La solida que. entrevista

Transcripción

1 La solida que 26 A pesar de que en su currículum figura que es ingeniero industrial y diplomado en dirección de empresas, Ignasi Carreras (Barcelona, 1957) ha dedicado buena parte de su tarea profesional y voluntaria a las organizaciones que, desde la sociedad civil, trabajan en el campo de la solidaridad. Fue fundador del Casal dels Infants del Raval y, desde entonces, no ha dejado de participar en entidades que trabajan para mejorar el mundo en diferentes ámbitos: la infancia, la tercera edad, la inmigración, las personas con discapacidades o la cooperación internacional. Este último ámbito le llevó a dirigir, entre 1995 y 2005, la organización Intermón Oxfam y a ser miembro del comité de dirección de Oxfam Internacional. Desde este curso, impulsa un instituto universitario dentro de ESADE con el objetivo de mejorar la gestión de las ONGs y acercar los valores de la justicia social y la solidaridad a los futuros economistas y empresarios. Fotos: Jordi Lon Quintana

2 Ignasi Carreras Exdirector de Intermón Oxfam y profesor de ESADE idad es reconocer las riquezas enemos dentro de nosotros y por Jordi Lon Quintana compartirlas con los demás En los diez años que has estado al frente de una organización como Intermón Oxfam, han mejorado o empeorado las desigualdades entre países? Si nos atenemos a las estadísticas, el número de personas que viven con menos de un dólar al día ha disminuido. Donde se ha reducido más la pobreza es en China, en la India y otros países del sureste asiático. En cambio, en África, el número de personas que viven en la pobreza no deja de aumentar. Si lo analizamos desde la perspectiva del poder -y la pobreza está muy relacionada, ya que aquellos que tienen poder aprovechan mejor las oportunidades que genera la globalizaciónlas desigualdades son crecientes. Si en 1995 los países del G8 -los más industrializados- ya tenían fuerza, actualmente sus reuniones son las más importantes del mundo: más que la Asamblea de las Naciones Unidas, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Esto quiere decir que a escala de poder se han incrementado las desigualdades. Especialmente después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, ya que una serie de países, como la Gran Bretaña y los Estados Unidos, decidieron que sus intereses de seguridad estaban por encima de cualquier otro interés, incluso de algunos derechos internacionales muy consolidados. Un panorama poco esperanzador... Pese a todo, soy optimista desde dos perspectivas. Una: la percepción que la pobreza se puede eliminar es mucho más alta. Cada vez más, la gente sabe que la pobreza no es debida a fenómenos que no se pueden erradicar. Si bien es verdad que los países que están en zonas áridas y fuera de las áreas del comercio internacional lo tienen más difícil, la gente reconoce que existen recursos para todos y que es cuestión de tener unas reglas sociales, políticas y económicas que permitan que las oportunidades que se generan beneficien a aquellos que las tienen menos. La segunda razón de optimismo es que la gente no sólo está más concienciada sino que también está más movilizada. La sociedad civil internacional está estructurada mediante las ONGs y los movimientos sociales. Cada vez más se va hacia un escenario donde las causas sociales pueden avanzar. La gran incógnita es África: aquí no existe una solución fácil. Hay que invertir allí mucho más, pero sobre todo hay que dejar que tenga sus propios caminos para encontrar salidas sin tropiezos: por cada dólar que los países africanos reciben como ayuda al desarrollo pierden dos como consecuencia de unas reglas de comercio internacional muy injustas. Y en este tiempo, ha evolu- 27

3 28 cionado la cooperación internacional? Ha evolucionado mucho, sobre todo en dos sentidos. Primero: hacia la erradicación de la injusticia. No tiene mucho sentido hacer cooperación internacional y ayuda al desarrollo si al mismo tiempo no se trabaja desde el punto de vista macroeconómico en otras causas que son determinantes para que la población no esté en la pobreza: la deuda externa, el comercio internacional, los efectos que tiene el calentamiento de la tierra en forma de desastres naturales, la deslocalización -que si no se hace de forma socialmente responsable, en lugar de generar puestos de trabajo puede generar más pobreza-... Ahora todo el mundo sabe que la cooperación puede ser eficaz si, al mismo tiempo, se trabaja para erradicar estas situaciones de injusticia. El segundo elemento: creo que ahora la cooperación es más eficiente. Después de la Guerra Fría se ha superado una etapa en que se hacía cooperación para alimentar países que podían ser aliados en alguno de los dos bloques. Ahora hay mucha más exigencia sobre la cooperación y está mucho más enfocada: ya no se trata sólo de dar asistencia, de ayudar a los demás, sino de un lado, que las personas puedan tener las capacidades para afrontar ellos mismos su futuro y, de otro, una cooperación basada en la exigencia de los derechos. Algún ejemplo? La educación. Si tú quieres hacer cooperación en educación has de construir escuelas, has de formar a profesores... pero también has de exigir que el gobierno local de aquella zona invierta mucho más en educación y que los gobiernos internacionales que están apoyando programas de cooperación dediquen más recursos. La educación es un derecho, no es la voluntad de algunos ciudadanos para que los niños y niñas tengan educación a todo el mundo. Es un derecho universal. Y esto pide que las ONGs tengan el rol de avanzar en propuestas que permitan que más gente Optar por el consumo responsable es optar por ser más libres tenga acceso a la misma, pero sobre todo de exigir a aquellos que tienen posibilidades de ofrecer cooperación, que lo hagan. Qué piensas del turismo solidario? Es útil o puede ser contraproducente? Todo depende de lo que se quiera hacer. Existe un primer componente que son las vivencias solidarias en países del sur. Esto es muy positivo si queremos que los jóvenes de nuestros países puedan tener una estancia para compartir vivencias con personas de allá y se puedan transformar. Después estos jóvenes estarán transformados por las experiencias que han recibido y serán activistas de la solidaridad en su tarea voluntaria o en su trabajo profesional. Y esto es extraordinario. Otra cosa diferente es cuando una persona cree que en un mes cambiará el mundo. Pero esto prácticamente ya no lo hace nadie, porque en un mes tienes tiempo de situarte, conocer un poco y compartir. Una tercera cosa es el turismo solidario: personas que cuando van a África, a Asia o a América Latina no sólo quieren hacer un safari, ver el Machu Pichu o los templos de Camboya, sino conocer la población y ver como viven. Si esto está bien hecho puede permitir que personas que no van allá por cuestiones solidarias puedan tener una visión diferente de la que normalmente tendrían si fuesen allí a través de un tour operador y, al mismo tiempo, puede permitir que comunidades rurales que están fuera de los circuitos turísticos puedan tener una fuente de ingresos, siempre y cuando sea de forma respetuosa con su manera de vivir. En estos años se ha dado a conocer el comercio justo al gran público. Es un modelo efectivo para mejorar las relaciones económicas entre los países o queda reducido a un ámbito militante? Es muy efectivo, pero todavía es minoritario. Tiene dos ventajas: una es el precio que reciben los productores y otra que se trata de productos artesanales y de cali-

4 118 dad. Es verdad que los consumidores pagan más, pero también es verdad que están comprando un producto que asegura unas condiciones dignas -con un precio justo, sin trabajo infantil, con respeto al medio ambiente- y, al mismo tiempo, de mejor calidad. Un ejemplo: Bangladesh, un país muy pobre, con muchas catástrofes naturales y donde muchas familias se ven obligadas a que sus hijos trabajen para poder sobrevivir. Una mujer, Chaya Rani, viuda, de unos cuarenta años, trabaja en un taller de comercio justo donde producen artículos de papel. Tiene dos hijas, de 11 y 13 años. Con los ingresos que recibe del taller de comercio justo y lo poco que gana criando aves le basta para poder vivir y sus hijas pueden ir a la escuela. Esto no es normal en Bangladesh. Por consiguiente, el comercio justo es muy efectivo, pero es muy reducido y poca gente lo conoce: para encontrar estos artículos hay que ir a las tiendas específicas. Y esto quiere decir que hay que ser muy militante. Últimamente, esto ha cambiado un poco, porque algunas organizaciones ya venden productos alimenticios de comercio justo a través de grandes superficies. Y no existe el peligro que se creen dependencias de algunos productores respecto a las redes de comercio justo? Sí, totalmente. Por esto ha de tener un claro enfoque de desarrollo. Las organizaciones de comercio justo intentan ayudar a les personas de las comunidades más vulnerables porque con una actividad artesana o agraria puedan tener unos ingresos sostenibles para sus familias. Como que son muy vulnerables, no tienen dinero ni para comprar materias primas, y las organizaciones las ayudan con un avance de dinero, les ayudan a mejorar su gestión y las ayudan en la comercialización. Pero esto se hace para que tengan capacidad de conseguirlo por ellos mismos. El ideal es que al cabo de unos años el soporte que han recibido les permita funcionar autónomamente y continuar vendiendo en el canal de comercio justo y en otros canales locales. La dependencia es un peligro que se ha de evitar, pero es inherente al hecho de trabajar con poblaciones muy vulnerables. El comercio justo no ha de establecer un canal separado, sino conseguir que al final sus condiciones sean aceptadas por las compañías tradicionales. La victoria del comercio justo no es vender mucho café en sus tiendas o en las grandes superficies, sino conseguir que los que venden mucho No hay excusas de tiempo para ser solidario, porque con poco se puede hacer mucho incorporen las condiciones necesarias para asegurar que toda la cadena de producción del café sea justa y sostenible. En un mundo tan mediatizado y en el imperio de las marcas y la publicidad, cómo se puede trabajar para favorecer el consumo responsable entre los jóvenes, que son los más vulnerables en esta presión? Pues es muy difícil. Mis hijos me oyen hablar muchas veces sobre esta clase de cosas pero al final los jóvenes, cuando tienen 15, 16 ó 17 años, dan mucha importancia a sus colegas. Y sus colegas son muy vulnerables, como todos los jóvenes del mundo, al impacto que tienen las marcas. Los niños y niñas, y los jóvenes, no hacen lo que se les dice sino lo que ven que los demás hacen cuando lo hacen convencidos. Yo, como padre, les puedo decir muchas cosas, pero si después no lo practico mis hijos dicen: no tiene ningún sentido que nos expliques todo esto, porque no eres coherente. En cambio, si ven que para mí es mucho más importante el valor de la solidaridad y el valor del consumo responsable que no dejarme llevar por el consumismo, y que de esta manera soy más feliz, quizá al principio no lo entenderán pero a la larga verán que hay algo que debe cuestionarse. Optar por el consumo responsable es optar por ser más libre, optar por ser más consciente de las situaciones de los demás y optar por ser más feliz. Y esto es lo que cuesta: la gente piensa que eres más feliz si tienes algunas marcas, si consumes mucho... pero al cabo de un tiempo te das cuenta que eres más feliz si eres más propietario de tu vida, y esta vida está llena de cosas que te pueden hacer feliz a tí y a los demás. 29

5 30 Desde el ámbito de la educación en el tiempo libre, cómo se puede intervenir en esta tarea? Es muy importante. Los niños necesitan algunos espacios donde puedan experimentar que es posible vivir de otra manera. Y los campamentos y las colonias son fundamentales. Yo fui fundador del Casal dels Infants del Raval. Teníamos niños que hacían la vida en la calle, con familias afectadas por la prostitución, la drogodependencia y la marginación. También teníamos niños que habían estado en reformatorios. Durante el curso y los fines de semana funcionaba suficientemente bien, aunque era muy difícil la interacción. Pero cuando estábamos de campamentos, poder estar quince días en el Pirineo con ellos y experimentar cosas diferentes, fuera de su barrio, era fundamental. Los niños tenían una transformación total. El tiempo libre, sin ir a situaciones tan extremas, permite que los niños y niñas puedan vivir en un ambiente en que las marcas no son tan importantes, en que el messenger y la televisión no son tan importantes... y donde lo más importante son las relaciones entre las personas, lo que hacen y lo que aprenden. Esto es extraordinario. Cómo explicarías la globalización y sus efectos a un niño? Es como si en un campeonato del mundo de fútbol jugase Gana contra Alemania. Los de Alemania Los niños necesitan espacios donde puedan experimentar que es posible vivir de otra manera tienen entrenadores más buenos, botas más buenas, camisetas más buenas, les pagan mejor y están bien alimentados, mientras que los de Gana tienen el entrenador que pueden, tienen pocos campos de hierba para jugar y durante muchos años de su vida han tenido una alimentación más pobre. Pero lo peor de todo sería que el árbitro no fuese imparcial y que de cada diez faltas siempre silbara siete a favor de Alemania y sólo tres de forma correcta. Esto es la globalización: por un lado, es un campeonato donde todos pueden jugar, pero es injusto, porque hay unas reglas que benefician más a los unos que a los otros. Y esto es lo que hemos de cambiar: no oponernos a la globalización, porque es normal que haya partidos de fútbol, pero sí exigir que sea con unas reglas más justas. Y qué consejos darías para ejercer una solidaridad activa en el día a día? Existen muchísimas posibilidades. Con mi mujer, Marita Osés, hicimos un libro que se titula Viure solidàriament és possible (Vivir solidarioamente es posible), y lo primero que decíamos es que la solidaridad es reconocer todas las riquezas que tenemos en nuestro interior y compartirlas con los demás. Y al mismo tiempo, recibir lo que los demás nos pueden aportar. Es un intercambio. Y para ser solidario has de ser muy consciente de los otros, intentar aportar y saber recibir de los otros. Lo primero que podemos hacer es ser conscientes de nuestros familiares o de las personas mayores que viven en nuestro edificio y que quizá tienen dificultades para ir a hacer la compra. La segunda cosa que podemos hacer es colaborar con una organización no gubernamental. Las organizaciones son el principal catalizador de la solidaridad. Se puede colaborar económicamente o como voluntario, que es una experiencia fantástica, dedicando un cierto tiempo a una entidad que trabaje con discapacidades, o que se dedique a la solidaridad internacional. Las personas que están estudiando o trabajando y que tienen poco tiempo también pueden colaborar de vez en cuando en una cosa muy concreta desde su campo profesional. También podemos ayudar apoyando las campañas de las organizaciones: nunca se abolirá la deuda externa si millones de ciudadanos no continúan presionando a los gobiernos para que se aboliere. Mi experiencia es que esto tiene mucha importancia: Rodríguez Zapatero me reconoció: si no hubiese recibido tanta presión de tantos ciudadanos no habría hecho que los ministerios dedicasen más recursos para la cooperación internacional. Podemos comprar artículos de comercio justo. Cuando trabajamos en una empresa podemos pedir que tenga políticas de responsabilidad social empresarial: que sepan generar beneficios de forma compatible con el respeta a los derechos fundamentales en cualquier parte del mundo y el medio ambiente. Existen muchas posibilidades para vivir la solidaridad en el día a día. No hay excusas de tiempo, porque con poco se puede hacer mucho.