MUJERES, CULTURAS POLÍTICAS Y MOVILIZACIÓN ELECTORAL EN LA SEGUNDA REPÚBLICA. ALICANTE ( ).

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1 MUJERES, CULTURAS POLÍTICAS Y MOVILIZACIÓN ELECTORAL EN LA SEGUNDA REPÚBLICA. ALICANTE ( ). Adriana Cases Sola Universidad de Alicante INTRODUCCIÓN La Segunda República desarrolló unas políticas de género igualitarias que puso en marcha a través de la Constitución de 1931 y de una serie de medidas legales. El sufragio femenino fue una de estas medidas conducentes a una mayor igualdad entre mujeres y hombres 1. La entrada en el juego democrático de las mujeres propició la creación de organizaciones o grupos políticos femeninos y condicionó el discurso de los partidos que empezaron a desplegar una propaganda dirigida específicamente a ellas. En Alicante, una ciudad de tendencias progresistas, en la que las opciones republicanas de izquierda y socialistas tenían un gran peso, las mujeres se incorporaron a la actividad política como interlocutoras de los debates en torno al sufragio y como propagandistas, oradoras y asistentes en los mítines políticos celebrados durante el periodo republicano. En esta línea, en los últimos años han ido aumentando los trabajos historiográficos que abordan la relación histórica entre culturas políticas, ciudadanía femenina e 1 Para un análisis en profundidad sobre las medidas legales propuestas por las políticas de género de la Segunda República, ver entre otros: Ana AGUADO, «Entre lo público y lo privado: sufragio y divorcio en la Segunda República», Ayer, 60 (2005), pp ; de la misma autora: «La experiencia republicana. Entre la cultura del reformismo político y las culturas obreras», en Ana Aguado y Mª Dolores Ramos, La modernización de España ( ). Cultura y vida cotidiana, Madrid: Síntesis, 2002, pp ; y María-Gloria NÚÑEZ, «Políticas de igualdad entre varones y mujeres en la segunda república española», Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Hª Contemporánea, t. 11 (1998), pp

2 identidades de género a lo largo de la historia contemporánea, y más concretamente en la Segunda República 2. Para este periodo, a los ya clásicos estudios de Nash, Capel, Scanlon o Fagoaga 3, debemos añadir las investigaciones específicas de otras historiadoras e historiadores que han analizado la relación entre las mujeres y las distintas culturas políticas como el republicanismo de izquierda, el socialismo 4, el anarquismo 5, el blasquismo 6, el movimiento católico 7, el conservadurismo o el fascismo 8. Estos trabajos ofrecen una visión general sobre las experiencias políticas femeninas en la Segunda República, sobre cómo las mujeres entraron a formar parte de una ciudadanía que les había estado vetada hasta entonces y de cómo y en qué medida participaron dentro de los partidos políticos como un apoyo más para la causa común, 2 Ver Mónica MORENO y María Dolores RAMOS, coords., Mujeres y culturas políticas, Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 7 (2008), especialmente el artículo de Ana AGUADO, «Identidades de género y culturas políticas en la Segunda República», pp Ver asimismo Ana AGUADO, coord., Culturas políticas y feminismos, Historia Social, 67 (2010), en especial los trabajos de Luz SANFELIU, «Derechos políticos y educación ciudadana. Feminismos progresistas en el primer tercio del siglo XX», pp y de Ana AGUADO, «Cultura socialista, ciudadanía y feminismo en la España de los años veinte y treinta», pp Mary NASH, Mujer y movimiento obrero en España , Barcelona: Fontamara, 1981; Rosa Mª CAPEL, El sufragio femenino en la Segunda República Española, Granada: Universidad de Granada, 1975; Geraldine SCANLON, La polémica feminista en la España contemporánea ( ), Madrid: Siglo XXI, 1976; Concha FAGOAGA, La voz y el voto de las mujeres. El sufragismo en España , Barcelona: Icaria, A. AGUADO, «Identidades de género», pp ; Rosa Mª CAPEL, Socialismo e igualdad de género. Un camino común, Madrid: Editorial Pablo Iglesias, Mary NASH, Mujeres Libres: España , Barcelona: Tusquets, 1975; Gloria ESPIGADO, «Las mujeres en el anarquismo español ( )», Ayer, 45 (2002), pp ; Javier NAVARRO, Ateneos y grupos ácratas. Vida y actividad cultural de las asociaciones anarquistas valencianas durante la Segunda República y la Guerra Civil, Valencia: Biblioteca Valenciana, Generalitat Valenciana, Luz SANFELIU, Republicanas. Identidades de género en el blasquismo ( ), Valencia: Universitat de València, Inmaculada BLASCO HERRANZ, «Tenemos las armas de nuestra fe y de nuestro amor y patriotismo; pero nos falta algo. La Acción Católica de la Mujer y la participación política en la España del primer tercio del siglo XX», Historia Social, 44 (2002), pp Igualmente, Paradojas de la ortodoxia. Políticas de masas y militancia católica en España ( ), Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza, Mª Teresa GALLEGO MÉNDEZ, Mujer, Falange y Franquismo, Madrid: Taurus, 1983; Carme MOLINERO, «Mujer, Franquismo, Fascismo. La clausura forzada en un mundo pequeño», Historia Social, 30 (1998), pp ; Rebeca ARCE PINEDO, «De la mujer social a la mujer azul», Ayer, 57 (2005), pp ; Teresa María ORTEGA LÓPEZ, «Conservadurismo, catolicismo y antifeminismo: la mujer en los discursos del autoritarismo y el fascismo ( )», Ayer, 71 (2008), pp

3 pero también intentando construir una identidad colectiva que les permitiera adquirir fuerza para defender reivindicaciones específicamente femeninas. Sin embargo, exceptuando los trabajos de Navarro y Sanfeliu, centrados en el País Valenciano, los demás son, como ya he apuntado, visiones generales. Faltan, por tanto, más trabajos locales que nos ayuden a construir una historia global sobre la movilización femenina en esta etapa. Por eso, uno de los objetivos del siguiente trabajo es analizar la participación pública de las mujeres alicantinas en los debates en torno al sufragio femenino y su relación e interacción con las distintas culturas políticas, sobre todo con el republicanismo y el socialismo que tenían un gran peso específico en la ciudad y que serán las agrupaciones en las que más se van a incorporar las mujeres alicantinas. Hay que decir que, aunque la presencia de mujeres en las candidaturas alicantinas fue escasa, su participación en mítines y debates políticos fue alta, algo que propició un cambio en los discursos de los partidos. Sin embargo, la importante participación de las mujeres en las votaciones que no modificó la tendencia del voto en la ciudad, no introdujo variaciones en el discurso dominante que se impuso en el resto de España tras los comicios de 1933, que las culpabilizaba ante la victoria de las derechas en el ámbito estatal. Como apunta Núñez, un campo de investigación poco desarrollado es el comportamiento electoral de las mujeres, basado en una diferenciación por sexos de los datos electorales 9. En este sentido, he realizado un análisis de las listas electorales de la ciudad de Alicante en la segunda vuelta de las elecciones legislativas de 1933 haciendo una distinción por sexos para valorar la participación de las mujeres 10. Este trabajo sigue la línea de otras investigaciones que han demostrado que las pautas de participación y la 9 Mª G. NÚÑEZ, «Políticas de igualdad», p Una primera versión de este trabajo aparece en una comunicación presentada al II Encuentro de Jóvenes Investigadores de la AHC. Ver Adriana CASES SOLA, «Mujeres y movilización en Alicante ( )», en Mª Candelaria Fuentes Navarro et alii (eds.), II Encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia Contemporánea: celebrado en Granada los días 22 al 25 de septiembre de 2009, Granada: Editorial Universidad de Granada,

4 orientación del voto no cambiaron como resultado de la incorporación del sufragio femenino 11. Relación e interacción de las mujeres alicantinas con las distintas culturas políticas de la ciudad y participación electoral femenina en los comicios celebrados durante la Segunda República son, por tanto, los dos campos de estudio de este trabajo. 1931: LOS DEBATES POR EL SUFRAGIO FEMENINO El nuevo régimen republicano instaurado tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 despertó muchas esperanzas, entre otros colectivos en las mujeres, de que el nuevo sistema reformara las estructuras económicas, sociales y políticas existentes. La dictadura de Primo de Rivera había demostrado un interés paternalista por los derechos de las mujeres y, aunque se introdujeron determinadas concesiones, como las leyes de protección al trabajo, las facilidades para cursar estudios universitarios y un sufragio femenino restringido a las elecciones municipales y a las mujeres cabezas de familia (que permitió que por primera vez mujeres ocuparan cargos públicos), la situación de las mujeres quedaba básicamente inalterada. Con la proclamación de la República la igualdad se vislumbró como una posibilidad real. Sin embargo, no fue tarea fácil. El gobierno provisional de la República, presidido por Alcalá Zamora, introdujo cambios en la Ley Electoral de 1907 a través de un decreto (8 de mayo de 1931) que regularía las elecciones del 28 de junio de 1931 a 11 Pablo VILLALAÍN GARCÍA, Mujer y política. La participación de la mujer en las elecciones generales celebradas en Madrid durante la II República ( ), Madrid: Instituto de la Mujer (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales), 2000; Mercedes VILANOVA, «La elección legislativa del 19 de noviembre de 1933 en Cataluña y la tergiversación historiográfica del voto de la mujer», en VV.AA, Haciendo historia. Homenaje al profesor Carlos Seco, Madrid: Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense de Madrid; Facultat de Geografia i Història, Universitat de Barcelona, 1989, pp ; y de la misma autora, «Analfabetismo, trabajo y política. Barcelona durante la Segunda República», en María Dolores Ramos y María Teresa Vera, eds., El trabajo de las mujeres. Pasado y Presente, Málaga: Diputación de Málaga, 1996, Vol. 3, pp ; Régine ILLION, Legislación republicana y mujeres en Aragón. El voto femenino en Huesca, el divorcio y la enseñanza en Aragón, Zaragoza: Gobierno de Aragón, 2008 y Mujer, política y sindicalismo. Zaragoza , Zaragoza: Institución Fernando el Católico,

5 Cortes Constituyentes. En él se reconocía el derecho a los sacerdotes de ser elegibles con lo que veían sus derechos políticos completos y el mismo para las mujeres 12, pero no se admitió el sufragio activo, lo que significó un retroceso con respecto a la limitada concesión de derechos del régimen primorriverista. A estas elecciones se presentaron como candidatas diez mujeres en trece circunscripciones. Dolores Ibárruri, una de las tres candidatas del PCE, lo hizo por la circunscripción de Alicante 13. No tenemos datos sobre los votos que consiguió, aunque la candidatura del PCE obtuvo 269 votos 14. Como es de sobra conocido, dos mujeres resultaron elegidas, la radical Clara Campoamor y la radical-socialista Victoria Kent, que tomarían posiciones opuestas en el debate celebrado en las Cortes sobre el sufragio femenino. También Margarita Nelken, aunque no estuvo presente en el debate porque se demoró la concesión de su acta hasta que se aclaró su nacionalidad. Mientras que la primera defendió el voto de las mujeres con argumentos que se sustentaban en la igualdad de los sexos como una consecuencia lógica de la vocación democrática del régimen republicano, la segunda pidió su aplazamiento basándose en la creencia, generalizada entre los partidos de izquierda, de la escasa educación política de las mujeres, que se encontraban en su mayoría bajo el yugo de la Iglesia. Este hecho pone de manifiesto que, junto con un antifeminismo conservador de raíz católica, se desarrolló también un antifeminismo de izquierda de base anticlerical que tiene su origen en un proceso de vinculación de las prácticas religiosas con el sexo femenino desde finales del siglo XIX 15. Diputados del Partido Radical, del Radical-Socialista y de Acción Republicana reiteraron la vulnerabilidad de la República si se concedía el voto a las mujeres bajo estos preceptos de oportunismo electoral 16. La socialista Margarita Nelken, utilizó 12 Pablo VILLALAÍN GARCÍA, «Mujeres en las candidaturas electorales », Cuadernos Republicanos, 37 (1999), pp Ibidem, p P. VILLALAÍN GARCÍA, Mujer y política, p Mª Pilar SALOMÓN CHÉLIZ, «Beatas sojuzgadas por el clero: la imagen de las mujeres en el discurso anticlerical en la España del primer tercio del siglo XX», Feminismo/s, 2 (2003), pp Mary NASH, «Género y ciudadanía», Ayer, 20 (1995), pp

6 también esta línea de argumentación para justificar un aplazamiento del voto femenino 17. Así, fue calificada en Diario de Alicante como «antifeminista» por las declaraciones que hizo al periódico en una entrevista en la que declara que «la mujer no ha llegado en nuestra patria a alcanzar el grado de madurez necesario para marchar al compás de la vida moderna» 18. La mayoría de artículos encontrados en la prensa alicantina en torno al debate sobre el sufragio femenino apoyan esta línea de argumentación, ya vayan firmados por hombres o por mujeres, como es el caso de éste de Carmen Crevillén: No sólo en los pueblos pequeños sino también en las grandes ciudades, la mujer está encadenada con el clericalismo tan repugnante [ ] Figurémonos, pues, lo que representará esa fuerza reaccionaria traducida en votos, e imaginémonos, vueltos a las felices épocas de la Santa Inquisición. Por eso [ ] creemos prematuro ese derecho al voto [de las mujeres] para el bien de España [ ] reconociendo no haber más remedio que esperar que nuevas generaciones de maestros eminentemente republicanos y laicos, creen a su vez generaciones de muchachas capacitadas para pensar por sí, sin necesidad de influencias de sacristía 19. Al formularse en este sentido, la ciudadanía de las mujeres fue concebida como una ciudadanía excluyente en función de hipotéticos alineamientos políticos y electorales 20. Sin embargo, sólo se cuestionaba el comportamiento político de las mujeres, lo que nos demuestra la pervivencia de los prejuicios de género. Nadie se manifestó en contra del voto de los hombres conocidos por haber participado en el anterior régimen ni en contra del voto del clero masculino 21 o contra el de los hombres 17 Ibidem, p Diario de Alicante, 23-II Carmen CREVILLÉN, Rebeldía, 31-VIII M. NASH, «Género y ciudadanía», p Yannick RIPA, «Féminin/masculin: les enjeux du genre dans l Espagne de la Seconde République au franquisme», Le Mouvement Social, 198 (2002), pp

7 analfabetos, considerados así como superiores a las mujeres alfabetizadas y que, en la España de entonces constituían un porcentaje elevado del electorado masculino 22 Finalmente el principio de igualdad ganó en la votación parlamentaria y la nueva Constitución estableció el sufragio universal completo, masculino y femenino (artículo 36). Sin embargo, la victoria sufragista no se apreció desde la prensa alicantina como un triunfo de la defensa de los principios democráticos y la labor de los sectores feministas, sino como una concesión masculina hacia las mujeres en nombre de la galantería (como ya pasó con la aprobación del voto restringido en la dictadura) que se alejaba de las exigencias de la democracia y de un comportamiento feminista 23. Siguiendo estos argumentos se expresa El Luchador, periódico próximo al Partido Republicano Radical Socialista y a Izquierda Republicana: «Ya tiene la mujer el voto Qué uso hará de este derecho que tan de buenas a primeras se les viene a las manos?» 24. Reprodujo el malestar suscitado por la concesión del voto femenino expresado en los mismos términos del discurso de la oportunidad electoral. Además criticó a los socialistas por su apoyo al sufragio femenino diciendo que «es muy posible que lo que hayan logrado sea acrecer las huestes extremistas», para terminar negando el carácter democrático del sufragismo y avisando del peligro al que se enfrentaba «la República [que] en su orientación democrática no ha ganado nada y se expone a perder mucho» 25. Tras la obtención del sufragio se asistió a una cierta apatía de los partidos republicanos por incorporar a las mujeres en sus filas o promocionarlas a puestos significativos 26. En Alicante se creó la Unión Republicana Femenina, fundada por Clara Campoamor en Madrid. Estaba presidida por Manolita Luque, colaboradora habitual en 22 M. VILANOVA, «Analfabetismo, trabajo y política», p Y. RIPA, «Féminin/masculin», p El Luchador, 6-X El Luchador, 6-X Mª Gloria NÚÑEZ, «Mujer y Partidos Republicanos en España ( )», Cuadernos Republicanos, 11 (1992), pp

8 diarios republicanos progresistas, como Hoy y El Luchador, y participante activa en los mítines de la izquierda republicana. Esto demuestra la rápida movilización política de las mujeres republicanas de la ciudad, que se incorporan a una agrupación exclusivamente femenina para luchar desde el ejercicio de sus derechos como ciudadanas. LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS DE 1933 La campaña electoral Aunque la mayoría de partidos políticos republicanos se habían mostrado reticentes a la incorporación de las mujeres tras la obtención del sufragio, la proximidad de las primeras elecciones en las que las mujeres tendrían voz y voto cambió su actitud, conscientes del peso del electorado femenino. Antes de celebrarse las elecciones generales de 1933 todos los partidos políticos contaban con secciones femeninas o con mujeres militantes en España que, en su mayor parte, se dedicaron a labores de propaganda y a tareas educativas y culturales 27. Por su parte, partidos católicos como la CEDA incorporaron con gran éxito a las mujeres de Acción Católica que, una vez conseguido el sufragio y ante las reformas secularizadoras del primer bienio de la República, pasaron de la lucha por los derechos de las mujeres a la lucha por la familia tradicional y los valores católicos 28. Desde el socialismo, Democracia Paz Otero hizo un llamamiento a las mujeres para unirse a ellos y para organizarse, siguiendo el ideario de María Cambrils que ya en 1925 preconizaba un feminismo socialista 29 : La mujer no debe estar apartada de las cuestiones sociales en sus dos aspectos, político y económico, por lo que creo de suma necesidad la creación por todas estas tierras, de un grupo socialista femenino, para luchar y hacer propaganda conjuntamente con nuestros compañeros Ibidem, pp I. BLASCO HERRANZ, «Tenemos las armas de nuestra fe», p Ver María CAMBRILS, Feminismo Socialista, Valencia: Tipografía «Las Artes», 1925; Ana AGUADO, «Feminismo socialista y/o socialismo feminista: María Cambrils», Arenal, 10:2 (2003), pp Democracia Paz OTERO, El Mundo Obrero, 1-X

9 Pero en la ciudad de Alicante no existió una sección femenina socialista, sino que las mujeres socialistas estaban integradas dentro del partido. No ocurre lo mismo en Elche, donde había una tradición de participación de obreras en las filas socialistas y donde existía un Grupo Femenino Socialista desde , muy activo en la República en labores de propaganda y demanda de derechos para las obreras. A este Grupo Femenino pertenecía Claudia García, una de las dos únicas candidatas con las que contó la circunscripción de Alicante en 1933 y que dio conferencias sobre el seguro de maternidad, entre otros temas. La entrada en el juego democrático de un nuevo sujeto político condicionó el discurso de los partidos que empezaron a realizar una propaganda con un destinatario específico: las mujeres. Esta tendencia se dará en Alicante, sobre todo, desde las agrupaciones de izquierda ante el miedo a que las mujeres votaran a la derecha que utilizarán la prensa como medio de difusión de sus ideas y como forma de atraer a las mujeres a sus filas. Son numerosos, en este sentido, los artículos publicados en el semanario socialista El Mundo Obrero y en el diario republicano de izquierda Hoy. Se pedía el voto para el socialismo bajo el argumento de que fueron los socialistas los que habían defendido el sufragio femenino frente a los republicanos: [ ] los socialistas merecen bien de la mujer española, porque éstos le han elevado al merecido rango de la ciudadanía civil, siquiera haya sido con la incomprensible oposición de ciertos republicanos de abolengo que actúan políticamente en descubierta concomitancia con los monárquicos vergonzantes Rosa Mª CAPEL, «Mujer y socialismo ( )», Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 7 (2008), pp Para una evolución de la participación sindical y política de las obreras ilicitanas en el socialismo, ver Ana AGUADO, «Trabajo, género y clase: ideología y experiencia femenina en el primer socialismo», en Ana Aguado, coord., Las mujeres entre la historia y la sociedad contemporánea, Valencia: Generalitat Valenciana, 1999, pp El Mundo Obrero, 11-III

10 A la presión socialista se debe que la mujer haya recibido su dignificación política [ ] El feminismo, para el Partido Socialista [ ] es una cuestión integral por cuanto los trabajadores consideran a la mujer en el mismo plano de derechos a los de ellos mismos. Trabajadores de ambos sexos tienen [ ] una misma finalidad: la emancipación. Por eso mismo entre ellos no puede haber diferencias 33. Asimismo Margarita Nelken hizo referencia a la presencia de mujeres en el Partido Socialista: Mientras los partidos republicanos de izquierda se ven abocados a tener que pagar el delito de no haberse preocupado de la mujer hasta el momento en que la han necesitado, los socialistas podemos recordar con orgullo legítimo, que hace ya años la Ejecutiva del Partido contaba entre sus miembros una mujer: Virginia González [ ] Entre nosotras no existe el mismo peligro que entre las mujeres de los demás sectores republicanos [ ] la mujer proletaria es [ ] la más identificada con el hombre y la que, por tanto, más directa y fervorosamente ha de participar de sus mismas rebeldías 34. Mientras tanto, las mujeres que escriben en el diario republicano Hoy demandaron el voto a las mujeres para la izquierda republicana mencionando en numerosas ocasiones la deuda que habían contraído con la República, al haber reconocido ésta sus derechos ciudadanos. Se pidió, por lo tanto, el voto por agradecimiento. Además utilizaban la primera persona del plural en femenino, algo que denota la existencia de una conciencia de identidad femenina que cree en su fuerza como colectivo 35 y de identidad política, ya que reconocían la importancia de la acción a través del ejercicio del sufragio: 33 F. FERRÁNDIZ ALBORZ, El Mundo Obrero, 30-VII Margarita NELKEN, El Mundo Obrero, 30-IX Para los procesos de construcción de identidades de género véase, entre otros: Mary NASH, «Representaciones culturales y discurso de género, raza y clase en la construcción de la sociedad europea contemporánea», en Mary Nash y Diana Marre, eds., El desafío de la diferencia: representaciones culturales e identidades de género, raza y clase, Bilbao: Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, 2003, pp Igualmente, «Identidades de género, mecanismos de subalternidad y procesos de emancipación femenina», Revista CIDOB d Afers Internacionals, (2006), pp

11 [ ] [el voto] ha venido a traernos la personalidad de la que carecíamos hasta hoy [ ] La primera y más perfecta condición del ser, es el agradecimiento [ ] Quién os ha dado la personalidad a que antes aludo? Las izquierdas 36. La República nos concedió derechos que no podíamos soñar [ ] Las mujeres vamos a ejercer nuestro nuevo derecho [ ] Si en nuestros corazones hay algo de agradecimiento; si hemos de probar que merecemos los beneficios con que nos honró la República [ ] debemos votar a los que tengan verdadera fe en la República 37. Al llegar al poder español hombres inteligentes, honrados, sencillos, no vacilaron en ofrecer a la mujer lo que en justicia le corresponde [ ] Todas lo sabéis, estos hombres representan las izquierdas 38. Por su parte, la Coalición de Izquierdas Republicanas de Alicante también pidió el voto por agradecimiento a la República, aunque ellos además utilizaron el recurso del maternalismo social, apelando a los sentimientos de madre: A las madres españolas les recordamos que es la República de izquierdas la que ha estampado en su Constitución su declaración pacifista y que con ello no hay peligro de que se repitan aquellas horribles matanzas de la juventud española en los campos rifeños 39. La Unión Republicana Femenina de Alicante pidió el voto de las mujeres para las candidaturas republicanas resumiendo en su «Manifiesto» todos estos argumentos: 36 IRIS, Hoy, 10-XI Una Electora, «Mujeres, Alerta!», Hoy, 14-XI IRIS, Hoy, 17-XI «La Coalición de Izquierdas Republicanas. Al pueblo republicano», Hoy, 15-XI

12 [ ] por lealtad, por justicia, por instinto de conservación, por la tranquilidad y el bienestar de vuestros hijos, por la permanencia y afianzamiento de vuestros derechos políticos y civiles en armónica colaboración con los varones, por la defensa de la paz VOTAD A LA REPÚBLICA! 40 En esta campaña, la izquierda puso especial énfasis en subrayar la presencia de mujeres en los mítines en los que siempre se dedicó una parte del discurso al electorado femenino: Anoche en el Cine Monumental se celebró el mitin organizado por el Partido Radical Socialista Independiente, para que sus afiliados y simpatizantes escucharan al jefe del partido D. Marcelino Domingo. El cine se encontraba completamente lleno de público en el que abundaban las señoras. [ ] «Vais a luchar, vais a luchar para decidir el rumbo de la historia de España. Mujeres y hombres los dos con los mismos derechos, los dos con las mismas responsabilidades, vais a luchar» 41. También se destacaba la labor y presencia de mujeres republicanas como Blasco, Luque y Fernández de Trincado en los mítines como oradoras: Ayer tarde en la Casa de la Democracia celebraron un acto de propaganda republicana las mujeres afiliadas a la agrupación republicana femenina pronunciándose discursos de exaltación de las candidaturas de izquierda para las próximas elecciones. Hablaron las propagandistas Blasco y Luque y doña Francisca Fernández de Trincado perteneciente al Partido Radical Socialista Independiente quien con palabra fácil y persuasiva habló de la necesidad de que la mujer intervenga en la contienda electoral próxima manifestándose a favor de los hombres de izquierda que han de mantener el 40 «Manifiesto de Unión Republicana Femenina a las Mujeres Españolas», Hoy, 15-XI «El discurso de Marcelino Domingo», Hoy, 8-XI

13 sentido izquierdista de la República, para salvarla y mantenerla [ ] Fueron todas muy aplaudidas 42. Por su parte, la derecha conservadora y católica también hizo campaña reservando un discurso específico para las mujeres. El Día, que hizo propaganda a favor del Bloque Agrario Antimarxista, publicó durante todo el mes de noviembre una serie de llamamientos repetitivos que incidieron una y otra vez en los mismos argumentos cuyo núcleo central era que el gobierno republicano-socialista no había respetado los sentimientos religiosos de las mujeres católicas. Pedían también el voto a las mujeres instándolas a proteger la moral tradicional, la educación católica de sus hijos y la patria, que habían sido puestos en peligro por la República. Asimismo aludían a la importancia que tenía el ejercicio de sus derechos políticos no solo como votantes, sino también como propagandistas. Esto es importante porque las candidaturas de izquierda pedían el voto a las mujeres haciendo hincapié, entre otras cosas, en la conservación de sus derechos políticos, dando a entender que un gobierno de derecha se los arrebataría. Sin embargo, vemos que los partidos católicos tuvieron una actitud favorable hacia la participación política de las mujeres, ya que compartían con los republicanos la idea de que las mujeres eran mayoritariamente religiosas y por lo tanto, creían que su voto les favorecería: MUJER Hoy como nunca el porvenir de España está en tus manos. Se acerca el día de la revancha. No lo malogres por tu indiferencia o tu cobardía. Vota y haz votar la candidatura que necesita España. Por la tradición del hogar español. Por una Patria grande, libre de las tres fuerzas que agusanan el mundo, el marxismo, el judaísmo y la masonería. 42 El Luchador, 6-XI

14 Por tu hogar cristiano. Por tus hijos creyentes. Por la reconquista espiritual de la nación, prisionera de las fuerzas secretas que maquinan su destrucción. Por la España única e intangible. A votar!! 43 MUJERES: El resultado de las próximas elecciones representa para vosotras: La libertad de vuestras conciencias, encadenadas por una legislación sectaria. El libre ejercicio de vuestras creencias religiosas y de vuestros derechos políticos. La salvaguardia del sagrado derecho que os asiste a que nadie pueda profanar las conciencias de vuestros hijos con enseñanzas ateas y desmoralizadoras. La derogación de la inicua Ley de Congregaciones. Vuestra seguridad personal y la de vuestros familiares. La prosperidad económica de vuestros hogares. La abolición del divorcio, que tiende a convertir el matrimonio en una serie de concubinatos sucesivos con apariencias de legalidad y hace de vuestros hijos unos desgraciados. Luchar contra el izquierdismo, fuente de todos estos males es un deber ineludible. Pensad que el enemigo sólo se crece ante los apáticos y cobardes. Es necesario que se alcen contra él tantos votos como mujeres El Día, 7-XI El Día, 18-XI

15 También hacían referencia a la presencia femenina en los mítines que se celebraron en distintos puntos de la provincia, destacando asimismo la actuación de las oradoras tradicionalistas: Ocupa la tribuna la bellísima margarita de Alcoy, Josefina Gisbert España, explicando con galanura de estilo la actuación de la mujer en estos actos, no acobardándose para acudir a la lucha donde sea preciso, ya que la patria exige el sacrificio de todos 45. Ayer hubo actos de propaganda en Benimarfull, Planes, Benasau, Alfafara, Cuatretondeta y Agres, hablando en ellos los señores Moltó [ ], Jimeno, José Luis Moltó Planes, Mira, Enrique Juan y las señoritas Calatayud y Raduán 46. Podemos decir, por lo tanto, que las mujeres tuvieron un gran peso en las campañas electorales de 1933, tanto en actos políticos de derecha como de izquierda. Se hicieron llamamientos a la movilización política de las mujeres con argumentos a veces similares, como el recurso a la maternidad, y otras veces diferentes, como la obligación de agradecer a la República la obtención de los derechos políticos y civiles en el caso de la izquierda, o la protección del hogar tradicional y la moral católica en el caso de la derecha. Así, las militantes hicieron campaña recogiendo y difundiendo los valores de las distintas culturas políticas a las que pertenecían. Partidos y candidaturas 45 «El mitin tradicionalista de la Plaza de Toros de Jávea», El Día, 6-XI El Día, 6-XI

16 Ante las elecciones de 19 de noviembre de 1933, en Alicante, el Partido Socialista se presentó en solitario, con Rodolfo Llopis a la cabeza. Aunque en un primer momento la candidatura contaba con una mujer, Claudia García, perteneciente al Grupo Femenino Socialista de Elche, finalmente desapareció de la lista, después de realizar un reajuste en la misma 47. También aparecía como candidata socialista Elisa Polo Candela, por Callosa del Segura pero, aunque figura en la documentación como candidata proclamada por la circunscripción, no se conservan datos referentes a ella en los documentos sobre el escrutinio de votos 48. El Partido Radical Socialista Independiente y Acción Republicana formaron la Coalición de Izquierdas Republicanas. Esta candidatura contaba con hombres de gran prestigio que habían ocupado altos cargos públicos en el bienio progresista como Carlos Esplá, Antonio Pérez Torreblanca y José Alonso Mallol 49. Por su parte, el Partido Republicano Radical Socialista, Izquierda Republicana Socialista y el Partido Republicano Radical se unieron en la Coalición Republicana. Los radicales de Alicante pretendieron acudir en solitario a las elecciones, pero desde Madrid se les ordenó la alianza con otros grupos moderados como agrarios o republicanos conservadores, aunque esta unión solo se fraguó en la segunda vuelta 50. Las agrupaciones de derecha fueron unidas a las elecciones bajo el Bloque Agrario Antimarxista (CEDA, Tradicionalistas, Renovación Española y dos conservadores republicanos independientes), destacando entre ellos a Manuel Senante y Joaquín Chapaprieta. Por último, la candidatura del PCE que era una fuerza bastante débil en la ciudad, con Rafael Millá Mariano GARCÍA ANDREU, Alicante en las elecciones republicanas , Alicante: Universidad de Alicante, Acta de proclamación de candidatos para la elección de Diputados a Cortes por la circunscripción provincial de Alicante, Sección Elecciones, sig /1, Archivo de la Diputación Provincial de Alicante (ADPA). 49 Juan MARTÍNEZ LEAL, «República y Guerra Civil», en Glicerio Sánchez Recio y Francisco Moreno Sáez, coords., Historia de la ciudad de Alicante, Alicante: Patronato Municipal para la conmemoración del Quinto Centenario de la Ciudad de Alicante, 1990, t. IV, pp M. GARCÍA ANDREU, Alicante en las elecciones, p J. MARTÍNEZ LEAL, «República y Guerra Civil», p

17 Solo aparecieron mujeres en la candidatura socialista, lo cual viene a confirmar que el PSOE estaba más abierto a la actividad de las mujeres y que había una mayor coherencia entre su discurso de defensa de la igualdad y la participación real, frente a republicanos y conservadores que aludían a las mujeres en la propaganda, pero no las admitieron en las listas electorales. Resultados y reacciones Ninguna de las opciones obtuvo el 40% de los votos exigibles para conseguir escaños. Los mejores resultados fueron para la Coalición de Izquierdas Republicanas (36 72%), seguidos de los Socialistas (27 65%), el Bloque Agrario (15 35%) y la Coalición Republicana (14 25%). El PCE, con un 2 95% de los votos no pudo concurrir a la segunda vuelta por no alcanzar el porcentaje necesario de votos 52. Para la segunda vuelta de las elecciones los radicales se unieron a los cedistas; los socialistas se presentaron de nuevo en solitario, por lo que la izquierda republicana se retiró para no facilitar el triunfo de la derecha con la división del voto de izquierda. Los resultados de las elecciones a escala nacional dieron el triunfo a los radicales y a la CEDA. Se construyó entonces un mito basado en la creencia de que la victoria de la derecha se debió al voto femenino, una idea que se extendió sin contar con otros factores como la desunión de la izquierda, la alianza de la derecha o el abstencionismo del anarquismo. Por eso hemos realizado un análisis de las listas electorales de la ciudad de Alicante en la segunda vuelta de las elecciones que se celebraron el 3 de diciembre de Nos es imposible conocer qué opción votaron los electores, pero sí podemos saber cuál fue el índice de participación femenina en los comicios. 52 Ibidem, p Son las únicas listas de votantes que se conservan del periodo republicano referentes a elecciones en las que participaran mujeres. 17

18 Al ser las primeras elecciones en las que votaban las mujeres, se duplicó el censo electoral. En la ciudad de Alicante se pasó de a electores 54, aunque según la documentación que se ha consultado, el número total de electores es de Según las actas de votación y las listas de electores, el número de votantes fue de de un total de electores. De los votantes, (50 29%) fueron hombres y (48 41%) mujeres. La abstención supone un 38 84% (15.394) del total de votantes. Participación de hombres y mujeres en las elecciones legislativas de 3 de diciembre de 1933 (2ª vuelta) Distrito Hombres % Mujeres % Total I , , II , , III , , IV , , V , , * VI , , VII , , VIII , , Único , , Total , , Elaboración propia a partir de las Listas de electores para la elección de Diputados a Cortes, Sección Elecciones, sig /1 y 15766/3, ADPA. *El total de votantes para este distrito es de El total que aparece en el cuadro hace referencia a los votantes que hemos podido diferenciar por sexos. Los 311 votantes restantes pertenecen a la 4ª sección del distrito V para la que no se conserva la lista de votantes. Así, vemos que la participación de hombres y mujeres estuvo muy igualada en estas elecciones. Sin embargo, los resultados no son tan igualitarios para los partidos. Los socialistas alcanzaron el 69 92% de los votos. Situándose a mucha distancia, los cedistas y los radicales sólo obtuvieron unidos el 24 75% de los votos. Por lo tanto, la participación de las mujeres en las elecciones de 1933 no alteró la tendencia política de la ciudad de Alicante, que mantuvo su apoyo a las opciones 54 J. MARTÍNEZ LEAL, «República y Guerra Civil», p

19 progresistas y de izquierda 55. Y no fue porque la participación femenina fuera minoritaria ya que, como hemos visto, estuvo muy cerca de igualarse con la participación masculina. Aunque en la mayoría de zonas industrializadas las mujeres votaron como los hombres, a los partidos de izquierda (el voto a la derecha fue propio de zonas rurales 56 ), las voces que culpaban a las mujeres de la victoria del bloque radical-cedista no se hicieron esperar, ya sea apuntando al voto femenino como única causa de esta victoria, ya sea enumerándolo como un factor entre otros a tener en cuenta: No puede afirmarse que la mujer haya dado prueba de una educación política. La mayoría de ellas han emitido el voto sin responder a un criterio de su propia conciencia sino como obediencia sumisa a la voluntad ajena. La falta de preparación política de las mujeres ha dado lugar a que un gran número no hayan sabido diferenciar el sentimiento religioso del interés político nacional. Nuestras esposas, madres y hermanas confunden lastimosamente la religión con la política 57. Luchan, como dijo elocuentemente en reciente discurso don Manuel Azaña, las dos Españas [ ] y esta España ansiosa de libertad lucha a brazo partido con la otra, con la vieja, que está acostumbrada a mandar, a disponer de vidas, haciendas y honor de sus súbditos, invocando para ello, unas veces el falso patriotismo [ ] y otras veces «la fe de nuestros padres», ha tenido como paladín a la mujer, que fanatizada por el cura y por esos periódicos clericales y fanáticos, que han acudido a armas como decir «que votar a la República era votar contra Dios» [ ] Pero nada hay perdido [ ] triunfarán los republicanos y socialistas, si como se espera se impone el buen sentido y marchan unidos, 55 En las elecciones a Cortes Constituyentes de 1931 el triunfo fue para la coalición de Izquierda Republicana y el Partido Socialista que obtuvo el 72 49% de los votos. Ver M. GARCÍA ANDREU, Alicante en las elecciones, p Pilar DOMÍNGUEZ, «De ciudadanas a exiliadas: mujeres españolas desde 1931 a 1940», en Cristina Segura y Gloria Nielfa, eds., Entre la marginación y el desarrollo: Mujeres y hombres en la historia. Homenaje a María Carmen García-Nieto, Madrid: Ediciones del Orto, 1996, pp Ginés GANGA, El Mundo Obrero, 2-XII

20 se cambia el método, es decir, se deja de favorecer a las derechas en contra de socialistas y republicanos 58. El puñal es el voto que la República ha dado a la mujer y que esta le clava en el corazón Por qué? Porque antes la República acababa de herirla en sus sentimientos religiosos 59. Por lo tanto, desde los partidos de izquierda de la ciudad se culpó a las mujeres de su derrota en el ámbito nacional, a pesar de haber triunfado en la ciudad y se volvió a identificarlas con el estereotipo de la mujer religiosa, analfabeta y crédula que ya utilizaron para apoyar sus argumentos en contra del sufragio femenino en el debate de Según Salomón Chéliz estas ideas reflejaban el profundo antifeminismo que, basado en presupuestos anticlericales, formaba parte de amplios sectores republicanos y obreros. Y aunque los socialistas defendieron el sufragio femenino en 1931, no presentaban una versión feminista del anticlericalismo, pues apelaba al voto de las mujeres en función de la solidaridad y de la lucha al lado de los hombres a favor de la emancipación del proletariado, no en función de sus propios derechos, sino en referencia a los de sus maridos, padres e hijos como proletarios 60. Manolita Luque, presidenta de Unión Republicana Femenina de Alicante, se enfrentó a estas acusaciones, haciéndose eco de las tesis de Clara Campoamor que, ya entonces demostraba que había sido la división entre los republicanos y el aislamiento de los socialistas, no el voto de las mujeres, los responsables del fracaso electoral 61. Luque reclamó además que se valorara el trabajo que habían realizado las mujeres republicanas durante la campaña electoral, y acusó directamente a los dirigentes del partido de la derrota por su incapacidad para formar un bloque político de izquierda, demostrando una actitud valiente al enfrentarse a los hombres que detentaban puestos de 58 «Serenidad ante el peligro», Hoy, 20-XI Luís BELLO, El Luchador, 4-XII Mª P. SALOMÓN CHÉLIZ, «Beatas sojuzgadas por el clero», pp Clara CAMPOAMOR, Mi pecado mortal: el voto femenino y yo, Barcelona: La Sal, Edicions de les Dones, 1981 (1ª ed., Madrid: Beltrán, 1936). 20