Alimentación de reproductoras y gestión de sus reservas corporales

Transcripción

1

2 Alimentación de reproductoras y gestión de sus reservas corporales Lluís Fabà Master en Sanidad y producción porcina. Phd student en la UAB Es licenciado en Veterinaria por la Universitat Autònoma de Barcelona y tiene un Máster en Sanidad y Producción porcina por la Universitat de Lleida. Además, ha sido premiado en varias ocasiones por su labor de investigación siendo Premio Extraordinario de la promoción 2014 del Máster en Sanidad y Producción Porcina / Cum laude Master Degree, 2014; Mejor trabajo de investigación / Best master thesis of researchen el Master Porcino 2014 y XXV Premio FEDNA para Jóvenes Investigadores en noviembre del :15 h 4 marzo 2016

3 La alimentación de cerdas en el transcurso de su vida productiva tiene los objetivos básicos de cumplir las necesidades nutricionales (definidas por la fase del ciclo, peso, edad y potencial productivo), y optimizar su rendimiento (donde es crítico controlar la ingestión y el estado de reservas corporales). La intensificación de la producción, los cambios en el sector (legislación, tecnología, sistemas, etc.) y la evolución genética de los animales, son características del sector porcino que obligan a revisar frecuentemente las estrategias y sistemas de alimentación. Efectivamente, en España la productividad de la cerda se ha incrementado en los últimos años a razón de 0,4 lechones destetados cerdaaño ( , SIP). Las camadas son de mayor número de lechones, comúnmente de menor tamaño, y las cerdas son de más envergadura y con mayor potencial de crecimiento magro (Foxcroft et al., 2001; Bortolozzo et al., 2009). Por lo tanto, es razonable preguntarse si las estrategias y programas nutricionales al uso satisfacen las necesidades de las cerdas actuales o si se precisa ajustarlos a las características de la producción actual. En España la productividad de la cerda se ha incrementado en los últimos años a razón de 0,4 lechones destetados cerda/ año El objetivo de esta revisión es aportar datos de investigaciones recientes sobre alimentación de cerdas. Más concretamente, se pretende profundizar sobre la movilización de reservas a lo largo del ciclo productivo y las características de las cerdas durante la transición DURANTE EL PERÍODO DE RECRÍA Thingnes et al. (2015) observaron que al aumentar el consumo energético (25%) durante la recría (n=500), las nulíparas llegaban más jóvenes y con mayor reserva de grasa a la cubrición y se reducían las probabilidades de ser eliminadas. De forma similar, en un estudio observacional (n=4243) de Roongsitthichai et al. (2013), las nulíparas que presentaron mayor GMD de g/d o peso >150 kg en la 1 a cubrición, tenían más lechones NT en el segundo parto que las que crecían g/d o <150 kg a la 1ª cubrición. De todos modos, aunque estos resultados sugieren que intensificar la recría puede ser beneficioso, es importante maximizar el desarrollo estructural cualitativamente. Así, será importante definir qué tipo de dieta (recría (R), engorde (E) o gestación (G)) consumen las cerdas y a qué régimen (restrictivo o ad libitum). Alimentación cerdas 90

4 Quinn et al. (2015), observaron una mayor incidencia de cojeras utilizando dietas E (ad libitum, kg) y G (70 kg dieta E, a 100 kg dieta G restringida, y kg ad libitum) que utilizando dietas R (restringida de kg, y ad-libitum hasta 140 kg), las cuales presentaron menor incidencias de oesteocondrosis y menor GMD. INTERVALO DESTETE- CUBRICIÓN (IDC) Con el objetivo de estudiar la relación entre el nivel de alimentación durante este período y el número de lechones NT, un estudio reciente de Graham et al. (2015) probaron varios niveles (2,7, 3,6 o 5,5 kg/d) de la misma dieta (2.500 kcal EN /kg) en cerdas de condición corporal (CC) superior a 2,75 (escala 1-5) (n=637). No observaron efecto de la paridad ni diferencias en el IDC, fertilidad y lechones NT. Por lo tanto, se cuestiona el beneficio de sobre-alimentar cerdas en correcta CC durante el IDC. Esto sugiere que el nivel de alimentación post-destete (3-5d) es menos relevante que antaño y que el balance energía/proteína durante la lactación y por lo tanto las reservas corporales, serían más importante para las cerdas modernas. Sin embargo, en cerdas delgadas (<13mm EGD) y de primer parto (por riesgo del síndrome de 2 º parto ), sí sería relevante el nivel de alimentación post-parto (Gerritsen, 2008). De hecho, Van den Brand et al. (2009), indicaron que suplementar con dextrosa y lactosa (durante la lactación y el IDC) incrementó los lechones NT, la uniformidad de la camada y la supervivencia de lechones en el 2 o parto de primíparas poco productivas (<12 NT). El nivel de alimentación postdestete (3-5d) es menos relevante que antaño GESTACIÓN Incrementar el consumo postcubrición reduce la progesterona sistémica y se creía que reducía también la supervivencia embrionaria (Jindal et al., 1996), aunque estudios más recientes describen que no afecta (Quesnel et al., 2010). Incluso se ha demostrado que aumentar la ingestión durante el primer mes, aparte de recuperar las reservas corporales, no perjudica o incluso incrementa la supervivencia embrionaria y el tamaño de camada (Hoving et al, 2011; Athorn et al., 2011, 2013a, 2013b). 91 Alimentación cerdas

5 Aunque una restricción importante a niveles de mantenimiento (~1,5 kg/d), sí la comprometería (Condous et al., 2014). Por otro lado, aumentar el consumo por encima de las actuales recomendaciones durante la última fase de la gestación, coincidiendo con un rápido desarrollo fetal, está en discusión en términos de incrementar el peso al nacimiento. Se conoce que esta estrategia aumenta el peso y las reservas de la madre antes del parto, pero el efecto sobre los lechones es poco concluyente. En condiciones comerciales, Caballero et al (2015), suplementando 0,5 kg o 1 kg por día por encima del nivel habitual de la granja, observaron un claro incremento del peso y las reservas. Además, aunque solo numéricamente, los grupos +0,5 kg y +1,0 kg incrementaron de media el peso del lechón al nacimiento en 100 g. Por contra, sobrealimentar +1,0 kg conllevó partos un 32% más largos, con mayores necesidades de atención (especialmente en primíparas), y un mayor número de nacidos muertos (1,04 vs. 0,87). Gonçalves et al. (2015), de forma similar, al aumentar la ingestión energética diaria (50%) observaron un incremento de 30g en el lechón al nacimiento y un incremento de nacidos muertos en las multíparas. Recientemente Kim et al. (2015), en un estudio basado en partos (n= 2575), demostraron que un incremento del EGD al final de gestación (109d) se relaciona con una disminución lineal del consumo durante la lactación y un aumento de pérdidas de EGD y peso vivo. También observaron una reducción cuadrática de la GMD de la camada durante la lactación. Los efectos fueron especialmente notorios cuando el EGD al parto era >20mm y especialmente graves por encima de 25mm. Por lo tanto, parece que el efecto sobre el peso del lechón al sobrealimentar la madre es modesto y que la realidad de cada situación (potencial, control de la CC, manejo de la alimentación, etc.) ha de considerarse particularmente. Una cerda demasiado grasa pone en riesgo el rendimiento al parto y puede perjudicar el consumo y productividad durante la lactación (Decaluwé et al., 2014), y un nivel moderado-alto del estado de reservas será óptimo dependiendo de la genética. Según algunos estudios parece que el efecto sobre el peso del lechón al sobrealimentar la madre es modesto Alimentación cerdas 92

6 TRANSICIÓN ALIMENTARIA DE LA CERDA La transición de la cerda se define como el periodo de tiempo que va entre los últimos diez días de gestación y los diez primeros de lactación (Theil, 2015), siendo un período especialmente sensible por la potencial pérdida de lechones (Rootwelt et al., 2013). Además, incluye importantes cambios para la cerda al final de gestación: crecimiento fetal rápido, desarrollo mamario y producción de calostro. Mientras que al inicio de la lactación, tras el parto, básicamente incluye el mantenimiento de la cerda y altas necesidades por la producción de leche. Típicamente, el cambio de pienso de gestación a lactación coincide con el traslado de las cerdas a parideras unos pocos días pre parto. Y consiste en pasar de la restricción de pienso para gestantes (3 kg/d hasta el día antes del parto), al pienso de lactación (ad libitim contolado a partir del ~ 2 º día). Se observa una gran variabilidad de estrategias, y en algunos casos se realiza el cambio hasta 7 días pre-parto, favoreciendo así mantener las reservas y optimizando el desarrollo fetal, mamario y la producción de calostro (por las altas cantidades de proteína y lisina que requieren). Pero en otros casos extremos, el cambio se atrasa hasta 2-3 días después del parto, coincidiendo con el inicio de la producción de leche de la cerda e intentando optimizar la ingestión de pienso posterior. Sea como fuere, durante ese período, para la cerda los fetos/ lechones y la producción de calostro/leche son prioritarios (Theil et al., 2012). Cuando no aparecen problemas al parto, las cerdas con buenas reservas (17-20 mm EGD) producen más leche en el pico de lactación (Hansen et al., 2012), compensando mejor el catabolismo por la situación de bajo apetito y baja relación de consumo/necesidades. Sin embargo, los mecanismos no se conocen completamente. En un estudio reciente de Decaluwé et al. (2014), describieron que alimentando 4,5 kg/d entre el día 108 de gestación y el parto en lugar de 1,5 kg/d (aumentando a 3 y 4,5kg/d los días 1 y 2 post parto), las cerdas sobrealimentadas y especialmente las que al parto mostraban 17-23mm EGD, produjeron más calostro y más rico en lactosa. Asimismo, consumieron menos pienso y perdieron más EGD durante la lactación, pero consumieron más pienso y perdieron menos EGD al considerar todo el período; y sin afectar el desarrollo de los lechones. 93 Alimentación cerdas

7 En otro estudio, mostrando resultados similares al alimentar ad libitum (105d parto), Cools et al. (2014), también observaron un incremento de peso del lechón destetado cuando la cerda era magra (<18 mm) o moderadamente (18-22 mm), y una reducción del peso del lechón cuando era >22 mm de EGD al parto. Durante este corto periodo, la transición, aunque no es común en condiciones comerciales, incluso se podría utilizar un pienso especial de transición, utilizando una mayor inclusión de fibra que facilite el parto (Peltoniemi and Oliviero, 2015), mezclar piensos de gestación y lactación en diferentes proporciones, u otras iniciativas a valorar para satisfacer los cambios rápidos de las necesidades. LACTACIÓN La inmensa mayoría de las cerdas experimentan una pérdida neta de peso vivo y reservas corporales a lo largo de la lactación y entran en catabolismo. Durante la transición y la lactación, las recomendaciones y curvas de alimentación se aplican de forma homogénea independientemente de la paridad, peso vivo y CC de la cerda. Recientemente, en nuestro grupo se ha descrito que la pérdida de peso vivo durante la lactación sigue una evolución diferente (cóncava, lineal o convexa) dependiendo de cada animal (Boix, 2015). En concreto, se observó un mayor porcentaje de cerdas mayores de 2 º parto con evoluciones cóncavas o lineales (90%). Por lo tanto, mostrando una posible relación entre la edad, la pérdida de peso y la longevidad, que podría ser modulada por la alimentación. Además, la composición y cantidad del tejido movilizado puede cambiar durante la lactación y depender de la edad y el estado de reservas al parto (Cebrian et al., 2011); y también del patrón de alimentación, las condiciones ambientales, el tamaño de camada, la vitalidad de los lechones lactantes e incluso del potencial o características genéticas (Kim and Easter, 2001). Y como es conocido, tras el destete y a lo largo de la gestación, es básico utilizar estrategias para recuperar las reservas corporales movilizadas en la lactación. CONCLUSIÓN Los sistemas de alimentación conocidos hasta ahora demuestran que las cerdas pueden ser alimentadas de varias formas y conseguir una elevada producción. Sin embargo, a un mismo número de lechones destetados (LD), se observan diferencias de hasta 2,4 kg por cerda y LD entre sistemas de alimentación (VI Jornada SIP, 2015). Indicando que existe margen de mejora en el sector, la investigación debe poner a prueba las estrategias actuales y buscar nuevas para seguir optimizando la producción. Alimentación cerdas 94