EL CASO ESCOCÉS El pasado 3 de mayo, el SNP (Partido Nacionalista Escocés) ganó las elecciones escocesas y, como consecuencia de esa victoria, accedió al Gobierno. Era la primera vez que un partido nacionalista gobernaba en Escocia. El SNP se presentó con un programa muy concreto. Un programa denominado Manifiesto 2007, en el que asumía una apuesta inequívoca por la independencia y la igualdad de nuestra nación. El SNP cree que Escocia e Inglaterra deberían ser naciones iguales amigas y compañeras-, dos naciones libres para tomar sus propias decisiones, añadía. En la actualidad, se marca como primer objetivo lograr la independencia de Escocia. El SNP parte del convencimiento de que la independencia conllevará prosperidad y riqueza para Escocia. Defienden que la independencia es concepto moderno y perfectamente compatible con la pertenencia a la UE, de la cual son fervientes defensores. Ponen como ejemplo diferentes naciones que han accedido a la independencia durante los siglos XX y XXI y que, con el nuevo status, han logrado mejorar notablemente sus economías y niveles de bienestar: Islandia, Noruega, Nueva Zelanda, Estonia, Australia, Montenegro, Finlandia e Irlanda. La mayoría de estos nuevos estados tienen una población y una extensión bastante reducida, como Euskal Herria. El SPN entiende y así lo recoge en el Manifiesto 2007 - que la independencia significa que el Parlamento escocés controle, al completo, todas las cuestiones escocesas y que tenga derecho a decidir si comparte ese poder con otros. La independencia daría a Escocia los mismos derechos y las mismas responsabilidades que tienen otras naciones modernas. Nos daría una voz a nivel mundial y una opinión en organismos internacionales como la ONU y la UE. Con un gobierno del SNP, la independencia también conllevaría mayor libertad para los individuos, las familias y las comunidades dentro de una sociedad construida en base a intereses comunes. En su programa electoral, el SPN apostaba por una Escocia más sana, más próspera, más segura, más justa, más fácil, más verde y más limpia. Y para ello, proponía una larga lista de medidas concretas. También fue significativa su oposición a la guerra de Irak y a la renovación de Trident, el sistema de submarinos nucleares británicos. Defendía que la independencia contribuiría a mejorar todas estas cuestiones directamente relacionadas con la gestión. Con ese programa y con la promesa de celebrar un referéndum de independencia durante esta legislatura en el entorno de 2010-, Alex Salmon ganó las elecciones. Obtuvo un escaño más que el Partido Laborista. Hubo quien quiso quitarle importancia a esta victoria argumentando que la diferencia había sido mínima. Pero la realidad es que el SPN había ganado 20 escaños y el Partido Laborista había perdido 4. Y esa victoria se había logrado a pesar de la oposición de toda la prensa escrita.
El SPN ofreció diálogo a los demócratas liberales para intentar formar Gobierno con ellos y con los Verdes. Pero el Partido Liberal rechazó la oferta porque no está de acuerdo con el referéndum de independencia que promueve el SPN. Finalmente, Alex Salmond conformó un gobierno en minoría con el apoyo de los Verdes. Llegaron a un acuerdo de cooperación, que no suponía un gobierno de coalición para el que necesitaban 65 escaños-. A pesar de que los medios de comunicación y otros poderes fácticos se empeñan en subrayar la minoría en la que se encuentra el Gobierno nacionalista para concluir que, difícilmente, podrá celebrar con éxito el referéndum de independencia, Alex Salmond dio el primer paso hacia ese referéndum a los 100 días de acceder al Gobierno. Tal y como había prometido, el 14 de agosto, el primer ministro escocés presentó un documento bajo el nombre de Choosing Scotland s Future. A National Conversation. Independence and reponsability in the modern world ( Eligiendo el futuro de Escocia. Una Conversación Nacional. Independencia y responsabilidad en el mundo moderno ). Es lo que algunos han denominado el Libro blanco de la Independencia. En dicho documento, el Gobierno se muestra convencido de que, tras ocho años de autonomía, la ciudadanía escocesa exige que se den nuevos pasos. Expone su clara apuesta por la independencia pero reconoce que hay partidos que defienden opciones diferentes (el mantenimiento del actual statu quo o la ampliación del autogobierno). Añade que, desde su punto de vista, los ocho años de autonomía han puesto de manifiesto las limitaciones que conlleva y la ventajas que supondría tener un control completo de todas aquellas cuestiones que afecten a Escocia, es decir, acceder a la independencia. El libro blanco recoge las diferentes posibilidades que se presentan a los escoceses de cara al futuro constitucional y explica las ventajas y los cambios legislativos que conllevarían. También explica cuáles son las competencias que, en la actualidad, están en manos británicas y abre un debate en el que invita a participar a todos los ciudadanos. Es la denominada Conversación Nacional. Además, prevé que dicho debate concluya con la celebración de una consulta en la que se puedan dar hasta tres opciones: seguir con el actual bloque constitucional sin cambiar los más mínimo, ampliar las competencias en base al resultado del Debate o Conversación Nacional, o dar los pasos para permitir que Escocia se convierta en un país completamente independiente. El Gobierno se muestra claro partidario de la tercera opción: la independencia, pero advierte que quienes propugnan otras opciones tienen ahora la oportunidad de definirlas y defenderlas ante el Gobierno para conseguir su inclusión en la papeletea del referéndum. En el documento que consta de 40 páginas- también se incluye un borrador de la papeleta para el referéndum, aunque todas las posibilidades están abiertas. Dicho borrador plantea dos opciones: Estoy de acuerdo con que el Gobierno escocés negocie un acuerdo con el Gobierno del Reino Unido para que Escocia sea un estado independiente.
No estoy de acuerdo con que el Gobierno escocés negocie un acuerdo con el Gobierno del Reino Unido para que Escocia sea un estado independiente. Los votantes tendrían que señalar una de las casillas. El libro blanco también platea las condiciones jurídicas y políticas para la celebración del referéndum (quiénes tienen derecho a voto, qué día de la semana se celebraría, horario de apertura de los colegios electorales, el porcentaje de censo necesario para que el resultado sea válido y el porcentaje de voto emitido necesario para darlo por bueno: valdría con obtener mayoría simple ) El documento no cuestiona, en ningún momento, que la capacidad de decisión reside en los ciudadanos escoceses y que lo que éstos decidan tendrá que ser respetado. Los parlamentos de Westminster y Holyrood tendrán que adaptar sus respectivas legislaciones a lo que decidan los escoceses, que son quienes tienen la última palabra ya que, en el caso de que el referéndum para abrir negociaciones fuera favorable, el resultado de esas negociaciones también tendría que someterse a un nuevo referéndum.
PARALELISMOS CON LA PROPUESTA DEL LEHENDAKARI Se hace una propuesta y se abre una negociación con el resto de partidos políticos. La prensa se posiciona claramente en contra del referéndum. El mismo día de las elecciones en mayo, los principales rotativos abrían con los siguientes titulares: Parad al destructor!, Vota al SPN y pones la cabeza de Escocia en la soga Se da mucha importancia a la participación ciudadana. En los dos casos, se han abierto páginas web para facilitar dicha participación: A National Conversation en Escocia y Konpondu en Euskadi. En ambos casos, se plantea una negociación con el Estado para materializar el nuevo estatus. No se cuestiona el derecho a decidir ni la validez del resultado pero se negocia su materialización. Los dos proyectos apuestan por una relación amable con los estados, una relación de igual a igual. La última palabra la tienen los ciudadanos, a través de un referéndum. DIFERENCIAS CON LA PROPUESTA DEL LEHENDAKARI En Inglaterra no han reaccionado de forma desaforada. Según un sondeo del News of the World, el 55% de los ingleses es partidario de la independencia de Escocia. Esto es completamente diferente en el Estado español y, evidentemente, dificulta la resolución del conflicto vasco.
Otros datos de interés El SPN ganó las elecciones tres siglos y dos días después de que el Parlamento de Escocia votara el Tratado de la Unión; el tratado por el que se unificaban los parlamentos escocés e inglés. Hasta que entró en vigor el Tratado de la Unión, el 1 de mayo de 1707, a pesar de que compartían monarca desde 1603, los dos países mantenían distintos legislativos. Desde entonces, sólo existiría el de Westminster. En 1979, el Gobierno laborista de la época convoca un referéndum de autonomía. Aunque los síes superan a los noes, la participación no llega al 40% del censo exigido para darle validez. En 1998, el Gobierno de Tony Blair convoca un nuevo referéndum. El si resulta claramente vencedor. Todos los analistas políticos coinciden al señalar que el objetivo del Gobierno británico al ofrecer esa autonomía es frenar el independentismo. En1999, se reinstaura el Parlamento escocés. En las elecciones de 2003, las encuestas apuntaban a un incremento importante del voto al SPN. Pero estas expectativas no se cumplieron. El Partido laborista ha hecho una campaña basada en el miedo, alertando de la hecatombe económica que le espera a Escocia si accede a la independencia. El balance de los primeros meses de gobierno es claramente favorable En palabras de Tony Blair, el proyecto independentista escocés es desastroso en sus consecuencias y reaccionario en el alma. Gordon Brown dijo que Alex Salmond y el SNP entraron en política para destruir Gran Bretaña. Su único propósito, su obsesión. Igual que en Québec, el SNP ha contado con el apoyo de influyentes hombres de empresa como el fundador de la cadena de garajes Kwik Fit para desmontar la teoría de la catástrofe económica. Los laboristas también han tenido apoyos para avalar sus tesis. Dejando a un lado sus diferencias, los diputados autonómicos de los partidos Laborista, Liberal Demócrata y Conservador se han coaligado contra los que consideran una intentona de poner fin a la Unión. Xabier Solano i Bello, analista político del SNP, decía en un artículo de opinión publicado en enero que vale la pena que Euskadi y Catalunya tomen nota y aprendan cuanto más mejor: Escocia no es Montenegro, con Escocia no hay excusa. Escocia es una nación de la Unión Europea, occidental y democrática como las nuestras. Sus habitantes decidirá en mayo si empiezan a caminar hacia su soberanía. Yo estoy convencido de que así será. Frase del político irlandés del. XIX Charles Stewart Parnell con la que se abre el documento sobre la independencia presentado por el Gobierno escocés: Ningún hombre tiene derecho a fijar el límite de la marcha de una nación; ningún hombre tiene derecho a decir a su país, hasta aquí puedes llegar, no más lejos. Frases de Alex Salmond:
Cualquier nación puede hacer lo que le plazca. Puede votar ser independiente y puede votar, si es su elección, no serlo. Es la prerrogativa de una nación y escocia, por supuesto, es una nación. Es un país y tiene derecho a su autodeterminación.