Relación entre la salud percibida en las clases de educación física y la adopción de conductas saludables en el contexto extraescolar Roberto Ferriz, Álvaro Sicilia, María Jesús Lirola Universidad de Almería Correo electrónico de contacto: rfm706@ual.es Área temática: Educación física. Publicación como capítulo de libro con ISBN.
Dentro del ámbito educativo, las clases de educación física (EF) son reconocidas como el contexto idóneo para el desarrollo y consolidación de conductas saludables (Cale, 2000). De hecho, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte contempla dentro del currículo de EF contenidos que tratan de promover hábitos de vida saludable en la adolescencia. Por ejemplo, dentro del bloque de contenidos sobre actividad física (AF) y salud deben abordarse cuestiones como: Beneficios de la práctica de una actividad física regular y valoración de su incidencia en la salud, análisis de la influencia de los hábitos sociales positivos: alimentación adecuada, descanso y estilo de vida activo o análisis e influencia de los hábitos sociales negativos: sedentarismo, drogadicción, alcoholismo, tabaquismo, etcétera... (Real decreto 1467/2007, de 2 de noviembre, por el que se establece la estructura del bachillerato y se fijan sus enseñanzas mínimas). No obstante, a pesar de la responsabilidad otorgada a las clases de EF para tratar cuestiones sobre hábitos saludables y no saludables, pocas investigaciones han comprobado si se pudiera estar abordando esta doble vertiente, sobre conductas saludables y no saludables, desde las clases de EF. La investigación ha apoyado tanto correlacionalmente como experimentalmente la idea de que las clases de EF pueden ejercer una influencia positiva en la intención futura de hacer ejercicio físico en el tiempo libre (González-Cutre et al., 2013; Hagger & Chatzisarantis, 2007). Sin embargo, la relación entre las clases de EF y la adopción de otras conductas saludables en el ámbito extraescolar ha sido menos estudiada (Castillo, Balaguer, & García-Merita, 2007; Castillo, Balaguer, García-Merita, & Valcárcel, 2004; Delisle, Werch, Wong, Bian, & Weiler, 2010; Tercedor et al., 2007). Algunos de estos últimos estudios han mostrado una relación positiva entre ser físicamente activo y mostrar interés por realizar actividades saludables o llevar una alimentación sana, mientras que se ha encontrado una relación negativa entre practicar AF y llevar a cabo conductas de consumo de tabaco, alcohol, cannabis y alimentación insana. En cuanto a las diferencias por sexo, cabe destacar cómo el estudio de Castillo et al. (2004) reveló que los chicos eran físicamente más activos (i.e., práctica de AF y deporte) que las chicas, y que éstas consumían más tabaco que los chicos. En la misma línea que los estudios anteriores, Castillo, Tomás, García-Merita, y Balaguer (2003) hallaron que el consumo de tabaco podría mediar parcialmente la relación entre la práctica de deporte y la salud percibida. Tassitano et al. (2010), con una muestra de 4210 estudiantes brasileños de educación secundaria encontraron que la participación en las clases de EF
se asoció positivamente con la práctica de AF y alimentación sana, y negativamente con una alimentación insana. Estos autores defendieron la importancia de la participación en las clases de EF para la promoción de comportamientos saludables. Finalmente, en los estudios realizados por Jiménez-Castuera, Cervelló-Gimeno, García-Calvo, Santos- Rosa, e Iglesias-Gallego, y Jiménez-Castuera, Cervelló, Santos-Rosa, García-Calvo, e Iglesias (2006; 2006), se encontró entre otros resultados, que una valoración positiva de las clases de EF predecía positivamente la práctica de AF y ésta a su vez predecía negativamente el consumo de tabaco. Aunque los resultados de estos estudios ayudan a comprender la importancia de la práctica de AF sobre otras conductas saludables, son limitadas las investigaciones que contemplen la relación entre las clases de EF y conductas de salud más allá de la práctica de AF. A partir de estos estudios previos, el objetivo principal de este estudio fue analizar la relación entre la salud percibida como consecuencia de la participación en las clases de EF y hábitos de vida saludable (actividad física y deporte) y no saludable (consumo de tabaco, alcohol y drogas). Un segundo objetivo fue analizar las relaciones entre las variables objeto de estudio en función del sexo. En base a la investigación previa, se hipotetizó que la satisfacción con la salud prediría positivamente las conductas saludables y negativamente las no saludables. Por otro lado, dado que no existen evidencias para las variables analizadas respecto al sexo, se hipotetizó que para ambos grupos se cumplirían las hipótesis del primer objetivo de estudio. Método Participantes En esta investigación participaron 858 estudiantes de educación secundaria postobligatoria (453 chicas y 405 chicos), con edades entre 16 y 21 años (M = 16.72; DT =.82). Los estudiantes pertenecían a once centros educativos de dos provincias españolas y recibían dos sesiones semanales de EF. Medidas Satisfacción con la salud en las clases de EF. Se empleó el factor salud de la versión adaptada al español del (Sicilia, Ferriz, Trigueros, & González-Cutre, 2013) del Physical Activity Class Satisfaction Questionnaire (Cunningham, 2007). El cuestionario está encabezado por la sentencia Indica tu nivel de satisfacción con las clases de
educación física recibidas respecto a y el factor consta de cinco ítems (e.g., la contribución de las clases a mi estado general de salud ). Las respuestas son recogidas por medio de una escala Likert que oscila de 1 (totalmente desacuerdo) a 8 (totalmente de acuerdo). El valor alfa de Cronbach fue de.92. Conductas relacionadas con hábitos saludables. Para conocer los hábitos de los estudiantes se utilizó el Inventario de Conductas de Salud en Escolares (Balaguer, 2002), que supone una versión española del Health Behavior in School-Children: A WHO Cross-National Survey (Wold, 1995). Para este estudio se han seleccionado los ítems que hacen referencia a las conductas de consumo de tabaco, alcohol y drogas, así como las conductas de práctica física y deporte. Para este estudio las conductas fueron agrupadas en función de su beneficio para la salud, formando así dos grupos: conductas no saludables (consumo de tabaco, alcohol y drogas) y conductas saludables (actividad física y deporte). Una puntuación más alta en el índice global refleja que la conducta es realizada con mayor asiduidad. Procedimiento Se solicitó la colaboración de la dirección y profesorado de EF de los centros educativos y se informó del objetivo del estudio. Al alumnado menor de edad se le requirió una autorización de sus padres para su participación, mientras que el alumnado mayor de edad ofreció su propio consentimiento firmado. La administración del cuestionario se realizó bajo la supervisión de un miembro del grupo de investigación. Análisis de datos En primer lugar, para comparar las medias de las variables objeto de estudio respecto al sexo se realizó una prueba t para muestras independientes. En segundo lugar, se realizaron modelos de ecuaciones estructurales (MEE) para analizar el efecto de predicción de la satisfacción de salud percibida en EF sobre las conductas saludables y no saludables realizadas en el tiempo libre. Para este estudio se emplearon los paquetes estadísticos SPSS 20 y AMOS 19. Dado que el coeficiente de Mardia para los tres MEE fue alto (16.71 para el modelo que comprendía toda la muestra, 19.90 para el de los chicos, y 16.36 para el de las chicas), se utilizó el método de estimación de máxima verosimilitud junto con el procedimiento de bootstrapping. Los estimadores no se vieron afectados por la falta de normalidad, por lo que fueron considerados robustos (Byrne, 2001). Con el objetivo de
aceptar o rechazar los modelos testados, se utilizó un conjunto de varios índices de ajuste: χ2/gl, CFI (Comparative Fit Index), IFI (Incremental Fit Index), RMSEA (Root Mean Square Error of Approximation) más su intervalo de confianza (IC) al 90%, y SRMR (Standardized Root Mean Square Residual). Dado que el χ2 es muy sensible al tamaño muestral (Jöreskog & Sörbom, 1993) se empleó el χ2/gl, considerándose aceptables valores inferiores a 5 (Bentler, 1989). Los índices incrementales (CFI e IFI) muestran un buen ajuste con valores de.90 o superiores (Schumacker & Lomax, 1996), mientras que los índices de error (RMSEA y SRMR) se consideran aceptables con valores iguales o menores de.08 (Browne & Cudeck, 1993; Hu & Bentler, 1999). Resultados Estadísticos descriptivos y comparación de medias en las variables estudiadas respecto al sexo Como se puede observar en la Tabla 1, los participantes obtuvieron una puntuación moderadamente alta para la salud percibida en EF. Los valores para las conductas saludables estuvieron por encima de la puntuación media del índice, mientras que para las conductas no saludables, la puntuación estuvo por debajo del rango medio del índice. Los resultados de la prueba t para muestras independientes (Tabla 1) revelaron que los chicos obtuvieron una puntuación significativamente superior a las chicas respecto a la salud percibida y a las conductas saludables (i. e., actividad física y deporte), mientras que las chichas obtuvieron una puntuación significativamente superior a los chicos para en consumo de tabaco. [Insertar Tabla 1 aquí, por favor] Modelos de ecuaciones estructurales El primer modelo de ecuaciones (Figura 1) que agrupó a todos los participantes obtuvo unos índices de ajuste excelentes: χ 2 (12, N = 858) = 21.99, p <.001; χ 2 /df = 1.83; CFI =.99; IFI =.99; TLI =.99; RMSEA =.031 (90% CI =.007-.051); SRMR =.0250. La salud percibida en las clases de EF predijo negativamente las conductas no saludables ( = -.09, p <.05) y positivamente las conductas asociadas con un estilo de
vida saludable ( =.22, p <.001). El modelo predijo un 5% las conductas saludables y un 1% las no saludables. Analizando las variables objeto de estudio en función del sexo (Figura 1), para los chicos el modelo hipotetizado obtuvo índices de ajuste excelentes: χ 2 (12, N = 858) = 14.11, p <.001; χ 2 /df = 1.18; CFI =.99; IFI =.99; TLI =.99; RMSEA =.021 (90% CI =.000-.057); SRMR =.0288. Los resultados revelaron que la percepción de la mejora de la salud debido a las clases de EF predijo positivamente las conductas saludables ( =.22, p <.001). El modelo predijo un 5% las conductas saludables. El modelo para las chicas obtuvo índices de ajuste excelentes: χ 2 (12, N = 858) = 11.90, p <.001; χ 2 /df =.99; CFI =.99; IFI =.99; TLI =.99; RMSEA =.000 (90% CI =.000-.048); SRMR =.0269. En este caso, la salud predijo negativamente las conductas no saludables ( = -.12, p <.05) y positivamente las conductas saludables ( = -.20, p <.05). El modelo predijo un 4% las conductas saludables y un 1% las no saludables. [Insertar Figura 1 aquí, por favor] Discusión Este estudio tuvo como objetivo principal analizar las relaciones entre la salud percibida en las clases de EF y conductas asociadas a hábitos de vida saludable. Como objetivo secundario se analizaron las relaciones de las variables objeto de estudio respecto al sexo. Que nos conste hasta la fecha, este sería el primer estudio que analiza la relación entre una variable psicológica, la percepción de la salud, en las clases de EF y su influencia directa tanto en conductas saludables y no saludables. De acuerdo con la primera hipótesis de este estudio, los resultados revelaron que la salud percibida en EF predijo positivamente las conductas saludables y negativamente las no saludables. En línea con investigaciones previas (Jiménez- Castuera, Cervelló-Gimeno, García-Calvo, Santos-Rosa, & Iglesias-Gallego, 2007; Jiménez-Castuera, Cervelló, Santos-Rosa, et al., 2006; Tassitano et al., 2010), estos resultados apoyarían el rol fundamental que las clases de EF juegan de cara a favorecer el desarrollo de conductas favorecedoras para la salud (e.g., actividad física o deporte), además estos resultados también han apuntado a la importancia de la percepción de la salud en EF para evitar posibles conductas no saludables, tales como el consumo de tabaco, alcohol y drogas. Aunque estos resultados son alentadores, debe considerarse
que el nivel de predicción de la salud para las conductas saludables fue prácticamente el doble que para las conductas no saludables. Estos resultados podrían guardar relación con los contenidos que son impartidos en las clases de EF. Por ejemplo, aunque como se ha presentado, dentro del currículo de EF se explicita el abordar la influencia tanto de hábitos de vida saludables y no saludables, podría ocurrir que debido a carácter eminentemente práctico de la asignatura, el profesorado dedicara gran parte de su esfuerzo al fomento de la práctica de AF, o lo que es lo mismo, que su alumnado adopte un estilo de vida activo fuera del ámbito escolar, de modo que el conocimiento sobre las conductas no saludables podría pasar a un segundo plano. No obstante, esta sería una posible explicación que futuras investigaciones podrían testar en diversas poblaciones escolares. Respecto a las diferencias por sexo en las variables que recoge el modelo, los resultados obtenidos son idénticos a los del estudio de Castillo et al. (2004), los chicos se mostraron físicamente más activos que las chicas, que puntuaron más alto en el consumo de tabaco, no encontrando diferencias entre ambos grupos en las conductas de alcohol y drogas. En cuanto a la satisfacción con la salud percibida en EF, los chicos obtuvieron una puntuación superior a las chicas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que para ambos grupos el valor obtenido para las conductas saludables estuvo por encima o muy próxima a la puntuación media del índice, mientras que el valor para las conductas no saludables estuvo por debajo de la puntuación media del índice. En cuanto a la segunda hipótesis propuesta, se han hallado resultados dispares para ambos sexos. Por un lado, para los chicos la salud predijo positivamente las conductas saludables, mientras que para las chicas la variable independiente predijo positivamente las conductas saludables y negativamente las no saludables. Estos resultados podrían guardar relación con las diferencias encontradas entre ambos sexos en la práctica deportiva y en el consumo de tabaco. Es posible que los chicos identifique más los beneficios de las clases de EF para la práctica de AF o deporte, pues como han revelado estudios previos (Castillo et al., 2007; Moreno, Martínez, & Alonso, 2006), este grupo suele ser más activo físicamente y suele identificarse con un ideal de cuerpo en forma (Tylka, 2011). En relación al grupo de chicas, la investigación sugiere que éste es un colectivo más influenciable por los estereotipos y presiones sociales para adoptar determinadas conductas (Hagger et al., 2010; Sicilia, 2002). Dado esta mayor presión social que suelen percibir las chicas, éstas podrían tener más razones para comenzar a fumar por sentirse aceptadas o formar parte de un colectivo, lo que explicaría su mayor
consumo autoinformado respecto a los chicos. En el mismo sentido, el hecho de que estén más expuestas a hábitos no saludables, bien por iniciativa propia o por influencias sociales, podría hacerles valorar en mayor medida la posible contribución de las clases de EF a la mejora de su estado de salud. Por lo tanto, los resultados sugieren que las chicas, además de valorar en mayor medida los beneficios de la EF para las conductas saludables, también les darían más importancia a las clases como un medio para evitar conductas no saludables. Estas explicaciones son posibles hipótesis que futuros estudios deberían testar. A pesar de la contribución de este estudio, es interesante comentan algunas limitaciones que puedan ser de utilidad para futuros estudios. Sería interesante incorporar al modelo variables como la influencia del profesorado de EF, familia o iguales, para así conocer su relación con las conductas de estilo de vida. También, resultaría de interés añadir otras conductas tales como la alimentación u horas de sueño.
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Tabla 1 Prueba T para Muestras Independientes M.G Chico Chica Rango M DT M DT M DT t (856) Salud percibida 1-8 5.13 1.34 5.30 1.36 4.97 1.29 3.62*** Conductas saludables 1-6 3.24 1.34 3.61 1.34 2.91 1.25 7.91*** Actividad física - 3.41 1.42 3.61 3.24 3.24 1.40 3.85*** Deporte - 3.07 1.66 3.61 1.59 2.58 1.56 9.52*** Conductas no saludables 1-6 1.89.96 1.87.98 1.92.94 -.74 Consumo de Tabaco - 1.84 1.13 1.72 1.07 1.95 1.18 -.08** Consumo de Alcohol - 2.32 1.18 2.32 1.23 2.32 1.14 -.10 Consumo de Drogas - 1.52 1.20 1.57 1.25 1.47 1.15 1.22 Nota. M. G = Muestra global. **p <.01; ***p <.001
Figura 1. Modelo de ecuaciones estructurales. Nota. M. G = Muestra global, = Chicas, = Chicos.