Guadalajara, Jalisco, a 1 de diciembre de 2016 Intervención de la Consejera Electoral Pamela San Martín, al presentar el libro Los sistemas de partidos en América Latina 1978-2015, en el marco de la Feria Internacional del libro Muchas Gracias y más que nada saludos a todas y todos, es un gusto estar aquí por supuesto con Flavia, Rosa María, Paola. Es un gusto estar presentando este libro, que no sé si yo lo definiría como Rosa María en cuanto a que tiene referencias ágiles, con mil 200 hojas o una cosa así, no. Pero lo que sí, es que tiene muchos logros este libro que me parece que vale la pena destacar. Sin duda, es un paso, que es un paso importante para analizar, para reflexionar sobre lo que son los sistemas políticos, los sistemas de partidos políticos en Latinoamérica, lo que han sido en particular en el periodo en el que se analiza en esta obra, del 78 al 2015. Y que es, digamos, en el momento en que caen las dictaduras militares, el paso de los regímenes autoritarios a los regímenes democráticos. Y analizar y poner en una perspectiva comparada, bajo criterios homogéneos cómo ha sido el avance, cómo ha sido el desarrollo de los sistemas de partidos en los distintos estados de Latinoamérica para poder de ahí sacar conclusiones. Son todas las conclusiones que podríamos sacar de un análisis de los sistemas democráticos? Me parece que no. Faltan muchos análisis, faltan muchos elementos a considerar, ya lo señala Flavia en el libro. Tenemos que pensar en algún momento en la relación entre el votante y los partidos, tenemos que analizar eso, porque es un pendiente que todavía está presente. Pero sí nos permite tener una primera aproximación y una primera aproximación que, decía de broma que son mil 200 hojas, pero son mil 200 hojas que ciertamente en cada uno de los artículos que están inmersos, pues van dando pequeñas pruebas, pequeñas muestras de lo que ha significado la transición en el sistema de los partidos políticos en América Latina. En esta obra, Flavia pone el acento en que si bien las democracias no pueden existir sin un sistema de partidos, más o menos consolidado, también es cierto que los partidos en sí mismos, no son instituciones exclusivas de la democracia, es decir,
el hecho de que existan partidos per se, no significa que un estado es democrático o más o menos democrático. El poder considerar un estado democrático presupone otro conjunto de elementos, en el caso de la existencia de los partidos políticos es que haya una existencia de opciones políticas real. Es decir, susceptibles de triunfar en una elección a partir de la decisión de las ciudadanas y los ciudadanos. Tenemos el caso que es muy claro para nosotros, el caso México. Tuvimos un régimen hegemónico durante 70 años, que por supuesto que convivía con otros partidos políticos. El detalle es que eran partidos políticos que no tenían ninguna posibilidad de acceder al poder. Y esto es una muestra clara de que la existencia en sí misma de los partidos, no conlleva a la democracia, pero si se vuelve, al día de hoy, es el mecanismo necesario que hemos encontrado o el mejor mecanismo que hemos encontrado para poder avanzar en procesos democráticos. Coincidiendo con Rosa María en que, sería bueno sentarnos en algún momento a pensar qué es lo que esperamos de la democracia, qué es lo que queremos de la democracia, qué entendemos por procesos democráticos y qué nos va resolver la democracia y qué no nos va a resolver la democracia. Y que debemos exigir a lo que sí nos resuelva la democracia para que se resuelvan nuestros problemas, porque es cierto, la democracia no nos va a resolver problemas de pobreza, problemas de desigualdad, problemas de inseguridad, problemas de corrupción, lo que sí nos debe de resolver, es tener opciones para poder transitar hacia una solución a estos problemas que son problemas más de fondo. Y regresando un poco a la obra, esta obra nos permite contar con elementos para analizar qué elementos conforman una política partidista. Cómo y por qué se transforman los sistemas de partidos políticos en América Latina en este caso y nos permite ver que los cambios se pueden dar en dos dimensiones: como una estructura de la competencia o como una dinámica de la competencia. Es decir, si estamos ante una concentración del poder en los partidos políticos ante una fragmentación y ya teniendo una pluralidad de partidos, cómo se ejerce propiamente, como se representan los niveles de competitividad en los niveles de márgenes de victoria, en las polarizaciones ideológicas, etcétera. Y me parece que este estudio, lo que sí logra con bastante relevancia es llenar un hueco que existía en las ciencias políticas, de conocer la historia que tienen todos los sistemas políticos que se analizan en América Latina a partir, insisto, de radios comunes.
A partir de premisas de análisis similares y lo que también nos permite, es un hallazgo que me parece que es importante, es la fragmentación partidista que nos permite advertir en América Latina, una fragmentación partidista que se da no solamente a nivel nacional, sino en muchas ocasiones a nivel subnacional. Es decir, en los estados, al interior, en las entidades de cada uno de los estados y la diferencia, digamos la disparidad que llegamos a encontrar en el ejercicio del derecho al voto a los distintos niveles, tanto cuando hablamos de un nivel nacional, como cuando hablamos de niveles subnacionales. Es decir, tanto en un régimen por ejemplo presidencial, en una elección presidencial, como en una legislativa, como en ya los niveles subnacionales, gubernaturas, alcaldías, concejales que tienen una lógica y una dinámica distinta y nos da un primer esbozo de estos elementos. Hay un punto que lo platicaba con Flavia un poco antes de entrar a esta presentación. Hay un argumento que subyace en el texto y que parte de las premisas de análisis que tiene el texto y es que es un argumento a partir del cual el cambio en los sistemas partidistas en América Latina, se correlaciona con la legitimidad y gobernabilidad del país. Es decir, el colapso o rechazo a un sistema de partidos, revela los problemas con la legitimidad del régimen, con el modo de hacer política, con la adaptación del sistema a la realidad, a las necesidades de las ciudadanas y los ciudadanos y al mismo tiempo, la estabilidad y la gradualidad en los cambios, refleja una mayor coordinación para la competencia, la generación de acciones que efectivamente representen a la ciudadanía. Y por qué me llama la atención este argumento, porque de pronto pareciera obvio, pero al mismo tiempo me parece que nos tiene que llevar a una reflexión: lo que hace que un sistema de partidos, no un partido político, lo que hace que un sistema de partidos se colapse, se cambie por completo, se rechace, es porque las condiciones de legitimidad son mayores o de desligitimidad son mayores a aquellas de un sistema que se cambia gradualmente o puede tener que ver también con las opciones que surgen. Digamos, el caso Venezuela, el régimen cambió por la existencia de Chávez, o Chávez existió por el deterioro de la crisis del sistema de partidos? Me parece que la solución no es tan simple. No sólo es decir, bueno, estábamos en un problema y pues de ese problema surge un gran caudillo. No, sino también lo que debemos de advertir es cuál es ese problema en el que nos encontramos, incluso, cuando no hay cambios drásticos, cuando no hay un rechazo drástico, porque lo que hace en ocasiones que no haya rechazos drásticos no es la existencia de una adecuada representación, en muchas ocasiones es la ausencia de otra opción.
Y en ocasiones en el texto se hacen referencias, de decir, bueno, hablamos de la falta de legitimidad de la crisis en la que se encuentran los partidos pero no estaba esa crisis, esa crisis estaba un poco en el imaginario porque pues las (inaudible) siguen optando por la opción de los partidos. Y ahí yo incluso separo un poco, porque es cierto, se opta por ir a votar por partidos, la pregunta es qué otra opción hay. Se han abierto vías de condición de posibilidad de un mecanismo distinto, o el hecho de ir a votar por un partido u otro partido conlleva a una aceptación del mismo, o una determinación, digamos, como se diría, coloquialmente de menos peor, de menos malo, de ante las opciones que tengo en una boleta no participar no genera ningún efecto, y sí participar me da la oportunidad de optar por lo que menos mal me va a ir o lo que menos me va a desagradar. Y creo que esos son aquí, regreso al elemento, la vinculación que hay entre el votante y los partidos políticos. Y ese análisis me parece me parece que es un análisis que está pendiente, que se debe de hacer para poder mirar en sus términos esta crisis de legitimidad que tienen los partidos políticos, que en México es muy evidente, pero también lo es en muchos otros países de América Latina. La democracia puede tener un efecto formal, es decir, formalmente hay una alternancia, formalmente hay opciones, formalmente hay competencia, y en los hechos es cierto, hay dos, tres opciones políticas, y las ciudadanas y ciudadanos pueden votar, y pueden ir a votar por una y otra, e incentiva el ejercicio de su derecho es lo que va a determinar quién gobierne. La pregunta es si esas tres opciones generan o no generan un sistema de vinculación, de representación con la ciudadanía. Y yo, me parece que usar esta causa de la legitimidad o de representación, o de falta de representación de los partidos, circunscribir prácticas autoritarias a nivel sub nacionales no nos permite mirar lo que tenemos enfrente, y ahí es donde creo que hay algunas conclusiones que creo que lejos de no compartir o, no sólo no compartirlas es, para poder llegar a afirmaciones sobre si estamos o no en una crisis de representación por parte de los partidos políticos creo que hay otros elementos, que sin duda, que no dan el propósito de sobra, no era lo que se buscaba con esta obra, digo, si tuvimos mil 300 hojas habrían sido como 3 mil 400, entonces se agradece que no haya sido el propósito de la obra. Pero a lo que sí nos lleva es a una necesidad de analizar esto, a una necesidad de ver otros elementos que nos permiten advertir que hay contradicciones incluso en el sistema de partidos políticos. Hay contradicciones en las que, a quién representa los partidos políticos, representan, no dice Flavia, que los partidos continúa representando y articulando intereses y demandas, dirigen al público y a la administración pública, establecen la agenda pública, contribuyen al establecimiento de la agenda mediática y hacen operativo al sistema político. Todo esto es cierto, pero esto también entraña las
propias contradicciones de lo mismo que afirma: representan y articulan intereses y demandas, sí, pero intereses y demandas de quién, de las élites de los partidos políticos o intereses y demandas de la ciudadanía, del sector al que representan. Dirigen el gobierno y la administración pública, cierto, pero siguiendo qué intereses y qué demandas, qué preocupaciones, atendiendo qué. Y así como sirviendo con qué transparencia y con qué rendición de cuentas, tenemos incluso ejemplos claros de ejercicios de representación en los que incluyen normas constitucionales que son las que teóricamente no cambiamos y las que nos dan el gran marco, tenemos grandes avances en las normas constitucionales y cuando miramos cómo se aplica, ya no digamos en las leyes, ya digamos en la realidad, pareciera que pues la Constitución es un como un cielito que es inalcanzable y que nadie, que es ajeno a todos nosotros. Y creo que eso nos tiene que llevar a repensar, a repensar también en los sistemas de democratización de los partidos políticos, porque ese, diría yo y con esto cerraría, creo que es el mayor pendiente que tenemos de análisis en las ciencias políticas, creo que sí se requiere ver cómo va. Digo no es también en la realidad, o sea, pero es un pendiente de análisis del impacto que tiene para con la representación. Qué, cuál es la consecuencia de la falta de democratización de los partidos políticos. De pronto todos miramos y estamos en proceso electoral y estamos en precampañas y decimos, no, ese es problema de los partidos. Las precampañas son problemas de los partidos, bueno, pues lo único que yo recordaré siempre es que de esas precampañas va a derivar quién aparece en una boleta, y quién aparece en una boleta es por quién tuvo opción de votar, y por quién tenemos opción de votar todos. Y mientras mantengamos, nos mantengamos o se mantenga a los partidos alejados de la ciudadanía, que es la que eventualmente tendrá la oportunidad de ejercer el derecho que los partidos ofrecen, para el que son los mejores medios hasta hoy, habrá una distancia que no habremos de poder superar, sin duda no es un tema de desaparecer a los partidos, creo que ese no es el discurso que nos ayuda, pero es cómo los fortalecemos para que no se convierta la crisis de la austeridad, incluso en un mecanismo que nos devuelva, como bien decía Rosa María, a los regímenes autoritarios. Es cosa de ver el plebiscito de Colombia, es cosa de ver el Brexit, es cosa de ver la elección de Estados Unidos, y no nos podemos mirar al margen de la crisis de legitimidad que presentan los partidos y las estructuras partidistas que impulsaron procesos democráticos, el problema está en el proceso democrático, me parece que no, sino en la forma como se está materializando. Y creo que eso es algo que podrá ser materia de análisis pero con dependencia de lo que creo que son algunos pendientes que sin duda nos podrán ayudar a reconocerse la maravilla que es la obra y lo basta, digamos, y detallada que es en
cada uno de los casos, y que sí nos aporta herramientas que serían muy difícil tener, incluso, en una misma obra de alguna otra manera. En otra obra no la hay, pero incluso agregarla de distintos artículos de distintas publicaciones, sería complejo porque cada una partiría de una forma de análisis distinta. Y muchísimas gracias Flavia, muchísimas felicidades. -o0o-