rayado 4-07-02. Comparación de medias entre tratamientos por el Test LSD al 95% de p. Letras diferentes indican diferencias significativas. (*)Análisis realizado previa transformación de los datos mediante arcsen

Otros objetivos del rayado en citricultura Además de intentar incrementar el tamaño del fruto, las otras dos principales finalidades del rayado de los cítricos son aumentar la floración y aumentar el cuajado, lo cual indirectamente también puede influir en el calibre final del fruto. Para conseguir uno u otro objetivo lo que varía es la fecha de ejecución del rayado. Muchos autores coinciden en que si se realiza entre finales de julio y agosto se consigue aumentar la floración del año siguiente mientras que realizado tres semanas después de la caída de pétalos, se logra un mayor cuajado. En cuanto al primero de los dos objetivos citados, o sea, aumento de la floración, el rayado se emplea en este sentido en variedades que han entrado en un ciclo de alternancia de cosechas para conseguir suavizar este fenómeno al conseguir que el árbol florezca más en los años en los que se prevé que la floración será escasa. Con el rayado no hacemos que el árbol florezca, sino que florezca más. Para ello, como antes hemos mencionado, la época idónea es finales julio y agosto. Realizado en estas fechas, el efecto del rayado se produce a través de un estímulo de la brotación: los árboles rayados brotan más en la primavera siguiente y por tanto, florecen más. Esto repercute en el tamaño del fruto cuando tratamos con variedades o ejemplares veceros: aumentando las flores en un año de floración escasa conseguiremos, por un lado, que los calibres de los escasos frutos producidos, se reduzcan un poco y por el otro, que el árbol destine más reservas a la fructificación, de modo que la floración prevista para al año siguiente no sea tan desmesurada y, por tanto, el calibre de los frutos no se resienta tanto. En todo caso, la floración que se consigue con el rayado efectuado en estas fechas de verano no es apreciablemente muy elevada, pero sí que es suficiente para elevar el número de flores de manera que se suavice la vecería y se consiga un cierto equilibrio productivo del árbol. Por otra parte, el aumento del cuajado de flores que conseguimos con el rayado también puede repercutir en el calibre del fruto, sencillamente porque si cuajan más flores, la producción será mayor, y a mayor producción, es posible que el tamaño medio de los frutos sea menor. Contraindicaciones del rayado No es conveniente efectuar el rayado si se trata de plantaciones muy jóvenes o con un estado sanitario deficiente. Asimismo no se deben rayar árboles que muestren síntomas de déficit hídrico, más bien se recomienda regar adecuadamente antes de rayar. No se aconseja rayar los troncos, ya que si no se hiciera de forma correcta, afectaría negativamente al árbol en su totalidad.

Bibliografía Agustí, M.; Martinez-Fuentes, A.; Mesejo, C.; Mariano, y J.; Almela V. 2003. Cuajado y desarrollo de los Frutos Cítricos. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Sèrie Divulgació Tècnica. Agustí, M.; Almela V.; Zaragoza, S.; Juan, M.; Trénor, I.; Alonso, A.; Primo-Millo, E. 1998. Técnicas para mejorar el tamaño del fruto de naranjas y mandarinas. Generalitat Valenciana. Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación. Cuadernos de tecnología agraria. Serie Citricultura. Nº 3. Agustí, M.; Almela V.; Aznar, M.; Juan, M.; Eres, V. 1995. Desarrollo y tamaño final del fruto en los agrios. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Sèrie Divulgació Tècnica. Agustí, M.; Almela, V. 1995. Utilización del rayado de ramas en fruticultura. Generalitat Valenciana. Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente. Comunitat Valenciana Agraria. Revista de información técnica. Nº 4. García Breijo, F.J. http://www.euita.upv.es/varios/biologia/temas/tema_13.htm Rodríguez, J.J.; Salvia, J.; Villalba, D. 2008. Cítricos: Manual de Poda e Injerto. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Fundación Agroalimed.

VI: ACLAREO DE FRUTOS Y APLICACIÓN DE AUXINAS DE SÍNTESIS PARA MEJORAR EL CALIBRE DEL FRUTO DE LOS CÍTRICOS. VI-1: ACLAREO DE FRUTOS Una de las técnicas que se utilizan habitualmente en diversos cultivos para incrementar el tamaño final del fruto es la reducción del número de frutos o aclareo, tanto manual como químico. Los estudios realizados sobre el aclareo manual en cítricos revelan que la época más efectiva para realizarlo es durante la caída fisiológica de frutos (Zaragoza et al. 1992). Pero en esta época, dado el elevado número de frutitos en desarrollo existente en el árbol, resulta inviable su realización como técnica agronómica. Si se retrasa su ejecución a épocas posteriores, una vez finalizada la caída fisiológica, el efecto del aclareo apenas afecta al tamaño de los frutos que permanecen en el árbol, excepto si el aclareo es muy intenso y se eliminan dos terceras partes de los frutos (Figura 4). En estas condiciones, el aclareo implica una notable disminución de la producción y en consecuencia se pierde rentabilidad. Figura 4: Efecto de la época e intensidad de aclareo en el tamaño final del fruto de la mandarina Satsuma. Diámetro de fruto en el control 55,4 mm. Épocas en las que se realizó el aclareo: FL: Floración; C: Cuajado; CF. Caída fisiológica; CC: Cambio de color. Fuente: adaptado de Zaragoza et al., 1992. En la práctica, el aclareo manual se realiza cuando los frutos ya están desarrollados. Ello tiene aspectos negativos que lo hacen desaconsejable. Como se ha explicado anteriormente, en ese momento el aclareo no tiene prácticamente ningún efecto sobre el tamaño final de los frutos que quedan. Como es lógico, el aclareo se realiza de forma selectiva y se eliminan los frutos de menor calibre y los frutos manchados o con algún defecto, es decir se elimina el destrío en el campo y únicamente se consigue el efecto estético de presentar una cosecha con aparentemente mejor

calidad a la existente antes de realizar el aclareo, eso sí, con un aumento de coste de cultivo. Existen, sin embargo, otros aspectos a tener en cuenta y que explican la realización del aclareo en determinadas situaciones y con objetivos distintos a los de aumentar el tamaño final del fruto de la presente cosecha. Es el caso de aclareos para reducir la vecería y/o colapso del árbol en variedades muy alternantes en los años de elevada cosecha. Respecto al aclareo químico, de la misma manera que el manual, existen estudios que demuestran que aplicado en el momento inicial del desarrollo de los frutos provoca la abscisión de un elevado número de frutitos y consiguen incrementos en el tamaño final del fruto y reducción de cosechas (El-Otmani et al. 2000). Actualmente no existe ninguna materia activa autorizada en la UE para aclareo químico en cítricos. Por otra parte, una manera indirecta de actuar en el número de frutos producidos y por tanto en su tamaño, es influir en el número de flores. Para profundizar en lo referente a la regulación de la floración aconsejamos consultar el capítulo sobre tratamientos invernales de esta misma publicación (capítulo II). VI-2: APLICACIÓN DE AUXINAS (TRATAMIENTOS DE ENGORDE) Se ha comprobado que la utilización de ciertas sustancias hormonales aumenta la capacidad sumidero de los frutos y se logra aumentar el tamaño de los mismos (El- Otmani et al., 2000). Para conseguir este objetivo se utilizan auxinas de síntesis. El éxito del tratamiento depende fundamentalmente de la época de aplicación, ya que debe efectuarse en un momento muy concreto del desarrollo del fruto, cuando cesa la división celular y las células comienzan el crecimiento y la acumulación de zumo. Esto sucede en los últimos días de la caída de junio y en la práctica se traduce en realizar las aplicaciones cuando los frutitos alcanzan un determinado tamaño: 15-20 mm en mandarinas Clementinas y Fortune, entre 20-25 mm en mandarinas Satsumas y Nova y entre 25-30 mm para naranjas (Agustí et al. 1995). Las dosis adecuadas son específicas para cada sustancia y la respuesta aumenta con la concentración hasta un determinado nivel en que se satura. Como ejemplo, en la Figura 5 se representa la acción del 2,4-DP (Diclorprop-P) sobre el tamaño final de la mandarina Satsuma, en ella se aprecia que la respuesta aumenta con la concentración del producto hasta 75 ppm, superada ésta no se obtiene ningún efecto adicional (Agustí et al. 2003). Según los estudios de Agustí et al. (2003), si se realizan las aplicaciones en el momento descrito y con las dosis recomendadas se pueden obtener incrementos entre 3 y 6 mm en el diámetro medio, según especies y variedades.

Figura 5: Efecto de la aplicación de 2,4-DP sobre el tamaño final de la mandarina Satsuma. Diámetro del fruto en el momento del tratamiento: Época I: 25,1 mm; Época II: 30,7 mm. Fuente Agustí et al. 1994. En la realización de estos tratamientos hay que tener especial cuidado en no sobrepasar las dosis adecuadas puesto que las sustancias auxínicas tienen efectos fitotóxicos (de hecho, aplicadas en altas dosis se utilizan como herbicidas). Se recomienda no rebasar, para árboles adultos, 2500-3000 litros/hectárea (200-250 litros/hg) de caldo de las concentraciones recomendadas para cada auxina. En el momento de realizar los tratamientos de engorde está desarrollándose la brotación de verano, de manera que las auxinas de síntesis pueden provocar deformaciones en las hojas en formación debido al comentado efecto fitotóxico de las mismas. Así pues, tras el tratamiento pueden verse brotes nuevos con hojas de ápices arqueados y apuntados en exceso (en forma de uña, foto 25), la brotación siguiente de finales del verano no se ve afectada. Foto 25: Ligeras deformaciones en las hojas de los brotes en desarrollo (brotación de verano) pueden aparecer tras la aplicación de auxinas de síntesis. La brotación siguiente (finales de verano) no se ve afectada. Fuente Agustí et al. 2003.

Por tanto, como en la realización de cualquier tratamiento, la recomendación es seguir siempre las instrucciones del fabricante en cuanto a dosis, momento de aplicación y cualquier otra. En la actualidad las materias activas autorizadas para su uso en la Unión Europea son las siguientes: 2,4-D (ácido) 0,8% (éster isopropílico) + ANA 1% Acido Giberélico 0,25% + MCPA 0,25% (ester tioetílico) Acido Giberélico 0,5% + MCPA 1% (ester tioetílico) Diclorprop-P 2,5% (ester 2-etilhexil) MCPA 2% (ester tioetílico) MCPA 2% (ester tioetílico) Triclopir 10% Los productos autorizados para España se pueden consultar en el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio del Medio Ambiente, Rural y Marino (http://www.marm.es/es/agricultura/temas/medios-de-produccion/productosfitosanitarios/fitos.asp) Finalmente, es pertinente recordar que la actual normativa de producción integrada de cítricos (Resolución de 27 de octubre de 2008, del director general de Investigación y Tecnología Agroalimentaria, por la que se establecen las normas para la producción integrada en cítricos, en el ámbito de la Comunitat Valenciana) establece que para aumentar el tamaño del fruto se permite la utilización de otras auxinas de síntesis autorizadas, siempre y cuando no se superen los 25 mg/l de materia activa aplicada y se efectúe el tratamiento antes del 15 de julio, sin haber frutos maduros en el árbol. Bibliografía Agustí M, Almela V., Aznar M., El-Otmani M. y Pons J. 1994. Satsuma mandarin fruit size increased by 2,4-DP. HortScience, 29: 279-281. Agustí M., Almela V., Aznar M., Juan M. y Eres V. 1995. Desarrollo y tamaño final del fruto en los agrios. Generalitat Valenciana. Serie DT nº 32, 80 pp., Valencia, España. Agustí, M.; Almela V.; Aznar, M.; Juan, M.; Eres, V. 1995. Desarrollo y tamaño final del fruto en los agrios. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Sèrie Divulgació Tècnica. Agustí, M.; Martinez-Fuentes, A.; Mesejo, C.; Mariano, y J.; Almela V. 2003. Cuajado y desarrollo de los Frutos Cítricos. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura, Pesca i Alimentació. Sèrie Divulgació Técnica nº 32, 80pp. Valencia, España El-Otmani M., Coggins C.W.Jr., Agustí M. y Lovatt CL. 2000. Plant Growth Regulators in Citriculture: World Current Uses. Critical Reviews in Plant Sciences, 19: 395-447. Zaragoza S., Trenor I., Alonso E., Primo-Millo E. y Agustí M. 1992. Treatments to increase the final fruit size on Satsuma Clausellina. Proc. Int. Soc. Citriculture, 2: 725-728.

VII: INFLUENCIA DE TÉCNICAS DE CULTIVO PROTEGIDO, ACOLCHADO PLÁSTICO Y CULTIVO BAJO MALLA, EN LA MEJORA DEL CALIBRE DE LOS FRUTOS CÍTRICOS VII-1: EL ACOLCHADO PLÁSTICO El acolchado plástico es una técnica de manejo de suelo que consiste en cubrir el mismo con un material que generalmente es una lámina de polietileno de color negro de entre 300-400 galgas de espesor, aunque también se pueden realizar los acolchados con material vegetal como paja o restos de cultivos herbáceos (arroz, soja ) o simplemente con hierbas silvestres. Se utiliza mucho en cultivos hortícolas y de forma más ocasional en frutales. En estos, la superficie cubierta por el plástico se limita a la línea de plantación, cubriendo, en el caso de que exista, la meseta de plantación, con una anchura de 1,5 metros aproximadamente y dejando al descubierto el centro de la calle. Foto 26: Cultivo de cítricos con suelo acolchado en la línea de plantación. Los beneficios obtenidos con el acolchado del suelo son ampliamente conocidos y entre ellos destacan la mejora de la estructura del suelo, el mantenimiento de la humedad del mismo, un mejor crecimiento de las raíces, el incremento de la actividad biológica y un mejor control de las malas hierbas.

Todo ello se traduce en un mayor crecimiento de la planta y un aumento de la cosecha. Es por ello que, en cultivos arbóreos en general, se utiliza casi exclusivamente durante los primeros años de la plantación, buscando principalmente adelantar la entrada en producción. Así pues, en plantones de cítricos se ha observado un mayor crecimiento de la planta (gráfico 3 y tabla 6), un aumento de la cosecha y por tanto, un adelanto en la entrada en producción de los árboles con acolchado plástico frente a los establecidos en suelo desnudo (tabla 7 y gráfico 4) (Ferrer et al., 2004; Gavilá et al., 2010). Gráfico 3: Efecto del acolchado plástico en el desarrollo del volumen de la copa de plantones de cítricos de la variedad Capola. Las barras verticales indican el error estándar. (Gavilá et al., 2010) 7.0 Volumen de copa (m 3 ) 6.0 5.0 4.0 3.0 2.0 1.0 0.0 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 acolchado sin acolchar Tabla 6: Efecto del acolchado de plantones de cítricos de la variedad Capola en el desarrollo vegetativo. (Gavilá et al., 2010) Diámetro tronco patrón Diámetro tronco variedad Volumen de copa (m 3 ) (mm) (mm) No No No Acolchado Acolchado Acolchado Acolchado Acolchado Acolchado año 2001 16,56 17,37 10,07 9,9 0,0032 0,0036 año 2003 40,77 39,53 35,38 32,48 0,438 0,323 año 2005 75,55 67,75 68,21 60,48 1,79 1,261 año 2007 106,32 97,08 96,66 85,49 3,588 2,708 año 2009 133,69 120,73 119,05 105,72 6,062 5,129 Los valores en negrita indican diferencias estadísticamente significativas entre tratamientos (test LSD al 95% de nivel de confianza).

Tabla 7: Valores de la producción de árboles de Oronules plantados en 1994, en kg/árbol (Ferrer et al., 2004) Año 1998 1999 2000 2001 Acum. 98-01 Suelo desnudo 3.10 a 30.0 a 21.0 a 23.2 a 77.3 Suelo acolchado 14.2 a 39.5 b 27.6 b 31.9 b 113.2 Letras diferentes en la columna denotan diferencias significativas (p<0.1) El año 1997 los árboles con el suelo acolchado tuvieron algo de producción, pero no llegó a evaluarse. Gráfico 4: Efecto del acolchado plástico en la entrada en producción de plantones de cítricos de la variedad Capola. Las barras verticales indican el error estándar. (Gavilá et al., 2010) Producción media (kg/árbol) 120 100 80 60 40 20 0 año 2003 año 2004 año 2005 año 2006 año 2007 año 2008 año 2009 Acolchado No Acolchado En cuanto al efecto que el acolchado plástico tiene sobre el tamaño final de los frutos, Nakhalla y Ghali (1996) estudiaron el efecto del acolchado en Washington Nável determinando que el acolchado produce un aumento en cosecha y tamaño de los frutos. Asimismo, Shirgure et al. (2003) ensayaron el acolchado con plástico negro en árboles de la mandarina Nagpur, obteniendo en los árboles acolchados mayor cosecha y de más calidad (mayor tamaño de fruto, más azúcares, ácidos y mayor contenido en zumo). Por otra parte, Gavilá et al. (2010) en su estudio de la técnica del acolchado en plantones de la variedad Capola, observaron en los primeros años un efecto negativo sobre el calibre de los frutos como consecuencia del aumento de producción, mientras que en el último año del estudio las producciones se igualaron y los frutos de los árboles con acolchado presentaban un calibre ligeramente superior, teniendo toda la cosecha el calibre pequeño típico de la variedad (50-55 mm).

Gráfico 5: Efecto del acolchado plástico en el calibre de los frutos de la variedad Capola en el momento de la recolección. Las barras verticales indican el error estándar (Gavilá et al., 2010) Peso medio del fruto (g) 160 140 120 100 80 60 40 20 0 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Acolchado No acolchado VII-2: EL CULTIVO BAJO MALLA Las mallas de plástico se utilizaron inicialmente en fruticultura como medida de protección frente al granizo y otros accidentes meteorológicos. Posteriormente se fue ampliando su uso al observarse un mayor crecimiento de las plantas y una mayor calidad de los frutos. Para cultivos frutales se suele realizar una instalación con estructura metálica de postes de acero galvanizado sobre la cual se coloca la malla de plástico de color blanco de las denominadas antipulgón. La altura de los postes supera los 4 metros en la zona central y los 3 en los laterales. Los postes se asientan en cimientos de cemento y se sujetan por tirantes de cable asentados igualmente en cimientos (fotos 27 y 28). El cultivo situado en el interior de la instalación cubierta con malla comparado con el cultivo al aire libre, disfruta de un microclima más favorable, mayor temperatura y humedad relativa, con la consiguiente reducción del estrés hídrico, menor radiación ultravioleta y reducción de condiciones extremas. Todo ello se suele traducir en un aumento de la producción, del tamaño de los frutos y, en ocasiones, adelanto de la madurez (Trénor et al., 1998).

Foto 27: Interior de un invernáculo de malla con cultivo de cítricos (fotografía de F. Ripoll). Foto 28: Cultivo de cítricos bajo malla. (fotografía de F. Ripoll). Según el Informe preliminar sobre el estudio de nuevas técnicas ecoeficientes para el cultivo de cítricos realizado por la Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia con la variedad de mandarina Clemenrubí, con el cultivo bajo malla se consigue mayor crecimiento de las plantas (tabla 8), aumentan los rendimientos (tabla 9), mejora la calidad externa de los frutos al reducirse los riesgos de granizo, las quemaduras por sol o los rozamientos por viento y los frutos de los árboles bajo malla consiguen alcanzar el tamaño e índice de madurez adecuados con antelación a los que se cultivan fuera de ésta (Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia, 2011).

Tabla 8: Desarrollo del árbol de plantones de Clemenrubí de 3 años (Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia, 2011). Diámetro medio de Altura media del Tratamiento tronco (mm) árbol(m) Diámetro medio de copa(m) Cultivo bajo malla 72.39 a 1.93 a 2.59 a Cultivo sin malla 52.42 b 1.43 b 1.59 b Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas al 95% de confianza. Tabla 9: Producción acumulada en plantones de Clemenrubí de 3 años (Consejería de Agricultura y Agua de la Región de Murcia, 2011). Tratamiento Cultivo bajo malla Producción media (kg/árbol) 41.10 a Cultivo sin malla 34.50 b Letras diferentes indican diferencias estadísticamente significativas al 90% de confianza En cuanto al efecto de la malla sobre el calibre de los frutos, Trénor et al. (1998) en el estudio realizado con las variedades de mandarina Oronules y Marisol demostraron un aumento del peso de los frutos de ambas variedades en estas condiciones de cultivo. En el citado estudio, el diámetro de los frutos durante todo su desarrollo presentó diferencias a favor de los cultivados bajo malla en ambas variedades (gráficos 6 y 7). En la distribución de calibres de la cosecha de Marisol en el interior de la malla, el porcentaje de frutos de calibre 74 a 82 mm superó en un 10% a los obtenidos en el exterior. El resultado fue similar en Oronules. Gráfico 6: Evolución del peso medio de los frutos de Marisol durante su desarrollo en árboles situados dentro y fuera de la malla. (adaptado de Trénor et al., 1998) 140 120 100 80 g 60 fuera dentro 40 20 0 15-ago 25-ago 4-sep 14-sep 24-sep 4-oct 14-oct 24-oct

Gráfico 7: Evolución del peso medio de los frutos de Oronules durante su desarrollo en árboles situados dentro y fuera de la malla (adaptado de Trénor et al., 1998). 140 120 100 g 80 60 40 20 fuera dentro 0 15- ago 25- ago 4-sep 14-sep 24-sep 4-oct 14-oct 24-oct Bibliografía. Ferrer, P. J.; Villalba, D.; García, A. 2004. Efectos en el cultivo de los cítricos del acolchado del suelo con plástico negro. Fruticultura profesional, nº 140: 35-40. Gavilá, L.; Méndez, J.V.; Mares, Mª T. 2010. Acolchado plástico en plantones de cítricos de la variedad Capola (Mioro). Levante Agrícola, nº 402: 296-301. Informe de estudio preliminar sobre nuevas técnicas ecoeficientes para el cultivo de cítricos. Región de Murcia. Consejería de Agricultura y Agua. http://www.ecorresponsabilidad.es/pdfs/experiencias/estudio_tec_ecoefic_citricos.pdf Enero 2011. Nakhalia, F.G.; Ghali, M.N. 1996. Evaluation of perforated polyethylene Munch of loamy sands soil under drip irrigated orange trees. 2. Soil termal regime and moisture, root distribution and tree productivity. Annals of Agricultural Science. Egypt, 1099-1116. Shirgure, P.S.; Sonkar, R.K.; Shyam, S., Panigrah, P. 2003. Effect of different mulches on soil moisture conservation, weed reduction, growth and yield of drip irrigated Nagpur mandarin (Citrus reticulata). Indian J. Agr. Sci. 73:148-152. Trénor, I.; Zaragoza, S.; Cortés de Lacour P.; Clarí, A. 1998. Cultivo de variedades Marisol y Oronules bajo cubierta de malla. Revista Comunitat Valenciana Agraria, nº 11: 3-11.

VIII: INFLUENCIA DEL RIEGO EN EL CALIBRE DE LOS FRUTOS CÍTRICOS En nuestras condiciones de cultivo, el riego es una práctica de cultivo limitante de la productividad y sin duda, de gran importancia en la determinación del tamaño final del fruto. Es conocido que los riegos frecuentes tienden a incrementar el calibre de los frutos y que por el contrario, los periodos de sequía, aunque sean cortos, tienden a reducirlo. Algunos estudios de riego deficitario en Clementina de Nules, muestran que la respuesta fisiológica del árbol frente a un moderado estrés hídrico es diferente en función del momento en el que éste se produzca. Así, el riego deficitario durante los meses de septiembre y octubre produce una importante reducción del calibre de los frutos y mayor porcentaje de frutos con clareta (González-Altozano y Castel, 2000). Por el contrario se ha comprobado que el estrés hídrico durante el mes de julio en los cultivares de Valencia Late y Navel Lane Late (Olalla et al. 2003.) y durante julio y agosto en Clementina de Nules (González-Altozano y Castel, 2000) no afectan al tamaño final del fruto. La dosis y frecuencia de riego dependen de las condiciones climáticas y edafológicas y de las características del cultivo como tipo de riego, edad, marco de plantación, etc., por tanto, no se puede generalizar una recomendación. Foto 29: Riego por inundación de unos plantones de cítricos. Como conclusión podemos decir que el calibre del fruto se ve afectado por el estrés hídrico y por tanto se debe evitar estas situaciones en cualquier momento durante el periodo vegetativo, especialmente al principio del otoño. A este respecto, parece obvio concluir que el sistema de riego localizado permite controlar mejor estas situaciones. No obstante, para que la eficiencia de la aplicación sea adecuada, y por

tanto, ningún árbol sufra situaciones de estrés hídrico, es recomendable vigilar el buen estado de la instalación y realizar un buen mantenimiento de la misma. Bibliografía Olalla, L. Vivar J.L., Herbalejo A. 2003. Manejo del riego en plantaciones de cítricos: coeficientes de cultivo y necesidades de agua en el Valle del Guadalhorce (Málaga). Actas de Horticultura nº39. X Congreso Nacional de Ciencias Hortícolas Pontevedra 2003 Fruticultura. González-Altozano, P. and Castel, J.L. 2000. Effects of regulated déficit irrigation on Clementina de Nules citrus trees growth, yield and fruit quality. Acta Hort. (ISHS) 537:749-758 Bibliografía no citada expresamente Agustí M. 2000. Citricultura. Editorial Mundi-Prensa. Madrid. España. Agustí, M.; Martínez-Fuentes, A.; Mesejo, C.; Juan, M.; Almela, V. 2003. Cuajado y desarrollo de los frutos cítricos. Sèrie Divulgació Tècnica. Generalitat Valenciana. Conselleria d Agricultura i Pesca.

IX: INFLUENCIA DE LA FERTILIZACIÓN EN EL CALIBRE DE LOS FRUTOS CÍTRICOS. La fertilización es una práctica fundamental en el cultivo de los cítricos y después del riego constituye el segundo factor limitante de la producción. El objetivo del abonado es incrementar la fertilidad natural del suelo con el fin de obtener un aumento del rendimiento de la producción y una mejora de la calidad. La práctica del abonado se basa en la restitución de los elementos nutritivos extraídos por el cultivo y la aportación de los elementos ausentes o que existen en cantidad insuficiente en el suelo. En general, las deficiencias de elementos minerales alteran el desarrollo de las plantas y por tanto el crecimiento del fruto puede verse alterado. En efecto, las carencias de nitrógeno, potasio, magnesio, calcio, hierro y zinc causan una reducción del tamaño final del fruto (Quiñones et al. 2010). La corrección de carencias, cuando existan, es un requisito previo e indispensable para obtener frutos de calidad. Ahora bien, una vez alcanzado el nivel foliar adecuado, la adición de nutrientes tiene efectos desfavorables para la calidad de los frutos. Por tanto no se deben realizar aportes excesivos de nutrientes ya que empeoran la calidad de los frutos y perjudican al medio ambiente. El potasio se comporta de manera diferente, ya que concentraciones superiores a las consideradas óptimas mejoran el tamaño del fruto sin afectar a otros aspectos de su calidad. Así, aplicaciones foliares de nitrato potásico al 2% durante el verano se han mostrado eficaces en el aumento del tamaño final del fruto (Agustí, 2000). Recomendaciones de abonado: En base a numerosos estudios se han establecido las necesidades de nutrientes a lo largo del ciclo de cultivo, las cuales, como es lógico, difieren en función de la edad y desarrollo de la plantación. Para hacer una recomendación se tiene en cuenta además la eficiencia de la aplicación, es decir, la parte de nutrientes realmente absorbida del total aplicado. Esta eficiencia es para el nitrógeno, el fósforo y el hierro superior en los cultivos con riego por goteo; por ello, las dosis de abonado para estos nutrientes son superiores en los casos de riego por inundación. En la tabla siguiente se reflejan las dosis de nutrientes máximas, para árboles adultos, en plena producción, por grupos de variedades, para un marco de plantación estándar.

Fuente: Quiñones A., Martínez B., Primo Millo E., Legaz F. 2010. GUIA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DELOS CULTIVOS EN ESPAÑA. Capítulo 24: ABONADO DE LOS CÍTRICOS. MARM Estas dosis estándar se corregirán en función de los resultados de los análisis foliares y de agua de riego. Las hojas son órganos muy sensibles a los cambios en la disponibilidad de nutrientes, por lo cual, el análisis foliar es la herramienta fundamental para determinar el estado nutritivo del arbolado. Las dosis recomendadas se deben ajustar, por tanto, teniendo en cuenta este análisis. Para este ajuste se dispone de las siguientes dos tablas: Fuente: Quiñones A., Martínez B., Primo Millo E., Legaz F. 2010. GUIA PRÁCTICA DE LA FERTILIZACIÓN RACIONAL DELOS CULTIVOS EN ESPAÑA. Capítulo 24: ABONADO DE LOS CÍTRICOS. MARM