El alcance de la OTAN y la cooperación con los países mediterráneos a través del Diálogo Mediterráneo

Seguridad El alcance de la OTAN y la cooperación con los países mediterráneos a través del Diálogo Mediterráneo Nicola de Santis Director Sección Diálogo Mediterráneo e Iniciativa de Cooperación de Estambul, División de Diplomacia Pública de la OTAN, Bruselas La transformación de la OTAN Con la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de noviembre de 2010 en Lisboa, y la aprobación del tercer concepto estratégico revisado por los aliados desde el fin de la guerra fría, la transformación de la OTAN alcanza un gran hito. El camino conducente a la adopción del Concepto Estratégico de la OTAN 2010 se recordará como el proceso consultivo más amplio y más inclusivo en formulación de políticas en la OTAN. Un proceso en el que no sólo se ha solicitado la contribución de los miembros de la OTAN, sino también la de los países socios del Diálogo Mediterráneo, la Iniciativa de Cooperación de Estambul y el CAEA (Consejo de Asociación Euroatlántico). En la Cumbre de Lisboa, los jefes de Gobierno de la OTAN renovarán con toda probabilidad su compromiso con el afianzamiento del vínculo transatlántico, basado en la defensa colectiva y en su voluntad de lidiar eficazmente con los retos de seguridad emergentes en el siglo xxi, gestionando las crisis, de acuerdo con sus miem bros y en colaboración con sus socios, ya sea por medio del artículo 5 o el 4 del Tratado de Washington. Asimismo, es muy posible que los líderes de la Alianza sigan ampliando los partenariados de la OTAN, para contribuir de un modo más eficaz a la seguridad y estabilidad internacionales. La OTAN ni es ni será la «policía global». Ahora bien, tendrá que enfrentarse a desafíos relativos a la seguridad cuyo carácter es ahora global, mediante un enfoque multilateral y conjunto de la seguridad, conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Asimismo, es evidente que el proceso de adaptación de una organización de seguridad colectiva como la OTAN a un contexto de seguridad que cambia a gran velocidad será continuo; el concepto de seguridad de la OTAN se ajustará periódicamente para garantizar la capacidad de la organización a la hora de encarar los nuevos retos y amenazas para la seguridad. El proceso de adaptación periódica del Concepto Estratégico de la OTAN empezó en la Cumbre de Roma de noviembre de 1991. En dicho encuentro, los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN revisaron e hicieron público por primera vez el nuevo concepto estratégico de la Alianza, caracterizado por la inclusividad y un punto de vista cooperativo de la seguridad. La OTAN propuso a los países de Europa Central y Oriental, Rusia y todos los estados surgidos de la Antigua Unión Soviética fundar juntos un nuevo orden de seguridad en Europa, basado en la cooperación, y no en el enfrentamiento. El nuevo Concepto Estratégico de la OTAN de 1991 adoptaba una perspectiva más amplia de la seguridad. Los países miembros tendrían que tomar en cuenta los riesgos de naturaleza más amplia, como los derivados de la proliferación de armas de destrucción masiva, los obstáculos en el flujo de recursos vitales y los actos de terrorismo y sabotaje. En esta perspectiva más amplia de la seguridad, el diálogo y la cooperación políticos desempeñarían un papel destacado. Las fuerzas militares se reducirían, y se pondría mayor énfasis en su movilidad, flexibilidad y adaptabilidad a distintas contingencias, con unas capacidades militares reestructuradas para gestión de crisis y defensa colectiva. El Concepto Estratégico volvió a revisarse nueve años después. Se aprobó en la Cumbre de Was- 149 Med.2010 Balance

150 Med.2010 Balance hington de 1999. Con ello, quedaba manifiesto el papel de la OTAN en la preservación de la paz y la promoción de la seguridad y la estabilidad internacionales, frente a riesgos complejos para la seguridad, incluyendo la represión, los conflictos étnicos, las dificultades económicas, el colapso del orden político y la proliferación de armas de destrucción masiva. El Concepto Estratégico de la OTAN de 1999 expresaba el propósito y la naturaleza permanentes de la Alianza, como encarnación del vínculo transatlántico entre Europa y Norteamérica. Por otro lado, identificaba los rasgos centrales del nuevo contexto de seguridad, concretaba los elementos del amplio enfoque atlantista con respecto a la seguridad y aportaba directrices para la adaptación ulterior de sus fuerzas militares. El Concepto Estratégico de la OTAN de 1999 tenía en cuenta el progreso en la colaboración OTAN-Rusia por medio del Consejo Conjunto Permanente, creado en la Cumbre de Madrid de 1997. Aclaraba las tareas fundamentales de la Alianza con respecto a la seguridad, que debían llevarse a cabo conforme al Tratado de Washington y la Carta de las Naciones Unidas. Entre dichas tareas se incluía la seguridad, las consultas políticas en virtud del artículo 4 del Tratado de Washington; la disuasión y defensa conforme a los artículos 5 y 6; la gestión de crisis según los artículos 4 y 7, y el partenariado, fomentando el diálogo y la cooperación políticos para promover la transparencia, la confianza mutua y la acción conjunta. El proceso del Diálogo Mediterráneo de la OTAN se definió como parte del enfoque atlantista conjunto de la seguridad El Concepto Estratégico de 1999 también subrayaba la importancia de la región Mediterránea, definida como una zona de especial interés para la Alianza. Declaraba que la seguridad europea estaba estrechamente relacionada con la seguridad y la estabilidad en el Mediterráneo. El proceso del Diálogo Mediterráneo de la OTAN se definió como parte del enfoque atlantista conjunto de la seguridad. Se consideraba que aportaba un marco para fomentar la confianza, promover la transparencia y la cooperación en la región y afianzar otros esfuerzos internacionales, que a su vez consolidarían el proceso. Así pues, la Alianza se comprometió a desarrollar progresivamente los aspectos políticos, civiles y militares del Diálogo Mediterráneo, con el objetivo de alcanzar una cooperación más estrecha con los países socios del Mediterráneo, y una participación más activa por parte de los mismos. Nuevos socios para la paz En la Cumbre de Bruselas de enero de 1994, los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN decidieron llevar más allá los conceptos de seguridad cooperativa, estableciendo el programa Asociación para la Paz. El programa contribuyó a erigir una nueva cultura de cooperación por medio de tres características importantes: control democrático de las fuerzas armadas, lo que implica su subordinación a lideres políticos civiles elegidos democráticamente; la transparencia del presupuesto de defensa, a debatir en los parlamentos; y la interoperabilidad, que permite a la Alianza y a los países socios aunar esfuerzos en la gestión de las crisis y las operaciones militares de apoyo a la paz. La primera forma concreta en que este nuevo concepto de asociación se puso al servicio de la comunidad internacional fue cuando la Alianza reunió a 16 países miembros y hasta 21 países socios no atlantistas para restaurar la paz en Bosnia, en 1995. Operaron bajo mandato de la ONU, para poner en práctica las decisiones pactadas en diciembre de 1995 en París por las partes implicadas en el conflicto y la comunidad internacional, conforme a los acuerdos logrados en Dayton. Para poner fin a un nuevo conflicto que estalló en los Balcanes en 1999, la Alianza volvió a desplegar sus fuerzas bajo mandato de la ONU, reuniendo bajo la KFOR (Fuerza de Paz para Kosovo) a 16 países miembros de la OTAN y 20 países socios no atlantistas, con el objetivo de mantener un entorno seguro y protegido para todos los ciudadanos, independientemente de su origen étnico. En Afganistán tienen presencia 46 países miembros de la Alianza y países socios no miembros, en el marco de la operación de la FIAS (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) autorizada por la ONU. El objetivo de esta operación es ayudar al Gobierno afgano a establecer un entorno estable y seguro, en el que puedan arraigar una construcción y un desarrollo sostenibles. Para lograrlo, la OTAN también

está contribuyendo a desarrollar las estructuras gubernamentales afganas necesarias para preservar la seguridad en todo el país sin ayuda de las fuerzas internacionales. Así que la nueva OTAN, transformada tras la guerra fría, es hoy fuente de seguridad y estabilidad. Sus misiones de apoyo a la paz, desde los Balcanes hasta Afganistán, han contribuido y contribuyen, bajo mandato de la ONU y conjuntamente con otros actores internacionales, a establecer un entorno seguro, donde pueda tener lugar la reconstrucción política, social y económica posterior a la crisis. Ello beneficia directamente a las poblaciones musulmanas que residen en estos países. Asimismo, hay que tener en cuenta que, en varias ocasiones, el Diálogo Mediterráneo ha participado y participa actualmente, o bien contribuye de un modo u otro a estas operaciones encabezadas por la OTAN. El Diálogo Mediterráneo de la OTAN En diciembre de 1994, once meses después de la Cumbre de Bruselas en la que echó a andar la APP (Asociación para la Paz), los ministros de Exteriores atlantistas decidieron establecer la Iniciativa Mediterránea, parte de la adaptación externa de la OTAN, ampliando el nuevo enfoque cooperativo de la seguridad iniciado en 1991 a los países no miembros de la OTAN de la región del Mediterráneo. Los ministros de Exteriores atlantistas declararon su disposición «a establecer contactos, caso por caso, entre la Alianza y los países no miembros mediterráneos, con vistas a contribuir a la consolidación de la estabilidad regional». Indicaron al Consejo del Atlántico Norte, en sesión permanente, que «continuara revisando la situación, desarrollara los detalles del diálogo propuesto e iniciara los contactos preliminares apropiados». Había nacido el Diálogo Mediterráneo (DM). La OTAN invitó a cinco países Egipto, Israel, Mauritania, Marruecos y Túnez a participar en el Diálogo Mediterráneo, cuyo objetivo sería alcanzar el entendimiento mutuo entre países de la OTAN y países mediterráneos no atlantistas, disipar concepciones erróneas acerca de la Alianza entre los países participantes y fomentar unas relaciones buenas y amistosas en la región. Los Aliados decidieron que el Diálogo Mediterráneo se basaría en una perspectiva regional. Se invitó inicialmente a cinco países, con la opción de incorporarse abierta a otros estados, que se escogerían según el principio del consenso, que regula el proceso de toma de decisiones de la OTAN. Y así fue cómo Jordania y Argelia se incorporaron al Diálogo Mediterráneo, en noviembre de 1995 y enero de 2000, respectivamente. El Diálogo Mediterráneo, como el resto de relaciones de Asociación de la Alianza, empezó siendo una iniciativa bilateral OTAN + 1 y, con el tiempo, evolucionó hasta convertirse en lo que hoy podríamos definir como una iniciativa multibilateral. De hecho, permite hacer consultas políticas multilaterales (OTAN + 7) y también para la cooperación regional, por medio de la fórmula OTAN + n, acordada en la Cumbre de Praga de la OTAN, en 2002. Es decir, dos o más países del Diálogo Mediterráneo pueden unirse para llevar a cabo proyectos conjuntos que les proponga la Alianza. Desde 1997, los datos relativos a la cooperación práctica entre la OTAN y los países del Diálogo Mediterráneo se reflejan en un Programa de Trabajo anual, cuyo objetivo es fomentar la confianza por medio de la cooperación en varios ámbitos: Actividades de Prensa e Información, Planificación de Emer gencias Civiles, Gestión del Espacio Aéreo, Ciencia y Medio Ambiente, Armas Pequeñas y Ligeras, Gestión de Crisis y Actividades Militares. Con los años, el DM de la OTAN se ha ido afianzando, conforme a su carácter progresivo. En la Cumbre de Washington de 1999, los jefes de Estado y de Gobierno atlantistas, al tiempo que aprobaban el Segundo concepto estratégico revisado de la OTAN desde el fin de la guerra fría, acordaron reforzar los dos pilares del Diálogo Mediterráneo: diálogo político y cooperación práctica. En una nueva ampliación del Diálogo Mediterráneo, en junio de 2002, el Consejo del Atlántico Norte acordó que una de las mayores prioridades de la Alianza era la potenciación y profundización de las relaciones entre la OTAN y los países del Diálogo Mediterráneo. El Consejo del Atlántico Norte también pactó una serie de medidas destinadas a reforzar el DM tras el 11 de septiembre, incluyendo consultas sobre terrorismo entre la OTAN y los países del DM. En noviembre de 2002, en la cumbre de Praga, los jefes de Estado y de Gobierno atlantistas decidieron ir más allá en el DM, adoptando una serie de áreas de cooperación práctica esencialmente nuevas. El Diálogo Mediterráneo se basa en una serie de principios. 151 Med.2010 Balance

152 Med.2010 Balance La no discriminación, que significa que los socios del DM reciben la misma base para las actividades de cooperación y el debate con la OTAN. La autodiferenciación, que permite un enfoque adaptado a las necesidades específicas de cada uno de nuestros países socios. La inclusividad: todos los países del DM deben considerarse accionistas del mismo esfuerzo cooperativo. El compromiso bilateral: el DM es una «sociedad bilateral», pues la OTAN persigue la contribución de los socios para su éxito, por medio de un proceso de consultas periódico; se concede una atención especial a la cooperación práctica. La no imposición: los socios del DM son libres de escoger su ritmo y nivel de participación, la OTAN no desea imponerles nada. La complementariedad y el refuerzo mutuo: por su naturaleza, los esfuerzos del DM y otras instituciones internacionales son complementarios y se refuerzan mutuamente. Poco antes de que el Diálogo Mediterráneo cumpliera diez años de existencia, los ministros de Exteriores de la OTAN decidieron, en su reunión de diciembre de 2003 en Bruselas, apostar por un mayor progreso, más allá de las medidas adoptadas en la Cumbre de Praga. Así, pidieron al Consejo del Atlántico Norte que estudiara, en la Cumbre de Estambul de 2004, lo que dieron en llamar un marco más ambicioso y dilatado para el Diálogo Mediterráneo. Partenariado Mediterráneo En la Cumbre de Estambul de 2004, los jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza propusieron ascender el DM a un verdadero partenariado, con el objetivo general de contribuir a la seguridad y la estabilidad regionales, y complementar otros esfuerzos internacionales mediante una cooperación práctica mejorada. Los objetivos de este partenariado incluirían la interoperabilidad, el desarrollo de reformas en defensa y la contribución a la lucha contra el terrorismo. Asimismo indicaron que dichos objetivos se podrían alcanzar ampliando las dimensiones política y práctica del Diálogo Mediterráneo. La ampliación de la dimensión política del DM incluía un número mayor de consultas en los ámbitos de trabajo y embajada, en los formatos multilateral (OTAN + 7) y bilateral (OTAN + 1); la organización de reuniones ad hoc a nivel ministerial, o incluso entre jefes de Estado y de Gobierno. Por ejemplo, en 2004, 2007 y 2008 Bruselas acogió tres reuniones de ministros de Defensa de la OTAN y los países del DM; dos más se celebraron en 2006 en Taormina y en 2007 en Sevilla. Asimismo, desde la Cumbre de Estambul se han celebrado nueve reuniones entre el responsable de defensa de la OTAN y países del DM. En el marco de la potenciación de la dimensión política, el antiguo secretario general de la Alianza, Jaap de Hoop Scheffer, fue en visita oficial a varios países del DM; su sucesor, Anders Fogh Rasmussen, no sólo ha empezado a hacer visitas oficiales bilaterales a los países de la región, sino que, el mismo día que ocupó el cargo, declaró su intención de convertir la nueva ampliación del DM en una de sus tres prioridades absolutas durante su mandato como secretario general de la OTAN. En la Cumbre de Estambul, los líderes atlantistas también decidieron mejorar considerablemente la dimensión práctica del DM, promoviendo la cooperación entre militares, con el fin de alcanzar la interoperabilidad. Ello se lograría, por ejemplo, por medio de la participación en ejercicios militares seleccionados para mejorar la capacidad de las fuerzas de los socios mediterráneos para operar con las de la Alianza, contribuyendo a las operaciones encabezadas por la Alianza en línea con la Carta de las Naciones Unidas; o participar en operaciones no-artículo 5 de respuesta a crisis, como socorro en casos de desastre, ayuda humanitaria, búsqueda y salvamento, apoyo a la paz; lucha contra el terrorismo, por medio, entre otros recursos, de un intercambio efectivo de información y cooperación marítima (como en el caso de la operación Active Endeavour, la misión marítima de la Alianza para detectar, impedir y desbaratar la actividad terrorista en el Mediterráneo); promover el control democrático de las fuerzas armadas y facilitar la transparencia en la planificación de la defensa nacional y la elaboración de presupuestos conforme a la reforma de la defensa; contribuir a la labor de la Alianza frente a las amenazas que plantean las armas de destrucción masiva (ADM) y sus vectores; incrementar la cooperación en el ámbito de los planes de emergencia civil, incluyendo la posibilidad, para los socios mediterráneos, de pedir ayuda al Centro Euroatlántico de Coordinación de Respuestas ante Desastres. Una nueva ampliación del componente práctico decidido incluye las siguientes posibilidades: utilización

de los Fondos Fiduciarios de la OTAN; acuerdos con los socios del DM para activar planes de acción correspondientes a un amplio abanico de actividades de cooperación en temas específicos; utilización de las actividades y herramientas de la APP existentes para mejorar la capacidad de las fuerzas de la Alianza y los Socios Mediterráneos para trabajar juntos en operaciones futuras de la OTAN; una mayor participación en ejercicios adecuados de la APP, y mayor colaboración en los ámbitos científico y ambiental. Además, la Alianza se ofreció a establecer acuerdos de enlace apropiados en su sede en Bruselas, y también en la División de Cooperación Militar del Mando Estratégico de la OTAN en Mons, para mejorar la coordinación de las actividades, sobre todo en el terreno militar, entre los países implicados. Desde la Cumbre de Estambul de 2004, el Programa de Trabajo anual del Diálogo Mediterráneo propuesto por la Alianza ha pasado de 100 actividades y acontecimientos en el 2004 a cerca de 700 en el 2010. Los ámbitos de colaboración son variados: Instrucción Militar, Formación y Doctrina, Política de Defensa y Estrategia, Inversión en Defensa, Planes de Emergencia Civil, Gestión de Crisis, Armamentos y actividades relacionadas con la Inteligencia, Proyectos Científicos y Ambientales, y actividades de Diplomacia Pública, entre otros. Los programas de cooperación individual concluidos y revisados periódicamente por la OTAN bilateralmente con cada uno de nuestros socios del Diálogo Mediterráneo demuestran ser un instrumento muy efectivo para adaptar nuestra cooperación práctica a los intereses y necesidades concretos de nuestros socios de la región mediterránea. Un esfuerzo de diplomacia pública conjunto Desde la Cumbre de Estambul, la OTAN y los países socios del DM han trabajado juntos para explicar a la opinión pública de la región mediterránea cómo el nuevo enfoque cooperativo de la seguridad propuesto por la Alianza puede beneficiar tanto a la OTAN como a los estados de la región. Un esfuerzo de diplomacia pública conjunto, por parte de la Alianza y sus socios del DM, es elemental para explicar las políticas y objetivos actuales de la OTAN, a la vez que proporciona a los líderes de opinión, a los decisores políticos, a los medios de comunicación y al público en general de la región del Mediterráneo una visión correcta de las metas y el contenido del auténtico partenariado que estamos construyendo mediante el DM. Con ello se contribuye a fomentar la confianza mutua y corregir las ideas erróneas. Ciertamente, hay demasiados ciudadanos en el Mediterráneo con una imagen anticuada de la OTAN, asociada con los años de la guerra fría. Por ello es importante describir a los habitantes de la región la nueva OTAN: la OTAN que ha ayudado a la población de Bosnia y Macedonia, y que ahora está ayudando a los kosovares y los afganos a construir una vida mejor, capacitándolos para ocuparse de su propia seguridad, sin depender de la ayuda exterior; la misma OTAN que ayuda a la Unión Africana en el Darfur; o que proporciona ayuda humanitaria a los pakistaníes, para hacer frente a una catástrofe humanitaria; o que contribuye en la lucha contra la amenaza creciente de la piratería en el mar. Para la OTAN, esta Diplomacia Pública conjunta, compartida con nuestros países socios del Diálogo Mediterráneo, es un proceso de comunicación bilateral en el que la Alianza emprende un diálogo con sus interlocutores para establecer, erigir y mantener a lo largo del tiempo relaciones colaborativas, en donde los actores clave modelen las percepciones públicas en los países del DM, para potenciar un mejor entendimiento y confianza mutuos.el objetivo de las actividades de Diplomacia Pública atlantista no ha sido otro que sentar las bases de un verdadero diálogo con una gran variedad de grupos interlocutores en países del DM, con un énfasis especial en el debate cara a cara en lugar de la comunicación unilateral de mensajes. Las conferencias y seminarios internacionales en la región, así como las visitas de líderes de opinión, académicos, parlamentarios y responsables políticos, y representantes de los medios de comunicación, se desarrollan en un ambiente de escucha, lo que demuestra a los socios del DM que a la OTAN le importan sus intereses e ideas, y que, por lo tanto, la Alianza está abierta a recibir su contribución con una actitud positiva. Sin duda, este tipo de compromiso con los interlocutores de los países del DM es una condición importante del éxito del propio Diálogo Mediterráneo, ya que beneficiará tanto nuestra diplomacia pública como nuestra cooperación política y práctica con los socios del Diálogo Mediterráneo. 153 Med.2010 Balance