LA PREVENCIÓN EN MATERIA DE JUSTICIA PARA ADOLESCENTES EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

Transcripción

1 LA PREVENCIÓN EN MATERIA DE JUSTICIA PARA ADOLESCENTES EXPOSICIÓN DE MOTIVOS México, como la mayoría de países, se preocupa por el lugar que ocupan los jóvenes en la sociedad, su seguridad y bienestar, así como por su desarrollo y su futuro. Estamos conscientes que muchos jóvenes son vulnerables a la victimización, que están propensos a participar en actividades criminales, y que los problemas que experimentan durante la adolescencia pueden tener implicaciones costosas y a largo plazo. También estamos conscientes de la victimización de la que son objeto y de la conexión entre la delincuencia y el abuso a una temprana edad, ya sea en el hogar o fuera de él. La mayor parte de la información diaria relacionada con la participación de los jóvenes en actividades criminales proviene de los medios de comunicación, lo que causa temor debido al aumento de la violencia juvenil, de las pandillas de jóvenes o la delincuencia juvenil. Se ha concluido que el comportamiento de los jóvenes es peor ahora que en el pasado, que confrontamos a una generación que se comporta de manera muy diferente. Es importante no asumir que éste es el caso, que todos los adolescentes son iguales - intocables e inabordables, o que poco se puede hacer para reducir la delincuencia a menos que se actúe con dureza. Ha habido una disminución en la delincuencia juvenil en otros países, pero esto no significa que no haya necesidad de preocuparse o de actuar. La delincuencia y la victimización entre los jóvenes raramente son eventos casuales o súbitos. Por el contrario, se les puede predecir fácilmente. Son el resultado de una serie de circunstancias en la vida de los jóvenes, así como de las experiencias de su niñez, lo que puede resultar en serias consecuencias al llegar a la adolescencia - una época de rápido desarrollo, inseguridad, experimentación y de riesgos. Los cambios sociales y económicos

2 experimentados durante las últimas dos décadas han tenido un marcado impacto en la vida de los jóvenes. Entre estos cambios se encuentran el creciente desempleo entre ellos, los cambios en los modelos familiares, la creciente disparidad en los ingresos entre ricos y pobres, el aumento de la migración e inmigración, y la virtual exclusión de sectores de la población que vive en grandes ciudades o en áreas rurales pobres alejados de la creciente prosperidad experimentada por otros. El sistema de justicia juvenil en México castiga las transgresiones cometidas por jóvenes entre 12 y 18 años, pero existen muchas medidas preventivas que pueden ser utilizadas para evitar tanto la trasgresión como la nueva ofensa, y para proteger aquéllos que son vulnerables a la victimización. A la larga, la prevención es mucho más efectiva que el castigo - evita daño considerable tanto emocional como físico, ahorra tiempo y dinero -. En los modelos de prevención destinados a la juventud, se debe considerar que hay necesidad de contar con una visión holística de la delincuencia juvenil que tome en cuenta los factores sociales y económicos, los intereses de las víctimas y de las comunidades locales, examinar los costos comparativos entre la prevención y la intervención de la justicia penal, y llevar a cabo intervenciones eficientes y a costo mínimo. Lo que ahora se necesita es voluntad política, educar al público y movilizar a la comunidad para apoyar, en vez de excluir, a los jóvenes y a sus familias a través de estrategias preventivas. Esta iniciativa ha sido preparada para involucrar en el desarrollo de estrategias y programas para la juventud: tanto a los responsables de crear políticas a nivel estatal y municipal y los ejecutores en los sectores gubernamentales o voluntarios. Esto incluye, por ejemplo, los jefes de servicios sociales y comunitarios, de deportes, de educación, departamentos culturales, jefes de policía y jueces, alcaldes y autoridades locales, y las organizaciones juveniles y comunitarias.

3 A lo largo de los años, las distintas estrategias punitivas demostraron ser ineficientes como mecanismo de disuasión. Además basan su intervención en la acción posterior a la producción de los hechos de violencia, dejando en situación de desprotección a las víctimas. Porque cuando se trata de defender la integridad de las personas, ACTUAR DESPUES SIGNIFICA LLEGAR TARDE. De allí que la producción de seguridad desde la PREVENCION y con participación de la comunidad sea la respuesta más efectiva para enfrentar el delito y reducir los índices de criminalidad, iniciando con la identificación de las causas o factores proclives a convertirse en criminógenos. La prevención delictiva y el consiguiente estudio de los factores criminógenos en los menores de edad, es una iniciativa destinada a disminuir el índice de delitos y lograr mayor seguridad a través de políticas orientadas a la prevención. La prevención promueve la organización de personas, quienes pueden participar de asambleas en las que elabora, junto a funcionarios vinculados a la seguridad y a la educación, un mapa del delito que sirve de orientación a la hora de fijar las políticas de seguridad. Para poder prevenir se necesita conocer en detalle lo que sucede en cada lugar. Por eso resulta fundamental la participación activa de la comunidad: nadie conoce mejor lo que sucede en ella que los propios integrantes. La información recabada en asambleas y reuniones así como la obtenida a través de estudios locales y encuestas, sumada al aporte de la estadística de la policía, posibilitará la implementación de los Planes de Prevención. La Prevención del Delito contempla la implementación de Estrategias de Prevención Social. Este esquema supone el desarrollo de actividades que atienden aspectos vinculares, comunitarios, de aproximación al sistema de

4 justicia y a métodos alternativos de resolución de conflictos, destinados especialmente a los jóvenes de la comunidad. Fomentar la participación de la comunidad en el diseño de una política pública y la acción anticipada sobre las condiciones que facilitan los delitos, a través de la prevención de factores criminógenos y la disminución de la sensación de inseguridad de los habitantes constituye el principal objetivo de la presente iniciativa. Las acciones de Prevención del Delito permitirán tener ciudades más seguras. El trabajo conjunto del Gobierno en todos sus niveles y la comunidad (construcción de un modelo participativo de gestión pública), evitará la aparición de conductas infractoras en la población infantil y adolescente menor de 18 años en el Estado de Puebla, a través de medidas de información, orientación y talleres específicos; así como mediante la canalización a instituciones públicas y privadas especializadas en el tratamiento de menores con problemas de conducta. Las actividades ilegales que desarrollan los jóvenes, cuya conducta no discurre por unas causas sociales aceptadas, ni sigue las mismas pautas de integración que la mayoría, no surge repetidamente, si no que forma parte de un proceso gradual de socialización desviada que poco a poco se va agravando. Este proceso se manifiesta más agudamente en la adolescencia, cuando el joven está más capacitado para realizar acciones por cuenta propia. Una de las razones por la que los jóvenes cometen delitos entre la adolescencia media y la final es que, en esta época muchos jóvenes son capaces de aprender a adaptarse por sí mismo, sin el auxilio del padre o de tutores. Se considera que la edad en que los jóvenes cometen hechos punibles es a partir de los 9 a los 17 años, respectivamente. Por lo tanto, la edad promedio en que los jóvenes se sumergen en el fenómeno de delinquir alcanza su punto máximo entre los 13 y 16 años de

5 edad; pues es un periodo en el cual el adolescente tiende particularmente a relacionarse con los otros chicos de su edad. La prevención debe partir del estudio genético de la delincuencia, del conocimiento de sus determinantes sociales, para que esa aproximación cognitiva sirva de referente en la concepción y aplicación de una intervención dinámica y positiva que neutralice las raíces delincuenciales, las cuales se manifiestan principalmente en el contexto comunitario. Ante este panorama que no es privativo de nuestro Estado y país, la legislación especializada en justicia para menores a nivel internacional, promueve la maximización de los derechos de todos aquellos que se encuentren en conflicto con la ley, otorgando una serie de instituciones, términos y principios que eviten la vulneración de sus derechos; sin embargo muy poco se promueve la obligación que deben asumir los países adherentes a las convenciones internacionales sobre la materia respecto de los programas y los recursos que destinen a los ámbitos de la prevención delictiva. Las leyes mexicanas sobre la justicia para adolescentes, si bien se modificaron en aras del cumplimiento de las convenciones internacionales, omiten capítulos específicos sobre la prevención del delito en los menores. La cultura de la prevención demuestra que los índices delictivos entre la población de menores de edad puede disminuir. El impulso que diversos gobiernos en el mundo otorgan a los programas preventivos que instituciones particulares desarrollan, permite el conocimiento de nuevas directrices de investigación sobre este fenómeno. En México, la figura de la prevención no ha recibido la atención e impulso suficiente que permita abatir los crecientes índices delictivos entre menores de edad. La política actual es la creación de leyes que aumentan los tiempos de privación de libertad y por consiguiente el incremento de población penitenciaria que se contamina de forma más rápida. Existe nula readaptación.

6 PROPUESTA Por lo anteriormente expuesto, me permito someter a consideración la siguiente propuesta de ADICIONAR LA FRACCIÓN III DEL ARTÍCULO 2 DEL CÓDIGO DE JUSTICIA PARA ADOLESCENTES DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE PUEBLA. ARTÍCULO ÚNICO.- Se ADICIONA la fracción III del Artículo 2 del Código de Justicia para Adolescentes del Estado de Puebla, para quedar en los siguientes términos: Artículo 2.- Son objetivos del Sistema de Justicia para Adolescentes en el Estado: I y II.- III.- Establecer las directrices conforme a las cuales se elaborarán los programas y acciones de prevención de conductas tipificadas como delitos para adolescentes.