EL ROL DEL ADULTO EN EL JUEGO DE LA NIÑA Y DEL NIÑO
La herramienta clave del educador es su actitud: La actitud es la forma precisa en que establece en cada momento, la predisposición afectiva y emocional con los niños.
ACTITUDES BASICAS Capacidad de acogida y adaptación Capacidad de escucha, atención y espera: Disponibilidad y presencia Ser representante de las normas y de la seguridad física y afectiva Respeto a la diversidad personal: Evolutiva, social, cultural, intelectual Confianza en el proceso y las capacidades personales
Crear un entorno nutritivo y no amenazador, es el primer y más importante principio para cualquier contexto de aprendizaje.
«Pensar a los niños desde una perspectiva sólo profesional plantea un grave peligro: El lenguaje teórico de la «ciencia infantil» nos lleva a ignorar fácilmente la singularidad del niño, en aras de unas características comunes que nos permitan clasificar, medir, dirigir y responder a los niños de forma preconcebida». Max Van Manen
Siempre que los mayores tengan consideración por las necesidades de los pequeños, sean las de contacto corporal y cuidados básicos o la de silencio, la vida llega a tener grandes oportunidades de avanzar en su curso natural, en dirección a la salud y el bienestar (Evania Reichert, 2009)
Sólo si tomamos en serio que cada niño, por más pequeño que sea, ya tiene su propia vida intensa, nos acostumbraremos a acercarnos a él con respeto y poniendo límites a nuestros impulsos de acariciar, besar, hablar cualquier cosa, distraer, divertir, persuadir, o hacerle jugar a nuestro antojo. Tendremos en cuenta sus pequeñas señales de resistencia, sus intentos de hacer algo por sí mismo o de cooperar con nosotros. Rebeca Wild
La escucha y la observación
La capacidad de observar es una gran herramienta que como educadores podemos desarrollar. Observar lo que el niño y la niña nos manifiestan. Nuestra mirada se acompaña de toda la disponibilidad para intervenir desde una acción que recoge la iniciativa del niño/a
La autoridad: Ser representante de las normas de seguridad física y afectiva
La autoridad contenedora
La empatía: Acompañar los sentimientos
La capacidad de asombrarnos con los pequeños y grandes descubrimientos de su actividad autónoma son los que construyen los vínculos necesarios para desarrollar la confianza y el aprendizaje.
El lenguaje que usamos
La presencia
Como adultos tenemos la gran oportunidad de acompañar a los niños y niñas a descubrir el mundo que habitan, un mundo lleno de posibilidades para que cada uno destaque y brille con su propia manera de entenderlo y de crearlo cada día.
La formación personal No podemos ayudar a los niños y niñas a crecer si nosotros no crecemos como personas. Si no somos conscientes de nuestras limitaciones y emprendemos un camino para superarlas.
Más allá del método empleado para la enseñanza, más allá de la capacidad intelectual del docente, su corporeidad, sus manifestaciones corporales intervienen de forma esencial en el niño que aprende Daniel Calmels
Conocernos a nosotros mismos y a los otros en diferentes situaciones de comunicación, explorando la oposición, el juego en sus múltiples posibilidades: VIVIR NUESTRO NIÑO/A
Acompañar afectivamente a los niños no se aprende teóricamente y tan sólo se produce siendo capaces de poner en circulación en nuestro trabajo y en nuestras vidas, cada vez, un poco más de Amor. Amor tan ligado a respetar y apreciar a uno mismo y a los demás por lo que ya son. Amor entendido como ese cuidado por el otro, que acoge y atiende sus necesidades. Ese Amor grande que es capaz de respetar los procesos de vida del otro sin estirarlo y frenarlo.. Sin meterle nada dentro, tampoco sacándoselo. Tan sólo acompañándolo. Cristina Romero
La esperanza no es una especie de optimismo pasivo con el que se espera que al final las cosas irán bien. La esperanza implica compromiso y trabajo El aspecto más importante de nuestra esperanza viva es una forma de ser con los niños. La esperanza se refiere a todo lo que nos da paciencia, tolerancia y fe en las posibilidades de nuestros niños. La esperanza es la experiencia que tenemos de las posibilidades del niño. El niño nos mostrará cómo vivir la vida en nuestra experiencia de la confianza, por muchos desengaños que hayamos tenido. Así que la esperanza nos da pedagogía. O es la pedagogía la que nos da esperanza? Max Van Manen
Para aprender a caminar el niño necesita estar en un contexto donde las personas caminen, Para aprender a hablar el niño necesita estar rodeado de personas que hablen, Para crecer es necesario que el niño esté rodeado de personas que crezcan Vicente Arnaiz