Estrategias para el desarrollo de los municipios de Sonora Dr. José Darío Arredondo López En las ciencias del desarrollo regional existen muy variadas formas de entender este fenómeno, pero resulta imprescindible poner el acento en aquellas que resaltan su carácter endógeno, considerando que los fenómenos asociados a la globalización no necesariamente inhiben el desarrollo de mejores condiciones de vida en lo local cuando en esta dimensión se realizan actividades que contribuyen a potenciar el valor de los recursos naturales, su aprovechamiento racional y el capital social comunitario. En la actualidad resulta imprescindible volver a poner en el tapete de las discusiones, tanto académicas como políticas, la importancia de lo local en un contexto de apertura, sólo que este replanteamiento debe partir de una reflexión desde lo municipal. Desde los años 80, la institución municipal ha estado asociada al desarrollo regional, lo cual resulta posible en la medida en que la dinámica económica y social de los municipios determine la de su entorno, y constituya un todo con un determinado grado de homogeneidad en la conformación de su aparato productivo, estableciendo un perfil propio de desarrollo atribuible al motor de impulso municipal, lo cual supone la creación y funcionamiento de agrupamientos productivos capaces de responder a los requerimientos de desarrollo generados por las propias regiones. Pensar en el desarrollo regional sin el concurso de los municipios es ignorar la base material de las actividades económicas que se realizan en una determinada circunscripción, habida cuenta que el territorio es una magnitud municipal, así como la población que se asienta en él y que lo transforma a través de las diversas actividades económicas que realiza. El tercer elemento que comparte el
Estado con el Municipio es el poder, pero en el caso de los municipios es un poder limitado o restringido, dependiente de instancias distintas y, en la práctica, superiores a éste. De acuerdo a las reformas al artículo 115 constitucional de 1999, el municipio no es una circunscripción administrativa, sino que representa un orden de gobierno, el más próximo a los intereses de la comunidad. En esa medida, resulta natural suponer que la injerencia del gobierno municipal habría de intensificarse a partir del ejercicio de sus nuevas facultades. Pero de nada valdría la ampliación de facultades si aparejado a ello no se cuestiona el modelo de relaciones intergubernamentales entre los tres órdenes de gobierno reconocidos en la Constitución, particularmente lo referido a la hacienda municipal. En general, los ingresos de las haciendas públicas estatales y municipales, dependen en un alto porcentaje de los recursos federales asignados a éstas. Dicha situación ha persistido desde la creación del sistema de coordinación fiscal y constituye la práctica fiscal del gobierno mexicano, pero es incongruente con una visión moderna del Estado federal que se define más por los aspectos de coordinación y cooperación que por la descentralización administrativa y la centralización política. El centralismo político no necesariamente se revierte a partir de la alternancia en el ejercicio de las funciones públicas, sino a través de democratizar la toma de decisiones y establecer una distribución de competencias más equitativa entre los diversos órdenes de gobierno. En la actualidad mexicana, con o sin reforma municipal, persisten las relaciones de tipo vertical descendente entre Gobierno Federal, Estado y Municipio, en donde las entidades federativas ven reducido su ámbito en beneficio del Gobierno Federal o, en el mejor de los casos, cediendo espacios a los municipios.
Por el lado de los municipios, aunque se amplíen y se consideren exclusivas las funciones relativas a la prestación de los servicios públicos y tenga el Ayuntamiento derecho de iniciativa en lo referente a cuotas y tarifas, no se modifica la carencia de poder real para ejercer la potestad tributaria y la legislativa. Sigue siendo la Legislatura local la que en primera instancia determina los límites de la autonomía municipal. En tanto que esto persista, la vida municipal y el desarrollo regional dependerán de instancias supramunicipales, es decir, estará bajo la tutela del Gobierno del Estado y el Gobierno Federal, según el caso. Con estas enormes limitantes, cómo puede el municipio impulsar el desarrollo y ser el eje de las transformaciones regionales? La institución municipal cuenta con facultades que le permiten remontar los rezagos y la inercia de la dependencia, para ello deberá asumir el desarrollo como consecuencia de sus posibilidades de crecimiento y no como una dádiva concedida por vía de la recaudación federal participable y las asignaciones previstas en la ley de coordinación fiscal. El municipio puede, por ejemplo, planear su desarrollo a partir de una política de regionalización interna que le permita la conformación de un inventario permanente de sus recursos naturales y culturales. La política en materia regional tiene como fundamento el responder a las necesidades de la población considerándolas en su dimensión espacial, de acuerdo a las características geo-económicas de las diversas regiones del municipio, a fin de desarrollar sus potencialidades y efectuar una distribución justa y equitativa de los beneficios del progreso económico y social, sobre la base de la desconcentración y descentralización de la administración municipal, así como de la reordenación que en materia económica reclama la comunidad. Para lograr la integración armónica del todo
municipal es necesario vincular la economía urbana y la rural, de manera que permita un mejor intercambio de productos y servicios. En este sentido, los propósitos de la política regional municipal serían los de: reducir los desequilibrios regionales y sectoriales existentes; fortalecer las regiones geo-económicas a fin de propiciar un mejor aprovechamiento de sus recursos y evitar así la concentración de los mismos; propiciar el desarrollo de la economía municipal con base en las relaciones interregionales con autonomía relativa. Para ello se deberán determinar los requerimientos de las distintas regiones municipales en materia de servicios básicos y de infraestructura, a efecto de acordar su atención con los gobiernos estatal y federal; asimismo, realizar estudios tendientes al fortalecimiento de las economías regionales y de sus alternativas de diversificación; realizar proyectos regionales y micro-regionales de impulso y consolidación de la infraestructura productiva y de servicios básicos con el concurso de la comunidad; reorientar la asignación del gasto a fin de que su distribución sea equitativa, considerando las necesidades regionales a satisfacer, en función de la importancia relativa de las actividades productivas que en ella se realicen; desarrollar un proceso permanente de consulta entre los sectores de las comunidades regionales a fin de que las soluciones ofrecidas a los problemas concretos sean congruentes con las aspiraciones de los habitantes, procurando observar la correspondencia necesaria con los planes estatal y nacional de desarrollo, propiciando en esta forma la concreción de las acciones, a través de mecanismos de coordinación. Si la regionalización implica la toma de control del espacio por parte del municipio, su conocimiento y mejor aprovechamiento requiere de una masa crítica intelectual, que sólo será posible con la incorporación de los avances de la ciencia y la tecnología a los procesos
de transformación municipal contenidos en el plan municipal de desarrollo. Lo anterior significa la necesaria relación del gobierno municipal con las instituciones educativas en general y las de educación superior en particular. En congruencia con las expectativas de desarrollo municipal, se buscaría lograr una mayor independencia y dominio sobre la tecnología que usa el sistema productivo, un mayor conocimiento de la realidad, un óptimo aprovechamiento de los recursos, así como disponer de un conocimiento más preciso del entorno económico y social y su incidencia en el mejoramiento comunitario. El propósito del sector ciencia y tecnología en el esquema de planeación municipal, sería el de vincular las funciones de investigación y desarrollo tecnológico con las necesidades prioritarias de los sectores productivos y de la comunidad municipal, para lo cual es necesario enfocar las acciones de investigación científica y tecnológica en la solución de problemas relacionados con las necesidades de alimentación, vivienda, salud y bienestar social; fomentar el desarrollo de proyectos específicos, que permitan vincular a los centros de investigación con la planta productiva municipal en las actividades que requieran desarrollo tecnológico; inducir la participación de los sectores social y privado en el diseño y consolidación de líneas de investigación y desarrollo de acuerdo a las prioridades del plan municipal; promover la divulgación del conocimiento científico en forma comprensible y útil para la comunidad en general. Al esfuerzo de regionalización en los municipios y a la vinculación de las instituciones de educación superior e investigación con los sectores productivos municipales, se puede añadir el ejercicio de la facultad económico-coactiva para el efecto de ampliar el rubro de ingresos propios a través de la consecuente aplicación de la normativa municipal. Lo
anterior supone un esfuerzo reglamentario por parte del municipio, lo que entraña una mayor incidencia en la dinámica de los sectores productivos municipales. El reglamento se convierte en un medio para acceder a montos mayores de ingresos propios, con lo que la relación de dependencia respecto a las participaciones y asignaciones federales y estatales cambiaría a favor de la comunidad. De esta manera, se tienen tres posibles vías de acceso a mejores condiciones de vida para el municipio: la elaboración de estudios geo-económicos que permitan una regionalización útil para el conocimiento de las características y particularidades municipales en forma integral, lo que sería de gran utilidad para una mejor y más pertinente planeación del desarrollo. Asimismo, a través de la vinculación con instituciones de educación superior e investigación, por ejemplo, la Universidad de Sonora, el municipio podría gestionar mejoras en su aparato productivo y un mejor aprovechamiento de sus ventajas relativas. El tener una visión objetiva y realista de los recursos disponibles y de la tecnología necesaria para su aprovechamiento, fortalece al municipio y permite que la autoridad política y administrativa tome control de factores esenciales para el desarrollo municipal, lo que se traduce en la eventual ampliación de la base tributaria y, por tanto, de la autonomía municipal. La planeación municipal no debe consistir en una precaria aplicación de los supuestos de la planeación estatal y nacional, sino en la forma en que la comuna resuelve sus problemas de crecimiento y desarrollo, con base en el aprovechamiento y ampliación de sus recursos. En esto, la comunidad tiene la palabra.