EL VULNERADO SILBO INDESTRUCTIBLE Para Miguel Hernández y Manuel Molina, poetas, in memoriam Manuel Parra Pozuelo Primer premio del certamen de poesía Manuel Molina, patrocinado por el Ateneo de Alicante 1
Título: El vulnerado silbo indestructible Autor: Manuel Parra Pozuelo I.S.B.N.: 84-8454-232-7 Depósito legal: A-168-2003 Edita: Editorial Club Universitario Telf.: 965 67 38 45 C/ Cottolengo, 25 San Vicente (Alicante) www.ecu.fm Printed in Spain Imprime: Imprenta Gamma Telf.: 965 67 19 87 C/. Cottolengo, 25 San Vicente (Alicante) www.gamma.fm gamma@gamma.fm Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción, sin permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. 2
AGRADECIMIENTOS A José Carlos Rovira, por tantas cosas. A Lucia Izquierdo, cuya generosidad ha hecho posible la utilización de algunas imágenes del archivo de los herederos de Miguel Hernández. A Magdalena Varó, por su amistad, y en el recuerdo de Manuel Molina. A José Luis Ferris, por su libro Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta, cuyas páginas alientan en los versos de este poemario. A Paulino Ruano Cuenca, Joaquín García Sáez, Enrique Abad Merino y Carlos Arques Soler, por haber permitido incluir sus dibujos, que ya fueron realizados como un homenaje a Miguel Hernández, en este libro. A Andrés Pedreño, por su ejemplo de integridad en los tiempos del cólera. A Adolfo Guerra, Director del Instituto Miguel Hernández de Alicante y a sus bibliotecarios por su amabilidad y atenciones y su devoción por el recuerdo de Miguel. A mis compañeros y compañeras de Comisiones Obreras, primeros conocedores de estos poemas, por su estímulo y comprensión. A todos y todas los que han hecho posible que estos versos lleguen a estar en letra impresa. 3
PALABRAS PARA UN LIBRO Conozco a Manolo Parra desde hace mucho tiempo, desde que vino a afincarse por aquí a finales de los setenta. He compartido con él creo que muchas cosas y, entre ellas, he compartido memoria y poesía como lugares frecuentes de nuestra amistad. Admiro en él al poeta que trabaja ritmos, imágenes y estrofas, entre ellas el soneto, la cárcel del soneto que decía Sijé a Miguel Hernández. Admiro a los sonetistas que lo hacen bien y a los que siguen construyendo la poesía en su clasicidad más dificultosa, la que significa cuadrar las palabras y las rimas en una estructura versal. Admiro a los buenos poetas en general porque consiguen con brevedad transmitir ideas, emociones, sensaciones, amores, enfados, bromas, seriedades...manolo Parra es un ejemplo de poeta que, a veces, es inmediato y reconstruye un episodio vivido desde la espontaneidad y la escritura acuciante. No es difícil que nos sorprenda cualquier día narrando la sensación que un momento le ha producido. Hay repentismo en su escritura, como en estos días en los que una buena mañana nos sorprendía con la exigencia de paz como motivo, ahora precisamente que parece que algunos dirigentes mundiales y nacionales están locos por hacer la guerra. Conocí hace poco El vulnerado silbo indestructible, un poemario a la memoria de Miguel Hernández y de Manuel Molina. Fue premio en el 2002 del Ateneo Científico y Literario de Alicante. Hay intensidad en este juego intertextual con Hernández y Molina: el poeta señala motivos, versos de Hernández, y los glosa en sus poemas hasta el punto de articular una historia personal y literaria de la escritura del oriolano. El joven Manuel Molina se entrecruza en la historia y, también mediante cita, sus versos están presentes en la escritura del libro, sobre todo al final, cuando el amigo de la infancia en Orihuela ha muerto y Molina se dedica a recuperar su memoria con sus propios versos. 5
Hay dolor en todo esto. Se reconstruye una de las tragedias mayores de este país en el que los poetas y las gentes en general morían de historia y, luego, poco después de la guerra civil, sobrevivían a pesar de la desesperanza. Manuel Parra Pozuelo ha querido contarnos todo esto, en la memoria de un poeta universal, y de un sucesor joven que se dedicó a recuperarlo. Con Manuel Molina mantuve la amistad sorprendida de un tiempo hernandiano en el que éramos más jóvenes. Su muerte, hace ya más de diez años años, fue muy dolorosa para los que habíamos aprendido con él a Hernández, junto a su honestidad personal y a su propia poesía. Agradezco más por eso a Manolo Parra su poemario, su entrecruzamiento de destinos y poemas en el que él también, a partir de ahora, está presente. José Carlos Rovira Alicante, febrero de 2003 6
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El vulnerado silbo indestructible Que tengo un espejo en cada barranco advierte y menos la de la muerte todas las voces reflejo. Miguel Hernández, Escena V, Acto III, Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras 9
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El vulnerado silbo indestructible Preliminares Yo sé que en esos sitios tiritará mañana mi corazón helado en varios tomos. Miguel Hernández, Llamo a los poetas 11
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El vulnerado silbo indestructible El pasado no ha muerto, nunca muere la verdad que en los versos se dibuja, está siempre presente y siempre empuja a lo sufrido hasta el sentir que hiere. Lo vivido retorna y se requiere volver a lo que fue, a lo que estruja el corazón con su recuerdo, y puja sin que pueda decírsele que espere. Por eso voy a hablar de aquel pasado que transcurrió hace mucho, aunque no tanto, pues aún brasa da fe de aquella hoguera, y quisiera que al verlo retratado se volviera a vivir aquel espanto, aquella lumbre inmensa y sin frontera. 13
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El vulnerado silbo indestructible Los silbos nacen y el de Miguel se aleja Partir es un asunto dolorido como morir; al muerto y al ausente ni la fotografía más ferviente ni las cartas lo sacan del olvido. Miguel Hernández, Otros sonetos 15
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El vulnerado silbo indestructible Donde estaban las huertas y las flores, los jazmines, las rosas, la amapola, allí estaba Miguel que, de ola en ola, en verso iba poniendo sus amores. Junto a él, Fenoll, Molina, los mejores de aquella juventud, su caracola hacían también sonar, y eran corola o coro de cantores ruiseñores. Panes ganando, esclavos del trabajo, su yugo a todos tuvo prisioneros, salvo a Miguel que abandonó su tajo y, con versos ingenuos y primeros, quiso poner el mundo bocabajo y la altura alcanzar de los luceros. 17
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El vulnerado silbo indestructible El pastor poeta Os repito: me he creído que vamos! que tengo pasta de poeta. Que yo puedo volar muy alto sin alas. Miguel Hernández, A todos los oriolanos 19
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El vulnerado silbo indestructible Carlos, Ramón Sijé, Don Luis Almarcha son personajes de esta primer hora. El drama está naciendo, está la aurora dejando por las huertas frío y escarcha. Miguel el hato junta, y ya la marcha se inicia por la senda, donde ahora su silbo le acompaña, cual sonora y pastoril o primitiva jarcha. La lírica pasión, en Miguel, crece, su voz quiere brotar, hacerse espuma que inunde el transcurrir agreste y duro, el pastor en sus ansias se estremece, e, imaginando altura y gloria suma, empieza a caminar hacia el futuro. 21
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El vulnerado silbo indestructible Las tres salidas 23
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El vulnerado silbo indestructible Topado por mil senos, embestido por más de mil peligros, tentaciones mecánicas jaurías, me seguían lujurias y cláxones, deseos y tranvías. Miguel Hernández, El silbo de afirmación en la aldea 25
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El vulnerado silbo indestructible Como el otro Miguel soñó a Quijano, también Miguel asume su destino, y tres veces emprende su camino, y empieza a ser Miguel menos huertano. Difícil fue la senda, nunca a mano estuvo la abundancia, y fue su sino bien colmado de penas, y su vino el poso tuvo del dolor humano. Tras su primer salida, fue apresado regresando a Orihuela, aunque, aclamado por sus fieles amigos verdaderos, ni penas, ni escaseces, ni fracasos capaces fueron de parar sus pasos, que en busca de la fama iban ligeros. 27