KARL MARX. LA IMPORTANCIA DEL PROLETARIADO EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA

KARL MARX. LA IMPORTANCIA DEL PROLETARIADO EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA Resumen AUTORIA SILVIA GUARINO RIVAS TEMÁTICA HISTORIA Y FILOSOFÍA ETAPA ESO Y BACHILLERATO Marx considera al proletariado como la clase destinada a regir la historia mediante cambios en la estructura económica de la sociedad capitalista, que conducirían a una sociedad comunista sin clases y sin propiedad privada Karl Marx es uno de los filósofos más influyentes de la filosofía contemporánea. Su filosofía materialista ofrece una explicación del ser humano, la sociedad y la historia que, acogida por numerosos intelectuales, ha servido de inspiración para la instauración de los regímenes comunistas de la primera mitad del siglo XX. Palabras clave Marx, proletariado, materialismo histórico, alienación 1. VIDA, OBRA Y CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO DE KARL MARX. 1.1.-Su vida y obra. Karl Marx vivió en el siglo XIX y desarrolló su filosofía en la segunda mitad de dicho siglo. En parte, como muchas otras filosofías del siglo, la filosofía de Marx fue una reacción contra el idealismo absoluto de Hegel, pero además el pensamiento marxista es hijo de su tiempo. Vivió entre 1818 y 1883 desarrolló su filosofía, participando, además, en el movimiento obrero y en la Internacional Socialista, para la que redactó, junto con Engels, el Manifiesto comunista (1848). Marx había nacido en Tréveris (Alemania) y pertenecía a una familia burguesa de origen judío, aunque fue bautizado en la Iglesia Evangélica. Pronto abandonó toda creencia religiosa llegando a considerar la religión como el «opio del pueblo». En su obra Sagrada Familia (1845) podemos encontrar una crítica a la religión redactada bajo la influencia de la Esencia del cristianismo de Feuerbach (1841). Pero Marx se distanció de Feuerbach, como se refleja en sus Test sobre Feuerbach (\ 845). Marx había estudiado con los jesuitas y después había cursado Derecho y Filosofía en las universidades de Bonn y Berlín. En

esta última universidad entró en contacto con la filosofía hegeliana, adscribiéndose intelectualmente a la denominada «izquierda hegeliana». Esta corriente hacía una interpretación más progresista del pensamiento de Hegel y no consideraba que el proceso dialéctico de la historia estuviera ni mucho menos acabado. La realidad del proletariado y las injusticias sociales que aún persistían eran la prueba de que no se había logrado la racionalidad absoluta, es decir, la libertad de todos. Esta crítica a la filosofía de Hegel queda recogida en sus obras La ideología alemana (1846) y La miseria di la filosofía (1847). Marx renunció a seguir el camino que su familia le tenía preparado como abogado y prefirió la profesión periodística, la crítica social y la reflexión filosófica, además del activismo revolucionario que le deparó muchos problemas con los gobiernos establecidos. Tuvo que huir de Prusia y de otros varios países, como Francia, hasta que finalmente recaló en Inglaterra, donde pudo sobrevivir gracias a la ayuda de su amigo y colaborador F. Engels. En Londres dispuso de libertad y tiempo para el estudio y la investigación. Allí conoció la obra del economista británico Adam Smith al que consideró el principal representante teórico del capitalismo. La respuesta a Adam Smith fueron sus obras La Critica a la economía política (1859) y El Capital (1867). Marx murió en 1887, sin ver realizadas ninguna de sus predicciones, pero dejó realizado un trabajo teórico que le ha convertido en uno de los más influyentes pensadores del mundo contemporáneo por sus decisivas contribuciones a la filosofía, la sociología, la economía y la política. 1.2.-Contexto histórico, cultural y filosófico de Karl Marx. 1.2.1.-Contexto histórico. El siglo XIX constituye una etapa especialmente agitada de la historia europea, caracterizada por profundos cambios en todos los órdenes. - El ámbito económico: En el último cuarto de siglo aparecen nuevas formas de energía (petróleo y electricidad), avances técnicos aplicados a la industria, nuevos medios de transportes (automóvil, avión), nuevas industrias como la química, la eléctrica y la del metal. Además se extiende el sistema capitalista. Estos cambios, en conjunto, son de tal envergadura que provocaron una segunda fase de la revolución industrial: es la llamada Segunda Revolución Industrial que abarca desde 1870 (fecha que marca el despegue de una gran potencia industrial: Alemania unificada) a 1914 (con el estallido de la primera Guerra Mundial) y se extenderá a Europa occidental, EEUU y Japón. Una de las consecuencias de esta Revolución Industrial será el Imperialismo que tiene entre sus causas la necesidad de buscar nuevos mercados y materias primas baratas. -El ámbito social Con la expansión de la industrialización se pasa de una sociedad estamental a una sociedad de clases basada en la posesión del dinero. La nobleza es desplazada por la burguesía que se convierte

en la nueva clase dominante, propietaria de los medios de producción. Por otro lado, el proletariado llega a una triste situación económica. Las desigualdades darán lugar a la lucha de clases y al movimiento obrero surgiendo las distintas ideologías: marxismo, anarquismo, comunismo Por otro lado, Europa experimenta un importante aumento de población y, con ello, la emigración a nuevos países industriales. En definitiva, el pensamiento nietzscheano se enmarca en el contexto de una sociedad que el autor considera decadente. -El ámbito político Tres son los movimientos ideológicos que caracterizan a la Europa del XIX: Restauración, Liberalismo y Nacionalismo. De la tensión entre la dinámica liberal burguesa y la reacción absolutista surgirán los movimientos revolucionarios de 1830 y 1848. Se difunden por Europa los ideales democráticos basados en el sufragio universal, la consecución de amplias libertades y la igualdad social. Aunque los resultados fueron diversos según los países, la burguesía consolidará su poder. Nietzsche considera la democracia decadente porque favorece el ascenso de los mediocres, los hombres de partido, e impide el desarrollo de espíritus fuertes y libres. La idea de igualdad que pretendía la burguesía uniformaba a los individuos e impedía la aparición de personalidades críticas, artísticas y autónomas, más cercanas al ideal nietzscheano del superhombre. De hecho, Nietzsche critica incluso el Estado, que es creado por los débiles para protegerse y vengarse de los fuertes, así como los procesos electorales, que permiten decidir a los ignorantes. En los estados alemanes se pretendió crear un estado único pero fracasó por la reacción de los príncipes absolutistas. Pero bajo la tutela prusiana con Bismarck, en 1870 se consigue la unificación de Alemania, siguiendo tres fases: la guerra de los Ducados (1864), la guerra austro-prusiana (1866) y la guerra franco-prusiana (1870) Esta unificación respondía a los intereses nacionalistas que se estaban extendiendo por toda Europa y que pedían la creación de estados nacionales. Frente a ellos, Nietzsche prefirió la idea de superación del Estado, continuando la línea de personajes como Napoleón y Goethe, que ya habían bosquejado una Europa unida. Por tanto, observamos como Alemania vive un proceso que va desde su unificación hasta la conversión del país en un imperio de tendencias expansionistas, en el que se ensalza el espíritu alemán. 1.2.2.-Contexto cultural. Culturalmente, el siglo XIX destaca por sus innovaciones en todos los ámbitos: - La ciencia, que adquiere un significado filosófico, aporta descubrimientos fundamentales, como la teoría de la evolución de Darwin, las leyes de la genética de Mendel, el nacimiento de la psicología como ciencia (Wundt), la vacuna de Pasteur, etc. También la técnica alcanza grandes hitos, con inventos como el telégrafo (Marconi), el automóvil (Daimler-Benz) o la lámpara eléctrica (Edison). A este respecto, Nietzsche también dedicará parte de su crítica a los científicos, a los que considera siervos del poder.

- En música destacan grandes figuras como Verdi, Debussy, Brahms o Wagner, este último fue la figura romántica alemana más destacada. Amigo de Nietzsche, ambos consideraron el arte griego como arte verdadero y a la música como impulsora del verdadero espíritu artístico. - En arte: Los avances técnicos del XIX influyen en el arte: la cámara de foto, la extensión de la luz artificial, nuevos materiales constructivos Además los conflictos sociales serán fuente de inspiración para los artistas junto con las nuevas civilizaciones descubiertas. Se produce una crisis en el modo tradicional de entender el arte, los artistas experimentan y van por delante de la sociedad. La arquitectura presenta varias corrientes a lo largo del siglo: neoclasicismo, historicismos (el Romanticismo aparece como reivindicación del pasado histórico de cada país y aparecen edificios neobarrocos, neogóticos, neomudéjares ), la arquitectura del hierro y del cristal, la escuela de Chicago con los rascacielos y, a finales de siglo, el modernismo En pintura surgen el impresionismo (destaca Monet), neoimpresionismo (destaca Seurat), postimpresionismo (destaca Van Gogh), la pintura nabi (destaca Maillol) Y en escultura destaca el impresionista Rodin. -En literatura: En la primera mitad del siglo XIX tenemos el Romanticismo, que se presenta como protesta contra el mundo burgués. El hombre romántico es un hombre disconforme, perdido y angustiado en medio de un mundo con graves problemas políticos, sociales y metafísicos. En lo estético se buscará el dinamismo, la intensidad expresiva y la fuerza sentimental, lo irracional, lo misterioso. Destacan autores como el alemán Novalis, el francés Victor Hugo, el español Espronceda En la segunda mitad del siglo aparece el Realismo y el Naturalismo que se proponen la reproducción exacta de la realidad tomando a menudo como modelo los métodos de observación de las ciencias experimentales. Destacan Balzac, Dickens, Zola 1.2.3.-Contexto filosófico. - El Idealismo Absoluto de Hegel: Para él, existe una única realidad regida por leyes del pensamiento, que se despliegan en la historia hacia la emancipación y la libertad. Frente a Hegel encontramos una pluralidad de autores y movimientos de reacción de muy distinto signo: -Existencialismo: con Kierkergaard: consideran la existencia como el objeto primordial de la reflexión filosófica. -Irracionalismo: con Schopenhauer.

-Historicismo: Dilthey. -Pragmatismo: W. James. -Utilitarismo: El utilitarismo es la doctrina moral que afirma que la expectativa del placer y la huida del dolor son siempre, en última instancia, los móviles de todo comportamiento humano. Destacan J. Bentham y John Stuart Mill. -Positivismo: El único conocimiento que puede considerarse como tal es el científico. Desde la observación y la experimentación se estudian cómo suceden los fenómenos para ser sometidos a un cálculo matemático. El principal representante es Auguste Comte. -Evolucionismo: Darwin con su teoría evolucionista generaliza la idea de que la realidad era lago cambiante, que evoluciona, y que el ser humano es también el producto de una evolución, de forma que para entender su naturaleza hay que hacer una consideración histórica de su situación. -Vitalismo: destaca Schopenhauer, quien afirma que la vida y no la razón es la realidad primordial y genuina. Nietzsche tuvo muchos puntos en común con este filósofo. Marx, Nietzsche y Freud han sido considerados como los fundadores de una concepción especialmente crítica de la cultura que se denominó la escuela de la sospecha. Los tres toman en consideración la capacidad de fabulación y de autoengaño inconsciente. 2.-SU PENSAMIENTO POLÍTICO Y ECONÓMICO. 2.1.-Alienación e ideología. Cuando el joven Marx mira a la Europa de su época, registra un estado general de alienación, que venía a negar frontal-mente las expectativas liberadoras que las revoluciones industrial y burguesa prometían. Pero, ilustrado al fin y al cabo, nuestro pensador apostó por promover estos cambios que podrían conducir a la instauración de una sociedad más justa. El término «alienación» es sinónimo de «enajenación»: la situación de estar en otro, en algo ajeno, o, dicho de otra manera, estar fuera de sí. Es la situación generalizada, según Marx, en la que se encontraba el hombre de su tiempo: no tiene el control de su propio pensamiento, ni, por supuesto, el control sobre sus propias decisiones. Está fuera de sí, está «en otro», dependiendo de un poder que le resulta extraño.

Podemos señalar varios tipos de alienación: la alienación social (la sociedad se divide en dos clases antagónicas, una privilegiada y la otra sometida; en el capitalismo, la burguesía y el proletariado), la alienación religiosa (el hombre proyecta sus cualidades en un ser superior al que llama Dios; ya descrita por Feuerbach), la alienación política (se produce una separación entre la sociedad civil y el Estado). Pero hay otro tipo de alienación, que nuestro pensador considera el fundamento de las anteriores: la alienación económica, que, en una sociedad industrial, se remite al proceso de producción, al trabajo. Marx considera que el trabajo, mediante el que se hace posible el desarrollo y la realización humanos, se ha convertido en algo «ajeno» y hunde a la persona en la mayor de las miserias. Efectivamente, en esa actividad en la que liberamos nuestras fuerzas, establecemos relaciones sociales y transformamos la naturaleza en bienes que satisfacen nuestras necesidades, esto es, en el trabajo, no solo no nos sentimos gratificados, sino que nos descubrimos descontentos, limitados y sometidos. Esta alienación tiene lugar cuando el producto del trabajo del obrero, los bienes que fabrica, pasan a ser propiedad de otro, del propietario de la empresa, del propietario de los medios de producción. En este proceso, tanto el producto fabricado como el propio trabajador se convierten en mercancías. El producto, que nada tiene que ver ya con el trabajador, se vende en el mercado. El trabajador, al perder el producto de su trabajo, no consigue realizarse en el proceso productivo, sino que sufre y se deshumaniza, convirtiéndose en una cosa entre las demás que también puede ser vendida y comprada (su fuerza de trabajo) en el mercado. En este estado de alienación es donde cobra sentido la interpretación marxiana de la ideología. La condición inteligente del ser humano, en su necesidad de «saber a qué atenerse en su vida y en su mundo», permite al individuo disponer de una serie de construcciones mentales que le sirven de orientación. Se trata de conceptos, símbolos, mitos, creencias, valores o ideas, no siempre fabricados ni controlados por él, que le ayudan a entender y a justificar su situación vital. Así pues, se puede hablar también con propiedad de una «alienación ideológica», en la medida en que no es uno el agente de sus propios esquemas mentales, sino que es el producto de la sociedad en la que se vive. Podemos, por tanto, entender por ideología el conjunto articulado de conceptos, símbolos, mitos, creencias, valores e ideas que se dan en una situación determinada y que pretenden explicarla, justificarla y, en la medida de lo posible, perpetuarla. En una situación social determinada, es normal que se den ideologías diversas y la lógica tendencia a que alguna de ellas pugne por tener la supremacía, por impregnar e imponerse al resto. Cuando a lo que asistimos es a un estado de dominación (del hombre sobre la mujer o de una clase social sobre otra, que es el caso que trata Marx), la ideología se convierte en un instrumento «civilizado» de garantizar tal dominio de manera que sea aceptado por el dominado sin necesidad de acudir a procedimientos más groseros y menos operativos a largo plazo, como la violencia física.

En una situación alienada, como Marx la describe en su diagnóstico sobre la situación de su tiempo, el papel de la ideología es importante para entender y justificar la situación de dominio de una clase, la burguesía, sobre otra, el proletariado. En resumen, la ideología constituye la «visión del mundo» propia de una sociedad, y en este sentido no es negativa ni positiva, pero el sentido más propiamente marxiano es el que la concibe como una representación falsificada de la realidad creada con el objeto de ocultar las desigualdades económicas, sociales y políticas a aquellos que las sufren. Luego, la ideología es un «arma incruenta» de dominación de los privilegiados sobre los desposeídos. 2.2.-El materialismo histórico. En un siglo tan convulso como el XIX, agitado por numerosas revoluciones, la sociedad se convirtió en un objeto privilegiado de reflexión filosófica. El materialismo histórico de Marx pretende dar una «visión científica» de la sociedad y de las causas de su transformación. Recordamos q fuel materialismo histórico es la teoría científica propuesta por Marx para explicar la estructura y el cambio de las sociedades. Es materialista porque considera la sociedad como el resultado de la acción del hombre sobre la materia, sobre la naturaleza, para producir los medios de su supervivencia. Y es histórica porque concibe la sociedad como un proceso que solo acabará en una sociedad comunista. La concepción marxista de la sociedad es materialista porque, a diferencia de Hegel, que entiende la realidad como espíritu, para Marx, la sociedad es el medio en el que el hombre fabrica los productos que precisa para satisfacer sus necesidades. La sociedad no es un concepto abstracto, sino el lugar en el que se da la lucha del hombre por transformar la naturaleza en su beneficio mediante el trabajo. Pero la sociedad, como la realidad toda, y en esto sí coincide con Hegel, ha de ser pensada como un todo procesual, como una realidad que es histórica y en la que una formación social determinada no es sino un momento más o menos significativo de dicho proceso. Podemos, entonces, concluir que el materialismo histórico es el intento marxiano de brindarnos una visión científica de la sociedad y de la historia. Según el materialismo histórico, en la estructura de cualquier sociedad descubrimos los siguientes aspectos importantes: 1) Una infraestructura económica que tiene que ver con el nivel de desarrollo de los recursos productivos y con las relaciones que los seres humanos, independientemente de su voluntad, contraen en su trabajo. 2) Una superestructura jurídica y política, es decir, las leyes que rigen los comportamientos y los mecanismos de poder que articulan dicha sociedad, ambos justificados por un determinado modo más o menos común de pensar: la superestructura ideológica.

3) Marx piensa que no es la ideología («conciencia») la que determina la infraestructura («ser social»), sino a la inversa: es la infraestructura la que determina la ideología. Si queremos conocer científicamente una sociedad determinada, hay que descubrir sus creencias, sus valores, su mentalidad (superestructura ideológica), el modo como organiza el poder (superestructura política) y las leyes por las que rige sus comportamientos (superestructura jurídica); pero, sobre todo, hay que analizar el funcionamiento de su economía, su sistema productivo, el nivel técnico y las relaciones sociales que genera (infraestructura económica), porque aquí está la base real sobre la que la superestructura de esa sociedad se asienta. Pero como ya hemos señalado, una sociedad es un organismo vivo y, como tal, sometido a cambios. Cómo explicar estos cambios? Marx sostiene lo siguiente: 1) Un cambio en la infraestructura económica de una sociedad lleva inevitablemente a otro en la superestructura. 2) Los cambios sociales no proceden tanto de las ideologías cuanto de la base económico-social que las sustenta. En el proceso de transformación de la sociedad a lo largo de la historia podemos establecer diferentes etapas de acuerdo con el modo de producción predominante en cada una de ellas: asiático, antiguo, feudal y burgués. En todos ellos se ha dado el enfrentamiento entre dos clases sociales, una de las cuales dominaba a la otra: la lucha de clases. Esta es el motor de los cambios sociales. El modo de producción burgués es la última forma antagónica del proceso de producción social. Las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean al mismo tiempo las condiciones materiales para la disolución de semejante antagonismo. Con esta formación social se cierra «la prehistoria de la sociedad humana», que inevitablemente se abrirá a un modo de producción socialista, que por medio de una revolución logrará la desaparición definitiva de las clases sociales. 3.-BIBLIOGRAFÍA. -Arteta, A. (1993). Marx: valor, forma social y alienación. Madrid: Libertarias. -Elster, J. (1991). Una introducción a Karl Marx. Madrid: Siglo XXI. -Martínez Echevarría, M.A. (1983). Evolución del pensamiento económico. Madrid: Espasa Calpe.

-Sorel, G. (1992). El marxismo de Marx. Madrid: Talasa. Autoría Nombre y Apellidos: Silvia Guarino Rivas Centro, localidad, provincia: Cádiz E-MAIL: silviaguarinorivas@yahoo.es