POSICIONAMIENTO RELATIVO A LA INICIATIVA A CARGO DE LA CONSTITUYENTE, MARÍA EUGENIA OCAMPO BEDOLLA. Con su permiso diputado Presidente: Compañeras y compañeros Constituyentes: Buen día... El desarrollo histórico y contemporáneo de los Derechos Humanos, es y ha sido una lucha constante por el respeto a la dignidad del ser humano. Surgidos en contra de regímenes que no reconocían las más esenciales prerrogativas de las personas, los derechos humanos han permitido cambios trascendentales en las Constituciones, en el orden internacional, en las instituciones gubernamentales y, por ende, en el desarrollo de una cultura en que se busca su respeto en un número cada vez mayor de ámbitos. 1
Sin embargo, a diferencia del amplio desarrollo de los derechos, poco o casi nada se habla de los Deberes Humanos. Es claro que, si nos referimos a derechos, hemos de hacerlo también de deberes. Si exigimos que el otro respete nuestros derechos, también nosotros hemos de aceptar que tenemos el deber de respetar los derechos de los demás. No sólo los gobiernos, sino todos los integrantes de la sociedad. Ese, es el planteamiento esencial del que surge la necesidad de incorporar el concepto de Deberes Humanos a nivel constitucional. 2
Al respecto, el constitucionalista mexicano Miguel Carbonell sostiene que: Una teoría coherente de los derechos debe tener presentes también los deberes si no quiere caer en posturas irresponsables o poco realistas; es obvio que el goce efectivo de los derechos podrá llevarse a cabo en la medida en que también se logre el acatamiento de los deberes. De hecho, una de las críticas que se suele hacer a las teorías de los derechos es que pasan por alto los deberes. 1 En suma, derechos y deberes humanos se encuentran indudablemente vinculados. Por ende, el concepto de Deberes Humanos reclama un espacio dentro de nuestros textos constitucionales, antes incluso que los derechos humanos, ya que su reconocimiento enriquece y fortalece nuestro sistema de protección de éstos. 1 Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, Editorial Porrúa, México. P. 153. 3
Por ello, es la Constitución, como declaración fundamental de los principios que inspiran, orientan y comunican el tipo de la sociedad que deseamos construir, y no una ley o reglamento, el sitio en que han de incorporarse. Es importante destacar que, los Deberes Humanos, se encuentran ya reconocidos en tratados internacionales vinculantes para nuestro país, como son la propia Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Convención Americana de los Derechos Humanos, por lo que su incorporación en la Constitución de la Ciudad de México, previo a la Carta de Derechos sería armónica con dichos pactos internacionales. 4
El artículo primero de la Constitución General, establece que en nuestro país, todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos por la propia Constitución y los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte. A pesar de que en los dos tratados antes referidos, se alude al concepto de deberes, partiendo del bloque de convencionalidad, éstos en esencia formarían parte ya de nuestra Constitución general; sin embargo, no se han reconocido expresamente, por lo que la Constitución de la Ciudad de México iría más allá que la propia Constitución General e incorporaría en ella un concepto que cuenta con sustento jurídico internacional en el ámbito de los Derechos y Deberes Humanos. 5
En Nueva Alianza estamos convencidos y convencidas de que toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. Por ello, manifestamos que si bien el Proyecto de Constitución presentado por el Jefe de Gobierno, establece en el artículo 28 los deberes de las personas que habitan en la ciudad; lo cierto es que éste se propone en el Título Tercero De la Ciudadanía y Ejercicio Democrático antecediendo 27 artículos y 74 páginas, eliminando la posibilidad de visibilizarse desde un principio. 6
Lo que en primera lectura pareciere una propuesta de forma y no de fondo, resulta no ser así. En tiempos en que se busca otorgar cada vez mayores espacios de participación ciudadana, también hay que reflexionar y ampliar el concepto de responsabilidad de todos, no solo del gobierno, sino de la comunidad y la humanidad misma. Se trata pues, de un tema esencial para la concepción de la nueva visión de ciudadanía, la que no sólo exige sus derechos, sino que previamente cumple con sus obligaciones. Construyamos la Ciudad de México que queremos. Por su atención, muchas gracias. Es cuánto. 7