Roland Barthes, semiología, retórica y artrología: mutabilidad e inmutabilidad del signo

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Roland Barthes, semiología, retórica y artrología: mutabilidad e inmutabilidad del signo Edgar Sandoval 1 Los trabajos de Roland Barthes son fundamentales para la semiótica contemporánea. Sus aportes hacen posible el desarrollo de lo que Saussure funda con sus Cursos de lingüística, retoma muchas de sus tesis para hacer de la semiología una ciencia en la segunda mitad del siglo XX. Hace del estudio del signo, así como de la significación, un problema central en las ciencias sociales; también se centra en la Nueva crítica, funda una simbolistica, así como una diaforalogía y anuncia una artrología. Barthes hace de la semiótica una ciencia, cuyo interés no son los objetos, sino los discursos que de ellos se elaboran, así como el lenguaje y los signos que están en lugar de los objetos. En esta ciencia, los signos son por sus relaciones dinámicas, es decir, por sus relaciones de diferencia, oposición, negación, por sus efectos de significación. Entonces, el signo no es un objeto, no es una materialidad, no es una entidad empírica. El signo aparece en sus relaciones dinámicas, en sus sentidos, cobra un carácter explícito en los discursos. Bajo estas tesis, el interés de la semiótica es el análisis de los discursos. Este análisis, en Barthes, tiene una rigurosidad extraordinaria, se logra a través de una prueba en donde se introduce en los signos una homología arbitraria. A esta prueba la llama conmutabilidad. En esta demostración el tema del valor, así como de la retórica son fundamentales. El propósito de este trabajo es presentar y analizar tres aspectos en Barthes: 1. Su semiótica que da lugar a la artrología, la primera como una ciencia negativa, la segunda como una ciencia de las divisiones, 2. La relación entre signo y significación en el ámbito de la retórica, y, 3. La conmutabilidad como mecanismo para someter el análisis de los discursos. 1 Investigador visitante en la Universidad Nacional Autónoma de México

Semiótica y artrología: la ciencia negativa y la ciencia de las divisiones El desarrollo de la semiótica anunciada por Ferdinand de Saussure en sus Cursos de Lingüística es, sin duda, una elaboración hecha en la segunda mitad del siglo XX por varios teóricos del lenguaje en diferentes países. Lo mismo en Italia, Eco elabora su semiótica, encuentra en ella un carácter muy singular: la mentira. En Francia, Greimas desarrolla la semiótica como una ciencia del texto, en torno a su Seminario de París. Barthes hace una propuesta de la semiótica como una ciencia negativa, anuncia la unión de la semiología con la taxonomía para dar lugar a la artrología. 2 Este último aporte lleva a la semiótica a adquirir una determinación que todavía hoy está presente: la diferencia. La tesis de la diferencia es fundamental porque es lo que rige al signo, éste no cuenta con un aspecto sustancial sino formal. Lo formal es algo característico de muchas ciencias. Sin embargo, no sólo es esta determinación, la que aparece, también está presente el tema de la singularidad. Los signos no son objetos, no tienen un carácter concreto y empírico. Por el contrario, los signos aparecen en relaciones dinámicas, con un carácter abstracto, así como con un aspecto formal. Cómo es posible una ciencia del signo, con estos elementos? La empresa que anuncia Saussure parece imposible de realizarse. Una ciencia de la singularidad? Es bien sabido, que la idea de ciencia antigua como moderna es la generalidad o generalización, es decir, es la universalidad de lo que se predica. En la antigüedad, Aristóteles en su Libro IV de la Metafísica 3 anuncia está condición: no hay conocimiento de lo 2 Barthes anuncia al final de sus Elementos de semiología, trabajo quizá fundador de la semiología contemporánea, a la artrología. Es interesante como Barthes no vuelve a tratar el tema y la mención a la artrología parece periférica frente a otras menciones, como: una nueva retórica, una nueva crítica literaria, una diaforología o bien una simbolìstica. Muchos de sus seguidores exploraron estas últimas propuestas y dejaron de lado la artrologìa. Cuando lo más interesante en términos semióticos es precisamente el desarrollo de esta última ciencia. 3 Aristóteles, Metafísica, Madrid, Alianza, 2008.

singular, sólo hay conocimiento de lo universal. En la modernidad, Descartes y Kant, entre otros, también tienen está misma pretensión de universalidad. En Kant, la idea de juicios a posteriori resulta estéril para cualquier ciencia, en su lugar propone la idea de juicios sintéticos a priori. En Locke, entre otros, está presente quizá el germen de una ciencia negativa, señala en su Ensayo la posibilidad de una ciencia física, así como de una ciencia semiótica, esta última, como una ciencia de las representaciones. Con todo y este anuncio, la ciencia negativa no será posible sino hasta Hegel. Barthes lector de Hegel? En el ambiente intelectual en el cual está inmerso Barthes hay un aire hegeliano muy claro. Jean Hippolyte es uno de los intérpretes más importantes de Hegel. Lo mismo sucede con Maurice Blanchot. En los grupos literarios a los cuales pertenece Barthes, entre ellos: Tel Quel, también está la presencia de Hegel. Interlocutores de Barthes como Sartre, Foucault o Merleau-Ponty tienen ese ambiente hegeliano. Quizá, el proyecto de una semiótica como ciencia negativa esté en ese ambiente literario en Francia en la segunda mitad del siglo XX. El tema de la literatura o de la literalidad es fundamental para comprender el desarrollo de la negatividad. Barthes propone no sólo la existencia de una historia de la literatura, también la de una ciencia de la literatura. En su Discurso inaugural, de su Cátedra en el Colegio de Francia: Semiología literaria, abre una interrogante que sin duda es fundante de una ciencia de la literatura: Cuál es el objeto de la ciencia de la literatura? El análisis de la verdad del discurso literario, es la respuesta que él mismo da. 4 Si la ciencia es de lo universal y no de lo particular es, entre otras cosas, porque la universalidad funda verdad. Cómo hablar de verdad cuando se habla de singularidad? Pero, no hay otra vía. Cómo hablar de significación, objeto de la semiótica, si no se cae en la singularidad? Para Roland Barthes esta singularidad aparece con varias modalidades: detalle, matiz, rasgo. Si no miramos el detalle no hay manera de significar los discursos, de analizarlos y de demostrar sus efectos. A propósito de esta tesis en una entrevista de 4 Este discurso pone el acento en un tema que para la ciencia negativa es ya fundante: la verdad.

1978 5 Roland Barthes habla del cuerpo y muestra cómo existen varias miradas a éste. Desde la mirada histórica hasta la mirada etnológica. En un museo, por ejemplo, podemos ver los uniformes del ejército de Napoleón, en esos uniformes nuestra mirada, si se detiene en los detalles logra adquirir varias significaciones. Podemos mirar las insignias de los militares en ese tiempo, podemos también mirar la dimensión de los cuerpos o bien el tamaño de éstos. Con ello, las significaciones aparecen. Fuera del museo podemos mirar cuerpos de distinta índole, cuerpos religiosos, cuerpos estéticos, cuerpos eróticos. Qué es lo que hace al cuerpo tener estos distintos aspectos, estas distintas significaciones? La respuesta es, sin duda, la mirada. Qué miramos? Cómo miramos? Con qué miramos? Con quiénes miramos? Cuándo miramos? En esta entrevista señala, también, como el cuerpo no es un objeto. En semiótica no hay objetos. En palabras de Barthes: El cuerpo humano no es un objeto eterno, inscrito desde una eternidad en la naturaleza, es un cuerpo que ha estado muy manipulado y transformado por la historia, por las sociedades, por los regímenes, por las ideologías, y en consecuencia nosotros estamos llamados a interrogarnos sobre lo que es nuestro cuerpo, hombres modernos y hombres particularmente socializados y sociales. 6 Más adelante cuando se refiere al tema de la vestimenta, de la ausencia del cuerpo desnudo y la presencia del cuerpo vestido para diferenciar distintos aspectos sociales, históricos, culturas y estéticos precisa que los detalles logran hacer esto. En la sociedad moderna, menciona Barthes sabemos bien lo que pasó después de la Revolución Francesa, a principios del siglo XIX, con el advenimiento de la democracia, hubo una gran 5 Wehn Damisch, Teri, Entrevista a Roland Barthes, 1978. En http://www.ddooss.org/articulos/entrevistas/barthes.htm. 6 Wehn Damisch, Teri, Entrevista a Roland Barthes, 1978. En http://www.ddooss.org/articulos/entrevistas/barthes.htm.

uniformación de la vestimenta, y las clases superiores, que subsisten aún en la democracia, tienen la necesidad, para diferenciarse de las clases llamadas laborales, de inventar detalles en su vestimenta; no por la forma, que era en gran medida la misma para todos, (nuestra ropa masculina nos viene de los quakers ingleses), pero sí de detalles para producir cierto valor propio a la sociedad del siglo XIX, que uno llamaría la distinción. Fue en este momento, cuando la moda de la vestimenta, el fenómeno de la moda, tomó la gran extensión que le conocemos ahora. 7 Estos detalles, que evidencian una condición de distintos tipos, lleva quizá a Barthes a interesarse por el tema de las tipologías, esto es, por el tema de las clasificaciones. La semiótica como ciencia es una ciencia de las clasificaciones. Pero, qué clasifica? En el ejemplo del cuerpo lo que tal vez clasifica sea sus formas, sus expresiones. No tenemos el objeto cuerpo, pero sí tenemos el discurso cuerpo. Este discurso está en las imágenes que del cuerpo se han hecho, imágenes en revistas de moda, en publicidad, en vídeos. No es la ciencia que tiene como preocupación los objetos la que puede dar cuenta de estos cuerpos y sus discursos; por el contrario, es la literatura quien da cuenta de estas modalidades del cuerpo. Al final de esta entrevista sostiene: No debemos olvidar aquel aspecto demoniaco del ser humano a través del cuerpo. Es un poco este sentido de la intersubjetividad de los cuerpos lo que nosotros debemos intentar tomar en consideración, dicho de otro modo, nosotros deberíamos intentar, cada vez que pensemos en el cuerpo humano, en el cuerpo del otro, en el cuerpo del nosotros, y en nuestro cuerpo, el ser un poco sutiles, un poco delicados, de sentir cuando, por la imagen del cuerpo, nosotros somos frágiles y en alguna medida, vulnerables. Pero éste sentido de sutileza, todo este dominio 7 Wehn Damisch, Teri, Entrevista a Roland Barthes, 1978. En http://www.ddooss.org/articulos/entrevistas/barthes.htm.

inmenso de la intersubjetividad del cuerpo, evidentemente no es la ciencia la que puede comprenderla, percibirla; sin duda en parte el psicoanálisis, que es la única ciencia psicológica que se ha verdaderamente ocupado del cuerpo. Y agrega: Pero este mundo de la sutileza y de la fragilidad del cuerpo humano, para mí, no es sino la literatura quien podrá tenerla en cuenta. 8 Discursividad y clasificación son dos elementos que están presentes en esta ciencia del signo y de la significación. El signo en sí mismo no es universal, pero sí crea universalidad. Cómo sucede esto? Entre otras cosas, el paso de la particular a lo universal en el signo está marcado por un carácter dual de éste, que da lugar a un aspecto triádico. El signo, dice la tradición saussureana, es una unidad indisoluble y arbitraria, esto es, está compuesto por un significado y por un significante, no se pueden disociar estas dos modalidades. Si esto sucede es porque el significado y el significante no son dos elementos, son más bien dos modalidades. Sin embargo, con todo este carácter, el significado y el significante son autónomos. Autonomía de una modalidad? Sí, la modalidad, la resonancia, el efecto de uno es el nacimiento del otro. El significado y el significante son efectos de la representación, cuando hay representación sonora hay también representación psíquica. Pero, al mismo tiempo hay autonomía entre ellas. La autonomía radica, entre otras cosas, en que una representación frente a otra no tiene grados de necesidad, no son naturales, son arbitrarias, están unidas contingentemente. Este carácter contingente explica ya la dimensión particular y universal del signo. Un ejemplo que hereda Saussure y los saussureanos es la relación entre lengua y habla. Es una relación indisoluble y arbitraria. No se pueden separar, no son necesarias. Una es universal y otra es particular. Entonces, es posible hablar de una ciencia de la universalidad? Es decir, es posible hablar de una ciencia de la lengua? La interrogante contraria: es posible una ciencia de la particularidad, esto es, es posible una ciencia del habla? La 8 Wehn Damisch, Teri, Entrevista a Roland Barthes, 1978. En http://www.ddooss.org/articulos/entrevistas/barthes.htm.

respuesta que hereda Saussure es un rotundo no. No existe una ciencia de la lengua ni tampoco existe una ciencia del habla. La exigencia de Aristóteles, de Descartes, de Kant, entre muchos otros, es válida. No hay ciencia de lo particular. Pero su validez es extraña. No hay ciencia de lo particular, del habla; pero tampoco, hay ciencia de la universalidad, es decir, de la lengua. No hay estas dos ciencias porque como lo ve Saussure y Barthes la lengua es indisoluble del habla y viceversa, el habla es inseparable de la lengua. Forman una unidad. Qué clase de ciencia es la lingüística? Es quizá una ciencia del lenguaje. El lenguaje es esa unidad compuesta por lengua y habla, al mismo tiempo es ese elemento que está más allá de la lengua y del habla. Existen tres elementos, por tanto, lenguaje, lengua y habla. Lo particular incide en lo universal, como lo universal incide en lo particular. Esta incidencia tiene un rasgo muy importante: la asimetría. Quien tiene mayor influjo es la lengua y no el habla. Este carácter superior de la lengua respecto del habla es porque la primera está normada y regulada. La lengua es social. También la lengua está regida por un conjunto de relaciones, todas ellas acotadas, es decir, la lengua tiene como característica ser un sistema. Institución y sistema nos dice Roland Barthes, en sus Elementos de semiología, son los rasgos más importantes de la lengua. Por qué la semiótica es una ciencia negativa? Qué es la negatividad? A qué se le llama negatividad? El ambiente hegeliano marca las respuestas a estas preguntas y lo mismo Barthes. La negatividad es la diferencia entre la lengua y el habla; la diferencia, también, entre el significado y el significante. Aquí la singularidad tiene un carácter muy preciso: la diferencia. Una ciencia de la negatividad es una ciencia de la diferencia y ésta es una ciencia de la singularidad. No es que la lingüística estudie el habla, pero no lo descarta porque esto es imposible. No es que la semiología estudie los significantes, pero tampoco los descarta, es igualmente imposible.

Esta diferencia es un tercer elemento fundamental en la semiología. Hasta aquí hay tres elementos vitales: discursividad, clasificación y diferencia. Este tercer elemento implica uno más: el valor. Sin duda, el valor trae una discusión relevante para la semiótica contemporánea. Herencia del trabajo de Saussure, el tema del valor se desprende de la diferencia y al mismo tiempo de la relación de los elementos anteriores con los presentes, de éstos con los subsecuentes. Si la lengua está relacionada con el habla, si el significado está relacionado con el significante: Cómo es esa relación? Qué es lo que permite existir esa relación? Dicho de otro modo: Por qué se cambia un objeto por otro que en sí mismo no es equivalente? Quién determina el valor del objeto? El cambio no se da por el objeto y sus propiedades, el valor no está en el objeto, está más bien en la significación de éste; la significación determina el valor. El objeto no es de interés para la semiología. El interés es, más bien, la significación del objeto. Cómo aparece la significación? Qué es la significación? A qué se le llama significación? 9 Las respuestas no nos vienen, en Roland Barthes, de la lingüística, ni de la psicología como apareció en Saussure. La respuesta que elabora Barthes es a partir una nueva retórica y de una nueva sociología, así como de una economía. Retórica, sociología y economía están en su semiología como un desarrollo muy peculiar de la lingüística de Saussure. Esta peculiaridad consiste en la forma misma en la que Barthes retoma y desarrolla la semiología de Saussure, esto es, como una aventura. Una aventura que se le presentó en tres momentos: 1. Lenguaje, 2. Ciencia y 3. Texto. Toma el primer elemento para sostener que la semiología es una ciencia del lenguaje. Esta ciencia lo es a condición de adoptar y desprender un conjunto de términos con los cuales trabajar. Barthes propone mucha de esta terminología con la que la semiología opera todavía hoy. 9 Barthes sostiene: la significación es el movimiento dialéctico que resuelve la contradicción entre hombre cultural y hombre natural. Barthes, Roland, Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, Barcelona, Paidós, 2002.

La mayoría de estos términos, también llamados elementos los toma de Saussure, a saber: Lengua-habla, significado-significante, Sistema-sintagma, denotación y connotación. La lengua para Barthes es una institución social y un sistema de valores, esto hace que la lengua sea al mismo tiempo contrato y una entidad autónoma, es decir, está al margen del individuo, éste se somete a los imperativos de la institución y del sistema. Esta dicotomía : lengua-habla, es desplazada por una dicotomía que Barthes retoma de Hjelmslev: esquema-uso. Aquí, la división de la lengua es: esquema-normauso. Este desplazamiento se logra a partir del carácter positivo y sustancial del habla, así como del carácter negativo y formal o diferencial de la lengua. Saussure está presente en Barthes, cuando éste reconoce que en la lengua no hay más que diferencia. Esto hace desarrollar una tesis muy familiar en filosofía: no existen lenguajes privados, tampoco lenguajes individuales. En términos lingüísticos no existen los idiolectos. El lenguaje tiene como característica intrínseca: comunicar. De allí la pareja código-mensaje que, a decir de Barthes, equivale a la pareja: lengua-habla. Esta equivalencia, como muchas otras es el resultado de una operación, no es algo automático e inevitable. Una de estas operaciones son las estructuras dobles. Una estructura doble son los shifters o conexiones. Para Barthes, el aspecto social de la lengua está en Saussure, en otros pensadores hay otros tantos aspectos: en Merleau-Ponty el filosófico, en Lévi-Strauss el antropológico; lo mismo pasa en la historia, así como en el psicoanálisis. Esta diversidad de aspectos de la lengua también aparece en el signo. El signo, nos dice Barthes, tiene colindancia con los términos: señal, indicio, icono, símbolo, alegoría. En estos términos hay algo en común: todos remiten necesariamente a una relación entre dos relata 10 La operación de Saussure de eliminar la noción de símbolo y quedarse con la de signo es extraordinaria, para Barthes. Lo extraordinario está en el carácter motivado del primero y en el carácter inmotivado del segundo. Es este último carácter el que le importa a la semiología. Con ello, el signo está compuesto 10 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 36.

por significante, imagen acústica, y por significado, concepto. Esta composición es de dos planos, en otros términos son el plano de la expresión (significante) y el plano del contenido (significado). Para Hjelmslev esto sería equiparable a la forma y a la sustancia. Barthes identifica un aspecto funcional del signo, lo llama: función-signo y pertenece al orden de la connotación. Barthes escribe: La función-signo tiene, pues, probablemente un valor antropológico, porque es la unidad misma donde se anudan las relaciones de la técnica y del significante. 11 Esto hace aparecer una cuestión retórica: el lenguaje que está en lugar de la cosa, esto es, el significado. el significado no es <<una cosa>> sino una representación psíquica de la cosa. 12 Esa es la razón, a decir, de Barthes por la cual Saussure llamó a la imagen psíquica concepto. Pero, por más fiel que pretenda ser Barthes respecto a Saussure, es un saussureano extraño. Rompe con el psicologismo presente en Saussure al introducir un aspecto sociológico en el significado: lo decible. En el caso del significante, lo que encuentra Barthes es la mediación. Quizá está mediación sea por el carácter material del significante. El signo tiene como característica, a través de estos dos elementos que lo componen, su segmentación. Uno de los principales aspectos por los cuales se tiene que segmentar es su conmutación. Segmentaciones, cortes, divisiones, se hacen en lo paradigmático y en lo sintagmático. Estos cortes son relevantes no sólo en la conmutación, también en el dinamismo de la significación. En este sentido, el signo es una parte, mientras que la significación es el todo; en otros términos: el signo es un segmento y la significación la unidad. También es válido decir que el signo es un segmento de sonoridad o de visualidad y la significación es un proceso. La significación: es el acto que une el significante y el significado, acto cuyo producto es el signo. 13 En Barthes, esta es una operación clasificatoria y no fenomenológica. La clasificación 11 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 41. 12 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 42. 13 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 46.

tiene como objetivo dividir y no unir. La novedad de Barthes es que está división se presenta como una barra de supresión, el significante suprime al significado. La división es arbitraria, mientras que la asociación es necesaria. Este criterio está presente en Barthes que no sólo rompe con un psicologismo de Saussure, rompe con una peculiaridad del psicologismo, un psicologismo biológico o fisiológico, que sostiene que el carácter de la lengua es un carácter binario 14. Así se comportan los organismos. Para Roland Barthes existe una composición y un entorno del signo, la composición es el significado y el significante; el entorno es el valor. Es el entorno, es decir, el valor, lo que despsicologiza a la lingüística y la acerca a la economía. Salimos de una psicolingüística para entrar a una economía de la lingüística. El valor es un cambio, un principio de equivalencia. De cosas diferentes se hacen cosas iguales. En la significación hay identidad, en el valor hay cambio dando como resultado el sentido. 15 Aquí hay una doble determinación que opera en el paradigma. Pero, como este plano es virtual y aleatorio a diferencia del sintagma que es real y sucesivo, lo que se desprende es una clasificación y nos lleva a una taxonomía. En la comparación que hace Barthes con los strata de Hjemslev: la significación participa de la sustancia del contenido y el valor de su forma 16 La tarea de la semiología es la división y no la unión. Escribe Barthes: Se sigue que la tarea futura de la semiología consiste mucho menos en establecer léxicos de objetos que en encontrar las articulaciones que los hombres aplican a lo real; se diría 14 Para Saussure la semiología no es una ciencia de hechos físicos; por el contrario, es una ciencia de hechos psicológicos, esto es, el objeto de la lingüística no es aprehensible por los sentidos. En los hechos físicos está el sonido, en los hechos psicológicos o mentales está la significación. Pero estos dos hechos no son autónomos. El hecho mental está unido al hecho físico bajo un aspecto psíquico, es decir, interior; el hecho físico, externo, no está unido al hecho mental, es, por tanto, una figura vocal. Estamos frente a un hecho no puramente físico ni puramente mental, más bien un tercer hecho: un hecho lingüístico, el cual es resultado de adoptar un punto de vista. Estas tesis son las que están en el Saussure de los Escritos. Saussure, Ferdinand de, Escritos sobre lingüística general, Barcelona, Gedisa, 2004. 15 En Saussure en el valor hay forma y en ésta hay uso. Forma, a decir, de Saussure, es en su diversidad, en su pluralidad, en su diferencia. Escribe: Forma=no una determinada entidad positiva de cualquier orden, y de un orden simple; sino entidad a la vez negativa y compleja: resulta (sin ninguna clase de base material) de la diferencia respecto a otras formas COMBINADA con la diferencia de significación de otras formas. Ferdinand de Saussure, Escritos sobre lingüística general, Barcelona, Gedisa, 2004, p.40. 16 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 52.

utópicamente que semiología y taxonomía, aunque todavía no han nacido, están quizá llamadas a absorberse algún día en una ciencia nueva, la artrología o ciencia de las divisiones. 17 Para Barthes, siguiendo a Saussure, los signos están unidos en el sintagma por extensión, realidad y presencia, así es como aparece la oposición entre cada término. En cambio, en el sistema hay asociación, virtualidad y ausencia. Por esa razón, cuando se analiza un sintagma se segmenta éste y cuando se analiza el sistema se clasifica a éste. En suma, en el sintagma hay segmentación, en la asociación hay clasificación. El sintagma está relacionado al habla, la asociación a la lengua. La semiología pone atención en la metáfora más que en la metonimia, es decir, pone énfasis en la asociación, en el paradigma o en el sistema. Es, por tanto, un análisis del sistema a partir del sintagma. Por qué en el sintagma? En el sintagma hay recurrencias de signos, esa es una posible respuesta. El habla es continua y articulada porque, a decir de Barthes, el habla se presenta como un texto sin fin. La conmutación es una herramienta útil para segmentar el texto sin fin. Para Barthes: La prueba de conmutación consiste en introducir artificialmente una modificación en el plano de la expresión (significantes) y observar si esta modificación provoca una modificación correlativa en el plano del contenido (significados); se trata, en suma, de crear una homología arbitraria, es decir, un doble paradigma en un plano del texto sin fin, para verificar si la sustitución recíproca de los dos significantes provoca ipso facto la sustitución recíproca de dos significados; si la conmutación de los dos significantes produce una conmutación de los dos significados, se puede tener la seguridad de que en el fragmento del sintagma sometido a la prueba se cuenta con una unidad sintagmática: el 17 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 52.

primer signo ha sido segmentado. La operación, por supuesto, puede efectuarse recíprocamente desde el punto de vista de los significados: si, por ejemplo, en un sustantivo griego, se sustituye la idea de dos por la de muchos se obtiene un cambio de la expresión y se aísla, por ello mismo, el elemento que cambia (marca del dual y marca del plural) 18 La prueba de conmutación es un recurso extraordinario para superar una ambigüedad en los análisis de los discursos, así como en el análisis de la significación de éstos. Escribe Barthes: en la prueba de conmutación ordinaria se hace intervenir la forma del significado (su valor oposicional en relación a otros significados), no su sustancia: Se utiliza la diferencia de las significaciones; las significaciones mismas carecen de importancia La prueba de conmutación permite, en principio, aislar las unidades significantes de las que está entretejido el sintagma, preparando de esa manera la clasificación de esas unidades en paradigmas; sólo es posible, entiéndase bien, en el lenguaje porque el análisis posee cierto conocimiento del sentido de la lengua analizada. 19 Barthes insistió en la conmutación en diferentes trabajos y desprendió una tesis de análisis de los signos y de las signficaciones de éstos no sólo a partir de la sustitución de un elemento por otro en los significados y los signifcantes, también a partir de la segmentación misma del espacio en donde están los signos. Una forma para dividir el espacio es a través de segmentarlo en dos planos: superior, inferior; izquiera, derecha. Esta división hace de la recurrencia un elemento que en semiótica se conoce bajo el nombre de isotopía. En esta recurrencia aparece un signo flotante y un signo de anclaje. La ambigüedad de los signos cesa cuando está dicha 18 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 58-59. 19 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 59.

relación. La prueba de conmutación proporciona, en principio, escribe Barthes unidades significativas, es decir, fragmentos de sintagmas dotados de un sentido necesario; son todavía y por el momento unidades sintagmáticas, puesto que todavía no han sido clasificicadas, pero es cierto también que son ya también unidades sistemáticas, pues cada una de ellas forma parte de un paradigma virtual. 20 En resumen, la cadena de signos, los planos de significación operan sobre el espacio. 21 El sintagma es unidad, la sintaxis no. El sistema (asociación) es virtual, los términos que hay en él son virtuales. Barthes subraya como un elemento central diferenciar los términos de las palabras. El binarimos de Saussure es fisiológico, el de Barthes es económico. Este economicismo se puede expresar bajo los términos: algo-nada. La nada es ausencia, es el grado cero. El binarismo es un metalenguaje más. Para que un signo posea significación debe de tener primero connotación. Escribe Barthes: La connotación por ser un sistema, abarca significantes, significados y el proceso que une unos con otros (significación), por lo que sería necesario emprender antes que nada el inventario de estos tres elementos en cada sistema. 22 La connotación contiene en sus dos modalidades, connotación y connotadores, ideología y retórica, respectivamente. Con ello, Barthes distingue entre significados de connotación y significados de conotadores. Los primeros son formas, los segundos son sustancia. Para Barthes: El objetivo de la investigación semiológica es reconstruir el funcionamiento de los sistemas de significación distintos de la lengua, de acuerdo con el proyecto mismo de toda actividad estructuralista, que es construir un simulacro de los objetos observados. 23 20 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 59-60. 21 El siguiente esquema reune alguno de los elementos principales de la semiología: Forma-Expresión-signifcante-Imagen-Habla-Sintagma-Sintagma-Metonimia-Conmutación Sustancia-Contenido-Significado-Concepto-Lengua-Paradigma-Sistema-Metáfora-Valor 22 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 77. 23 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 79.

Para esta actividad la pertinencia y el punto de vista son fundamentales, esto es, es necesario el corpus en la actividad semiológica. El corpus es entre muchas otras cosas una sustancia homogénea. Son elecciones por parte del semiólogo. Escribe: Estas elecciones iniciales son puramente operativas y necesariamente serán en parte arbitrarias; es imposible juzgar el ritmo de cambio de los sistemas, ya que el objetivo quizás esencial de la búsqueda semiológica (es decir, lo que se terminará encontrando) es precisamente descubrir el tiempo propio de los sistemas, la historia de las formas. 24 Analogía, proporción, homología son modalidades de los planos que se segmentan, es decir, la segmentación se hace a partir de estas formas. La analogía introduce en la lengua una eternidad. 25 Y agrega: Con Saussure hay cambio epistemológico; el analogismo ocupa el lugar del evolucionismo, la imitación ocupa el lugar de la derivación. 26 Agrega: Todopoderoso, el principio de la analogía tiene, sin embargo, en Saussure, una causa: deriva del estatuto del signo; en la lengua, el signo es arbitrario, ningún vínculo material une el significante y el significado, y esta arbitrariedad tiene que ser compensada por una fuerza de estabilización, que es la analogía; como el signo no se tiene de pie naturalmente (su verticalidad es una falacia), es necesario que se apoye, para durar, en su entorno; las relaciones de vecindad (de conciudadanía) pasan a relevar a las relaciones de significación; el contrato sustituirá a la naturaleza desfalleciente, por incierta 27 Este criterio, el de la analogía, hace que la semiología sea algo constante. Si el cambio de paradigma, de un evolucionimos a un anoligicismo se ha dado, entonces el quehacer es la interrogación de la imitación, es decir, es el análisis de la connotación. El cambio de paradigma significa quizá la afirmación de una ciencia negativa por encima de una ciencia positiva. La 24 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 81. 25 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 217. 26 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 217-218. 27 Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003, p. 218-219.

ciencia positiva aprisionó el tiempo y el espacio, la ciencia negativa los liberó. Esta tesis de Barthes: descubrir el tiempo propio de los sistemas, la historia de las formas pareciera contradecir el proyecto lingüístico elaborado por Saussure. Saussure va a contracorriente de la filología o para decirlo en otros términos la desborda cuando rechaza el análisis histórico del lenguaje, propio de la filología, y en su lugar plantea un análisis estructural del lenguaje, es decir, un análisis de las reglas que rigen a la lengua. En este análisis, la lengua aparece como diferencia dentro del sistema. En suma, hay un análisis histórico y un análisis estructural, estos dos análisis son modelos filológicos unos; estructuralistas, otros. Cuando Barthes introduce la idea de hacer la historia de las formas pareciera un retroceso a la filología, pero no lo es; es más bien un cambio de modelo lo que opera: pasar del análisis estructural al análisis de las formas. Por qué analizar las formas? Qué es una forma? Estas dos preguntas, sin duda, hacen que el problema se complique porque la forma es un análisis de la connotación, es decir, es un análisis ideológico. La incorporación de una nueva retórica y una nueva sociología es extraña por su calidad de nuevo. Dónde está la novedad en estos planteamientos que históricamente son muy viejos, el primero más que el segundo? Con la retórica tenemos una ciencia, por un lado, de la verosimilitud y, por otro lado, de los tropos. La sustitución de la que se habló es una sustitución de significación, esto es, de tropos. El tropo no como una figura aislada, sin relación. La relación aquí es lo más importante. La semiótica es también una ciencia de las relaciones. De qué relación se trata? La retórica como una ciencia del discurso y sus modalidades es el interés de esta semiología. Los tropos lejos de estar aislados pertenecen a un conjunto de condiciones que operan en el discurso y hacen que éste tenga valor, es decir, hacen del discurso una significación. Aristóteles que en su Retórica tenía una elaboración muy compleja de tropos y situaba a éstos en condiciones discursivas dejó las bases para que la retórica fuese ciencia y no arte. Pero, por más compleja que fue esa elaboración, el destino de la retórica se vio llena de tropiezos. La ciencia y ese carácter de universalidad, al que se refirió

arriba, hizo que la retórica no pudiese pasar de la singularidad. Este criterio de singularidad es claro si el interés de la retórica es el estudio de las condiciones particulares en las que se da el convencimiento. Sin embargo, estas condiciones no son sólo particulares, porque el convencimiento no es elaborado por el usuario del lenguaje, también están en juego las reglas propias del lenguaje para convencer. Pasa algo similar con la lingüística estructural y con la semiología. Son estas tres ciencias que tienen intereses en aspectos duales o dobles. Hay también un doble en la retórica. No se puede examinar, por ejemplo: el cuerpo sin el discurso que éste desprende. En sí mismo el cuerpo es inteligible. Cómo analizar al cuerpo? Si lo analizamos en su peso, ya no es el cuerpo mismo, es por el contrario una medición del cuerpo. Hay que contar con un mecanismo de medición para decir algo del peso del cuerpo. Lo mismo pasa si se analiza al cuerpo y su vestido. No se puede analizar al cuerpo en sí mismo al margen del vestido, éste es el que nos puede decir algo sobre el cuerpo. Para ello, es necesario un instrumento que de cuenta del vestido y este instrumento es el discurso. De tal modo, que lo que aparece es el cuerpo discursivado. Este discurso es peculiar, porque es un discurso doble. Lo mismo el discurso del vestido habla de un cuerpo cubierto que de un cuerpo descubierto. Barthes elaboró, como conclusión a este trabajo, una semiología despsicologizando a la lingüística de Saussure. Con ello, la semiología opera en el espacio, lo segmenta. El lenguaje, así como el discurso se conciben como entidades espaciales y no históricas. Sin embargo, la historia está en el espacio, deja una huella y hace que se opere por analogía en el análisis de los sistemas signicos o sistemas discursivos. La segmentación es un instrumento para encontrar la significación por medio de identificar el valor que cada elemento tiene respecto a los otros. En esta división del sistema, cada signo adquiere una identidad que antes no tenía, es decir, los signos tienen como principal característica, en el sistema, la mutabilidad.

Bibliografía Aristóteles, Metafísica, Madrid, Alianza, 2008. Barthes, Roland, Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, Barcelona, Paidós, 2002. Barthes, Roland, La aventura semiológica, Buenos Aires, Paidós, 2003. Barthes, Roland, Lo neutro, México, siglo XXI, 2004. Barthes, Roland, El placer del texto y lección inaugural, México, Siglo XXI, 2009. Saussure, Ferdinand de, Escritos sobre lingüística general, Barcelona, Gedisa, 2004. Wehn Damisch, Teri, Entrevista a Roland Barthes, 1978. En http://www.ddooss.org/articulos/entrevistas/barthes.htm.