misión en Marruecos Un cuento de Navidad Cuéntenos su viaje Marruecos

Transcripción

1 Vista de la famosa plaza Djemaael Fna de Marrakech. misión en Marruecos Un cuento de Navidad Durante tres años, la directora del camping Trévelez (Granada), Alejandra Sitges, enseñó a sus hijas a guardar ropa, zapatos y juguetes que, junto con material escolar comprado tras una recolecta familiar, estaba destinado a llegar a niños más necesitados. Publicamos en este número un viaje a Marruecos muy especial, tanto por el motivo del viaje, como por la sensibilidad social que nos provocan estas fechas navideñas: una familia española que convive a diario en un camping con turistas de todos los lugares, y que aprovechó unos días de vacaciones para cruzar el estrecho y recorrer el país marroquí llevando ilusión y sonrisas a los más pequeños. Alexandra Sitges 54 6 El Camping y su Mundo

2 Marruecos Cuéntenos su viaje SIEMPRE he creído que para que nuestros hijos crean en la educación que les damos, debemos ante todo ser el primer y mejor ejemplo, y aquella frase que nos decían de pequeños «termínatelo todo que hay niños que pasan hambre..», debemos sentirla, vivirla y verla con nuestros propios ojos para creerlo de verdad. Así empieza nuestro viaje por libre a Marruecos. Pero no solo los niños aprenden de los padres, sino que nuestros hijos nos enseñan por su lado sentimientos que quizá ya habíamos olvidado. Así fue cuando mi hija mayor, de 10 años, me dijo que se le había ocurrido envolver los juguetes con papel de regalo, puesto que «no era igual recibir un juguete si no estaba envuelto». Y así lo preparó con su hermana menor. También le puso etiquetas a la ropa para que pudiéramos dar la ropa adecuada, para niños, adolescentes y adultos. EL NORTE DE MARRUECOS Partimos en familia (matrimonio y dos niñas) desde el camping Trévelez por carreterera y cruzamos el estrecho en ferry. Esa misma noche llegamos a Chefchaouen (Xaouen), al norte de Marruecos, ubicada en las montañas del Rif, a Una mirada al sur desde el lado más humano. El Camping y su Mundo 5 55

3 La sonrisa de los niños y la unión entre culturas es más sencilla de conseguir de lo que imaginamos. Impresionantes cascadas de Ozoud, en la zona del norte de Marrakech. 100 km aproximadamente de la ciudad de Ceuta o de Tánger. Una ciudad en la que destacan vivamente los tonos azules en puertas y ventanas, que inspiran calma y tranquilidad, con la maravillosa vista del mar a escasos metros. Es una ciudad para dejarte llevar por sus callejuelas en torno a la medina y la plaza de Uta el Hammam, lugares también para descubrir. Desde ahí pusimos rumbo por carreteras hacia la zona del desierto, para huir de los lugares más frecuentados por el turismo y empaparnos del ambiente menos conocido, de la vida diaria de sus gentes. En nuestras reuniones familiares, planeábamos bien cómo íbamos a llegar a la gente y repartir los regalos. Para empezar, no debíamos llamar mucho la atención, ni vestimentas llamativas, ni anillos, ni pendien- Grace y Selva conocieron de primera mano la vida de los niños de Marruecos. los poblados más remotos, nada de ciudades y donde no hubiera mucha gente. una magnífica experiencia Seguimos por carretera, por pequeñas colinas y valles hasta Ouazanne. A partir de aquí em- tes, ni nada que pudiera hacerles sentir lo lejos que estaban de llegar a tener una vida digna y feliz. La otra estrategia era ir parando a lo largo de las seis horas diarias de carretera que hacíamos todos los días, por Essaouira, ciudad del viento y la luz en la costa atlántica de Marruecos. piezan grandes llanuras de cereal que nos llevan hasta Meknés, una de las cuatro ciudades 56 6 El Camping y su Mundo

4 Marruecos Cuéntenos su viaje Por carretera, entre Chefchaoen y Marrakech. imperiales de Marruecos. En todas nuestras paradas elegíamos chabolas donde veíamos a una familia, siempre con una madre (para pedirle permiso), y niños que jugaban con tierra y, si podía ser, chicas adolescentes que ayudaban a sus madres a recoger la siembra del día. Estábamos ya en la zona del Atlas, y cuando alguno de nosotros veía a una familia, parábamos el coche y, emocionados, nos bajábamos con las niñas, cogíamos uno de los regalitos envueltos y nos presentábamos. «Bonjour» y una amplia sonrisa era nuestro pasaporte para acceder a sus vidas. A veces tenían miedo, otras veces les hacía gracia, pero todos terminaban abrazándonos y diciendo: «chucram» (gracias) y Bessalama (id con Dios). Algunos corrían dentro de sus chabolas y salían con un huevo de la gallina que acababa de poner que nos regalaban. Es lo único que tenían para ofrecernos y aquellos actos amorosos nos parecía el regalo más grande y emotivo que nos podían dar. Bonito paisaje entre Ouazanne y Meknes. En la misma plaza central de Marrakech, se sacan las alfombras al sol en los balcones. El Camping y su Mundo 5 57

5 Abrazos, sonrisas y agradecimiento, el mejor regalo que recibieron Alexandra y su familia. Alexandra muestra el bien más preciado que le ofrecían: un huevo. Un viaje de grandes emociones, para no olvidar. YEl mejor regalo Cuando entras en Marruecos por primera vez y ves los miles y miles de kilómetros de chabolismo, de contaminación, de no tener agua potable, ni medio de transporte, te parecen todos pobres. Y luego descubres tres clases de pobres: el «pobre» más acomodado, tiene una mula joven y un carro; el «pobre» que le sigue, tiene una mula vieja que se morirá en breve, en el trayecto para ir a buscar agua al pozo que se encuentra a una infinidad de kilómetros; y, finalmente, el «pobre» más pobre de todos, que no tiene mula y que ni siquiera puede mandar a los niños a la escuela, porque en miles de kilómetros a su alrededor no hay absolutamente nada de nada (ver la foto con el huevo que nos regalaron). Allí no había nada más que polvo para masticar. Hay imágenes y momentos que a ninguno de los cuatro se nos podrá borrar de la memoria. Sabemos con certeza que en la vida de esas personas, jamás les había ocurrido nada parecido y, aún sabiendo que no íbamos a cambiar sus vidas ni sacarles de la miseria, aquello había sido un momento alegre en sus vidas que jamás iban a olvidar. Y al dejar Marruecos nos dimos cuenta de que ellos nos han aportado más que nosotros a ellos: ellos han dejado la lección más importante en nuestras vidas, una lección que la escuela jamás podrá enseñarnos, una lección que se siente y permanece por siempre en nuestras vidas. La lección de la humildad verdadera, la lección de ofrecer una sonrisa y un abrazo desde la más profunda pobreza y a cambio de «nada» El Camping y su Mundo

6 Caminando sobre las dunas de Essaouira. INFORMACIÓN DE CAMPINGS En Marruecos hay bastantes campings o terrenos adecuados para ello, sobre todo si se viaja en autocaravana. Si se viaja en coche hay que buscar lugares con cabañas, bungalows o tiendas bereberes y, si bien hay menos, algunos de los que visitamos son: 7 25km antes de llegar a Essaouira desde Marrakech hay un camping que se llama «Camping des Oliviers» que está muy bien y cuidado (ya que hay algunos campings que solo son terrenos de tierra seca y no hay casi nada). Tiene un restaurante, piscina, unos bungalows (estilo cabaña de madera), tiendas bereberes (muy originales) y duchas con agua caliente (que es lo que más escasea en Marruecos, incluso en los hoteles). 7 De camino hacia Agadir se encuentra el camping de Sidi Kaouki, mucho más sencillo que el anterior, limpio pero, quizá por la época, nos pareció un poco fantasma. No tiene bungalows, restaurante ni piscina. ruta por el interior Desde Meknés seguimos entre viñedos por Azrou, donde paramos a dormir. De Azrou fuimos directos hacia Marrakech, repartiendo ilusión durante todo el trayecto, con paradas en Kenifra, Ben Mellal (en la región de Tadla- Azilal), visitando las cascadas d Ozoud, en el Medio Atlas (con unos paisajes fantásticos para llegar e impresionantes, pero ya muy turísticas). De Marrakech, ciudad muy turística y con infinitas posibilidades de visita según el objetivo y el tipo de viaje que hagamos, fuimos a Essaouira y de Essaouira a Agadir. Nuestra intención era bajar hasta el desierto de Merzouga, pero en siete días eran demasiados kilómetros y no nos daba tiempo. De Agadir, de nuevo por Essaouira, viajamos por el interior hacia El Jadida y de ahí, de nuevo a dos ciudades: Casablanca y Rabat. Una nueva ruta nos llevó a Souk el Arba du Rharb. De allí conducimos hasta Ouazzane, donde torcemos por la R408 hacia Derdara, cogemos la N13 y llegamos a Chefcahouen (Xaouen), donde pasamos la última noche antes de volver a cruzar el estrecho. Si quieres conocer más viajes con destino Marruecos, escritos por nuestros lectores, entra en nuestro portal, sección: comunidad/viajes 60 6 El Camping y su Mundo